MANERAS DE VIVIR

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Un nuevo día amanece en la ciudad, pero el local está cerrado. Claudia lo está decorando con objetos de San Valentín, cuando escucha la puerta abrirse y se gira, asustada. Respira aliviada cuando ve que se trata de Hugo, que mira todo con cara de asco.

 

HUGO: ¿Pero que horterada estás montando aquí?

 

Claudia se gira hacia el joven, sonriendo.

 

CLAUDIA: ¿Te gusta?

 

HUGO: Claudia… te acabo de decir que me parece una autentica horterada.

 

CLAUDIA: (Extrañada) ¿En serio?

 

El joven asiente con la cabeza.

 

CLAUDIA: No sé que me pasa. Debo de estar tan centrada en la decoración que no me entero de nada más.

 

HUGO: ¿Y estando tan centrada estás haciendo esto?

 

CLAUDIA: Aha.

 

HUGO: Pues no me quiero ni imaginar en lo que harías si no lo estuvieras… sería un desastre total.

 

CLAUDIA: (Irónica) Muy gracioso.

 

HUGO: Pues no es ninguna broma…

 

Claudia se gira hacia su amigo, suspirando.

 

CLAUDIA: ¿Pero que es lo que no te gusta?

 

Hugo, suspirando, se sienta sobre una de las butacas.

 

HUGO: El día de San Valentín en general.

 

Claudia se sienta a su lado.

 

CLAUDIA: ¿Y eso por qué?

 

HUGO: No sé. Supongo que porque me parece un estúpido invento de los centros comerciales.

 

CLAUDIA: (Extrañada) ¿Solo por eso?

 

HUGO: ¿Y qué te esperabas? ¿Una súper historia de amor épico con resultados catastróficos el día de San Valentín?

 

CLAUDIA: Por lo menos, sí.

 

HUGO: Pues siento decepcionarte.

 

CLAUDIA: Ya…

 

Claudia se levanta de la butaca.

 

CLAUDIA: Bueno, yo voy al almacén a por el resto de decorativos, y ahora me ayudas por muy hortera que te parezca, ¿sí?

 

HUGO: Claro.

 

La joven se dirige al almacén, y Hugo, triste, se queda pensando.

 

PARQUE “RUISEÑORES”

 

Marta pasea bajo la intensa luz del sol por el parque con Esperanza, que va medio dormida en la sillita. A lo lejos ve a Isra con bolsas de la compra. Al verse, los dos se detienen, incómodos, hasta que finalmente empiezan a andar hasta llegar uno a la altura del otro.

 

ISRA: Buenos días.

 

MARTA: Hola.

 

Los dos jóvenes se quedan unos segundos en un incómodo silencio, sonriendo forzadamente.

 

ISRA: ¿Cómo estás?

 

MARTA: Bien… bien, como siempre. ¿Y tú?

 

ISRA: También bien, sí.

 

Vuelven a quedarse en silencio durante unos segundos.

 

ISRA: ¿Vas a ir ésta noche al Four? Hemos quedado allí todos.

 

MARTA: No tengo con quien dejar a Esperanza, así que lo dudo mucho…

 

ISRA: Ya… bueno, entonces nos vemos el lunes, ¿no?

 

MARTA: Sí, hasta luego.

 

ISRA: Chao.

 

Isra empieza a alejarse de allí ante la triste mirada de Marta, a la que se le llenan los ojos de lágrimas.

 

Canción: The hero waits

Kristen Bell, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Jared Padelecki, Hayden Pannettiere, Emma Watson

 

Capítulo 62

Valentín, Valentín

 

PISO DE ANDREA, CLAUDIA Y HUGO/ DORMITORIO DE CLAUDIA

 

Claudia va vestida con un vestido largo y negro. Se está maquillando frente al espejo, cuando escucha unos leves golpes en la puerta y se gira hacia allí, extrañada.

 

CLAUDIA: Adelante.

 

La puerta se abre, dando paso a Andrea, que, al ver como va su amiga, se queda muy extrañada.

 

ANDREA: ¿Ya te estás preparando? Por favor, son las tres del mediodía… vale que no quieras llegar tarde, ¿pero no crees que te estás excediendo un poco?

