MANERAS DE VIVIR

.- Mientras Hugo va hablando, vamos viendo las imágenes relatadas bajo sus frases, y de fondo suena “Olvídate de mí”, de Iguana Tango.

HUGO: (Off) Todo el mundo, absolutamente todos, tenemos nuestros secretos, y nuestro pasado. A veces mejor, a veces peor, pero un pasado.

Claudia está encogida en el suelo de un dormitorio completamente a oscuras, llorando. Fuera se oyen gritos y golpes. De pronto, la joven se despierta sobresaltada en su cama, sudando. Todo ha sido una pesadilla.

HUGO: (Off) Y lo peor que podemos hacer, es vivir estancados en él.

Isra está sentado en el sofá de su casa, con los ojos llenos de lágrimas. Entre sus manos mantiene unas fotos de él junto a Edu, muy acaramelados.

HUGO: (Off) Mucha gente consigue superarlo, y salir adelante junto a la persona amada.

Hugo y Edu pasean por el parque “Ruiseñores” bajo la luz de las farolas, cogidos de la mano. Charlan y ríen, divertidos.

HUGO: (Off) Pero no todo el mundo lo hace.

Marta está tumbada en su cama, con la mirada perdida y los ojos llenos de lágrimas.

HUGO: (Off) Nunca puedes llegar a fingir que lo has superado si no lo has hecho…

Carlos duerme plácidamente en su cama. Laura, sentada a su lado, observa el corcho, donde vuelven a estar colgadas las fotos de Lorena.

HUGO: (Off) … pero si lo has hecho, disfrútalo.

Andrea baila en su dormitorio desenfrenadamente, sin descanso, y riendo sin parar, pasándolo en grande ella sola.

.- Claudia se encuentra a oscuras sentada en una de las sillas que rodean la pequeña mesa de la cocina de su piso. Entre sus manos, sostiene un vaso de leche prácticamente lleno, y permanece con la mirada completamente perdida, hasta que la luz de la estancia se enciende. La joven se gira hacia la puerta, sobresaltada, y ve allí a Elisa, mirándola preocupada.

CLAUDIA: (Borde) Me has asustado.

ELISA: Perdona. Es que hace un rato te escuche caminar hacia aquí, y al ver que no volvías, me preocupe. ¿Estás bien?

Claudia retira su mirada de la de su madre, y no se molesta en contestar. La mujer, preocupada, se sienta al lado de su hija.

ELISA: ¿Qué sucede? ¿Por qué no me lo cuentas? Eso te serviría para desahogarte.

CLAUDIA: (Irónica) ¿Aprendiste eso de alguna de las terapias del verano?

ELISA: No cielo. Eso es algo que la experiencia de la edad te hace descubrir, no se aprende.

Claudia mira a su madre por unos segundos, dudosa.

CLAUDIA: ¿Por qué quieres ejercer ahora el papel de madre que nunca has hecho?

ELISA: No seas tan dura conmigo, Claudia, te lo pido por favor. Simplemente, estoy preocupada por ti. Creo que es lo normal, eres mi hija.

CLAUDIA: Bueno, sería lo normal si lo hubieses hecho alguna otra vez, y la primera no lo fuera cuando tengo diecinueve años.

ELISA: Dame la oportunidad de cambiar.

Claudia piensa durante unos instantes, para luego levantarse, y vaciar el vaso en la fregadera, sin hacer ningún tipo de comentario.

CLAUDIA: Déjalo, mamá. Solo ha sido una pesadilla.

La chica sale de la cocina, dejando allí a su madre sentada, triste y sola.

TÍTULOS DE CRÉDITO: "Have a nice day" Bon Jovi
Kristen Bell, David Gallagher, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Hayden Panettiere, Emma Watson.

Capítulo 30.
Historias del pasado


.- Un nuevo y soleado día amanece en la ciudad. Isra está sentado en las escaleras del porche del instituto, con la mirada perdida, pensando. Tan absorto se encuentra en sus pensamientos, que no se da cuenta de cuando Marta se sienta a su lado.

MARTA: Buenos días.

ISRA: Ah, hola… no te había visto…

MARTA: Sí, ya veo que hoy estás en plan filósofo meditativo, ¿qué pasa? ¿Es por lo de Martín?

ISRA: (Suspira) Es que no sé que hacer, Marta.

MARTA: ¿No sabes que hacer de que?

ISRA: ¿Crees que debería de contárselo a mi madre?

