MANERAS DE VIVIR

.- Una nueva semana da comienzo en el instituto. La gente empieza a acudir allí, por lo que el exterior del mismo está lleno de adolescentes cargados de sus mochilas. Entre ellos Isra, que mira a su alrededor bastante nervioso, hasta que nota una presencia a su lado.

EDU: Buenos días.

ISRA: (Nervioso) Hola.

Los dos se quedan en silencio unos segundos.

EDU: Creo que tenemos que hablar sobre lo del sábado.

ISRA: No es necesario.

EDU: Claro que lo es, Isra. Yo… no quiero perderte.

ISRA: No me vas a perder. Vamos a seguir siendo igual de amigos que siempre.

EDU: Pues no lo parece. Estás súper soso hoy, ¿no?

ISRA: (Extrañado) ¿Soso? Para nada… no, simplemente estoy cansado. No he descansado bien esta noche, y después del fin de semana… pues la verdad es que es lo que más falta me hacía.

Edu mira a su amigo sin creerle demasiado.

EDU: Ya… bueno, voy a ir entrando, ¿vienes?

ISRA: No. Estoy esperando a Laura.

EDU: Bien, pues nos vemos luego. Chao.

ISRA: Hasta luego.

Edu entra algo triste al instituto, e Isra permanece allí parado. Apoya la cabeza en la pared, suspirando.

.- Claudia se encuentra como siempre tras la barra del Four, sirviendo un par de cafés a dos mujeres mientras de fondo se escucha “Jueves” de La Oreja de Van Gogh. En ese momento entra Andrea por la puerta, con una sonrisa de oreja a oreja, y se acerca a ella. Se sienta en una de las butacas.

ANDREA: Buenos días.

CLAUDIA: (Sorprendida) ¡Hola! ¿Tú no tendrías que estar en el instituto?

ANDREA: Sí, pero a primera hora me tocaba con Manuel, y ya sabes que últimamente he tenido algunos problemillas con él…

CLAUDIA: ¿Últimamente?

ANDREA: (Suspira) Bueno, desde principio de curso.

Claudia se ríe.

ANDREA: Pero además quería asegurarme de que sigues dispuesta a hacer lo que hablamos ayer, que no te echarás para atrás.

CLAUDIA: Desde luego que no, ¿por?

ANDREA: Bien, pues me alegro porque voy a ir a verle ahora mismo.

CLAUDIA: ¿Ahora?

ANDREA: Sí. Cuánto más rápido sea todo, antes nos divertiremos, ¿no crees?

Claudia piensa por unos segundos.

CLAUDIA: Sí, supongo que sí.

ANDREA: ¿Supones?

CLAUDIA: No, no, estoy segura.

ANDREA: (Sonríe) Genial.

La joven se levanta de la butaca de un solo bote.

ANDREA: Entonces me voy para su casa.

CLAUDIA: No sé si deberías ir ahora, Andrea.

ANDREA: ¿Por?

CLAUDIA: Bueno, no sé… lo veo todo demasiado precipitado. No creía que fuera a ser tan rápido.

ANDREA: Confía en mí, Claudia. Dentro de poco, verá que no somos mujeres a las que nos puede engañar e irse de rositas. Chao.

CLAUDIA: Hasta luego.

Andrea se marcha, y Claudia se queda allí sin poder evitar el sentirse algo preocupada.

TÍTULOS DE CRÉDITO: "Have a nice day" Bon Jovi
Kristen Bell, David Gallagher, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Hayden Panettiere, Emma Watson.

Capítulo 39.
Sal de mi vida.


.- Hugo permanece sentado en su sitio de clase, mirando unos apuntes, cuando Laura entra a clase. Cuando el joven la ve, le saluda con un movimiento de cabeza y la chica se acerca a él.

LAURA: Hola, ¿cómo estás?

HUGO: Bien, no me puedo quejar. ¿Y tú?

LAURA: Bastante bien también, la verdad.

Los dos se quedan unos segundos en silencio.

HUGO: Oye Laura, ¿qué sabes de Marta? ¿Cómo se encuentra?

LAURA: Dentro de que está embarazada, no está mal. Lo único que no aparecerá por el instituto en toda la semana, porque el médico le recomendó reposo.

HUGO: Claro, es lógico.

Hugo parece dar la conversación por concluida, pero Laura continúa mirándole.

LAURA: ¿Por qué no vas a verla?

HUGO: No, no creo que sea buena idea.

