MANERAS DE VIVIR

 

PISO DE MARTA/ DORMITORIO DE MARTA

 

Una mañana de domingo amanece en la ciudad. Isra duerme plácidamente sobre la cama, completamente desnudo y tapado con una fina sábana, mientras Marta le observa, también tumbada, con una leve sonrisa dibujada en su rostro. El joven, poco a poco, se va despertando.

 

MARTA: Buenos días.

 

ISRA: (Extrañado) ¿Qué pasa?

 

MARTA: Nada, nada.

 

ISRA: ¿Seguro?

 

MARTA: Aha.

 

Los dos se quedan en silencio durante unos segundos, hasta que Isra termina suspirando.

 

ISRA: ¿Qué hora es?

 

MARTA: Las diez menos cuarto.

 

Isra se reincorpora, alarmado.

 

ISRA: ¿Ya?

 

MARTA: (Extrañada) ¿Qué pasa?

 

El joven pelirrojo se levanta de la cama, alterado, y empieza a vestirse rápidamente.

 

ISRA: Mi padre me va a matar.

 

MARTA: ¿Habías quedado con él?

 

ISRA: No, ¿pero no haber pasado la noche en casa y no haberle llamado no te parece motivo suficiente para que me mate?

 

MARTA: Pensaba que ya no tenías problemas con esas cosas…

 

ISRA: Y no los tenía, pero el hecho de que nos pillara juntos en la cama no ha ayudado demasiado, la verdad. Ahora está obsesionado con su podría dejarte embarazada.

 

MARTA: (Sonríe) Bueno, dile que no se preocupe por eso. Que si ya lo superé una vez, puedo superarla otra más.

 

Isra mira a su amiga, molesto.

 

ISRA: ¿De verdad consideras que eso ha sido gracioso?

 

MARTA: La verdad es que en mi cabeza sonaba mejor.

 

ISRA: Ya.

 

El chico termina de vestirse.

 

ISRA: Bueno, pues nos veremos mañana, ¿no?

 

MARTA: Claro, hasta mañana.

 

ISRA: Chao.

 

Isra se marcha de allí, y Marta suspira, triste.

 

PISO DE ANDREA, CLAUDIA Y HUGO/ SALÓN

 

Hugo, sentado en el sofá y en pijama todavía, se toma un café, cuando Andrea no tarda en aparecer por allí, también en pijama, rascándose la cabeza y con cara de sueño.

 

HUGO: ¿Qué haces a estas horas levantada?

 

ANDREA: Me he acostado y no me he podido dormir…

 

HUGO: O sea, que prácticamente acabas de llegar, ¿no?

 

ANDREA: Más o menos, sí. ¿Y tú por qué estás ya levantado también? Supongo que llegarías tarde anoche si trabajabas, ¿no?

 

HUGO: Sí. Nada, me he despertado y no me podía volver a dormir, así que me he levantado.

 

ANDREA: Ya,,, me voy a preparar un café, ahora vengo.

 

HUGO: Muy bien.

 

Andrea se mete a la cocina, mientras Hugo se enciende un cigarro. Su amiga no tarda en volver, y en sentarse a su lado.

 

HUGO: Y bueno, cuéntame, ¿cómo fue la noche?

 

ANDREA: Pues bastante bien, la verdad, no me puedo quejar. Acabé en casa de un tío que estaba buenísimo, con él y con su novia… así que imagínate.

 

Hugo no puede evitar el echarse a reír, divertido.

 

HUGO: Eres lo peor.

 

ANDREA: Pero poco que lo disfruto, ¿sabes?

 

Los dos jóvenes se ríen.

 

ANDREA: Oye, por cierto, anoche me dieron unas tarjetas de un restaurante que debe de estar bastante bien. ¿Te apetece ir ésta noche?

 

HUGO: Claro, ¿por qué no? Muy buena idea. Voy al baño, ahora vengo.

 

ANDREA: Bien.

 

Hugo se levanta y se marcha de allí, mientras su amiga esboza una divertida sonrisa.

 

ANDREA: Tú si que vas a disfrutar ésta noche…

 

Canción: The hero waits

Kristen Bell, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Jared Padelecki, Hayden Pannettiere, Emma Watson

 

Capítulo 61

Dime que me quieres

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Carlos está sentado en el sofá de siempre, leyendo un periódico mientras se toma un café, cuando Laura entra al local. Le ve, y tras pensar durante unos segundos, se acerca a él.

