MANERAS DE VIVIR

 

HOTEL “PALACE”/ HABITACIÓN 496

 

Un nuevo y soleado día amanece en la ciudad. El agua de la ducha corre, mientras Marta permanece desnuda sentada en la cama, tomándose una taza de café. Empieza a sonar un móvil.

 

MARTA: ¡Alfonso!

 

La chica no obtiene respuesta, por lo que, suspirando, alarga la mano hacia la mesilla y coge el móvil. En la pantalla ve el nombre de Mar y, seducida por la curiosidad, lo coge.

 

MARTA: ¿Sí?... no, ahora no puede ponerse… una amiga… ¿quiere que le deje algún recado?... ¡¿Qué?!

 

La chica, sin ni siquiera despedirse, cuelga el teléfono, asustada. Alfonso no tarda de salir de la ducha, secándose la cabeza, y al ver el estado de la chica, se preocupa.

 

ALFONSO: ¿Pasa algo?

 

MARTA: Acaban de llamarte por teléfono.

 

ALFONSO: ¿Quién era?

 

MARTA: Mar, tu mujer. ¿Te suena?

 

ALFONSO: (Sorprendido) ¡¿Qué?!

 

Marta se levanta, indignada, y empieza a coger su ropa del suelo.

 

MARTA: Eres un hijo de puta.

 

ALFONSO: Marta, déjame que te explique…

 

La chica se viste rápidamente.

 

MARTA: No, no quiero que me expliques nada, Alfonso. Ya está todo muy claro.

 

ALFONSO: No estamos bien, Marta, y yo… yo te quiero a ti.

 

MARTA: ¿Por qué todos los hombres casados decís lo mismo?

 

ALFONSO: (Celoso) Vaya, pareces toda una experta.

 

Marta deja escapar una irónica carcajada.

 

MARTA: Lo que me faltaba, que ahora fueras tú el que se pusiera celoso… ¿has visto mi bolso?

 

ALFONSO: Te acabo de decir que te quiero, Marta. ¿No te sirve de nada eso?

 

MARTA: ¿Y a tu mujer la quieres?

 

ALFONSO: Sí… ¡no!

 

Alfonso se sienta en la cama, suspirando, mientras Marta por fin encuentra su bolso, y lo coge.

 

ALFONSO: No lo sé, Marta. Estoy hecho un lío.

 

MARTA: Ya. Pues cuando lo tengas claro, me llamas y me lo dices. Mientras tanto, no vamos a volver a vernos. Chao.

 

Marta sale de la habitación, indignada, y Alfonso se deja caer sobre la cama.

 

ALFONSO: ¡Mierda!

 

Canción: The hero waits

Kristen Bell, Chace Crawford, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Jared Padelecki, Hayden Pannettiere, Jessica Stroup

 

SPECIAL GUEST STAR

David Gallagher como EDUARDO ABRIL

 

Capítulo 92

Última oportunidad

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y JAIME/ SALÓN

 

El lugar está lleno de cajas de embalaje. Hugo y Andrea lo miran todo, sentados en el sofá, mientras Claudia y Jaime no paran de entrar y salir del piso, cada vez trayendo más cosas.

 

HUGO: ¿No es un piso muy pequeño para que estemos viviendo aquí cuatro personas?

 

ANDREA: No te quejes. Tú por lo menos estás aquí solo de paso, y no han intentado echarte. A mí sí.

 

HUGO: (Divertido) Pero mira que eres exagerada.

 

ANDREA: (Molesta) ¿Exagerada?

 

HUGO: Seguro que se quieren quedar solos, y es normal, pero tampoco me creo que Claudia te esté metiendo prisas para que te vayas.

 

Andrea está a punto de responder, pero justo en ese momento vuelve a entrar Claudia con una caja entre sus manos. Tras dejarla en el suelo, se acerca a sus amigos.

 

CLAUDIA: Oye Hugo, una pregunta… ¿cuánto tiempo tienes pensado quedarte aquí?

 

HUGO: (Extrañado) ¿Por qué?

 

CLAUDIA: Bueno, es que… no es por meterte prisa ni nada, pero entenderás que a Jaime y a mí nos apetece poder disfrutar solos de nuestros primeros días de convivencia.

