MANERAS DE VIVIR

 

CALLES DE GIJÓN

 

Un nuevo y soleado día ha amanecido en la ciudad. Hugo y Lidia recorren la ciudad con un coche deportivo negro que conduce el joven a gran velocidad. Su compañera va asomada a la ventanilla, disfrutando del aire que le da en la cara.

 

LIDIA: ¡Me encanta, tío! Has hecho una compra fantástica, ¡es genial! Aunque el color…

 

HUGO: El color precisamente es lo que más me gusta.

 

LIDIA: (Suspira) Chico, que rarito eres.

 

Hugo se ríe, divertido, y los dos jóvenes se quedan unos segundos en silencio.

 

LIDIA: ¿No tienes ganas de empezar ya las clases?

 

HUGO: ¿Volver a estudiar? La verdad es que no mucho… pero no me queda más remedio. No aspiro a ser camarero el resto de mi vida.

 

LIDIA: Sí, porque bueno… esa es una aspiración un poco cutre. Cada vez que veo a Claudia, pienso si no tendrá otros planes de futuro que quedarse encerrada hasta la jubilación en las cuatro paredes de ese cutre bar.

 

HUGO: Chica, tampoco te pases. El ser camarero es un trabajo tan digno como otro cualquiera… lo que pasa es que a mí me ha acabado quemando bastante.

 

LIDIA: (Irónica) Ya bueno, si tú lo dices…

 

Los dos se quedan unos segundos en silencio, hasta que Lidia ve algo que llama su atención.

 

LIDIA: Oye, ¿no es esa la escuela?

 

Hugo mira hacia donde señala la joven, asintiendo.

 

HUGO: Sí, sí que es ese… ya creía que no íbamos a llegar nunca, está en el quinto coño.

 

El joven gira una curva justo cuando sale de la misma una bicicleta conducida por un chico muy atractivo.

 

LIDIA: ¡Cuidado!

 

Hugo tiene que dar un fuerte frenazo, haciendo que el chico, asustado, caiga de la bicicleta.

 

HUGO: ¡Mierda!

 

ÓSCAR: ¡Joder!

 

Hugo se baja del coche, totalmente indignado, mientras el chico levanta su bicicleta, suspirando y también bastante enfadado.

 

HUGO: ¿Pero qué cojones haces? ¿Acaso hay alguna señal por aquí que te de preferencia?

 

ÓSCAR: Si fueras a una velocidad medianamente moderada, me habría dado tiempo a frenar y a dejarte pasar.

 

HUGO: ¡Encima la culpa será mía, no te jode!

 

Lidia se asoma por la ventanilla.

 

LIDIA: Hugo por favor, ¿quieres volver al coche? Con la tontería ésta, no vamos a llegar a clase.

 

Hugo se queda durante unos segundos en silencio, mirando furioso al joven desconocido, hasta que finalmente termina suspirando.

 

HUGO: A la mierda… aparta tu bici de ahí si no quieres que me la lleve por delante.

 

ÓSCAR: ¿Es una amenaza?

 

HUGO: No. Solo te digo lo que va a pasar cuando me monte en el coche si no la quitas.

 

El joven regresa al coche. A Óscar, molesto, no le queda más remedio que quitar la bicicleta. Hugo arranca el coche y se alejan de allí, ante la molesta mirada del joven.

 

LIDIA: (Sonríe) Estaba bueno, ¿eh?

 

HUGO: Joder… luego decís que somos los tíos los que estamos salidos y pensando siempre en lo mismo.

 

Lidia se ríe, divertida.

 

Canción: The hero waits

Kristen Bell, Chace Crawford, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Jared Padelecki, Hayden Pannettiere, Jessica Stroup

 

SPECIAL GUEST STAR

David Gallagher como EDUARDO ABRIL

 

Capítulo 74

Un solo destino

 

ESCUELA “ARTES ESCÉNICAS HERRERA”/ SALÓN DE ACTOS

 

Lidia y Hugo están sentados en las sillas, rodeados de una multitud de gente. Hugo mira a su alrededor, completamente sorprendido por la modernidad de la escuela.

 

HUGO: Joder, es una autentica pasada.

 

LIDIA: ¿No habías visto las fotos que hay colgadas en Internet?

