MANERAS DE VIVIR

 

HOSPITAL CLÍNICO/ HABITACIÓN 360

 

Laura está tumbada sobre la cama, con los ojos abiertos de par en par. Permanece con la mirada perdida, cuando se escucha unos leves golpes en la puerta. La joven, con algo de esfuerzo, intenta reincorporarse.

 

LAURA: Adelante.

 

La puerta se abre, dando paso a Hugo, sonriente.

 

HUGO: ¿Se puede?

 

Laura suspira, intentando mantener la calma.

 

LAURA: Mira Hugo, te agradezco la visita, pero la verdad es que ahora mismo estoy súper cansada, y lo que menos necesito es un sermón, así que ya hablaremos otro día.

 

HUGO: No vengo a echarte ningún sermón, Laura. Solo vengo para ver como estás.

 

LAURA: Pues estoy bien, ya lo ves.

 

HUGO: Ya…

 

Los dos se quedan durante unos segundos en silencio hasta que Hugo, suspirando, accede a la habitación y cierra la puerta tras él.

 

LAURA: (Extrañada) ¿Qué estás haciendo?

 

HUGO: Lo que he venido a hacer: visitarte.

 

LAURA: Ya, y ¿qué parte del estoy súper cansada es la que no has entendido?

 

HUGO: La he entendido. Pero no te voy a pedir que te levantes de la cama y corras los cien metros lisos, no te preocupes.

 

Laura no puede evitar el esbozar una leve sonrisa.

 

LAURA: Te lo agradezco, porque no creo que en esta habitación haya más de cien metros.

 

Los dos amigos se empiezan a reír, divertidos, aunque Hugo enseguida vuelve a ponerse serio.

 

HUGO: ¿Por qué lo hiciste, Laura?

 

LAURA: (Suspira) Te he dicho que no quería sermones.

 

HUGO: Y no es un sermón… tan solo es una pregunta.

 

LAURA: Una pregunta que va justo antes de un sermón.

 

HUGO: No te voy a dar la chapa, te lo aseguro. Sé mejor que nadie que en estos casos eso es lo peor que puedes hacer.

 

La joven se queda pensando durante unos segundos, hasta que coge aire.

 

LAURA: Necesitaba rendir para los exámenes. No me estaba consiguiendo concentrar, y entonces me hablaron de las anfetaminas. Sé que fue la solución fácil, pero… funciono.

 

HUGO: Sí, pero suerte que has tenido de que esto haya quedado en un susto y no haya ido a más.

 

LAURA: Ya…

 

Los dos amigos se quedan unos segundos en silencio, incómodos.

 

HUGO: Porque no te habrás enganchado, ¿verdad?

 

LAURA: No… ¡no! ¡Claro que no!

 

Hugo sonríe forzadamente y se sienta en el borde de la cama de su amiga, cogiéndole de la mano.

 

HUGO: Me alegro de oír eso, Laura. Pero de todos modos, si necesitas algo, ya sabes donde estoy. Yo he pasado por algo parecido, y sé como es.

 

LAURA: Te lo agradezco, pero estaré bien. De verdad.

 

HUGO: Vale.

 

Hugo mira su reloj y al comprobar la hora se levanta, asustado.

 

HUGO: Joder, llego tarde a trabajar. Me alegro de verte así, y ya sabes que te hablaba en serio. Hasta luego.

 

LAURA: Chao.

 

El chico sale de la habitación de Laura, la cual suspira, cansada de escuchar siempre lo mismo.

 

CEMENTERIO DE GIJÓN

 

Una multitud de gente, vestidos de negro, se alejan de una tumba. Se cruza con todos ellos Jaime, que se dirige a la misma; vemos que es la de Gregorio. El chico tiene lágrimas en los ojos.

 

JAIME: Esto no ha hecho más que empezar, Gregorio… haré que ese hijo de puta pague por lo que les hizo a mis padres y por lo que te ha hecho a ti.

 

Jaime rompe a llorar, desesperado.

