MANERAS DE VIVIR

 

PISO DE ISRA/ COCINA

 

Un lluvioso día amanece en la ciudad. Isra se toma a toda prisa el desayuno en la cocina, ya completamente aseado, mientras se da un repaso a uno de sus libros. Enrique, en pijama, pronto aparece por allí.

 

ENRIQUE: Buenos días.

 

Isra mira al hombre, pero no le responde.

 

ENRIQUE: ¿Tienes examen?

 

ISRA: Sí, en breves ya empezamos con los finales.

 

ENRIQUE: ¿Y cómo lo llevas?

 

Isra suspira, intentando no perder la paciencia.

 

ISRA: ¿De verdad tienes que hacer esto?

 

ENRIQUE: (Extrañado) ¿De qué estás hablando?

 

ISRA: De que llevas diecisiete años sin que te importe nada de eso… ¿de verdad me tengo que creer que te importa ahora?

 

ENRIQUE: ¿Te das cuenta de lo insoportable que está siendo esta convivencia?

 

ISRA: Bueno, eso lo provocas tú con tu presencia, no yo.

 

ENRIQUE: (Enfadado) ¡Israel!

 

ISRA: ¿Qué? ¿Tan difícil es? Si no nos queda más remedio que vivir juntos, al menos pasemos el uno del otro…

 

ENRIQUE: No puedes pedirme eso. Soy tu padre.

 

ISRA: El hecho de haber aportado el esperma, no te convierte en eso. Además, que más te da. Es menos de un año lo que nos queda.

 

ENRIQUE: (Extrañado) ¿Menos de un año?

 

ISRA: En cuanto cumpla los dieciocho, me iré de aquí, ¿acaso no es evidente?

 

ENRIQUE: ¿Por qué no me das la oportunidad de explicarte lo que sucedió realmente?

 

Isra suspira, desesperado.

 

ISRA: Otra vez con lo mismo…

 

ENRIQUE: ¿Acaso tienes miedo de comprender la verdad? ¿De darte cuenta de que la versión que tienes de la historia quizás no sea la verdadera?

 

El pelirrojo mira a su padre, sin saber que responder.

 

PISO DE CARLOS Y JAIME/ SALÓN

 

Jaime y Laura están sentados en el sofá, tomándose unos refrescos mientras charlan animadamente, y la mochila de Laura reposa en el sillón de al lado.

 

JAIME: Desde luego, es que no me explico como aprobáis, pasándoos todo el día de parra sin ir a clase.

 

LAURA: Bueno, porque aquí cada uno tiene sus truquillos.

 

JAIME: ¿Truquillos para no ir a clase?

 

LAURA: Aha.

 

Los dos jóvenes se ríen, divertidos.

 

JAIME: Eso es como lo de Claudia, ¿no?

 

LAURA: (Extrañada) ¿Qué pasa con Claudia?

 

Jaime deja de reírse, dándose cuenta de que ha metido la pata hasta el fondo.

 

JAIME: Nada, nada… una tontería.

 

LAURA: Jaime, por favor. No te creas que soy estúpida… ya me estás contando lo que está pasando.

 

El chico mira a Laura, sin saber que hacer.

 

Canción: The hero waits

Kristen Bell, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Jared Padelecki, Hayden Pannettiere, Emma Watson

 

Capítulo 56

Nada es lo que parece

 

PISO DE CARLOS Y JAIME/ SALÓN

 

Jaime continúa sentado en el sofá, aunque ahora parece algo asustado, mientras Laura da vueltas de un lado a otro, muy enfadada, y sin poderse creer lo que está pasando.

 

LAURA: Osea, que lo sabes desde la noche de Halloween… deberías habérmelo dicho.

 

JAIME: Lo que debería haber hecho es no habértelo contado directamente… se me ha escapado, soy lo peor.

 

LAURA: Claro que tenías que contármelo, coño. Es más, deberías decírselo a todo el mundo.

 

JAIME: (Irónico) Sí, claro, ¿voy a El Diario o lo fotocopio y lo cuelgo por toda la ciudad?

 

LAURA: Pues no estaría de más.

 

JAIME: (Suspira) Laura, por favor.

 

Laura se lleva las manos al pelo, y se lo recoge rápidamente en una coleta, suspirando también.

 

LAURA: ¿Lo sabe Carlos?

 

JAIME: Claro que no.

 

LAURA: ¿No?

