MANERAS DE VIVIR

 

PRESENTE

 

HOSPITAL CLÍNICO/ HABITACIÓN 349

 

Un nuevo y luminoso día amanece en la ciudad. Hugo mira el sol a través de la ventana, sentado en la cama. Su madre, Nieves, permanece sentada en una de las sillas, leyendo una revista, cuando unos leves golpes se escuchan en la puerta antes de que esta se abra, y Andrea asome la cabeza por allí.

 

ANDREA: ¿Se puede?

 

Nieves mira hacia allí, sonriendo, mientras se levanta.

 

NIEVES: Claro, pasa. Así podré irme yo a tomarme un café.

 

ANDREA: No, no hace falta que se vaya.

 

HUGO: Sí, anda, déjala. Que está de una pesada… no hay quien la saque de aquí.

 

NIEVES: Ay, que hijo más desagradecido me ha tocado, madre.

 

La mujer se acerca a su hijo, el cual sonríe forzadamente. Le da un beso en la frente, y sale de la habitación. Andrea se acerca hacia su amigo, y le abraza, emocionada.

 

ANDREA: Perdona que no me quedara anoche, pero no me dejaron.

 

HUGO: No te preocupes, no pasa nada.

 

ANDREA: (Suspira) Joder, como te he echado de menos…

 

Hugo corresponde al abrazo de su amiga, también emocionado.

 

HUGO: Lo siento, Andrea.

 

ANDREA: (Extrañada) ¿El qué?

 

HUGO: La manera en la que me comporte, y por no haberos escuchado. Fui un estúpido, y no sabes lo mucho que me arrepiento.

 

La chica se separa de Hugo, y le sonríe.

 

ANDREA: No pienses en eso ahora. Eso es cosa del pasado, y ahora tenemos que vivir el presente, ¿vale?

 

HUGO: (Sonríe) Claro.

 

Andrea se sienta en el borde de la cama, cogiendo la mano del joven.

 

HUGO: Bueno, tendrás muchas cosas que contarme después de haberme pasado tirado tres meses en esta cama sin enterarme de nada, ¿no?

 

ANDREA: Sí, tengo muchas cosas que contarte… pero tú también, y me importa más eso.

 

HUGO: Andrea, yo… pensaba que habías dicho que nos centráramos en el presente, y olvidásemos el pasado.

 

ANDREA: (Riendo) Claro. Me refiero a que me cuentes que es lo que te dijeron ayer los médicos. Porque algo te dirían, ¿no? Tendrás que ingresar en alguna clínica, ¿o qué? ¿Qué tienes pensado hacer?

 

HUGO: En principio no voy a ingresar en ningún sitio. Ayer me dieron los médicos que ya han pasado tres meses, que es el tiempo que normalmente dura el mono, y que he tenido la “suerte” de pasarlos en coma. Ahora lo que tengo es que superar mi dependencia psicológica… así que tendré que ir de nuevo a consultas.

 

ANDREA: Mientras sea por tu bien.

 

Hugo sonríe forzadamente.

 

HUGO: Claro.

 

ANDREA: ¿Y no te dijeron nada más?

 

HUGO: Nada, que estaré una semana en observación, y si la semana que viene estoy en condiciones, me darán de alta.

 

ANDREA: Guay, tío. Y ahora te pondrás a currar, ¿no?

 

HUGO: Claro. Para empezar el instituto es ya un poco tarde.

 

Andrea sonríe, y los dos jóvenes se quedan en silencio durante unos segundos, hasta que la chica abraza de nuevo a su amigo.

 

HUGO: (Sonríe) Bueno, ¡deja de abrazarme y cuéntame cotilleos!

 

Los dos amigos se ríen, divertidos, y Andrea empieza a hablar, emocionada.

 

Canción: The hero waits

Kristen Bell, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Jared Padelecki, Hayden Pannettiere, Emma Watson

 

Capítulo 52

Recordando

 

JUNIO 2009

 

PLAYA

 

Es completamente de noche. Jaime permanece sentado en la playa. Deja que el agua acaricie sus pies mientras se fuma un cigarrillo, cuando Laura no tarda en aparecer por allí. Sin decir nada, se sienta al lado del joven, y, tras permanecer unos segundos en silencio, la chica acaba suspirando.

 

LAURA: Está movido el mar esta noche, ¿eh?

 

JAIME: Sí. Parece que barrunta algo.

 

LAURA: Sí…

 

Los dos se quedan unos segundos en silencio, hasta que Jaime suspira.

