MANERAS DE VIVIR


Quinta temporada, capítulo 114 (Season finale)

 

PISO DE CLAUDIA Y JAIME/ COCINA/ MAÑANA

 

Andrea, con la mirada perdida, se toma una taza de café todavía con la camiseta de dormir y unos pantalones muy cortos. La joven parece preocupada por algo, pero cuando Claudia entra, ya arreglada para salir de casa, esboza una forzada sonrisa.

 

Andrea: Buenos días.

 

Claudia: Hola.

 

Claudia se sirve una taza de café y se sienta en una silla.

 

Claudia: ¿Qué te ha pasado esta noche?

 

Andrea: (Extrañada) ¿A qué te refieres?

 

Claudia: No me podía dormir, y te oí ir varias veces al baño.

 

Andrea: Ya…

 

La joven esboza una forzada sonrisa.

 

Andrea: Es que no me encontraba bien. Tenía el estómago revuelto.

 

Claudia: ¿Cómo ayer?

 

Andrea: (Molesta) ¿Pero qué te pasa? ¿Me controlas? ¿Acaso eres mi madre?

 

Claudia: No. No estoy pasando unas buenas noches, nada más.

 

Andrea: Ya, pues yo tampoco. Supongo que habré pillado algún virus que ronde por ahí. Ya se me pasará.

 

Claudia: Andrea, vamos… ¿me vas a decir de una vez qué es lo que está pasando?

 

Andrea permanece en silencio durante unos segundos, como si buscara las palabras adecuadas, hasta que finalmente coge aire, armándose de valor.

 

Andrea: Estoy embarazada.

 

Claudia: (Sorprendida) ¡¿Qué?!

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ DORMITORIO DE HUGO Y ÓSCAR/ MAÑANA

 

Hugo y Óscar duermen plácidamente, cubriendo sus cuerpos desnudos con una fina sábana negra, cuando empiezan a sonar unos golpes en la puerta. Ambos se despiertan y se miran, extrañados.

 

Óscar: Joder…

 

Hugo: ¿Qué cojones…?

 

Isra: (Off) Chicos por favor, ¿puedo pasar? ¿Estáis visibles?. Necesito hablar con vosotros, es importante.

 

Hugo: Pasa, anda…

 

La puerta se abre, dando paso al pelirrojo, el cual se nota que también se acaba de levantar.

 

Óscar: ¿Qué pasa?

 

Isra: Marta acaba de llamarme. Acaban de encontrar el cadáver de Jorge.

 

Óscar: (Atónito) ¡¿Qué?!

 

Hugo: Mierda…

 

CANCIÓN: “Bed of roses”, de Bon Jovi

 

KRISTEN BELL

 

CHACE CRAWFORD

 

RUPERT GRINT

 

VANESSA HUDGENS

 

JESSE MCCARTNEY

 

JESSE METCALFE

 

JARED PADALECKI

 

HAYDEN PANETTIERE

 

JESSICA STROUP

 

TOM WELLING

 

CAPÍTULO 114: Malos pensamientos (Parte II)

 

PISO DE MARTA/ SALÓN/ MAÑANA

 

Marta está sentada en el sofá, con un vestido negro y el pelo recogido en una coleta alta. Tiene los ojos hinchados de haber estado llorando. Isra, vestido del mismo color que su amiga, no tarda en aparecer por allí, llevando consigo una infusión que da a su amiga para luego sentarse a su lado.

 

Isra: ¿Y Esperanza?

 

Marta: Se la han llevado mis padres unos días al apartamento que acaban de comprar en Ferrol. No quería que estuviera aquí conmigo.

 

Isra: ¿No piensas decirle nada?

 

Marta: La verdad es que ni siquiera he pensado en eso.

 

Isra: Ya, tienes razón… perdona.

 

Los dos amigos se quedan unos segundos en silencio, cada uno absorto en sus pensamientos, hasta que Marta rompe a llorar.

 

Marta: No me puedo creer que esté muerto, Isra.

 

Isra: Ven aquí…

 

El pelirrojo abraza a su amiga, comprensivo.

 

Marta: Ha sido Lidia, ¿verdad? Ha tenido que ser ella…

 

Isra: Bueno Marta, tampoco debemos adelantarnos. Lo que es seguro es que la policía dará con el asesino, sea quien sea.