 

La joven se sienta al lado del chico, sorprendida.

 

LAURA: Eres su mejor amigo, ¿cómo has podido ocultarle que le están tomando el pelo de esa manera?

 

JAIME: Porque no estoy seguro, Laura. Esos tests no son del todo fiables, y lo sabes.

 

LAURA: Pero existe la posibilidad.

 

JAIME: Y por eso mismo, creo que deberíamos hablar primero con Claudia.

 

LAURA: Lo negará todo.

 

JAIME: Puede, pero nosotros tampoco tenemos nada que perder.

 

Laura se queda pensando durante unos segundos, hasta que se termina levantando, molesta.

 

LAURA: Mira, tu haz lo que quieras, pero yo voy a ir a contárselo a Carlos. Tiene derecho a saber que le están engañando.

 

JAIME: Laura…

 

LAURA: (Interrumpiéndole) Lo siento, Jaime, pero no me vas a convencer. Hasta luego.

 

La chica sale de allí rápidamente ante la sorpresa de Jaime, que no sabe que hacer.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Hugo permanece tras la barra, preparando un par de cafés que no tarda en darles a las mujeres que lo esperaban, las cuales le sonríen y se dirigen hacia una de las mesas. De pronto Andrea aparece por allí sonriente, sentándose en una de las butacas.

 

ANDREA: Buenos días.

 

HUGO: (Sorprendido) ¡Hola! ¿No deberías estar en el instituto ahora mismo?

 

ANDREA: No me apetecía ir… ¿me pones un batido de chocolate, por favor?

 

HUGO: Claro.

 

Hugo lo saca de la nevera y lo abre justo antes de dárselo, para luego apoyarse en la barra.

 

HUGO: La verdad es que no te entiendo. Tienes suerte de estar en el instituto, ¿sabes? Y no paras de desaprovecharlo… bueno, tú y todos.

 

ANDREA: (Divertida) ¿Me lo estás diciendo en serio? Porque tú no es que fueras mucho a clase precisamente.

 

HUGO: Por eso mismo te lo digo; ahora que me he visto obligado a dejarlo, me di cuenta de lo estúpido que fui, así que espero que a ti no te pase lo mismo.

 

ANDREA: (Suspira) No, papá…

 

Hugo se ríe, y los dos se quedan en silencio durante unos segundos.

 

ANDREA: ¿Y Claudia?

 

HUGO: Tenía que hacer unos recados. Al final iba a tener razón Jaime, aprovecha cualquier situación para escaquearse.

 

ANDREA: Creo que eras el único que todavía confiabas en que eso fuera cierto.

 

HUGO: (Suspira) Eso parece, sí.

 

Los dos vuelven a quedarse unos segundos en silencio.

 

HUGO: Y bueno, cuéntame, después del fracaso de la chica del otro día, ¿qué tienes pensado hacer para ganarte un polvo?

 

ANDREA: Sigo intentándolo en la red.

 

HUGO: (Sorprendido) ¿En serio?

 

ANDREA: Sí. Por una mala experiencia, no tengo porque darme por vencida. En la red hay miles de buenas personas, solo es cuestión de encontrarlas.

 

HUGO: Si hubiera tantas, no sería tan difícil hacerlo, ¿no?

 

ANDREA: Y no lo es, simplemente tuve mala suerte. Deberías probarlo tú también, quién sabe lo que te puedes encontrar, ¿no crees?

 

HUGO: Lo que creo es que aunque tú estés desesperada, no quiere decir que lo estemos los demás.

 

ANDREA: (Irónica) Muy gracioso.

 

HUGO: (Sonríe) Eso siempre.

 

Los dos amigos se ríen, divertidos.

 

PARQUE “RUISEÑORES”

 

Claudia permanece sentada en uno de los bancos del parque. Parece estar bastante impaciente, cuando ve a Laura a lo lejos acercándose hasta ella con paso pausado. Tarda unos segundos en llegar hasta la camarera.

 

LAURA: Buenos días.

 

CLAUDIA: (Molesta) ¿Cómo puedes tener tanta cara?

 

LAURA: (Sorprendida) ¿Perdona?

 

CLAUDIA: Me haces venir hasta aquí a toda prisa, dejando a Hugo solo en el bar, siendo que acaba de empezar a trabajar allí, y te permites el lujo de venir tarde y con ese paso con el que incluso un caracol te hubiese ganado.

