MANERAS DE VIVIR

 

PISO DE CARLOS Y JAIME/ COCINA    

 

Un nuevo y frío día amanece en la ciudad. Jaime se está preparando el desayuno en la cocina, ya vestido, cuando Carlos aparece por allí, y le mira, algo indignado.

 

CARLOS: ¿Sabes lo que he estado pensando?

 

Jaime se gira hacia su amigo, sorprendido, y luego sonríe, divertido.

 

JAIME: Miedo me da escuchar esas palabras.

 

CARLOS: (Irónico) Muy gracioso.

 

El joven se ríe, divertido.

 

JAIME: Pues a ver, dime, ¿qué es eso que te ha tenido toda la noche trabajando?

 

CARLOS: Verás…

 

Carlos busca las palabras adecuadas, intentando mantener la calma en todo momento.

 

CARLOS: Tú sabías lo de Claudia, ¿verdad?

 

JAIME: ¿El qué?

 

CARLOS: No te hagas el tonto conmigo, Jaime… sabes perfectamente que te estoy hablando de su falso embarazo.

 

Jaime intenta hacerse el sorprendido, aunque no tiene demasiado éxito.

 

JAIME: ¿No está embarazada? ¿Cómo sabes eso? ¿Te lo ha dicho ella?

 

CARLOS: Sí, me lo ha dicho ella, así que deja de disimular, porque solo estás haciendo el ridículo.

 

JAIME: No sé de lo que me estás hablando…

 

El joven deja escapar un suspiro, haciendo grandes esfuerzos por no perder la paciencia.

 

CARLOS: Deja de tratarme como un estúpido, por favor.

 

JAIME: (Suspira) Vale, está bien, sí. Lo sabía… ¿qué querías que hiciera?

 

CARLOS: Pues decírmelo por ejemplo, ¿o es que acaso no soy tu mejor amigo?

 

JAIME: Claro que lo eres, y por eso mismo no te lo dije… no quería que lo pasaras mal.

 

CARLOS: (Irónico) Muy considerado por tu parte.

 

JAIME: Vamos Carlos, no me jodas. Sabes perfectamente que si te lo hubiese dicho, no me habrías creído, como no creíste a Laura cuando te lo dijo ella.

 

CARLOS: Sí, a lo mejor no te habría creído, pero habría sido suficiente para que me pusiera alerta como me pasó con ella… y para que me hubiese puesto a mirar las cosas más detenidamente, y ahora no tendría ningún tipo de problema contigo… pero lo tengo.

 

JAIME: (Nervioso) ¿Qué quieres decir?

 

CARLOS: Ahora por la mañana saldré a buscar trabajo… y cuando vuelva, no quiero ni que tú ni que tus cosas continúen en éste piso, ¿entiendes? Quiero que te pires.

 

JAIME: Pero…

 

CARLOS: (Interrumpiéndole) No tengo nada más que hablar contigo, Jaime, lo siento… pero tendrías que habértelo pensado antes de ocultarme algo así.

 

A Jaime se le llenan los ojos de lágrimas, triste.

 

JAIME: Pero… ¿y a dónde cojones voy a ir yo ahora?

 

CARLOS: Lo siento, pero eso ahora ya no es asunto mío… chao.

 

Carlos sale de allí, y Jaime, con los ojos llenos de lágrimas, se lleva las manos a la cabeza, sin saber que hacer.

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y HUGO/ COCINA

 

Hugo y Andrea están en la cocina tomándose un café, ambos ya completamente vestidos y aseados, mientras charlan. El chico parece preocupado por algo, mientras su amiga muestra una indiferencia total.

 

HUGO: No sé tía, en el fondo me da pena. Lleva días sin salir de su dormitorio, de baja…

 

ANDREA: Que se joda. Le intentó amargar la vida a Carlos… y cada uno termina recogiendo lo que siembra, así que pena, ninguna, créeme.

 

Hugo está a punto de responder a su amiga, pero en ese momento suena el timbre, y los dos amigos se miran, extrañados.

 

HUGO: ¿Esperas a alguien?

 

ANDREA: No… ¿y tú?

 

HUGO: Tampoco. Voy a ver.

 

El joven deja su taza de café y se dirige hacia la puerta. Al abrirla, se sorprende al ver quien está al otro lado.

 

HUGO: ¡Mamá!

 

NIEVES: (Sonríe) Hola, hijo.

 

Hugo mira a su madre, sin poderse creer que esté ahí.

