MANERAS DE VIVIR

Tarde de un lluvioso domingo. Carlos y Lorena se encuentran sentados en el sofá del Four, tomándose unos refrescos. Mientras Lorena habla animadamente, su novio observa la lluvia caer a través de los ventanales, pensativo.

LORENA: (Mosqueada) Carlos… Carlos, ¿me estás haciendo caso?

CARLOS: (Volviendo en si) ¿Eh? Ah, si, cariño, claro, perdona… ¿qué decías?

LORENA: (Preocupada) Cariño… ¿qué te sucede? No habrá pasado nada nuevo con Laura, ¿no?

CARLOS: No… no, para nada. Sigue sin hablarme, pero bueno… tampoco puedo hacerle nada.

LORENA: (Con fingida tristeza) No… pero entonces, ¿qué pasa? Porque ayer también estabas así…

CARLOS: Verás, es que… (Duda unos segundos) estoy asustado.

LORENA: (Extrañada) ¿Asustado? ¿Por qué?

CARLOS: Te va a parecer una tontería, ¿vale? Pero el viernes, cuando volvía a casa tras haberte dejado a ti en la tuya… note como si alguien me siguiera, ¿entiendes? Pero me giraba, y no veía a nadie… no sé, igual es una simple paranoia… pero estoy asustado.

LORENA: (Preocupada) No… no son paranoias, Carlos…

CARLOS: ¿Qué quieres decir?

LORENA: ¿Recuerdas el tiempo en el que no estuvimos juntos? ¿Por noviembre, cuando nos encontramos en el parque? (Carlos asiente) Pues bien, a mí esa noche también me estaba siguiendo alguien… por eso me asuste tanto cuando te vi, y te lo agradecí al día siguiente… me daba la impresión de que iban a atacarme en cualquier momento.

CARLOS: Joder, ¿por qué no me lo dijiste antes?

LORENA: También pensé que era una paranoia mía, una tontería… pero al ver que a ti también te siguen… (Abraza a su novio, asustada) Dios Carlos, ¿quién puede ser?

CARLOS: Pues no lo sé, Lorena… lo que está claro es que quiere algo, y que no lo parará hasta que lo consiga.

Hugo se encuentra tumbado en la cama de Marta, escuchando una canción a través del MP3, cuando la joven irrumpe en la habitación, muy emocionada, con un vestido dorado de tirantes, con la falda sobre las rodillas, y muy escotado.

MARTA: (Ilusionada) ¿Y bien? ¿Qué te parece?

HUGO: (Intentando aguantar la risa) Que si te pintas los labios de rojo, te dedican una esquina.

Hugo no puede más, y se empieza a reír a carcajadas, ante la molesta mirada de Marta.

MARTA: ¿Tan mal estoy? (Hugo se dispone a contestar, pero la risa se lo impide, y la joven se sienta en la silla, decepcionada) ¡Perfecto! Queda mes y medio para la boda de mi tía, y ni siquiera tengo el vestido…

Tras unos segundos más, Hugo por fin consigue dejar de reír.

HUGO: Bueno, no te preocupes… aún queda mes y medio, seguro que encuentras alguno que merezca la pena… (Riendo de nuevo) Pero ese devuélvelo, por favor.

Marta coge un cojín que hay sobre la silla, y se lo tira a su amigo, también riendo. Están así unos segundos, hasta que consiguen parar.

MARTA: Y bueno, cuéntame… ¿qué tal el viernes con Edu?

HUGO: (Pensativo) Pues no lo sé, la verdad…

MARTA: (Extrañada) ¿Cómo que no lo sabes?

HUGO: Es que… se me declaró.

MARTA: (Ilusionada) ¿En serio? ¿Y estáis saliendo? ¡Es genial!

HUGO: No, Marta… no estamos saliendo, le rechacé.

MARTA: (Confusa) ¿Qué? ¿Cómo que le rechazaste? Hasta lo que yo sé, él también te molaba a ti…

HUGO: Sí, y me gusta… claro que me gusta… pero no puedo hacerle esto a Isra.

Marta se sienta en un lado de la cama, mirando a su amigo.

MARTA: Hugo, hazte un favor… y empieza a pensar en ti mismo.

Hugo mira a su amiga, sin saber que hacer ni que decir.

CRÉDITOS: "MY PREROGATIVE" BRITNEY SPEARS
David Gallagher, Maggie Grace, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Emma Watson

Capítulo 14
Lágrimas negras


Una nueva semana empieza en la ciudad, con la típica rutina de trabajadores y estudiantes. El sol, tras varias semanas, por fin se deja ver en todo su esplendor, aunque eso no quiera decir que no haga frío… el típico frío de principios de febrero. Isra se encuentra en la cocina de su casa, desayunando sentado en la mesa, y ya totalmente vestido y aseado, cuando llega su madre, con la ropa de trabajo y el rostro cansado.