MARTA: Estás de coña, ¿verdad?

Isra mira a su amiga, confundido.

ISRA: ¿Por qué iba a estarlo?

MARTA: Joder Isra, ¿no te das cuenta? No te va a creer.

ISRA: Claro que lo hará, soy su hijo.

MARTA: ¿Y qué?

ISRA: (Molesto) ¿Cómo que y qué? Pues joder, que antes creerá a su hijo, que a un hombre al que conoce desde hace tres meses.

MARTA: Ya, pero Isra, ten en cuenta que compites con el hombre que le ha devuelto la ilusión, que le ha hecho sonreír de nuevo.

Isra mira a su amiga, sin entenderla demasiado.

ISRA: Joder, desde que tienes novio estás tan… rara.

Marta sonríe de mala gana, y se levanta.

MARTA: Mira, tú puedes hacer lo que quieras… pero personalmente, mi consejo es que no le digas nada. Deja que las cosas sigan su curso.

ISRA: Ya, pero cuando se sepa la verdad y se de cuenta de que yo lo sabía, no me quiero ni imaginar lo que podría pasar.

MARTA: Pero ella no tiene porque saber que tú lo sabías. Y bueno, te dejo, que hoy no me apetece entrar, viene Jorge a buscarme. Hasta luego.

ISRA: Chao.

Marta se aleja de allí a paso ligero, dejando a su amigo solo y pensativo.

.- Andrea duerme plácidamente con la cabeza apoyada en la mesa de clase, mientras sus compañeros charla sobre como les ha ido el fin de semana, aprovechando hasta que entre el profesor. Llega Hugo, el cual se dirige a su sitio junto a Andrea tras saludar a algunos de sus compañeros. Cuando ve así a su amiga, no puede evitar el echarse a reír, despertándola.

ANDREA: (Molesta) ¿Qué pasa?

HUGO: Te has dado cuenta de que estabas durmiendo en clase, ¿verdad?

ANDREA: Pues claro que me he dado cuenta, pero Manuel todavía no ha llegado.

HUGO: Pero podría haberlo hecho.

Andrea mira a su amigo, con mala cara, para luego volver a apoyar su cabeza sobre la mesa.

ANDREA: Por favor, déjame dormir. Soy como una marmota, y todavía no he recuperado el sueño perdido del sábado. ¡Cómo odio que mi madre todavía no haya encontrado trabajo para poder quedarme durmiendo los lunes por la mañana!

HUGO: (Divertido) ¿Pero es que no dormiste ayer?

ANDREA: Por supuesto, pero ya te digo que yo soy como una marmota. Yo necesito mi tiempo para recuperarme después de un sábado. Suelo dormir hasta el lunes al mediodía o así.

HUGO: (Riendo) Que exagerada…

ANDREA: ¡Te lo digo en serio!

Su amigo se vuelve a reír, divertido.

HUGO: Y por cierto, hablando así un poco de todo, ¿qué tal el sábado, como acabaste?

ANDREA: (Extrañada) Bien, ¿por qué iba a acabarla mal?

HUGO: No, no, por nada. La verdad es que no tenía ni idea de que te gustasen las tías.

ANDREA: Y no me gustan.

HUGO: (Extrañado) ¿No? ¿Y lo del sábado?

ANDREA: Ah, ¿eso? Eso no fue nada. No es que me gusten las tías, simplemente me gusta vivir el momento, y disfrutar del sexo.

HUGO: (Riendo) Joder tía, eres una…

ANDREA: … zorra, lo sé. ¿No es genial?

Los dos amigos se ríen, divertidos.

.- Ya es por la tarde, y de fondo suena la canción “Ahora, ahora” de Mónica Naranjo. Tras la barra del Four se encuentran Claudia y David, ella leyendo una revista, mientras el joven barre la zona. Solo hay una mesa ocupada por un hombre.

DAVID: Que poca gente suele venir a estas horas, ¿verdad?

Claudia asiente, y continúa leyendo. El joven, preocupado, apoya la escoba en la pared, y se acerca a la chica.

DAVID: ¿Aún estás enfadada?

CLAUDIA: (Suspira) No… ¿cuántas veces te lo voy a tener que decir?

DAVID: Bueno, perdona si te he molestado, pero es que últimamente estás tan seca, que… oye, ¿no será por lo del otro día?

CLAUDIA: Joder, no, no es por eso. Y tenemos que aclarar de una puta vez ese tema, antes de que te sigas comiendo la cabeza.