 

La joven no puede evitar el esbozar una cínica sonrisa, divertida, mientras se sienta al lado de la joven.

 

LAURA: Vaya, me encanta que te impacientes de esa manera…

 

CLAUDIA: ¿Me vas a decir que coño pasa, o directamente me piro y punto?

 

Laura se queda unos segundos callada, pero sin borrar la sonrisa de su cara, y mirando fijamente a la camarera.

 

LAURA: Lo sé todo.

 

CLAUDIA: (Extrañada) ¿Todo de qué?

 

LAURA: Lo de tu embarazo.

 

Claudia se levanta, intentando ocultar su nerviosismo.

 

CLAUDIA: No sé de lo que estás hablando.

 

Laura no puede evitar el echarse a reír, y también se levanta.

 

LAURA: Mira, voy a ser incluso comprensiva. Tienes todo el día para decírselo a Carlos, porque si no seré yo misma la que se lo diga…

 

CLAUDIA: No puedes hacer eso.

 

LAURA: Y tú no puedes jugar así con su vida, pero en cambio lo estás haciendo.

 

A Claudia se le llenan los ojos de lágrimas, desesperada.

 

CLAUDIA: Tú no lo entiendes.

 

LAURA: Ni me interesa. Lo que me interesa ya lo sabes, así que… a ver si lo cumples. Chao.

 

CLAUDIA: ¡Laura!

 

La joven, tan solo despidiéndose con la mano, se aleja de allí, mientras Claudia se deja caer de nuevo en el banco, dejando escapar las lágrimas de sus ojos, desesperada.

 

INSTITUTO “SAN JORGE”/ PASILLOS

 

Marta permanece apoyada en la pared, frente a la puerta de su clase, que no tarda en abrirse dando paso a Isra, cargado con su mochila. Cierra la puerta lentamente y los dos amigos empiezan a caminar hacia la salida.

 

MARTA: ¿Cómo ha ido el examen?

 

ISRA: (Suspira) Fatal. La verdad es que me estoy viendo de culo éste trimestre… no sé lo que va a pasar.

 

MARTA: Bueno, tú tranquilo. Con todo lo que has estado viviendo, es normal que no estés rindiendo al cien por cien… date tiempo.

 

ISRA: El tiempo no lo arregla todo.

 

MARTA: No, todo no, pero esto sí. Eres una persona inteligente, y sé que al final te darás cuenta de lo que estás haciendo, y saldrás adelante, aprobarás, y al año que viene estarás en la universidad. Ya lo verás.

 

ISRA: Eso espero.

 

Los dos jóvenes continúan andando en silencio durante unos segundos, hasta que el chico termina suspirando de nuevo.

 

ISRA: ¿De verdad crees lo que me estuviste diciendo la semana pasada?

 

MARTA: (Extrañada) ¿El qué?

 

ISRA: Lo de hablar con mi padre. ¿De verdad lo crees, o simplemente me lo dijiste porque fue a hablar contigo y te sentiste en deuda?

 

MARTA: No, no me sentí en deuda para nada, yo no le debo nada a tu padre.

 

ISRA: Así que entonces lo crees, ¿verdad?

 

Marta piensa durante unos segundos, hasta que al final termina suspirando.

 

MARTA: Mira, no lo sé. De verdad, pensaba que no, ya sabes, por lo de Jorge y tal, pero… a lo mejor tiene razón tu padre, y no es todo como tú crees. A lo mejor deberías escucharle.

 

ISRA: Al menos ya me ha hecho dudar… eso querrá decir algo, ¿no?

 

Marta no puede evitar el echarse a reír, divertida.

 

MARTA: Claro que sí. De todos modos, piénsalo bien. Al fin y al cabo, ¿qué tienes que perder?

 

ISRA: El tiempo.

 

MARTA: Tampoco demasiado, ¿no?

 

Isra mira a su amiga, pensativo, hasta que termina suspirando.

 

ISRA: No sé que hacer…

 

MARTA: Lo sabrás, ya lo verás…

 

El joven sonríe a su amiga, agradecido.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Ya es por la tarde, y Claudia y Jaime permanecen tras la barra del bar, aburridos, viendo la televisión que cuelga de la pared. De pronto Carlos aparece por allí, y se acerca a ellos, muy serio.

 

CARLOS: Buenas tardes.

 

JAIME: Hola.

 

CLAUDIA: (Sorprendida) ¿Qué pasa? ¿Estás bien?

