MANERAS DE VIVIR

Es de noche, y llueve. Carlos está en el parque, bajo un árbol, mirando impacientemente el reloj, cuando, a lo lejos, ve llegar corriendo a Laura, lo que hace que el chico sonría. Cuando llega hasta él, la joven está calada, y Carlos la abraza.

CARLOS: (Susurrando) Te he echado de menos…

LAURA: Yo también… (Mira a los ojos del joven) Te quiero muchísimo.

Carlos sonríe tiernamente a la chica, y ambos jóvenes se besan apasionadamente. A los pocos segundos, Lorena, toda vestida de blanco, sale de detrás del árbol, y se coloca delante de ellos, dándoles la espalda.

LORENA: (Misteriosa) Solo tú puedes impedirlo…

El despertador empieza a sonar. Una mano sale de entre las sábanas, y lo apaga. Lorena se levanta de la cama mientras recoge su melena en una coleta, con cara de sueño. Sube la persiana, y va a la cocina, donde se encuentra su madre en bata tomándose una taza de café.

SUSANA: ¿Qué tal anoche? (la joven empieza a prepararse el desayuno, sin contestar a su madre, ni mirarla) Llamó Carlos… no estabas con él.

LORENA: Mamá, no me apetece hablar ahora, ¿vale?

SUSANA: (Enfadada) Ah, ¿no? Pues mira tú por donde, a mí si que me apetece. Nos mentiste, Lorena.

LORENA: (Girándose hacia su madre, con los ojos llorosos) ¡Mamá, ¿estás sorda?! ¡No me apetece hablar ahora!

SUSANA: (Sorprendida) Lorena, ¿te encuentras bien?

LORENA: (Levantándose) ¿Cómo estarías tú si te enteraras de que tu novio te pone los cuernos?

Lorena sale de la cocina, llorando, mientras su madre se queda allí, sin saber muy bien como reaccionar.

Marta, Hugo e Isra están en la puerta del instituto. Marta parece ausente, y Hugo tiene unas grandes ojeras. Isra no para de mirar el reloj.

ISRA: Joder, menuda cara lleváis los dos…

HUGO: Sí, yo es que no he dormido muy bien esta noche.

ISRA: (Irónico) Interesante…

Hugo lanza una mala mirada al chico, y se gira hacia Marta.

HUGO: ¿Y a ti que te pasa? (la joven parece no haber escuchado la pregunta) ¿Marta?

MARTA: (Asustada) ¿Eh? ¿Qué? ¿Qué pasa?

HUGO: Eso es lo que te estaba preguntando yo a ti… qué que te pasa.

MARTA: ¡Ah! Nada, nada… solo pensaba.

ISRA: (Borde) Vaya, eso es nuevo… (Mira hacia el fondo de la calle) Mirad, hay vienen Edu y Laura.

CRÉDITOS: "MY PREROGATIVE" BRITNEY SPEARS
David Gallagher, Maggie Grace, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Emma Watson

Capítulo 7.
Fantasía o realidad


Ya están en clase. Marta y Laura están sentadas juntas, cuchicheando, y detrás de ellas, justo en la última fila, y solo, se encuentra Hugo, atendiendo las explicaciones de Manuel, el profesor, el cual escribe varias operaciones en la pizarra, cuando se le acaba la tiza.

MANUEL: Vaya, ya es mala suerte… Hugo, ¿podrías ir a buscarme otra?

HUGO: (Levantándose) Sí, claro.

Hugo sale de la clase, al vacío y silencioso pasillo. Empieza a andar hacia conserjería, cuando nota una pequeña ráfaga de aire frío en su espalda. Asustado, se gira, pero al no ver a nadie, vuelve su mirada hacia delante, cuando, al final del pasillo, ve a Daniel, con la misma ropa con la que murió, y lleno de sangre.

HUGO: (Con los ojos llenos de lágrimas, y gritando, nervioso) ¿Qué quieres? ¿Por qué no me dejas en paz?

DANIEL: (Acercándose lentamente al chico) Tú fuiste el que me hiciste esto… tú tienes la culpa de todo…

HUGO: ¡No! No, déjame, por favor.

Hugo se gira, y empieza a correr hacia el lado contrario. Daniel se eleva, y va de manera rápida hacia él. Hugo cae, y asustado, se gira, viendo a Daniel encima suyo.

DANIEL: (Extendiendo su mano sobre los ojos de Hugo) Has de pagar por lo que hiciste.

HUGO: (Llorando) ¡No! ¡Nooooo!

MANUEL: ¡Hugo! ¿Quieres hacer el favor de despertarte?

