MANERAS DE VIVIR

 

PISO DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ DORMITORIO DE ÓSCAR

 

Suena la canción “Cada dos minutos” de Despistaos.

 

La noche cae sobre la ciudad. Óscar está tumbado en su cama, completamente desnudo, cubierto de cintura para abajo con una sábana. Lidia no tarda en aparecer por allí, vestida de enfermera sexy y con una sonrisa de oreja a oreja.

 

LIDIA: Me alegro muchísimo de que por fin las cosas estén mejorando entre nosotros.

 

El joven esboza una forzada sonrisa.

 

ÓSCAR: Y yo.

 

Lidia empieza a dar vueltas de un lado a otro de la habitación, caminando de forma muy sensual.

 

LIDIA: Bueno, cuénteme… ¿qué es lo que le pasa?

 

ÓSCAR: (Extrañado) Nada, ¿por qué?

 

La joven suspira, intentando no perder la paciencia.

 

LIDIA: Óscar, si no pones nada de tu parte, esto no es nada excitante.

 

ÓSCAR: Ya… ¿entonces tengo que fingir que estoy enfermo o que me duele algo?

 

LIDIA: Joder, que cortito eres…

 

Lidia empieza a desnudarse.

 

LIDIA: Creo que será mejor que nos limitemos al método tradicional, porque sino, no va a haber manera.

 

La chica, tras terminar de desnudarse, retira la sábana que cubre el cuerpo de su novio y se sube sobre él, dándole un apasionado beso.

 

LIDIA: Sabes que te quiero, ¿verdad?

 

Óscar sonríe forzadamente.

 

ÓSCAR: Y yo a ti.

 

Vuelven a besarse apasionadamente, y la chica lleva su mano hacia las partes íntimas de su novio. Cuando alcanza el pene, mira al joven, extrañada.

 

LIDIA: ¿Qué es esto?

 

ÓSCAR: ¿El qué?

 

LIDIA: No estás empalmado.

 

ÓSCAR: Bueno, a lo mejor es que necesito algo más que un disfraz de enfermera.

 

LIDIA: Ya.

 

La joven se levanta de la cama, indignada, y empieza a vestirse.

 

ÓSCAR: (Sorprendido) ¿Te vas?

 

LIDIA: ¿Qué es lo que necesitas exactamente para empalmarte, Óscar? ¿Otra tía?

 

ÓSCAR: No digas tonterías. Es que estoy cansado, nada más.

 

LIDIA: ¿Sabes? Se da la coincidencia de que yo también estoy cansada. Muy cansada de toda esta situación… ¡hasta los cojones!

 

ÓSCAR: Pero…

 

LIDIA: Adiós, Óscar.

 

La joven se marcha dando un portazo, mientras Óscar suspira, dándose cuenta de que ha metido la pata.

 

Canción: The hero waits

Kristen Bell, Chace Crawford, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Jared Padelecki, Hayden Pannettiere, Jessica Stroup

 

SPECIAL GUEST STAR

David Gallagher como EDUARDO ABRIL

 

Capítulo 82

Personas perfectas

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Un nuevo día amanece en la ciudad. Andrea, cubriendo sus ojeras con unas gafas de sol, entra al local. Cuando ve a Claudia y a Jaime riendo tras la barra, esboza una sonrisa y se acerca a ellos, sentándose en una de las butacas.

 

ANDREA: Buenos días.

 

JAIME: De fiesta anoche, ¿no?

 

ANDREA: Como siempre… no sé para qué preguntas.

 

JAIME: Pues también es verdad. Voy al almacén, ¿la atiendes tú?

 

CLAUDIA: (Sonríe) Claro.

 

Jaime entra al almacén.

 

CLAUDIA: ¿Qué te pongo?

 

ANDREA: Una naranjada, por favor.

 

CLAUDIA: Enseguida.

 

La joven empieza a preparársela, mientras su amiga la mira con curiosidad.

 

ANDREA: Aunque ¿sabes? En el fondo no he venido a tomar nada.

 

CLAUDIA: ¿Te la pongo o no?

 

ANDREA: Sí, sí, tú ponla… aunque he venido también por algo más.

 

CLAUDIA: ¿Por qué?