 

Andrea deja escapar una sonora carcajada mientras Hugo, tras lanzarle una mala mirada, esboza una forzada sonrisa.

 

HUGO: No te preocupes. Volveré esta misma tarde.

 

ANDREA: Y yo ya estoy buscando algo. No creo que tarde mucho. Si no, me iré a su casa hasta que encuentre algo.

 

HUGO: (Extrañado) ¿A mí casa? Pero si solo tengo tres dormitorios, y están los tres ocupados.

 

ANDREA: No te preocupes. Yo en el sofá me apaño.

 

CLAUDIA: Bien.

 

JAIME: (Off) ¡Claudia!

 

CLAUDIA: Si me perdonáis, parece que me necesitan. Si queréis ayudar en algún momento podéis, ¿eh?

 

Claudia sale del piso de nuevo, ante la atónita mirada de los dos amigos, que están bastante molestos con la situación.

 

HUGO: Encima nos dice esa última frase con rintintin, ¿pero tendrá cara? Anda, que corriendo la voy a ayudar…

 

ANDREA: ¿Ves como tenía razón?

 

Hugo mira a su amiga, sin saber que responder.

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ COCINA

 

Isra, en pijama, está sentado en la encimera tomándose un café. No tiene cara de haber dormido demasiado bien, y cuando entra Óscar para prepararse también el desayuno, le mira con muy mala cara.

 

ISRA: Hombre, mira quién está aquí.

 

ÓSCAR: Buenos días.

 

ISRA: Hacía un montón de días que no te veía… aunque bueno, parece que estás muy liado, ¿no?

 

ÓSCAR: No más que tú con los exámenes, supongo.

 

ISRA: Pero tú no estudias demasiado.

 

ÓSCAR: (Extrañado) ¿Cómo dices?

 

El pelirrojo esboza una divertida sonrisa.

 

ISRA: Vamos Óscar, no disimules, que yo creo que hasta mi amiga Laura, que vive en Barcelona, os ha tenido que oír.

 

Óscar coge aire, intentando no perder la paciencia.

 

ÓSCAR: ¿Esta es una de tus costumbres? ¿Meterte en la vida de la gente aunque no te lo pidan?

 

ISRA: (Extrañado) ¿Qué?

 

ÓSCAR: Primero fueron las bromitas de si había algo entre Hugo y yo, luego que intente demostrar mi heterosexualidad en clase… ¿y ahora te molesta que lo haga?

 

ISRA: (Irónico) Perdona… ¿dónde está la pizarra?

 

ÓSCAR: Sabes a lo que me refiero.

 

ISRA: No Óscar, no lo sé. Como tú bien dices, te dije que lo demostraras en clase, pero no en casa. Mañana tengo el último examen, y apenas llevo dos días sin dormir gracias a vuestros gemidos… bueno, los de Lidia. Grita demasiado, ¿no?

 

Óscar hace caso omiso al último comentario de su compañero.

 

ÓSCAR: Pues si tanto te molestan, vete a la biblioteca que para eso están.

 

ISRA: Estoy en mi casa. Si os comportáis un poco, no tendría por qué hacerlo.

 

ÓSCAR: Bien, pues si nos ponemos así, yo también lo estoy en la mía, y tengo derecho a echar en ella todos los polvos que me dé la gana.

 

Óscar, con su café ya preparado, se dispone a marcharse de allí.

 

ISRA: Mira, esta casa no es de ninguno de los dos, es de Hugo… el que, casualmente, se ha ido cuando empezaron esos ruidos asquerosos.

 

ÓSCAR: No creo que se haya ido por eso.

 

ISRA: ¿Y por qué iba a hacerlo sino?

 

ÓSCAR: Bueno mira, pues si se ha ido por eso no es mi problema, ¿vale? Es su casa, que me hubiese dicho que le molestaba, y punto.

 

ISRA: ¿Para qué? ¿Para qué le respondieras lo mismo que me has respondido a mí?

 

ÓSCAR: Vete a la mierda.

 

Óscar se marcha de allí para no terminar perdiendo la paciencia, mientras Isra suspira, sin saber qué hacer.