 

Canción: The hero waits

Kristen Bell, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Jared Padelecki, Hayden Pannettiere, Emma Watson

 

Capítulo 58

Lo que nunca te dije

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y HUGO/ SALÓN

 

Nieves está sentada en el sofá. Mira a su alrededor, con cierta curiosidad, cuando Hugo llega allí, con dos tazas de café, y le tiende una a su madre, la cual le sonríe.

 

NIEVES: Gracias.

 

Hugo le devuelve la sonrisa a la mujer, y se sienta a su lado.

 

HUGO: Mamá, ¿qué estás haciendo aquí? No nos veíamos desde que salí del hospital, y… pensaba que no volvería a veros nunca más.

 

NIEVES: A tu padre lo dudo.

 

HUGO: ¿Qué ha pasado?

 

La madre del joven se queda durante unos segundos en silencio, buscando las palabras adecuadas.

 

NIEVES: Mira, hijo, yo… a lo mejor te sorprende, porque siempre me has visto muy sumisa, pero… he tomado la decisión de divorciarme de tu padre, y, desde luego, ya no hay marcha atrás.

 

HUGO: (Sorprendido) ¿En serio?

 

NIEVES: Completamente.

 

Hugo, cuando consigue reaccionar, no puede evitar el sonreír, orgulloso, y abrazar a su madre.

 

HUGO: No sabes lo que me alegro de que al fin te hayas decidido, mamá. Ya era hora de que vivieras tu propia vida.

 

NIEVES: Ya… el problema es que no sé donde quedarme…

 

El joven mira a su madre, dándose cuenta de lo que realmente está sucediendo.

 

INSTITUTO “SAN JORGE”/ HALL

 

Una multitud de jóvenes están allí, con sus notas en las manos, y charlando en pequeños grupos. En ese momento aparecen por allí Andrea, Isra y Marta, y Laura, que estaba sola en un rincón, se acerca a ellos.

 

LAURA: Hola chicos, ¿cómo ha ido?

 

ANDREA: (Sonríe) Todo aprobado.

 

LAURA: ¿Los tres?

 

MARTA: Bueno, a mí me han quedado tres… pero para lo que me esperaba, la verdad es que no me puedo quejar.

 

LAURA: Pues no, la verdad es que está bastante bien. Me alegro un montón por los tres… yo también he aprobado todo.

 

ISRA: (Sonríe) ¡Genial!

 

Los tres se dirigen hacia la puerta del instituto, contentos.

 

ANDREA: ¡Joder, que ganas tenía de que llegase éste día! A partir de ahora podré salir todas las noches, levantarme por las mañanas a las dos, y pegarme toda la tarde en el sofá sin hacer nada, hasta que llegue la noche y vuelva a salir.

 

LAURA: (Irónica) Vaya, que plan tan interesante.

 

Andrea mira a la joven, molesta.

 

ANDREA: Sí, es que no lo de rezar a mi no me va mucho, te lo dejo a ti para que sigas entrenando para ser la mejor monja de clausura de la historia del cristianismo.

 

Marta e Isra se miran, incómodos, y Andrea mira su reloj, suspirando.

 

ANDREA: Bueno chicos, os dejo que tengo un poco de prisa. Nos vemos, chao.

 

Andrea sale del instituto medio corriendo, y Marta y Isra miran a Laura, extrañados.

 

MARTA: ¿Qué ha sido eso?

 

LAURA: (Extrañada) ¿El qué?

 

ISRA: ¿Desde cuándo Andrea y tú os lleváis tan sumamente mal?

 

LAURA: Bueno, tampoco es que hayamos sido íntimas nunca precisamente. Era una relación de indiferencia más bien.

 

MARTA: ¿Y entonces qué ha pasado ahora?

 

Laura se queda en silencio durante unos segundos, pensando, hasta que al final termina suspirando.

 

LAURA: ¿No os dais cuenta de que está intentando manipular a Carlos en mi contra?

 

MARTA: (Sorprendida) ¿Cómo?

 

LAURA: ¿De verdad no lo veis?

 

ISRA: No estás diciendo más que tonterías…

 

La joven suspira, intentando no perder la paciencia.

 

LAURA: No me creéis, pero sé que me acabaréis dando la razón. Cada uno siembre lo que recoge, y sé que ésta vez no va a ser distinta.

 

Marta e Isra se miran, asustados, mientras su amiga no puede evitar el esbozar una cínica sonrisa.