LAURA: ¿Y eso por qué?

HUGO: (Molesto) ¿Tengo que recordarte que no nos hablamos?

LAURA: Ella ahora necesita el apoyo de su mejor amigo.

HUGO: Marta y yo hace tiempo que dejamos de ser los mejores amigos.

LAURA: (Suspira) Vale, como quieras. Yo ya no voy a insistir más.

HUGO: Eso espero. Empiezo ya a estar cansado de estar siempre con el mismo tema.

LAURA: Perdona.

La joven se dispone a ir hacia su sitio.

HUGO: Por cierto, Laura.

La chica se gira.

HUGO: Te agradecería que no dijeras a Marta que estoy preguntando por ella, ni nada de eso.

LAURA: Mira, no te entiendo… pero no te preocupes. Ella no lo sabrá.

HUGO: Gracias.

Laura sonríe de mala gana, y se sienta en su mesa.

.- Andrea esconde algo entre las estanterías de la casa de David rápidamente. Cuando lo hace, se sienta en el sofá y el joven no tarda en aparecer con dos botellines de cerveza, sentándose a su lado mientras le da uno.

DAVID: La verdad es que me sorprende tu visita. Después de todo lo que pasó… no la esperaba.

ANDREA: Me imagino. Pero las cosas acabaron tan mal… me daba pena, ¿sabes?

DAVID: Sí, lo entiendo. A mí también me dio mucha pena.

Surge un incómodo silencio entre ambos.

DAVID: Y bueno, ¿vosotras como lo lleváis?

ANDREA: Claudia no lo sé. Como comprenderás ahora intentamos evitarnos lo máximo posible… es una situación un tanto incómoda.

DAVID: (Avergonzado) Siento haber estropeado todo tanto.

ANDREA: Yo lo que más siento es que me rompieras el corazón de esa manera, David.

DAVID: (Sorprendido) No pensé que te hubiese afectado tanto.

ANDREA: ¿Por quien me tomas?

DAVID: Andrea, no me malinterpretes. Lo que quiero decir es que tú siempre presumiste de que nunca te habías enamorado, y de que no pensabas hacerlo… realmente creía que tampoco lo estabas de mí, que solo estábamos pasando el rato aunque en ocasiones me dijeras que me querías.

ANDREA: No sé como pudiste pensar en eso. Tal vez sea muy ligerita de cascos, y tal vez no me hubiese enamorado nunca… pero de ti lo hice. Yo jamás diría a una persona que la quiero si realmente no lo siento.

DAVID: De verdad que siento haber hecho tanto daño, Andrea.

ANDREA: Es lo mínimo que podías hacer.

DAVID: Ya…

Los dos vuelven a quedar en silencio, y Andrea empieza a hacer algunos pucheros, lo que sorprende al chico.

DAVID: ¿Estás bien?

ANDREA: ¿Sabes que es lo que más me duele?

DAVID: ¿Qué?

ANDREA: Que a pesar de todo, no te puedo sacar de mi cabeza. Lo he intentado, te juro que lo he hecho, pero… no puedo. Creo que sigo estando enamorada de ti.

DAVID: Andrea, yo…

La chica no le deja terminar la frase, puesto que se lanza a besarle apasionadamente.

DAVID: ¿Estás segura de esto?

ANDREA: Mañana no sé si me arrepentiré, pero… ahora te aseguro que es lo que más me apetece.

Se miran en silencio durante unos segundos, para luego volver a besarse mientras se quitan la ropa. Una cámara en una estantería lo está grabando todo.

.- Es la hora del recreo. Las nubes han empezado a descargar la lluvia, por lo que hay mucha gente en la cafetería del instituto. Hugo, sentado él solo en una mesa, se toma un café. Isra entra, y al verle, se acerca a él.

ISRA: Buenas.

HUGO: Hola…

ISRA: ¿Podría sentarme?

HUGO: Claro.

Isra se sienta frente a su amigo.

ISRA: No sé si debería hacerlo, pero me gustaría hablar contigo.

HUGO: Estamos intentando ser amigos, ¿no? Y los amigos hablan y tal.

ISRA: Sí, tienes razón. Pero es que se trata de Edu.

HUGO: (Preocupado) ¿Le ha pasado algo?

ISRA: No, tranquilo. No es eso.

HUGO: ¿Entonces?

ISRA: Verás Hugo, yo… sé que esto no te va a hacer ninguna gracia, y aunque a lo mejor no me crees, te aseguro que es la verdad.

