MANERAS DE VIVIR

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y LIDIA/ SALÓN

 

Un nuevo día amanece en la ciudad. Claudia y Jaime, éste último vestido con la ropa del día anterior, se besan apasionadamente en el sofá, cuando Andrea aparece por allí, con muy mala cara y todavía en pijama.

 

ANDREA: Buenos días…

 

CLAUDIA: (Divertida) Vaya, al parecer la fiesta de universitarios de anoche fue bien, ¿eh?

 

ANDREA: Ni te lo imaginas…

 

JAIME: Al menos, fue mejor que la reunión.

 

ANDREA: Sí…

 

La joven va a la cocina, y Claudia, divertida, mira a su novio.

 

CLAUDIA: En serio, es que todavía no entiendo cómo puede aguantar ese ritmo de vida.

 

Jaime se ríe, y vuelven a besarse, aunque no tardan en ser interrumpidos por otra persona: Carlos, que aparece por allí vistiendo solo unos calzoncillos.

 

CARLOS: Hola…

 

JAIME: (Sorprendido) ¡¿Carlos?!

 

CARLOS: Sí, soy yo… joder, que dolor de cabeza.

 

Carlos también se mete en la cocina, y Jaime y Claudia se miran, sorprendidos.

 

JAIME: ¿Y estos? ¿Vuelven a estar juntos?

 

CLAUDIA: Eso parece, ¿no? Aunque sabiendo cómo es Andrea, vete tú a saber.

 

Los dos se ríen, divertidos, y cuando están a punto de besarse de nuevo, otra persona más aparece por allí, también en ropa interior; Isra.

 

ISRA: Buenos días…

 

JAIME: (Sorprendido) ¿Qué cojones…?

 

Isra también va hacia la cocina, y Jaime mira a su novia, sin poderse creer todo lo que está viendo.

 

JAIME: Dime que Lidia está en casa… y que uno de ellos ha salido de su habitación.

 

CLAUDIA: Creo que hoy pasaba la noche en casa de Óscar…

 

JAIME: (Escandalizado) ¿Me estás diciendo que se ha acostado con los dos? ¡¿A la vez?!

 

CLAUDIA: Hombre, no sé si habrá sido a la vez o no, no estaba en su habitación… pero la verdad es que tiene toda la pinta.

 

JAIME: Joder…

 

CLAUDIA: Chico, no sé de qué te sorprendes. Estamos hablando de Andrea.

 

JAIME: Sí, sí ya sé que no es el primer trío que hace, pero… ¿con un amigo suyo y su ex novio?

 

CLAUDIA: (Extrañada) ¿Qué pasa? Si los tres estaban de acuerdo…

 

JAIME: Tú no sabes la que se nos viene encima…

 

Claudia mira a su novio, sin entender nada.

 

Canción: The hero waits

Kristen Bell, Chace Crawford, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Jared Padelecki, Hayden Pannettiere, Jessica Stroup

 

SPECIAL GUEST STAR

David Gallagher como EDUARDO ABRIL

 

Capítulo 86

Miedo

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ COCINA

 

Hugo, ya preparado para marcharse a clase, se está preparando un café, cuando Lidia, tapando su desnudo cuerpo con una bata, aparece por allí, preocupada.

 

LIDIA: Buenos días.

 

El joven, al verla, esboza una falsa sonrisa.

 

HUGO: Hola. ¿Quieres un café?

 

LIDIA: No, gracias. ¿Has visto a Óscar?

 

HUGO: ¿No es un poco raro que me lo preguntes a mí cuando eres tú la que has pasado la noche con él?

 

LIDIA: No está en el dormitorio.

 

HUGO: ¿Has mirado en el baño?

 

LIDIA: No soy estúpida, Hugo. Acabo de volver ahora de allí.

 

HUGO: Pues no lo sé. Yo no le he visto.

