MANERAS DE VIVIR

 

DISCOTECA “PARADYSE”/ INTERIOR

 

Es de noche. Suena la canción “Angelus”, de Dover. Lidia y Óscar bailan de una manera muy sensual en el medio de la pista, mientras no paran de besarse y acariciarse el uno al otro. Lidia no tarda en acercarse al oído del chico.

 

LIDIA: No sabes como me estás poniendo…

 

ÓSCAR: Y tú a mí…

 

Lidia se ríe, divertida, para después volver a acercarse al oído de éste.

 

LIDIA: ¿Por qué no vamos al baño?

 

ÓSCAR: (Extrañado) ¿Juntos? ¿No es un poco raro?

 

LIDIA: (Divertida) Anda, ven conmigo.

 

Lidia coge al chico de la mano y le arrastra hacia el baño de las chicas. Una vez dentro, todas las jóvenes que hay allí miran al chico, algo molestas, y éste baja la cabeza, avergonzado.

 

ÓSCAR: Lo siento…

 

LIDIA: ¡No les pidas perdón! Si seguro que estas zorrillas también han hecho lo mismo más de una vez…

 

Las jóvenes van a responder, pero antes de que lo hagan, Lidia empuja a Óscar a uno de los privados y echa el pestillo.

 

ÓSCAR: (Extrañado) ¿Qué estás haciendo?

 

LIDIA: ¿Tú que crees?

 

La joven empieza a besarle apasionadamente, y aunque este en principio le corresponde, se termina apartando.

 

ÓSCAR: ¿Aquí?

 

LIDIA: Vale… ya veo que te voy a tener que dar un revulsivo.

 

ÓSCAR: (Extrañado) ¿De qué estás hablando?

 

Lidia esboza una cínica sonrisa y saca de su bolso una bolsita con unas cuantas pastillas que le muestra al chico.

 

ÓSCAR: ¿Qué es eso?

 

LIDIA: Éxtasis.

 

ÓSCAR: No Lidia, yo paso de esa mierda.

 

LIDIA: ¿Lo has probado alguna vez?

 

ÓSCAR: No, pero…

 

LIDIA: (Interrumpiéndole) No seas puritano.

 

ÓSCAR: No soy puritando, pero ya te he dicho que paso de esa mierda, ¿vale?

 

LIDIA: Vamos…

 

Óscar se queda pensando durante unos segundos, hasta que suspira.

 

ÓSCAR: Vale, está bien… pero solo por probarlo, ¿eh?

 

LIDIA: (Sonríe) Eres un cielo.

 

La joven da una de las pastillas a su novio, y ella se toma la otra. Óscar todavía no parece estar demasiado seguro de lo que va a hacer, pero finalmente se decide y se la toma, para después besar apasionadamente a su novia.

 

Canción: The hero waits

Kristen Bell, Chace Crawford, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Jared Padelecki, Hayden Pannettiere, Jessica Stroup

 

SPECIAL GUEST STAR

David Gallagher como EDUARDO ABRIL

 

Capítulo 78

Fuego ardiendo, calor intenso

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Un nuevo día amanece en la ciudad. Hugo, Vicente, Isra y Edu permanecen sentados en el mismo sofá de siempre. Los cuatro parecen estar bastante incómodos, sin hablar, hasta que Marta aparece por allí con una sonrisa de oreja a oreja.

 

MARTA: (Irónica) Madre mía, chicos, pero que fiesta tenéis aquí montada.

 

ISRA: Es domingo, ¿qué quieres?

 

MARTA: Pues no sé, un poquito más de animación…

 

Marta saca su cartera del bolso, y de ella extrae un billete de cien euros.

 

MARTA: Venga, ¿qué queréis? Hoy me siento generosa, y voy a invitaros.

 

EDU: (Sorprendido) ¿De dónde has sacado tanta pasta?

 

MARTA: Ya os dije que había encontrado curro, ¿no?

 

HUGO: Oh, sí… tu misterioso nuevo trabajo.

 

MARTA: De misterioso nada. Ya os dije que era de relaciones públicas en una discoteca.

 

ISRA: Sí, pero es raro que no nos quieras decir en cual.