Hugo, sobresaltado, se incorpora. Ve como toda la clase le mira, y a Manuel frente a él, con el ceño fruncido. El chico está sudando.

HUGO: (Nervioso) Sí… sí, perdón, yo no… perdón.

MANUEL: Otro día que estés así, no vengas a clase, ¿entendido?

Hugo, avergonzado, asiente con la cabeza, y Manuel regresa hacia la pizarra, para continuar con su explicación.

Ya por la tarde, Marta y Laura están sentadas en el sofá de siempre del Four, tomándose unos refrescos, y riendo.

LAURA: Sí, ¿y la cara que se le ha quedado al pobre?

MARTA: (Riendo) No me lo recuerdes… pobrecillo, de verdad.

Las dos jóvenes ríen, animadas, cuando ven entrar en el bar a Lorena, y enfadada, dirigirse hacia ellas.

LORENA: (Dirigiéndose a Laura, gritando) ¡Contigo quería yo hablar!

Todo el bar dirige su mirada hacia las tres chicas, y Laura y Marta se miran, avergonzadas.

LAURA: ¿Qué pasa?

LORENA: ¡¿Qué que pasa?! ¡Está bastante claro! ¡Que no soy tonta, ¿sabes?! Sé perfectamente el rollito que te traes con Carlos.

LAURA: (Extrañada) ¿Pero que dices?

LORENA: ¡Lo que oyes, hija de puta!

MARTA: Lorena, por favor, tranquilízate. Nos está mirando todo el mundo.

LORENA: Ah, ¿si? ¡Pues que miren! (mira a su alrededor) Si, señores, ¡miren! ¡Está puta que hay aquí sentada se está intentando follar a mi novio!

LAURA: (Levantándose, y perdiendo la paciencia) ¡Tía, en serio, tú estás loca!

LORENA: (Se le llenan los ojos de lágrimas) ¿Loca? Si, puede que esté loca… ¡pero si lo estoy, es por vosotros!

Lorena, de un manotazo, tira los refrescos de las dos jóvenes, y sale de allí corriendo. Marta y Laura se miran, sin entender nada de lo que acaba de pasar.

En la consulta de Cristina, la mujer está sentada en su sillón, fumándose un cigarro, mientras escucha a Hugo atentamente.
HUGO: … No siempre son las mismas… Estoy en distintos sitios, haciendo diferentes cosas. Pero de repente, siempre hay aire, y aparece él. Siempre corro, y siempre me caigo. Y cuando me pone la mano sobre los ojos… despierto.

CRISTINA: ¿Y tú que opinas al respecto?

HUGO: (Seco) Bueno, creo que mi madre te paga para que me aconsejes tú a mí, no yo a ti… (Recapacita) Perdona… perdona, es que casi no he dormido, y…

CRISTINA: (Sonríe, comprensiva) No te preocupes.

HUGO: No sé porque me pasa esto, en serio. La semana pasada estaba bien, poco a poco, volvía a ser el de siempre… y ahora, de repente, llegan estas pesadillas que no me dejan pegar ojo.

CRISTINA: Mira, esto tiene una explicación muy sencilla… (Apaga su cigarro en el cenicero que hay sobre la mesa) La semana pasada estabas bien, porque Daniel había muerto. Te quitaste un peso de encima al ver como el chico que más daño te había hecho, no te iba a volver a molestar más… pero ahora mismo, una de dos: o tienes un gran sentimiento de culpa por no haber sentido nada ante la muerte de una persona, o es que no has cerrado este capítulo de tu vida.

HUGO: Yo no me siento culpable por nada…

CRISTINA: Lo sé… y es que no debes hacerlo. Tú no tienes la culpa de que pasara un coche, ni le obligaste a que cruzara la carretera. Por ello, me decanto más por la segunda opción, que además, es la que más se suele dar en estos casos.

HUGO: Vale, puede que no haya cerrado el capítulo todavía… ¿pero como lo hago?

CRISTINA: Eso es algo que debes de descubrir por ti mismo… no todo el mundo lo cierra de la misma manera.

Cristina se reclina sobre su silla, mientras Hugo la mira, pensativo.

Ya está anocheciendo, y Carlos se encuentra cerrando el quiosco, cuando Laura se acerca a él por detrás.

LAURA: (Seca, asustando al joven) ¿Podría hablar un momento contigo?

CARLOS: (Girándose) ¡Laura! Que susto me has dado… ¿Qué pasa?

LAURA: ¿Tú que le has contado a Lorena?

CARLOS: (Sin entender a lo que la chica se refiere) Hombre, pues varias cosas, la verdad… es mi novia. O eso creo.