DAVID: Vale, pero eras tú la que hasta ahora no querías hablar.

Claudia se queda callada durante unos segundos, dándose cuenta de que el chico tiene razón.

CLAUDIA: Bueno, pero ese ahora no es el tema, ¿vale? ¿Qué quieres que hablemos exactamente?

David se ríe, para luego quedarse con una sonrisa bobalicona en su rostro.

DAVID: Ya lo sabes, de lo que pasó el otro día.

CLAUDIA: El otro día no pasó nada. ¿Ves que sencillo?

DAVID: (Sorprendido) ¿Cómo que no pasó nada? Pues claro que pasó, Claudia.

CLAUDIA: Mira David, lo siento, ¿vale? Pero simplemente fue un polvo, nada más.

DAVID: ¿Cómo que un polvo y nada más? Para mí fue mucho más que eso.

CLAUDIA: Yo no te prometí nada.

Al chico se le llenan los ojos de lágrimas.

DAVID: No sé como puedes hacerme esto.

CLAUDIA: ¿Hacerte qué? Mira, siento si pensaste que iba a haber algo más, pero creo que tampoco te dije nada para que te hicieras ilusiones.

DAVID: No seas cínica.

David, verdaderamente afectado, se mete en el almacén. Claudia se apoya sobre la barra, suspirando, y poco a poco sus ojos también se van llenando de lágrimas que luchan por no salir.

.- Está anocheciendo. Del ordenador del cuarto de Isra suena la canción “Desátame”, de Mónica Naranjo. El chico se encuentra sentado frente a él, escribiendo algo. Pronto se detiene, y se queda pensativo unos segundos. Se levanta, y sale del dormitorio, mientras la canción va bajando de volumen, sonando simplemente de fondo. El chico llega hasta la cocina, donde su madre se encuentra preparando la cena.

ISRA: Hola mamá.

OLGA: Vaya, ¿has decidido salir de tu pequeño encierro voluntario? No te he visto en toda tarde.

ISRA: Ya, es que… necesitaba pensar.

OLGA: (Sonríe) Bueno hijo, eso está muy bien, pero tampoco viene mal que te de un poco el sol ahora que son los últimos días buenos del verano.

ISRA: Mamá, tenemos que hablar.

OLGA: ¿Y tiene que ser ahora? Va a venir Martín a cenar, y voy con un poco de retraso.

ISRA: Es sobre eso mismo.

OLGA: (Extrañada) ¿Sobre la cena?

ISRA: No, sobre la cena no, sobre Martín.

Olga mira preocupada a su hijo.

OLGA: No me irás a decir que no te cae bien, ¿verdad? Porque él te ha cogido mucho cariño, a pesar de que os conocéis desde hace poco.

ISRA: Bueno, verás, es que…

En ese momento suena el timbre, interrumpiendo al chico.

OLGA: Uy, debe de ser él, espera un momento.

La mujer se dirige rápidamente hacia la puerta, y Isra se apoya en la pared, suspirando. Su madre no tarda en volver, volviendo a prestar su atención a la cena.

OLGA: Bueno, ¿qué era eso que me tenías que decir sobre Martín?

El joven piensa durante unos segundos, dudoso.

OLGA: (Extrañada) ¿Isra?

ISRA: ¿Eh? Sí, sí, perdona. Pues es que mira, el otro día, yo…

MARTÍN: (Interrumpiéndole) ¿Dónde está mi chica favorita?

OLGA: ¡Amor!

La pareja se abraza y se besa apasionadamente, mientras Isra les mira con cara de asco.

ISRA: Bueno, yo me voy a ir a mi cuarto, que tengo cosas que hacer.

OLGA: Sí, ya hablaremos luego mejor.

MARTÍN: Oíd, si he interrumpido algo me voy al salón y ya está, ¿eh? No pasa nada.

ISRA: Hombre, pues la verdad es que…

OLGA: (Interrumpiéndole) No, no te preocupes. Será una tontería adolescente sin más.

Martín mira a la mujer, indicándole que ha metido la pata, pero Isra se da cuenta de todo.

ISRA: Sí, déjalo. Es una chorrada juvenil. Ya me avisaréis cuando esté la cena, me voy a estudiar.

El chico se dirige a su dormitorio. Cuando llega, cierra de un portazo y Martín mira a Olga, sin poder evitar el sentirse culpable.

MARTÍN: Creo que deberías de ir a hablar con él.