 

LAURA: Hola.

 

Carlos levanta la mirada, sorprendido.

 

CARLOS: Hola, ¿qué hay?

 

LAURA: Nada, aquí. Me quedé anoche estudiando, y la verdad es que necesitaba salir un rato.

 

CARLOS: Ya…

 

Un tenso silencio surge entre ambos, hasta que Laura termina suspirando.

 

LAURA: ¿Puedo sentarme?

 

Carlos sonríe forzadamente.

 

CARLOS: Claro, sí.

 

LAURA: Gracias.

 

Laura se sienta, sonriendo, y surge un incómodo silencio de nuevo hasta que llega Claudia junto a ellos, mientras Jaime, desde la barra, mira celoso a sus amigos.

 

CLAUDIA: Hola Laura, ¿qué te pongo?

 

LAURA: Una limonada, por favor.

 

CLAUDIA: Claro, enseguida.

 

LAURA: Gracias.

 

Claudia se aleja de allí y vuelve a la barra, donde se apoya, suspirando.

 

CLAUDIA: ¿Por qué tienen que venir aquí? Hay miles de bares en Gijón, parece que son masoquistas o algo.

 

JAIME: Eso mismo digo yo.

 

Los dos jóvenes se miran, incómodos y sin saber que hacer.

 

PISO DE ANDREA, CLAUDIA Y HUGO/ DORMITORIO DE ANDREA

 

La joven permanece sentada en la cama. Parece triste, ya que tiene los ojos llenos de lágrimas, pero cuando oye unos golpes en la puerta, se los seca rápidamente.

 

ANDREA: Adelante.

 

La puerta se abre, dando paso a Nieves.

 

NIEVES: Buenos días. Venía a limpiar la habitación, pero si estás liada, la limpio esta tarde.

 

Andrea se gira hacia la mujer, sonriendo forzadamente, aunque ésta se da cuenta de que estaba llorando.

 

ANDREA: No, no te preocupes. Me voy para el salón.

 

NIEVES: ¿Estás bien?

 

ANDREA: Sí…

 

Andrea se levanta, pero Nieves, acercándose a ella, la agarra del brazo y hace que se vuelva a sentar en la cama junto a ella.

 

NIEVES: ¿Qué pasa?

 

ANDREA: Nada, estoy bien.

 

NIEVES: No puedes mentirme, Andrea. No sé que pasa, pero esto parece la casa de la tristeza.

 

Andrea no puede evitar el esbozar una leve sonrisa.

 

ANDREA: Tu hijo dejará de sufrir muy pronto.

 

NIEVES: Bueno, precisamente él es el que parece más animado de todos últimamente, pero ¿por qué dices eso?

 

ANDREA: Le he preparado una cita sorpresa para ésta noche. Ya verás, a partir de ahora será otro.

 

NIEVES: No sé cómo se lo tomará… pero bueno, dejemos de hablar de eso por un momento, y volvamos al tema. ¿Qué te pasa?

 

Andrea ésta vez si que se levanta, suspirando.

 

ANDREA: Te agradezco la preocupación, Nieves, pero la verdad es que ahora mismo no me apetece hablar del tema. Te dejo que limpies, voy a ducharme y me iré a dar una vuelta. Chao.

 

NIEVES: Adiós…

 

Andrea sale del dormitorio, triste, mientras Nieves la sigue con la mirada, preocupada.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Laura y Carlos continúan sentados en el sofá cada uno con su bebida. Entre ellos reina un tenso silencio, hasta que Carlos termina suspirando y mira a la que una vez fue su novia.

 

CARLOS: Bueno, hace mucho que no estábamos los dos juntos, ¿verdad?

 

LAURA: Ni a solas.

 

CARLOS: (Sonríe) Sí…

 

Los dos vuelven a quedarse unos segundos en silencio.

 

CARLOS: Y bueno, ¿cómo va todo?

 

LAURA: Pues como siempre, sin grandes novedades. ¿Y tú?

 

CARLOS: No me puedo quejar, la verdad. No sé si lo sabes, pero he empezado a darle clases a Hugo, y lo cierto es que me está gustando mucho.

 

LAURA: Sí, sí que lo había oído y me parece genial.

 

CARLOS: Gracias.