 

MARTA: Bueno, pues porque no quiero que vengáis a verme y me distraigáis, eso es todo. Quiero hacer bien mi trabajo, y si vais a estar allí todos los viernes y todos los sábados, no lo lograré.

 

HUGO: Pero…

 

MARTA: (Interrumpiéndole) Bueno, ¿queréis que os invite a algo o no?

 

VICENTE: A mí a una caña.

 

Isra y Edu miran bastante molestos al joven, pero Marta esboza una agradecida sonrisa.

 

MARTA: Muy bien, ¿alguien quiere algo más?

 

HUGO: Una naranjada.

 

MARTA: ¿Isra? ¿Edu?

 

EDU: Déjalo. Te ha costado mucho conseguir ese dinero, y es para Esperanza. Yo me lo puedo permitir.

 

MARTA: Y yo, chicos. De verdad, no os hacéis una idea de lo mucho que se gana en la noche. En serio, no os preocupéis.

 

ISRA: Bueno, que coño. Yo quiero una coca-cola.

 

MARTA: Vale. Edu, ¿seguro que no quieres nada?

 

EDU: Segurísimo.

 

MARTA: Bien. Pues ahora mismo lo traigo todo.

 

ISRA: ¿Quieres que te ayude?

 

MARTA: Mira, a eso no te voy a decir que no.

 

Isra se levanta y los dos amigos se dirigen hacia la barra, donde está Jaime trabajando. Vicente mira a Hugo, y ninguno de los dos se da cuenta de que Edu se está empezando a sentir mal y está a punto de vomitar.

 

VICENTE: Yo no sé si os habréis dado cuenta, pero el trabajo de vuestra amiguita es un poco raro.

 

HUGO: (Extrañado) ¿Por qué?

 

Justo antes de que el joven pueda responder, Edu se levanta repentinamente.

 

EDU: Perdonadme, tengo que ir un segundo al baño.

 

El joven corre hacia allí, ante la extrañada mirada de Hugo.

 

HUGO: ¿Y a éste que le pasa?

 

VICENTE: (Molesto) ¿Qué le va a pasar? Que quiere llamar la atención, como siempre desde que llegó.

 

Hugo no responde a su novio, aunque se puede ver la preocupación en su rostro.

 

PISO DE ANDREA, CLAUDIA Y LIDIA/ SALÓN

 

Ya es mediodía, y Lidia está comiéndose un plato de pasta sentada en el sofá. Tiene muy mala cara, y el sonido del timbre la molesta. Mira el reloj, y se dirige a abrir, sorprendiéndose cuando ve al otro lado a Óscar, con un par de maletas.

 

LIDIA: ¡Óscar! ¿Qué haces aquí?

 

ÓSCAR: ¿No es evidente?

 

Lidia repara en las maletas de su novio.

 

LIDIA: ¿Qué es eso? ¿Qué ha pasado?

 

ÓSCAR: Me han echado de la residencia.

 

LIDIA: (Sorprendida) ¿Qué? ¿Por qué?

 

ÓSCAR: Por las horas a las que llegué anoche.

 

LIDIA: Joder…

 

Los dos se quedan unos segundos en silencio. Óscar parece estar bastante cansado, y no haber dormido demasiado.

 

LIDIA: ¿Y qué vas a hacer ahora?

 

ÓSCAR: La verdad es que había pensado en que… a lo mejor podría quedarme unos días aquí hasta que encuentre un piso.

 

LIDIA: Ya…

 

Lidia se queda en silencio durante unos segundos, pensando, hasta que finalmente suspira.

 

LIDIA: Está bien, quédate aquí unos días, ya buscaremos una solución… no creo que a Andrea y a Claudia les importe.

 

ÓSCAR: Gracias.

 

El joven coge sus dos maletas y entra al piso. Justo cuando Lidia cierra la puerta, se abre la del dormitorio de Andrea, de donde sale una joven acompañada por ésta, completamente desnuda. Se besan apasionadamente.

 

ANDREA: Te llamaré.

 

CHICA: Eso espero. Hasta luego.

 

ANDREA: Chao.

 

La chica se marcha, y Andrea se da cuenta de la presencia de Óscar y Lidia. El primero mira a la joven, incómodo.