 

Canción: The hero waits

Kristen Bell, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Jared Padelecki, Hayden Pannettiere, Emma Watson

 

Capítulo 69

Jugando por nuestro futuro II

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Hugo y Claudia permanecen tras la barra, charlando animadamente, cuando Vicente aparece por allí y, corriendo, se acerca a la barra, ante la extrañeza de los dos camareros.

 

CLAUDIA: ¿Qué pasa? ¿Vas hoy justo de tiempo?

 

VICENTE: No, no es eso.

 

HUGO: ¿Estás bien?

 

VICENTE: Sí… un poco acalorado, nada más.

 

HUGO: ¿Te pongo un café con leche, o algo más fresco?

 

VICENTE: No, que va, si llego tarde al trabajo… solo venía para saber si te han dado ya la nota.

 

HUGO: Oh, gracias por el interés, pero todavía no. Hasta las doce no salen.

 

VICENTE: ¿En serio?

 

HUGO: Aha.

 

VICENTE: Bueno… pues en ese caso esperaré a hacer el descanso a las doce y espero que me des buenas noticias. Hasta luego.

 

HUGO: Adiós… ¡y gracias!

 

CLAUDIA: Chao.

 

Vicente se marcha de allí rápidamente y Claudia, con una sonrisa de oreja a oreja, se acerca a su amigo.

 

CLAUDIA: Sabes que le tienes loquito, ¿verdad?

 

HUGO: (Extrañado) ¿De qué estás hablando? Si tiene novio…

 

CLAUDIA: ¿Y eso que más da? Si te diera la gana, podrías follártelo ahora mismo… y yo que tú me lo pensaría, porque está buenísimo.

 

Hugo no puede evitar el echarse a reír, divertido.

 

HUGO: ¡Pero mira que eres burra!

 

CLAUDIA: Sí, sí, burra… pero sabes perfectamente que tengo razón.

 

Claudia se dirige al almacén mientras Hugo se queda allí, sin poder evitar el pensar en las palabras de su compañera.

 

UNIVERSIDAD DE GIJÓN/ INTERIOR

 

Una multitud de gente permanece congregada frente al tablón de anuncios, consultando sus notas. Isra y Andrea permanecen alejados del barullo. El chico parece muy nervioso, al contrario que su amiga, que sonríe.

 

ANDREA: ¿Ya estás preparado?

 

ISRA: Espera un minuto más…

 

ANDREA: (Suspira) Joder, hijo. A este paso cuando las miremos no nos van a servir de nada porque nos vamos a tener que jubilar.

 

Isra se queda pensando durante unos segundos, hasta que finalmente también termina suspirando.

 

ISRA: Está bien, vamos…

 

ANDREA: ¡Por fin!

 

La joven corre hacia la gente, abriéndose paso como puede, mientras Isra la sigue de un modo mucho más pausado. Antes de llegar al tablón, se encuentra con Andrea, que ya sale toda entusiasmada.

 

ANDREA: ¡Me da! ¡Me da!

 

ISRA: ¿Ya la has mirado?

 

ANDREA: ¡Sí! ¡Dentro de nada seré estudiante de Turismo! ¡Y ahora mismo, soy la mujer más feliz del mundo!

 

Andrea abraza a su amigo, emocionada.

 

ISRA: ¿Pero te da la nota para estudiarla aquí?

 

ANDREA: ¡Claro! ¿Por qué sino iba a estar tan feliz? Pero no te entretengo, ¡ves a mirarla tú también!

 

ISRA: Ya voy, ya voy…

 

Isra, nervioso, se dirige hacia allí. Temblando, busca su nombre en la lista, y cuando lo encuentra, suspira antes de mirar su nota. Al hacerlo, no se lo puede creer.

 

ISRA: ¡Andrea!

 

La joven aparece por detrás de su amigo, preocupada.

 

ANDREA: ¿Qué pasa? ¿Estás bien?

 

ISRA: ¿Qué si estoy bien? ¡¿Qué si estoy bien?! Joder… ¡he aprobado! ¡Voy a poder estudiar Medicina aquí!

 

ANDREA: ¡Genial!

 

Los dos amigos se abrazan, emocionados.

 

ISRA: Hay que mirar la nota de Laura.