OLGA: (Sonríe) No te preocupes, lo haré mañana. Esta noche quiero dedicártela a ti. ¿Me ayudas a hacer la cena?

MARTÍN: Sí, claro.

La pareja vuelve a besarse con ternura, y se ponen manos a la obra con la cena.

.- Un nuevo y nublado día ha amanecido en la ciudad. Los pasillos del instituto están repletos de gente, como normalmente a esas horas. Hugo y Edu se encuentran sentados en el banco que hay frente a la clase del segundo, charlando animadamente, cuando Laura llega hasta ellos, y se deja caer a su lado, suspirando. Ambos miran a su amiga, preocupados.

EDU: ¿Qué pasa?

LAURA: (Seria) Nada.

Hugo mira a ambos, dándose cuenta de que sobra.

HUGO: Bueno, pues yo me voy a ir para clase. Edu, nos vemos esta tarde, que en el recreo voy a ir a la biblioteca.

EDU: Perfecto, ¿te espero en casa?

Hugo asiente, sonriente. La pareja se da un pico, y el chico empieza a alejarse. Edu mira a su amiga, curioso.

EDU: ¿Y ahora vas a decirme lo que pasa, o no?

LAURA: (Suspira) Es por Carlos.

EDU: Pero si estabais de puta madre, ¿no? ¿Qué ha pasado?

LAURA: Pues que le han subido el alquiler, y ahora se pasa la vida haciendo horas extras en el hotel. Apenas le veo.

EDU: (Extrañado) Pero ¿cómo que le han subido el alquiler?

LAURA: Se ve que se ha revalorizado la zona o algo así. Y si a eso le sumamos la crisis...

EDU: Joder, pues es una putada… ¿pero no se ha planteado el buscarse un compañero de piso o algo así?

LAURA: Sí, sería lo lógico, pero ya sabes que últimamente a Carlos no le va mucho hacer cosas que lo sean.

Edu se ríe, divertido.

EDU: Háblalo con él, yo creo que lo entenderá.

LAURA: ¿Te crees que no lo he hecho? Pero no me hace ni puto caso.

EDU: Pues entonces ya no sé…

Laura mira a su amigo, resignada, sin saber que hacer.

.- Manuel se encuentra frente a la pizarra, explicando y escribiendo algo a lo que la clase no presta demasiada atención. Andrea se encuentra dibujando en su cuaderno, y Hugo escuchando música al final de la clase, como siempre. Mientras, Marta, sentada en la primera mesa ella sola, es la única que presta algo de atención y coge apuntes.

MANUEL: Y bien, como os decía, Shakespeare pasó a la historia de los dramaturgos gracias a la multitud de sus textos románticos, como…

El hombre se gira, y al ver la situación de aburrimiento en la que está sumida toda la clase, se detiene en su explicación, molesto.

MANUEL: ¿Qué significa esto?

Un murmullo generalizado se extiende por toda la clase, pero nadie levanta la voz para que el hombre no pueda escucharles.

MANUEL: ¿Alguien va a hacer el favor de contestarme?

ANDREA: Es que esta clase es un autentico aburrimiento.

De repente, tras la respuesta de la chica, el silencio reina en la clase. Manuel la mira, intentando no perder la paciencia, pero Andrea no levanta la vista de su cuaderno. Hugo, al percatarse de la situación, y a pesar de no haber escuchado nada de lo sucedido, se quita los cascos.

HUGO: (Susurrando) ¿Qué pasa?

MANUEL: Señorita, ¿podría repetir lo que acaba de decir?

ANDREA: Bueno, usted perdone, pero creo que lo he dicho bastante claro.

MANUEL: Me encantaría escucharlo de nuevo.

Andrea mira al profesor a los ojos por primera vez desde que ha comenzado la clase, y no puede evitar el esbozar una pequeña sonrisa de picardía.

ANDREA: Que esta clase es un autentico aburrimiento.

MANUEL: O sea, que Shakespeare le parece aburrido.

ANDREA: No, Shakespeare no. Ya se lo he dicho, lo que me resulta aburrida es la clase, no lo que estamos dando.

MANUEL: Entonces, ¿el que le aburro soy yo?

ANDREA: (Suspira) No, tampoco es eso. Simplemente, creo que se podría hacer una clase mucho más interesante, porque Shakespeare es apasionante. Solamente es eso.

Manuel mira a su alumna, realmente molesto.