 

ANDREA: Hola.

 

LIDIA: Buenos días, Andrea. Mira, este es mi novio, Óscar. Se va a quedar aquí unos días, sino os importa.

 

ANDREA: (Sonríe) Para nada. Encantada.

 

ÓSCAR: Igual… igualmente.

 

ANDREA: Voy a echarme un rato. Apenas he dormido, y he hecho mucho ejercicio esta noche.

 

Lidia se ríe, divertida, y la chica cierra la puerta de su dormitorio. La joven se da cuenta de la expresión de Óscar.

 

LIDIA: Oh, no te preocupes. Esto es muy normal.

 

ÓSCAR: Ya me he dado cuenta…

 

CASA DE HUGO E ISRA/ SALÓN

 

Isra y Hugo están sentados en el sofá, tomándose un café. Hugo está mirando unos papeles, mientras Isra le observa, bastante aburrido. Tras darle un sorbo al café, suspira.

 

ISRA: ¿Cómo lo llevas?

 

HUGO: (Sonríe) Oh, bastante bien. No creo que tenga problemas en aprobar.

 

ISRA: Me alegro, pero no me refería a eso. Me refería a que Edu vuelva a estar aquí.

 

HUGO: Regresó hace casi tres meses, y la verdad es que no me ha afectado para nada. Paso de él, y punto.

 

ISRA: Ya… pero a Vicente sí que le ha afectado, ¿no?

 

HUGO: (Extrañado) ¿Por qué lo dices?

 

ISRA: Chico, la tensión que había esta mañana en el bar se podía cortar con un cuchillo.

 

HUGO: Bueno, es verdad que está un poco incómodo, pero es normal. Si nadie se hubiera encargado de contarle este verano toda mi historia con Edu…

 

ISRA: Pero si se la olía. Además, nadie esperábamos que volviera.

 

HUGO: Ya, ya lo sé…

 

Los dos se quedan unos segundos en silencio, hasta que finalmente Hugo suspira.

 

HUGO: Pero bueno, a pesar de que no me ha afectado su regreso, la verdad es que estoy un poco preocupado por él.

 

ISRA: Por lo de ésta mañana, ¿no?

 

HUGO: Sí. No sé, ha dicho que algo le había sentado mal y tal, pero es que no es el primer chungo que le da desde que ha vuelto.

 

ISRA: Bueno, ya sabes que cuando haces viajes tan largos el cuerpo tarda en acostumbrarse de nuevo.

 

HUGO: (Extrañado) ¿Tres meses?

 

El pelirrojo se queda unos segundos pensando.

 

ISRA: Bueno, quizás es mucho tiempo, sí.

 

HUGO: (Suspira) Mira, desde que vino está muy raro… yo estoy seguro de que nos oculta algo.

 

ISRA: Pues habla con él. Sabes de sobra que en ti confiaría.

 

Hugo se termina el café de un trago, para después levantarse con una forzada sonrisa dibujada en su rostro.

 

HUGO: Una cosa es que sepa que nos está ocultando algo, y otra muy distinta que me interese saberlo.

 

ISRA: (Extrañado) Pero tú eres el que has dicho que estás preocupado…

 

HUGO: Estaba preocupado por su estado de salud, pero desde luego no le pasa nada de eso. A lo mejor ha dejado a otro chico tirado en coma en Nueva York, y todos estos changos que le dan es por su mala conciencia.

 

El joven se dirige hacia la cocina, e Isra suspira.

 

ISRA: Para que luego diga que lo ha superado y no le ha afectado…

 

HUGO: (Off) ¡Te estoy oyendo!

 

Isra se ríe, divertido.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Carlos está sentado en una de las butacas de la barra, mirando atentamente hacia uno de los sofás, donde están sentadas Andrea y Marta, tomándose una caña cada una mientras charlan animadamente. Jaime se acerca a su amigo y le sirve un refresco, pero éste no se da cuenta.

 

JAIME: Carlos…

 

El joven sigue sin reaccionar.

 

JAIME: ¡Carlos!

 

CARLOS: ¿Eh?

 

JAIME: Tu naranjada.

 

CARLOS: (Sonríe) Oh, gracias.