 

CARLOS: Me gustaría hablar un momento contigo.

 

Jaime mira a su amigo, preocupado, y Claudia le mira a él.

 

CLAUDIA: Jaime, ¿nos puedes dejar a solas un momento, por favor?

 

JAIME: Eh… bueno, la verdad es que hay mucho trabajo, y no sé si debería meterme al almacén ahora y estarme allí un rato sin hacer nada.

 

CLAUDIA: Jaime, por favor, que hasta hace un momento, estábamos leyendo.

 

JAIME: Ya, pero… deberíamos empezar a limpiar. Así nos podemos ahorrar tiempo, ¿no?

 

Claudia suspira, intentando no perder la paciencia.

 

CLAUDIA: Jaime, márchate. Soy la encargada, y te lo ordeno, ¿queda claro?

 

JAIME: (Molesto) Clarísimo, sí.

 

Jaime, sin poder hacer nada, se dirige hacia el almacén, y Claudia mira a su novio con curiosidad.

 

CLAUDIA: Dime, ¿qué te pasa?

 

Carlos mira a su novia en silencio durante unos segundos, buscando las palabras adecuadas.

 

CARLOS: Verás, Claudia, yo…

 

CLAUDIA: (Interrumpiéndole) ¿A qué no adivinas que es lo que se me ha ocurrido para solucionar nuestros problemas de lo del piso?

 

CARLOS: (Molesto) Joder Claudia, estaba hablando yo…

 

CLAUDIA: Perdona, tienes razón. Pero es que estoy tan ilusionada que no me he podido aguantar, lo siento.

 

El chico se queda durante unos segundos sin saber que decir, hasta que termina suspirando.

 

CARLOS: A ver, dime.

 

CLAUDIA: No, no, no. He sido una maleducada, termina tú y luego ya te lo cuento.

 

CARLOS: No te preocupes, lo mío no era nada importante, así que dispara.

 

CLAUDIA: (Extrañada) ¿En serio? Porque la verdad no es que pareciera importante, parecía importantísimo.

 

Carlos sonríe forzadamente.

 

CARLOS: No, de verdad que no lo era, así que dime, ¿qué se te ha ocurrido?

 

Claudia sonríe, orgullosa.

 

CLAUDIA: Verás, he estado pensándolo mucho, pero creo que es lo más lógico. He pensado en hablar con Diego para que despida a Jaime, y…

 

CARLOS: (Interrumpiéndola) ¿Lo dices en serio?

 

CLAUDIA: Mira, a lo mejor dicho así no te gusta la idea, pero si me dejas terminar, estoy segura de que te convencerá, ¿vale?

 

CARLOS: (Suspira) Vale, sigue.

 

CLAUDIA: Bien. Pues si he pensado eso ha sido por lo que me dijiste el otro día de que tiene la herencia de sus padres… y eso serviría para que tú entraras aquí a sustituirle, tuvieras trabajo, un sueldo, y nos pudiésemos permitir un piso mejor.

 

CARLOS: No pienso dejar que hagas eso.

 

CLAUDIA: (Extrañada) ¿Por qué? Tú necesitas el trabajo mucho más que él.

 

CARLOS: Sí, puede que eso sea así, pero despedir a una persona para que entre yo a sustituirla, no es la solución.

 

CLAUDIA: ¿Entonces cual es?

 

CARLOS: No lo sé… no lo sé, pero esa desde luego que no.

 

Los dos jóvenes se miran, sin saber que decir.

 

PISO DE ISRA/ SALÓN

 

Comienza a anochecer. Enrique permanece sentado en el sofá, leyendo un libro. Está tan concentrado que no se da cuenta de que Isra le observa desde la puerta, y cuando le escucha suspirar, se gira.

 

ENRIQUE: (Sorprendido) ¡Israel! ¿Llevas mucho rato ahí? No te he oído llegar.

 

ISRA: No, no. Acabo de hacerlo.

 

ENRIQUE: Ya.

 

Padre e hijo se quedan unos segundos en silencio. La tensión en el lugar es evidente, y Enrique termina sonriendo forzadamente.

 

ENRIQUE: Y bueno, ¿puedo ayudarte en algo?

 

ISRA: No has empezado a hacer la cena todavía, ¿verdad?

 

ENRIQUE: Sí, la pizza está en el horno, tiene que estar ya a puntito de terminar.