 

HUGO: No, la verdad es que no me había dado por ahí…

 

LIDIA: Pues lo vas a flipar, porque es súper moderna. Cuando veas el plató de televisión… ¡es enorme!

 

HUGO: ¡No me des más ganas!

 

Lidia se ríe, divertida, y los dos amigos se quedan unos segundos en silencio, hasta que escuchan la puerta de la sala abrirse. Se giran hacia allí, viendo sorprendidos como el joven al que han estado a punto de atropellar antes, Óscar, entra en el lugar. Hugo suspira.

 

HUGO: No me lo puedo creer.

 

LIDIA: (Sonríe) Ni yo…

 

Óscar, cuando les ve, pone también muy mala cara y se sienta en la primera silla que encuentra libre, sin dejar de mirarles.

 

CASA DE HUGO E ISRA/ COCINA

 

Isra y Javier están sentados en la mesa de la cocina, los dos en calzoncillos, mientras se toman una taza de café cada uno. Mientras Javier permanece sumergido en sus pensamientos, Isra le mira, preocupado.

 

ISRA: Deberías ir para clase.

 

JAVIER: ¿Por qué? Si es la presentación, no va a pasar nada importante.

 

ISRA: Sí, pero si ya empiezas faltando a la presentación, faltarás a cualquier clase. Créeme, te lo digo por experiencia.

 

JAVIER: (Molesto) Ya, claro. Y seguro que cuando me vaya, Hugo volverá y os pondréis a follar como conejos, ¿verdad?

 

ISRA: (Sorprendido) ¿Qué?

 

El pelirrojo no puede evitar el echarse a reír, divertido.

 

ISRA: ¿Todavía estamos así? Por favor Javi, te pasas todo el día aquí… si hubiera algo entre Hugo y yo, ¿no crees que a él le molestaría que lo hicieras y no tuviéramos ni un solo momento para que estemos solos?

 

JAVIER: ¡Hombre, solo faltaba que le molestará! Hasta donde yo sé, yo soy tu novio oficial.

 

ISRA: Eres mi novio oficial, y el único.

 

Isra da un pico a su novio.

 

ISRA: Y por favor, métete eso en la cabeza, porque sino lo haces pronto, podrías acabar jodiendo una relación que va viento en popa, y que promete ser muy duradera.

 

Javier se queda en silencio durante unos segundos, pensando, hasta que al final esboza una forzada sonrisa.

 

JAVIER: Tienes razón, perdona. Soy un puto celoso, yo… lo siento.

 

ISRA: (Sonríe) Bueno, tampoco tienes que insultarte… con que intentes arreglarlo, me conformo.

 

JAVIER: Lo haré. Te lo prometo.

 

La pareja vuelve a besarse, ésta vez de una manera mucho más apasionada.

 

ESCUELA “ARTES ESCÉNICAS HERRERA”/ SALÓN DE ACTOS

 

Ya es mediodía, y Lidia y Hugo salen de la escuela charlando animadamente, rodeados de nuevo por la gente que había anteriormente en la sala de actos, que también parecen bastante contentos.

 

LIDIA: Jo, me ha encantado…

 

HUGO: (Emocionado) Joder, tiene una pinta brutal. Tengo que reconocer que no tenía muchas ganas de volver otra vez al rollo éste de estudiar y tal, pero ahora mismo, no me arrepiento para nada de haberlo hecho.

 

LIDIA: Claro que sí, Hugo. El saber no ocupa lugar.

 

Hugo se ríe, divertido, pero se calla repentinamente cuando ve que Óscar se coloca entre los dos.

 

ÓSCAR: Vaya, así que voy a ir a clase con el autor de mi intento de asesinato y con la pacífica de su amiga.

 

HUGO: (Molesto) Te aseguro que es peor ir con un suicida.

 

Óscar está a punto de responder, pero Lidia le interrumpe dándole dos sonoros besos en la mejilla.

 

LIDIA: Soy Lidia, la amiga pacífica.

 

ÓSCAR: (Indiferente) Muy bien, encantado. ¿Creéis que podré salir ahora del parking tranquilamente sin tener que temer la presencia de vuestro coche cerca de mí?

 

HUGO: Si te das prisa sí, porque desde luego, si te me vuelves a cruzar como has hecho antes, te aseguro que ésta vez no pienso parar.