 

CLAUDIA: (Molesta) Solo estoy probando distintos maquillajes. He estado tan liada que no he tenido tiempo de hacerlo antes.

 

ANDREA: Bueno, en ese caso me dejas mucho más tranquila.

 

Andrea se sienta sobre la cama de la joven, y ésta la mira de muy malas maneras.

 

CLAUDIA: ¿Querías algo?

 

ANDREA: Pues la verdad es que sí.

 

CLAUDIA: Ya estás tardando entonces.

 

ANDREA: Quería saber… mira, sé que hemos quedado todos en el bar porque estamos solteros, pero digamos, por decirlo de alguna manera, que yo voy a ir con Carlos.

 

Claudia intenta disimular lo mejor que puede.

 

CLAUDIA: ¿Y?

 

ANDREA: No, nada, solo… solo quería saber si estaba todo bien, o tenías algún tipo de problema al respecto.

 

CLAUDIA: ¿Por qué iba a tenerlo?

 

ANDREA: Bueno, este verano, tú y Carlos… ya sabes.

 

CLAUDIA: ¿Follábamos?

 

ANDREA: Aha.

 

CLAUDIA: Pero no te preocupes por eso. Solo era sexo, no había sentimientos de por medio, así que estate tranquila.

 

ANDREA: (Insegura) ¿De verdad? Entonces… ¿no te molesta?

 

Claudia sonríe forzadamente.

 

CLAUDIA: No, claro que no, para nada. Id juntos, y espero que lo paséis súper bien, de verdad.

 

Andrea se levanta de la cama, ilusionada.

 

ANDREA: Muchísimas gracias, Claudia. Te besaría, pero… con esa cara me da un poco de asco.

 

CLAUDIA: (Sonríe) No te preocupes.

 

ANDREA: Entonces nos vemos esta noche, ¡chao!

 

CLAUDIA: Hasta luego.

 

La chica sale rápidamente de allí, mientras Claudia se deja de maquillar y se sienta en la cama, intentando que las lágrimas no empiecen a caer de sus ojos y estropeen el maquillaje.

 

CALLES DE GIJÓN

 

Ya es por la tarde, y Hugo camina dirección hacia su casa por las calles de la ciudad. Va escuchando música en el MP4, cuando nota que alguien le agarra del brazo y se gira, asustado. Al ver que se trata de Quique, no sabe como reaccionar, pero éste sonríe.

 

QUIQUE: Cuánto tiempo, ¿eh?

 

HUGO: ¿Qué estás haciendo aquí?

 

QUIQUE: Yo también me alegro de verte.

 

HUGO: Olvídame.

 

Hugo intenta marcharse, pero Quique vuelve a agarrarle del brazo para impedírselo.

 

QUIQUE: Creo que tenemos que hablar, Hugo.

 

HUGO: ¿De qué?

 

Hugo intenta con todas sus fuerzas no echarse a llorar.

 

HUGO: ¿De cómo me abandonaste? ¿De cómo me dejaste hecho una mierda?

 

QUIQUE: Hugo…

 

HUGO: No, Quique. Lo siento, pero esa etapa es algo que ya he dejado atrás, y no tengo ninguna intención de volver a recordarla ni revivirla. Así que adiós.

 

Hugo se aleja corriendo de allí ante la impotencia de Quique, el cual no sabe que hacer.

 

CASA DE LAURA/ COCINA

 

Laura está preparándose un vaso de leche mientras escucha en la radio “Lolita”, de Vega, canción que también tararea. En ese momento suena el timbre, y la joven, extrañada, se dirige a abrir. Todavía se sorprende más cuando ve que al otro lado está Jaime.

 

LAURA: ¿Qué cojones estás haciendo aquí?

 

JAIME: ¿Puedo pasar?

 

LAURA: Creo que será mejor que no.

 

JAIME: Me gustaría que fuéramos juntos ésta noche a la fiesta.

 

LAURA: No creo que sea buena idea, Jaime.

 

Jaime suspira, desesperado.

 

JAIME: ¿Te gustaría venir conmigo esta noche a la fiesta del Four?

 

LAURA: (Sorprendida) ¿Cómo?

 

JAIME: Vamos Laura, podríamos pasarlo bien.

 

LAURA: Lo dudo.