 

Los dos se quedan unos segundos en silencio, y Carlos vuelve su mirada de nuevo hacia las chicas.

 

JAIME: ¿Piensas hablar con ella en algún momento?

 

CARLOS: ¿Con quién?

 

JAIME: Con mi tía, no te jode… pues con Andrea, ¿con quién va a ser?

 

CARLOS: Ya te dije que no voy a hablar con ella.

 

JAIME: Pero mira que eres cabezota…

 

CARLOS: ¿Es que no la ves?

 

Jaime mira también hacia las dos jóvenes. Las dos charlan animadamente, y de pronto Andrea se empieza a reír ante un comentario que ha hecho su amiga.

 

CARLOS: Ella ahora es feliz. No quiero volver a cortarle las alas. Ella es así, y punto.

 

JAIME: No digas tonterías, Carlos. Ella era feliz contigo. Ahora simplemente intenta refugiarse en una máscara de chica dura y facilona, como hacia antes de estar contigo.

 

CARLOS: No…

 

JAIME: Mira, haz lo que te de la gana. Tú verás si quieres dejar pasar la oportunidad… pero ella te quiere todavía, te guste o no.

 

Jaime se dirige hacia el almacén dejando a su amigo solo, pensando en sus palabras.

 

PISO DE ANDREA, CLAUDIA Y LIDIA/ SALÓN

 

Lidia está sentada en el sofá, viendo la televisión mientras se hace las uñas, cuando Claudia aparece por allí recogiéndose el pelo en una coleta, y sentándose al lado de la joven.

 

CLAUDIA: ¿Y tú novio?

 

LIDIA: Se ha ido a recoger las últimas cosas que le quedaban en la residencia. ¿Verdad que es mono?

 

CLAUDIA: Sí, es muy simpático… y precisamente quería hablarte de él.

 

LIDIA: Claro, dime.

 

Claudia se queda pensando durante unos segundos, buscando las palabras adecuadas.

 

CLAUDIA: Yo… Lidia, lo siento de verdad, pero no se puede quedar aquí.

 

LIDIA: ¿Qué? ¿Por qué?

 

CLAUDIA: El piso es pequeño. Estamos tres personas justas, cuatro ya… no sé, es un jaleo.

 

LIDIA: Pero no tiene a donde ir.

 

CLAUDIA: Yo no te digo que se tenga que ir hoy… pero tiene que hacerlo cuanto antes.

 

Lidia se queda unos segundos en silencio, pensando, hasta que finalmente suspira.

 

LIDIA: Sí, tienes razón… le ayudaré a buscar algo cuanto antes. De verdad.

 

CLAUDIA: Bien.

 

La joven rubia se levanta, esbozando una forzada sonrisa en su cara.

 

CLAUDIA: Me alegro de que lo hayas entendido. Y lo siento de verdad.

 

LIDIA: Tranquila. Lo entiendo.

 

Claudia se aleja de allí, mientras Lidia suspira.

 

LIDIA: Joder…

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Ya comienza a anochecer, y Marta y Andrea continúan sentadas en el sofá, charlando, cuando Edu aparece por allí y se acerca a ellas, con una forzada sonrisa en su rostro.

 

EDU: Buenas.

 

ANDREA: ¡Hola! ¿Estás mejor?

 

EDU: Sí… algo mejor.

 

Edu se sienta junto a sus amigas.

 

MARTA: ¿Pero qué te ha pasado?

 

EDU: Nada, que me ha debido de sentar algo mal… nada importante.

 

ANDREA: Joder hijo, no sé lo que te darían de comer en Nueva York, pero desde que has vuelto estás de un sensible físicamente hablando…

 

EDU: El jet lag, supongo.

 

MARTA: (Irónica) Claro, es que eso dura entre cuatro meses y un año, ¿verdad?

 

El joven se ríe, divertido.

 

EDU: No es nada, de verdad que estoy bien.

 

Mira su reloj, para luego levantarse.

 

EDU: Lo siento chicas, pero me acabo de acordar de que tengo que hacer unos recados. Ya nos veremos, chao.

 

El chico se marcha rápidamente de allí, nervioso, mientras sus dos amigas se miran sin entender nada.