 

ÓSCAR: (Irónico) Desde luego, eres súper agradable…

 

HUGO: Gracias. Suelen comentármelo a menudo.

 

ÓSCAR: (Suspira) Dios… que año más largo me espera.

 

LIDIA: Afortunadamente sí, va a ser un año muy largo.

 

Óscar mira de muy malas maneras a la joven y se aleja de allí, ante la pícara mirada de Lidia.

 

LIDIA: No me digas que no le harías cuatro cosas bien hechas.

 

HUGO: Hombre, hay que reconocer que el chaval está bastante bien, pero con lo borde que es, pierde todo su encanto.

 

LIDIA: (Suspira) Yo a ese culito se lo perdono todo.

 

Hugo no puede evitar el echarse a reír, divertido.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Claudia permanece tras la barra del bar, tomándose un café mientras lee una revista. El local permanece completamente vacío hasta que Andrea aparece por allí y se acerca a su amiga, con una sonrisa de oreja a oreja.

 

ANDREA: ¡Hola!

 

CLAUDIA: (Sorprendida) Ey, ¿qué haces aquí?

 

ANDREA: Nada, que Lidia estaba cansada, se ha echado a dormir, y he pensado en venir a tomarme el café contigo, sino te parece mal.

 

CLAUDIA: (Sonríe) Que va, me parece estupendo. ¿Un café con leche, como siempre?

 

ANDREA: Por supuesto.

 

Claudia lo prepara enseguida, sin borrar la sonrisa de su cara.

 

CLAUDIA: Aquí tienes.

 

ANDREA: Gracias.

 

Andrea empieza a tomárselo, y las dos se quedan unos segundos en silencio.

 

CLAUDIA: Y bueno, ¿cómo le ha ido a Lidia su primer día de clase?

 

ANDREA: Pues ha venido súper contenta. Dice que hay un tío en su clase que está súper bueno… y por supuesto, ya le he dicho que me lo presente lo antes posible.

 

CLAUDIA: Como no.

 

Las dos amigas se ríen, divertidas.

 

ANDREA: Pero bueno, dudo que pase… ella parece estar interesada, y además Hugo ha debido de discutir ya con él.

 

CLAUDIA: ¿Y eso?

 

ANDREA: Casi le atropella con el coche.

 

CLAUDIA: ¿En serio?

 

Andrea asiente, y Claudia no puede evitar el echarse a reír, divertida.

 

CLAUDIA: Ya os dije que iba a ser un peligro al volante.

 

ANDREA: Y al parecer, no te faltaba razón.

 

Las dos vuelven a reírse, para luego quedarse en silencio durante unos segundos, hasta que Andrea esboza una amplia sonrisa.

 

ANDREA: ¿Sabes Claudia? Estoy muy orgullosa de ti.

 

CLAUDIA: (Extrañada) ¿Por qué?

 

ANDREA: Anoche vi todas las botellas de alcohol vacías en el cubo de la basura.

 

CLAUDIA: (Irónica) Vaya… supongo que me tengo que sentir afortunada de que hayas considerado que las tirase y no me las haya bebido antes.

 

ANDREA: (Sonríe) Mujer, es que si te hubieras bebido todo eso de golpe, dudo mucho que estuvieras aquí tan fresca.

 

CLAUDIA: También es verdad.

 

Vuelven a quedarse en silencio, hasta que Claudia esboza una forzada sonrisa.

 

CLAUDIA: Pues además tengo otra cosa que contarte que creo que te va a alegrar todavía más.

 

ANDREA: ¿El qué?

 

CLAUDIA: Esta tarde empiezo con las reuniones de Alcohólicos Anónimos.

 

ANDREA: (Sorprendida) ¿En serio?

 

Claudia asiente, y Andrea abraza contenta a su amiga.

 

ANDREA: Ahora ya si que estoy súper orgullosa de ti… ¿quieres que te acompañe?

 

CLAUDIA: No, tranquila, estaré bien. Prefiero ir sola, creo que será lo mejor.

 

ANDREA: Vale, está bien, como quieras. Pero si necesitas cualquier cosa…

 

CLAUDIA: Te avisaré, no te preocupes.

 

Andrea sonríe a su amiga, orgullosa.