 

PISO DE EDU/ DORMITORIO DE EDU

 

Edu está tumbado en la cama, despierto. Tiene muy mala cara, y hace grandes esfuerzos para tomarse un simple zumo de naranja. Alguien golpea a la puerta.

 

EDU: Adelante.

 

La puerta se abre, dando paso a Carlos.

 

CARLOS: Buenos días.

 

EDU: (Sorprendido) ¡Carlos! ¿Qué haces aquí?

 

CARLOS: He venido a ver a mi mejor amigo, ¿tan raro te parece?

 

Edu esboza una débil sonrisa.

 

EDU: No… no, es solo que no quería que nadie me viera así.

 

Carlos cierra la puerta, y se sienta en el borde de la cama de su amigo, cogiéndole de la mano.

 

CARLOS: ¿Así cómo?

 

EDU: Hecho una mierda.

 

CARLOS: ¡Pero si estás perfecto! Fíjate, a pesar de no ser gay, no me importaría en absoluto volver a hacer lo que hicimos hace cuatro años…

 

EDU: (Divertido) No digas tonterías.

 

CARLOS: Bueno, tienes razón, no lo repetiría, pero porque no soy gay. Si lo fuera, con los ojos cerrados.

 

Por fin Carlos consigue que Edu se ría, aunque de una manera muy débil.

 

CARLOS: No hagas esfuerzos.

 

EDU: ¿Qué más da? Si total, ya…

 

A Carlos se le llenan los ojos de lágrimas, mientras coge la mano de su amigo.

 

CARLOS: ¿Por qué cojones está pasando esto, Edu? Ya te perdí una vez hace dos años, y no quiero volver a hacerlo ahora. Porque sé que ahora no podré recuperarte nunca, y… eres mi mejor amigo.

 

EDU: Carlos, no hagas esto, por favor.

 

CARLOS: Tengo que hacerlo.

 

EDU: No. Te lo pido por favor.

 

CARLOS: Quiero despedirme de ti. Si no lo hago, si no me da tiempo… no me lo perdonaré en la vida.

 

EDU: Pero es que no tienes que hacerlo. Yo siempre voy a estar contigo, a tu lado. Aunque tú no me veas.

 

CARLOS: (Molesto) No me vengas con gilipolleces, que sabes que no creo en nada de eso.

 

EDU: Ya, ni yo… pero te aseguro que si estuvieras en mi situación, creerías.

 

CARLOS: Lo dudo.

 

Edu coge aire, intentando contener las lágrimas.

 

EDU: Mira, cuando te pasa algo como lo que me está pasando a mí… te tienes que agarrar a algo, a cualquier cosa, para pensar que hay algo después de todo esto, porque si no lo haces, ya no solo estarás enfermo. También estarás loco.

 

CARLOS: Edu…

 

EDU: (Interrumpiéndole) No te despidas, Carlos. Por favor.

 

CARLOS: ¡Joder!

 

Los dos amigos se abrazan y rompen a llorar, emocionados.

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ JARDÍN

 

Isra permanece tumbado en el césped, estudiando, mientras del interior de la casa salen unos incesantes gemidos. El chico suspira, y justo cuando gira su mirada hacia la verja, ve a Marta en la calle, mirándole con los ojos rojos de haber llorado.

 

ISRA: (Extrañado) ¿Marta?

 

MARTA: ¿Podemos hablar?

 

ISRA: ¿Qué pasa? ¿No tienes la suficiente confianza con tu amante como para desahogarte con él?

 

MARTA: Isra, por favor…

 

El pelirrojo se queda pensando durante unos segundos hasta que finalmente suspira, levantándose, y abre la puerta.

 

ISRA: ¿Qué pasa?

 

MARTA: Está casado.

 

ISRA: (Extrañado) ¿Quién?

 

MARTA: Alfonso… Alfonso está casado.

 

ISRA: Joder…

 

Marta rompe a llorar, destrozada.

 

ISRA: Anda, pasa… pasa y cuéntamelo todo.

 

MARTA: Gracias…

 

La chica entra al jardín de su amigo y se dirige hacia el interior de la casa mientras éste la sigue, preocupado.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Ya por la tarde, Andrea está sentada en el sofá de siempre, frente a una taza de café. Juguetea con la cucharilla en la bebida, pero no parece muy dispuesta a tomársela. Se ve interrumpida en sus pensamientos con la llegada de Carlos.