 

Marta: Nunca pensé que Lidia sería capaz de hacer algo así.

 

Isra: Vamos Marta, no sabemos si ha sido ella. Deja de martirizarte, ¿vale?

 

La joven vuelve a guardar silencio durante unos segundos, pensando, hasta que finalmente se zafa del abrazo de su amigo y se levanta decidida, ante la extrañeza del pelirrojo.

 

Isra: ¿Qué pasa?

 

Marta: Ahora vengo.

 

Isra: (Preocupado) ¿A dónde vas?

 

Marta: Espérame aquí.

 

Marta, sin coger siquiera el bolso, sale del piso, ante la atónita mirada de Isra.

 

HOSPITAL GENERAL/ CONSULTA DE CRISTINA/ MAÑANA

 

Cristina está sentada frente a Claudia y Jaime, que están también en un sofá. La psicóloga les observa, preocupada. Ambos tienen muy mala cara.

 

Cristina: Siento muchísimo lo de vuestro amigo.

 

Ambos esbozan una forzada sonrisa.

 

Jaime: Gracias.

 

Cristina: Pero tenéis que entender que la vida sigue adelante. Esta tarde es su entierro, y en él también debéis de enterrar vuestra pena. Es duro, pero es posible. Y entonces, centraros en vuestro matrimonio, porque la vida sigue a pesar de todo.

 

Jaime y Claudia se miran, incómodos.

 

Claudia: Yo… no estoy muy segura de eso.

 

Jaime: (Asustado) ¿De qué estás hablando?

 

Cristina: ¿A qué te refieres, Claudia?

 

La joven se queda unos segundos en silencio, pensando, hasta que finalmente suspira.

 

Claudia: Estoy pensando en pedir el divorcio.

 

Jaime: (Sorprendido) ¡¿Qué?!

 

Cristina mira al matrimonio, sin saber qué más hacer.

 

APARTAMENTO DE LIDIA/ RELLANO/ MAÑANA

 

Marta: (Furiosa) ¡Vamos Lidia, abre la puerta! ¡Sé que estás ahí!

 

La joven da fuertes golpes a la puerta de la joven, sin obtener respuesta.

 

Marta: ¡Lidia! ¡Abre de una puta vez, joder!

 

En ese momento una de las vecinas del edificio aparece por allí y se asusta al ver a Marta.

 

Vecina: Disculpe… ¿puedo ayudarla?

 

Marta: Estoy buscando a la chica que vive aquí.

 

Vecina: ¿A Lidia?

 

Marta: Así es. ¿Sabe si se encuentra en casa ahora mismo?

 

La mujer, bastante entrada tanto en edad como en carnes, permanece en silencio durante unos segundos, como si estuviera buscando la palabra adecuada.

 

Vecina: No… la verdad es que… ya no vive aquí…

 

Marta: (Sorprendida) ¡¿Cómo?!

 

Vecina: Se fue anoche, de madrugada. Yo la vi porque… bueno… tenía que bajar la basura, pero se me hizo un poco tarde.

 

Marta: (Furiosa) ¡Mierda!

 

Vecina: (Asustada) ¿Eran muy amigas?

 

Marta: Más hubiera querido ella.

 

Vecina: ¿Entonces qué pasa?

 

Marta guarda silencio durante unos segundos, pensando, hasta que finalmente suspira.

 

Marta: ¿Sabe lo que pasa? Que durante todo este tiempo ha estado viviendo frente a una asesina.

 

Vecina: (Sorprendida) ¡¿Qué?!

 

Marta: Así que si la ve… por favor. Llame a la policía. Buenos días.

 

La joven se aleja de allí a paso ligero, ante la atónita mirada de la mujer.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR/ MAÑANA

 

El local permanece completamente vacío puesto que está cerrado. Hugo, Óscar, Andrea, Carlos, Jaime y Claudia están sentados en dos de los sofás, tomándose cada uno un café, todos vestidos de negro y en silencio, tristes. Finalmente es Claudia la que esboza una forzada sonrisa.

 

Claudia: Bueno Hugo, ¿y cuándo te dicen si entras o no a la Complutense? 

 

Hugo: Se supone que entre hoy y mañana deberían de mandarme un mensaje diciéndome si me han cogido o no.

 

Jaime: Bueno, pues a ver si hay suerte.

 

Óscar: (Molesto) ¿Suerte? ¿En serio?

