MANERAS DE VIVIR


Sexta temporada, capítulo 120


Fecha de emisión: 8 de junio del 2013


PISO DE JAIME Y CLAUDIA / COCINA / MAÑANA

 

Claudia está sentada en la encimera de la cocina, tomándose un café mientras observa los primeros rayos de sol, cuando entra Jaime desperezándose, vistiendo tan solo unos calzoncillos.

 

Jaime: ¡Dios! Como echaba de menos dormir todas las noches en esta cama.

 

La joven se ríe, divertida, y se dan un beso. Jaime se sirve café.

 

Jaime: Un euro por tus pensamientos.

 

Claudia: Pues sí que les das poco valor.

 

Jaime vuelve a reírse, divertido.

 

Jaime: ¿Qué pasa? ¿Estás bien?

 

Claudia: Sí. Solamente pensaba que me hace muy feliz que estés aquí otra vez.

 

Jaime: (Sonríe) Y a mí, mi amor. Soy el hombre más feliz del mundo.

 

La pareja vuelve a besarse.

 

Claudia: Entonces, sí eres el hombre más feliz del mundo, no creo que te interese la oferta que iba a hacerte.

 

Jaime: (Extrañado) ¿Qué oferta?

 

Claudia esboza una amplia sonrisa.

 

Claudia: ¿Sigues queriendo tener un hijo?

 

Jaime: (Sorprendido) ¡¿Qué?! ¿Lo dices en serio?

 

Claudia: Completamente en serio. Me encantaría intentarlo.

 

Jaime: ¡Dios mío!

 

Jaime besa apasionadamente a su mujer, emocionado.

 

Jaime: Ahora sí que soy el hombre más feliz del mundo.

 

Ahora es Claudia la que se ríe, y la pareja vuelve a besarse. Ambos están realmente felices.

 

PISO DE CARLOS Y ANDREA / SALÓN / MAÑANA

 

Carlos está desayunando mientras repasa unos apuntes, cuando Andrea sale del dormitorio, ya completamente vestida y terminando de pintarse los labios.

 

Andrea: ¿Cómo llevas el examen?

 

Carlos: Bien.

 

Andrea: ¡Genial!

 

Un tenso silencio surge entre la pareja.

 

Andrea: ¿Qué te parece si te paso a buscar por la facultad y nos vamos a comer?

 

Carlos: Tengo que estudiar. El viernes tengo otro examen.

 

Andrea: ¡Estamos a martes! Venga, te vendrá bien salir y airearte un poco. Y así pasamos un rato juntos… dijimos que lo intentaríamos.

 

El joven se queda unos segundos en silencio, pensando, hasta que finalmente suspira.

 

Carlos: Lo siento. En otra ocasión, ¿vale?

 

Andrea intenta ocultar su decepción esbozando una forzada sonrisa.

 

Andrea: Está bien, como quieras. No insistiré más. Nos vemos luego, entonces. Hasta luego.

 

Carlos: Chao.

 

La chica sale del piso mientras Carlos se recuesta en el sofá, suspirando.

 

CANCIÓN: “Bed of roses”, de Bon Jovi

 

Kristen Bell, Chace Crawford, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Jared Padalecki, Hayden Panettiere, Shawn Pyfrom, Jessica Stroup

 

CAPÍTULO 120: Decisiones difíciles

 

BAR “FOUR” / INTERIOR / MAÑANA

 

Andrea y Hugo están sentados en uno de los sofás, tomándose cada uno un café. Los dos amigos parecen estar bastante preocupados.

 

Hugo: Así que Lidia ha vuelto, ¿eh?

 

Andrea: (Extrañada) ¿No ha ido a verte?

 

Hugo: No… y mejor que siga así.

 

La joven esboza una forzada sonrisa.

 

Hugo: Oye, ¿qué te pasa?

 

Andrea: ¿A mí? Nada, ¿por qué?

 

Hugo: Porque no me engañas. Estás rarísima.

 

Andrea: No me pasa nada, de verdad.

 

Hugo: (Suspira) Mira, ¿por qué no nos dejamos de tonterías y me lo cuentas? Vas a hacerlo tarde o temprano, así que…

 

Andrea: (Sorprendida) ¿Pero y esto? Normalmente me insistirías mucho más.