 

CARLOS: Perdona por el retraso.

 

ANDREA: Ya pensaba que me habrías dado plantón.

 

Carlos se sienta junto a su ex novia.

 

CARLOS: ¿Por qué iba a hacer eso si he sido yo el que te he llamado?

 

ANDREA: Cosas más raras se han visto.

 

CARLOS: Yo no soy así, ya lo sabes.

 

ANDREA: La verdad es que no sé mucho últimamente.

 

CARLOS: Andrea, no te he llamado para discutir.

 

ANDREA: Ya…

 

Permanecen unos segundos en silencio.

 

ANDREA: ¿Entonces para qué?

 

CARLOS: Yo… me lo he pensado mejor. Me gustaría que vinieras a vivir conmigo.

 

ANDREA: (Sorprendida) ¿Qué? ¿Hablas en serio?

 

CARLOS: Aha.

 

Andrea mira a su ex novio, dudosa.

 

ANDREA: ¿Qué es lo que te ha hecho cambiar de opinión tan repentinamente?

 

Carlos se encoge de hombros.

 

CARLOS: No sé. He estado pensado en la conversación que tuvimos el otro día, y creo que tienes razón. Deberíamos de intentar ser amigos, y olvidar todo lo que pasó entre nosotros.

 

Andrea duda antes de hacer la siguiente pregunta.

 

ANDREA: ¿Estás seguro de esto, Carlos? Porque si no lo estás, lo entiendo. De verdad.

 

CARLOS: Si no lo estuviera, no te estaría preguntando. Me haría muchísima ilusión que aceptaras, de verdad.

 

ANDREA: (Suspira) Déjame pensarlo un par de días, ¿vale?

 

CARLOS: Claro. Tú tómate tu tiempo, tranquila.

 

El joven se levanta.

 

CARLOS: Ahora tengo que irme a hacer unos recados. Llámame con lo que sea, ¿vale?

 

ANDREA: Lo haré. Hasta luego.

 

CARLOS: Chao.

 

El chico camina hacia la salida y, una vez en la calle, coge el móvil y marca un número de teléfono.

 

CARLOS: Jaime, soy yo… ya he hablado con ella… no lo sabe, tiene dudas… mira, no me toques los cojones, que ya estoy haciendo suficiente con haber cedido ante esto.

 

Carlos cuelga el teléfono, indignado, y se aleja de allí.

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ SALÓN

 

Los gemidos se siguen escuchando, y Marta, asustada, permanece sentada en el sofá. Isra no tarda en aparecer por allí, con una taza de manzanilla en sus manos. Tras dársela a su amiga, se sienta a su lado.

 

MARTA: Oye, ¿pero esto es normal? Porque llevo aquí medio día, y no han parado…

 

ISRA: Llevan así una semana… imagino que algún día tendrán que parar. Hasta Hugo ha huido.

 

MARTA: No me extraña.

 

Los dos amigos se quedan callados. Lo único que se escucha durante unos segundos son los fuertes gemidos.

 

ISRA: ¿Y tú estás bien? Porque te he hecho como cuarenta manzanillas desde que has venido.

 

Marta sonríe forzadamente.

 

MARTA: Sí… por lo menos ya se me ha pasado gran parte del disgusto.

 

ISRA: (Suspira) Es que me jode mucho tener que recordarte esto Marta, pero te lo dije.

 

MARTA: (Extrañada) ¿El qué?

 

ISRA: Que no te podías fiar del tío ese. Estaba claro.

 

MARTA: (Irónica) Es verdad. Olvidaba que tú eres una de las personas más inteligentes que conozco.

 

ISRA: No estoy diciendo eso. Solo estoy diciendo que…

 

MARTA: (Interrumpiéndole) Sé lo que dijiste, y sé lo que estás diciendo. Y créeme, no quiero volver a escucharlo.

 

Vuelven a quedarse en silencio, hasta que los jadeos se escuchan con más fuerza y Marta se levanta, asustada.

 

MARTA: Creo que me voy a ir. Ya empieza a ser imposible estar aquí.

 

ISRA: A mí me lo vas a decir… pero no te vayas así.