 

ANDREA: Sí…

 

Ambos vuelven a mirar el tablón. Buscan el nombre de su amiga y cuando lo encuentran, miran su nota. Al verla se miran, sin saber que decir.

 

FRUTERÍA “FRUTAS SALVAJES”/ INTERIOR

 

Lola termina de atender a una mujer con una amplia sonrisa. Jaime permanece en un rincón del local, con la mirada perdida. Cuando la señora se marcha, Lola mira a su empleado, molesta.

 

LOLA: Si a la semana de haberte contratado ya estás aislado y sin dar palo al agua, mal vamos…

 

JAIME: ¿Eh? Lo… lo siento.

 

Los dos se quedan en silencio durante unos segundos, hasta que Lola suspira, preocupada.

 

LOLA: ¿Estás bien?

 

JAIME: No, la verdad es que no. El otro día falleció un viejo amigo de la familia, y bueno… la verdad es que me ha impactado bastante más de lo esperado.

 

LOLA: Vaya, lo siento… ¿y de que ha muerto?

 

El chico se queda pensando durante unos segundos, y finalmente termina suspirando.

 

JAIME: Fue asesinado.

 

LOLA: (Sorprendida) ¿Qué? ¿En serio?

 

JAIME: Aha.

 

LOLA: Joder… y si no es mucho preguntar, ¿han cogido al que lo ha hecho?

 

JAIME: No, no lo han cogido, pero estoy seguro de que lo acabarán haciendo.

 

LOLA: Ya…

 

Ambos vuelven a quedarse en silencio durante unos segundos. Lola parece algo incómoda, pero al final termina esbozando una sonrisa mientras coge al chico del brazo.

 

LOLA: ¿Estás seguro de que quieres estar trabajando? Si lo prefieres, tómate el día libre, no pasa nada.

 

JAIME: No, tranquila. Prefiero estar aquí e intentar mantener la mente ocupada con algo.

 

LOLA: Vale, está bien. Pero si te quedas a trabajar, es a trabajar, y no ha quedarte apoyado en un rincón sin hacer nada y pensando en tus cosas, ¿vale?

 

Jaime no puede evitar el esbozar una sonrisa.

 

JAIME: Sí, tranquila. Siento lo de ahora, tan solo ha sido un momento de flojera, nada más.

 

LOLA: (Sonríe) No te preocupes, no pasa nada. Pero que no vuelva a suceder, ¿eh?

 

El chico sonríe a su jefa, agradecido por su comprensión.

 

HOSPITAL CLÍNICO/ HABITACIÓN 360

 

Laura permanece sentada en el sillón, leyendo un libro. Parece bastante concentrada en la lectura cuando escucha unos leves golpes en la puerta y alza la vista, sonriente.

 

LAURA: Adelante.

 

La puerta se abre, dando paso a Isra y a Andrea.

 

ISRA: ¿Se puede?

 

LAURA: Claro, chicos. Pasad.

 

Isra y Andrea entran a la habitación, sonriendo, mientras Laura cierra el libro y se sienta sobre la cama, dejando el sillón libre para uno de sus amigos, Isra. Andrea se sienta en la cama también.

 

LAURA: ¿Qué tal? ¿Sabéis ya las notas?

 

ANDREA: Sí…

 

LAURA: ¿Y?

 

Andrea e Isra se miran en silencio, incómodos. Laura se da cuenta de que pasa algo.

 

LAURA: ¿Qué pasa? No me digáis que he suspendido, por favor…

 

Andrea coge la mano de su amiga, intentando tranquilizarla.

 

ANDREA: No, tranquila. Aprobar has aprobado.

 

LAURA: (Extrañada) ¿Entonces? ¿Qué pasa?

 

ISRA: Es la nota, Laura. Has tenido un seis con siete.

 

LAURA: (Sorprendida) ¿Un seis con siete? ¿Solo? Joder… ¡no me da la nota para estudiar aquí!

 

ANDREA: Lo sentimos Laura, de verdad que sí… pero piensa que puedes volver a presentarte en septiembre con la calma, y entonces seguro que conseguirás subir la nota.

