MANERAS DE VIVIR

.- Hugo permanece tumbado en su cama. Lee un libro mientras los rayos de sol de la mañana entran suavemente por la ventana. Unos golpes en la puerta hacen que el chico salga del estado de paz en el que se encuentra.

HUGO: ¿Quién?

La puerta se abre, dando paso a Andrea, que entra sonriendo, vestida con una ropa muy sexy. Cierra la puerta de nuevo tras ella.

ANDREA: ¡Buenos días!

HUGO: (Molesto) Andrea, cuando te pedí que llamaras a la puerta de mi habitación cuando te abrieran la puerta mis padres era para poder decirte si pasabas o no, no era un simple trámite para que lo hicieras.

Andrea mira confusa al chico.

ANDREA: No te entiendo.

HUGO: Déjalo.

La chica se tumba al lado de su amigo, y es entonces cuando este se da cuenta de cómo huele a alcohol.

ANDREA: Estoy agotada.

HUGO: Y borracha.

ANDREA: Pues claro que estoy borracha. Es domingo por la mañana, ¿qué quieres? Ni siquiera he pasado por casa a cambiarme… pero menudo polvo he echado.

HUGO: Se nota…

ANDREA: ¿El qué, que no he pasado por casa o que he echado un buen polvo?

Hugo mira asqueado a la chica.

HUGO: Te has dado cuenta de que te has olvidado el sujetador donde has echado el polvo, ¿verdad?

ANDREA: (Sonríe) No me lo he dejado… es que anoche salí sin él.

HUGO: Joder, a veces me das tanto asco…

ANDREA: Asco no. El problema es que de repente te has vuelto un clasista. ¿Cuántos fines de semana has salido desde que rompiste con Edu?

HUGO: No lo sé. Por muy raro que te parezca, no llevo la cuenta.

ANDREA: Ya te lo digo yo… dos. Y eso contando con el que nos fuimos a mi casa de los Pirineos.

HUGO: Bueno, es que ahora estoy en una etapa tranquila de mi vida. No creo que sea para tanto.

ANDREA: Lo es. Hugo, tienes diecisiete años, y parece que tengas ochenta. Tienes que salir, pasarlo bien. Disfrutar de las noches.

HUGO: ¿Cómo tú?

ANDREA: Exacto. Como yo.

Hugo se queda pensando durante unos segundos, para luego cerrar el libro y dejarlo sobre la mesilla.

HUGO: Está bien. Te demostraré que no soy ningún aburrido, y para ello, saldré este fin de semana.

ANDREA: ¿Lo dices en serio?

HUGO: Completamente.

La chica se levanta de la cama, sonriente.

ANDREA: ¡Genial! Eso es lo que quería escuchar. Iremos al ambiente.

HUGO: No, allí ni de coña.

ANDREA: Sí, y nada de lo que digas hará que no vayamos. Lo siento tío, pero es que necesitas un buen polvo ya.

HUGO: (Irónico) Muy graciosa.

ANDREA: Siempre. Nos vemos mañana, chao.

Andrea sale rápidamente del dormitorio, y Hugo, tras pensar unos segundos, suspira.

.- Carlos se encuentra sentado en el sofá de su piso, junto a Laura. Frente a él, una atractiva joven morena les mira, sonriendo. Laura le mira de muy malas maneras, mientras su novio parece embobado.

CARLOS: Y dinos, ¿qué te gusta hacer en tu tiempo libre?

CHICA: Follar.

Laura mira de muy malas maneras. Ahora, tras cada pregunta, se trata de una persona distinta quien la responde.

CARLOS: ¿Colaboras con las tareas del hogar?

CHICO: ¿No vamos a tener asistenta?

Laura y Carlos le miran con asco.

CARLOS: ¿Fumas?

CHICA: No pienso responder a esa pregunta. Es de ámbito privado, y como tal, incluso podría presentar una demanda.

Carlos cierra la puerta de su casa, suspirando. En la silla ya no hay nadie sentado, y el joven se sienta junto a su novia en el sofá.