 

FRUTERÍA “FRUTAS SALVAJES”/ INTERIOR

 

Jaime está tras el mostrador, organizando una partida de frutas mientras tararea una desconocida canción, cuando la puerta se abre dando paso a un hombre muy serio y trajeado, con un maletín; Mateo.

 

MATEO: Buenas tardes.

 

JAIME: (Sonríe) Hola, ¿qué hay? ¿Qué le pongo?

 

MATEO: Nada. No he venido a comprar.

 

JAIME: (Extrañado) ¿Entonces?

 

MATEO: ¿Está Dolores Belenguer?

 

JAIME: No, ahora mismo no está, se ha marchado a hacer unos recados, pero si puedo ayudarle yo en algo…

 

MATEO: Sí, la verdad es que sí.

 

Mateo saca un papel de su maletín y se lo tiende al joven.

 

MATEO: ¿Podrías darle esto? Es muy importante.

 

JAIME: Por supuesto, no se preocupe. Yo se lo daré… ¿de parte de quién?

 

MATEO: Ahí está todo lo que tiene que saber. Gracias, buenas tardes.

 

JAIME: (Extrañado) Adiós…

 

Mateo sale de allí. Jaime mira el papel doblado entre sus manos y, tras dudar durante unos segundos, termina suspirando y abriéndolo para leerlo por encima. Conforme lo va haciendo, sus ojos se van abriendo cada vez más.

 

JAIME: Joder… no me lo puedo creer.

 

CASA DE HUGO E ISRA/ JARDÍN

 

Comienza a anochecer. Hugo, Isra y Carlos están tumbados en unas hamacas del jardín. Se están bebiendo unas cervezas mientras charlan animadamente.

 

CARLOS: Así que ha ido bien el primer día de clase, ¿no?

 

HUGO: Sí, la verdad es que sí. Hay un tío con el que creo que no me voy a llevar demasiado bien, pero…

 

ISRA: (Interrumpiéndole) Hombre, normal, siendo que has estado a punto de atropellarle.

 

CARLOS: ¿En serio?

 

Hugo asiente, y Carlos no puede evitar el echarse a reír, divertido.

 

HUGO: Pero no ha sido mi culpa, que conste.

 

ISRA: Sea por lo que sea, con muy buen pie no es que hayas empezado precisamente.

 

HUGO: Ya…

 

Ahora los tres amigos se ríen.

 

CARLOS: Oye, ¿cómo lleváis lo de vivir los dos juntos? ¿Va bien la cosa?

 

ISRA: Aha.

 

HUGO: Sí, la verdad es que va mucho mejor de lo que me esperaba. Además, como la casa es grande, si alguna vez discutimos tenemos sitio de sobra para incluso ni dirigirnos la palabra.

 

ISRA: Eso es verdad.

 

Los tres amigos vuelven a reírse.

 

HUGO: Lo cierto es que el otro día estuvimos hablando de coger a otro compañero de piso. Hay otras dos habitaciones libres, y la verdad es que un compañero más no estaría nada mal.

 

ISRA: Así que si conoces a alguien…

 

CARLOS: Pues de momento no, pero en las facultades siempre se conoce a gente que busca piso, así que ya lo iré comentando si eso.

 

HUGO: Bien.

 

Los tres vuelven a quedarse durante unos segundos en silencio, hasta que Carlos suspira.

 

CARLOS: Bueno chicos, os voy a tener que ir dejando porque he quedado en media hora con Edu. Si queréis venir…

 

HUGO: Va a ser que no.

 

ISRA: Oye, pues yo igual si que voy… y tú también deberías de venir, Hugo. Tendrías que hacer un esfuerzo por olvidar el pasado.

 

HUGO: Olvido el pasado, pero no a las personas que me han demostrado que no puedo contar con ellas en los malos momentos.

 

Hugo empieza a caminar hacia el interior de la casa.

 

HUGO: ¡Pasadlo bien!

 

El chico entra a la casa mientras Carlos mira a Isra, resignado.

 

CARLOS: Nunca lo conseguiremos, ¿verdad? Nunca le perdonará…

 

ISRA: Lo dudo… y es que tiene razón. Edu era la persona más importante de su vida, y le dejó completamente tirado en su peor momento. ¿Podrías tú perdonar algo así?