 

ANDREA: Bueno, porque desde que tuviste esa “cena de amigos” con Jaime no nos hemos visto, y quiero saber todos los detalles.

 

Claudia le sirve el refresco a su compañera de piso, suspirando.

 

CLAUDIA: Como bien has dicho, fue una cena de amigos, así que no pasó nada interesante. Estuvimos charlando y ya está.

 

ANDREA: ¿Charlando de qué?

 

CLAUDIA: Pues de todo un poco. Del trabajo, de vosotros… no sé, de lo que hablan normalmente los amigos cuando cenan juntos, supongo.

 

ANDREA: (Decepcionada) ¿Hablas en serio?

 

CLAUDIA: ¿Por qué te pones así? Ya te dije que no había nada entre nosotros, pero tú solita te montaste la película, y…

 

ANDREA: (Interrumpiéndola) Sí, yo sola me monté la película, ¿no? Y esas risitas que os traías cuando he entrado, también han sido fruto de mi imaginación, ¿verdad?

 

Claudia suspira, intentando no perder la paciencia.

 

CLAUDIA: Voy a ver si necesita ayuda en el almacén. Tú ves quitándote esa idea de la cabeza, porque son imaginaciones tuyas totalmente.

 

Claudia entra al almacén, y su amiga no puede evitar el esbozar una divertida sonrisa.

 

ANDREA: Sí, sí… imaginaciones mías. Ya.

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ COCINA

 

Hugo, en pijama, está sentado en una de las banquetas leyendo un libro mientras se toma un café. Óscar, en calzoncillos, no tarda en aparecer por allí. Al ver al joven, tiene serias dudas en si entrar o ir a cambiarse, pero finalmente, se decide por lo primero.

 

ÓSCAR: Buenos días.

 

El joven no levanta la mirada del libro.

 

HUGO: Hola.

 

Óscar empieza a prepararse el café, e Isra también llega; a diferencia de sus amigos, él ya está recién duchado y vestido para salir a la calle.

 

ISRA: Buenos días, chicos.

 

HUGO y ÓSCAR: Hola.

 

ISRA: (Irónico) Os veo súper animados, ¿eh?

 

El pelirrojo empieza a prepararse otro café junto a Óscar.

 

ISRA: Por cierto, Óscar, no creo que sea apropiado el ir así vestido por la casa. Te recuerdo que vives con un gay y con un bisexual.

 

ÓSCAR: Ya, bueno… no sabía que te molestara.

 

ISRA: (Riendo) Tranquilo, si era broma. Así nos alegramos la vista, que nunca viene mal, ¿verdad, Hugo?

 

HUGO: Tienes razón.

 

ISRA: Por supuesto que la tengo. Solo hay que verle.

 

Óscar esboza una incómoda sonrisa, y Hugo, por fin, levanta la mirada del libro.

 

HUGO: No me refiero a eso. Me refiero a lo de ir semidesnudo por la casa. Es verdad, no es apropiado.

 

ISRA: (Sorprendido) ¿Desde cuándo eres tan puritano?

 

Hugo se termina el café y se levanta, suspirando.

 

HUGO: No soy puritano. Solo me habéis preguntado, y yo os respondo sinceramente. Y si no os gusta, no entiendo que es lo qué estáis haciendo en mi casa.

 

El joven se marcha de allí, ante la atónita mirada del pelirrojo.

 

ISRA: ¿Pero qué le pasa?

 

ÓSCAR: Pues que te has pasado un poquito, ¿no crees?

 

ISRA: (Sorprendido) ¿Yo? ¿En serio?

 

Óscar también se marcha de allí, con el vaso de café entre sus manos, dejando a Isra todavía más sorprendido.

 

ISRA: ¿Pero qué cojones está pasando en esta casa?

 

PISO DE EDU/ DORMITORIO DE EDU

 

Edu está de pie frente al espejo, vistiéndose, cuando escucha como alguien llama a la puerta. Con la camisa desabrochada se gira hacia allí, extrañado, ya que no espera a nadie.

 

EDU: Adelante.

 

La puerta se abre, dando paso a Carlos, que se sorprende al ver a su amigo levantado.

 

CARLOS: ¿Qué estás haciendo?

 

EDU: Vestirme… creo que es evidente.

 

CARLOS: No deberías estar en la cama.