 

JAIME: ¿Qué te pasa, Laura?

 

LAURA: (Extrañada) ¿Cómo que qué me pasa? No me pasa nada… simplemente quería pensar, y por eso he venido aquí.

 

JAIME: A mí no me engañas. Sé que te pasa algo, y además Carlos también se está dando cuenta, y está mal. Está mal porque no sabe si es por algo que haya hecho él, o qué. No tiene ni idea.

 

LAURA: ¿Eso es lo que él te ha dicho?

 

JAIME: Sí, es lo que él me ha dicho. ¿Y quieres saber qué es lo que pienso yo?

 

LAURA: Me lo vas a contar quiera o no, así que ale, lánzalo ya y así menos me durará el enfado.

 

JAIME: Laura, ¿tú le quieres?

 

Laura mira al joven, sorprendida, y sin saber muy bien que decir. Baja la cabeza, avergonzada.

 

LAURA: No lo sé… la verdad es que estaba completamente seguro de que sí, pero últimamente tengo dudas…

 

JAIME: ¿Muchas?

 

LAURA: Sí…

 

JAIME: Entonces déjalo.

 

LAURA: (Sorprendida) ¿Cómo?

 

JAIME: Ya te he dicho que lo está pasando fatal. Es mi mejor amigo, y me duele verle así de destrozado. Así que si vas a seguir haciéndole daño… déjale.

 

Laura mira al joven, sin saber que decir.

 

PRESENTE

 

HOSPITAL CLÍNICO/ HABITACIÓN 349

 

Hugo, sorprendido, escucha el relato de Andrea, la cual se detiene, y le mira, esperando su reacción.

 

HUGO: ¿Y le hizo caso?

 

ANDREA: Sí. Laura y Carlos ya no están juntos. Aunque ahora creo que Laura está segura de que realmente le quiere, y pero Carlos no parece estar muy por la labor.

 

HUGO: ¿Y eso?

 

Andrea se queda en silencio durante unos segundos, hasta que termina sonriendo.

 

PISO DE FER Y JAIME/ DORMITORIO DE FER

 

Claudia y Carlos permanecen tumbados en la cama del joven. Los dos están completamente desnudos, y Claudia tiene la cabeza apoyada sobre el pecho del joven, mientras lo acaricia con una de sus manos.

 

CLAUDIA: ¿Sabes? Hacia tiempo que no me sentía con un tío como me he sentido contigo.

 

CARLOS: (Serio) Ya…

 

Claudia mira molesta al joven, y se reincorpora levemente.

 

CLAUDIA: ¿Se puede saber que te pasa?

 

CARLOS: (Extrañado) ¿Cómo?

 

CLAUDIA: Joder, te estoy aquí abriendo mi corazón y a ti lo único que se te ocurre decir es un “ya…”, ¿lo ves normal?

 

CARLOS: ¿Y qué quieres que te diga realmente?

 

CLAUDIA: Mira, no lo sé. Pero porque un día te pongas un poco más romántico de lo normal no te va a pasar nada.

 

CARLOS: El problema es que yo no soy romántico.

 

CLAUDIA: Pues haz un esfuerzo, Carlos. Por mí, y por nuestra relación, que se lo merece, ¿no?

 

Carlos se sienta sobre la cama, alarmado.

 

CARLOS: ¿Perdona? ¿De qué relación estás hablando?

 

CLAUDIA: (Sonríe) Bueno, sé que no hemos hablado hasta ahora de esto, pero… supongo que ya podríamos decir que somos una pareja, ¿no? Que estamos oficialmente juntos.

 

CARLOS: ¿Pero qué dices?

 

CLAUDIA: Te estoy diciendo que te quiero.

 

CARLOS: Claudia…

 

CLAUDIA: (Interrumpiéndole) Mira, sé lo que me vas a decir, pero piénsalo; yo te quiero, y sé que tú podrías llegar a quererme. Deberíamos intentarlo.

 

CARLOS: Claudia, yo nunca te voy a querer.

 

CLAUDIA: ¿Y cómo sabes eso?

 

CARLOS: Porque ya nos hemos acostado. Ya hemos cruzado todos los límites, yo… yo no podría enamorarme de ti.

 

CLAUDIA: (Interrumpiéndole) Carlos, por favor…

 

CARLOS: Lo siento. Nosotros tan solo pasábamos un buen rato. Si crees que eso, por tu parte, está yendo a más, quizás es mejor que dejemos de hacerlo.