 

Carlos mira a su amigo, sin saber muy bien que responder.

 

CALLES DE GIJÓN

 

Claudia camina por las calles de la ciudad, con la mirada perdida. Sujeta con fuerza su bolso, como si tuviese miedo de que fueran a robárselo. Llega hasta un local, donde un cartel en contra del alcohol cuelga de la puerta. Se detiene frente a esta, pensativa. Lleva su mano al pomo, pero no llega a girarlo porque sus ojos se llenan de lágrimas.

 

CLAUDIA: Mierda.

 

La chica se aleja rápidamente de allí sin echar la vista atrás y sin poder evitar el echarse a llorar.

 

FRUTERÍA “FRUTAS SALVAJES”/ INTERIOR

 

Jaime está ya en el almacén, quitándose el delantal verde, cuando Lola aparece por allí, bastante ajetreada. A pesar de ello, cuando ve al joven esboza una sonrisa.

 

LOLA: Siento haber tardado tanto…

 

Jaime sonríe forzadamente, mientras se dan un pico.

 

JAIME: Bueno, no pasa nada, no te preocupes… tampoco ha habido mucha gente.

 

LOLA: Mejor entonces.

 

JAIME: Aha.

 

LOLA: ¿Te queda mucho? Es porque me gustaría darme una ducha antes de que nos vayamos…

 

JAIME: Oh, claro, dátela. Te espero.

 

LOLA: (Sonríe) Eres fantástico.

 

La joven vuelve a dar un pico a su novio y se dirige hacia el baño, pero antes de que entre, Jaime termina suspirando.

 

JAIME: Lola, espera.

 

Lola se gira hacia él, extrañada.

 

LOLA: ¿Qué pasa?

 

JAIME: Toma…

 

Jaime se saca el papel que le ha dado antes Mateo del bolsillo y se lo tiende a su novia, que lo coge.

 

JAIME: Lo trajo un hombre esta tarde… se me ha olvidado dártelo antes.

 

LOLA: (Sonríe) Gracias.

 

La joven abre el papel. Lo lee, pero intenta ocultar su preocupación con una falsa sonrisa, mientras Jaime la mira con curiosidad.

 

JAIME: ¿Hay algún problema?

 

LOLA: No, ninguno, tranquilo. Es solo una nota de unos proveedores, parece que habrá problemas con el próximo encargo… mañana les llamaré.

 

JAIME: Ya…

 

Los dos se quedan en un incómodo silencio.

 

LOLA: Bueno, pues me voy a la ducha.

 

JAIME: Sí, yo te espero fuera fumándome un cigarro.

 

LOLA: Bien, no tardo nada. Hasta ahora.

 

Lola por fin entra al baño y Jaime se sienta en el banco de madera que hay junto a una de las paredes, suspirando bastante preocupado.

 

PISO DE CARLOS Y JAIME/ COCINA

 

Edu permanece apoyado en la encimera, tan solo vistiendo unos calzoncillos. Se está tomando una taza de café mientras mira atentamente un par de pastillas que tiene entre sus manos. Se lo piensa durante unos segundos, hasta que finalmente se las mete a la boca y las traga con la ayuda del café. Al girarse, se da cuenta de que Carlos ha visto lo que se ha tomado.

 

CARLOS: ¿Te encuentras mal?

 

Edu sonríe forzadamente.

 

EDU: No, bueno… tan solo me duele un poco la cabeza, nada más.

 

CARLOS: Ya…

 

Los dos se quedan unos segundos en silencio, mientras Carlos empieza a prepararse el desayuno.

 

CARLOS: ¿Qué tal has dormido? ¿Es cómodo el sofá?

 

EDU: (Sonríe) Sí, la verdad es que sí… por cierto, muchas gracias por dejar que me quede a dormir aquí.

 

CARLOS: No me lo agradezcas… para eso estamos los amigos, ¿no?

 

EDU: Sí, supongo que sí.

 

Los dos vuelven a quedarse en silencio durante unos segundos.

 

EDU: Oye, ¿crees que… podría darme una ducha antes de irme?

 

CARLOS: Claro, no te preocupes. Yo ya me ducharé luego, y creo que Jaime no ha pasado la noche en casa, así que…

 

EDU: Bien. Gracias.