HUGO: La verdad es que no te estoy siguiendo.

ISRA: Edu te dejó por mí.

HUGO: ¿Solo era eso?

ISRA: (Extrañado) Sí… ¿no te molesta?

HUGO: Me molesto en su día, por supuesto. Pero es que ya lo sabía.

Isra mira al joven. Cada vez parece entender menos.

ISRA: ¿Cómo que lo sabías?

HUGO: Mira Isra, es una tontería seguir hurgando en todo esto. Yo solo sé que él te quiere, y que además le rechazaste este fin de semana…

ISRA: (Interrumpiéndole) Lo hice por ti.

HUGO: No tienes que hacer nada por mí. Si le quieres, adelante. Yo no me voy a interponer.

ISRA: Pero es que no le quiero.

HUGO: (Sonríe) Entonces no lo hiciste por mí. Lo hiciste por ti.

Hugo se bebe lo que le queda de café, y sin borrar la sonrisa de su cara, se levanta y se marcha, ante la confusa mirada del chico.

.- Ya es por la tarde, y Marta permanece tumbada en su cama. Se acaricia su ya abultada tripa, mientras permanece con la mirada perdida en el techo, cuando unos golpes en la puerta le hacen salir de ese estado, y esta se abre. Laura asoma la cabeza por allí.

LAURA: ¿Se puede?

MARTA: (Sonríe) Claro, pasa.

Laura le devuelve la sonrisa mientras cierra la puerta y accede a la habitación. Se sienta al borde de la cama.

LAURA: ¿Cómo te encuentras?

MARTA: Lo mejor que se puede teniendo en cuenta que estoy embarazada.

LAURA: (Sonríe) Te traigo todos los apuntes que hemos cogido hoy.

MARTA: Muchas gracias. Échate un rato, anda.

La joven le hace caso, y las dos se tapan con las sábanas.

MARTA: ¿Qué tal las cosas hoy por el instituto?

LAURA: Pues normales, como siempre. Isra, Edu y Hugo están súper raros, y Andrea ni siquiera ha aparecido.

MARTA: Esa chica no me da ni gota buena espina… No me gusta que Hugo se junte tanto con ella.

LAURA: Tú apenas la conoces, pero es muy maja. Joder, fíjate que te invitó a la casa de los Pirineos sin conocerte de nada, solo para que intentaras reconciliarte con Hugo.

MARTA: O para eso, o para meter cizaña para que las cosas empeoraran todavía más.

LAURA: (Extrañada) ¿De qué estás hablando?

MARTA: (Suspira) Nada, déjalo. Ya te dije que era una tontería.

LAURA: Marta, que nos conocemos…

MARTA: Mira, de verdad que no es nada. Simplemente no me da buena espina, eso es todo.

LAURA: Vale, como tú digas…

Las dos permanecen unos segundos en silencio.

MARTA: ¿Qué tal todo con Carlos? Últimamente da la impresión de que ya no quedáis tanto como antes.

LAURA: No es una impresión, es la realidad.

MARTA: ¿Y eso? ¿Ha pasado algo?

LAURA: No, tan solo… que las cosas andan algo frías ahora. Supongo que es algo por lo que han de pasar todas las parejas, ¿no?

MARTA: No estás hablando con la mayor experta sobre relaciones amorosas.

Laura sonríe de mala gana.

LAURA: La verdad es que no lo sé, ¿sabes? Creo que ya no le atraigo tanto como antes.

MARTA: ¿Por qué dices eso?

LAURA: Porque ya ni me toca, ni me mira… además, está muy raro.

MARTA: Mira, no te comas la cabeza. Seguro que tiene alguna explicación. ¿Cómo le va en el trabajo?

LAURA: Pues de momento no se queja, aunque está empezando a trabajar otra vez más de la cuenta. Eso es otra cosa que me tiene muy preocupada.

MARTA: Pues creo que hay tienes la respuesta a tus preocupaciones.

LAURA: (Extrañada) ¿Qué quieres decir?

MARTA: Pues que si ahora trabaja tanto otra vez, estará cansado, y de lo que menos tendrá ganas cuando llegue a casa será de echar un polvo.

LAURA: Hombre, visto así…

MARTA: Es que es así. Y mira, ya te digo que soy una inexperta en estos, temas, pero no creo que tengas demasiadas opciones. O le convences para que trabaje menos, o te resignas, o intentas sorprenderle.