 

LAURA: No. No me puedo presentar en septiembre.

 

ISRA: ¿Entonces que vas a hacer?

 

Laura mira a sus amigos, sin saber que responder.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Ya es mediodía. Hugo continúa tras la barra, comiéndose un bocadillo de tortilla, cuando Vicente, con una sonrisa de oreja a oreja, entra al local más tranquilo que la vez anterior.

 

VICENTE: Hola.

 

HUGO: ¿Te pongo esta vez un café con leche, o vuelves a andar muy liado?

 

VICENTE: (Sonríe) No, ahora vengo a tomármelo.

 

Hugo le devuelve la sonrisa, mientras empieza a prepararlo. No tarda en hacerlo.

 

HUGO: Aquí tienes.

 

VICENTE: Gracias… ¿y bien?

 

HUGO: (Extrañado) ¿Y bien qué?

 

VICENTE: ¡La nota! Te la han dado ya, ¿no? Me dijiste que te la daban a las doce.

 

HUGO: Sí, me la han dado ya, y… ¡he aprobado!

 

VICENTE: ¿De verdad?

 

HUGO: Aha.

 

VICENTE: Joder, ¡enhorabuena! ¡Ven aquí!

 

Los dos jóvenes se abrazan, contentos, pero Hugo se separa enseguida, incómodo.

 

HUGO: Bueno, ya está.

 

VICENTE: Sí…

 

Vicente empieza a tomarse el café, y los dos se quedan durante unos segundos en silencio.

 

VICENTE: Oye, ¿a qué hora sales esta noche?

 

HUGO: A las nueve… ventajas de estar comiendo aquí sin tener descanso al mediodía.

 

Vicente no puede evitar el echarse a reír, divertido.

 

VICENTE: Bien, entonces será a esa hora a la que me pase a buscarte.

 

HUGO: (Extrañado) ¿Buscarme? ¿Buscarme para qué?

 

VICENTE: Para la sorpresa… ¿ya no lo recuerdas?

 

Hugo suspira, intentando no perder la paciencia.

 

HUGO: ¿Aún sigues con eso? Ya te he dicho que no hace falta que lo hagas…

 

VICENTE: Y yo te he dicho que quiero hacerlo, así que no hay más que hablar.

 

HUGO: Pero…

 

Vicente se termina el café de un trago, sin dejar terminar de hablar al camarero.

 

VICENTE: Pero nada. A las nueve estaré aquí, y espero que vengas. Sin excusas.

 

El joven sale del local mientras Hugo se queda allí solo, sin saber que hacer.

 

PISO DE CARLOS Y JAIME/ SALÓN

 

Carlos permanece sentado en el sofá, comiendo sobre la mesita del café mientras ve la televisión, cuando la puerta de la entrada se abre, dando paso a Jaime.

 

JAIME: Joder, ya podrías haberme esperado para comer…

 

CARLOS: Lo siento. Estaba tan ansioso con una semana sin comer, que ahora necesitaba recuperar todo.

 

JAIME: ¡Es verdad, que hoy te daban la nota! ¿Cómo te ha ido?

 

CARLOS: (Sonríe) Aprobado.

 

JAIME: ¡Bien!

 

Jaime le estrecha la mano a su amigo, orgulloso, pero no puede dejar de mirar la comida de éste, lo que provoca sus risas.

 

CARLOS: No te preocupes, te he guardado. Lo tienes en la encimera.

 

El joven alza la mirada y allí ve un plato de comida, por lo que no puede evitar el sonreír.

 

JAIME: Joder, gracias.

 

El chico se coge el plato y un botellín de cerveza de la nevera, y se sienta en el sofá junto a su amigo.

 

CARLOS: ¿Cómo ha ido el trabajo? Pareces cansado.

 

JAIME: Pues la verdad es que muy cansado no soy. Lola se ha portado muy bien hoy conmigo, porque la verdad es que no tenía ganas de hacer nada.

 

CARLOS: (Extrañado) ¿Y eso?

 

Jaime se queda pensando durante unos segundos, hasta que finalmente termina suspirando.

 

JAIME: Puedo confiar en ti, ¿verdad?