 

ISRA: Ya…

 

ENRIQUE: (Preocupado) Hijo, ¿pasa algo?

 

ISRA: Bueno, verás, yo… me preguntaba si te apetecería salir a comer mañana por ahí… así hablamos.

 

ENRIQUE: ¿Hablamos?

 

ISRA: Sí, hablamos de porque nos dejaste, ¿no era eso lo que querías? ¿Qué te dejara dar una explicación?

 

ENRIQUE: Sí… sí, claro que sí.

 

ISRA: Bueno, pues entonces, ¿qué me dices?

 

ENRIQUE: Pues que sí, claro. Sería fantástico, de verdad.

 

ISRA: Bien. Ahora me voy a ir a cenar con Marta, no me esperes despierto. Chao.

 

ENRIQUE: Pero, ¿y la pizza?

 

ISRA: No me gusta la pizza.

 

Isra sale de allí, bajo la extrañada mirada de Enrique.

 

ENRIQUE: ¿A qué adolescente no le gusta la pizza?

 

El hombre, suspirando, baja de nuevo la cabeza para retomar su lectura.

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y HUGO/ DORMITORIO DE HUGO

 

El joven se encuentra frente al espejo. Se pone una camiseta negra y coge su chupa. De pronto se escuchan unos leves golpes en la puerta, y el chico, extrañado, se gira hacia allí.

 

HUGO: Adelante.

 

La puerta se abre, dando paso a Andrea, sonriente.

 

ANDREA: ¿Se puede?

 

HUGO: (Sonríe) Claro, pasa.

 

Andrea accede al dormitorio y cierra la puerta tras ella. Se sorprende al ver a su amigo tan arreglado.

 

ANDREA: Vaya, vaya, ¿a qué viene tanta elegancia? ¿Al final has decidido hacerme caso y vas a salir a la caza?

 

HUGO: (Suspira) Ya te he dicho que no pienso hacer eso, Andrea. Además, voy vestido normal.

 

ANDREA: Bueno, ya, pero a estas horas siempre estás en pijama, y además llevas la chupa, señal inconfundible de que tienes pensado salir de casa esta noche, ¿o no?

 

HUGO: (Irónico) Muy avispada.

 

ANDREA: Lo sé… entonces dime, ¿quién es el afortunado con quien vas a salir esta noche?

 

HUGO: (Suspira) En serio Andrea, ¿tiene que estar todo lo que hacemos relacionado con algún hombre?

 

Andrea piensa en silencio durante unos segundos, hasta que al final termina sonriendo.

 

ANDREA: Pues claro que sí.

 

HUGO: Vale, pues siento decirte que para mí no. Que para mí hay otras prioridades aparte del sexo y los hombres.

 

ANDREA: ¿Entonces con quién vas a salir ésta noche?

 

HUGO: Me voy con Marta y con Isra al cine.

 

ANDREA: (Asqueada) ¿Quieres follarte a Isra? Aunque bueno, ya lo hiciste y no te fue tan mal, ¿no?

 

Hugo suspira, intentando no perder la paciencia.

 

HUGO: No quiero follarme a Isra, ¿vale?

 

ANDREA: ¿Entonces?

 

HUGO: ¿Entonces qué?

 

ANDREA: ¿Por qué vas a salir con ellos? Que yo sepa, con Marta sigues sin hablarte, y con Isra nunca es que hayáis tenido una amistad demasiado íntima… quitando el suceso mencionado anteriormente, claro.

 

HUGO: Pues precisamente eso es lo que estamos intentando arreglar.

 

ANDREA: (Extrañada) ¿Quiénes?

 

HUGO: Los tres.

 

ANDREA: (Sorprendida) ¿Lo dices en serio?

 

HUGO: ¿Qué pasa?

 

ANDREA: Nada. Que nunca quisiste contarme lo que pasó entre Marta y tú para que dejarais de hablaros, pero imagino que sería lo suficientemente fuerte como para hacerlo.

 

HUGO: Y lo fue.

 

ANDREA: ¿Y entonces por qué te da ahora por intentar arreglar las cosas? Porque lo de Isra lo puedo llegar a entender, pero lo de ella…

 

Hugo suspira, y se sienta en el borde de la cama. Su amiga hace lo mismo.

 

HUGO: Mira, Marta me ha hecho mucho daño, y ella lo sabe. Pero era mi mejor amiga, y me da pena que hayamos terminado así. Nuestra relación nunca podrá volver a ser la misma, pero al menos, quiero intentar que mejore.