 

Andrea: Míralo por el lado positivo. Al menos no está muerto.

 

Todos se giran hacia la joven, mirándola de muy malas formas, y ésta deja escapar un suspiro.

 

Carlos: ¿Cuándo aprenderás a estarte callada?

 

Andrea: De verdad, ya es que ni un poco de humor negro tenéis… yo no sé qué os está pasando.

 

Hugo está a punto de responder a su amiga, pero justo recibe un mensaje de texto en su móvil, que no tarda en leer.

 

Hugo: Es Isra.

 

Claudia: ¿Qué te dice? ¿Ya ha aparecido Marta?

 

Hugo: Sí. Me ha dicho que vayamos yendo ya para la iglesia.

 

Jaime: Pues vamos yendo.

 

Óscar: Sí, vamos.

 

Todos se levantan, pero Andrea no suelta el botellín de cerveza.

 

Andrea: Esperad un segundo.

 

Carlos: ¿Qué pasa? Vamos a llegar tarde…

 

Andrea: Brindemos. Por Jorge.

 

Todos se miran entre ellos y, sonriendo, cogen de nuevo sus botellines de cerveza. Los alzan, y los chocan entre ellos.

 

Todos: Por Jorge.

 

CALLES DE GIJÓN/ MAÑANA

 

Marta conduce su coche a toda prisa dirección a la iglesia. Isra, a su lado, mira a su amiga, asustado.

 

Isra: Marta… ¿tengo que recordarte lo que nos pasó hace justo un año por ir a esta velocidad?

 

La joven ignora las palabras de su amigo.

 

Marta: No me lo puedo creer… ¡ha desaparecido! ¿Pero cómo se puede ser tan hija de puta?

 

Isra: Te lo pido por favor, reduce la velocidad…

 

Marta: Está muerto, Isra… ¡muerto!

 

Isra: Sí, y si sigues conduciendo así, nosotros también lo estaremos dentro de poco.

 

A Marta se le llenan los ojos de lágrimas.

 

Marta: No lo entiendes, ¿verdad?

 

Isra: (Extrañado) ¿El qué?

 

La joven rompe a llorar desconsoladamente, lo que hace que el coche se le empiece a descontrolar. Isra se ve obligado a sujetar el volante.

 

Isra: ¡Joder Marta, ten cuidado, coño!

 

Marta: He perdido a la persona a la que quiero.

 

Isra: (Sorprendido) ¿Qué?

 

El pelirrojo desvía con cuidado el coche hacia el arcén.

 

Isra: Frena… ¡frena!

 

Marta, a duras penas, termina haciendo caso a su amigo. Tras detener el coche echa la cabeza hacia atrás, sin poder dejar de llorar.

 

Marta: Le quería, Isra… ¡le quería, joder!

 

Isra mira a su amiga, sin entender nada.

 

Isra: ¿Pero cómo que le querías? ¿De qué me estás hablando?

 

Marta permanece en silencio durante unos segundos, pensando, hasta que finalmente coge aire, intentando tranquilizarse.

 

Marta: Íbamos a volver a intentarlo. Nos queríamos y estábamos dispuestos a luchar por lo nuestro, y ahora, de repente…

 

La joven rompe a llorar de nuevo, desesperada. Isra, sin saber muy bien qué hacer, la abraza.

 

PARROQUIA DE SAN PEDRO APOSTOL/ EXTERIOR/ MAÑANA

 

Carlos, Andrea, Jaime, Claudia, Hugo y Óscar salen de la iglesia. Los seis parecen estar bastante afectados, pero ninguno de ellos derrama una sola lágrima.

 

Hugo: ¿Dónde se habrán metido Isra y Marta?

 

Claudia: No les habrá pasado nada, ¿verdad?

 

Carlos: No creo. Ya nos habríamos enterado.

 

Los seis amigos guardan silencio durante unos segundos.

 

Andrea: Todavía no me puedo creer que haya pasado esto. ¿Os dais cuenta? Hemos estado conviviendo día tras día con una asesina.

 

Claudia: (Molesta) Estarías más mona calladita.

 

Andrea está a punto de responder, pero en ese momento empieza a sonar el móvil de Hugo, que lo mira, extrañado, antes de descolgar.