 

EDU: Me encuentro mucho mejor.

 

CARLOS: Ya. ¿Y qué es eso tan importante que tienes que hacer para estar levantado un sábado a las once de la mañana?

 

Edu vuelve a girarse hacia el espejo mientras se termina de abrochar la camisa.

 

EDU: ¿Y tú?

 

CARLOS: Cuidar de un amigo.

 

EDU: Pues ese amigo a lo mejor no necesita que le cuides.

 

CARLOS: Ese amigo nunca reconocería que lo necesita.

 

El joven, tras terminar de vestirse, esboza una leve sonrisa a la vez que se sienta sobre su cama.

 

EDU: En serio Carlos, no tienes que estar tan pendiente de mí. Estoy bien.

 

CARLOS: No estás bien, Edu, y lo sabes.

 

EDU: Carlos…

 

CARLOS: (Interrumpiéndole) Quiero que ahora mismo te vuelvas a poner el pijama, te eches en la cama y descanses al menos un par de horitas más.

 

EDU: ¿Hablas en serio?

 

CARLOS: Por supuesto. Mientras tanto, yo haré la comida, que tu madre me ha dicho que no iban a poder venir hasta esta noche.

 

EDU: Joder, eres peor que ella…

 

CARLOS: (Sonríe) Lo sé. Por eso me ha llamado. Está muy preocupada… y eso que no sabe todo lo que yo sé.

 

EDU: Y más vale que siga así.

 

CARLOS: Tranquilo. Soy una tumba. Pero ponte el pijama de una vez y acuéstate.

 

Carlos sale del dormitorio mientras su amigo empieza a desabrocharse de nuevo la camisa resoplando, indignado.

 

PISO DE MARTA/ DORMITORIO DE MARTA

 

El reloj marca ya la una del mediodía. La joven, todavía en pijama y con su larga cabellera recogida en una coleta, observa, sentada en la cama, varias fotografías. En ellas aparece junto a Hugo, a Isra, a Laura, a Edu… y a Jorge y a Esperanza. Al ver a su hija, siente como las lágrimas llegan hasta sus ojos.

 

MARTA: ¿Por qué me has dejado tan sola?

 

La joven hace grandes esfuerzos para no echarse a llorar, y es en ese momento cuando sus ojos se detienen en el portátil que reposa sobre el escritorio. Tras pensarlo durante unos segundos, se seca las lágrimas y suelta su melena echándosela por la cara, quedando así con un aspecto salvaje. Se levanta y lo enciende. Comienza a navegar por internet, hasta que vemos dónde está entrando: en un chat de encuentros.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Ya por la tarde, Lidia, Hugo e Isra están sentados en el sofá de siempre, tomándose cada uno un café. La joven parece bastante indignada mientras el pelirrojo le escucha. Hugo, en cambio, parece estar completamente fuera de la conversación.

 

LIDIA: ¿Te lo puedes creer? ¡Un gatillazo! ¡Conmigo!

 

ISRA: No, la verdad es que cuesta de creer… principalmente porque sois jóvenes, y porque eres su novia.

 

LIDIA: Y por qué estoy muy buena, reconócelo.

 

ISRA: (Sonríe) También.

 

LIDIA: Hugo, ¿tú qué opinas?

 

La joven no obtiene respuesta.

 

LIDIA: ¿Hugo?

 

HUGO: ¿Eh?

 

LIDIA: ¿Has escuchado algo de la conversación?

 

HUGO: (Suspira) No… la verdad es que no. Lo siento.

 

ISRA: Hijo, llevas un día de raro…

 

HUGO: No digas chorradas. Estoy como siempre.

 

LIDIA: Hombre, yo no llevo contigo todo el día, pero sí que es verdad que este rato que llevamos juntos, estás rarísimo.

 

HUGO: Y dale… que estoy bien, solo pensaba en otras cosas. ¿De qué estabais hablando?

 

LIDIA: Ayer Óscar tuvo un gatillazo.

 

HUGO: (Sorprendido) ¿En serio?

 

LIDIA: Sorprendente, ¿verdad? Yo tampoco me lo explico. Menos mal que Vicente y tú estáis bien, porque es ver al resto de parejas que conozco, y desanimarme completamente.

