MANERAS DE VIVIR

 

Séptima temporada, capítulo 144

 

Fecha de emisión: 2 de julio del 2017

 

BAR “FOUR” / INTERIOR / MAÑANA

 

Suena “Chandelier”, de Shia.

 

Hugo y Marta están sentados en uno de los sofás, tomándose un café cada uno mientras charlan, preocupados.

 

Marta: No sé qué podemos hacer.

 

Hugo: Lo importante es que por fin ha reconocido que tiene un problema. Ese es el primer paso para recuperarse.

 

Marta: Ya…

 

Los dos jóvenes guardan silencio durante unos segundos.

 

Marta: No sé, a lo mejor podríamos buscarle un terapeuta, ¿no?

 

Hugo: No. Ha llegado a un punto en el que esa no es la solución.

 

Marta: (Extrañada) ¿Qué quieres decir?

 

Hugo hace una pausa antes de seguir hablando.

 

Hugo: Mira, yo lo superé porque durante el tiempo que dura el mono físico estuve en coma. Pero Isra no va a pasar por eso. Un terapeuta no va a estar con él las veinticuatro horas. No va a poder hacerlo.

 

Marta: ¿Y entonces qué propones?

 

Hugo: Un centro de desintoxicación.

 

Marta: (Sorprendida) ¡¿Qué?!

 

Hugo: Es lo mejor, Marta… y lo sabes tan bien como yo.

 

Marta mira a su amigo, sin saber qué decir.

 

APARTAMENTO DE CLAUDIA / SALÓN / MAÑANA

 

Claudia, todavía en pijama, camina hacia la puerta mientras el timbre suena insistentemente. Al abrirla, se sorprende al encontrarse con Jaime al otro lado.

 

Claudia: ¡Jaime! ¿Qué estás haciendo aquí?

 

Jaime: Me gustaría hablar un segundo contigo.

 

Claudia: Cualquier cosa que tengas que decirme, puedes hacerlo a través de tu abogado.

 

Claudia está a punto de cerrar la puerta, pero Jaime se lo impide poniendo un pie en la puerta.

 

Jaime: ¿De verdad, Claudia? ¿Así vamos a acabar después de todo lo que hemos pasado?

 

Claudia: Vamos a acabar justo como tú has querido que acabásemos.

 

Jaime: Claudia…

 

Claudia: (Interrumpiéndole) Lo dicho. Habla con mi abogado.

 

 

Claudia cierra de un portazo, ante la impotente mirada de su todavía marido.

CASA DE ISRA Y HUGO / SALÓN / MAÑANA

 

Marta y Hugo permanecen sentados en el sofá. La chica, al contrario que su amigo, parece bastante nerviosa. Isra no tarda en aparecer por allí, todavía con cara de sueño, y mira sorprendido a sus amigos.

 

Isra: Oh, hola… no sabía que estabais.

 

Hugo: ¿Puedes sentarte un momento, Isra, por favor? Queremos hablar un segundo contigo.

 

El pelirrojo, extrañado, se sienta en el otro sofá.

 

Isra: ¿Qué pasa?

 

Hugo y Marta se miran, incómodos.

 

Marta: Verás, hemos estado hablando de cuál es la mejor manera de ayudarte, y…

 

Hugo: (Interrumpiéndola) Y creemos que lo mejor es que ingreses en un centro de desintoxicación.

 

Isra: (Sorprendido) ¡¿Qué?!

 

El joven se levanta, entre molesto y nervioso.

 

Isra: ¿De qué coño estáis hablando?

 

Marta: Isra…

 

Isra: (Interrumpiéndola) Mirad, estoy dispuesto a ir a un psicólogo, a un psiquiatra, a lo que sea… pero no pienso ingresar en ninguna parte, ¿me escucháis? ¡En ningún sitio!

 

Isra, enfadado, regresa a su dormitorio dando un fuerte portazo mientras Marta y Hugo se miran, preocupados.

 

Marta: (Irónica) Una idea fantástica, sí…

 

Hugo suspira.

 

BAR “FOUR” / INTERIOR / MAÑANA

 

Suena la canción “Febrero”, de Vega.

 

Lucas está sentado en uno de los taburetes de la barra, tomándose un café y sumergido en sus pensamientos, cuando Jaime se acerca a él.