 

CARLOS: Pues claro que sí, Jaime, la duda ofende… parece mentira que no me conozcas. Sabes perfectamente que puedo llegar a ser una tumba si me lo propongo.

 

El chico sonríe forzadamente.

 

JAIME: Tienes razón, perdona.

 

CARLOS: Bueno, pues cuéntame. Porque hoy no tendrías ganas de hacer nada, pero la verdad es que llevas unos días bastante raro.

 

JAIME: Ya… verás, todo empezó a los pocos días de mi regreso a la ciudad el año pasado… aunque realmente toda ésta historia se remonta al día del asesinato de mis padres… o quizás antes.

 

CARLOS: (Sorprendido) ¿Asesinato?

 

JAIME: Aha. Déjame que te expliqué.

 

El joven empieza a contarle la historia a Carlos, el cual la escucha atentamente sin perder detalle.

 

HOSPITAL CLÍNICO/ CAFETERÍA

 

Tarde. Sentadas en una de las mesas, Laura se toma un vaso de agua mientras Marta hace lo propio con un café. Las dos jóvenes charlan, aunque permanecen serias.

 

LAURA: ¿Y te da igual entonces haber suspendido?

 

Marta se encoge de hombros, resignada.

 

MARTA: ¿Y qué voy a hacer? Si realmente no sé para que me lo hice, si sabía perfectamente lo que iba a pasar.

 

LAURA: ¿Y no piensas hacer ninguna otra cosa?

 

MARTA: La verdad es que no he pensado en ello. No tengo muy claro que hacer con mi vida… solo sé que tengo que sacar adelante a Esperanza sea como sea.

 

LAURA: Pero no tienes problemas para mantenerla, porque tus padres corren con los gastos… yo creo que a lo mejor podrías hacer alguna FP o algo, no sé.

 

MARTA: Pero es que tampoco sabría de que hacerla.

 

LAURA: Bueno, aún tienes un mes antes de las preinscripciones para pensarlo.

 

MARTA: Ya…

 

Las dos amigas se quedan en silencio, hasta que Marta parece caer en algo, y esboza una amplia sonrisa.

 

MARTA: Por cierto, tengo una noticia que creo que te va a encantar.

 

LAURA: ¿El qué?

 

MARTA: Andrea, Isra y yo hemos estado hablando de irnos a Barcelona cuando salgas de aquí para celebrar el final del instituto y el inicio de una nueva vida para todos.

 

LAURA: (Sonríe) ¡Ey, eso sería fantástico! ¿Y sólo iríamos los cuatro?

 

MARTA: Sí, porque los demás trabajan. Y yo en cuanto vuelva me pondré a pensar también en lo que va a ser de mi vida.

 

LAURA: Más te vale.

 

MARTA: Sí. Pero de todos modos, lo importante es que seguiremos todos unidos, ¿verdad?

 

Laura se queda impactada por las palabras de su amiga, sin saber muy bien que decir, pero finalmente termina esbozando una falsa sonrisa que su amiga no advierte.

 

LAURA: Claro que sí… todos unidos.

 

Marta devuelve la sonrisa a su amiga, sin darse cuenta de la incomodidad de la misma.

 

PISO DE CARLOS Y JAIME/ SALÓN

 

Comienza a anochecer, y Carlos está sentado en el sofá cenando tranquilamente mientras ve la televisión. De pronto el timbre empieza a sonar y el joven, extrañado, se levanta y abre la puerta, encontrándose al otro lado a Andrea, la cual sonríe tímidamente.

 

ANDREA: Hola.

 

CARLOS: ¿Qué estás haciendo aquí?

 

ANDREA: ¿Crees que podríamos hablar un segundo?

 

CARLOS: No, estoy muy liado.

 

Carlos se dispone a cerrar la puerta, pero su ex novia se lo impide al poner un pie en el medio.

 

ANDREA: Por favor…

 

El joven se queda pensando durante unos segundos hasta que finalmente suspira.

 

CARLOS: Está bien… pero sé breve, ¿vale?

 

ANDREA: Sí, no te preocupes. Va a ser algo muy rápido.