 

Claudia mira al joven, sin saber muy bien que responder a eso.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Jaime se encuentra tras la barra del bar. Seca la vajilla con un trapo, cuando Laura entra por allí con una sonrisa de oreja a oreja. Jaime la mira, sorprendido.

 

JAIME: Ey, ¿no deberías estar en el instituto?

 

LAURA: (Extrañada) Bueno… no sé a que clase de institutos habrás ido tú, pero en el mío los sábados por la mañana no hay clases.

 

JAIME: (Suspira) Joder, es verdad, que hoy es sábado… perdona, es que no sé ni en que día vivo.

 

LAURA: Jaime, ¿estás bien?

 

El chico sonríe forzadamente.

 

JAIME: Sí, no te preocupes. Es solo por el estrés… ¿quieres que te ponga algo?

 

LAURA: Una limonada estará perfecta. Sabes que a mí y a mi mini yo nos encanta.

 

JAIME: Marchando una limonada.

 

Jaime empieza a preparar la limonada, y, mientras Laura le observa, poco a poco se va entristeciendo. Jaime, al servirle el refresco, se da cuenta de la cara de la chica.

 

JAIME: ¿Qué te pasa que te has puesto tan triste de repente? Bueno, no me digas nada, déjame que lo adivine… Carlos, ¿no? Para variar.

 

Laura baja la cabeza, avergonzada.

 

LAURA: Sí… es que no sé por qué, pero la limonada me recuerda a él.

 

JAIME: (Irónico) Tu bebida favorita, tu chico preferido… es lo más normal que el uno te recuerde al otro, sí.

 

LAURA: (Molesta) Oye tío, encima no te rías.

 

JAIME: Sí, vale, perdona. Tienes razón, lo siento… cuéntame, ¿qué pasa?

 

LAURA: Lo de siempre.

 

JAIME: (Suspira) Ya. Vamos, que te arrepientes de haberle dejado, ¿no?

 

LAURA: Es que no sé si me arrepiento, Jaime. No sé si hice bien, o si dejé escapar al hombre de mi vida.

 

JAIME: Si Carlos es el hombre de tu vida, volverá a ti, eso tenlo claro. Si es lo que el destino quiere, sucederá.

 

LAURA: No lo tendría yo tan claro…

 

Los dos se quedan en silencio durante unos segundos, y Jaime coge la mano de su amiga, comprensivo.

 

JAIME: Te lo he dicho muchas veces, pero te lo vuelvo a repetir. Eres una persona muy especial, Laura. Guapa, simpática, extrovertida, buena amiga y buena gente en general. Si Carlos no vuelve, otro vendrá, y de eso estoy seguro.

 

A Laura se le llenan los ojos de lágrimas.

 

LAURA: Ya, pero… ¿cuándo? Tengo miedo, Jaime. No quiero quedarme sola el resto de mi vida.

 

JAIME: ¿Pero cómo dices esa burrada, Laura? ¡Si solo tienes diecisiete años! Las relaciones a esa edad es muy raro que salgan adelante. Aún te queda por conocer mucha gente interesante… o quizás ya la conozcas y no te hayas dado cuenta.

 

Los dos jóvenes se quedan unos segundos en silencio. Se miran fijamente a los ojos, y poco a poco se van acercando hasta que sus labios se juntan. Tras permanecer así durante unos segundos, Laura se aparta repentinamente, asustada.

 

LAURA: Perdona, Jaime.

 

JAIME: No, perdona tú, yo no…

 

Laura se levanta de la butaca, todavía tensa, y coge su bolso.

 

LAURA: Será mejor que me vaya. ¿Cuánto te debo?

 

JAIME: (Nervioso) Invita la casa.

 

LAURA: Perfecto entonces. Hasta luego.

 

JAIME: Chao.

 

Laura sale rápidamente del local, como si acabara de ver un fantasma, y Jaime suspira, arrepentido por todo lo que acaba de suceder, y sin saber que es lo que ha de hacer.

 

HOSPITAL CLÍNICO/ HABITACIÓN 349

 

Hugo y Andrea siguen charlando. Hugo cada vez parece más sorprendido, pero a la vez, también más animado.

 

HUGO: O sea, que Claudia y Carlos ahora son folla amigos y Jaime y Laura tontean… me parece súper fuerte. No me podía imaginar que al despertarme me encontraría algo así.

 

ANDREA: Pues ya ves, tío. Mira todo lo que pasa en tan solo tres meses.