 

LIDIA: (Indignada) Joder…

 

Lidia, suspirando, regresa a la habitación de su novio. Es entonces cuando Hugo se percata de que hay una nota sobre la encimera en la que ha estado apoyada Lidia durante la conversación. Extrañado, se acerca a ella.

 

ÓSCAR: (Off) Necesito estar solo unos días y pensar. Dile a Lidia que lo siento.

 

HUGO: (Irónico) Genial…

 

El joven suspira, sin saber qué hacer.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Edu permanece sentado en una de las butacas de la barra, tomándose un refresco, mientras Claudia y Jaime, al otro lado, no paran de besarse y hacerse carantoñas.

 

EDU: Dais un poquito de asco… lo sabéis, ¿verdad?

 

CLAUDIA: Lo que te pasa es que estás muerto de la envidia.

 

EDU: (Irónica) Sí, vamos… una envidia loca.

 

La pareja se ríe, y vuelve a besarse. Edu, suspirando, mira a su alrededor y no tarda en ver a Marta sentada en el sofá de siempre, sola.

 

EDU: Me voy con Marta.

 

JAIME: Aha…

 

La pareja se sigue besando, mientras Edu se levanta y se acerca a su amiga.

 

EDU: Hola.

 

La chica sonríe forzadamente.

 

MARTA: Ey, hola. No te había visto.

 

EDU: No, ni yo tampoco hasta ahora… ¿puedo sentarme? Es que estoy un poco hasta los cojones de tener que estar soportando a esos dos besándose todo el rato.

 

Marta mira hacia los camareros, y al ver que su amigo tiene razón, se ríe.

 

MARTA: Claro, siéntate.

 

El joven lo hace, y los dos amigos permanecen en silencio durante unos segundos.

 

EDU: ¿Cómo estás?

 

MARTA: Bien… bien, ¿y tú?

 

EDU: También.

 

MARTA: (Sonríe) Me alegro.

 

EDU: ¿Cómo llevas lo de Esperanza?

 

MARTA: (Suspira) Bueno… cuando Jorge se la llevó fue duro, ¿sabes? Me costó mucho aceptarlo y asumirlo. Pero ahora sé que era lo mejor para ella, y solo me queda aceptarlo.

 

EDU: Me alegro de que lo hayas llevado tan bien.

 

Marta esboza una forzada sonrisa, y vuelven a quedarse en silencio.

 

EDU: ¿Y en qué andas ahora metida?

 

MARTA: (Asustada) ¿Qué quieres decir?

 

EDU: No, nada. Es solo que hace mucho que no hablamos.

 

MARTA: Bueno… anoche, en la reunión, lo hicimos.

 

EDU: Sí, pero me refiero a una conversación como la de ahora, de tú a tú.

 

MARTA: Ya…

 

EDU: ¿Te has planteado el retomar los estudios, ahora que no tienes ninguna responsabilidad?

 

MARTA: La verdad es que ni lo he pensado. Estoy muy bien como estoy ahora.

 

EDU: (Extrañado) ¿En serio?

 

MARTA: ¿Qué pasa?

 

EDU: No sé, tienes una vida entera por delante. No deberías desaprovecharla.

 

MARTA: Bueno, estudiando no es una manera muy divertida para hacerlo.

 

EDU: Hay tiempo para todo.

 

Marta parece bastante confusa por la actitud de su amigo.

 

MARTA: ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?

 

EDU: Claro, sí. ¿Por qué no iba a estarlo?

 

MARTA: No lo sé… te estás comportando de una manera muy rara.

 

EDU: Para nada. Es solo que estoy preocupado por ti. Por el rumbo que está tomando tu vida.

 

MARTA: ¿Por el rumbo de mi vida? ¿Ves cómo estás raro? ¡Si pareces mi padre!

 

Edu no puede evitar el echarse a reír, divertido.

 

EDU: Vale, tienes razón, perdona. Eres muy libre de hacer lo que quieras.

 

Marta esboza de nuevo una forzada sonrisa, y mira el reloj, para después levantarse.