OLGA: (Dándole un beso en la mejilla) Vaya, que madrugador… ¿tienes prisa por ir al instituto, o qué?

ISRA: (Triste) No… no, es que no he podido pegar ojo en toda la noche, y para estar dando vueltas en la cama… pues he preferido levantarme, y así no iré tan pillado de tiempo.

OLGA: Cariño, ¿aún estamos así?

ISRA: ¿Así cómo?

OLGA: (Preocupada) Cariño, tienes que superar lo de Edu… no es la primera vez que cortáis, y nunca te había visto tan hundido…

ISRA: No sé, mamá… pensé que esta vez sería diferente…

OLGA: Si una cosa no funciona a la primera… es difícil que vuelva a funcionar.

ISRA: (Empieza a llorar) Lo sé, mamá, pero… yo le quiero…

Isra abraza a su madre, desconsolado, y la mujer le acaricia la cabeza, con preocupación.

OLGA: (Susurrando) Tal vez lo mejor sea buscar ayuda…

Isra continúa llorando, sin haber escuchado a su madre.

Es la hora del recreo. Laura y Marta van caminando por el pasillo del instituto, charlando animadamente. En ese momento, Hugo llega corriendo hasta ellas.

MARTA: ¡Hombre, dichosos los ojos! ¿Dónde te has metido estas dos primeras horas?

HUGO: (Ignorando la pregunta de su amiga) Oye, ¿sabéis dónde está Edu?

LAURA: Supongo que en su casa… desde el sábado, no se encontraba muy bien, y creo que iba a ir al médico hoy…

HUGO: (Decepcionado) ¡Mierda!

LAURA: ¿Qué pasa?

HUGO: Nada, déjalo. Me marcho, mañana nos vemos. Adiós.

LAURA y MARTA: Hasta mañana…

Hugo se marcha corriendo, y Marta y Laura se miran entre ellas, extrañadas.

Carlos se encuentra en el quiosco. Tiene la mirada ausente, sumergido en sus pensamientos, hasta que llega Lorena.

LORENA: (Da un pico a su novio, preocupada) Hola cariño… ¿qué pasa? ¿A que venía tanta prisa?

CARLOS: Mira Lorena, he estado pensando en lo que estuvimos hablando ayer, y… creo que lo mejor va a ser ir a la policía.

LORENA: (Asustada) ¿Qué? ¿A la policía?

CARLOS: Algo tendremos que hacer, ¿no? ¿O crees que es mejor quedarnos de brazos cruzados, mientras un loco nos persigue, dispuesto a hacer quien sabe que?

LORENA: ¿Y que crees que va a hacer la policía, Carlos? Nos va a tratar como locos, o como simples adolescentes en busca de llamar la atención.

CARLOS: (Molesto) Pues que nos traten de lo que quieran, Lorena, pero al menos estarán sobre aviso… (La joven mira a su novio con desconfianza) ¿Vas a venir conmigo a comisaría, o no?

LORENA: No… lo siento, pero no.

Lorena se aleja de allí, bastante preocupada por las palabras de su novio, el cual la observa alejarse, indignado.

Edu se encuentra tumbado en su cama, tapado con una gruesa manta, escuchando música con el MP3, cuando alguien pica a la puerta.

EDU: (Débil) Adelante…

La puerta se abre, y entra Hugo, que la cierra tras él.

HUGO: Hola…

EDU: (Volviendo a su tono de voz habitual) Ah, eres tú… ¿no deberías de estar en el instituto?

HUGO: (Sentándose en un lado de la cama) Sí, sí que debería… pero me dijeron que estabas enfermo, y quise venir a ver como estabas.

EDU: Sí, no me encuentro muy bien, la verdad… (Sonríe) te agradezco que hayas venido.

HUGO: Bueno, verás, yo es que también quería… hablar contigo sobre lo que pasó el viernes.

EDU: El viernes no pasó nada, Hugo.

HUGO: Sí, Edu, si que pasó, y creo que tenías…

Justo en ese momento, el joven es interrumpido por Mónica que entra a la habitación con una bandeja que aguanta dos vasos de leche.

MÓNICA: Chicos, os traigo esto para que os lo toméis. Hugo, si te apetece otra cosa, no tienes más que pedírmelo… (Se da cuenta de la mirada que le está lanzando su hijo) ¿Interrumpo algo?