MANUEL: Vaya, vaya, a ver si lo entiendo. ¿Me está usted diciendo que se ha pasado toda la clase haciendo chorraditas en un cuaderno, y ahora va a venir a decirme como tengo que dar una clase?

ANDREA: (Arrepentida) No, yo simplemente quería decir que…

MANUEL: ¡Pero es que usted no tenía que decir nada! Creo que será mejor que salga de clase.

Andrea se levanta de la silla, perdiendo completamente la paciencia.

ANDREA: ¡No, perdone, eso si que no! Yo simplemente he respondido a una pregunta que usted mismo ha formulado y ha pedido que se le contestara. Sí usted me echa de clase, tenga por seguro que voy a dirección a presentar una queja.

Manuel piensa durante unos segundos, y luego señala la puerta con un leve movimiento de cabeza.

MANUEL: Pues ya sabes donde esta.

ANDREA: Genial.

La joven empieza a recoger sus cosas, ante el sepulcral silencio que inunda la clase. Hugo la mira, sorprendido de que vaya a hacer caso al hombre. Una vez que ha terminado de recoger todo, se dirige hacia la puerta, pero antes de salir se gira a mirar a su profesor.

ANDREA: No pretenderá que le pida perdón por ejercer mi derecho democrático, ¿verdad?

La chica sale del aula dando un fuerte portazo, y Manuel, suspirando, mira a toda la clase detenidamente.

MANUEL: ¿Hay alguien más que tenga algo por compartir con el resto?

Todo el mundo permanece en silencio.

MANUEL: Perfecto, sigamos con la clase entonces.

Manuel se gira hacia la pizarra, dispuesto a continuar con la clase, y cuando lo hace todos los alumnos se miran entre ellos, extrañados por la actitud del hombre.

.- Ya es mediodía. Carlos está sentado en el sofá de su piso, comiéndose a toda prisa un plato de pasta mientras ve la televisión, cuando suena el timbre. El chico no parece tener intenciones de abrir hasta que vuelve a sonar.

CARLOS: Joder…

El joven se levanta, suspirando, y se dirige hacia la puerta. Cuando la abre, se sorprende al ver a Laura al otro lado.

CARLOS: ¿Qué haces aquí?

LAURA: (Irónica) Dios, me encanta cuando muestras tanta alegría al verme, en serio.

La pareja se da un pico, y la joven entra, por lo que Carlos cierra la puerta.

CARLOS: No es eso, pero es que deberías estar en el instituto, ¿no?

LAURA: Bueno, para un rato que sé que estás en casa, me apetecía verte.

La chica deja su mochila en el suelo, y ambos se sientan en el sofá. Carlos continúa comiendo.

CARLOS: A ver cariño, claro que me alegro de que hayas venido. Pero la verdad es que me coges por los pelos, porque en un cuarto de hora tengo que volver para el hotel.

LAURA: (Sorprendida) ¿Otra vez? ¿A qué hora has salido?

CARLOS: Hará como media hora que estoy en casa.

LAURA: ¿Y ya vas a volver a irte? No puedes seguir así, Carlos, vas a acabar muy mal.

CARLOS: No seas exagerada, no es para tanto.

LAURA: ¿Qué no es para tanto? Tío, ¿por qué no buscas un compañero de piso? Te irían las cosas mucho mejor.

CARLOS: (Suspira) ¿Otra vez con lo mismo?

LAURA: Pues sí, otra vez con lo mismo. Estoy preocupada por ti, entiéndelo.

CARLOS: Bueno, pues no lo hagas, estoy bien.

LAURA: ¿Cómo vas a estar bien?

Carlos se levanta, ya bastante molesto por la conversación.

CARLOS: Mira Laura, empiezo a estar ya cansado, ¿sabes? Intentas hacerte la madura, y no. Aquí el mayor soy yo.

Laura también se levanta, ofendida por las últimas palabras del chico.

LAURA: Pues yo no sé si seré madura o no, Carlos. Pero desde luego, tú no.

La chica coge su mochila, y sale del piso dando un portazo. Carlos se deja caer sobre el sofá, llevándose las manos a la cabeza y suspirando.

.- Ya es por la tarde, y suena de fondo la canción “La playa”, de La oreja de Van Gogh. Edu y Hugo se encuentran tumbados en la cama del primero, desnudos y tan solo tapados por una fina sábana blanca. Edu se fuma un cigarro, mientras Hugo le mira sonriente. Cuando el primero se da cuenta de eso, le devuelve la mirada, pero extrañado.