 

ANDREA: Ya, bueno. Pues si tú crees que va a merecer la pena…

 

HUGO: Sí, sí que lo creo.

 

ANDREA: Pues entonces adelante.

 

HUGO: Sí…

 

Los dos amigos se quedan unos segundos en silencio, hasta que el joven mira su reloj y se termina levantando, apurado.

 

HUGO: Y bueno, me voy ya porque voy a llegar tarde al final. Nos vemos mañana, ¿no?

 

ANDREA: La verdad es que no tengo mucho sueño, así que igual te espero despierta y me cuentas.

 

HUGO: Como quieras. Hasta luego.

 

ANDREA: Chao.

 

Hugo sale rápidamente del dormitorio, y Andrea se deja caer sobre la cama del chico suspirando, sin poder evitar el sentir ciertos celos.

 

PISO DE CARLOS Y JAIME/ SALÓN

 

Carlos está tranquilamente sentado en el sofá, viendo la televisión, tapado con una manta debido al frío que hace. Se come unas palomitas, cuando el timbre empieza a sonar insistentemente, por lo que el joven se levanta apresurado y abre la puerta, encontrándose al otro lado a Laura, sonriendo.

 

LAURA: Buenas noches.

 

CARLOS: Joder tía, cuando vengas a estas horas se un poco más discretita, porque Jaime ya está en la cama, y si no le has despertado, ni bien ni mal…

 

LAURA: Perdona, pero no me parece tarde.

 

CARLOS: Ya, pero es que él madruga. Anda, pasa.

 

LAURA: Gracias.

 

Laura accede al interior del piso, mientras Carlos cierra la puerta y ambos se sientan en el sofá.

 

CARLOS: ¿Y bueno, que quieres?

 

LAURA: Nada, solo quería visitaros.

 

CARLOS: Ya… pues hay horas mucho más normalitas para hacer visitas, ¿no crees?

 

LAURA: ¿Qué tal con Claudia?

 

CARLOS: (Molesto) ¿Has escuchado algo de lo que te acabo de decir?

 

LAURA: Sí, pero ya es un poco tarde para arreglarlo, ¿no?

 

Carlos suspira, intentando no perder la paciencia, y los dos se quedan en silencio durante unos segundos.

 

LAURA: Y bueno, cuéntame, que no me has contestado antes, ¿qué tal con Claudia?

 

CARLOS: Perfectamente.

 

LAURA: (Sorprendida) ¿En serio?

 

CARLOS: Aha. ¿Por qué te extraña tanto?

 

Laura se encoge de hombros, intentando disimular lo mejor posible su decepción.

 

LAURA: No, por nada. Pensaba que a lo mejor al enterarte de la verdad sobre su embarazo te sentirías más liberalizado, no sé… ¿sigues con ella?

 

CARLOS: Sí, sigo con ella, porque no tengo ni zorra idea de esa verdad de su embarazo de la que me estás hablando.

 

LAURA: (Sorprendida) ¿No te lo ha dicho?

 

CARLOS: (Molesto) No, joder, no me lo ha dicho, así que haz el favor de decírmelo tú.

 

Laura piensa durante unos segundos, para luego terminar sonriendo con lástima.

 

LAURA: Mira, le dije que si no te lo decía ella te lo diría yo. No quería llegar a esto, porque me siento fatal, pero eres mi amigo, fuiste mi novio, y no puedo ocultarte esto, lo siento.

 

CARLOS: (Suspira) ¿Me lo vas a decir, o no?

 

LAURA: No está embarazada, Carlos. Te ha estado engañando.

 

CARLOS: ¿Cómo?

 

LAURA: Sí, lo he descubierto ésta mañana y quería que te lo contase ella, pero veo que no lo ha hecho, así que…

 

CARLOS: (Interrumpiéndola) ¿Cómo has podido llegar a esto, Laura?

 

LAURA: ¿A qué?

 

CARLOS: A inventarte semejante memez para que rompa con ella.

 

LAURA: (Molesta) ¿Estás hablando en serio?

 

CARLOS: No me lo puedo creer, pensaba que eras una chica normal, Laura. Una chica con las ideas claras, madura… y por eso me enamoré de ti.

 

La chica no puede evitar que sus ojos se llenen de lágrimas.

 

LAURA: ¿Y por qué ahora no lo crees?

 

CARLOS: A las pruebas me remito.