LAURA: ¿Sorprenderle?

MARTA: Sí, bueno… haz que a pesar de que esté cansado, no pueda decirte que no.

LAURA: ¿Y cómo hago eso?

MARTA: Seguro que encuentras la manera. A pocas personas más creativas que tú conozco.

LAURA: ¿Tú crees que eso dará resultado?

Marta asiente, sonriendo, y Laura se queda pensando en las palabras de su amiga.

.- Claudia lee una revista tras la barra del Four. A pesar de la multitud de gente que allí se encuentra, están todos servidos, por lo que la joven está bastante tranquila. En ese momento entra Andrea con una sonrisa de oreja a oreja, y se sienta en una butaca frente a ella.

ANDREA: Buenas tardes.

CLAUDIA: Hola, ¿te pongo algo?

ANDREA: No, gracias. Solo venía a hablar un momento contigo.

CLAUDIA: ¿Vienes de casa de David?

ANDREA: (Sonríe) Así es.

CLAUDIA: ¿Cómo ha ido?

ANDREA: Perfecto. Ha ido todo tal y como queríamos. Aquí tengo la cinta.

La joven busca la cinta en el bolso, mientras Claudia la mira algo insegura.

CLAUDIA: Andrea, la verdad es que no las tengo todas conmigo.

ANDREA: (Molesta) No me vengas ahora con esas.

CLAUDIA: Joder, es que estamos cayendo a un nivel mucho más bajo del que cayó él, ¿no te das cuenta?

ANDREA: Mira Claudia, tú haz lo que quieras, pero yo voy a seguir adelante con esto.

Andrea se marcha, y Claudia exhala un suspiro, sin saber que hacer.

.- Ya es completamente de noche. Carlos se encuentra tras el mostrador del hotel contrastando unos datos en el ordenador, cuando Laura aparece por allí tapando su cuerpo con una larga gabardina. Va muy maquillada, lo que sorprende a su novio.

CARLOS: ¿Qué haces aquí? ¿Y así?

LAURA: (Sonríe) ¿Estás tú solo?

CARLOS: Sí, Raquel acaba de terminar su turno, y…

LAURA: (Interrumpiéndole) Genial.

Laura se desabrocha la gabardina, dejando ver un uniforme de enfermera sexy muy cortito. Carlos es incapaz de reaccionar.

CARLOS: Pero…

LAURA: Y bien, ¿qué te parece?

CARLOS: ¿Qué es esto?

LAURA: Una sorpresita.

CARLOS: Laura, estás preciosa, de verdad que sí, pero… estoy trabajando, no sé si te has dado cuenta.

LAURA: ¿Y no puedes escaparte un momento? Te veo muy mala cara, necesitas un reconocimiento.

CARLOS: Esto no está siendo buena idea.

LAURA: ¿No te gusta?

CARLOS: Sí, ya te digo que me encanta, pero no es el momento.

LAURA: (Decepcionada) Muy bien.

La joven se ata de nuevo la gabardina.

LAURA: ¿Entonces cuando será el momento?

CARLOS: ¿Se trata de eso?

LAURA: (Molesta) ¡Pues claro que se trata de eso, Carlos! ¿Qué iba a ser sino?

CARLOS: Mira, esto ya nos pasó. Tienes que asumir que las parejas pasan por distintas etapas, y que en ellas no solo existe el sexo.

LAURA: Eso lo entiendo, Carlos. Lo que no entiendo es que sigas trabajando tanto, joder, después del susto que nos pegamos. Porque no sé si te das cuenta, pero es que nuestras peores etapas son cuando decides trabajar sin parar, porque te acaba afectando absolutamente a todo.

CARLOS: No sé a que viene esto ahora. He bajado mucho el ritmo de trabajo, y lo sabes.

LAURA: Pero no lo suficiente.

CARLOS: Mira Laura, no tengo tiempo de discutir ahora por esta chorrada, lo siento.

LAURA: Más lo siento yo, Carlos, créeme.

Laura se marcha, mientras Carlos la mira sin tener nada claro que es lo que debe de hacer.

.- Un nuevo día amanece en la ciudad. Hugo se encuentra apoyado en la puerta del instituto, esperando a alguien. Mira nervioso el reloj, y entonces Marta pasa por su lado. Simplemente se miran, pero no se dicen nada. Andrea llega justo detrás.

ANDREA: Perdona el retraso.