 

HUGO: Ya veo, ya… y oye, ¿todo lo de Manuel y tal? ¿Cómo acabo todo eso?

 

Andrea sonríe forzadamente, mientras baja la cabeza.

 

ANDREA: Bueno, pues la verdad es que… no fue una historia con final feliz precisamente.

 

HUGO: (Sorprendido) ¿No? ¿Y eso?

 

ANDREA: La verdad es que espero que no te moleste Hugo, pero no me gustaría hablar sobre ello. Está todo demasiado reciente, y…

 

Hugo sonríe, cogiendo de la mano a su amiga.

 

HUGO: Claro tía, no te preocupes. Solo quiero que sepas que yo estaré aquí para todo lo que necesites. Y que me encantaría que fuéramos igual de amigos que éramos antes de que empezara a volverme loco.

 

La chica no puede evitar el dejar escapar una carcajada, divertida.

 

ANDREA: Aunque no lo creas, yo nunca dejé de serlo.

 

HUGO: Anda, ven aquí…

 

Los dos amigos se abrazan, contentos de volver a estar juntos y de que lo peor, de momento, ya haya pasado.

 

PISO DE MARTA/ COCINA

 

Ya es mediodía. Marta pasea de un lado para otro de la cocina con Esperanza en brazos, intentando que mamé la leche de su pecho, sin parecer que consigue su objetivo.

 

MARTA: Vamos cielo, que tienes que comer aunque sea un poco… venga.

 

Cuando la niña parece que, finalmente, está dispuesta a hacer caso a su madre, empieza a sonar el timbre, por lo que Marta, suspirando, deja a la niña en el carrito y se abrocha la camisa.

 

MARTA: (Molesta) Joder, que puntualidad…

 

La chica se dirige a abrir, mientras Esperanza empieza a llorar desconsoladamente. Cuando abre la puerta, Marta se encuentra con un demacrado Isra, imagen que la impacta mucho.

 

MARTA: ¡Isra! ¿Qué sucede?

 

ISRA: Yo… necesitaba salir de allí.

 

MARTA: ¿Ha pasado algo?

 

ISRA: No. Yo solo… no quería estar solo.

 

MARTA: ¿Y tu padre?

 

ISRA: Para mí mi padre no existe, así que estar en esa casa es estar solo… completamente solo.

 

Marta mira durante unos segundos, en silencio, a su amigo, y termina suspirando, con lástima.

 

MARTA: Anda, pasa… le estaba dando de comer a Espe.

 

ISRA: ¿En serio? Tengo un montón de ganas de verla…

 

MARTA: Pues en la cocina la tienes.

 

ISRA: (Sonríe) Perfecto.

 

Isra se dirige hacia el interior del piso, y Marta, sonriente por haber conseguido animar a su amigo, cierra la puerta.

 

HOSPITAL CLÍNICO/ HABITACIÓN 349

 

Hugo permanece sentado en la camilla. Tiene delante la bandeja de la comida, la cual no tiene demasiada buena pinta, y el joven la mira con cara de asco. En ese momento aparece su padre por allí, sorprendiéndole, cargado con un par de enormes bolsas.

 

HUGO: ¡Papá! Ya pensaba que no ibas a dignarte a pasar por aquí…

 

JOAQUÍN: No me llames así.

 

HUGO: Papá…

 

JOAQUÍN: ¡Te he dicho que no me llames así! Tú no eres mi hijo, eres… eres un puto enfermo.

 

HUGO: Por eso jamás te dije nada. Sabía que te comportarías así cuando te enterases.

 

JOAQUÍN: Pues mira, acertaste… tu madre ya no volverá por aquí, y te aseguro que yo tampoco.

 

HUGO: ¿Ya has vuelto a hacer que se convierta en una mujer sumisa que acate tus órdenes sin rechistar?

 

Joaquín, indignado, suspira, intentando no perder la paciencia más de lo que ya la ha perdido.

 

JOAQUÍN: Te he traído todas tus cosas. La ropa, el portátil, tus series en DVD, tus discos… no falta nada.

 

HUGO: (Asustado) Papá, ¿qué me estás diciendo?

 

JOAQUÍN: ¿Acaso no está claro, Hugo? No quiero que vuelvas por casa. No quiero verte, no quiero que llames, no quiero tener nada contigo. Ni yo, ni toda mi familia.

 

A Hugo se le llenan los ojos de lágrimas, desolado.

 

HUGO: Papá, yo soy de tu familia… ¡soy tu hijo!