 

ESCUELA “ARTES ESCÉNICAS HERRERA”/ EXTERIOR

 

Un nuevo día amanece en la ciudad. Hugo aparca el coche frente a la escuela y se baja. No se da cuenta de que Lidia le ha visto desde el otro lado de la calle y cruza, siguiéndole.

 

LIDIA: ¡Hugo, espera!

 

El joven se gira, molesto.

 

HUGO: Bueno, ya era hora… te he estado esperando un buen rato enfrente de tu casa.

 

LIDIA: Sí, perdona. Es que tenía cosas que hacer fuera de casa, y he madrugado más.

 

HUGO: (Irónico) ¿Tú madrugando? No me lo puedo creer…

 

Los dos jóvenes comienzan a andar a la par.

 

LIDIA: Déjate de tonterías, Hugo. Necesito que me hagas un favor muy importante.

 

HUGO: (Preocupado) ¿Qué pasa?

 

LIDIA: Verás… es que han echado a Óscar de la residencia por su comportamiento en éstos últimos días, y la verdad es que me siento un poquito culpable.

 

HUGO: ¿Solo un poquito?

 

LIDIA: (Suspira) Bueno vale, quizás bastante. Pero ese no es el tema.

 

HUGO: Sí, pero la verdad es que no sé que es lo que pinto yo exactamente en todo esto.

 

Lidia se queda unos segundos en silencio, buscando las palabras adecuadas, hasta que finalmente se arma de valor.

 

LIDIA: Si no me equivoco, todavía te queda una habitación libre en casa, ¿verdad?

 

HUGO: (Sorprendido) No puedes estar hablando en serio.

 

LIDIA: Por favor, Hugo…

 

HUGO: Sabes que nos llevamos fatal. No funcionaría.

 

LIDIA: No tiene a donde ir.

 

HUGO: Y lo siento de verdad, Lidia, pero paso de meter a alguien en mi casa con quien sé que voy a estar discutiendo las veinticuatro horas del día.

 

LIDIA: ¿Y si le digo que se porte bien? Vamos, si los dos ponéis de vuestra parte, estoy segura de que acabaréis llevándoos bien, Óscar es un chico encantador.

 

HUGO: No lo dudo, pero sé que por mucho que ponga de mi parte… vamos Lidia, me conoces. Sabes perfectamente que no soy precisamente la persona más agradable del mundo, y mucho menos cuando alguien me cae mal.

 

LIDIA: Ya… vale, está bien. Lo entiendo.

 

Los dos continúan andando en silencio durante unos segundos, hasta que Lidia suspira.

 

LIDIA: Con Isra tampoco te llevabas bien cuando se fue a vivir contigo, ¿no?

 

HUGO: Lidia…

 

LIDIA: No, ya te he dicho que lo entiendo. De todos modos es una pena, porque te podrías embolsar bastante más dinero alquilando una habitación más.

 

Hugo se queda unos segundos en silencio, pensando, hasta que coge aire, sin estar demasiado seguro de lo que está a punto de decir.

 

HUGO: Un mes.

 

LIDIA: (Ilusionada) ¿En serio?

 

HUGO: Sí. Un mes de prueba… si la cosa no va bien, cuando pase ese mes se irá a la calle, ¿vale?

 

LIDIA: ¡Vale!

 

La joven abraza a su amigo, emocionada.

 

LIDIA: Joder tío, sabía que podría contar contigo… eres el mejor.

 

Hugo se separa de la joven.

 

HUGO: Bueno, quita, quita… que no es para tanto.

 

LIDIA: ¿Cuándo podría instalarse?

 

HUGO: Pues esta misma tarde, si quiere.

 

LIDIA: ¡Estupendo! Voy a buscarle para contárselo. Seguro que está muy agradecido. ¡Hasta luego!

 

HUGO: Chao.

 

Lidia se dirige hacia el interior del edificio, corriendo, mientras Hugo se detiene, sin saber muy bien si ha tomado la decisión correcta.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Jaime permanece tras la barra, colocando la vajilla que acaba de sacar de la secadora, cuando Claudia entra por la puerta con una sonrisa de oreja a oreja, y se acerca a la barra.