 

Hugo: Que número más raro… ¿quién es?... sí, soy yo… aha… sí, dígame… ¡¿en serio?!... joder… muchísimas gracias, de verdad… muy bien… gracias… chao.

 

El joven cuelga el teléfono y todos sus amigos le miran, curiosos.

 

Andrea: (Suspira) ¿De verdad vamos a tener que preguntarte quién cojones era?

 

Hugo coge aire antes de esbozar una amplia sonrisa.

 

Hugo: Eran de la Complutense. Me han cogido.

 

Andrea: (Sorprendida) ¿En serio?

 

Jaime: Es genial, Hugo.

 

Claudia y Carlos: Felicidades.

 

Los cinco amigos se abrazan entre ellos y Óscar les observa, triste y con los ojos llenos de lágrimas. Ninguno de ellos se da cuenta de que Lidia les está observando desde el otro lado de la carretera, con una cínica sonrisa dibujada en su rostro.

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ SALÓN/ MEDIODÍA

 

Marta está sentada en el sofá. Lleva ya el pelo suelto, y todo el maquillaje corrido por haber estado llorando. Isra sale de la cocina con un par de tazas, una de ellas con café, y la otra con tila.

 

Isra: Toma, aquí tienes una tila. Ayudará a que te tranquilices un poco.

 

La joven esboza una forzada sonrisa.

 

Marta: Gracias…

 

Isra le tiende la taza, y luego se sienta a su lado.

 

Isra: ¿Te encuentras ya un poco mejor?

 

Marta: Sí, la verdad es que sí.

 

Los dos amigos se quedan unos segundos en silencio, cada uno absorto en sus propios pensamientos. Marta termina suspirando.

 

Marta: Siento que hayas tenido que enterarte así.

 

Isra: (Extrañado) ¿De qué?

 

Marta: De lo que había entre Jorge y yo.

 

Ahora es el pelirrojo el que esboza una forzada sonrisa.

 

Isra: No te preocupes. Entiendo que de momento no quisierais decir nada con todo lo que estaba pasando con Lidia y tal.

 

A Marta se le vuelven a llenar los ojos de lágrimas.

 

Marta: La verdad es que ni siquiera nos dio tiempo de hablar si queríamos si se supiera o no. Al día siguiente de decidir que íbamos a volver a intentarlo, desapareció.

 

Isra coge la mano de su amiga, intentando darle todo su apoyo.

 

Isra: Es una mierda Marta, lo sé… pero tienes que salir adelante. Después de todo lo que has pasado, no puedes dejarte vencer por esto.

 

Marta: Lo sé…

 

Vuelven a quedarse en silencio hasta que la chica rompe a llorar de nuevo.

 

Marta: Mierda, ¿y qué le voy a decir ahora a Esperanza? ¿El qué?

 

Isra: Anda, ven aquí…

 

Los dos amigos se abrazan, visiblemente emocionados.

 

HOSPITAL GENERAL/ SALA DE ESPERA/ TARDE

 

Claudia y Andrea están sentadas en un par de sillas. Mientras la primera lee una revista, su amiga parece estar bastante nerviosa, con las piernas temblándole. Claudia la mira de vez en cuando de reojo, hasta que termina suspirando.

 

Claudia: ¿Puedes tranquilizarte?

 

Andrea: (Borde) Creo que no.

 

Claudia: ¿Estás segura de que quieres hacer esto, Andrea?

 

La joven permanece en silencio durante unos segundos, pensando, hasta que finalmente suspira.

 

Andrea: No. La verdad es que no.

 

Claudia: Entonces vámonos. No tienes ninguna necesidad de estar aquí, y muchísimo menos, sin haberlo hablado con Carlos.

 

Claudia coge a su amiga por el brazo, pero a ésta no le cuesta ningún tipo de esfuerzo el soltarse.

 

Andrea: Te he dicho que no estoy segura de querer hacerlo… no de que sepa que tengo que hacerlo.

 

Claudia: (Extrañada) ¿Qué quieres decir?

 

La joven vuelve a guardar silencio durante unos segundos, como si estuviera buscando las palabras adecuadas.

 

Andrea: Yo no puedo tener este hijo, Claudia. Estoy estudiando una carrera, y las cosas con Carlos parece que se están solucionando, pero tampoco podemos alzar las campanas al vuelo… por no hablar de que soy demasiado joven para ser madre y que no nos engañemos, no estoy capacitada para cuidar de un niño.