EDU: (Molesto) Hombre, pues la verdad es que…

HUGO: (Interrumpiendo al chico) No. Yo ya me iba… (Se levanta) Mejórate… ya hablaremos otro día (Edu asiente, sonriendo de mala gana) Hasta luego.

MÓNICA: Adiós Hugo. (El joven sale de la habitación, y la mujer se gira hacia su hijo) Sí que he interrumpido, ¿verdad?

EDU: (Asintiendo) Y no sabes cuanto…

Mónica, con lástima, deja la bandeja sobre la mesilla de su hijo. Le acaricia el pelo, y sale del dormitorio, dejando a Edu solo y triste, escuchando música.

Ya es por la tarde. Marta se encuentra sentada en su cama. Frente a ella, reposa un sobre con su nombre, pero sin remite, de nuevo. La chica suspira, y finalmente, lo coge y lo abre.

LORENA: (Off) Hola Marta. Cuanto tiempo, ¿verdad? Muchas gracias. La verdad es que los mil euros me han servido de mucho, aunque no me parece demasiado ético como los has conseguido… pero necesito más. Pensaba que me llegarían los mil euros para mi proyecto, pero no es así… necesito dos mil euros. El día dieciséis de febrero, sábado, a las doce de la mañana, los quiero en el mismo lugar que la última vez… no lo olvides, tu secreto podría acabar saliendo a la luz si lo haces… besos.

La chica rompe la carta, y la tira a la papelera, para después, dejarse caer sobre la cama.

MARTA: (Llorando) Serás hijo de puta…

Está anocheciendo. Lorena se encuentra sentada en un banco del parque, nerviosa. Parece esperar a alguien, puesto que no para de mirar el reloj. Coge el móvil, dispuesta a llamar, cuando alguien le tapa los ojos con las manos.

LORENA: Carlos, no estoy para bromas… ya pensaba que no ibas a venir.

JORGE: (Destapando los ojos a la joven) Vaya, siento decepcionarte…

LORENA: (Asustada) ¡Jorge! ¿Qué estás haciendo aquí?

JORGE: Bueno, iba hacia casa, te vi, y pensé en saludarte… no pensé que te fuera a desagradar tanto verme, después de todo lo que hemos pasado.

LORENA: No, no es eso… no seas tonto… es que he quedado con Carlos, y tiene que estar a punto de llegar, y bueno, no me gustaría que… bueno, ya sabes, que nos viera juntos.

JORGE: Ya… pues nada, entonces… me marchó. (Se dispone a irse, pero pronto se gira, y mira a la joven con misterio) Por cierto Lorena, no te preocupes… por nada.

Jorge se aleja de allí, dejando a Lorena pensando en sus últimas palabras, hasta que llega Carlos.

CARLOS: (Dando un pico a su novia) Hola cariño. Perdona el retraso, pero es que…

LORENA: (Interrumpiendo al chico) No te preocupes. ¿Vamos a cenar?

Carlos asiente, y los dos, cogidos de la mano, se dirigen hacia la salida del parque.

El reloj colgado de la pared del salón de Isra marca las diez y media de la noche. El chico está tumbado en el sofá, haciendo zapping. Cada vez que cambia de canal, deja escapar un suspiro, dejando claro que nada de lo que echan le parece interesante. Su madre llega, asustándolo.

OLGA: Hola. ¿Cómo te encuentras?

ISRA: (Sobresaltado) Joder, pues después del susto que me has dado, no muy bien, la verdad…

OLGA: No era mi intención… (La mujer se queda callada durante unos segundos, observando a su hijo, el cual retoma la actividad de antes) Hijo, tenemos que hablar.

ISRA: (Sin apartar la mirada de la televisión) Tú dirás…

OLGA: ¿Puedes dejar de mirar la tele?

Al ver que el joven no le hace caso, Olga le arrebata el mando de las manos, ante la sorpresa del chico, y apaga el televisor.

ISRA: (Molesto) ¿Qué haces?

OLGA: Israel, quiero que me escuches. Y que me escuches atentamente… esta mañana, me has dejado muy preocupada, la verdad… es normal que lo pases mal cuando el chico al que quieras te deja, pero no durante tanto tiempo… creo que estás obsesionado con Edu, y que necesitas ayuda. Por eso, mañana mismo tenemos cita con una psicóloga buenísima.

ISRA: (Enfadado) ¡Pero mamá…!

OLGA: Es una mujer muy simpática, ya verás como te cae bien… me la ha recomendado la madre de Hugo.