HUGO: No, no te preocupes. Es algo a lo que ya empiezo a acostumbrarme.

ANDREA: (Riendo) ¡No seas malo!

HUGO: (Susurrando) Sí tú crees que lo soy…

Ambos se encienden un cigarro antes de entrar.

ANDREA: Oye, esa que acaba de entrar era Marta, ¿verdad?

HUGO: Sí.

MARTA: ¿No tendría que estar tomando reposo?

HUGO: Ni lo sé, ni me importa.

Andrea no puede evitar el dejar escapar un par de carcajadas.

ANDREA: Mira tío, se que hace poco más de cuatro meses que nos conocemos, pero a mí ya no puedes engañarme. Tú estás preocupado por ella.

HUGO: Te aseguro que no. Hace tiempo que esa persona salió de mi vida, y por lo tanto, que ya ni me interesa ni me preocupa nada de lo que haga.

ANDREA: (Divertida) ¿Por qué te cuesta tanto reconocerlo? Si es lo más normal, al fin y al cabo fue tu mejor amiga durante mucho tiempo, ¿no?

HUGO: Eso no tiene nada que ver.

ANDREA: (Irónica) Oh no, desde luego que no.

Los dos se quedan unos segundos en silencio.

HUGO: ¿Cómo ha ido lo de David?

ANDREA: Eso, cámbiame de tema que me encanta. Pues podría haber ido bastante mejor, la verdad.

HUGO: ¿Y eso?

ANDREA: Pues porque Claudia parece que se está echando atrás, y no lo entiendo. Cuando lo comentamos las dos estábamos de acuerdo.

HUGO: Bueno, es normal. Claudia no es como tú.

ANDREA: ¿Qué quieres decir?

HUGO: Pues que Claudia es una chica más seria y formal. No parece la típica que se vaya vengando de la gente que le hace daño.

ANDREA: Pues debería, porque sino se la terminarán comiendo.

HUGO: ¿Hablas desde la experiencia?

ANDREA: Te puedo asegurar que sí.

Hugo se queda sorprendido por la respuesta de la chica, la cual tira el cigarro al suelo, y tras apagarlo con el pie, se dirige hacia el interior del instituto.

.- Manuel se encuentra sentado en la enorme mesa que hay en el centro de la sala de profesores, corrigiendo unos exámenes, cuando unos leves golpes en la puerta le hacen levantar la mirada.

MANUEL: Adelante.

La puerta se abre, dando paso a Marta.

MARTA: Laura me dijo que quería verme.

MANUEL: Sí Marta, pasa. Cierra la puerta y siéntate.

Marta le responde con una sonrisa, y le hace caso. Ambos quedan frente a frente.

MANUEL: ¿Cómo estás? Laura me dijo lo que te sucedió el fin de semana pasado.

MARTA: Sí, pero no se preocupe. Estoy bien, menos mal que tan solo fue un pequeño susto.

MANUEL: Supongo que estás dispuesta a tenerlo, ¿no?

MARTA: La respuesta a eso es bastante evidente a estas alturas.

El profesor sonríe de mala gana.

MANUEL: Bueno, esa es una decisión muy personal que supongo que te habrá costado mucho tomar.

MARTA: Sí, la verdad es que no fue fácil. Pero no entiendo…

MANUEL: (Interrumpiéndola) ¿Crees que es buena idea seguir viniendo al instituto en ese estado?

MARTA: (Extrañada) ¿Qué quieres decir?

MANUEL: Pues que viniendo embarazada, como si no pasara nada… no creo que sea lo más adecuado. No eres un gran ejemplo para tus compañeros, la verdad.

MARTA: No me parece justo lo que está diciendo.

MANUEL: Es que no lo es. Pero lamentablemente la sociedad es injusta.

MARTA: ¿Entonces va a expulsarme del instituto?

MANUEL: No. He hablado con el director y él no es partidario de que se tome esa medida. Yo simplemente te estoy dando un consejo.

Marta se levanta.

MARTA: Muy bien. Pues se lo agradezco, pero yo no necesito los consejos de nadie.

MANUEL: Si no los necesitaras, ahora no estarías así.

MARTA: (Molesta) ¿Así como? ¿Embarazada?

MANUEL: Exacto.

MARTA: Mira, ese es mi problema. Lo estoy llevando lo mejor que puedo, pero no pienso renunciar a mis estudios al no ser que el director me exija que me marche. Hasta mañana.