 

JAIME: ¿Te das cuenta?

 

LAURA: (Extrañada) ¿De qué?

 

JAIME: De que tienes miedo Laura.

 

Laura intenta ocultar sus nervios.

 

LAURA: No sé de qué estás hablando.

 

JAIME: Vamos… no me dejas explicarte lo que pasó con Claudia, ¿por qué? Porque tienes miedo a comprenderlo y a tener que perdonarme, porque al fin y al cabo, cuando pasó eso, entre nosotros no había nada.

 

LAURA: No es eso, Jaime. Estás muy equivocado.

 

JAIME: Entonces ven conmigo esta noche a la fiesta. Déjame demostrarte que podemos ser felices.

 

La joven mira a su amigo durante unos segundos en silencio, pensativa, hasta que termina suspirando.

 

LAURA: Está bien, iremos juntos. Pero es la primera y última oportunidad que tienes, Jaime. Si me fallas…

 

JAIME: (Interrumpiéndola) No te preocupes, no lo haré. Paso a recogerte a las ocho, ¡chao!

 

LAURA: Pero…

 

Jaime se aleja de allí rápidamente, contento, y dejando a la joven con la palabra en la boca.

 

CAFETERÍA “DOS ROSAS”/ INTERIOR

 

Isra está sentado en una de las mesas, tomándose un café mientras permanece con la mirada perdida. Carlos, que pasa por la calle, le ve a través de la cristalera, y decide entrar al local.

 

CARLOS: Buenas.

 

Isra levanta la mirada, sorprendido.

 

ISRA: Hola.

 

CARLOS: ¿Puedo sentarme?

 

ISRA: Sí, claro. ¿Quieres tomar algo?

 

CARLOS: No, si realmente no venía aquí. He pasado por la calle, y al verte tan triste, he pensado que igual necesitabas compañía.

 

Isra sonríe forzadamente.

 

ISRA: No estoy triste.

 

CARLOS: Vamos, Isra…

 

ISRA: No, es verdad, no lo estoy. Estoy más preocupado que triste, la verdad.

 

CARLOS: ¿Y eso? ¿Pasa algo?

 

El pelirrojo se queda pensando durante unos segundos, en silencio, hasta que termina suspirando.

 

ISRA: Es sobre Marta.

 

CARLOS: ¿Qué le ha pasado? ¿Problemas con Esperanza?

 

ISRA: No… es más bien un problema entre nosotros.

 

CARLOS: (Extrañado) ¿Entre vosotros?

 

ISRA: Bueno, verás, es que… últimamente, Marta y yo nos hemos estado acostando.

 

CARLOS: (Sorprendido) ¿En serio?

 

ISRA: Aha.

 

CARLOS: ¿Pero cómo has podido hacer eso?

 

ISRA: (Extrañado) ¿Perdona?

 

CARLOS: Joder, Marta lleva enamorada de ti toda su puta vida… y nunca tienes que acostarte con una persona que está enamorada de ti si tú no lo estás de ella. Porque tú no lo estás de ella, ¿no?

 

ISRA: No…

 

CARLOS: ¿Y entonces por qué lo has hecho? Porque no me digas que no sabías lo que ella sentía por ti, porque eso no hay quien se lo crea.

 

ISRA: Lo supe en su día… pero creía que ya se le habría pasado.

 

CARLOS: ¿Y al final? ¿Qué ha pasado?

 

ISRA: Se me declaró.

 

CARLOS: O sea, que lo que tenía que pasar.

 

ISRA: (Suspira) Supongo, sí.

 

CARLOS: ¿Y por qué estás preocupado exactamente? Quiero decir, ha pasado lo que era evidente que pasaría, así que…

 

Isra se queda durante unos segundos en silencio, pensando.

 

ISRA: Pero me da miedo. Me da miedo perder su amistad, que nada vuelva a ser entre nosotros como lo era antes.

 

CARLOS: Isra, eso lo perdiste la primera vez que os acostasteis, no cuando ella se te declaró.

 

ISRA: Yo no esperaba que pasara esto.

 

CARLOS: Pues ha pasado.

 

Los dos jóvenes se quedan en silencio durante unos segundos, sin saber que decir, hasta que Isra termina suspirando.

 

ISRA: ¿Y ahora que puedo hacer?