 

Claudia: Todo es cuestión de aprender, Andrea.

 

Andrea esboza  una forzada sonrisa.

 

Andrea: No. Es cuestión de madurar, y yo no quiero hacerlo. Todavía no.

 

Claudia está a punto de responder a su amiga, pero justo en ese momento sale la enfermera.

 

Enfermera: ¿Andrea Cuesta?

 

Andrea: Sí, soy yo.

 

Enfermera: Sígame, por favor.

 

Andrea se levanta y camina, pero antes de cruzar la puerta para seguir a la mujer, se gira hacia su amiga, que ha vuelto su mirada de nuevo a la revista.

 

Andrea: Claudia.

 

Claudia: Dime.

 

Andrea: Gracias.

 

Claudia le responde con otra sonrisa que no borra de su cara hasta que pierde a la joven de vista.

 

PARQUE “RUISEÑORES”/ TARDE

 

Hugo y Óscar pasean por el parque, cogidos de la mano y ambos cubriendo sus ojos con unas gafas de sol.

 

Óscar: ¿Entonces cuándo te tienes que ir?

 

Hugo: A mediados de septiembre, porque empiezo las clases la última semana, así que ya puedo ir metiéndome caña buscando piso, porque claramente paso de meterme en una residencia.

 

Óscar esboza una forzada sonrisa como única respuesta. Hugo se da cuenta de su tristeza.

 

Hugo: Tú no te alegras de que me vaya, ¿verdad?

 

Óscar: ¿Eres idiota? ¿Cómo quieres que me alegre de eso?

 

Hugo: Es una gran oportunidad, Óscar. Es la gran oportunidad de cumplir mi sueño. Así que sí, podrías alegrarte un poquito. Yo lo haría por ti.

 

Óscar: Y yo lo hago por ti, Hugo. De verdad.

 

Al joven se le llenan los ojos de lágrimas.

 

Óscar: Lo que pasa es que todavía no me hago a la idea de que dentro de unos meses no te voy a ver levantándote todos los días a mi lado, sonriéndome y dándome un beso. No te voy a ver sentado en la cocina, tomando un café y fumándote un cigarro, mientras no puedes parar de mirarme. No voy a tener a quien abrazar cuando necesite a alguien que haga que me aferre a este mundo. No te voy a tocar todos los días, ni a besarte, ni a verte sonreír, ni a oír tu risa. Y eso me está matando, Hugo.

 

Hugo: Óscar…

 

Óscar: (Interrumpiéndole) Lo siento. No debería de haberme puesto así.

 

Hugo: No, escucha. Yo también voy a extrañar el levantarme todos los días a tu lado, sonreírte y darte un beso. El estar sentado en la cocina tomándome un café y fumándome un cigarro, y mirarte y pensar en la suerte que tengo de que estés a mi lado. Voy a echar de menos el abrazarte cuando necesites a alguien que te aferre a este mundo. Voy a echar de menos tus caricias, tus besos, que sonrías al verme sonreír, y contagiarte la risa. Y a mí también me está matando. Pero que me vaya no va a hacer que deje de quererte más que a mi propia vida. Porque eres la persona más importante que he tenido a mi lado, y lo único que sé es que quiero ver los años pasar a tu lado. No separarme de ti jamás.

 

Óscar mira a su novio, emocionado.

 

Óscar: Te quiero.

 

Hugo: Y yo a ti, cariño.

 

La pareja se besa, sin importarles lo más mínimo las miradas de la gente.

 

PISO DE CARLOS/ SALÓN/ TARDE

 

Andrea está sentada en el sofá. Parece que le duele la tripa, puesto que tiene las manos posadas sobre ella y muy mala cara. Carlos sale de la cocina, con dos botellines de cerveza.

 

Carlos: ¿Seguro que estás bien?

 

La joven esboza una forzada sonrisa.

 

Andrea: Sí, tranquilo. Tan solo son gases.

 

Carlos: Pues no sé hasta qué punto te va a venir bien la cerveza…

 

Andrea: ¡Mierda!

 

A la joven se le dibuja una mueca de dolor en la cara, mientras se presiona la tripa con más fuerza, lo que hace que el joven se asuste.

 

Carlos: Vale, ya está bien. Nos vamos al médico y punto.

 

Andrea: No, Carlos, no. Por favor.