 

ISRA: (Extrañado) ¿Vicente y Hugo? Pero si han…

 

El joven se calla cuando nota una patada de su amigo por debajo. Hace esfuerzos para que no se note su cara de dolor. Lidia le mira, extrañada.

 

LIDIA: ¿Qué pasa?

 

ISRA: Nada. Que están súper felices. ¿Verdad?

 

Hugo sonríe forzadamente.

 

HUGO: Sí. Ya te lo dije el otro día.

 

LIDIA: Y me alegro muchísimo. De verdad.

 

Hugo no borra la sonrisa de su cara mientras Isra mira a los dos jóvenes, sin entender nada.

 

HOTEL “PALACE”/ HABITACIÓN 487

 

La noche empieza a caer sobre la ciudad. Marta, vestida con un sensual vestido rojo, espera sentada sobre la cama. No tarda en escuchar como la puerta se abre, y un hombre que para la joven no es desconocido, no tarda en aparecer por allí.

 

MARTA: (Sorprendida) ¡¿Alfonso?!

 

Alfonso mira a la joven sorprendido, como si estuviera viendo una aparición.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Ya es completamente de noche, y el local está cerrado. Claudia está barriendo, mientras Jaime pasa un trapo húmedo por la barra. Jaime, en un momento dado, esboza una sonrisa y pone la radio, donde suena “Para hacer bien el amor”, de Raffaella Carrá. Claudia se empieza a reír, divertida.

 

CLAUDIA: ¡No me lo puedo creer! ¿En serio ponen todavía estas canciones en la radio?

 

JAIME: ¿Por qué? ¡Si es maravillosa!

 

Jaime, bailando no demasiado bien, sale de la barra.

 

JAIME: (Cantando) Para hacer bien el amor hay que venir al sur.

 

Claudia no puede parar de reír.

 

JAIME: ¡Para hacer bien el amor iré donde estás tú!

 

El joven coge de las manos a su amiga, la cual sigue riéndose descontroladamente.

 

JAIME: Vamos, no me dejes solo.

 

Claudia empieza a bailar con el chico, aunque todavía riendo.

 

JAIME y CLAUDIA: (Cantando) Y si te deja no lo pienses más, búscate otro más bueno, vuélvete a enamorar… búscate otro más bueno, vuélvete a enamorar… búscate otro más bueno, vuélvete a enamorar.

 

La canción se acaba y los dos amigos se empiezan a reír, sin soltarse.

 

JAIME: Que grande es esta mujer.

 

CLAUDIA: Desde luego.

 

Se siguen riendo hasta que una nueva canción empieza en la radio: “What my heart wants to say”, de Gareth Gates. Poco a poco se dejan de reír y se miran el uno al otro fijamente a los ojos. Permanecen así durante unos segundos, hasta que Jaime termina soltando a la chica.

 

JAIME: Creo que será mejor que sigamos… sino, no vamos a terminar en toda la noche.

 

CLAUDIA: Sí…

 

Jaime regresa tras la barra y quita la radio, mientras Claudia comienza de nuevo a fregar el suelo, bastante confusa con todo lo que acaba de suceder.

 

PISO DE EDU/ DORMITORIO DE EDU

 

Edu continúa tumbado en la cama, mientras Carlos sentado a su lado, sostiene entre sus piernas el portátil. Están viendo una película, pero no tarda en acabar.

 

CARLOS: No ha estado mal, ¿no?

 

EDU: Por favor Carlos, es una mierda de película.

 

Carlos sonríe, mientras cierra el portátil y lo deja a un lado.

 

CARLOS: Sí, la verdad es que sí.

 

Edu mira a su amigo, sonriendo.

 

EDU: Muchas gracias, Carlos.

 

CARLOS: (Extrañado) ¿Gracias por qué?

 

EDU: Bueno, es sábado por la tarde. Seguro que tenías un montón de cosas mejores que hacer y, en cambio, has preferido quedarte en casa de un enfermo aburrido.

 

CARLOS: Punto número uno, no tenía nada mejor que hacer, y punto número dos, no eres un enfermo aburrido… solo un poquito exigente.

 

Edu se ríe, divertido, aunque pronto deja de hacerlo.

 

EDU: Ojala Hugo hiciera lo mismo…

 

CARLOS: (Suspira) ¿Por qué no te olvidas de él?