 

Hugo deja escapar una sonora carcajada.

 

Hugo: Venga, cuéntame.

 

Andrea guarda silencio durante unos segundos, pensando, hasta que finalmente suspira, mientras sus ojos se llenan de lágrimas.

 

Andrea: Creo que Carlos va a dejarme.

 

Hugo: ¿Otra vez?

 

Andrea: No, ahora en serio. Me dijo que lo intentaríamos, pero… no está poniendo absolutamente nada de su parte.

 

Hugo: Es normal, Andrea. Ahora está de exámenes y estará agobiado. Como deberías de estarlo tú, por cierto.

 

Andrea: (Molesta) Ese no es el tema.

 

Hugo: (Riendo) Sois Carlos y Andrea. Estáis destinados a estar juntos, y no hay más.

 

Andrea: Sí, como Óscar y tú, ¿no?

 

Hugo: (Suspira) Eso ha sido un golpe bajo.

 

Andrea: Lo siento… lo siento mucho, tienes razón. ¿Cómo están las cosas con él?

 

Hugo: Igual, exactamente igual… vamos, fatal.

 

Los dos amigos se miran, tristes.

 

SEDE “RTPA”/ SALA DE CÁMARAS/ MAÑANA

 

Óscar está revisando su cámara, cuando Lucas entra en la sala desabrochándose el abrigo y con una enorme sonrisa dibujada en su cara.

 

Lucas: ¡Buenos días!

 

Óscar: (Sonríe) Llegas un poco tarde, ¿no?

 

Lucas: ¿Estabas preocupado?

 

Óscar se pone nervioso, pero intenta disimularlo.

 

Óscar: ¿Yo? No… no, para nada. Tan solo me extrañaba, eso es todo.

 

Lucas: Ya.

 

El joven termina de quitarse el abrigo y, tras dejarlo en la percha, se sienta en el sofá, suspirando.

 

Lucas: Había pensado que a lo mejor te apetecía venirte a cenar esta noche. Ayer hice turno hasta la una de la madrugada, por eso he entrado hoy más tarde, y me gané un extra. Puedo invitarte.

 

Óscar: (Sonríe) Me gusta la idea de la cena… pero no quiero que me invites. Vamos a medias.

 

Lucas: Bueno, eso ya lo veremos.

 

Los dos jóvenes se ríen, divertidos.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR/ TARDE

 

Carlos está sentado en la barra, tomándose una cerveza, mientras Jaime, al otro lado, se toma otra.

 

Jaime: Así que esta misma noche nos pondremos manos a la obra. Con un poco de suerte, dentro de nueve meses tendremos una pequeña Claudita o un pequeño Jaimito por aquí correteando.

 

Su amigo esboza una forzada sonrisa.

 

Carlos: Me alegro de que os vaya bien.

 

Jaime: Cualquiera lo diría.

 

Carlos: (Suspira) Lo siento, tienes razón, es que… estoy un poco descentrado últimamente. Pero me alegro mucho, de verdad.

 

Jaime: (Preocupado) ¿Todavía siguen mal las cosas con Andrea?

 

Carlos: Cada día peor. Hoy quería que fuéramos a comer después del examen, pero no he sido capaz. Cada vez me apetece menos pasar tiempo con ella.

 

Jaime: ¿Y cuánto tiempo piensas seguir así?

 

Carlos permanece unos segundos en silencio, pensando, hasta que finalmente vuelve a suspirar.

 

Carlos: Debería dejarla, ¿verdad?

 

Jaime: Eso creo, sí…

 

El joven mira a Jaime, sabiendo que tiene razón.

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ DORMITORIO DE ISRA/ TARDE

 

Isra está terminando de arreglarse frente al espejo, con una enorme sonrisa dibujada en su rostro, cuando escucha unos leves golpes en su puerta. El joven se gira hacia allí, extrañado.

 

Isra: ¿Qué pasa?

 

La puerta se abre, y Marta asoma la cabeza.

 

Marta: ¿Puedo entrar?

 

Isra: (Sorprendido) ¡Marta! Pensaba que era Óscar… la verdad es que me pillas en un mal momento. Estaba a punto de salir.

 

Marta: ¿No tienes ni cinco minutos?