 

CARLOS: Bien…

 

Andrea accede al interior del piso y Carlos cierra la puerta. Los dos jóvenes se sientan en el sofá, y se quedan unos segundos en silencio, hasta que el chico carraspea.

 

ANDREA: He dejado el trabajo.

 

CARLOS: (Sorprendido) ¿Cómo?

 

ANDREA: Pues eso, que he dejado el trabajo.

 

CARLOS: ¿Y por qué cojones has hecho eso? ¿No decías que necesitabas tanto el dinero?

 

ANDREA: Sí, y lo sigo necesitando. Pero me di cuenta de que también te necesitaba a ti, y que si seguía en ese trabajo, tendría que elegir… y ya he elegido.

 

Carlos mira a su ex novia, confuso.

 

CARLOS: Andrea…

 

ANDREA: (Interrumpiéndole) Mira Carlos, no te estoy pidiendo que me des una oportunidad ahora mismo, ni que volvamos a estar juntos otra vez. Solo te pido que me des una oportunidad para demostrarte que puedes confiar en mí, y cuando lo haga, entonces ya veremos lo que pasa.

 

El joven se queda pensando durante unos segundos, en silencio.

 

CARLOS: Yo… necesito tiempo. Necesito pensar antes de acelerarme. Lo he pasado muy mal en mi vida sentimental, y no quiero volver a sufrir. Otra vez, no.

 

Andrea sonríe forzadamente.

 

ANDREA: No te preocupes, lo entiendo perfectamente.

 

La chica se levanta, y se dirige hacia la puerta.

 

ANDREA: De todos modos, cuando tomes una decisión házmela saber, sea la que sea. Por favor.

 

CARLOS: Claro, no te preocupes. Lo haré.

 

ANDREA: Muy bien, Carlos. Gracias por atenderme. Hasta luego.

 

CARLOS: Chao.

 

Andrea sale de allí mientras Carlos se recuesta en el sofá, suspirando y pensando en las palabras de la joven.

 

BAR “FOUR”/ EXTERIOR

 

Hugo sale del local. Parece bastante acalorado, pero, a pesar de ello, feliz. Se dispone a marcharse de allí rumbo a su casa, cuando de pronto alguien le agarra del brazo. Al girarse, ve que se trata de Vicente.

 

VICENTE: Ya veo que pretendías irte sin mí, ¿eh?

 

HUGO: (Molesto) ¡Joder, que susto me has dado!

 

VICENTE: Bueno, si me hubieras esperado en vez de huir, no tendría que haberlo hecho.

 

HUGO: No estaba huyendo. Es solo que tengo muchas cosas que hacer, y no puedo quedarme.

 

Vicente mira divertido al joven, sin creerle.

 

VICENTE: Ya, claro. Vamos, anda.

 

HUGO: Oye, que te lo estoy diciendo en serio.

 

VICENTE: En serio o no, me da igual. Ya te dije que no hicieras planes, porque tú y yo íbamos a celebrar que habías aprobado. Así que ahora me da igual me digas lo que me digas. Vas a venir y punto.

 

HUGO: Pero…

 

VICENTE: (Interrumpiéndole) Pero nada. Vas a venir, y no te vas a arrepentir. Y si te hace falta, te secuestro.

 

Hugo no puede evitar el echarse a reír, divertido, y finalmente termina suspirando.

 

HUGO: Está bien, iré. Pero volveré pronto a casa, que ya que no me vas a dejar hacer nada hoy, mañana me levantaré temprano para hacerlo, ¿de acuerdo?

 

VICENTE: Bueno, ya hemos negociado esto. Cuando llegue el momento, negociaremos la hora a la que te vas a casa.

 

El joven vuelve a reírse, y los dos se empiezan a alejar de allí, charlando animadamente.

 

HOSPITAL CLÍNICO/ HABITACIÓN 360

 

Ya es completamente de noche, y Laura se encuentra sentada en la cama, leyendo un libro y con la luz de la mesita encendida. De pronto, asustándola, se abre la puerta, dando paso a Carlos. La joven parece muy extrañada por la visita.