 

La joven se levanta, molesta, intentando que las lágrimas no salgan de sus ojos.

 

LAURA: ¿Sabes? Olvídalo. Eso se terminará confirmando, y entonces… veremos a ver que haces. Buenas noches, Carlos… y siento mucho haber actuado como una buena amiga, de verdad.

 

Laura se marcha de allí rápidamente, y Carlos se recuesta en el sofá, suspirando, sin poder evitar el quedarse pensando en las palabras de su ex novia. Ninguno de los dos se ha percatado de que Jaime, desde su dormitorio, lo ha escuchado absolutamente todo, y parece bastante molesto.

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y HUGO/ COCINA

 

Un nuevo día amanece en la ciudad. Hugo, ya completamente vestido y aseado, se está tomando un café, cuando Andrea, todavía en pijama y con su pelo recogido en una despeinada coleta, aparece por allí, bostezando.

 

ANDREA: Buenos días.

 

HUGO: (Sonríe) Hola.

 

La joven empieza a prepararse el desayuno, y los dos amigos permanecen unos segundos en silencio.

 

HUGO: Al final no me esperaste despierta, ¿eh?

 

ANDREA: No, la verdad es que estaba súper cansada, y solo tenía ganas de irme a la cama… espero que no te enfadaras.

 

HUGO: No, claro que no. Ya te dije que hicieras lo que quisieras.

 

ANDREA: (Suspira) Claro. Para que hablar conmigo cuando puedes hablar con tu recién recuperada mejor amiga, ¿verdad?

 

HUGO: (Extrañado) ¿Perdona?

 

ANDREA: Nada, déjalo.

 

La chica coge su taza de café y se dispone a salir de allí, pero su amigo la agarra para impedírselo.

 

HUGO: ¿Qué te pasa?

 

ANDREA: ¿Acaso no te das cuenta?

 

HUGO: Sí me la diese, no te lo estaría preguntando, ¿no crees?

 

Andrea se queda pensando durante unos segundos, hasta que al final termina suspirando mientras se sienta en una de las banquetas.

 

ANDREA: ¿Te crees que no me doy cuenta de lo que va a pasar ahora?

 

HUGO: (Confuso) ¿De qué estás hablando?

 

ANDREA: Ahora te has reconciliado con Marta, y aunque pienses que no volverá a ser lo mismo de antes, lo acabará siendo, y… ¿eso dónde nos deja a nosotros? ¿Dónde deja a nuestra amistad?

 

HUGO: (Divertido) ¿Estás celosa?

 

ANDREA: No es eso, joder. Es que… eres mi mejor amigo, y no quiero perderte. Fuiste la primera persona a la que conocí aquí, que me recibiste con los brazos abiertos, que me ayudaste y me apoyaste… y no quiero perder eso. Eso es todo.

 

Hugo no puede evitar el echarse a reír, divertido, lo que molesta a su amiga.

 

ANDREA: ¿Te parece gracioso?

 

HUGO: Es que eres tonta, tía.

 

ANDREA: (Irónica) Vaya hombre, muchas gracias.

 

HUGO: Andrea, mira, anoche las cosas fueron bien, ¿vale? No voy a engañarte… pero pase lo que pase, te quiero un montón, eres mi mejor amiga, y lo vas a seguir siendo, por encima de todos los demás y por encima de todo lo que pase. Y por eso te seguiré ayudando y apoyándote en todo lo que necesites… ¿vale?

 

ANDREA: ¿De verdad?

 

HUGO: Pues claro, joder. Lo que no entiendo es como has podido pensar que vaya a dejarte de lado… después del verano que te has pegado sin separarte de la cama del hospital, de todo lo que me intentaste ayudar para que no acabara allí… mira, me río por no llorar, pero me sabe muy mal que pienses que puedo ser capaz de eso.

 

ANDREA: He sido lerda, ¿verdad?

 

HUGO: Lo has sido.

 

Los dos amigos se ríen, divertidos, y se terminan abrazando.

 

INSTITUTO “SAN JORGE”/ EXTERIOR

 

Ya es la hora del recreo, y Marta y Laura salen del instituto, charlando animadamente, cuando ven a lo lejos a Jaime que se acerca a ellas, y no tarda en alcanzarlas.

 

JAIME: Buenos días.

 

MARTA: Hola.

 

LAURA: (Extrañada) ¿Qué estás haciendo aquí?