CARLOS: Esto va a ser más difícil de lo que pensaba…

LAURA: Paciencia.

CARLOS: No me queda otra.

Se miran sonriendo, y se dan un pico.

TÍTULOS DE CRÉDITO: "Have a nice day" Bon Jovi
Kristen Bell, David Gallagher, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Hayden Panettiere, Emma Watson.

Capítulo 41.
Dinero del cielo.


.- Un nuevo día amanece en la ciudad, ya jueves. Marta se encuentra sentada en uno de los bancos que hay fuera del instituto, mirando su reloj, cuando Edu se acerca hasta ella con una sonrisa de oreja a oreja.

EDU: Buenos días.

MARTA: Hola, ¿qué tal?

EDU: Muy bien.

Edu se sienta al lado de su amiga.

EDU: Te traigo un regalito.

MARTA: (Extrañada) ¿El qué?

El chico abre su mochila, y del interior saca una pequeña caja envuelta en papel de regalo.

EDU: Es una tontería, pero los vi el sábado y me hizo ilusión. Me parecieron muy monos.

MARTA: Tío, no tendrías que haberte molestado.

EDU: No digas tonterías, no fue ninguna molestia.

Marta sonríe a su amigo, y empieza a abrir el regalo. Cuando termina de hacerlo, ve unos patucos de color amarillo pastel.

MARTA: Dios mío Edu, son monísimos.

EDU: ¿Te gustan?

MARTA: Me encantan.

EDU: (Sonríe) Me alegro. Como aún no sabes si será niño o niña, opte por coger el amarillo, que sé que es uno de tus colores favoritos.

MARTA: Pues acertaste de lleno.

EDU: Genial entonces.

El joven mira su reloj, y luego se levanta del banco.

EDU: Tengo que irme a la biblioteca antes de que empiecen las clases. Nos vemos luego, ¿vale?

MARTA: Claro, chao.

EDU: Hasta luego.

Edu se marcha rápidamente hacia el interior del instituto, y Marta le mira, sin poder evitar el esbozar una leve sonrisa.

.- Laura, Hugo e Isra caminan por los pasillos del centro, charlando animadamente mientras atraviesan la gran cantidad de gente que hay por la zona.

ISRA: ¿Y cómo lleva Carlos su búsqueda de un compañero de piso?

LAURA: Fatal. Es impresionante, solo responden al anuncio fulanas, fachas y burgueses.

HUGO: Bueno, por lo menos las entrevistas serán divertidas, ¿no?

Hugo e Isra se ríen, pero Laura les mira con mala cara.

LAURA: No tiene gracia. Ahora que lo tengo convencido para que busque un compañero, me da miedo que al darse cuenta del percal de lo que le espera, se eche para atrás.

ISRA: No creo que haga eso. Ya está convencido, y teniendo en cuenta que si se echa atrás, le matas…

LAURA: Puedes apostar por ello.

Ahora son los tres los que se ríen.

LAURA: ¿Y cómo os ha ido a vosotros el finde?

ISRA: Bien. El sábado por la noche me pasé por casa de Marta un rato, y estuvimos allí viendo unas películas.

HUGO: Yo me quedé en casa leyendo y estudiando. Los exámenes están cerca, y…

Laura e Isra miran sorprendidos a su amigo, y él se percata enseguida, lo que le extraña.

HUGO: ¿Qué pasa?

LAURA: ¿Hablas en serio?

ISRA: ¿Has estado estudiando y leyendo todo el fin de semana?

HUGO: Sí… y la verdad es que no creo que sea nada malo como para que reaccionéis así.

ISRA: No es malo, solo… es raro en ti.

Laura agarra a su amigo por los hombros, moviéndole levemente de delante a atrás.

LAURA: ¿Quién eres? ¿Qué has hecho con nuestro amigo? ¡Tráelo de vuelta!

Laura e Isra se empiezan a reír, pero Hugo les mira preocupado, empezando a pensar que quizás la gente tiene razón.

.- Carlos se encuentra tras el mostrador de la recepción del hotel en el que trabaja, analizando unos ficheros en el ordenador, cuando su compañera Raquel llega allí vestida con el uniforme, muy sonriente.