 

CARLOS: Vuestra amistad nunca va a volver a ser la misma, así que puedes seguir acostándote con ella y poder seguir teniéndola como amiga, o no hacerlo y olvidarte para siempre de que todo vuelva a ser como antes.

 

El pelirrojo mira a su amigo, sin saber que hacer.

 

PISO DE ANDREA, CLAUDIA Y HUGO/ SALÓN

 

Comienza a anochecer, y Andrea se mira en el espejo, dándose los últimos retoques en el maquillaje: va vestida de la novia de Chucky, el muñeco diabólico. De pronto el timbre suena, y la joven, contenta, abre, pero se decepciona cuando ve de quien se trata.

 

QUIQUE: Necesito tu ayuda.

 

Andrea mira al joven, sin saber que decir.

 

CASA DE LAURA/ EXTERIOR

 

Jaime está de pie frente a la verja de la enorme puerta, nervioso. Va disfrazado de momia, y apenas se le ven los ojos, la nariz y la boca. La puerta de la casa no tarda en abrirse y que Laura, disfrazada de animadora asesinada, salga del interior.

 

LAURA: ¡Sí, mamá, no te preocupes! ¡Estaré bien!

 

La joven cierra la puerta, y, mientras abre la verja, mira divertida a su acompañante.

 

LAURA: Así que de momia, ¿eh? Desde luego, eso es lo que mi mini yo y yo llamamos un disfraz original.

 

JAIME: (Decepcionado) ¿No te gusta?

 

LAURA: No es que no me guste. Es que me apuesto lo que quieras a que hay veinte mil momias ésta noche por la ciudad.

 

JAIME: No será para tanto.

 

LAURA: (Sonríe) Desde luego que sí.

 

Laura cierra la verja, y los dos empiezan a caminar rumbo al Four, en silencio, hasta que la joven vuelve a sonreír.

 

LAURA: ¿Y qué pasa? ¿Tienes algo especial preparado para esta noche?

 

JAIME: (Extrañado) ¿Algo especial?

 

LAURA: Claro, ¿no querías que saliésemos para que me demostraras que estoy equivocada? Supongo que algo especial habrás preparado para eso, porque si no ya me dirás tú.

 

Jaime se queda pensando durante unos segundos hasta que termina sonriendo forzadamente, intentando disimular.

 

JAIME: Claro que sí. Pero si te lo contara perdería todo su encanto, ¿no crees?

 

LAURA: Sí… sí, tienes razón, será mejor que me espere… ¡pero es que soy tan impaciente!

 

Jaime deja escapar una risa nerviosa, aunque no parece estar pasando muy buen rato.

 

PISO DE ANDREA, CLAUDIA Y HUGO/ RELLANO

 

Comienza a anochecer, y Andrea y Carlos, disfrazado de Chucky, esperan al ascensor mientras la puerta del piso de los chicos está abierta. No tarda en salir Claudia, disfrazada de Cupido. Cierra la puerta del piso, y se acerca a sus amigos.

 

CLAUDIA: No me fío absolutamente nada de dejar a ese chico solo en nuestro piso.

 

ANDREA: (Sonríe) No te preocupes… es inofensivo.

 

CLAUDIA: (Irónica) Sí, seguro… ¿se lo preguntamos a Hugo, a ver que opina?

 

ANDREA: (Suspira) Mira que eres… la gente puede cambiar, ¿sabes?

 

CLAUDIA: Desde luego.

 

Los tres, en silencio, continúan esperando el ascensor, el cual parece no llegar nunca.

 

CARLOS: Que bueno tener el Four cerradito y a disposición de todos nosotros, ¿no creeis?

 

ANDREA: Sí, la verdad es que ha sido una idea fantástica.

 

Claudia sonríe, orgullosa.

 

CLAUDIA: Gracias. Lo propuse yo.

 

Andrea y Carlos miran a la joven y deciden seguir con lo suyo, por lo que ésta se siente bastante marginada.

 

CARLOS: ¿Vamos?

 

ANDREA: Aha.

 

Los dos jóvenes se disponen a meterse en el ascensor, cuando Claudia les agarra del brazo a ambos, impidiéndoselo.

 

CLAUDIA: Chicos, esperad un momento.