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y HUGO/ DORMITORIO DE HUGO

 

La tarde cae sobre la ciudad, y Hugo y Nieves se encuentran en el dormitorio del joven, metiendo las maletas de su madre en el armario, mientras charlan.

 

NIEVES: Hijo, muchas gracias por dejar que me quede aquí, de verdad que sí…

 

HUGO: (Sonríe) No me las des… eres mi madre, y no iba a dejarte en la calle. Además, ya has visto que a Claudia no le ha supuesto ningún problema el que te quedes unos días, así que también deberías agradecérselo a ella.

 

NIEVES: Y lo haré si algún día sale de su habitación… que por cierto, ¿qué le pasa?

 

HUGO: (Suspira) Es una historia muy larga que ya te contaré con tiempo.

 

NIEVES: Ya… y oye, ¿cómo que no tienes que trabajar?

 

HUGO: He pedido día de asuntos propios. Jaime se estará cagando en mí ahora mismo, pero…

 

NIEVES: ¿Jaime? Vaya, a ese no le conozco.

 

HUGO: Trabaja conmigo en el Four y es el nuevo compañero de piso de Carlos. No es que nos llevemos excesivamente bien, pero bueno… si hay que tragar se traga.

 

NIEVES: Claro que sí, hijo.

 

Los dos se quedan unos segundos en silencio, hasta que Hugo termina suspirando.

 

HUGO: No me vas a decir nunca porque os habéis divorciado exactamente, ¿verdad?

 

NIEVES: Hijo, sabes perfectamente que tu padre y yo hace muchísimo tiempo que ya no estábamos bien.

 

HUGO: Sí, lo sé, y de ahí precisamente lo de exactamente… porque algo habrá tenido que pasar para que finalmente la situación explotara por completo, ¿no?

 

Nieves mira durante unos segundos a su hijo en silencio, pensativa, hasta que se termina sentando en el borde de la cama.

 

NIEVES: Verás, hijo, tu padre…

 

En ese momento la puerta se abre, dando paso a una sonriente Andrea.

 

ANDREA: Buenas… ¡Nieves! ¿Sigues aquí?

 

La mujer sonríe forzadamente.

 

NIEVES: Eso parece, sí.

 

Ambas se dan dos besos.

 

HUGO: Bueno, si no te importa se va a quedar aquí unos días… se está divorciando de mi padre.

 

ANDREA: ¿En serio?

 

NIEVES: Aha…

 

ANDREA: Por supuesto que no me importa que te quedes, para nada… ¿pero tú estás bien?

 

NIEVES: Sí, sí. Estoy perfectamente.

 

ANDREA: ¿Y tú, Hugo?

 

HUGO: También bien, no te preocupes.

 

ANDREA: Vale. Bueno, yo solo venía a decirte que sé que habíamos dicho de ver pelis ésta noche, pero es que he quedado, espero que no te importe.

 

HUGO: ¿Con…?

 

ANDREA: (Interrumpiéndole) Sí, ya sabes. Así que eso, ya te contaré, vale.

 

HUGO: Eso espero.

 

Los dos jóvenes se ríen, divertidos.

 

ANDREA: ¡Y deséame suerte!

 

HUGO: No pienso hacerlo, porque sino mañana no me podré reír con lo que me cuentes.

 

ANDREA: Que cabronazo…

 

HUGO: ¡Yo también te quiero!

 

Andrea, entre risas, sale del dormitorio cerrando la puerta tras de sí. Nieves mira a su hijo sonriendo, orgullosa.

 

NIEVES: Me alegro de ver que eres tan feliz, Hugo. Tenía mis dudas después de todo lo que pasó, pero veo que estás fantásticamente bien.

 

HUGO: Sí, lo estoy. Y mucho. Creo que por fin he encontrado mi lugar en el mundo, ¿sabes? El como quiero vivir y lo que quiero hacer. Lo que necesito para poder ser feliz.

 

NIEVES: Que orgullosa estoy de ti, hijo.

 

HUGO: Y yo de ti, mamá. De que por fin te hayas liberalizado de tanto sufrimiento y estés decidida a ser feliz.

 

NIEVES: Anda, ven aquí…

 

Madre e hijo se abrazan, contentos de estar juntos.