 

Marta entra en el dormitorio de su amigo, sin esperar la respuesta.

 

Marta: Hace mucho que no hablamos.

 

Isra: Sí… es que últimamente he estado muy liado.

 

Marta: Ya.

 

La joven se sienta en la cama de su amigo, y ambos se quedan unos segundos en silencio, mientras Isra sigue arreglándose el pelo.

 

Marta: ¿Te has enterado de lo de Lidia?

 

Isra: Sí… y no sabes cómo siento no haberte creído.

 

Marta: (Sonríe) No te preocupes. Yo también habría pensado que estaba loca.

 

Isra deja escapar una carcajada, y los dos vuelven a quedarse en silencio durante unos segundos.

 

Marta: ¿Y con quién has quedado?

 

Isra: Con una amiga.

 

Marta: (Extrañada) ¿Con una amiga?

 

Isra: Sí, la conocí hace un par de semanas. Es muy maja. Ya te la presentaré otro día.

 

Marta intenta ocultar sus celos esbozando una forzada sonrisa.

 

Marta: ¡Genial!

 

Isra: Y en serio, Marta, ahora estoy muy liado, he quedado en media hora y voy fatal de tiempo. ¿Te importa que hablemos en otro momento?

 

Marta: No… no, claro que no.

 

La chica se levanta y camina hacia la puerta del dormitorio. Antes de salir, se gira de nuevo hacia su amigo.

 

Marta: Pásatelo bien.

 

Isra: Gracias.

 

La joven sale del dormitorio de su amigo, triste, mientras el pelirrojo sigue acicalándose el pelo, sin darse cuenta de lo que acaba de suceder.

 

PISO DE CARLOS Y ANDREA/ SALÓN/ NOCHE

 

Andrea está sentada en el sofá, en camisón. Mira la televisión pero no le hace caso ya que está muy nerviosa. Carlos no tarda en llegar a casa y la joven se levanta, molesta.

 

Andrea: ¡Joder, ya era hora! Estaba preocupada. Te he estado llamando al móvil.

 

Carlos: Lo siento, yo… me he quedado en la biblioteca estudiando.

 

Andrea: No me mientas, Carlos. Ni se te ocurra mentirme.

 

Carlos: No te miento.

 

Andrea: Como no me cogías el teléfono, he llamado a Claudia. Me ha dicho que te has pegado toda la tarde en el “Four”.

 

Carlos mira a su novia, sin saber muy bien qué decir.

 

Carlos: Yo…

 

Andrea: (Interrumpiéndole) ¿Qué pasa, Carlos? ¿No tenías tiempo para ir a comer conmigo pero sí para ir al bar de nuestros amigos y quedarte allí toda la tarde? ¿Pensabas que no iba a enterarme?

 

El joven guarda silencio durante unos segundos, hasta que finalmente suspira.

 

Carlos: Tenemos que dejarlo.

 

Andrea: (Atónita) ¿Qué?

 

A Carlos se le llenan los ojos de lágrimas.

 

Carlos: Lo he intentado, Andrea. Te juro que lo he intentado, pero no puedo. No puedo olvidar todo lo que ha pasado entre nosotros. Yo… no puedo besarte, no puedo acariciarte. No tengo ganas de estar contigo. Y creo que llegados a este punto, lo mejor que podemos hacer es dejarlo.

 

A la chica también se le han llenado los ojos de lágrimas durante el discurso de su novio, al cual comienza a acercarse.

 

Andrea: Pero Carlos, yo te quiero. Y sé que tú a mí también.

 

Andrea llega hasta él, pero este se da media vuelta y vuelve a abrir la puerta.

 

Carlos: Lo siento.

 

Carlos sale nuevamente del piso dejando sola a Andrea, que rompe a llorar desesperadamente.

 

CALLES DE GIJÓN/ NOCHE

 

Lucas y Óscar caminan hacia la casa de este último, charlando animadamente. Hace mucho frío y ambos van muy abrigados.

 

Óscar: Cada día me lo paso mejor contigo. No sabes cómo te lo agradezco.

 

Lucas: Y tú no sabes cómo me alegro. Esa es la misión de los amigos, ¿no?

 

Óscar: Supongo que sí.