 

LAURA: ¿Qué estás haciendo aquí? El horario de visitas ha terminado hace horas.

 

CARLOS: Ya, ya lo sé… pero necesitaba hablar con alguien.

 

Laura se queda pensando durante unos segundos en silencio, hasta que finalmente termina sonriendo.

 

LAURA: Está bien, pasa… la verdad es que yo también necesito hablar con alguien.

 

CARLOS: Gracias.

 

El joven cierra la puerta de la habitación y se sienta en el sillón que hay junto a la camilla.

 

CARLOS: ¿Tú también estás mal, o qué?

 

LAURA: Bueno, digamos que… tengo que tomar una importante decisión en mi vida.

 

CARLOS: (Suspira) Sí, lo mío también va por ahí…

 

LAURA: Empieza tú, que al fin y al cabo eres el que has venido hasta aquí en busca de desahogo.

 

CARLOS: La verdad es que prefiero que empieces tú. Así consigo olvidarme de lo mío un poco…

 

LAURA: ¿Seguro?

 

CARLOS: Aha.

 

LAURA: Está bien…

 

La joven hace una pausa, la cual aprovecha para coger aire.

 

LAURA: Verás, la nota que he sacado en la Selectividad no me da para poder hacer Biología aquí.

 

CARLOS: Joder, que putada. ¿Y qué piensas hacer ahora?

 

LAURA: Pues la verdad es que no lo tengo muy claro, pero una de las opciones que estoy barajando es la de irme a Valencia a hacerla.

 

CARLOS: (Sorprendido) ¡¿A Valencia?!

 

LAURA: Carlos, no grites si no quieres que te descubran aquí y llamen a seguridad.

 

CARLOS: Tienes razón, perdona, pero… joder, ¿cómo te vas a ir a Valencia?

 

LAURA: Ya sabes que mi sueño siempre ha sido el estudiar Biología, y allí es el único lugar en el que me da la nota para poder hacerla.

 

Carlos coge repentinamente la mano de su ex novia, sorprendiéndola.

 

CARLOS: No puedes irte, Laura. No puedes.

 

Laura mira al joven, sorprendida por su actitud y sin saber muy bien que decir.

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y HUGO/ SALÓN

 

Andrea, completamente a oscuras, permanece sentada en el sofá comiéndose un helado de chocolate mientras ve una película. Tiene los ojos llenos de lágrimas, cuando de pronto se escucha la puerta abrirse y se encienden todas las luces. Andrea, asustada, se limpia rápidamente las lágrimas de su cara y sonríe forzadamente.

 

ANDREA: ¡Hola, Claudia! No te esperaba tan pronto…

 

CLAUDIA: Ya, ya lo sé, pero es que hacía bastante rato que no venía nadie por el bar, y he decidido cerrar antes y venir a casa a descansar.

 

ANDREA: Muy bien, claro que sí. El descanso es una cosa muy importante en la vida de las personas.

 

Claudia mira extrañada a su compañera de piso, y se sienta a su lado.

 

CLAUDIA: Andrea, ¿estás bien?

 

ANDREA: Claro que estoy bien, ¡sí! ¿Por qué no iba a estarlo?

 

CLAUDIA: Porque una felicidad tan sobreactuada como la tuya solo quiere decir que estás mal. Y además, todavía tienes lágrimas en los ojos.

 

ANDREA: Ya…

 

Las dos jóvenes se quedan en silencio durante unos segundos, hasta que Claudia termina suspirando.

 

CLAUDIA: Vamos Andrea, sabes perfectamente que puedes hablar conmigo de cualquier cosa. Tendrías que estar feliz por haber aprobado la Selectividad, ¿no?

 

ANDREA: (Suspira) Se trata de Carlos, así que si no quieres escucharlo, lo entiendo.

 

Claudia sonríe a su amiga, y la coge de la mano.

 

CLAUDIA: Claro que quiero escucharlo, Andrea. Adelante.

 

ANDREA: He ido a pedirle perdón por lo del trabajo, y ha decirle que lo he dejado, pero… no sé, creo que le ha dado bastante igual.

 

CLAUDIA: No, seguro que no le ha dado igual.