 

De nuevo vuelve a surgir un tenso silencio entre ellos, hasta que Carlos termina suspirando.

 

CARLOS: He oído lo que pasó entre tú y Jaime.

 

LAURA: No me apetece hablar de eso.

 

CARLOS: ¿Te lo has pensado bien?

 

LAURA: (Extrañada) ¿El qué?

 

CARLOS: Tu decisión. Jaime tiene buen fondo, es muy buen tío. No te va a engañar.

 

LAURA: ¿En serio? ¿Y me lo dices precisamente tú, que le echaste de casa por una tontería?

 

Carlos baja la cabeza, sin saber que decirle a la chica.

 

PISO DE ISRA/ SALÓN

 

Ya es mediodía. Enrique prepara la mesa para la comida, cuando la puerta de la entrada se abre e Isra no tarda en aparecer por allí, agobiado. Su padre le mira, enfadado.

 

ENRIQUE: ¿Se puede saber de dónde vienes?

 

ISRA: Me he levantado temprano, y como no me podía volver a dormir por mucho que lo he intentado, me he ido a dar una vuelta, ¿por?

 

ENRIQUE: Israel, no me mientas. Sé que no has pasado la noche en casa.

 

ISRA: (Extrañado) ¿De qué hablas?

 

ENRIQUE: Vamos… siempre me despierta la puerta porque va dura, y hoy no me ha despertado.

 

ISRA: Anoche casualmente iba mejor.

 

ENRIQUE: Ahora invéntate otra excusa para el hecho de que haya llamado a Marta y me haya dicho que te acababas de ir.

 

Isra, al darse cuenta de que le han pillado, baja la cabeza, avergonzado.

 

ISRA: Lo siento, papá.

 

ENRIQUE: Espero que no se vuelva a repetir, Isra.

 

ISRA: No, te aseguro que no.

 

ENRIQUE: Y también espero que estéis tomando precauciones.

 

ISRA: ¡Papá!

 

ENRIQUE: ¿Las estáis tomando o no?

 

ISRA: (Suspira) Sí, sí que las estamos tomando, así que estate tranquilo. No la voy a dejar embarazada.

 

ENRIQUE: Eso espero, hijo. Y que no la hagas daño, porque se ve que es una chica que lo ha pasado muy mal.

 

ISRA: Bueno, solo somos amigos pasando un buen rato, así sabemos que no nos haremos daño.

 

ENRIQUE: (Extrañado) ¿De verdad crees eso?

 

ISRA: ¿A qué te refieres?

 

ENRIQUE: Bueno, no conozco mucho a Marta, pero… me di cuenta de los ojitos con los que te miraba, Isra. Ella está enamorada de ti.

 

ISRA: ¿Pero cómo va a estar enamorada de mí? Eso es imposible. Me dijo que estaba de acuerdo, y si lo estuviera, me lo habría dicho.

 

Enrique sonríe forzadamente.

 

ENRIQUE: Hijo, te queda mucho por aprender respecto a las mujeres todavía…

 

El hombre regresa hacia la cocina, mientras Isra se queda pensativo, sin saber que hacer.

 

PISO DE ANDREA, CLAUDIA Y HUGO/ SALÓN

 

Andrea, Hugo y Nieves están sentados en la mesa, comiendo. Los tres permanecen en silencio. Andrea continúa en pijama, mientras Hugo ya está completamente arreglado puesto que se tiene que ir a trabajar, y Nieves parece cansada de tanto limpiar.

 

ANDREA: Oye Hugo, ¿podrías salir de currar ésta tarde más temprano?

 

HUGO: Pues no creo, ya sabes que la semana pasada me pillé algún día libre, así que…

 

ANDREA: (Interrumpiéndole) Bueno, no te preocupes.

 

HUGO: ¿Por qué lo preguntabas?

 

ANDREA: No, por ir antes al restaurante que te he comentado ésta mañana, pero no pasa nada. Si eso ya te pasaré a buscar por el bar si te parece bien.

 

HUGO: Claro.

 

El joven sonríe forzadamente, y mira su reloj. Tras hacerlo, se levanta rápidamente.

 

HUGO: Mierda, no voy a llegar.

 

El joven coge su plato, pero Nieves le agarra del brazo.

 

NIEVES: No te preocupes, ya lo fregaré yo.

 

HUGO: ¿En serio?

 

NIEVES: Aha.