 

CLAUDIA: Buenos días.

 

JAIME: (Sorprendido) Ey, ¿qué estás haciendo aquí?

 

CLAUDIA: Nos hemos quedado sin café en casa, así que me vengo a desayunar contigo.

 

JAIME: (Divertida) Joder hija, lo tuyo sí que es amor al trabajo, que vienes hasta cuando no tienes que venir… ¿un café con leche?

 

CLAUDIA: Por favor.

 

Jaime empieza a prepararlo bajo la atenta mirada de su compañera. No tarda en servírselo.

 

JAIME: Aquí tienes.

 

CLAUDIA: Gracias. Y bueno, cuéntame, ¿cómo lo llevas?

 

JAIME: (Extrañado) ¿El qué?

 

CLAUDIA: Lo de haber vuelto al bar. Después de todo lo que pasó cuando te despidieron y tal…

 

JAIME: Oh, muy bien. La verdad es que no me ha costado mucho hacerme de nuevo con todo.

 

CLAUDIA: Me alegro. Tengo que confesar que cuando volviste no tenía todas conmigo… pero ahora, para nada me arrepiento de haber vuelto a confiar en ti.

 

JAIME: (Sonríe) Gracias.

 

Claudia se echa el azúcar y empieza a tomarse el café.

 

CLAUDIA: Oye, necesitaría pedirte un favor.

 

JAIME: ¿Qué pasa?

 

CLAUDIA: ¿Podrías venir esta tarde a currar también? Mañana haré yo todo el día… y vendré a ayudarte a hacer la caja esta noche.

 

JAIME: (Suspira) ¿Todo el día aquí?

 

CLAUDIA: ¿Tienes algo que hacer?

 

JAIME: No, pero…

 

CLAUDIA: (Interrumpiéndole) Por favor, Jaime. Me han cambiado la reunión de Anónimos Alcohólicos, y no puedo faltar. Por favor.

 

Jaime se queda pensando durante unos segundos, hasta que finalmente suspira.

 

JAIME: Vale, está bien… pero mañana te haces tú todo el día, ¿eh?

 

CLAUDIA: Por supuestísimo… eres el mejor, de verdad. Muchas gracias.

 

La joven se termina el café de un solo trago y, tras dar un beso en la mejilla a su amigo, sale corriendo de allí, mientras Jaime no puede evitar el esbozar una leve sonrisa.

 

JAIME: (Susurrando) Amigos…

 

CASA DE HUGO E ISRA/ SALÓN

 

Ya es por la tarde. Marta está sentado en el sofá de sus amigos, cuando Hugo aparece por allí con dos botellines de cerveza, sentándose a su lado y tendiéndole uno de ellos.

 

HUGO: Toma.

 

MARTA: Muchas gracias.

 

Los dos se quedan unos segundos en silencio.

 

MARTA: Oye Hugo, sé que no vas a querer que hablemos sobre esto, pero… estoy muy preocupada por Edu.

 

HUGO: (Suspira) Marta…

 

MARTA: En serio, Hugo. No se encuentra bien, pero no para de mentir sobre ello.

 

HUGO: Eso no es asunto mío.

 

MARTA: Hugo, es tu ex novio, y por mucho que quieras negarlo, sigues sintiendo algo por él, ya sea amor, amistad, o lo que sea.

 

HUGO: No es cierto. Yo lo único que siento por él es indiferencia, y si está mal, él verá.

 

MARTA: Pero…

 

HUGO: (Interrumpiéndola) ¿Por qué haces esto, Marta? ¿Por qué intentas que nos reconciliemos?

 

MARTA: No intento que os reconciliéis, yo… sé que nunca volveréis a estar juntos.

 

HUGO: Pues poco se nota…

 

MARTA: Te hablo en serio, Hugo, eso ahora mismo es lo de menos… A Edu le pasa algo, y creo que tú eres el único que puedes saberlo. Tú eres al único al que se lo contaría.

 

Hugo mira a su amiga, sin saber que decir.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Ya es completamente de noche, y el local está cerrado. Jaime ya está terminando de limpiar, cuando escucha como alguien abre la puerta y, asustado, se gira hacia allí. Respira bastante más tranquilo cuando comprueba que se trata de Claudia, con una enorme sonrisa dibujada en su rostro.