 

PISO DE MARTA/ COCINA

 

Laura hace la cena mientras en la ciudad empieza a anochecer. Esperanza está sentada en el carrito. El timbre empieza a sonar y Marta, extrañada, mira su reloj para luego disponerse a ir hacia la puerta y abrir, encontrándose al otro lado con una sonriente Laura.

 

LAURA: Buenas noches.

 

MARTA: ¡Hola!

 

Laura accede al interior del piso, ante la extrañada mira de Marta, que cierra la puerta t las dos amigas se dirigen hacia la cocina.

 

MARTA: Como si estuvieras en tu casa.

 

LAURA: Por supuesto. Ya sabes que a mi y a mi mini yo nos encanta esto.

 

MARTA: Sí, claro…

 

Llegan hasta la cocina, donde Laura ve a Esperanza.

 

LAURA: Hola pequeña.

 

ESPERANZA: Ah, ah.

 

LAURA: ¿Qué ha sido eso?

 

MARTA: Ruidos de bebé, no te preocupes.

 

LAURA: Oh, claro.

 

Marta continúa haciendo la cena, mientras Laura se sienta en una de las sillas, suspirando.

 

LAURA: Bueno, he venido para ver si te apetecía que fuéramos a tomarnos algo después de cenar.

 

MARTA: Me encantaría, ¿pero que hago con la niña?

 

LAURA: Que se quede con tus padres o con tu hermana.

 

MARTA: ¿Tú les ves aquí?

 

LAURA: No…

 

MARTA: Pues eso es porque no están, y no volverán pronto precisamente.

 

LAURA: ¿Y no puedes llamar a la canguro?

 

MARTA: (Suspira) Laura, ella también tiene una vida, ¿vale? Se acaba de ir, no puedo llamarla para que venga ahora mismo otra vez porque a mi me apetezca irme de fiesta.

 

LAURA: Pues no entiendo por qué no.

 

Marta toma aire, intentando no perder la paciencia.

 

MARTA: Mira, déjalo.

 

Las dos se quedan unos segundos en silencio, hasta que ahora es Laura la que termina suspirando.

 

LAURA: Tendrías que haberme hecho caso.

 

MARTA: ¿Respecto a…?

 

LAURA: A lo de interrumpir el embarazo.

 

MARTA: (Sorprendida) ¿Cómo dices?

 

LAURA: Mira Marta, yo no quiero parecer brusca, créeme. Solo digo que es evidente que no puedes hacer tu vida de antes, y eso tiene que ser muy jodido, ¿no?

 

MARTA: ¿Cómo puedes ser capaz de decirme todo eso viendo que Esperanza está aquí delante?

 

LAURA: Por favor Marta, es un bebé. No se entera de nada.

 

MARTA: (Enfadada) ¡Me da igual que no se entere de nada! No tienes ningún derecho a decir lo que acabas de decir.

 

LAURA: Oye, de verdad, no te enfades, no ha sido mi intención…

 

MARTA: (Interrumpiéndola) Márchate.

 

LAURA: Marta…

 

MARTA: ¡Qué te vayas!

 

Laura se levanta de la silla, suspirando.

 

LAURA: Vale, está bien, me voy. Ya hablaremos cuando estés más tranquila, chao.

 

La joven se marcha y Marta, tras sacar la sartén del fuego, se acerca hasta su hija, a la que coge en brazos.

 

MARTA: Tú no le hagas caso, cariño. Mi vida sin ti ahora mismo no sería absolutamente nada.

 

La pequeña se ríe, divertida, y su madre la abraza con ternura.

 

PARQUE “RUISEÑORES”

 

Jaime pasea por allí, con una bolsa colgada en su espalda. Parece bastante triste, cuando ve a Claudia sentada en un banco, de igual manera, mientras se fuma un cigarro. Tras titubear durante unos segundos, se termina acercando a ella.

 

JAIME: Así que, por lo que veo, ya has decidido salir de tu clausura, ¿eh?

 

La joven levanta la cabeza, sorprendida.

 

CLAUDIA: ¡Jaime!

 

JAIME: Sí, soy yo. El mismo al que le acabas de joder un poquito la existencia.

 

CLAUDIA: (Extrañada) ¿Perdona?

 

Jaime suspira, haciendo grandes esfuerzos para no perder los papeles.

 

JAIME: Gracias a tu puto engaño, Claudia, gracias a eso, Carlos me ha echado de casa. Me he quedado sin sitio para dormir, y sin mi mejor amigo.

 

CLAUDIA: (Irónica) Sí, claro, y el cambio climático también es culpa de mi falso embarazo, no te jode.