 

HUGO: Vale, gracias. Hasta luego.

 

NIEVES y ANDREA: Chao.

 

Hugo sale de allí, y no tarda en escucharse la puerta de la entrada cerrarse. Nieves mira a la amiga de su hijo.

 

NIEVES: Sabes que te matará por lo de la cita de ésta noche, ¿verdad?

 

ANDREA: (Sonríe) Oh, no, no lo creo, créeme.

 

NIEVES: Veremos.

 

Ambas continúan comiendo, en silencio. La cara de Andrea, poco a poco, va cogiendo un aire triste, hasta que al final termina suspirando.

 

ANDREA: ¿Es normal tenerle miedo al compromiso?

 

NIEVES: (Sorprendida) ¿Ya estás pensando en eso con lo joven que eres?

 

ANDREA: No, no es eso… bueno, déjalo. Realmente es una tontería sin importancia.

 

NIEVES: ¿Tiene todo esto algo que ver con lo que me he visto ésta mañana?

 

Andrea baja la cabeza, sin saber que responder.

 

NIEVES: Vale, entonces ahora si que no te libras… cuéntame, ¿qué es lo que pasa?

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Claudia está tras la barra, leyendo una revista, cuando Hugo llega hasta allí bastante acelerado. La joven, cerrando la revista, suspira y mira molesta al chico.

 

CLAUDIA: Llegas tarde.

 

HUGO: Sí, lo sé, lo sé y lo siento. Es que se me ha pasado la hora… no se volverá a repetir.

 

CLAUDIA: Eso espero. Hoy te vas a quedar con Jaime, que está en el almacén, porque yo tengo cosas que hacer ésta tarde, ¿vale?

 

HUGO: (Sonríe) Claro, sin problemas.

 

CLAUDIA: Vale, pues voy al almacén a por las cosas.

 

Claudia se mete al almacén, y lo que ve una vez allí dentro, la deja muy sorprendida.

 

CLAUDIA: ¿Jaime? ¿Se puede saber que cojones estás haciendo?

 

Jaime, sorprendido, se gira hacia su amiga. Tiene la mano metida en una caja metálica, llena de dinero.

 

JAIME: Claudia, yo…

 

El chico se detiene durante unos segundos, intentando buscar una excusa, hasta que finalmente suspira.

 

JAIME: No sé que decir.

 

CLAUDIA: Yo sí. Quiero que te vayas de aquí, y que no vuelvas. Y sobra decir que tampoco te quiero ver en el piso.

 

JAIME: Claudia, estoy pasando un mal momento, entiéndelo. No volverá a pasar… pero no puedes hacerme esto.

 

CLAUDIA: Lo siento, Jaime. Confié en ti, aposté por ti, y estabas robando. Me siento traicionada y humillada.

 

JAIME: Claudia…

 

CLAUDIA: (Interrumpiéndole) Lo siento.

 

Claudia coge su abrigo y su bolso, y se dispone a salir de allí.

 

JAIME: Tú no eres la jefa. No eres nadie para despedirme.

 

CLAUDIA: Elige, Jaime: hablo con Diego para que sea él el que te despida y se encargue de que no vuelvas a trabajar en ningún local de la ciudad, o te vas ahora, no vuelves, y así se acaba todo.

 

La joven sale de allí sin esperar una respuesta. Hugo, sin ser consciente de nada de lo que ha pasado, continúa tras la barra.

 

CLAUDIA: Hugo, esta tarde te quedas solo, y a partir de ahora trabajarás todo el día, ¿te parece bien?

 

Hugo mira a su amiga, sorprendido.

 

HUGO: Eh… sí… sí, pero… ¿qué pasa con Jaime?

 

CLAUDIA: Ya no forma parte del Four, así que ahora tendremos que currar entre nosotros, ¿bien?

 

HUGO: Vale… sí.

 

CLAUDIA: (Sonríe) Perfecto. Nos vemos ésta noche en casa, chao.

 

HUGO: Hasta luego.

 

Claudia se marcha de allí dejando a Hugo sin entender nada.

 

PISO DE ANDREA, CLAUDIA Y HUGO/ SALÓN

 

Andrea y Nieves continúan sentadas en la mesa. Nieves mira a la joven con curiosidad, mientras ésta parece pensar en si debe hablar con ella o no, hasta que finalmente termina suspirando.