ISRA: ¡Mamá, pero es que yo no estoy loco, joder! (se levanta del sofá, gesticulando mucho con las manos) No pienso ir, te lo aseguro… y no hay nada más que hablar.

Isra sale del salón.

OLGA: Isra, ven aquí, vamos a hablar, por favor…

Lo único que obtiene la mujer como respuesta es el portazo que da Isra al entrar en su habitación, el cual se recuesta sobre la puerta, suspirando.

ISRA: (Extrañado) ¿La madre de Hugo?

El sol resplandece un día más sobre la ciudad. Marta y Hugo van hacia el instituto, charlando animadamente.

HUGO: Ey, va en serio… es de las mejores películas que he visto… tienes que verla. Además, sale cada tío… para flipar.

Los dos jóvenes ríen, con ganas.

MARTA: Bueno, pero deja ya de contarme la película, y cuéntame que tal ayer por la mañana…

HUGO: (Misterioso) No sé que quieres decir…

MARTA: Oye, que no me chupo el dedo… sé perfectamente que fuiste a ver a Edu… supongo que ha hablar con él sobre algo relacionado con el viernes pasado, ¿no?

HUGO: (Sonríe) Vale, sí… pero no pasó nada.

MARTA: ¿Cómo que no? ¿Te volviste a rajar?

HUGO: No… bueno, no sé. La cosa es que se lo iba a decir, estaba dispuesto… pero antes de hacerlo, entro su madre.

MARTA: Las madres tienen el don de la oportunidad… pero esperarías a que se fuera, ¿no?

HUGO: (Avergonzado) La verdad es que salí corriendo…

MARTA: (Molesta) Dios Hugo, a veces me pregunto como puedes ser un año mayor que yo, y tener cinco menos en edad mental.

HUGO: (Riendo) Joder, parece que te jode más a ti que a mí… no te preocupes. Antes de que termine el día, Edu y yo vamos a estar juntos.

MARTA: Pues eso espero… porque estáis hechos el uno para el otro.

Hugo responde a su amiga con una sonrisa, y, contentos, continúan su camino hacia el instituto.

El timbre que indica el inicio del recreo suena. En clase de Edu e Isra, todo el mundo empieza a recoger, y salen de la clase, hasta que se queda vacía, dejando a Edu terminando de recoger, y a Isra observándole desde la puerta. Lentamente, se acerca a él.

ISRA: Edu, tengo que hablar contigo…

EDU: (Sonríe) Me alegro de que al final hayas decidido hacerlo.

ISRA: Bueno, verás, es que quería preguntarte algo…

EDU: (Serio) Isra… hay veces que es mejor dejar las cosas como están.

ISRA: No, Edu, esta vez no voy a pedirte ningún tipo de explicación… solo quería preguntarte… ¿tú sabías que Hugo va a una psicóloga?

EDU: (Sorprendido) ¿Cómo?

Isra sonríe al joven, satisfecho.

Lorena sale de la universidad, a toda prisa para no encontrarse con Jorge. Cuando está cruzando la plaza, suena su móvil, el cual busca por el bolso, y lo coge.

LORENA: ¿Sí?... Joder, ¿no me pensáis dejar en paz nunca?... ¿Cómo?... Dejad a Carlos en paz… no, joder, ¡que yo no os debo nada!... mira, como le pase algo a alguien, os juro que os acordáis de mí… no, no… si, está bien… ¿te viene bien dentro de dos semanas?... Por favor, no voy a tener dinero hasta entonces… vale, adiós.

Lorena cuelga, nerviosa. Se pone los cascos del MP3, y continúa su camino. Va a meter el móvil en el bolso, pero no se da cuenta de que se le cae al suelo, y sigue andando. Alguien que iba tras ella, lo recoge, se lo mete en el bolsillo, y se marcha por el lado contrario.

Un nuevo día finaliza en el instituto. Todos los alumnos están concentrados en la puerta, dispuestos para irse a casa. Edu sale como puede de la muchedumbre, y pone rumbo a la suya.

HUGO: (Corriendo tras él) ¡Edu! ¡Edu, espera! (el joven se gira, y el chico le alcanza) Quería hablar contigo.

EDU: Sí, yo también… necesito saber una cosa…

HUGO: (Sonríe) Bueno, pues empieza tú.

EDU: ¿Es verdad que estuviste yendo al psicólogo?

Hugo se queda pálido, sin saber muy bien que decir.

HUGO: Perdona, Edu, pero… no sé que importancia puede tener eso…

EDU: No, no te confundas… no me molesta que vayas… lo que me molesta es que no confíes en mí.