 

Los dos jóvenes se ríen, divertidos, y luego permanecen unos segundos en silencio.

 

Lucas: ¿Cómo llevas lo de vivir con tu ex?

 

Óscar: Bueno, lo llevo que no es poco… a veces me encantaría tirarle una silla a la cabeza, pero otras…

 

Lucas: (Interrumpiéndole) Te mueres por besarle, ¿no?

 

Óscar se queda unos segundos en silencio.

 

Óscar: Sí… pero ¿sabes? No es por él. Lo tengo superado. Pero echo de menos el tener a alguien en quien apoyarme, alguien en quien confiar, no sé… supongo que tengo que acostumbrarme a estar solo. Nunca lo he estado mucho tiempo, la verdad.

 

Lucas esboza una forzada sonrisa. Llegan hasta la casa del joven, deteniéndose frente a la puerta.

 

Lucas: Tampoco tienes por qué estar solo si no quieres.

 

Óscar: (Irónico) Oh, sí, claro.

 

Lucas: Te lo digo en serio. ¿Crees que estás preparado para iniciar ya otra relación?

 

El joven vuelve a guardar silencio, pensativo.

 

Óscar: Supongo que sí, pero…

 

Lucas no le deja terminar. Le besa apasionadamente, aunque Óscar no tarda en apartarse, algo confundido.

 

Óscar: Lucas, yo…

 

Lucas: (Interrumpiéndole) Tienes razón, perdona. Lo siento. No debería…

 

Óscar le mira fijamente a los ojos, y ahora es él el que no puede resistirse. Vuelven a dejarse llevar por la pasión, sin darse cuenta de que Hugo les observa desde la ventana de su dormitorio, con los ojos llenos de lágrimas.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR/ MAÑANA

 

Un nuevo y soleado día ha amanecido en la ciudad. Jaime está tras la barra, sacando unos vasos del lavavajillas con una enorme sonrisa, a pesar de tener unas grandes ojeras rodeando sus ojos. Marta entra en el local con mala cara, se nota que no ha dormido demasiado. Se sienta en una de las butacas, suspirando.

 

Marta: Buenos días.

 

Jaime: Hola. ¿Qué te pongo?

 

Marta: Un café con leche, por favor. A ver si me despejo un poco…

 

El joven empieza a preparárselo.

 

Jaime: ¿Una mala noche?

 

Marta: Sí… tenía una entrevista de trabajo hoy, y estaba tan nerviosa que no he pegado ojo.

 

Jaime: ¿Por lo menos ha merecido la pena?

 

Marta: (Suspira) Me he quedado dormida en el bus y no he llegado.

 

Jaime se ríe, divertido, mientras le sirve el café.

 

Marta: A mí no me hace ni puta gracia, Jaime. Necesito un trabajo si quiero sacar adelante a mi hija. No sé que voy a hacer.

 

Jaime: No te agobies, Marta. Tienes a tus padres.

 

Marta: Pero mis padres se están empezando a cansar, y con toda la razón del mundo…

 

Los dos jóvenes se quedan unos segundos en silencio.

 

Marta: Vosotros no necesitaréis una camarera, ¿verdad?

 

Jaime: No, lo siento. Tal y como están ahora mismo las cosas…

 

La chica le interrumpe, esbozando una forzada sonrisa.

 

Marta: Ya, tranquilo. Lo entiendo perfectamente.

 

Vuelven a quedarse en silencio. Marta no para de darle vueltas a su café, bajo la preocupada mirada de Jaime.

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ COCINA/ MAÑANA

 

Hugo está sentado en la encimera, tomándose un café mientras mira a través de la ventana, pensativo, cuando Óscar aparece por allí vistiendo solo unos calzoncillos.

 

Óscar: Perdona. No sabía que estabas en casa, voy a…

 

El joven le interrumpe, esbozando una forzada sonrisa.

 

Hugo: No te preocupes. Tampoco es la primera vez que te veo así, ¿no?

 

Óscar: No, pero… no creo que sea lo más adecuado ahora mismo.

 

Óscar se da media vuelta para salir de nuevo.

 

Hugo: Óscar, espera. Me gustaría hablar un segundo contigo.

 

Óscar: ¿Y no puedes esperar un segundo a que me cambie?