 

CLAUDIA: Tranquilo, soy yo. Nadie viene a robarte.

 

JAIME: Ya pensaba que no vendrías…

 

CLAUDIA: Sí, perdona. Es que me he entretenido más de la cuenta, pero bueno, ya estoy aquí, ¿no?

 

JAIME: Aha.

 

Claudia, tras ponerse tras la barra, se dirige hacia la máquina registradora.

 

CLAUDIA: ¿Has cerrado ya la caja?

 

JAIME: No, no quiero extralimitarme… no vaya a ser que tiente a la suerte.

 

La joven no puede evitar el echarse a reír, divertida.

 

CLAUDIA: Tranquilo. Mientras Diego no se entere, yo no tengo ningún problema en que la hagas. Confío en ti.

 

JAIME: (Sonríe) Gracias.

 

Claudia le devuelve la sonrisa justo antes de abrir la caja y empezar a contar el dinero, sin darse cuenta de que su compañero no puede dejar de mirarla, sonriendo embobado.

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ DORMITORIO DE ÓSCAR

 

Óscar termina de colocar unos libros en la estantería. Desvía su mirada hacia la ventana, donde ve a Lidia saliendo por la puerta del jardín, y no puede evitar el esbozar una boba sonrisa. No se da cuenta de que Hugo le observa, apoyado en el marco de la puerta.

 

HUGO: ¿Cómo lo llevas?

 

ÓSCAR: ¿Eh?

 

Óscar se gira hacia él, entre sorprendido y asustado, y el chico no puede evitar el echarse a reír.

 

HUGO: Perdona, no quería asustarte.

 

El joven sonríe forzadamente.

 

ÓSCAR: No pasa nada…

 

Hugo entra del todo a la habitación.

 

HUGO: Te estaba preguntando que cómo lo llevabas… ya sabes, lo de la mudanza y tal.

 

ÓSCAR: Oh, muy bien, la verdad. Lidia me ha estado ayudando mucho.

 

HUGO: Sí, ya lo he visto.

 

Los dos jóvenes se quedan en un tenso silencio durante unos segundos.

 

HUGO: ¿Quieres que te ayude yo ahora que se ha ido ella?

 

ÓSCAR: No, tranquilo… si la verdad es que ya está casi todo.

 

HUGO: Muy bien, como quieras. En ese caso, voy a acostarme, porque estoy agotado.

 

Hugo se dirige hacia la puerta, pero antes de marcharse Óscar se llena los pulmones de aire, nervioso.

 

ÓSCAR: Hugo.

 

HUGO: Dime.

 

ÓSCAR: Muchas gracias. De verdad.

 

HUGO: No te emociones, lo he hecho por Lidia, no por ti. Si la cosa sale mal… ya sabes.

 

ÓSCAR: Por supuesto. Pero gracias igualmente.

 

HUGO: De nada.

 

Hugo sale del dormitorio cerrando la puerta tras él, y Óscar no puede evitar el esbozar una divertida sonrisa.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Jaime está sentado en uno de los sofás, tomándose un botellín de cerveza. Claudia no tarda en acercarse a él con una naranjada entre sus manos, y se sienta a su lado.

 

CLAUDIA: No tendrías que haberte quedado esperándome, Jaime. Se ha hecho súper tarde.

 

JAIME: Bueno, me daba igual beberme la cerveza aquí que en casa… y total, Carlos ahora no es que sea una de las mejores compañías precisamente.

 

CLAUDIA: ¿Y eso?

 

El joven se queda pensando durante unos segundos, en silencio.

 

JAIME: No… no sé si es buena idea que te lo cuente, después de toda la historia pasada que tenéis también entre vosotros.

 

Claudia deja escapar una sonora carcajada.

 

CLAUDIA: Oh, vamos Jaime, eso está más que superado… no te preocupes, no me voy a poner a patalear. Es por Andrea, ¿no?

 

JAIME: (Suspira) Sí…

 

CLAUDIA: No sé cuanto tiempo pensarán seguir así, pero la verdad es que están siendo bastante gilipollas. Está claro que se siguen queriendo, lo único que necesitan es dar el paso.