 

MARTA: Me tengo que ir. He quedado.

 

EDU: ¿Con quién?

 

MARTA: (Divertida) ¿Y a ti que te importa?

 

EDU: Simple curiosidad.

 

Marta se ríe, divertida.

 

MARTA: Ya. Pues guárdate tu vena maruja para otra ocasión. Hasta luego.

 

EDU: Chao.

 

La joven se marcha de allí bajo la preocupada mirada de su amigo.

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y LIDIA/ SALÓN

 

Ya por la tarde, Andrea y Hugo están sentados en el sofá, tomándose unos refrescos. La joven no puede creer lo que su amigo le está contando: está boquiabierta.

 

ANDREA: ¿Cómo que ha desaparecido?

 

HUGO: Como lo oyes. Ha dejado una nota en la cocina, y ha puesto que le diga a Lidia que lo siente.

 

ANDREA: Joder… ¿se lo has dicho ya?

 

HUGO: No… no, no sé cómo hacerlo.

 

ANDREA: Tienes que decírselo. Desde que ha llegado de clase ha estado encerrada en la habitación, hasta que hace media hora la he convencido para que se fuera a dar una vuelta.

 

HUGO: Es que eso no es todo, Andrea.

 

ANDREA: (Extrañada) ¿Qué quieres decir?

 

Hugo se queda en silencio durante unos segundos, pensando, hasta que finalmente suspira.

 

HUGO: Me acosté con Óscar antes de las Navidades.

 

ANDREA: (Sorprendida) ¡¿Qué?!

 

HUGO: Mira, no sé cómo pasó. Y Óscar quiere a Lidia, lo que pasa es que está confundido.

 

ANDREA: Coño, y tanto. Si se enrolló con un tío…

 

HUGO: No está confundido por eso, Andrea. Lo tiene muy asumido, créeme.

 

ANDREA: ¿En serio? ¿Y desaparece por qué su novia se ha quedado embarazada? ¿No puede ser que sea por un cúmulo de todo lo que le está pasando?

 

Hugo piensa durante unos segundos.

 

HUGO: Yo sé que la quiere. Estábamos borrachos, y pasó. Pero no va a volver a pasar, porque él es hetero, y quiere a Lidia. Por eso necesito encontrarlo.

 

ANDREA: ¿Y no sería mejor que lo encontrase ella?

 

HUGO: No. Necesito hacerlo yo. Necesito hablar con él.

 

Andrea mira al chico, bastante confusa por todo lo que le acaba de contar.

 

HOTEL “PALACE”/ HABITACIÓN 489

 

Marta y Alfonso, tumbados sobre la cama completamente desnudos, se besan apasionadamente. Solo cubren sus cuerpos con una fina sábana blanca. Cuando dejan de besarse, Alfonso esboza una amplia sonrisa.

 

ALFONSO: Bueno, ya que no me has querido contar antes, cuéntame ahora. ¿Cómo fue anoche?

 

MARTA: (Suspira) Un desastre.

 

ALFONSO: (Sorprendido) ¿En serio?

 

MARTA: Sí.

 

ALFONSO: (Extrañado) ¿Y eso? ¿Qué pasó?

 

MARTA: Nada especial, y supongo que ese es el problema. Por mucho que se empeñen, ya no somos un grupo. Cada uno hemos tomado nuestro camino, y deberían asumirlo.

 

ALFONSO: ¿Eso no es un poco fatalista?

 

MARTA: Puede, pero es la verdad. ¿Ves cómo debería de haberme quedado contigo?

 

ALFONSO: Al menos lo intentaste. Estoy muy orgulloso de ti.

 

Marta esboza una amplia sonrisa, y besa al hombre.

 

MARTA: ¿Y por qué no me lo demuestras?

 

ALFONSO: (Sonríe) Por supuesto.