LAURA: Ya… ¿y sobre nosotros? ¿Qué le has dicho sobre nosotros?

CARLOS: (Extrañado) Mira, Laura, no sé a que viene esto… pero no le he contado nada… solo fue un beso, nada más.

LAURA: (Sin creerle) Ya… entonces, ¿a que se debe el numerito que me ha montado esta tarde en el Four?

CARLOS: (Atónito) ¿Qué? ¿Qué numerito?

LAURA: (Suspira) Estaba allí con Marta, y ha aparecido ella. Estaba histérica, no la había visto nunca así. Me ha empezado a gritar, y a acusarme de intentar acostarme contigo… en mi vida había pasado tanta vergüenza como la que he pasado esta tarde.

CARLOS: (Coge a la chica de las dos manos) Yo no le he dicho nada, créeme… pero mañana mismo hablaré con ella. Esto no puede continuar así.

Laura sonríe, creyendo al chico. Lorena, que ha visto todo desde una esquina, tira una pequeña caja envuelta con papel de regalo que tenía en la mano a la basura, y, cabreada, se aleja de allí rápidamente.

Los débiles rayos de sol del amanecer empiezan a aparecer por la ciudad. Hugo está haciendo footing, en chándal, mientras mira su reloj. Para, y empieza a hacer estiramientos, cuando nota una ramalada de aire frío de nuevo en su espalda.

HUGO: No… otra vez no…

El chico mira a su alrededor, pero esta vez no ve a nadie. Asustado, decide continuar con su carrera, pero se siente observado, por lo que empieza a acelerar el paso, cuando Daniel, con la misma ropa de nuevo, y ensangrentado, aparece justo frente a él, sentado en un banco, lo que hace al joven pararse en seco.

DANIEL: (Irónico) ¿Ya pensabas que me había olvidado de ti?

HUGO: (Con los ojos llenos de lágrimas) Por favor, déjame…

DANIEL: (Levantándose) No… has de pagar por lo que hiciste… (Empieza a acercarse a él lentamente) me dejaste morir…

HUGO: (Retrocediendo al mismo ritmo que Daniel) No… yo no te dejé morir…

DANIEL: Sí… sí que lo hiciste, y lo sabes…

Hugo empieza a llorar, y Daniel desaparece, para volver por detrás suyo. Sin decirle nada, simplemente sonriendo, pone la mano sobre sus ojos.

HUGO: (Reincorporándose en la cama, sobresaltado) ¡Nooooo! (cuando consigue recuperar el ritmo normal de su respiración, se levanta, y mira a través de la ventana, donde ve los primeros rayos de sol del día. Varias lágrimas caen por sus mejillas) ¿Cuándo vas a dejarme tranquilo?

Marta, Hugo e Isra están en la puerta del instituto. Los tres jóvenes permanecen con la mirada perdida, pensando en sus cosas, cuando llegan hasta ellos Laura y Edu.

LAURA: ¡Buenos días!

Los tres chicos despiertan de sus pensamientos, y responden al saludo de la chica. Edu e Isra se dan un pico.

MARTA: Bueno, ¿entramos ya?

HUGO: Sí, vamos.

ISRA: Eh… Edu y yo entramos ahora.

Edu mira extrañado a su novio. Laura asiente, y los tres amigos entran al instituto.

EDU: ¿Pasa algo?

ISRA: (Borde) No sé, eso es lo que quiero que me digas tú.

EDU: (Fingiendo) No sé a que te refieres, Isra…

ISRA: Sí, yo creo que lo sabes perfectamente.

EDU: En serio, Isra, no lo sé…

ISRA: Mira, si te dije que ya estaba preparado para acostarme contigo, a parte de ser verdad, también te lo dije porque te notaba muy seco y distante, y espera que así estuviéramos bien otra vez. Pero en vez de eso, estás todavía peor.

EDU: (Intentando callar al joven) Isra…

ISRA: No, Edu, déjame acabar. Al principio, pensé que tal vez te había impactado, incluso asustado… pero ya llevas más tiempo así del que me esperaba… y ya no me explico el porque puede ser.

EDU: (Suspira) Verás… es que no creo que todavía estés preparado. Creo que lo dijiste por miedo a que te dejará. Y nunca dejaría a nadie por eso. (Sonríe) Además, cuando estás borracho, siempre tienes ganas… podría aprovecharme de ti fácilmente.

Isra sonríe falsamente.

ISRA: ¿Entonces?

EDU: ¿Entonces qué?

ISRA: Que qué es lo que te pasa, porque estás así conmigo.

EDU: Mira, ya te dije que estaba estresado… es simplemente eso, pero se me pasará, en serio.

ISRA: ¿De verdad?