 

EDU: Ojala fuera tan fácil.

 

CARLOS: Estás hablando conmigo, Edu, sabes que me encantan las cosas difíciles. Primero Lorena, y ahora Andrea… pero eso no quiere decir que sea imposible.

 

EDU: Lo sé, pero… durante todo este año, no he podido parar de pensar en él. Sobre todo desde que me dijiste lo de su sobredosis.

 

CARLOS: Y sin embargo, no volviste.

 

EDU: No podía hacerlo. Estaba cumpliendo mi sueño.

 

CARLOS: Sí, pero le dejaste aquí. Estaba muy jodido, Edu, y de verdad, no quiero ser cruel ni nada parecido, pero tú mismo te encargaste de joderlo. Erais Hugo y Edu… y ahora ninguno de los dos sois la sombra de lo que una vez fuisteis.

 

Edu siente como los ojos se le llenan de lágrimas pero, a pesar de ello, esboza una forzada sonrisa.

 

EDU: Gracias por decirme lo que piensas, pero voy a luchar. No quiero irme de este mundo sin haber luchado por lo que realmente quiero. Y le quiero a él.

 

Carlos mira a su amigo, sin saber que decir.

 

HOTEL “PALACE”/ HABITACIÓN 487

 

Marta y Alfonso están sentados en la cama, cada uno bebiéndose una copa de vino, pero ambos completamente vestidos. Alfonso todavía se muestra bastante sorprendido por quien tiene enfrente.

 

ALFONSO: No me puedo creer que nos hayamos vuelto a encontrar… y mucho menos en una situación tan parecida a la de hace cuatro años.

 

MARTA: Sí, la verdad es que es bastante raro.

 

ALFONSO: Pensaba que querías dejarlo.

 

MARTA: Y lo dejé. Pero últimamente han pasado una serie de cosas en mi vida que…

 

ALFONSO: (Interrumpiéndola) Siempre son las circunstancias, ¿verdad?

 

MARTA: Sí…

 

Los dos se quedan unos segundos en silencio, visiblemente incómodos.

 

MARTA: ¿Cuándo volviste a la ciudad?

 

ALFONSO: Hace un par de años. Las cosas no salieron como estaban previstas.

 

MARTA: Vaya, siento escuchar eso.

 

ALFONSO: No importa. La verdad es que echaba de menos la ciudad. Una vez has estado aquí, es difícil que cualquier otra ciudad te guste.

 

MARTA: Ya me imagino.

 

Vuelven a quedarse en silencio unos segundos.

 

ALFONSO: ¿Sabes? Durante estos dos años, han sido muchas las veces que he pensado en llamarte.

 

MARTA: ¿Y por qué no lo hiciste?

 

ALFONSO: Por lo mismo que se rompió todo, Marta. Sabes que no era una situación fácil. ¿Sabes en la de problemas que nos podríamos meter por el simple hecho de estar en una cama sentados los dos solos, charlando? Eres menor de edad.

 

MARTA: Ya no.

 

ALFONSO: (Sorprendido) ¿Ya tienes los dieciocho?

 

MARTA: (Divertida) Claro, ¿qué te pensabas? ¿Qué me iba a quedar atascada en los quince?

 

ALFONSO: No, pero…

 

Marta pone un dedo sobre los labios del hombre.

 

MARTA: Calla.

 

Los dos se quedan en silencio durante unos segundos, mirándose fijamente a los ojos, hasta que se dejan llevar por la pasión y empiezan a besarse.

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ DORMITORIO DE HUGO

 

Hugo está sentado en su cama, leyendo un libro, cuando escucha unos leves golpes en la puerta. El joven, suspirando, lo cierra, y mira hacia allí tras comprobar que son la una y media de la madrugada.

 

HUGO: Adelante.

 

La puerta se abre, dando paso a Isra.

 

ISRA: ¿Se puede?

 

HUGO: Pasa.

 

Isra entra al dormitorio, cerrando la puerta tras él, y se sienta junto a su amigo. Los dos se quedan unos segundos en silencio, hasta que Isra suspira.

 

ISRA: ¿Qué está pasando?

 

HUGO: (Extrañado) ¿De qué?