 

Jaime: Perdona que no haya podido estar más pendiente. Tenía que atender a unos clientes.

 

El joven fuerza una sonrisa.

 

Lucas: No te preocupes.

 

Jaime: (Extrañado) ¿Estás bien?

 

Lucas guarda silencio durante unos segundos, pensando, hasta que finalmente suspira.

 

Lucas: No. La verdad es que no.

 

Jaime: ¿Qué pasa?

 

Lucas: Óscar.

 

Jaime: (Suspira) No sé por qué no me extraña. La puta mierda del amor.

 

Lucas: Al final voy a tener que darte la razón.

 

Jaime deja escapar una sonora carcajada.

 

Jaime: Anda, cuéntame. ¿Qué ha pasado?

 

Lucas: Te aseguro que me encantaría saberlo, pero es que no tengo ni idea y ese es el problema.

 

Jaime: No entiendo nada.

 

Lucas: Pues que últimamente está como mucho más frío y distante conmigo… y él me dice que no le pasa nada, pero sé que me miente.

 

Jaime: Ya…

 

Los dos jóvenes guardan silencio durante unos segundos.

 

Jaime: Mira Lucas, seguramente te va a sonar raro después de lo que te he dicho antes, pero que Óscar se comporte así de vez en cuando, después de lo que pasó con Hugo, es algo normal. Es normal que determinadas cosas, que a ti te puedan parecer una chorrada, a él le hagan desconfiar.

 

Lucas: Ya, pero yo tampoco me merezco que me trate así.

 

Jaime: Lo sé. Y lo que tienes que hacer es demostrarle que puede confiar en ti, pase lo que pase.

 

Lucas guarda silencio durante unos segundos, hasta que esboza una amplia sonrisa.

 

Lucas: ¿Sabes? Puede que tengas razón.

 

Jaime: Desde luego que la tengo.

 

Los dos amigos se ríen, divertidos.

 

CALLES DE GIJÓN / MAÑANA

 

Claudia y Andrea pasean por las calles de la ciudad, ambas fumándose un cigarro. Claudia tapa sus ojos con unas enormes gafas de sol.

 

Andrea: Oye, ¿tienes algún problema en los ojos?

 

Claudia: (Extrañada) No, ¿por qué?

 

Andrea: Hija, porque no te has quitado las gafas ni cuando has ido al baño en el bar en el que hemos desayunado. Y tampoco es que hoy sean muy necesarias en la calle tampoco.

 

Claudia fuerza una sonrisa.

 

Claudia: Es que no he dormido demasiado bien esta noche.

 

Andrea: (Irónica) ¿Solo esta?

 

La joven guarda silencio durante unos segundos, pensando, hasta que finalmente suspira.

 

Claudia: Supongo que es inútil seguir negándolo, ¿no?

 

Andrea: (Extrañada) ¿El qué?

 

De nuevo silencio.

 

Claudia: Pues que lo estoy pasando fatal con todo el tema de Jaime.

 

Andrea: Claudia…

 

Claudia: (Interrumpiéndola) Intento hacerme la fuerte ante todos, sobre todo con él. No quiero que me vea débil, quiero que piense que soy firme con la decisión que he tomado… pero es duro. Muy duro.

 

Andrea: Cielo, claro que es duro. Un divorcio nunca es fácil.

 

Claudia: A veces creo que no puedo más…

 

La joven no puede evitar el echarse a llorar mientras Andrea la abraza, comprensiva.

 

Andrea: No digas eso, ¿vale? Nos tienes a nosotros, tus amigos. No estás sola. Todo irá bien.

 

APARTAMENTO DE ÓSCAR Y LUCAS / SALÓN / TARDE

 

Sentado en el sofá, Óscar ve la televisión cuando Lucas llega a casa y el primero, al escucharle, esboza una amplia sonrisa.

 

Óscar: Buenas tardes.

 

Lucas: Hola.

 

Se dan un pico.

 

Óscar: ¿Cómo está yendo tu día libre?

 

Lucas: Bastante bien, la verdad.

 

Óscar: Ya.

 

Un tenso silencio surge entre ambos.

 

Óscar: ¿Te apetece que nos vayamos a dar una vuelta?

 

Lucas: Si quieres vete tú, yo no tengo ganas.