RAQUEL: Buenos días.

CARLOS: Hola.

No se dicen nada más, y Raquel se coloca tras su compañero para ver que es lo que está haciendo.

RAQUEL: ¿Cómo va todo? ¿Has encontrado ya compañero de piso?

CARLOS: Que va… nunca imagine que fuera a ser tan difícil encontrarlo, la verdad.

RAQUEL: ¿Y eso? ¿Qué ha pasado?

CARLOS: Que menuda gentuza me viene. Yo ya no sé que hacer, a cada cual es más raro, o más estúpido.

RAQUEL: ¿No te ha dado por pensar que a lo mejor es que estás siendo demasiado exigente?

CARLOS: A ver, esto no se trata de ser o no ser exigente. Se trata de que voy a compartir mi piso con una persona, y esa persona tiene que ser mínimamente decente.

RAQUEL: Pero hasta cierto punto. No es bueno que busques a la persona perfecta, porque la persona perfecta no existe.

CARLOS: Ya, ya lo sé, y es que tampoco la busco… lo único que pido es que sea alguien normal.

Raquel no puede evitar el reírse.

RAQUEL: Chico, no puede ser tan difícil, ¿no? ¿Yo te parezco una persona normal?

CARLOS: Sí, tú sí, pero…

RAQUEL: (Interrumpiéndole) Entonces no te importaría que yo me fuera a vivir contigo, ¿no?

Carlos mira sorprendido a su compañera.

CARLOS: ¿Y tú desde cuando estás buscando piso?

RAQUEL: Bueno, la verdad es que me lo llevo replanteando un tiempo. Creo que ha llegado la hora de independizarme. Tú y yo nos llevamos bien, y aunque ninguno de los dos es perfecto, creo que podría funcionar… ¿qué dices?

El chico piensa durante unos segundos, para luego esbozar una radiante sonrisa.

CARLOS: Que me parece una idea fantástica.

Los dos jóvenes se ríen, y se abrazan contentos.

.- Ya es mediodía, y Martín y Olga están en la cocina del piso de la mujer haciendo la comida, entre risas. Ninguno de los dos se da cuenta de que Isra les observa apoyado en el marco de la puerta. En su mirada se pueden ver ciertos celos, que desaparecen de inmediato cuando Martín le mira, y le sonríe.

MARTÍN: Isra, ¿ya estás aquí?

Olga se gira, sorprendida.

ISRA: (Sonríe) Sí, hemos salido un poco antes hoy. Con esto de que estamos a punto de empezar los exámenes y tal…

OLGA: Pues la comida aún no está terminada, cielo.

ISRA: No te preocupes, mamá.

El chico da un beso a su madre en la mejilla.

ISRA: ¿Os echo una mano?

OLGA: No estaría de más que ayudaras a Martín. Yo acabo de llegar de trabajar, y me gustaría darme una ducha rápida.

ISRA: Claro, vete tranquila. Yo le ayudo.

OLGA: Gracias cariño, eres un cielo.

La mujer da un beso a su hijo, y sale de allí. Martín y Isra se quedan mirando durante unos segundos, en silencio.

ISRA: Y bueno, ¿qué hago?

MARTÍN: Ves cortando esos pepinos, por favor.

ISRA: (Sonríe) Claro.

El chico deja la mochila en el suelo y empieza a cortarlo de una manera algo torpe, por lo que Martín se empieza a reír. Isra le mira, molesto.

ISRA: ¿Qué pasa?

MARTÍN: No se cortan así.

ISRA: Es que nunca he cortado, no sé.

MARTÍN: Entonces si nunca has cortado es normal que no sepas. Mira, te enseño.

Martín se limpia las manos en un trapo, y se coloca tras el chico. Aplasta el pecho a su espalda, lo que pone nervioso al pelirrojo, y coge sus manos con las suyas.

MARTÍN: Mira, se hace así.