 

ANDREA: Yo solo me había enamorado una vez.

 

NIEVES: Y has vuelto a hacerlo, ¿verdad?

 

Andrea piensa durante unos segundos, hasta que finalmente termina suspirando.

 

ANDREA: No lo sé.

 

NIEVES: ¿Tan mal lo pasaste la otra vez como para no querer reconocer tus sentimientos ahora?

 

ANDREA: Pues me enamoré de un profesor del que me quedé embarazada, y luego perdí al niño, así que imagínate.

 

Nieves se queda muy sorprendida por la confesión de la amiga de su hijo.

 

NIEVES: Vaya, no… no tenía ni idea. Lo siento mucho.

 

Andrea sonríe forzadamente.

 

ANDREA: No pasa nada.

 

NIEVES: Pero mira, tú piensa que no todas las experiencias tienen que ser iguales. Que eres libre, y que si no te dedicas a disfrutar de la vida, luego te verás encerrada en una situación que no te gusta, y no verás modo de salir. Por eso vive, disfruta, toma tus decisiones, pero no tengas miedo. Porque con el miedo no se va a ninguna parte.

 

ANDREA: Pero yo no sé si estoy preparada ahora para empezar una relación.

 

NIEVES: No te digo que la empieces ahora. Solo te digo que te tomes tu tiempo, pero que no niegues lo que sientes. Es normal que quieras ir despacio… así que ve despacio. Pero tampoco te detengas.

 

Andrea se queda pensando durante unos segundos en las palabras de la mujer, hasta que finalmente le termina sonriendo, agradecida.

 

PARQUE “RUISEÑORES”

 

Ya es por la tarde. Jaime está sentado en uno de los bancos, con las bolsas que contienen todas sus cosas. Parece bastante triste. Carlos, que paseaba por allí, le ve a lo lejos y, tras pensarlo durante unos segundos, decide acercarse a él.

 

CARLOS: Hola.

 

Jaime levanta la mirada, sorprendido.

 

JAIME: Ey, ¿ya has decidido hablarme?

 

CARLOS: No tientes a la suerte…

 

El joven sonríe forzadamente.

 

JAIME: Tienes razón, perdona.

 

Carlos se sienta al lado del que una vez fue su mejor amigo.

 

CARLOS: ¿Esas son tus cosas?

 

JAIME: Aha…

 

CARLOS: ¿Qué ha pasado?

 

JAIME: Claudia me ha echado de casa… y tiene razón. He metido mucho la pata hoy.

 

CARLOS: ¿Qué has hecho?

 

Jaime se queda pensando durante unos segundos, preguntándose en si le debe de contar la verdad al chico o no, hasta que finalmente termina suspirando.

 

JAIME: He intentando robar dinero del Four.

 

CARLOS: (Sorprendido) ¿Cómo?

 

JAIME: Sí, sé que ha sido una estupidez. Pero en su casa ya éramos cinco, necesitaba encontrar un piso con urgencia… pero con lo que cobro en el Four, no me llega para cogerlo yo solo tal y como están las cosas ahora.

 

CARLOS: Claro, y es más fácil robar en tu lugar de trabajo y arriesgarte a que te despidan como te ha pasado, que buscar un compañero de piso, ¿verdad?

 

JAIME: Ya te he dicho que he metido la pata hasta el fondo, ¿vale?

 

Los dos se quedan en silencio, hasta que Jaime se lleva las manos a la cabeza, desesperado.

 

JAIME: Y ahora estoy sin casa y sin trabajo… ¿qué cojones voy a hacer, Carlos?

 

CARLOS: Vuelve a casa.

 

JAIME: (Sorprendido) ¿Qué?

 

CARLOS: Que vuelvas a casa.

 

JAIME: ¿En serio?

 

CARLOS: Pero con una serie de condiciones. Y tendrás que encontrar pronto un trabajo, porque yo solo tengo como ingresos lo que me paga Hugo por las clases que le doy, y un poco que me pasan mis padres desde que te fuiste, así que…

 

Jaime sonríe feliz, sin poderse creer la suerte que acaba de tener.

 

JAIME: No te preocupes, lo encontraré. Me acabas de hacer el hombre más feliz del mundo, de verdad.

 

CARLOS: Bueno, tampoco es para tanto…

 

JAIME: Lo es, créeme. He pasado de estar sin casa, a poder volver a vivir con mi mejor amigo.