 

Óscar: Lucas…

 

El joven hace una pausa antes de seguir hablando.

 

Óscar: Oye, siento mi actitud de estos últimos días, Lucas. He estado muy borde y no te lo mereces. Lo siento.

 

Lucas fuerza una sonrisa.

 

Lucas: No te preocupes.

 

De nuevo silencio.

 

Lucas: Me voy a dar una ducha.

 

El joven camina hacia el baño ante la preocupada mirada de Óscar. Justo en ese momento, el teléfono del joven empieza a sonar.

 

Óscar: Dime, Jaime… sí… ah, sí, no te preocupes, no tengo otra cosa que hacer, te echaré una mano… muy bien, hasta ahora.

 

Óscar corta la llamada, suspirando.

 

APARTAMENTO DE CARLOS, ANDREA Y JAIME / SALÓN / TARDE

 

Carlos y Jaime están sentados en el sofá, viendo la televisión en silencio mientras ambos se toman un botellín de cerveza.

 

Jaime: Somos unos desgraciados, ¿eh?

 

Carlos: (Extrañado) ¿Por qué lo dices?

 

Jaime: Míranos.

 

Carlos deja escapar una sonora carcajada.

 

Carlos: Tampoco seas exagerado.

 

Jaime: (Suspira) No soy exagerado. Yo divorciándome de Claudia, tú al borde de la ruptura con Andrea… el amor es una mierda.

 

Carlos: Bueno, que yo tampoco estoy tan mal con Andrea.

 

Jaime: Piensa lo que quieras, pero al final todo se acaba.

 

Vuelven a guardar silencio durante unos segundos. Carlos mira a su amigo, preocupado, hasta que finalmente esboza una amplia sonrisa.

 

Carlos: ¿Sabes qué? Esta noche, tú y yo nos vamos a ir por ahí de fiesta.

 

Jaime: Ni de coña, me tengo que pasar luego por el “Four”. Vero está sola esta tarde.

 

Carlos: Pues por un día que esté sola tampoco le va a pasar nada… y tú necesitas animarte.

 

Jaime: (Molesto) Te he dicho que no, Carlos. El “Four” es mi negocio, y no puedo desatenderlo. Además, que no me apetece.

 

Carlos: Jaime…

 

El joven se levanta, interrumpiéndole.

 

Jaime: Voy a darme una ducha. No quiero tardar mucho más en irme.

 

Jaime camina hacia el baño, ante la preocupada mirada de su amigo.

 

CASA DE ISRA Y HUGO / DORMITORIO DE ISRA / TARDE

 

Isra permanece tumbado en su cama, con la mirada perdida en alguna parte del techo, cuando escucha unos suaves golpes en la puerta. El joven no responde, pero vuelven a oírse.

 

 Isra: Estoy ocupado.

 

A pesar de su respuesta, Hugo entra en la habitación.

 

Isra: (Molesto) ¿Estás sordo?

 

Hugo: Tenemos que hablar, Isra.

 

Tras unos segundos de silencio, el pelirrojo suspira.

 

Isra: ¿Qué quieres?

 

Hugo: Que te pienses de nuevo lo del centro de desintoxicación.

 

Isra: No tengo nada que pensar.

 

Un tenso silencio surge entre ambos. Ahora es Hugo el que suspira.

 

Hugo: Mira Isra, yo también pasé por todo esto hace unos años, ya lo sabes, y te entiendo perfectamente. Por eso creo que es lo mejor.

 

Isra: Tú no estuviste nunca en un centro de desintoxicación.

 

Hugo: No, porque mi mono lo pasé estando en coma. Te aseguro que hubiese preferido tu situación.

 

Isra mira a su amigo, sin saber qué decir.

 

Hugo: Hazme caso, Isra. Será cosa de un mes, dos como mucho. En menos de lo que te des cuenta, estarás fuera. Luego tendrás que seguir yendo a terapia, pero lo peor ya habrá pasado y por fin serás libre.

 

Isra: Ahora soy libre.

 

Hugo esboza una triste sonrisa.

 

Hugo: No Isra, no. Las drogas son peor que una cárcel. No eres libre. Todavía no, pero puedes serlo. Depende de ti.

 

Isra guarda silencio, pensando en las palabras de su amigo.