 

JAIME: No me vengas con victimismos… ya no más.

 

Los dos se quedan en silencio durante unos segundos.

 

JAIME: ¿Y ahora dónde coño se supone que voy a dormir? ¿Me lo vas a solucionar tú también eso, Claudia?

 

CLAUDIA: Ese no es mi problema.

 

JAIME: Claro que no. Tú solo los creas pero nunca te responsabilizas de ellos, ¿verdad?

 

Claudia se levanta, realmente indignada.

 

CLAUDIA: No seas injusto, Jaime, porque yo no te obligué a que se lo contaras. Asume que me preferiste a mí antes que a tu mejor amigo.

 

JAIME: No te creas tan importante. Fue para no hacerle daño, nada más. Fue por él.

 

CLAUDIA: ¿Estás seguro de eso?

 

JAIME: ¿De qué estás hablando?

 

CLAUDIA: De esto.

 

Claudia empieza a besar apasionadamente al joven, el cual, en un principio, intenta resistirse, pero, al final, le termina correspondiendo.

 

PLAYA

 

Andrea, nerviosa, está sentada mirando al mar. Pronto una joven se acerca a ella, y ésta, al oír sus pasos, se gira. Al ver a la chica que se acerca, esboza una sonrisa.

 

ANDREA: Vaya, ya pensaba que no ibas a venir.

 

RUTH: Sí, perdona el retraso.

 

ANDREA: (Sonríe) No te preocupes.

 

La joven se levanta y se dispone a darle un beso, pero ésta le gira la cara, y Andrea, sorprendida, le acaba dando un beso en cada mejilla. Se hace un tenso silencio entre ellas.

 

ANDREA: Bueno, ¿y qué tal?

 

RUTH: Un poco nerviosa, la verdad.

 

ANDREA: (Sonríe) Bueno, no te preocupes. Es normal.

 

RUTH: Ya… ¿tú no lo estás?

 

ANDREA: Un poco.

 

RUTH: ¿Solo un poco?

 

ANDREA: Sí, la verdad es que yo no es la primera vez que voy a hacer esto, ya te lo comente.

 

RUTH: Pues deberías estarlo más.

 

ANDREA: (Divertida) ¿Tan buena eres?

 

RUTH: (Sonríe) Mejor de lo que crees.

 

Andrea mira a la joven, divertida, pero entonces se da cuenta de que un grupo de unos seis jóvenes con la cabeza rapada se acercan hacia ellas.

 

ANDREA: Creo… que deberíamos irnos a otra parte.

 

RUTH: No, yo creo que no.

 

ANDREA: Mira, hazme caso… no queremos cruzarnos con esa gente, ¿vale? Vámonos.

 

RUTH: ¿Por qué no? ¿No quieres conocer a mis amigos?

 

ANDREA: (Extrañada) ¿Tus amigos? ¿Qué está pasando aquí, Ruth?

 

RUTH: (Sonríe) Nada, simplemente que hoy estamos de limpieza.

 

ANDREA: ¿Limpieza?

 

RUTH: Así es.

 

Andrea está a punto de hablar, pero entonces el grupo de nazis llega hasta ellas.

 

NAZI 1: ¡Eh, Ruth! ¿Esta es la puta bollera?

 

RUTH: La misma… ¿a qué a simple vista parece una chica muy normal?

 

NAZI 2: Ni que lo digas… está hasta buena.

 

ANDREA: (Asustada) ¿Qué vais a hacer?

 

Ruth no puede evitar el echarse a reír, divertida.

 

RUTH: Ya te lo he dicho, Andrea… limpieza. Tienes que aprender a estar más atenta… vamos, chicos.

 

Andrea no sabe que decir, cuando uno de los nazis le da un puñetazo tirándola al suelo y todos los demás la rodean, bajo la cínica sonrisa de Ruth.

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y HUGO/ COCINA

 

Un nuevo y lluvioso día amanece en la ciudad. Hugo y Nieves están sentados en la cocina, tomándose cada uno un café y ya completamente vestidos y aseados, mientras charlan.

 

HUGO: Bueno, pues si quieres venirte al bar después, me haría mucha ilusión.

 

NIEVES: (Sonríe) Sí hijo, iré a tomarme un café, pero supongo que tardaré. Aún tengo que pasar por casa a recoger unas cosas, y luego tengo un par de entrevistas de trabajo.