 

Carlos: Pero mírate, si es que estás hecha una mierda.

 

Andrea: No puedo ir.

 

Carlos: Claro que puedes. Y vamos a hacerlo ahora mismo.

 

Carlos se levanta y se va hacia la mesa a por las llaves del coche. Andrea, tras pensar durante unos segundos, coge aire.

 

Andrea: He abortado.

 

Carlos: (Sorprendido) ¡¿Qué?!

 

Andrea: Esta tarde. He ido a una clínica, y…

 

Carlos: (Interrumpiéndola) Espera un segundo… espera.

 

El joven avanza hacia el sofá, y vuelve a sentarse.

 

Carlos: ¿Me estás diciendo que estabas embarazada y que esta misma tarde te has ido a abortar sin decirme absolutamente nada?

 

Andrea baja la cabeza, avergonzada.

 

Andrea: Carlos, yo…

 

Carlos: (Interrumpiéndola) ¡Ni Carlos, ni pollas! ¿Qué pasa? ¿Pensabas que no tenías la obligación de decirme que iba a ser padre de un niño?

 

Andrea: No, porque jamás se me pasó por la cabeza el tenerlo.

 

Carlos: ¿Y por qué no? Si no recuerdo mal, con Manuel estabas más que dispuesta.

 

Andrea: Eso era diferente.

 

Carlos: No era diferente, Andrea. Eran dos personas que se querían y que estaban esperando un hijo. Nada más.

 

Andrea: No lo entiendes.

 

Carlos: No, claro que no lo entiendo. Has matado a un niño. Es que ya solo con mirarte a la cara me entra una mala hostia…

 

Andrea: Podrías dejarme hablar, ¿no te parece?

 

Carlos: No. No quiero seguir escuchándote. Esta noche puedes pasarla aquí, pero mañana por la mañana, a primera hora, ya estás en la puta calle. Buenas noches.

 

Carlos se encierra en su habitación con un fuerte portazo y Andrea rompe a llorar, desesperada.

 

PARQUE “RUISEÑORES”/ NOCHE

 

Isra pasea tranquilamente por el paseo. Mira distraídamente a su alrededor, sumergido en sus pensamientos.

 

Iñigo: (Off) ¡Maricón!

 

El pelirrojo se gira, asustado. Ve a Iñigo acercándose a él, con otros dos compañeros de clase.

 

Isra: Olvidadme.

 

Isra sigue su camino, pero los tres jóvenes no dejan de seguirle.

 

Iñigo: No vamos a olvidarte, para nada… ¿qué pasa? ¿Qué nos tienes miedo?

 

El joven fuerza una carcajada para intentar disimular sus nervios y sus temores.

 

Isra: Más quisierais vosotros.

 

Iñigo: Pues deberías.

 

Isra: (Extrañado) ¿Cómo?

 

Justo en el momento en el que se gira hacia ellos, se encuentra con un fuerte golpe en su cara, propinado por un bate de beisbol metálico, lo que hace que caiga inmediatamente al suelo, inconsciente.

 

Iñigo: Así aprenderás, maricón.

 

Iñigo sigue dándole, con saña.

 

Iñigo: Te pudrirás en el infierno, hijo de puta. Ojala no vuelvas a despertarte en tu puta vida.

 

ESCENAS MÚLTIPLES

 

Suena la canción “Desde mi cielo”, de Mägo de Oz.

 

Claudia barre el “Four”, ya cerrado, mientras Jaime le observa desde el otro lado de la barra, triste.

 

Andrea, tumbada en el sofá del apartamento de Carlos, no puede parar de llorar, mientras el joven, sentado en su cama, mira con tristeza una fotografía en la que aparece junto a la joven, cuando todavía eran novios y felices.

 

Marta arropa a Esperanza en la cama, con los ojos llenos de lágrimas.

 

Hugo y Óscar hacen apasionadamente el amor en la cama, sin dejar de besarse ni un solo instante, como si la vida les fuera en ello.

 

Isra, todavía inconsciente en el suelo del parque, está rodeado por un enorme charco de sangre, mientras Iñigo y sus amigos huyen de allí entre risas.

 

Lidia se monta en su coche, con una cínica sonrisa dibujada en su rostro, y se aleja de allí a toda velocidad, fumándose a la vez un cigarro.

 

CONTINUARÁ…