 

ISRA: Entre Óscar y tú… y no me digas que nada, porque hay que ser muy idiota como para no darse cuenta.

 

Hugo se pone muy nervioso como siempre que sale ese tema, aunque esta vez no se esfuerza en disimularlo.

 

HUGO: Isra, nosotros…

 

ISRA: (Interrumpiéndole) Es que no lo entiendo, no sabía que os llevarais tan mal… incluso ahora parecía que vuestra relación había mejorado algo. ¿Habéis discutido?

 

Hugo no puede evitar el esbozar una leve sonrisa, aliviado.

 

HUGO: Bueno, la verdad es que tampoco hace falta discutir con él para estar a malas… es bastante gilipollas.

 

ISRA: Pero como ya te he dicho, la relación parecía que iba bastante mejor, ¿no?

 

HUGO: Eh… sí pero no… quiero decir, es verdad que yo estaba menos irascible con él, pero porque le estaba dando una oportunidad. Pensaba que me podría haber equivocado haciendo una valoración tan rápida de él, pero… ya me he dado cuenta de que no.

 

ISRA: Espera un segundo… no estarás pensando en echarle, ¿verdad?

 

Hugo se queda unos segundos en silencio, pensando. Esa no era una de las opciones que él había barajado.

 

HUGO: Bueno, es una de las opciones, para que negarlo.

 

ISRA: No puedes hacer eso, Hugo.

 

HUGO: ¿Cómo que no? Es mi casa.

 

ISRA: Sí, pero no puedes dejarle en la calle ahora, a estas alturas del curso. Además, a mí me cae bien, y el problema que habéis tenido vosotros es que no os habéis dado ni siquiera la oportunidad de conoceros.

 

HUGO: Ya te he dicho que le he estado dando otra oportunidad, pero sigue sin caerme bien.

 

ISRA: Ya. ¿Y qué has hecho para llegar a esa conclusión?

 

HUGO: (Confuso) ¿Qué quieres decir?

 

ISRA: ¿Te has sentado a hablar con él? ¿Te has preocupado en conocerle?

 

HUGO: No, pero…

 

ISRA: (Interrumpiéndole) Pues entonces hazlo.

 

El pelirrojo se levanta de la cama de su amigo, indignado.

 

ISRA: Simplemente te has limitado a observarle, y aún así, no sé exactamente qué es lo que habrás visto, porque el chico es bastante limpio y ordenado, y además no molesta. Y no me hagas creer que es porque se pasea por la casa en calzoncillos, porque eso no hay quien se lo crea.

 

HUGO: (Suspira) No, no es por eso.

 

ISRA: ¿Entonces?

 

Hugo se queda en silencio durante unos segundos, pensando, hasta que finalmente esboza una forzada sonrisa.

 

HUGO: Supongo que tienes razón. Debería de molestarme en conocerle un poco más.

 

ISRA: (Sonríe) Así me gusta. Que me hagas caso de vez en cuando.

 

Isra sale de allí, satisfecho de haber conseguido su objetivo. Cuando le ve cerrar la puerta, Hugo dibuja en su cara una mueca de preocupación.

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y LIDIA/ COCINA

 

Un nuevo y lluvioso día amanece en la ciudad. Claudia, con la mirada perdida a través de la ventana, se está tomando un café todavía en pijama, cuando el sonido de la puerta le hace salir de sus pensamientos, y Andrea, arreglada pero con el maquillaje totalmente corrido y mojada, no tarda en aparecer por allí.

 

CLAUDIA: Buenos días.

 

ANDREA: (Sorprendida) ¿Qué haces levantada a las ocho de la mañana?

 

CLAUDIA: Lo mismo podría preguntarte a ti.

 

ANDREA: Yo he dormido un poco… después de haber echado uno de los mejores polvos de mi vida.

 

CLAUDIA: No sé para qué pregunto…

 

Andrea se ríe, divertida, mientras ella se prepara otro café.

 

ANDREA: Bueno, ¿y tú por qué estás levantada? Los domingos le toca currar a Jaime, ¿no?

 

CLAUDIA: Sí… pero es que no he dormido demasiado bien, y he preferido levantarme antes de seguir dando vueltas en la cama.

 

ANDREA: ¿Y eso?

 

CLAUDIA: (Irónica) Ya sabes que soy un poco rara. No me gusta dar vueltas en la cama.