HUGO: (Temeroso) ¿Y sabes por qué…?

EDU: (Interrumpiéndole) No, no sé porque vas… ¿eso es todo lo que te importa? ¿Qué tus secretos no salgan a la luz?

HUGO: (Con los ojos llenos de lágrimas) Tú no lo entiendes…

EDU: ¿Por qué no pruebas a contármelo, y te diré si lo entiendo o no?

HUGO: No puedo, Edu… entiéndelo, por favor… no puedo.

EDU: (Triste) Lo único que entiendo es que no confías en mí… y me da mucha pena, Hugo… creía que éramos amigos…

HUGO: ¡Y lo somos! Pero todo el mundo tiene secretos, ¿no?

EDU: No… yo con mis amigos no los tengo. (Hugo se queda callado, sin sabes que decir) Muy bien… pues ya nos veremos.

Edu se marcha, dejando allí a Hugo, paralizado sin saber que hacer.

Carlos se encuentra en la cocina de su casa, preparándose la comida, cuando oye que a su móvil le llega un mensaje.

CARLOS: Joder, que oportuno…

El chico se dirige hacia el dormitorio. Coge el móvil, el cual esta sobre el escritorio, y al ver que el mensaje es de Lorena, lo lee.

CARLOS: (Voz en off, leyendo) Necesito verte, tenemos que hablar. Está noche a las doce, en el mismo banco del parque de ayer. Te quiero.

Carlos, extrañado, vuelve a dejar el móvil sobre la mesa, y sale del dormitorio.

Isra llega a su casa. Su rostro refleja mucho cansancio. Deja caer la mochila a un lado del pasillo, y va hacia la cocina, donde se encuentra su madre poniendo la mesa.

OLGA: Hola cariño, ¿qué tal el día?

ISRA: (Seco) Pues como todos, mamá… vengo del instituto, no de una fiesta. ¿Tú no te tienes que ir a trabajar?

OLGA: Me he pedido la tarde libre para acompañarte a la psicóloga… no quiero que vayas solo el primer día.

ISRA: (Molesto) Pues te lo podrías haber ahorrado… porque no pienso ir ni solo, ni acompañado.

OLGA: Isra, por favor, no empieces… ¿no ves que lo hago por ti?

ISRA: (Enfadado) Mira mamá, si quieres hacer algo por mí, déjame en paz. Déjame que solucione las cosas a mi manera, es mi vida, ¿vale? Estoy hasta los cojones de que siempre te estés metiendo en mi vida. ¿Por qué no miras la tuya? Es patética.

OLGA: (Dolida) No te consiento que me hables así…

ISRA: (Sarcástico) ¿Duele oír la verdad?

Olga da una bofetada a su hijo, arrepintiéndose en ese mismo momento. Isra se lleva una mano a la mejilla golpeada. Mira a su madre con odio.

OLGA: Isra, perdona, yo no…

Isra, sin querer escuchar a su madre, corre hacia su dormitorio, evitando que las lágrimas que inundan sus ojos se escapen.

Ya es de noche, y Hugo se encuentra en el rellano del edificio en el que vive Edu, frente a la puerta de este, cuando la puerta se abre, encontrándose frente a frente con su amigo.

EDU: Hugo… ¿Qué haces aquí? Es un poco tarde, ¿no? Me iba a acostar ya…

HUGO: Sí, lo sé… pero necesitaba hablar contigo… necesitaba pedirte perdón por lo de esta mañana.

EDU: No, Hugo… el que te tiene que pedir perdón soy yo… no estás obligado a contarme según que cosas, e hice mal en intentar obligarte a que lo hicieras.

HUGO: No, tenías razón tú… somos amigos, y entre nosotros no debería de haber secretos…

EDU: No, Hugo, de verdad que no…

HUGO: (Interrumpiéndole) Fui a la psicóloga porque Dani me violó, Edu.

EDU: ¿Qué? (Hugo rompe a llorar) Joder…

Edu abraza a Hugo, el cual continúa llorando desesperadamente.

Carlos está sentado en el banco en el que ha quedado con Lorena. Mira el reloj, el cual marca las doce y cuarto de la noche.

CARLOS: (Suspirando) Donde se habrá metido esta mujer…

Carlos se levanta, dispuesto a marcharse, cuando alguien le coge del cuello desde atrás.

CARLOS: (Asustado) ¿Qué coño…?

Carlos no puede terminar la frase, puesto que el individuo le tira al suelo, y empieza a darle patadas. Los gritos de dolor del joven no hacen que el agresor se detenga ni un solo momento.

CONTINUARÁ...