 

ANDREA: No me va a perdonar, Claudia…

 

CLAUDIA: ¿Y qué?

 

ANDREA: (Extrañada) ¿Cómo que y qué? ¿Para eso me preguntas? ¿Así piensas consolarme?

 

CLAUDIA: Vamos a ver, Andrea. Carlos te quiere muchísimo, y eso está claro porque solo hay que ver como te mira. Y claro que te va a perdonar, por eso mismo. Pero mi pregunta se refiere a que, ¿por qué te importa si te va a perdonar o no? Andrea, tú siempre has sido una tía independiente que no te ha hecho falta ningún tío ni ninguna tía a tu lado para poder ser feliz… y ahora parece que dependes totalmente de Carlos. No entiendo dónde ha quedado esa independencia que tanto deseabas y por la que tanto luchabas, pero me gustaba eso de ti.

 

Andrea mira a su amiga en silencio, pensando en que quizás tenga razón.

 

PLAYA DE GIJÓN

 

Hugo y Vicente están sentados frente al mar, dejando que las olas mojen sus pies descalzos. Los dos charlan animadamente mientras sus rostros reflejan una gran felicidad.

 

HUGO: Oye, y si no es mucho preguntar, ¿qué ha pasado con tu novio? Me has dicho que habéis roto, pero no me has contado por qué…

 

VICENTE: ¿Hablas en serio?

 

HUGO: (Extrañado) Sí, ¿por qué? ¿Qué pasa?

 

VICENTE: ¿De verdad que no te lo imaginas?

 

HUGO: No, ¿por qué iba a hacerlo?

 

Vicente no puede evitar el echarse a reír, divertido.

 

VICENTE: Me encanta lo inocente que eres.

 

HUGO: Oye, que te estoy hablando en serio, ¿vale? Y además, no soy tan inocente.

 

VICENTE: Vale, vale. Pues el motivo por el que he cortado con mi novio, has sido tú.

 

HUGO: (Sorprendido) ¿Cómo?

 

VICENTE: Pues eso, que el motivo de mi ruptura con Álvaro has sido tú. Me gustaste desde el primer momento en el que te vi, y el otro día, cuando nos encontramos, él se dio cuenta y se fue. No hay más.

 

HUGO: Yo… no quería meterme en vuestra relación.

 

VICENTE: Y no te has metido, no te preocupes. Era una relación que llevaba muerta mucho tiempo, y digamos que eso fue el detonante para que se acabará.

 

HUGO: Ya…

 

Los dos se quedan en silencio durante unos segundos, hasta que se miran sonrientes.

 

HUGO: ¿De verdad que te gusto?

 

VICENTE: Muchísimo.

 

HUGO: Tú a mi también me gustas muchísimo…

 

Ambos vuelven a quedarse en silencio durante unos segundos, mirándose, hasta que poco a poco se van acercando y se terminan besando, primero tímidamente para luego dejar paso a la lujuria y a la pasión. Luego se van dejando caer sobre la arena, mientras se van quitando la ropa el uno al otro.

 

EDIFICIO “VALERO”/ DESPACHO DE SANTIAGO

 

Santiago sale de su despacho. Se asegura de que ha cerrado bien la puerta, y empieza a alejarse de allí. A los pocos segundos de que el hombre coja el ascensor, la planta se queda completamente a oscuras. De pronto, Jaime sale de debajo de la mesa de la secretaria del padre de Hugo, con ciertas dificultades.

 

JAIME: Joder…

 

El chico se reincorpora como puede, y se acerca a la puerta del despacho del hombre. Comprueba que está cerrada con llave.

 

JAIME: ¡Mierda!

 

Jaime se busca entre los bolsillos, comprobando que lleva una horquilla en ellos.

 

JAIME: Perfecto, esto servirá…

 

El chico empieza a manipular la cerradura con la horquilla, y no tarda demasiado en conseguir forzarla.

 

JAIME: Genial…

 

Jaime se asegura de que no haya nadie más en la planta aparte de él y entra al despacho cerrando la puerta poco a poco, intentando hacer el menor ruido posible.

 

CONTINUARÁ…