 

ANDREA: No me refiero a eso, idiota. Me refiero a que por qué no has pasado buena noche.

 

Claudia esboza una forzada sonrisa, mientras su amiga termina con el café y empieza a tomárselo.

 

CLAUDIA: No sé. Supongo que todo el mundo pasamos una mala noche de vez en cuando, ¿no?

 

ANDREA: Sí. Cuando nos preocupa algo.

 

CLAUDIA: No empieces con tus paranoias, ¿vale? Estoy bien.

 

ANDREA: Puedes decir lo que quieras, pero las dos sabemos que no. Es más, pondría la mano en el fuego y no me quemaría si dijera que Jaime tiene algo que ver, ¿verdad?

 

Claudia coge aire, intentando no perder la paciencia.

 

CLAUDIA: No empieces otra vez con el mismo temita, por favor, que ya me estoy cansando.

 

ANDREA: Vamos, Claudia… si sabes perfectamente que cuanto antes lo sueltes, mejor te sentirás.

 

La joven se queda pensando durante unos segundos, en silencio, hasta que finalmente suspira.

 

CLAUDIA: Vale. Puede que tengas algo de razón y esté empezando a sentir algo por Jaime… ¿eso es algo tan malo?

 

ANDREA: (Sonríe) ¡Pues claro que no! Por eso mismo no entiendo por qué tenías tanto miedo de reconocerlo.

 

CLAUDIA: No. No es miedo a reconocerlo.

 

ANDREA: ¿Entonces qué pasa?

 

CLAUDIA: Tengo miedo a que me vuelvan a hacer daño. Lo pasé muy mal con Carlos, lo he pasado fatal con Suso, y eso que no ha llegado a pasar nada… no sé si estoy preparada para sufrir otra vez.

 

ANDREA: No tienes por qué hacerlo.

 

Claudia esboza una forzada sonrisa.

 

CLAUDIA: Vamos, Andrea… sabes tan bien como yo que Jaime no siente absolutamente nada por mí.

 

ANDREA: ¿Hablas en serio?

 

CLAUDIA: ¿Acaso me vas a decir lo contrario?

 

Andrea no se puede creer lo que está escuchando.

 

ANDREA: ¿Me estás diciendo que no te has dado cuenta de cómo te mira? ¿De lo nervioso que se pone cuando estás a su lado?

 

CLAUDIA: Tonterías…

 

ANDREA: Piensa lo que quieras. Yo solo te digo que sé lo que veo, y que para estas cosas tengo mucha intuición.

 

La joven se bebe lo que le queda de café de un solo trago.

 

ANDREA: Y ahora me voy a acostar un rato. Tú creo que deberías de hacer lo mismo, y cuando te levantes, ponerte lo más guapa posible e ir a hablar con él. Te lo digo en serio.

 

Andrea se dirige hacia su dormitorio, dejando sola a su amiga, que se queda pensando en sus palabras, confusa.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Marta está sentada en una de las butacas de la barra, tomándose un café mientras escribe un mensaje en el móvil, con una sonrisa de oreja a oreja. Isra no tarda en aparecer por allí, y al ver a su amiga tan contenta, se acerca a ella, divertido.

 

ISRA: Buenos días.

 

La joven no levanta la mirada del móvil.

 

MARTA: Hola.

 

Isra se sienta junto a la joven.

 

ISRA: Percibo una gran felicidad en esa estúpida sonrisa que tienes en tu cara.

 

MARTA: Porque estoy muy feliz. Y no es una sonrisa estúpida.

 

ISRA: Cuando son de felicidad, siempre lo son.

 

Marta asiente, como si no hubiera escuchado al joven, y sigue escribiendo el mensaje. Isra la observa durante unos segundos en silencio.

 

ISRA: ¿Y a qué se debe esa felicidad?

 

La chica mira a su amigo, sin borrar la sonrisa de su cara, y justo cuando está a punto de responderle, su teléfono empieza a sonar, indicándole que acaba de recibir un nuevo mensaje. Lo lee, y luego se cuelga el bolso en el hombro y se levanta.

 

MARTA: Me encantaría responderte, pero me tengo que ir. Te llamaré en cuanto pueda y te lo contaré. Te lo prometo.