Martín empieza a cortar el pepino guiando las manos del hijo de su novia, el cual cada vez está más nervioso. Permanecen así, en silencio, durante unos segundos.

ISRA: Vale, ya… ya me queda claro.

MARTÍN: ¿Seguro?

ISRA: Sí, sí. Completamente.

Martín se separa del joven, sonriendo de mala gana.

MARTÍN: Entonces sigamos cada uno con lo nuestro… a ver si conseguimos terminar la comida antes de que tu madre termine de ducharse.

Isra le devuelve la sonrisa, y sin decir nada más, continúa cortando los pepinos.

.- Ya es por la tarde, y Hugo permanece sentado en el sofá de siempre del Four, tomándose una coca-cola él solo, mientras de fondo suena “Quiero ser”, de Amaia Montero. Edu pasa por allí, y al ver que el chico esta solo, se muestra sorprendido.

EDU: Ey.

Hugo, al verle, sonríe de mala gana.

HUGO: Hola.

EDU: ¿Qué haces aquí tan solo? ¿Puedo sentarme?

HUGO: La verdad es que estoy esperando a Andrea.

EDU: Bueno, pues hasta que venga.

Hugo piensa en silencio durante unos segundos, para luego dejar escapar un suspiro.

HUGO: Vale, está bien, siéntate.

Edu sonríe, y se sienta al lado de su ex novio. Ambos permanecen unos segundos en silencio, sin saber que decir.

EDU: Andrea me ha dicho que este fin de semana vais a ir al ambiente. Que raro, ¿no?

HUGO: (Extrañado) ¿Raro por qué?

EDU: Bueno, a ti nunca te ha gustado el ambiente, y ahora que no estamos juntos, tampoco tienes la obligación de ir…

HUGO: No quiero ofenderte Edu, pero no iba obligado tampoco cuando estaba contigo. Si hubiese querido, me podría haber negado perfectamente.

EDU: Ya, pero no lo hacías.

HUGO: Bueno, porque ir de vez en cuando no me desagrada tanto. Tampoco está tan mal.

EDU: Ya…

Surge un incómodo silencio entre ambos.

HUGO: Bueno, ¿y cómo van las cosas con Isra?

EDU: Bien, bueno. Somos amigos, nada más.

HUGO: Lo siento.

EDU: No hace falta que mientas, Hugo. Si no lo sientes, no hace falta que digas nada.

HUGO: Sabes que falso no soy, y que si lo digo es porque lo siento. Sé que me dejaste por él, pero eso está más que superado. Ahora deseo que seas feliz, ya sea con Isra, o con cualquier otra persona.

Edu mira por unos segundos al joven, sorprendido, y luego no puede evitar el esbozar una sonrisa de agradecimiento.

.- Carlos y Raquel se encuentran en la cocina del piso del chico. Varias cajas de cartón están por el suelo, y la joven cuelga algunos vasos en uno de los armarios, bajo la mirada de Carlos.

CARLOS: No era necesario que trajeras todo eso. Aquí otra cosa no, pero vajilla hay de sobra.

RAQUEL: Ya, si me lo imaginaba. Pero es que esta es personal mía, y mis padres me amenazaron con tirarla si no me la llevaba. Lo siento.

CARLOS: (Riendo) No te preocupes, tampoco pasa nada.

Raquel acompaña al chico en las risas, y en ese momento, suena el timbre.

CARLOS: Bueno, voy a abrir. Tú sigue, estás en tu casa.

RAQUEL: (Sonríe) Gracias.

Carlos sale de la cocina, mientras Raquel sigue colocando las cosas. No tarda en oír la puerta de entrada abrirse.

LAURA: (Off) Hola cielo. Ya vengo dispuesta a seguir con las entrevistas, a ver que tipo de especimenes nos tocan hoy.

Raquel no puede evitar el sonreír al escuchar estas palabras.

CARLOS: (Off) Sobre eso mismo quería hablarte, Laura.

LAURA: (Off) No te habrás echado atrás, ¿no? Pero bueno, espera un momento, ahora me cuentas, porque vengo muerta de sed.