 

JOAQUÍN: No Hugo, te equivocas. En mi familia jamás ha habido un puto marica, y así van a seguir las cosas. Tú ya no perteneces a esta familia, y cuanto antes lo asumas, mejor para todos.

 

HUGO: Pero…

 

JOAQUÍN: Adiós.

 

Joaquín se marcha de allí, bastante indignado, mientras Hugo no puede evitar el echarse a llorar, desconsolado.

 

PISO DE CLAUDIA Y ANDREA/ COCINA

 

Ya empieza a anochecer y Claudia está haciendo la cena mientras tararea una canción, cuando aparece por allí Andrea, con una sonrisa de oreja a oreja, dejando el bolso sobre la mesa.

 

ANDREA: Buenas.

 

Claudia sonríe forzadamente.

 

CLAUDIA: Ey, hola, ¿cómo está Hugo?

 

ANDREA: Bien, bien. Lo he dejado bastante animado, la verdad. Le he estado poniendo al día, ya sabes.

 

CLAUDIA: Ya.

 

Las dos se quedan en silencio durante unos segundos, y Andrea se termina acercando a su compañera.

 

ANDREA: ¿Te ayudo con la cena?

 

CLAUDIA: (Asustada) ¡No!

 

ANDREA: (Extrañada) ¿Pasa algo?

 

Claudia sonríe forzadamente, intentando ocultar sus nervios.

 

CLAUDIA: No, no me pasa nada. Es tan solo que… ¡me encanta cocinar! Y no me gusta mucho que se metan en la cocina cuando estoy yo.

 

ANDREA: Oh Claudia, vamos, no me tomes por estúpida. Las pocas veces que tenéis que cocinar alguna tapa en el Four siempre te quejas, así que no me mientas.

 

La joven piensa durante unos segundos, hasta que termina suspirando, buscando las palabras adecuadas.

 

CLAUDIA: Verás Andrea, no te lo tomes como algo personal ni nada, pero… es que… no cocinas demasiado bien.

 

ANDREA: (Divertida) ¿Cómo? Es una broma, ¿verdad?

 

CLAUDIA: Ya te digo que no te lo tomes a mal, Andrea. Pero es que los canelones que me hiciste el otro día estaban asquerosos… pero te los agradezco, de verdad que sí. Y no pasa nada porque cocines mal, yo cocino, y tú puedes hacer otras cosas.

 

ANDREA: Nunca había tenido quejas de mi cocina. Es más, a mi madre le encanta.

 

Claudia baja la cabeza, sin saber muy bien que decir.

 

CLAUDIA: Lo siento…

 

ANDREA: No, la que lo siente soy yo. Siento que tengas un paladar tan exquisito que no sepas valorar unos canelones llenos de amor, cariño y agradecimiento… además de la carne picada, claro. Lo siento mucho. Y no te preocupes, que no volveré a pisar la cocina.

 

Andrea se marcha de allí, indignada, y Claudia suspira.

 

CLAUDIA: Anda, que… empezamos bien.

 

HOSPITAL CLÍNICO/ HABITACIÓN 349

 

Ya es completamente de noche; Isra y Marta, con Esperanza en el carrito, se encuentran frente a la puerta de la habitación. Permanecen en silencio, mirando hacia allí. El chico parece algo indeciso.

 

MARTA: Deberías entrar, Isra.

 

ISRA: Y tú conmigo.

 

Marta sonríe forzadamente.

 

MARTA: No, yo contigo no. Mira, vosotros dos ahora lo estáis pasando muy mal, y podéis apoyaros el uno en el otro. Además, hace tiempo que no vienes a verle.

 

ISRA: Y tú ni siquiera has venido.

 

MARTA: Vendré. Pero ahora eres tú el que más necesitas hablar con alguien, así que… ya sabes lo que tienes que hacer.

 

Isra piensa durante unos segundos, y luego termina sonriendo forzadamente a su amiga.

 

ISRA: Gracias, Marta.

 

MARTA: Anda, no seas tonto y entra.

 

Marta empieza a alejarse por el pasillo, y cuando el chico la pierde de vista, se dispone a entrar a la habitación. Al abrir la puerta, ve a Hugo sentado sobre la cama, abrazado a la almohada, y limpiándose las lágrimas, triste.

 

HUGO: Después de tanto rato, ya pensaba que no ibas a entrar.

 

ISRA: ¿Nos has estado escuchando?

 

Hugo asiente, e Isra, tras dudarlo unos segundos, cierra la puerta y se acerca al chico.