 

Marta besa la mejilla del pelirrojo.

 

MARTA: Chao.

 

ISRA: (Confuso) Adiós… ¡y espero tu llamada!

 

La joven sale corriendo de allí, sin responder a las últimas palabras de Isra, y justo en ese momento, Jaime se acerca a él.

 

JAIME: ¿Qué te pongo?

 

ISRA: ¿No te da la impresión de que últimamente está todo el mundo rarísimo?

 

JAIME: (Extrañado) ¿A qué te refieres con todo el mundo?

 

ISRA: (Suspira) Joder, no te enteras de nada… no me extraña que no ligues. Anda, ponme un cortado, por favor.

 

JAIME: Enseguida… pero luego me explicas eso de que todos están raros, ¿eh?

 

Jaime empieza a preparar el café, e Isra permanece en silencio, muy preocupado por la actitud de Marta.

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ SALÓN

 

Ya es mediodía. Óscar está comiéndose una ensalada tranquilamente, sentado en el sofá, cuando Hugo aparece por allí, sin que este le oiga. Tras pensarlo durante unos segundos, el rubio decide entrar al salón y sentarse junto a su compañero de piso.

 

HUGO: Buenos días.

 

ÓSCAR: (Seco) Hola.

 

HUGO: Tenemos que hablar.

 

ÓSCAR: Ya.

 

Óscar se queda unos segundos en silencio, incómodo.

 

ÓSCAR: ¿Cuándo tengo que empezar a hacer las maletas?

 

HUGO: (Extrañado) ¿Maletas? ¿Qué maletas?

 

ÓSCAR: Vamos, Hugo… ¿no has venido para decirme que me vaya de aquí?

 

Hugo esboza una forzada sonrisa.

 

HUGO: Claro que no.

 

ÓSCAR: ¿Entonces?

 

HUGO: Isra sospecha algo de lo que pasó.

 

ÓSCAR: (Asustado) ¿Qué?

 

HUGO: Tranquilo. Creo que de momento he conseguido que se olvide del tema… pero Isra es demasiado observador. Como las cosas no cambien, volverá a sospechar, y esta vez será más difícil hacerle creer que está pasando otra cosa.

 

ÓSCAR: ¿Y qué propones?

 

HUGO: Tenemos que intentar llevarnos mejor.

 

ÓSCAR: ¿Y eso no sería más sospechoso? No me malinterpretes… lo digo porque nosotros siempre nos hemos llevado mal.

 

HUGO: Sí… pero el numerito que montamos ayer no es para nada propio de nosotros.

 

ÓSCAR: Ya…

 

HUGO: Por eso, creo que tenemos que intentar llevarnos como antes. Olvidarnos de una vez de lo que pasó, y seguir adelante, cada uno con su vida.

 

ÓSCAR: Yo ya lo he olvidado.

 

HUGO: Bien. Yo también.

 

Los dos se quedan en silencio durante unos segundos.

 

HUGO: ¿Trato hecho entonces?

 

ÓSCAR: Trato hecho.

 

Ambos se estrechan la mano, con unas forzadísimas sonrisas dibujadas en su rostro.

 

ESCENAS MÚLTIPLES

 

Suena la canción “Bed of roses”, de Bon Jovi.

 

Marta y Alfonso hacen el amor apasionadamente en la misma habitación del “Palace” en la que se encontraron el día pasado.

 

Claudia, bastante arreglada, llega a la puerta del Four. Justo cuando está a punto de entrar, ve a Jaime charlando animadamente con otra joven y, tras pensarlo durante unos segundos, se da media vuelta, regresando a casa.

 

Andrea está tumbada sobre su cama, con los ojos abiertos como platos. Cuando gira la cabeza, ve la fotografía de Carlos que reposa sobre la mesilla.

Carlos ayuda a Edu a levantarse de la cama, con grandes esfuerzos.

 

Isra camina por el parque, llamando a Marta una y otra vez, pero la joven no responde al teléfono.

 

Óscar y Lidia están sentados en el sofá de la casa del primero, besándose apasionadamente. Hugo pasa hacia la cocina con un tazón de leche entre sus manos, y, al ver a los dos jóvenes, no puede evitar el sentirse muy celoso.

 

CONTINUARÁ…