 

JAIME: (Extrañado) ¿De verdad crees eso? Quiero decir… ¿Andrea continúa enamorada de él?

 

CLAUDIA: A ver, Andrea siempre ha sido un poco putilla… pero nunca hasta el extremo en el que lo está siendo ahora.

 

JAIME: ¿Qué quieres decir?

 

CLAUDIA: Mira, vale que es bisexual y tal… pero es que está haciendo lo que nunca había hecho antes. Se folla a tíos y a tías todos los días, de uno en uno, de dos en dos… incluso de tres en tres.

 

Jaime no se puede creer lo que está escuchando.

 

JAIME: Espera un segundo… ¿me estás diciendo que se monta orgías en vuestra casa?

 

CLAUDIA: A ver, no orgías… como mucho, como mucho, cuartetos.

 

JAIME: ¡Joder, yo quiero vivir con vosotras!

 

CLAUDIA: Pero mira que eres cerdo…

 

Los dos se ríen, divertidos.

 

JAIME: Chica, la necesidad…

 

CLAUDIA: ¿Estás muy necesitado?

 

JAIME: Ni te lo imaginas… desde que rompí con Lola, no he tenido ningún tipo de movimiento.

 

CLAUDIA: Pues será porque no quieres.

 

JAIME: (Divertido) ¿Cómo?

 

CLAUDIA: Pues eso, que eres un chico guapo, atractivo, amable, simpático, buena persona, siempre dispuesto a ayudar a todo el mundo… deberías de tener a un montón de tías detrás.

 

JAIME: Me está diciendo eso precisamente la persona que me delató cuando más ayuda necesitaba.

 

CLAUDIA: Bueno, todo el mundo podemos meter la pata en un momento dado, ¿no? Tú la metiste robando, y yo lo hice delatándote sin preocuparme de que es lo que te estaba pasando.

 

JAIME: Sí… supongo que sí.

 

Los dos se quedan en silencio durante unos segundos, pensando, hasta que finalmente se miran.

 

JAIME: ¿Sabes, Claudia? Tú también me has parecido siempre una chica muy atractiva.

 

CLAUDIA: (Sorprendida) ¿En serio?

 

JAIME: Sí…

 

CLAUDIA: Pues que suerte tiene Diego, ¡tiene a los dos camareros más guapos de la ciudad en su bar!

 

JAIME: Desde luego.

 

Los dos vuelven a reírse, hasta que se quedan mirando fijamente a los ojos, de nuevo en silencio.

 

CLAUDIA: ¿Sabes? Yo también estoy muy necesitada…

 

JAIME: No me lo vuelvas a decir.

 

CLAUDIA: (Sonríe) Estoy muy necesitada…

 

JAIME: Joder… ¡joder!

 

CLAUDIA: (Extrañada) ¿Qué te pasa?

 

JAIME: Que no puedo estar al lado de una tía buena, que me diga eso, y no hacer nada.

 

CLAUDIA: Ya…

 

La joven se queda unos segundos en silencio, hasta que finalmente esboza una sonrisa.

 

CLAUDIA: ¿Y entonces por qué no lo haces?

 

JAIME: (Sorprendido) ¡¿Qué?! ¿En serio?

 

CLAUDIA: (Suspira) Joder hijo, hay que dártelo todo masticado…

 

JAIME: Pero…

 

CLAUDIA: (Interrumpiéndole) Cállate.

 

Claudia no deja seguir hablando a su amigo porque se lanza a sus labios y, aunque en un principio duda, el joven no tarda en corresponderla.

 

CASA DE MARTA/ SALÓN

 

Marta, ya en pijama, está apagando la televisión para marcharse a la cama cuando de pronto se sorprende al escuchar unos leves golpes en la puerta. Sin poder evitar el estar un poco asustada se acerca hacia allí y, tras pensar durante unos segundos, se decide a abrirla. Se sorprende al ver quien está al otro lado.

 

MARTA: ¡Joder! ¿Qué haces aquí?

 

JORGE: (Sonríe) Quiero recuperar a mi hija.

 

CONTINUARÁ…