 

ISRA: ¿Cómo estás?

 

HUGO: No. ¿Cómo estás tú?

 

ISRA: Yo no soy el enfermo.

 

Hugo sonríe forzadamente.

 

HUGO: Lo sé, pero… bueno, ya sabes como es Andrea. Me ha contado lo de tu madre… No sabes como lo siento, Isra, de verdad que sí. A pesar de todas las diferencias que hayamos tenido…

 

ISRA: (Interrumpiéndole) A mí también me tendrás aquí para cualquier cosa que necesites.

 

Los dos amigos se sonríen, y se funden en un sincero abrazo.

 

ISRA: Pero por favor, entiende que ahora no me apetezca hablar de mi madre. Solo… necesitaba estar con alguien que también lo estuviera pasando mal… ya sabes, para hacer unión.

 

HUGO: (Sonríe) Claro. Y me alegro de que hayas acudido a mí, de verdad… ¿quieres quedarte a dormir?

 

ISRA: Por favor…

 

Hugo sonríe, y hace un hueco a su amigo en la cama. Aunque están bastante estrechos, los dos amigos se tumban.

 

ISRA: Gracias…

 

El joven le da un suave y cariñoso cabezazo al pelirrojo, y luego los dos se quedan en silencio durante unos segundos.

 

HUGO: ¿Puedo hacerte una pregunta?

 

ISRA: Claro, dime.

 

HUGO: ¿Dónde está Edu? Sé que a pesar de todo lo que pasó habría venido a verme, y le pregunto a Andrea y no me quiere decir nada… pero sé que tú lo harás, ¿verdad?

 

Isra piensa durante unos segundos, y luego termina suspirando.

 

ISRA: Está en Nueva York.

 

HUGO: (Sorprendido) ¿En Nueva York?

 

ISRA: Bueno, eso suponemos. Le ofrecieron un puesto en una de las mejores academias de baile a nivel mundial… se fue sin despedirse de nadie justo la misma semana que pasó… bueno, que pasó lo tuyo. Y desde entonces no hemos vuelto a saber de él.

 

HUGO: (Triste) Ya… bueno, pues me alegro por él. Al menos uno de nosotros consiguió su sueño, ¿no?

 

ISRA: Sí… supongo que sí.

 

Los dos jóvenes vuelven a quedarse en silencio, pero con los ojos bien abiertos, cada uno pensando en sus cosas.

 

PISO DE CLAUDIA Y ANDREA/ COCINA

 

Un nuevo lunes amanece en la ciudad. De vuelta a la rutina, Andrea se toma rápidamente un café en la cocina, puesto que llega tarde al instituto. Cuando se lo termina, deja la taza en la fregadera, y se dispone a marcharse, cuando se topa de frente con Claudia, la cual se acaba de levantar, y le sonríe forzadamente.

 

CLAUDIA: Buenos días.

 

ANDREA: Hola y adiós, que llego tarde al instituto.

 

CLAUDIA: Adiós…

 

Andrea se dispone a salir de allí, pero de pronto Claudia se gira, cortándole el paso.

 

CLAUDIA: Por cierto, ¿has preparado el desayuno?

 

ANDREA: (Extrañada) ¿Perdona?

 

CLAUDIA: Eso, que si has preparado el desayuno.

 

ANDREA: Sí, el mío. Pensaba que como cocino tan sumamente mal, no querías que pisara tu cocina.

 

CLAUDIA: Bueno, hacer un café y unas tostadas tampoco se te puede dar tan mal, ¿no?

 

ANDREA: Pues en ese caso, mira a ver si aprendes a explicarte un poquito mejor, porque como sigas así vaticino una convivencia muy difícil… y por cierto, te haré el café todas las mañanas, pero que sepas que no tendrá el mismo amor y cariño que el que había en los canelones.

 

Andrea se marcha rápidamente, y Claudia se deja caer en una de las banquetas, suspirando, y empezándose a arrepentir de haber metido a la joven en su casa.

 

PISO DE MARTA/ DORMITORIO DE MARTA

 

Marta duerme plácidamente en la cama, mientras los rayos de sol entran con fuerza por la ventana. Poco a poco sus ojos empiezan a abrirse, y mira el reloj; son las nueve y media pasadas.

 

MARTA: ¡Mierda!

 

La chica se incorpora rápidamente, y se acerca a la cuna, pero todavía se asusta más al ver que Esperanza no se queda allí.