 

ANDREA: (Extrañada) ¿Qué pasa?

 

CLAUDIA: Chicos, yo… lo siento. Pensé que podría hacerlo, pero no puedo. No puedo soportar el veros juntos yendo a una fiesta, ni a ningún lado.

 

CARLOS: (Sorprendido) ¿Cómo?

 

ANDREA: Dijiste que no te importaba.

 

CLAUDIA: Lo sé. Y también te acabo de decir que pensaba que podía, pero no puedo, así que creo que será mejor que vayamos cada uno por nuestro lado.

 

CARLOS: Bien, entonces yo me voy con Andrea. Ya nos veremos en el Four, chao.

 

CLAUDIA: Creo que no me has entendido, Carlos.

 

CARLOS: Sí, te he entendido perfectamente, y por eso quiero alejarme de ti cuanto antes. Hasta luego.

 

CLAUDIA: Pero…

 

ANDREA: (Interrumpiéndola) Hasta luego.

 

Andrea y Carlos se meten rápidamente al ascensor, del cual enseguida se cierran las puertas. Claudia, muy enfadada, vuelve al piso dando un fuerte portazo.

 

PISO DE MARTA/ DORMITORIO DE MARTA

 

Marta acuna a Esperanza, la cual está completamente dormida. Cuando se dispone a salir del dormitorio suena el timbre, pero afortunadamente no despierta a la niña. La joven, suspirando, se dirige a abrir encontrándose al otro lado con Isra disfrazado de pirata, lo que la sorprende.

 

MARTA: ¿Qué haces aquí? ¿No deberías de estar en la fiesta?

 

ISRA: Disfrázate.

 

MARTA: (Sorprendida) ¿Cómo?

 

ISRA: Tienes algún disfraz, ¿no?

 

MARTA: Sí, pero…

 

ISRA: (Interrumpiéndola) Pues entonces no hay más de que hablar. Ves a cambiarte que ya me quedo yo con Esperanza.

 

MARTA: No tengo con quien dejarla.

 

ISRA: Pues llama a la canguro.

 

MARTA: (Suspira) Isra, la canguro ahora mismo estará disfrazada en cualquier bar, y posiblemente borracha. ¿Te fiarías tú de dejar a tu hija con alguien en ese estado?

 

ISRA: Bueno…

 

MARTA: (Interrumpiéndole) Pues ya está, Isra. Yo tampoco.

 

Los dos se quedan en silencio durante unos segundos, sin saber que decir, hasta que Marta termina suspirando.

 

MARTA: Oye, yo te agradezco mucho el esfuerzo, pero… creo que será mejor que vayas a la fiesta, que lo paséis genial, y que os echéis una cerveza por mí, ¿vale?

 

ISRA: ¿Estás segura?

 

MARTA: ¿Acaso tengo la opción de no estarlo?

 

Isra mira a su amiga, sin saber que decir.

 

PISO DE ANDREA, CLAUDIA Y HUGO/ ASCENSOR

 

Andrea y Carlos, con sus disfraces, se encuentran en el interior mientras el aparato baja. Los dos permanecen en silencio y Andrea parece bastante preocupada.

 

CARLOS: ¿Estás bien?

 

ANDREA: ¿No crees que hemos sido un poco injustos con ella?

 

CARLOS: ¿Con Claudia?

 

ANDREA: Aha.

 

CARLOS: Te voy a responder a eso con otra pregunta, Andrea. ¿Crees que ella estaba siendo justa con nosotros?

 

ANDREA: No, pero…

 

La joven se ve interrumpida en ese momento cuando las luces del ascensor se apagan y éste se detiene.

 

ANDREA: ¿Qué cojones está pasando?

 

Las luces vuelven, pero el ascensor no se pone en marcha.

 

CARLOS: No me lo puedo creer.

 

ANDREA: (Nerviosa) ¿El qué? ¿Qué pasa?

 

CARLOS: Esto se ha jodido… nos hemos quedado encerrados.

 

A la joven se le llenan los ojos de lágrimas.

 

ANDREA: ¡¿Qué?! ¡No! ¡Joder, no puede ser!

 

Carlos abraza a su amiga, intentando tranquilizarla.

 

CARLOS: Nos sacarán de aquí… ya lo verás.