 

El joven se dirige hacia el baño, y Carlos, sin soltar la taza del café, se acerca hacia el sofá. Tras pensar durante unos segundos, suspira y mete las manos en los bolsillos. Pronto encuentra un bote de pastillas, el cual coge y lo mira atentamente; en la etiqueta pone “Pastillas de Sheng Take”. El joven se queda todavía más confuso de lo que estaba.

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y LIDIA/ COCINA

 

Claudia está sentada en la mesa, tomándose un café mientras permanece con la mirada perdida en algún punto de la estancia, cuando Andrea entra por allí y Lidia asoma tan solo la cabeza.

 

LIDIA: Chicas, me voy a clase que Hugo ya me ha hecho la perdida de que me está esperando. Hasta luego.

 

ANDREA: Chao.

 

Lidia se marcha de allí, y Andrea empieza a prepararse el café mientras mira a su amiga, extrañada.

 

ANDREA: Claudia, ¿estás bien?

 

CLAUDIA: ¿Eh?

 

La joven parece reaccionar, y sonríe forzadamente.

 

CLAUDIA: Sí… sí, perfectamente.

 

Andrea termina de prepararse el café, y se sienta a su lado.

 

ANDREA: ¿Qué tal ayer en Alcohólicos Anónimos?

 

CLAUDIA: Muy bien.

 

ANDREA: ¿Sí?

 

Claudia asiente, intentando ocultar sus nervios y evitando mirar a su amiga a los ojos, aunque ésta se da cuenta de todo.

 

ANDREA: No fuiste, ¿verdad?

 

Claudia esboza una forzada sonrisa, pero todavía muy nerviosa.

 

CLAUDIA: ¡Claro que fui! ¿Por qué no iba a hacerlo?

 

ANDREA: Bueno, no sé. En las películas y en las series nadie va por primera vez a Alcohólicos Anónimos hasta que un amigo les acompaña… siempre se terminan echando atrás.

 

CLAUDIA: Ya, pero esto no es ficción. Es la vida real, y te aseguro que anoche tuve una reunión muy fructífera.

 

ANDREA: Ya…

 

Las dos amigas se quedan en silencio durante unos segundos.

 

ANDREA: ¿Quieres que te acompañe esta noche?

 

CLAUDIA: Por favor…

 

Andrea no puede evitar el esbozar una divertida sonrisa.

 

ESCUELA “ARTES ESCÉNICAS HERRERA”/ EXTERIOR

 

Hugo permanece sentado en las escaleras de entrada, fumándose un cigarro mientras cubre sus ojos con unas gafas de sol. Óscar sale del interior del centro, y al verle esboza una cínica sonrisa y se acerca a él.

 

ÓSCAR: Vaya, hoy estás solo… ¿y tú novia?

 

HUGO: (Extrañado) ¿Lidia?

 

ÓSCAR: La chica que va siempre contigo… no sé como se llama.

 

HUGO: Sí, Lidia… pues no es mi novia, así que si te gusta ya sabes, tienes el camino libre.

 

ÓSCAR: Oh, no, no… estás equivocado. Yo si que no estoy libre.

 

HUGO: Ya…

 

Los dos jóvenes se quedan en silencio durante unos segundos, hasta que Óscar termina suspirando.

 

ÓSCAR: Oye mira, sé que no empezamos con buen pie ayer, pero la verdad es que no me gustan los malos rollos y estar mal con alguien sin haberle conocido siquiera.

 

HUGO: ¿Sí? Pues deberías de haber pensado en ello antes de abalanzarte sobre mi coche.

 

ÓSCAR: (Molesto) No sé si te das cuenta, pero lo que estoy intentando es arreglar las cosas.

 

HUGO: Sí, me había dado cuenta… de lo que no te has dado cuenta tú es de que no me interesa lo más mínimo.

 

ÓSCAR: (Sorprendido) ¿Cómo dices?

 

Hugo suspira, intentando no perder los papeles.

 

HUGO: Pues eso, que si tú y yo empezamos con mal pie, fue porque nos caímos mal desde el principio, y no me interesa la falsedad de “vamos a intentar llevarnos bien porque somos compañeros de clase y no quiero malos rollos”. Así que mejor pasemos el uno del otro, y todo irá mucho mejor.