 

Carlos se levanta del banco, suspirando, y coge una de las bolsas del chico.

 

CARLOS: Tampoco te aceleres tanto, ¿eh? Lo de la amistad está por ver. De momento, solo viviremos juntos.

 

JAIME: Pero ya es un paso.

 

El chico sonríe forzadamente.

 

CARLOS: Sí, sí que lo es. Pero bueno, ahora vayamos a casa. De camino, te diré las condiciones que quiero que cumplas.

 

JAIME: Y que lo haré, no lo dudes. Vamos.

 

Jaime también se levanta del banco, y cogiendo el resto de sus bolsas empiezan a alejarse de allí, charlando.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Ya es de noche, y el local está cerrado. Hugo está barriendo, cuando oye unos leves golpes en la puerta. Se gira sonriendo, pensando que será Andrea, pero se extraña al ver a un joven desconocido al otro lado. Finalmente se acerca y abre la puerta, asomando solamente la cabeza.

 

HUGO: Lo siento, pero estamos cerrados.

 

JAVIER: ¿Eres Hugo?

 

HUGO: (Extrañado) ¿Nos conocemos?

 

El recién llegado sonríe, estrechando la mano de Hugo.

 

JAVIER: Encantado, yo soy Javi, un amigo de Andrea.

 

HUGO: (Preocupado) ¿Ha pasado algo?

 

JAVIER: ¿No te lo ha contado?

 

HUGO: ¿El qué?

 

Javier sonríe, algo incómodo.

 

JAVIER: Ya veo… bueno, verás, parece que te ha organizado una cita sorpresa conmigo.

 

HUGO: (Sorprendido) ¿Cómo?

 

El joven no puede evitar el echarse a reír, divertido.

 

HUGO: Estás de coña, ¿verdad?

 

JAVIER: No. Ha reservado mesa en un restaurante, así que si quieres te espero y…

 

HUGO: (Interrumpiéndole) Mira, te agradezco el interés, pero es que yo ahora mismo no quiero ningún tipo de relación. Solo quiero estar tranquilo.

 

JAVIER: (Extrañado) ¿Entonces por qué me ha enviado Andrea a buscarte?

 

HUGO: Créeme, a mí también me gustaría saberlo.

 

Los dos jóvenes se miran, sin saber que decir.

 

PISO DE CARLOS Y JAIME/ DORMITORIO DE CARLOS

 

Carlos ya está en pijama sentado en la cama, dispuesto a echarse a dormir. Mira su móvil, y justo cuando va a acostarse, unos leves golpes se escuchan en la puerta.

 

CARLOS: ¿Sí?

 

La puerta se abre, dando paso a Jaime.

 

JAIME: Carlos, yo… solo quería agradecerte una vez más lo que estás haciendo. Significa mucho para mí.

 

CARLOS: (Sonríe) Deja de hacerme la pelota y anda a dormir.

 

Jaime le devuelve la sonrisa.

 

JAIME: Buenas noches.

 

CARLOS: Buenas noches.

 

Jaime sale de allí y Carlos está dispuesto a acostarse en la cama de nuevo, cuando un mensaje le llega al móvil.

 

CARLOS: Joder…

 

El joven, suspirando, coge el móvil y abre el mensaje.

 

LAURA: (Off) A pesar de todo, me lo he pasado muy bien ésta tarde con nuestra charla, y me ha servido de mucho. Espero que poco a poco, podamos volver a ser amigos. Un beso, descansa.

 

Carlos, al leerlo, no puede evitar el esbozar una simpática sonrisa. Vuelve a dejar el móvil sobre la mesita de noche y, sin borrar la sonrisa de su cara, por fin puede apagar la luz y acostarse.

 

PISO DE ANDREA, CLAUDIA Y HUGO/ DORMITORIO DE ANDREA

 

Andrea permanece sentada en la cama, ya en pijama, leyendo un libro. Parece sumergida en la lectura cuando la puerta se abre dando paso a un enfadado Hugo.

 

HUGO: ¿Cómo has podido?

 

ANDREA: Oye tío, primero se llama a la puerta.

 

HUGO: ¿Me quieres contestar?

 

Andrea cierra el libro, suspirando.

 

ANDREA: Mira, no me puedo creer que la hayas cagado. Javi es un encanto de niño, le gusta a todo el mundo… así que por favor, no me digas que la has jodido.