La joven no tarda en aparecer en la cocina, y cuando ve a Raquel, se muestra muy sorprendida. Carlos llega tras su novia.

LAURA: Vaya, no esperaba que tuvieras visita… ¿qué es todo esto?

RAQUEL: Quizás sobro un poco aquí…

LAURA: (Borde) Quizás.

Carlos pide disculpas a Raquel con la mirada, y la joven, sonriendo de mala gana, sale de allí. Laura mira bastante molesta a su novio.

LAURA: Espero que esto tenga una buena explicación, Carlos.

CARLOS: Es de lo que te he dicho que te quería hablar cuando has entrado, pero no me has dejado…

LAURA: Vale, pues ahora te dejo, así que empieza.

CARLOS: Mira, Raquel se quería independizar, y yo necesitaba un compañero de piso, así que… me propuso venir aquí, y a mí me pareció una idea estupenda.

LAURA: Al menos podrías haberme consultado, ¿no?

CARLOS: ¿Pero cual es el problema? Tú querías que encontrara un compañero de piso, y ya la tengo, ¿no?

Laura se queda callada durante unos segundos, pensando en si debe seguir hablando o no.

LAURA: ¡Porque está buena!

CARLOS: (Sorprendido) ¿Hablas en serio?

LAURA: ¿Acaso es mentira?

Carlos no puede evitar el echarse a reír.

CARLOS: No me lo puedo creer…

LAURA: Pues a mí no me hace ni puta gracia.

CARLOS: Pues deberías de reconocer que es muy divertido.

LAURA: Y tú deberías reconocer que tendrías que haberme consultado, ¿no crees?

CARLOS: Mira, es que ha sido sobre la marcha… lo hemos hablado esta tarde, a mí me ha parecido bien, ¿por qué íbamos a esperar?

LAURA: Pues para consultarme a mí, por ejemplo.

CARLOS: Laura, es mi piso y mi compañera. Creo que tengo el derecho de elegir con quien quiero compartirlo.

LAURA: (Molesta) ¿Y qué pasa? ¿Yo no tengo derecho a que me consultes? ¿A qué me preguntes que me parece?

CARLOS: Joder Laura, es que el que tiene que decidirlo y parecerle bien es a mí, no a ti.

Laura mira dolida a su novio.

LAURA: ¿Hablas en serio?

CARLOS: Completamente.

A la chica se le llenan los ojos de lágrimas, pero logra que no salgan al exterior.

LAURA: Vale. Entonces cuando estés preparado para contar conmigo a la hora de tomar decisiones, me avisas, ¿vale? Adiós.

CARLOS: Laura…

Laura, sin prestar atención a su novio, sale del piso ante la decepción del joven. Raquel, que ha escuchado todo desde el salón, no puede evitar el esbozar una cínica sonrisa.

.- Un nuevo día ha amanecido en la ciudad. Marta e Isra pasean por el patio del instituto en la hora del recreo, a pesar del frío. Ambos tienen la preocupación dibujada en su cara.

ISRA: ¿Por qué no me cuentas que es lo que te pasa?

MARTA: ¿Por qué no me lo cuentas tú a mí?

Isra no puede evitar el esbozar una falsa sonrisa.

ISRA: Menudo par estamos hechos…

Los dos se ríen.

MARTA: Venga va, cuéntame.

ISRA: Es Martín.

MARTA: ¿Ha pasado algo más?

ISRA: No, no es eso.

MARTA: ¿Entonces?

ISRA: No sé, ¿sabes? Cada vez está más cariñoso conmigo, y entonces cada vez me rallo más… y no sé que hacer, porque es el novio de mi madre.

MARTA: Tienes que sacarlo de tu cabeza.

ISRA: No es tan fácil.

MARTA: Ya sé que no es tan fácil, Isra, pero tienes que hacerlo. Como tú mismo has dicho, es el novio de tu madre. ¿De verdad quieres hacer sufrir de esa manera a la mujer que más te quiere?

ISRA: No, pero…

MARTA: (Interrumpiéndole) De verdad, piénsalo bien. Porque si te equivocas… esas cosas no tienen fácil solución… si es que tienen alguna.