EDU: ¿Qué pasa?

HUGO: Nada, que hace cuatro meses, dudaba muchísimo que en algún momento llegaríamos a estar así.

Edu le devuelve la sonrisa.

EDU: Ya, yo tampoco. Pero me alegro de que lo estemos. Te quiero muchísimo, Hugo.

HUGO: Y yo a ti, Edu.

Se dan un tierno pero corto beso.

EDU: Oye, me voy a ir a duchar. ¿Te apetece que luego vayamos al Four un rato a tomar algo?

HUGO: Sí, estaría bien.

EDU: (Pícaro) ¿Te apetece venirte conmigo a la ducha?

Hugo se ríe, divertido.

HUGO: Sí nos duchamos juntos, creo que no iremos a ningún sitio al final.

EDU: (Sonríe) Sí, tienes razón. Vengo en un momento.

Edu sale del dormitorio, sin ponerse nada de ropa, y Hugo se queda unos segundos tumbado en la cama. Después, se levanta, y cuando comienza a buscar su ropa, no encuentra la camiseta. La encuentra bajo la cama, pero sin darse cuenta coge también un papel. Cuando está a punto de dejarlo de nuevo donde estaba, lee en él algo que le llama la atención. Se sienta en la cama, mientras lo lee entero, bastante sorprendido. Una vez termina, tiene los ojos llenos de lágrimas. Se viste rápidamente, y sale de allí a toda prisa, dejando la carta sobre la cama. Poco después aparece Edu, todavía desnudo.

EDU: Joder, me he dejado la… ¿Hugo?

Edu mira hacia la cama, y ve allí la carta desdoblada.

EDU: ¡Mierda!

El chico coge su ropa del suelo, se la pone lo más rápido posible, y sale de allí corriendo. Vemos que la primera frase de la carta es “Querido Isra…”.

.- Olga se encuentra sentada en el sofá de su casa viendo la televisión. Tiene el mando a distancia en la mano, aunque parece muy concentrada en lo que aparece en pantalla. Isra aparece por allí.

ISRA: Hola mamá.

OLGA: (Sorprendida) ¡Isra! No te esperaba tan pronto, ¿no ibas al Four? ¿Ha pasado algo?

ISRA: No, simplemente que me aburría, y para no hacer nada allí, prefiero no hacer nada aquí. Me voy al dormitorio.

Isra se dispone a salir del salón.

OLGA: Isra hijo, ¿por qué no te sientas y me cuentas lo que ibas a decirme el otro día antes de que llegase Martín?

ISRA: (Irónico) ¿De verdad quieres escuchar chorradas adolescentes?

OLGA: (Sonríe) Vamos Isra, no te enfades. Eso si que fue una chorrada, no lo que me vayas a contar. Lo dije porque sabía que no querrías hablar delante de Martín, y así te lo quitaba un poco de encima.

ISRA: (Sin creerla) Ya…

OLGA: Entonces, ¿vas a sentarte o no? Dentro de poco tendré que empezar a prepararme para ir al trabajo, y tendremos que volver a aplazarlo.

Isra, tras pensarlo unos segundos, suspira y se sienta junto a su madre, ante la sonrisa de satisfacción de esta.

OLGA: Venga, suéltalo.

ISRA: No creo que sea buena idea, no me vas a creer.

OLGA: (Extrañada) ¿Y por qué no iba a hacerlo? ¿Qué pasa?

ISRA: Mira, déjalo.

Isra hace el amago de levantarse, pero su madre le agarra del brazo.

OLGA: No, Isra, no lo quiero dejar. Quiero que me digas que es lo que pasa, y lo vas a hacer.

ISRA: Vale, está bien. El otro día… le escuche hablando por teléfono.

OLGA: ¿Y…?

Isra piensa durante unos segundos, dudando de si debe de seguir hablando.

OLGA: Isra, me voy a tener que ir a trabajar.

ISRA: Creo que te está utilizando, mamá.

OLGA: (Sorprendida) ¿Perdona?

ISRA: Oí decirle a alguien por teléfono que no tardarías en decirle algo, y que entonces lo cogerían, y se marcharían. No sé a que se referían, pero…

Olga se levanta, bastante molesta y sin dejar que su hijo termine la frase.

OLGA: No me lo puedo creer…

ISRA: Siento que te hayas tenido que enterar así mamá, de verdad.

OLGA: No pensaba que fueras capaz de algo así, Isra.