EDU: (Sonriéndole) Anda, vamos para adentro, que aún nos echarán la bronca…

Isra le devuelve la sonrisa, y los dos se dirigen hacia el interior del instituto.

Carlos se encuentra en la puerta de la universidad, fumando, cuando empieza a salir gente. El chico tira el cigarro, y justo en ese momento, sale Lorena acompañada de Jorge. Los dos chicos están riendo, contentos.

CARLOS: Hola Lorena.

LORENA: (Extrañada) ¡Carlos! ¿Qué estás haciendo aquí?

CARLOS: Creo que tenemos algo de lo que hablar.

LORENA: (Borde) Yo creo que no… así que ya nos veremos.

CARLOS: Lorena, por favor.

Lorena mira a Jorge resignada, el cual sonríe.

JORGE: Bueno, creo que yo me voy… Lorena, mañana nos vemos.

Carlos sonríe al chico, agradecido.

LORENA: Vale, hasta mañana.

Jorge se aleja de allí, pero Lorena no se digna a mirar a su novio.

CARLOS: (Conciliador) ¿Vamos a otro sitio más tranquilo?

LORENA: Lo que me tengas que decir, me lo puedes decir aquí perfectamente, ¿no?

CARLOS: Está bien… mira, creo que no podemos seguir así… siempre que nos vemos, acabamos discutiendo, y eso no puede ser bueno… tenemos que buscar una solución.

LORENA: Sí, estoy totalmente de acuerdo. Y yo ya he encontrado una.

CARLOS: (Sorprendido) Ah, ¿si? ¿Cuál es?

LORENA: Verás, Carlos, yo te he querido muchísimo…y te quiero. Pero lo mejor creo que será que lo dejemos.

CARLOS: (Sin poder creerse lo que acaba de escuchar) ¡¿Qué?!

LORENA: Lo siento Carlos… como tú acabas de decir, últimamente no paramos de discutir… es lo mejor, y lo sabes.

CARLOS: (Intentando aguantar sus lágrimas) ¡Pero joder, nos queremos!

LORENA: Sí, pero a mí eso no me compensa… Lo siento.

CARLOS: Pero…

LORENA: De verdad que lo siento, Carlos.

Lorena se gira, y se aleja de allí, sonriente, mientras Carlos la observa, con tristeza.

Hugo está frente a una puerta, con la mano señalando el timbre. Aún lleva la mochila, y parece nervioso. Duda por unos segundos, pero finalmente llama, hasta que le abren la puerta.

HUGO: (Tímidamente) Hola… perdone… ¿es usted Juana? ¿La madre de Daniel?

JUANA: (Con mirada triste) Sí… ¿puedo ayudarte en algo?

HUGO: Creo que sí…

Laura cruza el parque cargada de bolsas de la compra, a paso ligero, puesto que está anocheciendo, y hace el típico frío de mediados de noviembre. En ese momento, oye unos leves sollozos. Mira hacia su izquierda, y ve a Carlos en los columpios, con las manos tapándose la cara, y llorando. Se acerca lentamente al chico.

LAURA: ¿Carlos? ¿Estás bien? (al no obtener respuesta, la chica deja las bolsas en el suelo, y se agacha frente al joven) ¿Qué pasa?

CARLOS: Es Lorena…

LAURA: (Suspira) ¿Qué ha pasado esta vez?

CARLOS: Hemos roto definitivamente.

El chico empieza a llorar con más fuerza, y Laura se queda muy sorprendida.

LAURA: Joder, pues no sé que decirte, la verdad… lo siento mucho…

Carlos se retira las manos de la cara, y mira a la chica, con los ojos llenos de lágrimas todavía.

CARLOS: No lo sientes… (Laura agacha la cabeza, sin saber que hacer ni que decir) No lo sentís nadie… y todo ha sido por vuestra culpa… (El chico se levanta del columpio, dando la espalda a la chica) No quiero volver a saber nada más de vosotros… dais asco.

Carlos se aleja de allí, mientras Laura le mira, sin poder creerse lo que acaba de oír.

Un nuevo día ya ha amanecido en la ciudad, y Marta y Hugo caminan juntos hacia el instituto. Hugo habla, aunque parece que la joven no escucha nada de lo que le dice su amigo.

HUGO: … y también me dijo que se iban de la ciudad. (Mira a su amiga, esperando algún tipo de comentario que no escucha) ¿Marta? ¡Marta!

MARTA: (Saliendo de sus pensamientos) ¿Eh?

HUGO: (Mosqueado) ¿Has escuchado lo que te he dicho?

MARTA: No, perdona, la verdad es que no… (Sonríe de mala gana) Voy medio dormida todavía… ¿qué decías?