MANUEL: Marta…

La joven sale de la sala sin dejar terminar al profesor, el cual se recuesta en la silla, suspirando.

.- Ya es por la tarde. Claudia barre tras la barra del Four, mientras en el local apenas hay gente. En ese momento, Elisa entra al local y se acerca a su hija lentamente. Va muy desarreglada.

ELISA: Hola hija.

CLAUDIA: (Asustada) ¿Qué haces aquí?

ELISA: Solo quería saber como estabas.

Claudia mira a su madre de arriba abajo.

CLAUDIA: Pues bien, estoy bien. Y lo siento, pero no creo que sea demasiado conveniente que estés aquí… así.

ELISA: Sí, lo sé. Pero solo una cosa más… ¿has vuelto a saber algo de él?

CLAUDIA: Mamá, no es el mejor lugar ni el mejor momento para hablar sobre ese tema.

ELISA: Claudia, solo estoy preocupada. Ya sabes como es él…

CLAUDIA: Lo sé. Y también sé como eres tú, y por eso sé también que sois dos personas a las que no quiero tener en mi vida. Así que por favor, solo te pido que te marches.

ELISA: Muy bien.

La mujer se dirige hacia la puerta, pero antes de salir se gira de nuevo hacia su hija.

ELISA: Me pasaré de vez en cuando. Aunque no quieras hablar conmigo… al menos si te veo aquí, sabré que estás bien.

CLAUDIA: No intentes ir de buena madre ahora. Nunca lo has sido, y nunca lo serás, por mucho que lo intentes.

ELISA: Tienes razón, Claudia. Nunca he sido una buena madre, y este tiempo sola me he dado cuenta de ello. Por eso pienso demostrarte que he cambiado, y voy a hacerlo. Hasta pronto.

Elisa se marcha, y Claudia se apoya en la barra, suspirando.

.- Ya está anocheciendo. Isra se encuentra sentado frente al ordenador en su dormitorio, cuando unos golpes en la puerta le hacen mirar hacia allí, extrañado porque no espera a nadie.

ISRA: Adelante.

La puerta se abre, dando paso a Edu.

EDU: Buenas… ¿molesto?

ISRA: La verdad es que si que estoy algo liado.

EDU: Será solo un momento.

Isra mira unos segundos al chico en silencio, y luego suspira.

ISRA: Está bien, pero date vida.

Edu sonríe, y cierra la puerta. A continuación, se sienta en la cama y permanece en silencio unos breves momentos.

EDU: ¿Por qué estamos así?

ISRA: (Suspira) No empieces otra vez, Edu. Estamos como siempre, yo no he notado ninguna diferencia.

EDU: Pues si no lo has notado es que estás ciego.

ISRA: Mira, es absurdo volver una y otra vez sobre lo mismo. Forzar una situación es lo peor que podemos hacer.

EDU: Ya te dije ayer que no quería perderte.

ISRA: Y yo te dije que no ibas a perderme. Pero… Edu, yo no te quiero. Y lo siento. Si me ves más distante, es porque no quiero hacerte daño. El año pasado los dos cometimos muchos errores, y al final sufrimos muchísimo tres personas. No quiero que eso vuelva a repetirse. Ni yo, ni supongo que nadie.

EDU: ¿Lo haces por eso? Hugo lo acepta. Esta vez no sufriría nadie… ahora es diferente.

ISRA: No, Edu. Lo hago por mí. Porque no te quiero, y tienes que entenderlo. Yo… lo siento, de verdad. Pero nuestra historia es cosa del pasado. Se acabó.

EDU: ¿Estás seguro?

ISRA: Completamente.

Edu se levanta.

EDU: Bueno, entonces… creo que será mejor que me vaya, ¿no?

ISRA: Sí, la verdad es que sí.

EDU: Muy bien…

Edu se dirige hacia la puerta, pero Valen se levanta rápidamente de la silla.

ISRA: Edu, espera.

EDU: ¿Qué pasa?

ISRA: Sabes perfectamente que yo tampoco quiero perderte como amigo. Simplemente… demos tiempo al tiempo, ¿sí?

Edu sonríe de mala gana.

EDU: Claro. Chao.

ISRA: Hasta mañana.

El chico se marcha, y Isra vuelve a sentarse en la silla, suspirando.