ISRA: (Extrañado) ¿Cómo?

OLGA: Que tenías razón, no te creo.

Isra mira a su madre con tristeza.

ISRA: En el fondo tenía esperanzas en que lo hicieras. En que confiaras más en tu hijo que en alguien al que simplemente conoces desde hace tres meses.

OLGA: ¿Cómo lo haces? Mentir y luego victimizarte, digo.

ISRA: Realmente, me duele que pienses eso, mamá. Siempre hemos confiado el uno en el otro, siempre hemos estado ahí para lo que hemos necesitado mutuamente. Pero supongo que ahora ya no estamos solos, ¿no?

Olga piensa durante unos segundos, y luego mira a su hijo, arrepentida por su actitud. Se vuelve a sentar al lado de este.

OLGA: Isra, hijo, nos vamos a seguir teniendo el uno para el otro. Siempre que necesites algo, o te pase cualquier cosa, voy a estar aquí. Pero ahora soy feliz, te tengo a ti, y tengo a Martín. Y os quiero a los dos.

ISRA: Pero no me crees, ¿verdad?

La mujer baja la cabeza, sin saber que responder, e Isra se levanta, bastante dolido.

ISRA: Sabía que no tendría que haberte dicho nada. Me voy a mi cuarto.

OLGA: Isra por favor, vamos a hablarlo.

ISRA: No mamá, creo que no tenemos nada más de lo que hablar por hoy tú y yo.

El joven se marcha a su dormitorio, encerrándose de un portazo, y Olga permanece sentada en el sofá, sin saber que hacer.

.- Suena de fondo la canción “En el silencio”, de Hugo Salazar. Ya es completamente de noche, y Hugo está sentado en la playa, dejando que el agua moje sus desnudos pies. Tiene los ojos llenos de lágrimas, y la mirada perdida en el horizonte. No se da cuenta de que alguien se acerca a él por detrás.

EDU: Llevo toda la tarde buscándote.

HUGO: (Seco) Pues no me he movido de aquí.

Edu se sienta al lado de su novio, apartando levemente las zapatillas de este.

EDU: ¿Es por la carta?

HUGO: Entre otras cosas.

EDU: (Extrañado) ¿Qué cosas?

HUGO: No lo sé, Edu. Leyendo esa carta, me he dado cuenta de que tampoco nos conocemos tanto como creíamos.

Edu mira a su novio, extrañado.

EDU: ¿Pero que estás diciendo?

HUGO: Mira, hemos sido amigos, ahora somos novios. Pero leyendo esa carta, me he dado cuenta de que realmente no te conozco, Edu. Estoy estancado, sé cual es tu comida, grupo, serie, color y número favoritos, tus aficiones… pero nada más.

EDU: ¿Y qué más quieres saber?

HUGO: No sé, tus miedos, tus inquietudes, tus aspiraciones… lo que quieres de esta vida.

EDU: ¿Sabes en que resumiría la respuesta a todas tus preguntas?

Hugo mira a su novio, con curiosidad.

EDU: En estar contigo. Mi miedo es el perderte, mi inquietud el mantenerte a mi lado, y mi aspiración que sigas ahí el resto de mi vida.

Hugo se ríe, divertido, ante la sorpresa de su novio.

HUGO: Mira que eres cursi cuando te lo propones.

Edu le acompaña en las risas.

EDU: La verdad es que un poco, sí.

Los dos jóvenes se siguen riendo unos segundos, hasta que se terminan besando apasionadamente.

EDU: ¿Sabes? Creo que tienes razón. Pero eso no quita para que no te quiera, porque lo hago. Te quiero más que a mi propia vida, Hugo.

HUGO: (Sonríe) Yo a ti también, ya lo sabes.

Edu le devuelve la sonrisa, y vuelven a besarse, esta vez con ternura, y dejándose caer poco a poco sobre la arena.

.- Un nuevo y lluvioso día amanece en la ciudad. Isra se encuentra sentado a la mesa de su cocina, tomándose el desayuno completamente aseado y arreglado para ir al instituto. El reloj de la pared indica las ocho y trece de la mañana, cuando se oye que la puerta de entrada se abre, y a los pocos segundos Olga aparece por allí.

OLGA: Buenos días cielo.

ISRA: (Seco) Hola.

OLGA: Vas a llegar tarde al instituto.

ISRA: ¿Acaso te importa?

La mujer se sienta delante de su hijo mirándole con lástima, pero este esquiva la mirada.