Marta continúa andando, dejando allí solo a Isra, que no sabe que decir.

.- Laura está sentada en una de las mesas de la cafetería del instituto, tomándose un café mientras lee unos apuntes, cuando Edu, sonriendo, llega hasta allí y se sienta a su lado. Laura le mira con mala cara.

LAURA: No tengo tiempo para tus rayadas de cabeza. Estoy estudiando.

Edu mira a su amiga, sorprendido por su reacción.

EDU: ¿Qué pasa?

LAURA: Nada. Ya te he dicho que estoy repasando.

EDU: Ya, ¿y por qué reaccionas así antes de ni siquiera me de tiempo a abrir la boca?

Laura mira unos segundos en silencio a su amigo, y luego deja escapar un suspiro, arrepentida.

LAURA: Perdona Edu, tienes razón. Es que… no es la mejor semana de mi vida, que digamos.

EDU: (Preocupado) ¿Qué ha pasado?

LAURA: Carlos ha encontrado una compañera de piso.

EDU: Vale, estoy perdido… ¿no era eso lo que querías?

LAURA: Sí, pero… es que no me ha consultado. Y no te voy a engañar, eso ha sido algo que a mí y a mi mini yo nos ha dolido.

EDU: (Sonríe) Vale que tendría que haberte avisado, pero va a ser su compañera de piso… si él cree que es la adecuada…

LAURA: Pero es que no es la adecuada.

EDU: ¿Y tú como lo sabes? ¿La conoces ya de antes?

LAURA: Sí. Es su compañera de trabajo.

EDU: ¿Esa que decías que estaba tan buena?

LAURA: La misma.

Edu no puede evitar el echarse a reír, y su amiga le mira, molesta.

LAURA: ¿De qué te ríes?

EDU: Laura, sabes tan bien como yo que no es que no sea la adecuada… simplemente, estás celosa.

LAURA: Eso no es cierto. Yo no soy celosa.

EDU: Que nos conocemos…

LAURA: (Suspira) Vale, quizás tengas algo de razón. Pero es que… tiene pintas de ser un poco guarra.

EDU: (Sonríe) Te fías de Carlos, ¿verdad?

LAURA: Pues claro. De la que no me fío es de ella.

EDU: Del que te tienes que fiar es de él. Aunque ella lo intente… Carlos no caerá.

LAURA: Ya, pero…

EDU: (Interrumpiéndole) Pero nada. No te ralles por algo que no va a pasar.

Laura mira a su amigo, pensativa, y luego esboza una leve sonrisa.

LAURA: Tienes razón, he sido una estúpida.

EDU: Sí, lo has sido.

Los dos se ríen, divertidos.

.- Las clases ya han terminado por hoy. La salida del instituto está repleta de gente deseando llegar a casa. Entre ellos se encuentran Hugo y Andrea, que salen sonrientes y charlando.

ANDREA: ¿Preparado para el sábado?

HUGO: Sobre eso… tenemos que hablar.

ANDREA: ¿Qué pasa? No te estarás echando atrás, ¿verdad?

HUGO: Pues… la verdad es que sí, lo siento. No me apetece nada, y sabes que es un sitio que no me gusta.

ANDREA: Eso es secundario. Lo importante es que eches un polvo… y lo harás, de eso me encargaré yo.

HUGO: Andrea, no estoy tan desesperado.

ANDREA: Claro que no, yo no he dicho eso. Pero el polvo evitará el hecho de que lo estés en un futuro.

Hugo no puede evitar el echarse a reír.

HUGO: Estoy bien como estoy. Ni necesito un polvo, ni necesito un hombre a mi lado para poder ser feliz.

ANDREA: Eso es muy bonito decirlo, Hugo, pero los dos sabemos que no es verdad.

HUGO: Lo es.

ANDREA: Vale, esto es peor de lo que pensaba. En vez de volverte un desesperado, corres el riesgo de convertirte en un asexual. Así que lo siento, pero no hay más que hablar: este sábado vamos al ambiente, y echas un polvo como que me llamo Andrea.