 

MARTA: ¿Espe?

 

Marta, asustada, remueve las sábanas, pero no la encuentra.

 

MARTA: ¡Espe! Joder, esto tiene que ser un sueño…

 

De pronto la puerta del dormitorio se abre, dando paso a Isra, sonriendo, con Esperanza en brazos.

 

ISRA: ¿Todas las mañanas armas éste jaleo cuando te levantas? Porque los vecinos tienen que estar un poco hasta los cojones de ti en ese caso.

 

MARTA: (Sorprendida) ¿Qué estás haciendo aquí?

 

ISRA: No te preocupes, acabo de llegar. Cuando vi que no venías al instituto pensé que quizás tendrías problemas, y pensé en acercarme a ver si necesitabas ayuda, o… un canguro.

 

MARTA: ¿Y cómo has entrado?

 

ISRA: Me encontré con tu hermana, que se iba para el instituto… tarde. Parece que cuando se duerme uno en ésta casa, se duerme todo el mundo.

 

MARTA: Ya… bueno, pues te lo agradezco, pero no quiero que pierdas clases por ayudarme. Márchate, que ya me apaño yo.

 

ISRA: No, ve tú.

 

MARTA: (Suspira) Isra…

 

ISRA: Marta, por favor. No fuiste toda la semana pasada, y tienes que hacerlo ésta. Hoy me quedo con Esperanza, y para mañana ya buscaremos alguna solución, ¿vale?

 

MARTA: ¿De verdad?

 

ISRA: Por supuesto. Venga, cámbiate y vete.

 

Marta se acerca a su amigo, y le da un fuerte beso en la mejilla, alegre.

 

MARTA: No sabes lo agradecida que te estoy… no sé que iba a hacer yo sin ti.

 

ISRA: (Divertido) ¡Anda, deja de perder el tiempo!

 

MARTA: Ya voy, ya voy.

 

La joven da un beso a su hija en la frente y se dispone a marcharse, pero antes de hacerlo se gira.

 

MARTA: Por cierto Isra, ¿qué tal el sábado con Hugo?

 

ISRA: (Sonríe) Muy bien. La verdad es que tenías razón, era lo que necesitaba. Me sentó genial.

 

MARTA: Me alegro. Hasta luego.

 

ISRA: Chao.

 

Marta sale de allí dejando a Isra solo con Esperanza, a la cual empieza a hacerle pucheros.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Jaime prepara un café a un tres mujeres que están sentadas en una de las mesas, cuando Claudia aparece por allí, molesta, y dejando el bolso sobre la barra, sin entrar al interior.

 

CLAUDIA: Hola.

 

JAIME: Ey, buenas. ¿Te importa llevar éstos cafés a esas tres mujeres, por favor?

 

CLAUDIA: No, trae…

 

Jaime le coloca las tres tazas de café a la joven en una bandeja, la cual, sonriendo forzadamente, se los lleva a las tres mujeres, para luego volver y dejar la bandeja de nuevo donde estaba. Jaime la mira, preocupado.

 

JAIME: ¿Estás bien?

 

CLAUDIA: (Suspira) Pues no, la verdad es que no.

 

Claudia se sienta en una butaca, y, al ver que no hay nadie más en el local, Jaime sale de la barra y se sienta a su lado.

 

JAIME: ¿Qué pasa?

 

CLAUDIA: Es una mezcla de todo. La convivencia con Andrea no es que esté siendo maravillosa, la relación con Carlos va de mal en peor, y encima últimamente, tras lo de la madre de Isra, no paro de pensar en la mía y en todo lo que pasó en junio… cuando murió, y… bueno, todo lo demás.

 

JAIME: No me extraña, Claudia. Jamás te has desahogado al respecto, solo sabemos que lo mataste en defensa propia… pero nunca nos has contado lo que pasó. La verdadera historia de tu madre, tu padrastro, y tú.

 

La chica mira a su compañero, pensando, hasta que termina suspirando y se le llenan los ojos de lágrimas.

 

CLAUDIA: Me violó. Desde hace doce años no paraba de hacerlo, y… a mi madre le maltrataba…

 

JAIME: (Sorprendido) Claudia…

 

Claudia rompe a llorar, desesperada, y Jaime la abraza, sin saber que decirle.

 

CLAUDIA: Tenía que hacerlo… tenía que sacarlo de mi vida, no podía permitir que volviera a jodernosla… no más.

 

JAIME: Tranquila, Claudia, tranquila… aquí me tienes para cualquier cosa que quieras, ¿vale? No te preocupes.