 

Andrea rompe a llorar, cada vez más nerviosa.

 

PISO DE ANDREA, CLAUDIA Y HUGO/ SALÓN

 

La noche ya cae por completo sobre la ciudad. Hugo, todavía sin disfrazar, llega apurado a casa. Cierra la puerta y entra al salón, donde se sorprende al ver muchas velas encendidas por ahí esparcidas.

 

HUGO: ¿Qué coño…?

 

En ese momento sale Quique de la cocina, con dos copas de vino en las manos y una sonrisa de oreja a oreja.

 

QUIQUE: Por fin has llegado.

 

HUGO: (Sorprendido) ¿Qué estás haciendo aquí?

 

QUIQUE: Quería darte una sorpresa… y por tu cara, veo que lo he conseguido.

 

HUGO: ¿Cómo has entrado?

 

QUIQUE: Tus compañeras me dejaron. Y no te preocupes, una de ellas está en su dormitorio, supongo que controlando para que no te haga nada.

 

Hugo suspira, intentando no perder los papeles.

 

HUGO: Quique, márchate.

 

El joven, obviando las palabras del chico, se acerca hasta él tendiéndole una copa de vino.

 

HUGO: ¡He dicho que te vayas!

 

QUIQUE: Sé que no te gusta el vino, pero éste es uno de los mejores del mundo.

 

HUGO: (Sorprendido) ¿Sabes que no me gusta el vino?

 

Quique sonríe forzadamente.

 

QUIQUE: Pensabas que no te conocía, ¿verdad? Que solo te quería para lo que te quería, y punto.

 

HUGO: Bueno, tú mismo te encargaste de ser muy claro sobre ese tema, ¿no?

 

QUIQUE: Sí, tienes razón, pero…

 

HUGO: (Interrumpiéndole) Sinceramente Quique, no me interesan tus explicaciones.

 

QUIQUE: Pues deberían.

 

HUGO: Ah, ¿sí? ¿Y eso por qué?

 

QUIQUE: ¿Tú crees que si no te hubiese querido sabría que no te gusta el vino? ¿Qué tu comida favorita es la italiana, que tu color es el verde y tu número de la suerte el tres?

 

Hugo se queda petrificado ante el chico, sin saber que decir.

 

QUIQUE: ¿Qué? ¿Sigues pensando que nunca te quise?

 

CALLES DE GIJÓN

 

Jaime y Laura caminan por las calles de la ciudad. Se han quitado sus disfraces, y Laura lleva un bonito vestido largo y negro, mientras Jaime va con esmoquin. La joven parece bastante confusa.

 

LAURA: ¿Me vas a decir lo que está pasando?

 

JAIME: Ya lo verás cuando lleguemos. Te he dicho veinte mil veces desde que hemos salido de tu casa que no seas impaciente.

 

LAURA: Joder, pero entiéndeme. Hemos pasado por tu hotel, nos hemos cambiado… y ahora me llevas por unas calles que no conozco.

 

JAIME: Claro, eso es para despistarte.

 

Laura sonríe, contenta.

 

LAURA: Desde luego, te lo estás currando…

 

JAIME: Pues ya verás.

 

LAURA: ¡No puedo más!

 

JAIME: Pues aún te queda un rato.

 

LAURA: ¡Joder!

 

Laura abraza a Jaime, contenta, mientras el joven no puede evitar el esbozar una orgullosa sonrisa.

 

PISO DE ANDREA, CLAUDIA Y HUGO/ ASCENSOR

 

Andrea y Carlos permanecen sentados en el suelo del ascensor. Andrea parece algo más tranquila, pero su amigo la observa, todavía preocupado, y termina suspirando.

 

CARLOS: ¿Estás mejor?

 

ANDREA: Sí, bastante mejor… solo ha sido un pequeño ataque de histeria… siento haberme puesto así.

 

Carlos sonríe forzadamente.

 

CARLOS: No te preocupes, no pasa nada.

 

ANDREA: Sí, si que pasa… joder, me has visto en uno de mis peores momentos… te sentirás orgulloso, ¿eh?

 

CARLOS: Hombre… pensando ahora en ello, la verdad es que divertido ha sido un rato.

 

ANDREA: Vete a la mierda.