 

ÓSCAR: Pero…

 

El joven se ve interrumpido cuando Lidia sale de la escuela, con una sonrisa de oreja a oreja, por lo que Hugo se levanta.

 

LIDIA: Vaya, ¿os estáis haciendo amigos?

 

HUGO: No. Solo te estaba esperando y dejando las cosas claras.

 

LIDIA: Ya. Pues yo creo que deberíamos hacernos amigos… ¿por qué no nos vamos a tomar algo ahora los tres juntos?

 

ÓSCAR: Por mí…

 

HUGO: (Interrumpiéndole) Lo siento, pero yo tengo muchas cosas que hacer. Id vosotros si queréis.

 

LIDIA: (Molesta) Ya, ¿y cómo voy a volver a casa?

 

HUGO: En autobús, como la gente normal. Además así para mí mejor, no tendré que dar tanta vuelta con el coche.

 

LIDIA: Ni hablar, yo no voy a ir en bus con semejante chusma. Lo dejamos para otro día y punto.

 

Hugo no puede evitar el echarse a reír, divertido, y Óscar le sigue.

 

HUGO: Está bien, pues vamos… ¡pero ya!

 

LIDIA: Claro. Hasta mañana, Óscar.

 

ÓSCAR: Chao.

 

Los dos amigos se alejan de allí ante la divertida mirada de su compañero de clase.

 

LIDIA: ¡Me encanta este chico! Creo que me estoy enamorando…

 

HUGO: Pues yo me iría olvidando de él, porque está ocupado.

 

LIDIA: ¿Cómo sabes tú eso?

 

HUGO: Me lo acaba de decir.

 

La joven se queda durante unos segundos, hasta que finalmente termina esbozando una cínica sonrisa.

 

LIDIA: La verdad es que yo no soy nada celosa.

 

Hugo no puede evitar el echarse a reír, divertido.

 

HUGO: Anda, que… entre Andrea y tú, os habéis juntado el hambre con las ganas de comer.

 

Lidia acompaña a su amigo en las risas, mientras los dos se dirigen hacia el coche del joven.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Marta, con Esperanza en brazos, está sentada en el sofá de siempre acompañada de Andrea. Las dos amigas se toman un refresco, y la primera parece bastante preocupada.

 

MARTA: En serio, es que no lo entiendo. Tan pronto está súper simpático, como de repente no hay quien le soporte.

 

ANDREA: ¿Seguimos hablando de Isra?

 

MARTA: (Molesta) ¿Es que acaso te aburro?

 

ANDREA: No, no es eso… es que no entiendo porque te extraña tanto, la verdad. Lo raro sería que fueseis de nuevo súper amigos.

 

MARTA: (Extrañado) ¿Y eso por qué sería raro exactamente? Siempre hemos sido amigos, no sé…

 

ANDREA: Te ha contado lo que hizo cuando te fuiste a tus vacaciones, ¿verdad?

 

Marta mira a la joven, sin entender nada, por lo que ésta enseguida se da cuenta de que ha metido la pata.

 

MARTA: ¿De qué estás hablando?

 

ANDREA: No, de nada… de nada.

 

MARTA: Andrea…

 

La chica se queda pensando durante unos segundos, hasta que finalmente suspira.

 

ANDREA: Bueno, supongo que ya he metido la pata y que lo único que puedo hacer es contártelo.

 

MARTA: Sí, eso me temo.

 

ANDREA: Está bien…

 

La joven coge aire antes de empezar a hablar.

 

ANDREA: Verás, Isra se enamoró de ti tanto o más que tú de él.

 

MARTA: (Sorprendida) ¿Qué?

 

Marta deja escapar una sonora carcajada.

 

MARTA: Veo que has agudizado tu sentido del humor en mi ausencia, ¿eh?

 

ANDREA: Te estoy hablando en serio, Marta. No tenía valor de declararse, y cuando lo reunió… ya era demasiado tarde.

 

La joven se pone seria de repente, empezando a pensar que quizás las palabras de su amiga no sean una broma.

 

MARTA: ¿Qué me estás queriendo decir, Andrea?

 

ANDREA: El día que te marchabas de vacaciones, se decidió a decirte lo que sentía, pero cuando llegó a tu casa, ya era demasiado tarde; ya os habíais ido.