 

HUGO: Andrea, te deje muy clarito que no quería ninguna cita.

 

ANDREA: Pero solo necesitabas el empujón.

 

HUGO: No, no necesitaba nada. ¿Tú sabes el mal rato que ha pasado él al darse cuenta de que no tenía ni idea, y el que he pasado yo echándole del bar?

 

ANDREA: (Sorprendida) ¿Le has echado del bar? ¿Cómo has podido hacerle eso? Pobre…

 

HUGO: No, la pregunta es cómo has podido tú hacerme esto a mí.

 

ANDREA: Porque…

 

HUGO: (Interrumpiéndola) Mira Andrea, te lo digo una vez y no te lo volveré a decir más, porque como se vuelva a repetir una situación de éstas características, se acabó. Eres mi mejor amiga, pero te lo pido por favor una última vez; no te metas en mi vida.

 

Hugo, sin esperar una respuesta de su amiga, sale del dormitorio. Andrea, tras pensar durante unos segundos, se deja caer en la cama, suspirando y dándose cuenta de que ha metido la pata hasta el fondo.

 

INSTITUTO “SAN JORGE”/ CLASE 2º BACHILLERATO

 

Un nuevo día ha amanecido en la ciudad. En el aula solo se encuentra Marta sentada en su sitio, organizándose sus apuntes. Es la única persona que está en clase, ya que el resto están disfrutando del recreo. En ese momento Isra aparece por allí. Cuando la ve se detiene unos segundos apoyado en el marco de la puerta, pero finalmente se decide a acercarse a ella.

 

ISRA: ¿No sales al recreo?

 

MARTA: No… para un momento de tranquilidad que tengo, la verdad es que prefiero emplearlo para organizarme e ir estudiando.

 

ISRA: Ya…

 

Los dos se quedan unos segundos en silencio, hasta que Marta mira a su amigo, extrañada.

 

MARTA: Isra, ¿pasa algo?

 

ISRA: ¿Eh? No… no, ¿qué va a pasar?

 

MARTA: No sé, pero estás súper raro.

 

Isra se queda pensando durante unos segundos hasta que finalmente termina suspirando y sentándose junto a la chica.

 

ISRA: Quiero preguntarte algo.

 

MARTA: (Preocupada) ¿Qué pasa? Me estás preocupando…

 

ISRA: No, no es nada grave… lo único que te pido es que no te enfades, y que me contestes con sinceridad.

 

Marta piensa durante unos segundos, hasta que al final sonríe forzadamente.

 

MARTA: Está bien. ¿Qué pasa?

 

ISRA: ¿Sigues enamorada de mí?

 

La joven se queda muy sorprendida por la pregunta, pero no puede evitar el ponerse nerviosa.

 

MARTA: ¿Por qué… por qué dices eso?

 

ISRA: Porque mi padre se ha empeñado en que lo estás porque, según él, me miras de una manera especial. Yo ya le he dicho que es una tontería, pero la verdad es que me gustaría asegurarme para quedarme algo más tranquilo con todo éste tema.

 

MARTA: Ya…

 

Marta se queda callada, e Isra la mira, sin saber que pensar.

 

ISRA: ¿Qué es lo que pasa?

 

MARTA: Pues que… a lo mejor tu padre no está tan equivocado como crees.

 

ISRA: (Sorprendido) ¿Cómo dices? ¿Me lo estás contando en serio?

 

MARTA: Sí… lo siento, Isra, de verdad, no quería engañarte… pero tampoco quería perderte.

 

ISRA: Yo…

 

El joven se levanta, bastante confundido.

 

ISRA: No me vas a perder como amigo, Marta, pero… creo que será mejor que dejemos de acostarnos.

 

MARTA: ¡No! No… yo estoy bien así, de verdad.

 

ISRA: Puede que ahora sí, pero… sabes que tarde o temprano lo acabarás pasando mal, así que creo que será mejor que cortemos por lo sano, ¿vale?

 

MARTA: Pero…

 

ISRA: (Interrumpiéndola) Me voy a ver si encuentro a Laura. Hasta luego.

 

Isra, sin dejar que la joven vuelva a abrir la boca, sale rápidamente de la habitación mientras Marta rompe a llorar, desesperada.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Hugo y Carlos están sentados en el sofá de siempre, cerrando ya los libros con los que Carlos da clases a su amigo, guardando todo y terminándose cada uno su refresco.