 

Los dos jóvenes se quedan mirando durante unos segundos en silencio, hasta que se empiezan a reír escandalosamente.

 

ANDREA: Joder, he sido tan patética.

 

CARLOS: Yo diría divertida, de verdad.

 

Ambos se siguen riendo y Carlos se acerca a la joven. Los dos se quedan unos segundos en silencio, hasta que la chica termina suspirando, y apoya su cabeza en el hombro de su amigo.

 

ANDREA: Creo que nos espera una noche muy larga…

 

CARLOS: Sí, eso parece.

 

Los dos se quedan en silencio de nuevo durante unos segundos.

 

CARLOS: ¿Y qué vamos a hacer?

 

ANDREA: Se me está ocurriendo algo…

 

CARLOS: ¿El qué?

 

Andrea se acerca al joven, sonriendo sensualmente. Se miran durante unos segundos en silencio, hasta que terminan besándose apasionadamente.

 

CARLOS: Me gusta como piensas…

 

La chica se ríe, y vuelven a besarse mientras se quitan rápidamente la ropa.

 

BAR “FOUR”/ EXTERIOR

 

Isra está sentado en el banco que hay enfrente del bar, el cual está cerrado. El joven parece bastante nervioso, y no para de mirar el reloj una y otra vez.

 

ISRA: Joder…

 

El chico coge su móvil y marca un número de teléfono. Al ver que no obtiene respuesta, marca otro, del cual tampoco tiene respuesta alguna.

 

ISRA: (Irónico) Perfecto.

 

Isra, indignado, se levanta y se aleja de allí, mientras sigue intentando llamar por teléfono a sus amigos.

 

PARQUE “RUISEÑORES”

 

Quique y Hugo pasean por allí, bajo la luz de las farolas. Los dos permanecen en silencio. Hugo parece estar algo incómodo, y finalmente termina suspirando.

 

HUGO: Todo esto está siendo muy raro, ¿no crees?

 

QUIQUE: Sí, pero la verdad es que está saliendo todo tal y como lo había planeado.

 

HUGO: (Extrañado) ¿A qué te refieres?

 

QUIQUE: Mira Hugo, no quiero que te enfades, pero el encuentro de esta tarde no ha sido casual.

 

HUGO: ¿No?

 

QUIQUE: No. Realmente llevaba planeando todo esto más de una semana.

 

HUGO: ¿Y por qué ahora? ¿Por qué después de tantos meses, si me querías tanto como me has dicho antes?

 

QUIQUE: Te quería y te quiero… pero el problema es que de eso me di cuenta al terminar el verano.

 

HUGO: Pues un poco tarde, ¿no?

 

QUIQUE: Sí… y no sabes como lo siento.

 

HUGO: Ya.

 

Los dos continúan andando, en silencio, hasta que Hugo mira al joven.

 

HUGO: De todos modos, hay algo que no entiendo.

 

QUIQUE: ¿El qué? Ya te he dicho que estoy dispuesto a responderte a todo lo que quieras.

 

HUGO: ¿Por qué ahora? Quiero decir, salí del coma en septiembre… ¿por qué has reaparecido ahora si tanto me quieres?

 

Quique se queda pensando durante unos segundos, hasta que termina sonriendo.

 

QUIQUE: Porque quería despedirme de ti.

 

HUGO: (Sorprendido) ¿Cómo?

 

QUIQUE: Me voy a Barcelona, a un centro de desintoxicación. Me voy la semana que viene, y quería dejar todo atado aquí.

 

Hugo no se puede creer lo que está escuchando.

 

HUGO: ¿Hablas en serio?

 

QUIQUE: Sí. Creo que ya es hora de que deje toda esa mierda atrás, ¿no? Lo intenté cuando te pasó eso, pero no tuve fuerza de voluntad. Ahora sé que es el momento.

 

Hugo sonríe, feliz de que por fin el joven dé un rumbo a su vida.

 

HUGO: Entonces es una despedida, ¿no?

 

QUIQUE: Sí, supongo que sí.

 

HUGO: Ojala te vaya muy bien, Quique. De verdad.

 

QUIQUE: Y a ti también.

 

Ambos se quedan unos segundos en silencio, mirándose fijamente. Poco a poco se acercan, hasta que se dan un tierno beso, que tampoco dura mucho tiempo.