 

MARTA: Estoy bien Isra, en serio. Ahora solo necesito dar un paseo, estar sola y pensar.

 

ISRA: ¿Segura?

 

Marta esboza una forzada sonrisa.

 

MARTA: Sí…

 

ISRA: Bien.

 

Marta se dirige hacia la puerta, pero antes de salir, mira a su amigo.

 

MARTA: Isra.

 

ISRA: Dime.

 

MARTA: Muchas gracias.

 

ISRA: (Extrañado) ¿Por qué?

 

MARTA: Porque pase lo que pase entre nosotros, siempre estás ahí. Gracias, de verdad.

 

Isra sonríe forzadamente y Marta se marcha, todavía triste.

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y JAIME/ DORMITORIO DE ANDREA

 

HUGO: (Sorprendido) ¿Hablas en serio?

 

ANDREA: Completamente.

 

Hugo, sentado sobre la cama, se enciende un cigarrillo, todavía sin poderse creer lo que su amiga le acaba de contar.

 

HUGO: ¿Pero qué es lo que le ha hecho cambiar de opinión tan repentinamente?

 

ANDREA: Estoy casi segura de que o Claudia o Jaime tienen algo que ver. O los dos.

 

HUGO: Bueno, sea como sea, te ha ofrecido irte a vivir con él, ¿no?

 

ANDREA: Sí, pero no sé. Me parece todo tan… falso.

 

HUGO: (Extrañado) ¿Pero no es lo que querías?

 

ANDREA: Sí, sí que es lo que quería, pero no así. No quiero que lo haga obligado por nadie.

 

HUGO: Sea como sea, lo ha hecho. Aprovecha, y demuéstrale que podéis ser amigos.

 

Andrea se queda en silencio durante unos segundos, pensando, hasta que finalmente suspira.

 

ANDREA: ¿Sabes? Tienes razón. Le demostraré que podemos ser amigos, a pesar de todo lo que pasó entre nosotros.

 

HUGO: Sí, pero una cosa… estás segura de que no sigues enamorada de él, ¿verdad? Porque entonces, si que no creo que sea buena idea que te vayas a su piso.

 

La rubia deja escapar una nerviosa sonrisa.

 

ANDREA: No, claro que no. Lo que pasó entre Carlos y yo ya es agua pasada.

 

HUGO: Entonces hazlo.

 

ANDREA: Sí. ¡Voy a llamarle ahora mismo!

 

Andrea coge su teléfono móvil, feliz, y busca el número de su ex novio.

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ DORMITORIO DE ÓSCAR

 

Óscar y Lidia hacen el amor apasionadamente sobre la cama del joven, gimiendo escandalosamente, hasta que por fin llegan al momento del clímax. Óscar empieza a acariciar los pechos de la chica pero esta, sudando y bastante cansada, se aparta.

 

LIDIA: No, Óscar… no más, por favor.

 

ÓSCAR: (Extrañado) ¿Qué? ¿Por qué?

 

LIDIA: Joder, estoy agotada.

 

Óscar se ríe, divertido.

 

ÓSCAR: ¿Qué pasa? ¿Qué este maricón va a poder contigo?

 

LIDIA: (Sorprendida) ¿Lo estás haciendo por eso?

 

ÓSCAR: ¿Qué más da? Estás gozando como una perra, y eso es lo que importa.

 

Lidia mira a su ex novio, sin poderse creer lo que está escuchando.

 

LIDIA: ¿Desde cuándo hablas así?

 

ÓSCAR: Desde que salí contigo. ¿De verdad todavía no te has dado cuenta de lo mucho que me corrompiste?

 

Lidia se levanta de la cama, y empieza a vestirse.

 

LIDIA: Creo que será mejor que me vaya.

 

ÓSCAR: ¿Por qué? ¿No te gusta lo que escuchas?

 

LIDIA: No sabía que fueras tan hijo de puta.

 

ÓSCAR: No más que tú. Yo al menos no me he inventado ningún embarazo.

 

LIDIA: Vete a la mierda.

 

La joven termina de vestirse, y se dirige hacia la puerta.

 

ÓSCAR: Dime solo una cosa más… ¿sigues pensando que soy un maricón?

 

LIDIA: Más que nunca.