El joven mira a su amiga, y ninguno de los dos puede evitar el echarse a reír.

.- Está anocheciendo. Marta permanece sentada en el sofá del salón de su casa, viendo la televisión, cuando oye el timbre. Extrañada por no esperar a nadie, se levanta y abre: es Edu.

EDU: (Sonríe) Buenas.

MARTA: ¡Edu! ¿Qué haces aquí?

EDU: Bueno, como dijiste esta mañana que tus padres se iban y que ibas a tener que pasar la noche sola, he pensado que estaría bien que viniera a cenar aquí contigo.

Marta sonríe a su amigo durante unos segundos.

MARTA: Muchas gracias Edu, de verdad.

EDU: Deja de darme las gracias e invítame a pasar, ¿no?

MARTA: (Riendo) ¡Claro! Pasa, anda.

Edu también se ríe, y hace caso a su amiga, la cual cierra la puerta una vez el chico está dentro.

.- Isra, Martín y Olga cenan tranquilamente sentados a la mesa del salón del piso de la mujer y su hijo. Los tres permanecen en silencio. Isra y Martín parecen bastante incómodos, y Olga les mira, extrañados.

OLGA: ¿Qué pasa?

MARTÍN: ¿A qué te refieres?

OLGA: No sé, lleváis toda la cena muy serios y callados… y normalmente vosotros sois todo lo contrario.

Isra sonríe forzadamente.

ISRA: Bueno mamá, algún día teníamos que dejarte que fueras tú la que nos contaras que tal te ha ido el día, ¿no?

OLGA: (Sonríe) Eso es muy tierno Isra, pero no cuela, así que dime que es lo que pasa. ¿Habéis discutido otra vez?

Martín está a punto de hablar, pero Isra no se lo permite.

ISRA: Pues sí, mamá, sí. Hemos vuelto a discutir.

MARTÍN: Eh… sí, es cierto. Hemos discutido.

OLGA: Lo suponía, ya hacía mucho y me parecía raro… ¿por qué ha sido?

Isra se levanta de la mesa, molesto.

ISRA: Mamá, no aguanto más esta situación, de verdad. No lo soporto más, lo siento… y no tengo hambre. Me voy a acostar, buenas noches.

Isra sale bastante indignado de la cocina, y se encierra en su dormitorio. Olga mira a su marido, sorprendida, y este no sabe como reaccionar.

.- Marta recoge los platos de la cena en el lavavajillas mientras tararea una canción, cuando Edu aparece por allí llevando dos vasos llenos de agua. Cuando ve lo que la joven está haciendo, suspira.

EDU: Deja eso, anda, que ya lo hago yo. No es conveniente que lo hagas en tu estado.

MARTA: Edu, esto es muy típico, pero estoy embarazada, no invalida. Además, tú eres mi invitado, no te voy a poner a trabajar.

EDU: Bueno, invitado, invitado… más bien me he auto invitado yo solito.

Los dos amigos se ríen, divertidos.

EDU: Venga, al menos déjame ayudarte.

MARTA: Vale, eso si que te dejo.

Edu sonríe, y entre los dos terminan enseguida de meter los pocos cubiertos que quedan. Luego se incorporan.

EDU: ¿Quieres que veamos alguna película ahora?

MARTA: ¿No deberías irte? Mañana tenemos instituto, y tenemos que madrugar.

EDU: Mujer, si quieres que me vaya, me voy, pero por mí no te preocupes, que estoy bien. Además, no me apetece dejarte sola.

MARTA: No, no, claro que no quiero que te vayas.

Los dos sonríen, y se miran durante unos segundos a los ojos. Marta se acerca poco a poco a su amigo, pero este se aparta rápidamente cuando se da cuenta de la situación. Parece haberse puesto muy nervioso.

EDU: Bueno, creo que… quizás tengas razón, se va a hacer muy tarde, y mañana hay que madrugar.

MARTA: Claro… claro, sí, es lo mejor. Tenía yo razón al final.