 

HUGO: Adiós, Quique.

 

QUIQUE: Hasta pronto.

 

Hugo sonríe forzadamente y se aleja de allí, mientras los ojos se le llenan de lágrimas, al igual que a Quique, que no se va hasta que no pierde al joven de vista.

 

PLAYA

 

Sobre la arena hay una toalla con comida, rodeada de varias velas. Jaime y Laura se aproximan hacia allí. La joven lleva los ojos vendados, y Jaime la va guiando.

 

LAURA: ¿Queda mucho?

 

JAIME: No. Ya hemos llegado.

 

El joven le desata la venda a su amiga, y esta se queda impresionada cuando lo ve. Jaime sonríe, orgulloso.

 

JAIME: ¿Te gusta?

 

LAURA: ¿Todo esto lo has hecho tú?

 

JAIME: Bueno, me ha ayudado Carlos, pero sí, lo he hecho yo.

 

LAURA: Es… es precioso.

 

JAIME: ¿De verdad te gusta?

 

LAURA: Me encanta.

 

JAIME: Pues espero que tengas hambre, porque hay un montón de comida.

 

LAURA: Con todas las vueltas que me has hecho dar por toda la ciudad, te aseguro que la tengo.

 

Jaime se ríe, divertido.

 

JAIME: Pues vamos.

 

Los dos, contentos, atraviesan el círculo que formas las velas hasta la toalla, donde se sientan y, entre risas, Jaime empieza a preparar la comida.

 

PISO DE MARTA/ SALÓN

 

Marta, ya con el pijama puesto y tapada con una manta, permanece sentada en el sofá viendo la televisión. Ve su móvil vibrar, y ve que tiene un mensaje de Isra. Lo abre, y lee: “Estoy en la puerta. Ábreme”. La joven, extrañada, se dirige hacia allí sorprendiéndose al ver a Isra al otro lado.

 

MARTA: ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Ya ha terminado la fiesta? Porque en ese caso, ha sido…

 

La joven se ve interrumpida cuando su amigo la besa repentinamente, sorprendiéndola todavía más.

 

MARTA: ¿Qué estás haciendo?

 

ISRA: ¿Por qué no podemos pasarlo bien, Marta? ¿De verdad crees que lo pasarás mal por echar cuatro polvos con la persona a la que quieres?

 

MARTA: Isra…

 

ISRA: (Interrumpiéndola) Mírame, Marta. Mírame y responde, con la verdad.

 

Marta se queda en silencio durante unos segundos, hasta que finalmente responde a su amigo con un apasionado beso. Los dos jóvenes van entrando al piso, mientras se quitan la ropa, y una vez están dentro, cierran la puerta con fuerza.

 

ESC. MÚLTIPLES

 

Suena “Forever Younng”, de Youth Group.

 

Andrea y Carlos hacen el amor apasionadamente en el ascensor. Parecen estar pasando muy buen momento, cuando las puertas se abren repentinamente, sorprendiéndoles. Dos vecinos les observan mientras los dos jóvenes se visten rápidamente, avergonzados.

 

Claudia, todavía con su disfraz puesto, llora desconsoladamente sobre la cama, triste.

 

Hugo entra a su dormitorio, cerrando la puerta tras él. Sin encender la luz, tan solo con la que entra de la luna a través de la ventana, abre un cajón de debajo de la cama. Saca una caja de zapatos, la cual abre, y, con nostalgia, observa todas las fotografías que guarda en su interior, en las que aparece tanto con Quique como con Edu. Los ojos, poco a poco, se le van llenando de lágrimas.

 

Isra y Marta hacen el amor apasionadamente sobre la cama de la joven, mientras Esperanza duerme plácidamente en la cuna.

 

Jaime y Laura permanecen tirados en la toalla, mirando el cielo. Los dos permanecen en silencio, hasta que una sonrisa se dibuja en la cara de Jaime.

 

JAIME: Te quiero, Laura.

 

LAURA: Y yo a ti.

 

El joven se reincorpora en la toalla, sonriendo. Se miran en silencio durante unos segundos, hasta que se dan un beso lleno de ternura y de amor.

 

CONTINUARÁ…