 

La pareja se besa apasionadamente, mientras se acarician.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Comienza a anochecer, y Andrea e Isra están sentados en el sofá de siempre, tomando unos refrescos mientras charlan animadamente, cuando Carlos entra en el local. Al verlos duda si acercarse a ellos, pero Andrea le ve y le hace gestos con la mano. El joven, resignado, esboza una forzada sonrisa y se acerca sentándose junto a sus amigos.

 

CARLOS: Hola. No sabía que habíamos quedado los tres.

 

ISRA: Sí, bueno…

 

ANDREA: (Interrumpiéndole) Para nada ha sido una casualidad, nos hemos encontrado aquí, ¿verdad?

 

Isra mira a la chica, extrañado, y esta le lanza una mirada amenazadora.

 

ISRA: Sí, sí. Claro.

 

CARLOS: (Desconfiado) Ya…

 

Los tres se quedan en un tenso silencio durante unos segundos.

 

ANDREA: Bueno, si he quedado con los dos es porque creo que deberíamos de hablar sobre lo de anoche.

 

CARLOS: No creo que haya nada de lo que hablar. Pasó, y ya está. No se volverá a repetir.

 

Carlos se da cuenta de cómo le están mirando sus amigos.

 

CARLOS: Porque vosotros estáis de acuerdo conmigo, ¿no?

 

ISRA: No sé… a mí me gustó.

 

ANDREA: A mí también.

 

CARLOS: (Sorprendido) ¿Lo decís en serio?

 

ANDREA: ¿A ti no?

 

El joven observa cómo sus dos amigos le miran, expectantes. Él cada vez está más incómodo.

 

CARLOS: Bueno, no sé... no estuvo mal, pero no fue demasiado cómodo, ¿no?

 

ISRA: (Extrañado) ¿Por qué? Si nosotros ni nos tocamos…

 

CARLOS: Ya, pero…

 

ANDREA: (Interrumpiéndole) Es porque estuvimos juntos, ¿verdad?

 

CARLOS: La verdad es que algo de eso hay, sí.

 

ISRA: No entiendo por qué. Ayer dijisteis que estabais mejor, ¿no?

 

CARLOS: Y lo estamos, pero no hasta ese extremo.

 

Isra y Andrea se miran, sin saber que decir.

 

ANDREA: Carlos, deberías superarlo.

 

CARLOS: Y lo tengo superado. Pero una cosa es eso, y otra hacer lo que hicimos anoche.

 

ISRA: Pues a mí me gustaría repetirlo.

 

ANDREA: Y a mí.

 

CARLOS: No podéis estar hablando en serio.

 

ANDREA: Carlos…

 

El joven se levanta, indignado y sin dejar hablar a su ex novia.

 

CARLOS: Estáis locos. Los dos.

 

Carlos se marcha rápidamente de allí, mientras Andrea e Isra se miran, dándose cuenta de que han metido la pata.

 

PLAYA DE GIJÓN

 

Ya es completamente de noche, y Hugo está sentado en la orilla del mar, dejando que las frías olas del mar mojen sus pies. Tiene la mirada perdida en el horizonte. Está tan sumergido en sus pensamientos, que no se da cuenta de que Edu se acerca a él hasta que se sienta a su lado.

 

EDU: ¿Qué haces aquí tan solo?

 

HUGO: Vaya. ¿Hoy no vas a salir corriendo?

 

EDU: (Avergonzado) Hugo, yo…

 

Hugo le interrumpe con un arrepentido suspiro.

 

HUGO: No, perdona. Yo… ahora mismo tengo muchas cosas en la cabeza. Lo siento.

 

EDU: No, el que lo siente soy yo. Por todo.

 

Los dos se quedan en silencio durante unos segundos.

 

EDU: ¿Qué es eso que te tiene tan preocupado?

 

HUGO: Nada. Tonterías.

 

EDU: Vamos Hugo, que nos conocemos… puedes confiar en mí. Lo sabes.

 

Hugo mira a su ex novio, sin saber que decir.

 

HUGO: Es Óscar. Ha desaparecido.

 

EDU: ¿Tu compañero de piso?