HUGO: No te preocupes… pues eso, que ayer fui a hablar con la madre de Daniel.

MARTA: (Asustada) ¿Qué hiciste que?

HUGO: Si, bueno… es que creo que era algo que tenía que hacer, ¿sabes? Para sentirme mejor conmigo mismo.

MARTA: ¿Qué le contaste, Hugo?

HUGO: Nada… nada de lo que piensas. Simplemente le dije que sentía mucho la muerte de su hijo, y que me perdonase por no haber acudido al entierro.

MARTA: ¿Y ella que te dijo? ¿Cómo estaba? La verdad es que es una muy buena mujer…

HUGO: Nada, me agradeció el detalle y tal. ¿Y cómo quieres que esté? Acaba de perder a un hijo… tiene que ser muy duro… ¿sabes? Se marchan de la ciudad.

MARTA: Ah, ¿sí?

HUGO: (Asiente) Quieren alejarse de aquí, y no vivir rodeados de recuerdos… la verdad es que a pesar de todo, me dan mucha pena.

MARTA: Sí… pero bueno, quizás sea lo mejor.

Hugo asiente. Llegan a la puerta del instituto, y entran, sin hacer ningún otro comentario.

Edu y Laura están en la habitación del joven, el cual busca algo, dejando varios CD’s sobre la cama, los cuales Laura va ojeando.

LAURA: Y bueno, ¿no vas a contarme lo que te pasa?

EDU: ¿Eh? No… no, no me pasa nada… (Levanta la mirada de lo que está haciendo, y mira a la joven, extrañado) ¿A que viene eso ahora?

LAURA: (Dejando un CD que tenía en las manos sobre la cama) Vamos, Edu, que nos conocemos…

EDU: Si, por eso mismo… porque nos conocemos, me extraña que me preguntes si me pasa algo cuando no me pasa…

LAURA: (Vuelve a coger el CD) Bueno, vale… ¿qué tal con Hugo?

EDU: (Suspira) Te odio… lo sabes, ¿verdad? (Laura empieza a reír, dejando de nuevo el CD) No sé lo que me pasa, Laura, en serio… no me lo puedo quitar de la cabeza. Nunca me había pasado esto antes…

LAURA: Lo que no entiendo es si estás enamorado de Hugo… porque es evidente que lo estás… ¿qué estás haciendo con Isra, Edu?

EDU: Isra… es algo seguro, ya te lo dije. Y le quiero. Quizás no como el me quiere a mí, pero le quiero.

LAURA: (Preocupada) Edu, tienes que dejarle… le harás daño. Y sé que eso es lo último que quieres, pero se lo harás.

EDU: No te preocupes… antes de ver que le puedo hacer daño, le dejaría. Pero ya lo sabes, no sé estar solo.

LAURA: Cuanto antes lo dejes, mejor para todos.

EDU: (Mira mal a su amiga) Laura… tú eres mi mejor amiga, y lo sabes. Confío en ti, y te agradezco que estés siempre ahí para escucharme… pero no te metas en mi vida, por favor. Sé lo que hago, y lo que tengo que hacer en cada momento. Además, ya estoy cansado de este tema, nunca decimos nada nuevo.

Laura mira a su amigo, decepcionada por sus palabras, y se levanta.

LAURA: (Intentando fingir su desilusión) Muy bien, si eso es lo que quieres… ya te has desahogado, ¿no? No creo que pinte nada más aquí.

EDU: (Arrepentido) Laura, espera, yo no…

Laura, ignorando a su amigo, sale del dormitorio, y Edu, arrepentido, se sienta sobre la cama, con la mirada perdida.

Empieza a llover lentamente. Hace mucho aire. En el cementerio solo se encuentra Hugo, frente a la tumba de Daniel. Entre sus manos lleva una rosa blanca.

HUGO: La verdad es que no sé muy bien que hago aquí… (Piensa unos segundos) Por favor, esto es una tontería, estoy hablando con un muerto…

El chico se dispone a alejarse de allí, pero pronto vuelve.

HUGO: (Sus ojos empiezan a llenarse de lágrimas) Vale, simplemente jugué contigo. Lo único que quería era poner celoso a Edu… (Empieza a llorar) si no hubiese sido por mí, nada de esto hubiera pasado… lo sé. Pero tengo que cerrar esto, Dani, tengo que cerrarlo. Yo ya te he perdonado. Espero que, estés donde estés, puedas hacerlo tú también.

Hugo deja la rosa sobre la tumba, la cual se queda mirando por unos segundos, y se aleja de allí rápidamente.

CONTINUARÁ...