 

Lidia sale del dormitorio dando un fuerte portazo, y el semblante de Óscar cambia por completo, como si no se sintiera bien por lo que acaba de hacer.

 

PARQUE “RUISEÑORES”

 

Comienza a anochecer. Marta está sentada en uno de los bancos, nerviosa, cuando ve que Alfonso se acerca a ella. La joven continúa seria, y el hombre se sienta a su lado. Los dos se quedan unos segundos en silencio.

 

MARTA: Gracias por venir.

 

ALFONSO: No, gracias a ti por llamarme. Pensaba que no ibas a hacerlo.

 

MARTA: No tenía idea, pero… no me he podido contener.

 

Alfonso sonríe forzadamente.

 

ALFONSO: Y yo me alegro de que no hayas podido.

 

Los dos vuelven a quedarse en silencio durante unos segundos. Alfonso mira con miedo a la chica.

 

ALFONSO: ¿Has tomado ya una decisión?

 

MARTA: No soy yo la que tiene que decidir nada, Alfonso.

 

ALFONSO: (Extrañado) ¿Qué quieres decir?

 

MARTA: No soy yo la que está casada.

 

ALFONSO: (Confuso) No, pero… la verdad es que no te sigo.

 

Marta coge aire, intentando no perder los papeles.

 

MARTA: ¿No piensas dejar a tu mujer?

 

ALFONSO: (Sorprendido) ¿Qué? ¿Por qué iba a hacer yo eso?

 

MARTA: (Irónica) Bueno, sino lo recuerdo mal, también estás conmigo.

 

ALFONSO: Ya, pero es que ella es mi mujer.

 

MARTA: (Molesta) Oh, entiendo. ¿Y yo que soy? ¿La putita a la que te follas de vez en cuando?

 

ALFONSO: ¡No, claro que no!

 

MARTA: ¿Entonces?

 

Alfonso se queda unos segundos en silencio, sin saber muy bien qué es lo que debe responder.

 

ALFONSO: Eres una persona muy importante para mí, y lo sabes. Te quiero. Pero creo que tienes razón… ha llegado el momento de acabar con esto.

 

MARTA: (Decepcionada) Ya.

 

ALFONSO: Lo siento, Marta, de verdad. De todos modos, no te preocupes de nada. Gervasio seguirá a tu servicio el tiempo que haga falta. La semana que viene es la resolución ya, ¿no?

 

MARTA: Sí…

 

ALFONSO: Pues no te preocupes, porque ahí estará, apoyándote y ayudándote en lo que haga falta. Y yo también, aunque después del juicio no volvamos a vernos.

 

Marta esboza una forzada sonrisa, y se quedan unos segundos en silencio.

 

MARTA: Solo dime una cosa.

 

ALFONSO: ¿El qué?

 

MARTA: Cuando te fuiste, hace tres años… ¿te fuiste por ella?

 

Alfonso se queda de nuevo en silencio, buscando las palabras adecuadas.

 

ALFONSO: Por lo que me fui principalmente fue porque eras menor de edad, y estaba bastante acojonado, pero si la pregunta es qué si estaba con ella, sí. Estábamos prometidos. Nos casamos ese mismo verano.

 

MARTA: Y ella nunca supo de mi existencia, ¿no?

 

ALFONSO: No…

 

MARTA: Bien.

 

Vuelven a quedarse en silencio, hasta que Marta se levanta.

 

MARTA: Entonces supongo que nos veremos la semana que viene.

 

ALFONSO: Dalo por hecho.

 

MARTA: Espero que te vaya muy bien, Alfonso.

 

ALFONSO: Yo no tengo dudas de que para ti así será. Ya te toca.

 

MARTA: Adiós.

 

La joven se aleja de allí, con lágrimas en los ojos y dejando solo a Alfonso, que no sabe si ha hecho lo correcto.

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ COCINA

 

Óscar se está preparando un plato con diversos embutidos para cenar, cuando escucha como alguien llega a casa. Hugo no tarda en aparecer por allí, con su mochila colgando en el hombro.

 

HUGO: Oh, pensaba que serías Isra.

 

ÓSCAR: Yo también pensaba que tú lo serías.

 

HUGO: (Extrañado) ¿No está en casa?