 

HUGO: Aha.

 

EDU: Bueno, ya es mayorcito para saber lo que hace, ¿no?

 

HUGO: Sí, pero es que…

 

Edu le interrumpe, sorprendido.

 

EDU: ¿Le quieres?

 

HUGO: ¡No, claro que no! ¿Qué tontería es esa?

 

EDU: ¿Entonces por qué te preocupas tanto?

 

HUGO: No puedo decírtelo.

 

EDU: Hugo, ya te he dicho que puedes confiar en mí.

 

Hugo se queda pensando unos segundos en silencio, hasta que finalmente suspira.

 

HUGO: Solo te puedo decir que necesito encontrarlo. Tengo que hablar con él.

 

EDU: ¿Y no sabes dónde puede estar?

 

HUGO: Sí lo supiera, no estaría tan preocupado.

 

EDU: ¿Estás seguro? Tú piénsalo. Solo piensa dónde puede estar.

 

HUGO: (Molesto) ¿Te crees que no lo he…?

 

El joven se queda callado de inmediato.

 

HUGO: Espera un segundo.

 

EDU: (Extrañado) ¿Qué pasa?

 

HUGO: Es que… creo que ya sé dónde puede estar.

 

El joven sonríe forzadamente.

 

EDU: ¿Lo ves? ¿Ves cómo podías hacerlo?

 

HUGO: (Sonríe) Muchas gracias, Edu. De verdad.

 

Hugo da un beso en la mejilla a su ex novio para después levantarse y salir corriendo. Ahora es Edu el que mira hacia el horizonte, triste.

 

PISO DE CARLOS Y JAIME/ SALÓN

 

Carlos está sentado en el sofá, completamente a oscuras, viendo una película. El sonido de timbre le sobresalta y, extrañado, enciende la luz y abre la puerta. Se sorprende todavía más cuando ve a Andrea al otro lado.

 

ANDREA: Buenas noches,

 

CARLOS: ¿Qué haces aquí?

 

ANDREA: Tenemos que hablar.

 

CARLOS: Creo que ya nos hemos dicho todo lo que nos teníamos que decir.

 

El joven hace el amago de cerrar la puerta, pero Andrea se lo impide poniendo un pie en el medio.

 

ANDREA: Carlos, por favor.

 

Carlos se queda unos segundos en silencio, pensando, hasta que finalmente suspira.

 

CARLOS: ¿Qué pasa?

 

ANDREA: ¿Ni siquiera me vas a invitar a entrar?

 

CARLOS: No tientes a tu suerte, Andrea.

 

ANDREA: Está bien… mira, yo solo he venido para pedirte disculpas por lo de antes. Nos hemos pasado. No deberíamos de haberte dicho nada.

 

CARLOS: No tenéis que pedir disculpas, ni vosotros ni yo. Cada uno hemos expresado lo que pensábamos, y punto.

 

ANDREA: Sí, pero es cierto que te noté incómodo desde el principio, y aún así seguí adelante con la encerrona. Lo siento.

 

CARLOS: Ya está hecho. No hay marcha atrás.

 

ANDREA: Pero Carlos…

 

CARLOS: (Interrumpiéndola) Adiós, Andrea.

 

El joven cierra la puerta sin dar tiempo a reaccionar a su ex novia, a la cual se le llenan los ojos de lágrimas.

 

ANDREA: ¡Mierda!

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ COCINA

 

Un nuevo y, sorprendentemente, soleado día amanece en la ciudad. Isra se está preparando una taza de café, todavía en pijama, cuando suena el timbre. El joven se dirige a abrir la puerta, y se sorprende al ver a Licia con los ojos rojos e hinchados, como si hubiera estado toda la noche llorando.

 

ISRA: ¡Lidia! ¿Estás bien?

 

LIDIA: No… ¿está Óscar? Necesito hablar con él.

 

ISRA: No, no está. Hace un par de días que no le veo.