.- El reloj marca las doce y media de la noche. El Four está completamente vacío, y Claudia recoge ya los distintos vasos del lavavajillas, mientras tararea al ritmo de la canción que se escucha en la radio, “Si tú te vas”, de Mägo de Oz. Entra Andrea y se sienta en una de las butacas haciendo ruido, lo que hace que Claudia se de cuenta de su presencia.

CLAUDIA: Estoy a punto de cerrar.

ANDREA: Lo sé, no venía a tomar nada, simplemente quería hablar contigo. ¿Has tomado ya alguna decisión respecto a lo de David?

CLAUDIA: (Suspira) Sí, si que la he tomado.

ANDREA: ¿Y bien?

CLAUDIA: Tenías razón, Andrea. Nos hizo mucho daño a las dos, y tiene que pagarlo. Tiene que aprender la lección para que no se lo haga a nadie más.

ANDREA: (Sonríe) ¡Genial!

Andrea se levanta, ilusionada, y abraza a su amiga, la cual no puede evitar el reírse. Después, busca algo en su bolso.

ANDREA: Aquí tenéis conexión a Internet, ¿verdad?

CLAUDIA: Claro, ¿por?

La chica saca del bolso una cinta de vídeo, y también un lector para poder pasarla.

ANDREA: Porque podemos colgar la cinta ahora mismo.

CLAUDIA: (Riendo) ¡Vamos!

Las dos amigas entran corriendo al almacén, entre risas.

.- Un nuevo día amanece en la ciudad. En el instituto, es ya la hora del recreo. Hugo está sentado en una de las mesas de la biblioteca, escribiendo algo, mientras Edu, a su lado, mira algo en el ordenador.

HUGO: ¿Te queda mucho?

EDU: No, tranquilo. Ya estoy terminando.

HUGO: Bien.

Los dos permanecen en silencio, a pesar de ser los únicos que están allí.

EDU: Que putada que solo funcione un ordenador, ¿verdad?

HUGO: Sí. Deberían de darse cuenta de que unas reformillas generales en el instituto no vendrían nada mal.

EDU: (Sonríe) Miro un momento el correo y ya te lo dejo.

Hugo asiente, y continúa a lo suyo. Edu entra en su correo, donde ve un e-mail de Andrea. Extrañado, lo abre y descarga el video que le viene adjunto. Empieza a reproducirlo, y su cara se vuelve de total asombro. Hugo no tarda en darse cuenta.

HUGO: ¿Todo bien?

EDU: No me lo puedo creer… mira el video que me ha mandado Andrea.

Hugo hace caso al joven. En el monitor observa un video que muestra a su amiga y a David manteniendo relaciones sexuales. Sonríe.

HUGO: Al final convenció a Claudia.

EDU: ¿Qué quieres decir? ¿Tú sabías que iba a hacer esto?

HUGO: Por supuesto que no lo sabía. Y a David no le está mal, por el daño que les hizo.

EDU: Pero estas no son maneras.

HUGO: En las venganzas no hay reglas.

Hugo recoge sus cosas, y se levanta.

HUGO: ¿Sabes? Creo que me voy a ir, no te des prisa. Ya miraré lo que tengo que mirar en casa. Chao.

EDU: Hasta luego…

Hugo se marcha, dejando a Edu solo, el cual no puede evitar seguirle con la mirada preocupada.

.- Suena de fondo la canción “El último vals” de La oreja de Van Gogh. Mientras suena, vamos viendo las imágenes abajo relatadas.

David pasea por la calle. Se da cuenta de que un grupo de chicas con el que se cruza le miran descaradamente y empiezan a cuchichear. El joven, extrañado, continúa su camino.

Marta se mira frente al espejo de su dormitorio. Se acaricia la tripa mientras no puede evitar que una orgullosa sonrisa aparezca en su rostro.

Claudia, Andrea y Hugo se ríen divertidos en la barra del Four. Parecen estar hablando de lo de David, y Edu les mira sentado desde un sofá. Claudia gira un momento la cabeza y ve a su madre a través del gran cristal. Ninguna de las dos puede evitar el sonreír.

Isra observa una foto en la que aparece junto a Edu el año pasado, muy acaramelados. La rompe en dos, y la tira a la papelera, donde podemos ver que ya hay varias fotografías de las mismas características.

Laura llega a casa. Cuando va a abrir la puerta, ve una sombra tras ella. Cuando se gira, ve que es Carlos. Los dos se miran en silencio unos segundos, para luego esbozar unas leves sonrisas, y besarse con pasión.

CONTINUARÁ...