 

BAR “FOUR” / INTERIOR / TARDE

 

Suena la canción “Bailando”, de Enrique Iglesias.

 

Vero permanece tras la barra del local, colocando unas botellas sobre las estanterías, cuando entra Claudia y no duda en acercarse a ella.

 

Claudia: Vero, me gustaría hablar un segundo contigo.

 

Vero: ¿Qué pasa?

 

La joven se sienta en una de las butacas y guarda silencio durante unos segundos.

 

Claudia: ¿Tú eres feliz, Vero?

 

Vero: (Extrañada) ¿Disculpa?

 

Claudia: ¿Eres feliz haciendo daño a la gente? ¿O simplemente lo haces por simple entretenimiento?

 

Vero: Te aseguro que no sé de lo que me estás hablando.

 

Claudia: Lo sabes, claro que lo sabes. Exactamente igual que yo.

 

Las dos guardan silencio durante unos segundos mirándose, desafiantes.

 

Vero: Yo no tengo la culpa de tus desgracias, Claudia. Fuiste tú la que te alejaste de Jaime, nadie más lo hizo. Ahora, atente a las consecuencias.

 

Claudia: ¿Qué me atenga a las consecuencias?

 

La rubia deja escapar una sonora carcajada.

 

Claudia: Eres mala persona, Vero. Pero yo también sé jugar a ese juego.

 

Vero: (Irónica) Estoy temblando.

 

Claudia: Debes, créeme. Y suerte tienes de que no pueda despedirte aquí y ahora. Buenas tardes.

 

Claudia sale del local, ante la atónita mirada de la camarera.

 

PISO DE MARTA / PASILLO / TARDE

 

Marta avanza por el pasillo, hacia la puerta, mientras el timbre suena insistentemente. Al abrirla, se sorprende al encontrarse a Isra al otro lado.

 

Marta: ¡Isra! ¿Qué haces aquí?

 

El joven fuerza una sonrisa.

 

Isra: Vengo a despedirme.

 

Marta: (Sorprendida) ¿A despedirte?

 

Isra: Sí. He estado hablando con Hugo, y… me he dado cuenta de que teníais razón. Un centro de desintoxicación es la mejor idea.

 

Marta: ¡Pero eso es una idea fantástica, Isra!

 

Los dos amigos se abrazan, emocionados.

 

Marta: Me alegro muchísimo, pero… no entiendo por qué tantas prisas en despedirte.

 

Isra: Porque me voy mañana.

 

Marta: (Atónita) ¡¿Mañana?!

 

Isra: Cuanto antes mejor, ¿no?

 

Tras unos segundos de silencio, Marta fuerza una sonrisa.

 

Marta: Sí, supongo que sí…

 

Los dos amigos vuelven a abrazarse.

 

BAR “FOUR” / INTERIOR / TARDE

 

Suena la canción “Sobreviviré”, de Mónica Naranjo.

 

Tras la barra del local, Vero lee una revista cuando Jaime sale del almacén y mira a su alrededor, extrañado.

 

Jaime: Que vacío está esto hoy, ¿no?

 

Vero: Sí. Supongo que con el frío que hace, a la gente no le apetece nada salir de casa, aunque sea para tomarse un café caliente.

 

Jaime: Ya.

 

Los dos jóvenes guardan silencio durante unos segundos.

 

Jaime: Oye Vero, ¿estás bien?

 

Vero: (Extrañada) Sí, ¿por qué?

 

Jaime: No lo sé. No has abierto la boca en toda tarde.

 

Vero: Sí, bueno. Estoy pensando en mis cosas.

 

Jaime: ¿Y qué cosas son esas?

 

La camarera guarda silencio durante unos segundos, pensando, hasta que finalmente deja escapar un suspiro.

 

Vero: Que me salen enemigas de debajo de las piedras. En esas cosas.

 

Jaime: (Extrañado) ¿De qué estás hablando?

 

Vero fuerza una sonrisa.

 

Vero: De nada, no te preocupes. Todo está bien.

 

Jaime mira a la joven, sin terminar de creerla, pero decide no seguir insistiendo.

 

APARTAMENTO DE LUCAS Y ÓSCAR / SALÓN / NOCHE

 

Óscar llega a casa, visiblemente cansado, y se sorprende al ver a Lucas en medio del salón, sonriente, y con la mesa elegantemente preparada. Tan solo un par de velas en el centro de ésta iluminan la estancia.