Edu sonríe forzadamente.

EDU: Sí. Hasta mañana.

MARTA: Chao.

Edu sale de allí rápidamente, y Marta se apoya en la encimera, suspirando arrepentida por lo que ha estado a punto de hacer.

MARTA: ¡Mierda!

.- Suena la canción “Umbrella” de Rhianna a todo volumen. El local "BiHomo" está lleno de gente, y entre ellos Hugo y Andrea. Al chico se le ve bastante incómodo, mientras Andrea baila desenfrenadamente con toda la gente que tiene a su alrededor.

HUGO: ¡Andrea, ¿por qué no nos vamos?!

ANDREA: ¡¿Te encuentras mal?!

HUGO: ¡No, pero ya sabes que no me gusta!

ANDREA: ¡Vamos, no me seas soso!

Andrea empieza a alejarse de allí con una joven, y Hugo suspira, cansado. No se da cuenta de que alguien se acerca a él por detrás.

QUIQUE: ¡Veo que te han dejado solo!

El chico se gira, asustado.

HUGO: ¡Sí, parece que sí!

QUIQUE: ¡¿Te apetece tomar algo?!

Hugo mira a su alrededor, nervioso. Finalmente sonríe de mala gana al chico.

HUGO: ¡¿Por qué no?!

QUIQUE: ¡Fantástico! ¡Vamos!

Quique coge al chico del brazo, y lo arrastra hacia la barra, con una sonrisa de oreja a oreja.

.- Isra se dispone ya a acostarse en la cama, cuando escucha unos leves golpes en la puerta. Extrañado, se dirige hacia esta. Cuando la abre, se sorprende al ver al otro lado a Martín.

ISRA: ¿Qué estás haciendo aquí?

MARTÍN: ¿Puedo pasar un momento?

ISRA: Mi madre podría vernos.

MARTÍN: No te preocupes. Está ya durmiendo a pierna suelta.

Isra se queda pensando unos segundos, y luego suspira.

ISRA: Vale, está bien… pero solo un momento.

MARTÍN: Claro, no te preocupes. Seré muy breve.

El chico deja paso al novio de su madre, y cuando éste pasa, cierra la puerta.

ISRA: ¿Qué pasa?

MARTÍN: No puedo más.

ISRA: (Extrañado) ¿De qué estás hablando?

Martín se limita a responder al joven con un beso, que él no tarda en rechazar.

ISRA: ¿Qué estás haciendo?

MARTÍN: Lo que los dos llevamos deseando desde hace meses.

ISRA: Eres el novio de mi madre.

MARTÍN: No aguanto más, Isra… no lo soporto.

ISRA: Pues tendrás que hacerlo.

Martín se queda en silencio unos segundos.

MARTÍN: Sí… quizás tengas razón.

ISRA: La tengo.

MARTÍN: Buenas noches, Isra.

ISRA: Hasta mañana.

Martín sale del dormitorio, y el joven se deja caer sobre la cama, con los ojos llenos de lágrimas.

.- Hugo y Quique caminan bajo la luz de la luna por las calles de la ciudad, riendo. Ambos parecen haber bebido demasiado, y van agarrados del cuello del otro.

QUIQUE: Que vergüenza… hacía años que no me pillaba una así.

HUGO: Bueno, nunca está de más el desmelenarte un poco, ¿no?

QUIQUE: (Riendo) Me encantas.

Hugo también se ríe.

HUGO: Me lo he pasado genial esta noche, y ha sido gracias a ti.

QUIQUE: ¿Ya te vas?

HUGO: Sí. Es tarde, está a punto de amanecer…

Ambos se quedan unos segundos en silencio. Se acercan poco a poco, hasta que se dan un beso. Primero tímido, pero luego dan paso a la lujuria y a la pasión. Permanecen así un rato.

QUIQUE: Vamos a mi casa…

HUGO: No sé…

QUIQUE: Venga, va.

Vuelven a besarse.

HUGO: Vale, vamos.

Quique sonríe, y los dos muy acaramelados, se alejan de allí.

CONTINUARÁ...