 

Marta se queda unos segundos en silencio, asimilando las palabras de la chica.

 

MARTA: Entonces… ¿entonces Isra estaba enamorado de mí?

 

ANDREA: Aha.

 

MARTA: Pero… ahora tiene novio.

 

ANDREA: Esa historia fue muy rara. Empezaron una semana después de que te marcharas, y yo creo que fue porque Isra necesitaba olvidarse de ti.

 

MARTA: (Ilusionada) ¿En serio? ¿Entonces crees que Isra todavía puede sentir algo por mí?

 

Andrea está a punto de responder, pero en ese momento Jaime llega hasta allí y se sienta entre las dos amigas, bastante nervioso. Ellas le miran, extrañadas.

 

ANDREA: ¿Estás bien?

 

JAIME: Tengo un lío en la cabeza de la ostia, chicas.

 

MARTA: ¿Qué pasa?

 

JAIME: ¿Qué haríais si descubrieseis que vuestra pareja os está engañando?

 

MARTA: (Sorprendida) ¿Lola te está engañando?

 

ANDREA: Me lo imaginaba. Si es que sabía que esa chica no era de fiar… y te lo dije hace días.

 

JAIME: (Molesto) Andrea, por favor, no te pases.

 

ANDREA: No Jaime, la que se está pasando es ella, ¿no crees? Al menos espero que no lo haya hecho con alguien que conocieras.

 

Jaime no puede evitar el esbozar una leve pero divertida sonrisa.

 

JAIME: No… no, os estáis confundiendo. No os estoy diciendo que me haya sido infiel.

 

ANDREA: (Avergonzada) Oh… pues ya podrías haberlo dicho antes… aunque ya me extrañaba a mí que Lola te hubiese hecho algo así, con lo maja y simpática que es…

 

JAIME: (Irónico) Sí, claro.

 

MARTA: Bueno, ¿pero entonces qué pasa?

 

Jaime coge aire antes de continuar hablando.

 

JAIME: Ayer trajeron una carta para ella a la frutería. No estaba, y no pude evitar el leerla.

 

ANDREA: Nunca debes leer la correspondencia de tu pareja… se supone que tienes que confiar en ella.

 

JAIME: Era una carta en la que figuraban varias deudas adquiridas por la frutería.

 

ANDREA y MARTA: (Sorprendidas) ¿Qué?

 

JAIME: Sí. Esta mañana, antes de venir para aquí, he estado investigando un poco, y… Lola está metida en un buen lío.

 

MARTA: ¿Tanto dinero debe?

 

JAIME: Y más. Si no lo arregla pronto… la frutería podría irse a la mierda en menos de dos meses.

 

Marta y Andrea miran al joven, sin saber que decir.

 

ESCENAS MÚLTIPLES

 

Suena la canción “Gracias”, de Los Despistaos.

 

Comienza a anochecer. Óscar se dirige hacia la residencia en la que se aloja, sin darse cuenta de que Lidia le está siguiendo, con una cínica sonrisa dibujada en su cara.

 

Carlos, sentado frente al ordenador en el salón de su piso, busca información sobre las pastillas de Sheng Take, y parece bastante preocupado por lo que lee.

 

Andrea y Claudia están paradas frente al edificio de Alcohólicos Anónimos. Esta última parece muy nerviosa. Andrea la mira y, tras esbozar una sonrisa. La coge de la mano. Unos segundos después, las dos chicas se dirigen hacia el interior.

 

Marta, en su dormitorio, mira a Esperanza durmiendo. Después ve, en el corcho de la pared, una fotografía en la que aparece junto a su hija e Isra el año pasado, los tres muy sonrientes y felices.

 

Jaime llega a su dormitorio, cerrando la puerta tras él. Saca varias cajas de de debajo de la cama, hasta que coge una maleta. Tras dudarlo durante unos segundos la abre, descubriendo así un montón de fajos de billetes de quinientos euros.

 

Hugo e Isra charlan animadamente sentados en el porche de la casa, mientras se fuman un cigarro.

 

Edu está sentado en el sofá, viendo una película con una sonrisa de oreja a oreja. De pronto parece que le empieza a doler la cabeza e intenta levantarse, pero nada más hacerlo cae al suelo, inconsciente.

 

CONTINUARÁ…