 

LIDIA: (Sorprendida) ¿Qué?

 

ISRA: Bueno, tampoco es raro. Últimamente estoy encerrado en la habitación sin parar de estudiar, así que…

 

LIDIA: Ya.

 

Los dos jóvenes se quedan unos segundos en silencio.

 

LIDIA: Hugo sí que estará, ¿no?

 

ISRA: Tampoco. Se ha ido hace media hora o así.

 

LIDIA: (Sorprendida) ¿Ya se ha ido a clase?

 

ISRA: No me ha dicho dónde iba, pero la verdad es que dudo que hoy le vayas a ver por allí.

 

LIDIA: Y aunque no te lo haya dicho, ¿no tienes ni idea de dónde puede estar?

 

ISRA: Ni idea, no lo sé… ya te digo que no me dijo nada. Pero de todos modos, si necesitas hablar con alguien, también puedes hacerlo conmigo.

 

Lidia se queda en silencio durante unos segundos, pensando, hasta que finalmente esboza una forzada sonrisa.

 

LIDIA: Gracias Isra, pero no. Tiene que ser con uno de ellos. ¿Me harás el favor de decirles que me llamen cuando hables con alguno?

 

ISRA: Por supuesto.

 

LIDIA: Bien, gracias. Hasta luego.

 

ISRA: Chao.

 

Lidia se marcha ante la atenta mirada de Isra, que se queda bastante preocupado.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Jaime y Claudia, tras la barra, no paran de besarse mientras Edu y Marta, sentados en el sofá de siempre, les observan con cara de asco mientras se toman unos refrescos.

 

EDU: ¿Cómo se puede dar tanto asco?

 

MARTA: Bueno, tú no hables mucho, porque Hugo y tú cuando empezasteis eráis igual.

 

EDU: (Sorprendido) ¿En serio?

 

MARTA: A lo mejor no tanto, pero… un poco sí.

 

EDU: El amor…

 

Los dos amigos se ríen, divertidos, y dejan de mirar a los camareros.

 

MARTA: Cuéntame, ¿qué es eso de lo que querías hablarme?

 

EDU: Bueno, la verdad es que… me gustaría que retomásemos la conversación que tuvimos el otro día.

 

MARTA: (Suspira) ¿En serio? Creía que ya había quedado todo claro entonces.

 

EDU: Y quedó claro, pero… me duele mucho que pienses como piensas sobre tu futuro.

 

MARTA: (Molesta) ¿Pero por qué te preocupa tanto? No lo entiendo…

 

EDU: Porque eres mi amiga, Marta.

 

MARTA: Lo siento, pero tiene que haber alguna otra cosa. Vale que sea tu amiga, pero tú nunca has sido así.

 

Edu se queda en silencio durante unos segundos, pensando, hasta que finalmente suspira.

 

EDU: Ayer no fui del todo sincero contigo.

 

MARTA: (Extrañada) ¿Qué quieres decir?

 

EDU: Mira, tienes que disfrutar de la vida, ¿vale? Nunca sabes cuándo vas a dejar de estar aquí.

 

MARTA: (Extrañada) ¿De qué estás hablando?

 

EDU: Puede que esta noche te encuentres mal, y no te vuelvas a levantar nunca. O que salgas a la calle, y te atropelle un coche.

 

MARTA: ¿No estás siendo un poco melodramático?

 

EDU: No es ninguna mentira. Nunca se sabe lo que puede pasar.

 

MARTA: Hombre claro, pero es que según ese razonamiento, nunca debería salir de casa.

 

EDU: No me estás entendiendo, Marta… mira, lo que quiero decir es que tienes que seguir con tu vida adelante, pensar en un futuro… pero también disfrutarla como si fuera el último día.

 

MARTA: (Confundida) Creo que no te estoy siguiendo.

 

Edu se queda en silencio durante unos segundos, dubitativo, hasta que se decide.