 

ÓSCAR: No, se ha ido a la biblioteca. Lidia y yo no le hemos dejado estudiar.

 

HUGO: Ya…

 

Un tenso silencio surge entre ambos.

 

HUGO: Bueno, me voy a mi cuarto.

 

Hugo se dispone a marcharse, pero Óscar, tras dudar unos segundos, le detiene.

 

ÓSCAR: Hugo, espera.

 

El rubio se gira.

 

HUGO: ¿Qué pasa?

 

ÓSCAR: Yo… solo quería pedirte perdón por todo lo que ha pasado estos días.

 

HUGO: No, el que lo tiene que sentir soy yo.

 

ÓSCAR: (Extrañado) ¿Tú?

 

HUGO: Sí, yo. Tengo que sentir el haber empezado a sentir algo por alguien tan inútil y tan gilipollas como tú. No sé en qué momento pude pensar que entre nosotros podría haber algo.

 

ÓSCAR: (Sorprendido) ¿Lo pensabas?

 

HUGO: ¿Qué más da ya? Buenas noches.

 

Hugo vuelve a hacer el amago de irse a su dormitorio, pero Óscar le coge del brazo y lo gira hacia él, dándole un apasionado beso. Aunque Hugo, confuso, al principio le corresponde, se termina apartando tras unos segundos, asqueado.

 

HUGO: Vete a la mierda.

 

El joven se marcha, indignado, mientras Óscar, lleno de rabia, da una patada a la pared.

 

ÓSCAR: ¡Joder!

 

PISO DE CARLOS/ DORMITORIO DE CARLOS

 

Carlos y Lola están sobre la cama del joven, completamente desnudos y haciendo el amor apasionadamente, cuando se ven interrumpidos por el sonido del timbre.

 

CARLOS: Joder…

 

LOLA: ¿Esperas a alguien?

 

CARLOS: No.

 

LOLA: Entonces no abras.

 

Lola besa al joven y siguen haciendo el amor, hasta que el timbre vuelve a sonar.

 

CARLOS: Mierda, que gente más pesada.

 

Carlos se quita a su amante de encima, ante la sorpresa de esta y, tras levantarse, empieza a vestirse.

 

LOLA: ¿Vas a abrir?

 

CARLOS: Podría ser Jaime, que se haya dejado algo importante.

 

LOLA: (Sorprendida) ¡¿Jaime?! Joder, ¿y qué vamos a hacer si me pilla aquí?

 

CARLOS: No te va a pillar. No salgas de aquí, y punto. Será solo un segundo.

 

LOLA: Pero…

 

Carlos sale del dormitorio, ignorando a la joven, y corre hasta la puerta. Cuando la abre, ve a Andrea cargada de maletas, ya dispuesta a marcharse.

 

CARLOS: (Sorprendido) ¿Andrea?

 

ANDREA: ¡Carlos! Menos mal, ya pensaba que no estarías en casa.

 

CARLOS: Pasa algo.

 

Andrea mira a su alrededor, divertida.

 

ANDREA: Creo que es evidente. Vengo a instalarme.

 

Carlos se pone nervioso, aunque intenta disimularlo.

 

CARLOS: Ya… es que ahora no es un buen momento.

 

ANDREA: Tendría que haberte avisado, ¿verdad?

 

CARLOS: No habría estado mal.

 

ANDREA: Joder, si es que soy una gilipollas. Lo que pasa es que Jaime y Claudia llevan toda la puta tarde dale que te pego, y es imposible estar allí… pero bueno, no te preocupes. Ya vendré mañana, si te viene bien.

 

CARLOS: Sí, mejor.

 

ANDREA: Bien, pues hasta mañana.

 

Andrea vuelve a coger todas sus cosas, y Carlos, sintiendo pena, suspira.

 

CARLOS: Es tontería que te vayas habiendo venido hasta aquí con todo ya. Anda, pasa.

 

ANDREA: ¿Seguro? Has dicho que estabas ocupado…

 

CARLOS: Tranquila, no importa.

 

ANDREA: (Contenta) ¡Genial!

 

La chica entra al piso con todas sus cosas, y Carlos cierra la puerta.

 

ANDREA: No sabes las ganas que tenía ya de trasladarme, porque estaba hasta los…

 

LOLA: (Interrumpiéndola) ¿Qué pasa?