 

Óscar: ¿Qué es todo esto?

 

Lucas: Una sorpresa. Por eso he estado tan desagradable esta tarde, necesitaba que te fueras para prepararlo todo.

 

Óscar: Así que Jaime ha sido tu cómplice.

 

Lucas deja escapar una sonora carcajada, mientras Óscar se acerca a él.

 

Lucas: Exacto.

 

Óscar: Lo siento.

 

Lucas: No tienes nada que sentir, Óscar. En serio. Lo único que quiero es que confíes en mí.

 

Los dos jóvenes se besan.

 

Lucas: Te quiero.

 

Óscar: Y yo a ti.

 

Vuelven a besarse.

 

Óscar: ¿Cenamos?

 

Lucas: Siéntate. Enseguida lo traigo todo.

 

Óscar: Perfecto.

 

Lucas camina hacia la cocina mientras Óscar se sienta a la mesa, sin borrar la sonrisa de su rostro.

 

APARTAMENTO DE IVÁN / SALÓN / NOCHE

 

Iván y Marta, abrazados, ven una película sentados en el sofá, aunque la joven no parece estar haciéndole demasiado caso y su novio no tarda en darse cuenta.

 

Iván: ¿Estás bien?

 

Marta: (Extrañada) Sí, ¿por qué?

 

Iván: No te estás enterando de nada de la película.

 

La joven fuerza una sonrisa.

 

Marta: No es nada, es que… simplemente estoy preocupada por Isra, eso es todo.

 

Iván: Pero no te preocupes, Marta. Va a ingresar en un centro de desintoxicación, va a estar bien. Ahora por fin, sí.

 

Marta: Ya, ya lo sé, pero es que… no puedo evitar el sentirme culpable, ¿sabes?

 

Iván: (Extrañado) ¿Culpable por qué?

 

Marta: Porque creo que si nos hubiésemos dado cuenta antes de cuál era el problema, no habríamos llegado a este punto.

 

Iván: Si alguien tiene la culpa, ese es él mismo. No te des mal, Marta, porque vosotros, sobre todo tú, habéis hecho lo que habéis podido. Pero solo se puede ayudar a una persona cuando quiere ser ayudada, y él no ha querido hasta ahora.

 

Marta, tras pensar durante unos segundos, acaba forzando una sonrisa.

 

Marta: Sí, supongo que tienes razón.

 

Iván: Anda, ven aquí.

 

Iván besa a su novia, intentando consolarla.

 

APARTAMENTO DE LUCAS Y ÓSCAR / SALÓN / NOCHE

 

Óscar: Estaba todo buenísimo.

 

Lucas: Sí, la verdad es que cocino bastante bien.

 

Óscar: Modestia llamando a Lucas.

 

Los dos jóvenes se ríen, divertidos, sentados a la mesa.

 

Óscar: Muchas gracias por organizar todo esto, Lucas. La verdad es que lo necesitaba. Lo necesitábamos los dos.

 

Lucas: Pues aún tengo una sorpresa más.

 

Óscar: (Sorprendido) ¿Otra?

 

Lucas: Sí.

 

Óscar: No puedo esperar.

 

Sin borrar la sonrisa de su cara, Lucas se levanta de la silla y se acaba arrodillando frente al joven.

 

Óscar: Lucas…

 

Lucas: ¿Quieres pasar el resto de tu vida conmigo, Óscar? Porque yo sí. Quiero estar a tu lado hasta el día que me muera.

 

Lucas saca un anillo de su bolsillo y se lo tiende a su novio, que no se puede creer lo que está escuchando.

 

Lucas: ¿Quieres casarte conmigo?

 

Óscar le mira, sin saber muy bien que decir, hasta que finalmente suspira mientras sus ojos se llenan de lágrimas.

 

Óscar: No puedo, Lucas.

 

Lucas: (Sorprendido) ¿Qué?

 

Óscar: Lo siento, pero no puedo.

 

El joven se levanta y sale del salón, aguantándose las ganas de llorar, ante la atónita mirada de Lucas, que no entiende lo que acaba de pasar.

 

 

CONTINUARÁ…