 

HUGO: No entiendo por qué dejaste el tuyo, mamá, con lo bien que te iba.

 

NIEVES: Quise estar a tu lado en el hospital… supongo que es normal, ¿no?

 

HUGO: Hasta cierto punto. No tendrías que haber dejado tu vida por eso… y no sabes lo mal que me siento por ello, mamá.

 

Nieves coge a su hijo de la mano, comprensiva.

 

NIEVES: No te sientas culpable, hijo. Los culpables fuimos tu padre y yo por no darnos cuenta de lo que te estaba pasando. Nadie más.

 

HUGO: Sabes que eso no es cierto.

 

Nieves está a punto de responder cuando escuchan la puerta de la entrada, y al poco rato, llega Andrea hasta allí, completamente ensangrentada y golpeada, lo que hace que su amigo se levante rápidamente.

 

HUGO: ¡Andrea! ¿Qué te ha pasado?

 

ANDREA: Ruth…

 

HUGO: Joder… siéntate, vamos.

 

Hugo ayuda a su amiga a que se siente en la silla en la que estaba sentado él anteriormente, mientras Nieves se levanta, asustada.

 

NIEVES: Voy a por el botiquín… hay que curar esas heridas.

 

La mujer sale rápidamente de allí, y Hugo mira con lástima a la joven.

 

HUGO: Vamos, tranquila… ya pasó.

 

Andrea no puede más y rompe a llorar, desesperada, por lo que Hugo la abraza, con cuidado para no hacerla daño.

 

HUGO: Tranquila, Andrea… aquí estás a salvo.

 

Los dos amigos continúan abrazados, tristes.

 

PISO DE ISRA/ DORMITORIO DE ISRA

 

El reloj marca las diez y media de la mañana, e Isra está haciéndose ya la cama, todavía en pijama, cuando se escuchan unos leves golpes en la puerta y el joven, extrañado, se gira hacia allí.

 

ISRA: Adelante.

 

La puerta se abre, dando paso a una sonriente Marta.

 

MARTA: ¿Se puede?

 

ISRA: Claro, pasa.

 

Marta entra al dormitorio con Esperanza, y cierra la puerta tras ella.

 

ISRA: ¿Y a qué se viene una visita tan temprana?

 

MARTA: Bueno, que sepas que no llevaba idea de despertarte. Fue Enrique el que me dijo que ya estabas levantado.

 

ISRA: (Sonríe) Estate tranquila.

 

MARTA: Vale, bien.

 

Los dos se quedan en silencio durante unos segundos, hasta que Isra termina de hacerse la cama, y luego ambos se sientan en la misma.

 

ISRA: Bueno, pues tú dirás.

 

MARTA: Necesito que me hagas un gran favor.

 

ISRA: ¿Qué pasa?

 

MARTA: ¿Te acuerdas de Jesús?

 

ISRA: ¿El chico por el qué perdías el culo cuando empezamos el instituto?

 

Marta asiente, sonriendo.

 

ISRA: Como para olvidarlo… estaba súper bueno.

 

Los dos amigos se ríen, divertidos.

 

MARTA: Pues iba ésta mañana tan tranquila a comprar el pan, cosa que por cierto, todavía no he hecho, cuando me lo he encontrado.

 

ISRA: (Sonríe) ¿En serio? ¿No se había marchado a Badajoz con su familia?

 

MARTA: Sí, pero ha vuelto. Se ve que a su padre le ofrecieron de nuevo su antiguo puesto de trabajo y decidió aceptarlo, así que llevan ya aquí en la ciudad un par de meses.

 

ISRA: ¿Y sigue estando igual de bueno que entonces?

 

MARTA: E incluso más.

 

ISRA: Joder, pues a ver si me lo encuentro…

 

Ambos vuelven a reírse.

 

MARTA: Bueno, el caso es que me ha pedido una cita para ésta noche… me ha visto con Esperanza y no le ha importado que tenga una hija, ¿sabes? Y no salgo con ningún tío desde que se marchó Jorge…

 

ISRA: Me alegro mucho por ti, Marta, pero la verdad es que no entiendo que es lo que pinto yo en todo esto.

 

MARTA: En qué no tengo a nadie con quien dejar a Esperanza ésta noche…

 

ISRA: ¿Y quieres que lo haga yo?

 

MARTA: Por favor…

 

ISRA: (Sonríe) Claro. No hay ningún problema.

 

MARTA: ¿En serio?

 

ISRA: Por supuesto.