 

HUGO: Muchas gracias por venir aquí a darme las clases, Carlos. Todo lo que ha pasado con Jaime ha sido una verdadera putada.

 

CARLOS: (Sonríe) Bueno, no te preocupes. Vendré aquí todas las mañanas.

 

HUGO: Muchas gracias, de verdad.

 

Carlos sonríe, y en ese momento Andrea se acerca a ellos, estresada.

 

ANDREA: ¿Puedo hablar un momento contigo?

 

CARLOS: Claro.

 

ANDREA: No, contigo no. Con Hugo.

 

El chico, suspirando, se levanta y camina hacia la barra, seguido por su amiga.

 

HUGO: Lo siento Andrea, pero ahora mismo no tengo ganas.

 

ANDREA: Oh, vamos… ¿cuánto tiempo piensas seguir así?

 

HUGO: El que haga falta.

 

Hugo se mete tras la barra, donde está Claudia leyendo una revista.

 

ANDREA: En serio tío, es que mira que eres cabezota. ¿Cómo quieres que te diga que lo siento, en chino?

 

CLAUDIA: Eso sería divertido.

 

Ambos jóvenes miran a su amiga, molestos.

 

CLAUDIA: Vale, ya me callo…

 

HUGO: Es que no quiero que me pidas perdón. Quiero que me demuestres con hechos que no lo vas a volver a hacer.

 

ANDREA: ¿Y cómo lo hago? ¿Fabrico una máquina del tiempo y vamos al futuro para que lo compruebes?

 

Claudia está a punto de intervenir de nuevo, pero los dos jóvenes vuelven a mirarla de malas maneras.

 

CLAUDIA: Vale, no digo nada.

 

HUGO: No lo sé, Andrea. Me lo has dicho ya tantas veces, y nunca lo has cumplido, que no sé hasta que punto puedo fiarme ahora de ti en ese aspecto.

 

ANDREA: Volviendo a confiar una vez más. Solo una. Por favor.

 

Hugo se queda durante unos segundos en silencio, pensando, hasta que al final termina suspirando.

 

HUGO: Vale, está bien. Pero no te lo volveré a pasar, Andrea, ¿entendido?

 

Andrea salta, emocionada, y abraza a su amigo.

 

ANDREA: ¡Gracias! No te vas a arrepentir, ya lo verás.

 

Hugo no puede evitar el echarse a reír, divertido.

 

HUGO: Eso espero.

 

ANDREA: Aha. Y bueno, me voy a clase, que no estoy para perderlas. Hasta luego.

 

HUGO y CLAUDIA: Chao.

 

Andrea se aleja de allí, corriendo, bajo la atenta mirada de sus dos amigos.

 

CLAUDIA: A esta chica se le va la cabeza…

 

Hugo no puede evitar el dejar escapar una carcajada.

 

CALLES DE GIJÓN

 

Nieves se dirige hacia casa con las bolsas de la compra. Cubre sus ojos con unas gafas de sol. De repente, al final de la calle, observa a Jaime acercándose hacia ella. La mujer no sabe que hacer, pero finalmente coge aire, y también camina dirección al chico. No tardan en encontrarse.

 

NIEVES: Buenos días Jaime, ¿qué tal?

 

JAIME: Hola, muy bien, ¿y tú?

 

NIEVES: Pues también, mira. La verdad es que te he de confesar que me da mucha pena lo que ha pasado entre vosotros.

 

JAIME: Bueno, no pasa nada. Ya tengo piso, y estoy muy bien.

 

NIEVES: Me alegro.

 

JAIME: Gracias.

 

Ambos se quedan unos segundos en silencio, hasta que Jaime termina bajando la cabeza tímidamente.

 

JAIME: Oye Nieves, sobre la conversación del otro día, yo…

 

NIEVES: (Interrumpiéndole) No te preocupes, no pasa nada. Es normal que pensaras que yo sabía algo, supongo que cuando descubres algo así te aferras a cualquier cosa.

 

Nieves mira su reloj, nerviosa.

 

NIEVES: Bueno, me tengo que marchar. Ya nos veremos, chao.

 

JAIME: Adiós.

 

La mujer se aleja de allí, medio corriendo, y Jaime la mira, dejando claro que no se fía de ella para nada.

 

CONTINUARÁ…