 

Hugo: Preferiría que fuera ahora.

 

El joven permanece unos segundos en silencio, pensando, hasta que finalmente suspira.

 

Óscar: Está bien, ¿qué pasa?

 

Hugo también guarda silencio, como buscando las palabras adecuadas.

 

Hugo: Creo que… creo que deberías irte.

 

Óscar: Ya te he dicho yo que tenía que cambiarme.

 

Hugo: No, no me refiero a eso.

 

Óscar: (Extrañado) No entiendo…

 

El joven coge aire antes de seguir hablando.

 

Hugo: Creo que tienes que irte de esta casa.

 

Óscar: (Sorprendido) ¿Qué?

 

Hugo: Mira Óscar, lo siento, pero… anoche te vi con tu compañero de trabajo. No voy a echártelo en cara, no soy quién para hacerlo, por supuesto, pero… me dolió.

 

Óscar: No me lo puedo creer…

 

Hugo: Sé que estoy siendo injusto, y más después de todo el daño que te he hecho, pero… te quiero, y ahora que sé que no vamos a volver a estar juntos, no puedo seguir viéndote cada día como si no pasara nada. Lo siento.

 

Óscar se queda unos segundos en silencio, sin saber muy bien cómo reaccionar, hasta que finalmente suspira.

 

Óscar: Sí, yo también. Dejaré todo preparado antes de irme a trabajar, y esta noche haré la mudanza.

 

Hugo: ¿Ya sabes dónde vas a ir?

 

Óscar: No te preocupes por eso. Sé buscarme la vida.

 

El joven sale de la cocina, ante la triste mirada de Hugo. En ese momento suena el timbre y el rubio, extrañado, se baja de la encimera y va hacia la puerta. Se sorprende cuando, al abrirla, se encuentra con Andrea, cargada de maletas.

 

Andrea: ¿Puedo quedarme aquí unos días?

 

Hugo: (Sonríe) Estás de suerte. Se nos acaba de quedar una habitación libre.

 

Andrea entra en la casa de su amigo mientras éste cierra la puerta.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR/ MAÑANA

 

Carlos está sentado en una de las butacas, tomándose un café, mientras Jaime y Claudia le miran desde el otro lado de la barra, preocupados.

 

Claudia: Así que al final lo habéis dejado…

 

Carlos: (Suspira) Ya no se podía hacer gran cosa con la relación. Estaba completamente deteriorada.

 

Claudia: Sí, pero Andrea te quiere.

 

Carlos: (Molesto) Pues a lo mejor debería habérmelo demostrado antes de ponerme los cuernos, ¿no crees?

 

Claudia: Un error lo puede cometer cualquiera, Carlos.

 

Carlos: (Enfadado) ¡¿Un error?! ¿Consideras que una infidelidad es un simple error? ¿De verdad?

 

Claudia está a punto de responder a su amigo, pero Jaime se le adelanta.

 

Jaime: Chicos por favor, no vayáis a discutir vosotros ahora, y menos aquí.

 

Claudia y Carlos se miran, no demasiado cómodos. El joven, suspirando, se termina levantando.

 

Carlos: Tienes razón, perdonadme. Me voy, que tengo una tutoría dentro de cuarenta y cinco minutos… nos vemos.

 

Jaime: Hasta luego.

 

Carlos sale del local, ante la preocupada mirada de sus amigos.

 

Jaime: ¿No crees que te has pasado?

 

Claudia: Puede que sí, pero tiene que reaccionar, Jaime. Se quieren, y tienen que estar juntos.

 

Jaime: No te vayas a meter…

 

Claudia interrumpe a su novio pasándole los brazos por detrás del cuello y dándole un beso mientras sonríe.

 

Claudia: No más de lo necesario. Te lo prometo.

 

Jaime se ríe, divertido.

 

SEDE “RTPA”/ SALA DE CÁMARAS/ TARDE

 

Lucas está revisando su equipo frente a su taquilla, cuando Óscar entra en la sala con la cámara colgada del hombro.

 

Óscar: Buenas tardes.

 

Lucas: (Sonríe) ¡Hola! ¿Cómo ha ido la salida?

 

Óscar: Bien, no puedo quejarme. Ha estado entretenida.