 

MARTA: ¡Joder tío, eres genial!

 

Marta, contenta, abraza a su amigo para inmediatamente después, levantarse.

 

MARTA: Bueno, me tengo que ir a por el pan. Hablamos luego, ¿vale? Chao.

 

La joven se marcha de allí, ante la divertida mirada de Isra.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Jaime y Hugo permanecen tras la barra del local. El primero coloca los vasos en su sitio mientras su compañero lee una revista. Un tenso silencio existe entre ellos, hasta que Jaime suspira.

 

JAIME: Bueno, entonces… no os importa que me quede en vuestro piso unos días, hasta que encuentre otra cosa, ¿verdad?

 

HUGO: Haz lo que quieras. Al fin y al cabo el piso es de Claudia, ella toma las decisiones.

 

JAIME: Ya…

 

Los dos vuelven a quedarse unos segundos en silencio, y Jaime mira extrañado al joven.

 

JAIME: Oye, si tan en contra estáis de lo que Claudia ha hecho, ¿por qué seguís viviendo con ella?

 

HUGO: Bueno, porque las cosas no es que estén precisamente ahora como para empezar a buscar nuevos pisos.

 

JAIME: O sea, por conveniencia.

 

HUGO: ¿Y qué pasa? ¿Tú nunca te has aprovechado de alguien?

 

Jaime mira a su compañero, sin saber que decir, y en ese momento entra Nieves, lo que hace que Jaime se quede bastante impactado.

 

NIEVES: Buenos días.

 

HUGO: Hola mamá, ahora me cuentas que tal las entrevistas y eso, que tengo que ir un momento al baño, ¿vale?

 

Hugo sale rápidamente de detrás de la barra, y Jaime se acerca a la mujer, sonriendo.

 

JAIME: ¿Quieres que te vaya poniendo algo?

 

NIEVES: (Sonríe) Tú debes ser Jaime, ¿verdad? Ponme un café con leche, por favor.

 

JAIME: Enseguida. ¿Tú eres la madre de Hugo?

 

NIEVES: La misma.

 

JAIME: Encantado.

 

NIEVES: Igualmente.

 

Jaime empieza a preparar el café, mientras se quedan unos segundos en silencio, pero el camarero no puede dejar de mirar a la mujer.

 

JAIME: Oye, perdona, pero es que me suenas un montón, ¿no nos conocemos de nada?

 

NIEVES: (Sonríe) La verdad es que no creo que solamos frecuentar los mismos sitios.

 

JAIME: Sí, tienes razón.

 

Ambos se ríen, divertidos, y Jaime continúa preparando el café, en silencio.

 

PISO DE CARLOS Y JAIME/ SALÓN

 

Ya es por la tarde, pero la lluvia todavía no ha cesado. Carlos permanece sentado en el sofá, hablando por teléfono, aunque no tarda en colgar, bastante molesto.

 

CARLOS: ¡Mierda!

 

El joven se inclina hacia la mesita del café y tacha un anuncio de empleo en el periódico. Justo en ese momento, suena el timbre, por lo que el joven, suspirando, se levanta y se dirige hacia la puerta. Al abrirla, se encuentra al otro lado a Laura, totalmente empapada.

 

CARLOS: ¿Qué coño te ha pasado? ¿No conoces la existencia de los paraguas?

 

LAURA: Te quiero.

 

CARLOS: (Sorprendido) ¿Perdona?

 

LAURA: Bueno, a lo mejor te lo he soltado así de repente, pero es lo que siento, y no soporto más sin decírtelo.

 

CARLOS: Laura…

 

LAURA: (Interrumpiéndole) Carlos, no puedo vivir sin ti. Lo he intentado, te lo juro, pero no puedo.

 

CARLOS: Lo siento.

 

La joven mira a su ex novio mientras los ojos se le empiezan a llenar de lágrimas.

 

LAURA: Mírame. Mírame a los ojos y dime que no me quieres.

 

CARLOS: Pero claro que te quiero, Laura… pero no como a ti te gustaría.

 

Los dos se quedan en un tenso silencio, hasta que Laura termina suspirando.

 

LAURA: Es Andrea, ¿verdad?

 

CARLOS: No se trata de Andrea ni de nadie, Laura. Somos nosotros. Ya no somos los mismos que éramos hace dos años, y si estuviéramos juntos, lo único que conseguiríamos es hacernos daño.