 

Andrea mira hacia la puerta del dormitorio de su ex novio, sorprendida, viendo allí a la chica, semidesnuda.

 

ANDREA: ¡Joder!

 

CARLOS: (Nervioso) Andrea… ¿te acuerdas de Lola?

 

ANDREA: La ex de Jaime.

 

CARLOS: (Incómodo) Sí…

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Un nuevo y soleado día amanece en la ciudad. Marta está sentada en el bar de siempre, tomándose una cerveza, cuando Isra entra al local. Tras pedir un refresco a Claudia y que ésta se lo sirva, se acerca a su amiga.

 

ISRA: Buenos días.

 

MARTA: (Molesta) Lo serán para ti.

 

ISRA: Vale.

 

El pelirrojo se sienta junto a Marta.

 

ISRA: Veo que no estás más animada que ayer.

 

MARTA: (Irónica) Muy observador.

 

Isra mira la bebida de la chica.

 

ISRA: Para seguir con mis observaciones, te diré que no es muy normal beberse una cerveza a estas horas de la mañana.

 

MARTA: Vete a la mierda.

 

ISRA: ¿Se puede saber que ha pasado?

 

MARTA: Lo que tanto querías que pasara. Alfonso y yo lo hemos dejado.

 

ISRA: Joder… no sabes cuánto lo siento.

 

MARTA: ¿En serio? ¿En serio que lo sientes, Isra?

 

ISRA: ¡Claro que sí! Aunque no me gustase para ti, no me gusta verte mal.

 

MARTA: (Indignada) Vete a la mierda, Isra.

 

La chica se bebe la cerveza de un solo trago, y se levanta.

 

MARTA: ¡Iros todos a la mierda!

 

Marta se marcha, indignada, y Claudia, desde la barra, mira a Isra, sin entender nada.

 

PISO DE CARLOS Y ANDREA/ COCINA

 

Andrea, en pijama, se está preparando un café. No tiene muy buena cara, pero intenta disimularlo esbozando una forzada sonrisa cuando Carlos aparece por allí.

 

ANDREA: Buenos días.

 

CARLOS: Hola.

 

El chico empieza a preparar dos cafés.

 

CARLOS: ¿Qué tal has dormido?

 

ANDREA: Muy bien. La cama es muy cómoda.

 

CARLOS: Me alegro.

 

Los dos se quedan en un tenso silencio, hasta que Carlos suspira.

 

CARLOS: Escucha Andrea, yo te quería pedir que…

 

ANDREA: (Interrumpiéndole) ¿No le cuente nada a Jaime?

 

CARLOS: Bueno, ni a Jaime ni a nadie.

 

ANDREA: ¿Cómo puedes estar follándote a su ex novia? Vamos, mira que soy zorra, pero hasta yo conozco ese límite.

 

Carlos se encoge de hombros.

 

CARLOS: Surgió así, y ya está. No te puedo decir más, porque ni yo mismo lo sé.

 

ANDREA: ¿Y qué vas a hacer?

 

CARLOS: Quiero saber hacia dónde va esto antes de contárselo a nadie.

 

ANDREA: ¿La quieres?

 

CARLOS: No lo sé…

 

La ex pareja se queda unos segundos en silencio.

 

CARLOS: ¿Puedo confiar en ti?

 

Andrea piensa, hasta que esboza una sonrisa.

 

ANDREA: Claro que sí.

 

CARLOS: (Sonríe) Gracias. De verdad.

 

Carlos regresa a la habitación con dos cafés dejando sola a su ex novia, pensando.

 

PISO DE EDU/ DORMITORIO DE EDU

 

ISRA: Tienes que hablar con él.

 

Edu, tumbado en su cama, esboza una forzada sonrisa.

 

EDU: No.

 

ISRA: Edu, por favor…

 

EDU: (Interrumpiéndole) Vine aquí para morir en mi ciudad, rodeado de mis amigos y de la persona a la que más quiero… pero me he dado cuenta de que sería muy egoísta por mi parte pedirle eso a Hugo.

 

Los dos se quedan en silencio durante unos segundos.

 

EDU: Me quedan muy pocos días, Isra. No me los estropees.

 

CONTINUARÁ...