 

Óscar es ahora el que empieza a revisar su equipo mientras Lucas guarda el suyo en su taquilla para después observar a su compañero en silencio durante unos segundos, hasta que finalmente suspira.

 

Lucas: ¿No crees que deberíamos hablar sobre lo de anoche?

 

Óscar: Me lo pasé bien.

 

Lucas: Sí, yo también. Pero no me refiero a eso.

 

Óscar se gira hacia él y le mira en silencio durante unos segundos.

 

Óscar: Ya te dije que necesitaba tiempo. Yo… no puedo embarcarme en una relación. No ahora mismo.

 

Lucas: Lo entiendo. Pero necesito saber si hay algo a lo que esperar, o… no sé, ¿crees que cuando estés preparado podríamos intentarlo? Porque estoy dispuesto a esperar el tiempo que haga falta, Óscar, pero luego no quiero que me dejes tirado como a un gilipollas.

 

Óscar vuelve a guardar silencio durante unos segundos, hasta que finalmente esboza una amplia sonrisa.

 

Óscar: Sí. Sí, podríamos intentarlo.

 

Lucas: (Contento) Genial.

 

Lucas abraza a su compañero, emocionado.

 

Lucas: ¿Qué te parece si salimos a cenar esta noche para celebrarlo?

 

Óscar: Me encantaría Lucas, pero no puedo.

 

Lucas: ¿Ya tienes planes con alguien?

 

Óscar: Si una mudanza se puede considerar tener planes pues sí, los tengo.

 

Lucas: (Extrañado) ¿Una mudanza?

 

Óscar: Sí. Esta mañana Hugo me ha dicho que creía que lo mejor era que me fuera de casa… y bueno, la verdad es que tras pensarlo durante unas horas, creo que tiene algo de razón. No era una situación cómoda para nadie.

 

Lucas: No puedo decir que me de pena.

 

Óscar: ¡Oye!

 

Los dos jóvenes se ríen, divertidos.

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ANDREA/ DORMITORIO DE ANDREA/ TARDE

 

Ya ha comenzado a anochecer y Andrea está metiendo toda su ropa en el armario mientras Hugo, sentado en la cama, la observa.

 

Andrea: Así que has echado a Óscar de casa.

 

Hugo: No le he echado. Solamente… le he invitado a irse.

 

Andrea deja escapar una sonora carcajada.

 

Andrea: Bueno, desde luego, es otra manera de decirlo.

 

Hugo: No sé, supongo que me he dado cuenta de que lo nuestro está completamente terminado, ¿sabes? Y me dolía mucho verle aquí cada día, viendo cómo rehacía su vida… no podía soportarlo.

 

Andrea: En ese caso, has hecho lo mejor.

 

Hugo: (Suspira) Lo sé.

 

Los dos amigos guardan silencio durante unos segundos.

 

Hugo: Bueno, ¿y tú con Carlos qué? ¿Qué ha pasado?

 

Andrea: Pues supongo que lo que tendría que haber pasado hace tiempo. Llevábamos muchos meses mal, y yo me empeciné en que las cosas podían salir adelante… pero no ha sido así.

 

Hugo: Él ha sido el que no ha podido perdonarte.

 

A la joven se le llenan los ojos de lágrimas.

 

Andrea: Sí, pero fui yo la que metí la pata. Si no la hubiese metido, no habría nada que perdonar.

 

Hugo, comprensivo, se levanta y abraza a su amiga.

 

Hugo: Tranquila, todo saldrá bien… además, ahora los dos somos solteros… habrá que salir a celebrarlo, ¿no?

 

Andrea fuerza una sonrisa, mientras no se suelta de los brazos de su amigo.

 

PISO DE CARLOS/ SALÓN/ NOCHE

 

Carlos está sentado en el sofá, estudiando, cuando alguien llama al timbre. El joven, suspirando, se levanta y abre la puerta. Al otro lado está Óscar, cargado con un par de maletas y con una forzada sonrisa en su rostro.

 

Óscar: Hola.

 

Carlos: (Sonríe) Pasa. Bienvenido a tu nuevo hogar.

 

Óscar: Gracias.

 

Óscar entra en el piso, y Carlos cierra la puerta tras él.

 

CONTINUARÁ…