 

Laura suspira, luchando para que las lágrimas no salgan de sus ojos.

 

LAURA: ¿Puedo aunque sea pasar un momento y así lo hablamos más tranquilamente?

 

CARLOS: No creo que sea buena idea, Laura… lo siento.

 

Carlos cierra la puerta lentamente dejando a la chica sola en el rellano, que cuando se asegura de que la puerta está cerrada rompe a llorar, desesperada.

 

PISO DE MARTA/ SALÓN

 

Ya es completamente de noche, y la lluvia en el exterior continúa. Isra está a punto de quedarse dormido en el sofá, cuando el sonido de la puerta abrirse hace que se espabile. Marta, triste, no tarda en aparecer por allí y sentarse junto a su amigo, suspirando.

 

ISRA: ¿Qué hora es?

 

MARTA: Las doce y media.

 

ISRA: (Sorprendido) ¿En serio? ¿Y qué haces aquí tan pronto? ¿No estaba Jesús tan bueno?

 

MARTA: Sí, pero confundió a Esperanza con mi hermana pequeña. Así que imagínate su cara cuando le dije que en realidad era mi hija… fue un autentico poema.

 

ISRA: Joder…

 

Los dos se quedan unos segundos en silencio, e Isra agarra a su amiga de la mano, comprensivo.

 

ISRA: No te martirices por ese hijo de puta.

 

MARTA: (Suspira) No es por él en concreto, Isra. Lo que pasa es que… no sé. ¿Quién va a querer hacerse cargo de una niña que no es suya?

 

ISRA: Cualquiera que sepa ver lo buena tía que eres.

 

MARTA: Sí, pero si se fijan primero en la niña, eso es un poco difícil.

 

ISRA: Marta… tú eres una tía muy especial, que vale mucho. Eres guapa, simpática, y buena gente. Cualquiera que vea eso, no le importará que tengas una hija. Tenlo presente.

 

MARTA: (Sonríe) Gracias Isra.

 

ISRA: De verdad Marta, es lo que pienso.

 

Los dos jóvenes se quedan unos segundos en silencio, mirándose fijamente a los ojos. Poco a poco se van acercando hasta que se terminan besando, pero Marta se separa rápidamente.

 

ISRA: ¿Qué ha sido eso?

 

MARTA: No lo sé, yo… yo lo siento, no…

 

ISRA: (Interrumpiéndola) Cállate.

 

Isra se abalanza sobre la joven, y los dos empiezan a besarse apasionadamente, mientras se van quitando la ropa con gran deseo y pasión.

 

MANSIÓN DE JAIME/ JARDÍN

 

7 DE JULIO DE 1997

 

Un niño moreno, de unos ocho años, juega con una pelota en el césped. Parece algo aburrido a pesar de ello, cuando vemos a dos mujeres caminar cerca de él. Podemos ver que una de ellas es Nieves, pero mucho más joven.

 

NIEVES: La verdad es que es un placer que nuestros maridos hayan llegado a un acuerdo… con lo amigos que somos, habría sido muy triste que tuviéramos que dejar de hablar por algo así, ¿no crees?

 

MARGARITA: Sí, la verdad es que sí…

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y HUGO/ DORMITORIO DE CLAUDIA

 

Jaime se despierta, sobresaltado. Mira a su alrededor, y lo único que ve es a Claudia durmiendo plácidamente a su lado. Suspirando, bastante impactado, se da media vuelta, pero no cierra los ojos; los mantiene abiertos como platos.

 

ESC. MÚLTIPLES

 

Suena la canción “Hallelujah”, de Jeff Buckley.

 

Marta e Isra hacen el amor apasionadamente en la cama de la joven, mientras Esperanza duerme plácidamente en la cama.

 

Laura, bajo la lluvia, observa el mar sentada en la orilla, mientras llora desconsoladamente.

 

Carlos también observa el mar, pero desde la ventana de su dormitorio.

 

Hugo está a punto de quedarse dormido, cuando escucha la puerta de su dormitorio abrirse. Extrañado mira hacia allí, y ve a Andrea, llorando. Le hace un hueco en la cama y la joven se tumba junto a su amigo, ante la gran preocupación de éste.

 

Claudia, sentada sobre su cama, observa una foto en la que aparece con Carlos; cuando los dos todavía parecían ser felices.

 

Jaime, apoyado en el marco de la puerta, observa a Nieves durmiendo tranquilamente en el sofá del salón.

 

CONTINUARÁ