 

EDU: Mira, allí, en Nueva York, conocí a un chico. Su sueño era entrar en la academia, y lo consiguió. Era fuerte, valiente. Arriesgaba. Arriesgó una vida sencilla y fácil por cumplir su sueño. Pero al poco de entrar allí, le detectaron un cáncer. Dudo muchos meses en si dejar la escuela y disfrutar su vida, seguir adelante con su sueño a pesar de saber que no podría cumplirlo entero, o dejarlo todo y cerrar los capítulos que todavía quedaban abiertos de su vida.

 

MARTA: ¿Qué hizo?

 

EDU: Pensó que lo mejor era cerrar sus cuentas pendientes.

 

MARTA: ¿Lo consiguió?

 

EDU: Creo que aún está en ello.

 

MARTA: ¿Fue por él por el que viniste? ¿Estuviste saliendo con él, o algo?

 

EDU: No, para nada. Era un muy buen amigo… que espero que esté consiguiendo lo que se propuso cuando se marchó de Nueva York.

 

Se quedan en silencio durante un breve periodo de tiempo.

 

MARTA: Pero no entiendo a que viene todo esto…

 

EDU: Lo que quiero decir es que te fijes en tu futuro, Marta. Busca un trabajo, o estudia algo que te guste… pero no dejes de disfrutar. No dejes de hacerlo nunca.

 

MARTA: Estás un poco raro…

 

Edu sonríe forzadamente.

 

EDU: Tú solo piénsalo, ¿vale? Piensa que puede que todo se acabe mañana, pero puede que no… y en este último caso, si no te preparas, ¿qué vas a hacer?

 

Marta mira a su amigo, sin saber que responder.

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ SALÓN

 

Ya por la tarde, Isra y Andrea están sentados en el sofá, tomándose cada uno un refresco. Andrea está muy alterada, y el pelirrojo parece no saber cómo tranquilizarla.

 

ANDREA: Hemos metido la pata. Dios mío, ¿cómo hemos podido ser tan torpes?

 

ISRA: Andrea, no es para tanto, ¿vale? No le obligamos a que hiciera nada… fue él mismo el que decidió hacerlo.

 

ANDREA: Sí, pero yo le incite… y mira las consecuencias que ha tenido… ¡joder!

 

Isra coge la mano de su amiga, intentando tranquilizarla.

 

ISRA: Vamos, no digas tonterías. Sabes perfectamente que eso no es verdad. Pudo negarse, pudo echarse atrás en cualquier momento, y no lo hizo. Ni siquiera un triste amago. Así que deja de culparte.

 

La joven siente como los ojos se le llenan de lágrimas e Isra se los seca con sus dedos.

 

ISRA: Tranquilízate, por favor.

 

Ambos se quedan en silencio durante unos segundos, Andrea haciendo esfuerzos por no romper a llorar e Isra mirándola intensamente. Poco a poco se va acercando a ella.

 

ISRA: Andrea…

 

ANDREA: (Extrañada) ¿Qué haces?

 

El pelirrojo, como única respuesta, besa a la chica, pero ésta se aparta rápidamente, levantándose.

 

ANDREA: ¿Se puede saber qué cojones te pasa?

 

ISRA: (Sorprendido) ¿Cómo que qué me pasa? Pensaba que los dos queríamos. El otro día dijiste que no te importaría repetirlo.

 

ANDREA: No Isra, no me importaría repetir el trío. Pero entre tú y yo no va a haber nada, ¿vale? Ni sexual, ni sentimental, ni nada.

 

ISRA: ¿Pero por qué?

 

ANDREA: ¡Porque quiero a Carlos, joder!

 

ISRA: (Sorprendido) ¿En serio?

 

Andrea suspira, dándose cuenta de que, ahora que ha reconocido sus verdaderos sentimientos, es imposible dar marcha atrás.

 

ANDREA: Lo siento, Isra. No quería que te confundieras, pero… al parecer soy especialista en meter la pata.