OLGA: ¿Por qué no te quedas hoy en casa y hablamos?

ISRA: (Sorprendido) ¿Perdona?

OLGA: Vale, ya sé que no es muy ético que una madre le pida eso a su hijo, pero creo que es necesario que lo hagamos.

ISRA: Tienes razón en lo de que no es ético. Y por eso mismo, no pienso hacerlo.

Isra se levanta, y coge su mochila mientras su madre le mira con tristeza.

OLGA: Ni siquiera has terminado de desayunar.

ISRA: Es que se me ha ido el hambre.

El chico se dispone a marcharse.

OLGA: Isra, ¿cuándo vamos a hablar?

ISRA: Cuando te decidas a confiar en mí.

Isra sale de la cocina, sin mirar a su madre ni un solo momento. La mujer se lleva las manos a la cabeza, suspirando, y cuando consigue controlar las lágrimas que habían poblado sus ojos, se levanta y empieza a recoger los cacharros del desayuno que su hijo ha dejado sobre la mesa.

.- Laura se encuentra apoyada en la puerta del instituto, bajo la lluvia. Parece esperar a alguien, y al ver que no llega, se dispone a entrar al instituto, pero un brazo se lo impide, por lo que se gira, asustada.

LAURA: (Extrañada) ¿Carlos? ¿Qué estás haciendo aquí?

CARLOS: Tengo que hablar contigo.

LAURA: Lo siento, pero el recreo ya se ha terminado. Estaba esperando a Marta, pero viendo que no viene voy a ir ya para dentro.

Laura hace el amago de entrar al instituto, pero Carlos vuelve a agarrarla.

CARLOS: Laura, mira, solo quería decirte que siento todo lo que te dije ayer.

LAURA: (Seca) No te preocupes, no pasa nada.

CARLOS: Sí, si que pasa. Te quiero, y eres una de las personas más maduras que conozco, me ayudas a tener los pies sobre la tierra.

LAURA: Vaya, pues que curioso. Para ser así, ayer dijiste todo lo contrario.

CARLOS: Lo sé. Lo sé, y por eso estoy aquí. Porque eres lo más importante de mi vida, pero ayer estaba agotado y enfadado por todo lo que estoy teniendo que hacer, y la pagué contigo, que lo único que pretendes es ayudarme. Pero también te pido que me entiendas, no quiero perder mi independencia, y si compartiera el piso, lo haría.

Laura piensa durante unos segundos, para luego sonreír y darle un pico a su novio.

LAURA: Vale cielo, no te preocupes. Lo entiendo.

Carlos abraza a la chica, contento.

CARLOS: Eres la mejor.

LAURA: (Riendo) Lo sé, y siento interrumpir este maravilloso momento, pero tengo que ir a clase.

CARLOS: Sí, tienes razón, yo me tengo que ir al curro. ¿Nos vemos esta noche?

Laura asiente, y se dan otro pico.

LAURA: No te canses mucho.

CARLOS: Haré lo que pueda.

La chica le sonríe, y se dirige hacia el interior del instituto. Carlos no se marcha de allí hasta que la pierde de vista.

.- Mientras Hugo va hablando, vamos viendo las imágenes relatadas bajo sus frases, y de fondo suena “Nothing else matthers”, de Metallica.

HUGO: (Off) Quizás un día, llegue el momento en el que ese pasado deba de ser compartido con alguien.

Hugo, Edu y Andrea están sentados en el sofá del Four viendo un álbum de fotos del segundo. Mientras la chica se ríe, ambos se sonríen, contentos.

HUGO: (Off) O de taparlo para siempre.

Marta está en la azotea de su edificio, pensativa. De pronto, cruza la vaya, pero se agarra con fuerza a ella. Parece dispuesta a tirarse.

HUGO: (Off) O a lo mejor deberías de olvidarlo, porque el presente que te espera es mucho peor.

Isra se dirige hacia su dormitorio, a oscuras. De repente, empiezan a oírse gemidos del dormitorio de su madre, y al chico se le llenan los ojos de lágrimas.

HUGO: (Off) Limítate a esperar…

Carlos y Laura hacen el amor apasionadamente en el dormitorio del chico.

HUGO: (Off) … o guárdalo contigo si eso te hace sentir mejor.

Claudia, en su dormitorio, observa una foto que sostiene entre sus manos. En ella aparece la chica junto a Elisa y a otro hombre. Parece nerviosa.

CONTINUARÁ...