 

Los dos jóvenes siguen abrazados, en silencio.

 

HOSPITAL CLÍNICO/ HABITACIÓN 349

 

Ya es por la tarde. Hugo saca la bolsa de la ropa del armario. La abre, y empieza a mirar la ropa. No se da cuenta de que Andrea, desde el marco de la puerta, extrañada, sin entender nada.

 

ANDREA: ¿Hugo?

 

El chico se gira, sobresaltado, y al ver allí a su amiga, le sonríe forzadamente mientras cierra de nuevo la bolsa, intentando disimular.

 

HUGO: ¡Hola! No te esperaba esta tarde.

 

Andrea entra a la habitación, cerrando la puerta tras ella.

 

ANDREA: Bueno, no tenía otra cosa que hacer, así que pensé que sería buena idea… ¿qué es eso?

 

HUGO: Nada, ropa.

 

ANDREA: Pero es demasiada, ¿no?

 

HUGO: La suficiente.

 

ANDREA: (Extrañada) ¿La suficiente para qué?

 

Hugo piensa durante unos segundos, pensando en si debe de contárselo a la chica o no, pero finalmente termina echándose a llorar mientras se sienta sobre la cama, ante la sorpresa de su amiga.

 

ANDREA: ¿Qué pasa?

 

HUGO: Me la ha traído mi padre… no quiere que vuelva a casa. Para él, soy un puto enfermo que parece ser que lo mejor que le podría haber pasado habría sido no haber despertado nunca.

 

ANDREA: Pero eso no puede ser…

 

HUGO: Pues lo es, te aseguro que sí.

 

Andrea se sienta al lado de su amigo, pasándole el brazo por detrás de la nuca, preocupada.

 

HUGO: ¿Y qué coño voy a hacer ahora, Andrea? Sin casa, sin estudios… ¿a dónde cojones me voy?

 

La chica piensa durante unos segundos, hasta que finalmente termina esbozando una sonrisa, orgullosa.

 

ANDREA: ¿Sabes? En el piso de Claudia queda todavía una habitación libre.

 

HUGO: Pero no la puedo pagar, Andrea. No tengo trabajo… ¿y quién va a querer contratar a un ex yonqui de mierda?

 

ANDREA: Mira, no te preocupes. Hablaré con Claudia, y luego con mi madre, y a ver si podemos apañar algo.

 

HUGO: No quiero que me pagues nada, Andrea.

 

ANDREA: Será como un préstamo. Cuando encuentres un trabajo, ya me lo irás devolviendo como puedas… no te preocupes, ¿vale?

 

HUGO: (Dudoso) No sé…

 

ANDREA: ¡¿Cómo que no lo sabes?! ¡No hay nada que saber! Tú lo aceptas y punto.

 

Hugo no puede evitar el esbozar una leve sonrisa.

 

ESC. MÚLTIPLES

 

Suena de fondo la canción “Jealous guy”, de Gavin DeGraw, mientras comienza a anochecer en la ciudad.

 

Hugo y Andrea juegan a las cartas sentados en la cama del chico del hospital. Éste parece estar ya bastante más animado.

 

Jaime charla con un par de jóvenes muy atractivas en el Four mientras les sirve una copa. Laura, sentada en una de las butacas, le mira, molesta.

 

Isra cambia de pañal a Esperanza mientras le tararea una canción. Marta, apoyada en el marco de la puerta del baño y sin que su amigo se percate de su presencia, les mira, sonriendo.

 

Carlos está sentado en el sofá de su piso, viendo la televisión aburrido, cuando el timbre empieza a sonar insistidamente y la música se detiene de golpe. El chico, extrañado, mira la hora y luego se dirige a abrir, encontrándose al otro lado con Claudia.

 

CARLOS: Claudia, ¿qué estás haciendo…?

 

La chica, sin dejarle terminar la frase, se lanza a besarle apasionadamente.

 

CARLOS: Claudia…

 

CLAUDIA: (Interrumpiéndole) Mira, sé que me he puesto muy pesada, y lo siento. Es mi culpa, siempre he sabido lo que había, y…

 

CARLOS: ¿Estás segura de esto?

 

CLAUDIA: (Sonríe) Completamente.

 

Los dos se quedan mirando unos segundos, hasta que se besan

apasionadamente de nuevo, y van entrando al piso mientras se quitan la ropa… hasta que cierran la puerta.

 

CONTINUARÁ…