 

JAIME: Tenemos que hablar.

 

Laura mira al joven, sin entender nada, y Marta carraspea.

 

MARTA: Bueno, chicos, yo creo que me voy a ir a buscar a Andrea y a Isra, que están tardando un poco. Hasta luego, Jaime.

 

JAIME: (Sonríe) Chao.

 

Marta se aleja de allí rápidamente, entrando de nuevo al instituto, mientras Laura interroga al joven con la mirada.

 

LAURA: ¿Qué pasa?

 

JAIME: Productiva tu visita al piso de anoche, ¿verdad?

 

LAURA: (Extrañada) ¿De qué estás hablando?

 

Jaime suspira, intentando no perder la paciencia.

 

JAIME: Me despertaste con el timbre, y lo escuché todo. ¿Te parece normal lo que hiciste?

 

LAURA: ¿A qué te refieres exactamente? ¿A advertir a un amigo de lo que está pasando? Porque tú, que supuestamente eres su mejor amigo, no lo has hecho.

 

JAIME: Ese es el problema, Laura, ¿realmente lo hiciste por amistad, o por otra cosa?

 

LAURA: (Molesta) ¿Pero que cojones os pasa? ¿Por qué os está resultando tan difícil confiar en mí? Joder, me preocupo, ¿vale?

 

JAIME: Y lo único que has conseguido es discutir con él.

 

Ahora es Laura la que intenta no perder la paciencia dejando escapar un suspiro.

 

LAURA: Mira Jaime, a ti esto ya no te incumbe. Decidiste quedarte al margen, y lo has hecho. Ahora déjame a mí, por favor.

 

JAIME: ¿Sabes? Me das lástima. No entiendo porque quieres joder todo… Carlos se habría acabado dado cuenta él solo, y no habría hecho falta todo lo que hiciste ayer… la has cagado, y has quedado francamente mal, y no solo con Carlos; conmigo también.

 

Jaime se aleja de allí dejando a Laura sin saber que decir, preguntándose si hizo bien o no en contarle la verdad a Carlos.

 

RESTAURANTE “RICA PASTA”/ INTERIOR

 

Ya es mediodía, y Isra y Enrique permanecen sentados en una de las mesas del elegante restaurante, mirando cada uno una carta, en silencio, aunque Enrique parece prestar más atención a lo que le rodea que al menú en sí.

 

ENRIQUE: Éste sitio es muy elegante como para tener éstos precios tan bajos, ¿no?

 

ISRA: Sí, eso es lo bueno que tiene… además, ¿sabes? Era el restaurante favorito de mamá.

 

ENRIQUE: Tu madre siempre tuvo muy buen gusto para éstas cosas, así que tendré que fiarme.

 

Isra está a punto de responder, pero en ese momento el camarero se acerca a ellos.

 

CAMARERO: ¿Ya han pensado lo que quieren?

 

ISRA: Sí, yo unos canelones.

 

CAMARERO: Perfecto, ¿y para beber?

 

ENRIQUE: El mejor vino que tenga… no se preocupe, soy su padre.

 

CAMARERO: (Sonríe) Muy bien.

 

El joven recoge las cartas, y se marcha de allí. Isra mira a su padre, con curiosidad.

 

ISRA: Bueno, y ahora vamos a lo que hemos venido… dime, ¿qué pasó?

 

Enrique coge aire, intentando reunir la fuerza necesaria para contarle a su hijo toda la verdad, y mientras empieza a sonar “Mejor mañana” de Vega, vamos viendo como la cámara se aleja de allí y el hombre empieza a hablar, sin que le escuchemos.

 

ESC. MÚLTIPLES

 

La canción sigue sonando.

 

En el restaurante, Isra no puede creer lo que le está contando su padre, el cual parece estar también pasándolo bastante mal.

 

Carlos, sentado en una de las butacas del Four, observa a Claudia atendiendo a un par de mujeres, pensativo. La chica se da cuenta de su mirada y le sonríe. El chico se la devuelve, pero de una manera muy forzada. Jaime, desde la barra, lo observa todo, bastante incómodo.

 

Hugo y Andrea, sentados en el sofá de su piso, ven una película mientras se ríen, divertidos.

 

Laura llora desconsoladamente frente a la puerta de Marta, que no tarda en abrirse, dando paso a su amiga, que cuando la ve, la abraza, aún sin saber que es lo que ha pasado.

 

CONTINUARÁ…