 

ISRA: No Andrea, el que lo siente soy yo. Has venido en busca de un amigo, y…

 

ANDREA: No importa. De verdad. Olvídalo.

 

Los dos se quedan unos segundos en silencio, incómodos.

 

ANDREA: Yo… creo que será mejor que me vaya. Hasta luego.

 

ISRA: Chao…

 

Andrea se marcha rápidamente de allí mientras Isra deja caer la cabeza hacia atrás, suspirando.

 

ISRA: Joder…

 

PLAYA DE TAZONES

 

Un nuevo día empieza a amanecer en la ciudad. Hugo aparca el coche en un lado de la carretera y, al mirar hacia la orilla del mar, ve a Óscar sentado, dejando que las olas mojen sus pies. Se acerca lentamente a él, y se sienta a su lado.

 

HUGO: Hola.

 

ÓSCAR: (Sorprendido) ¿Cómo me has encontrado?

 

Hugo esboza una forzada sonrisa.

 

HUGO: Bueno, aunque me ha costado, era más fácil de lo que parecía. Hablas mucho de esta playa, y de lo que te gusta.

 

ÓSCAR: Ya…

 

Los dos jóvenes se quedan en un incómodo silencio.

 

HUGO: ¿Qué haces aquí?

 

ÓSCAR: (Suspira) No lo sé. Supongo que… necesitaba salir de Gijón, estar solo, y pensar.

 

HUGO: ¿Y cómo lo llevas?

 

ÓSCAR: Pues la verdad es que no he conseguido demasiado.

 

HUGO: Ya.

 

Vuelven a quedarse en silencio.

 

HUGO: ¿Entonces que tienes pensado hacer? ¿Quedarte aquí sentado hasta que llegues a una conclusión? ¿Por mucho que llueva o nieve?

 

Óscar deja entrever una leve sonrisa.

 

ÓSCAR: No, claro que no. He alquilado una habitación en un hostal del pueblo.

 

HUGO: ¿Pero sobre qué estás dudando, Óscar? Pensaba que ya lo tenías más o menos claro.

 

ÓSCAR: Es que no lo sé. A veces lo tengo clarísimo, y otras… no tengo ni idea de qué hacer con mi vida.

 

HUGO: Estamos hablando de Lidia y su embarazo, ¿verdad?

 

ÓSCAR: Entre otras cosas, sí.

 

HUGO: ¿Qué cosas?

 

El chico se queda unos segundos en silencio, pensando, hasta que finalmente esboza una sonrisa.

 

ÓSCAR: Lo sabes perfectamente, Hugo.

 

HUGO: ¿Nosotros?

 

ÓSCAR: Aha.

 

HUGO: Pensaba que ya había quedado claro. Que los dos estábamos de acuerdo en que había sido un error.

 

ÓSCAR: Sí… pero los dos sabemos que eso no es cierto.

 

Ambos se miran fijamente a los ojos, de nuevo en silencio.

 

HUGO: Óscar…

 

ÓSCAR: (Interrumpiéndole) Mira Hugo, sé que estoy con Lidia, y que voy a tener que seguir con ella por su embarazo… pero es una gilipollez el seguir negando que hay algo entre nosotros.

 

HUGO: No te confundas, Óscar. Lo que ha habido entre nosotros siempre ha sido fruto del alcohol que habíamos tomado antes.

 

ÓSCAR: Eso no es cierto, y lo sabes. Entre nosotros hay algo; llámalo atracción, llámalo deseo… la verdad es que ni yo mismo lo sé.

 

Hugo se queda en silencio durante unos segundos, pensando, hasta que finalmente suspira.

 

HUGO: Vale, en el hipotético caso de que tuvieras razón… no podemos hacer nada. Ya lo hemos hablado mil veces. Tú estás con Lidia, y ella es mi amiga.

 

ÓSCAR: Lo sé… y además, tampoco tengo claro que quiero que pase nada. Yo no soy gay. Es solo que tú…

 

HUGO: Tranquilo. Lo entiendo. Soy tan atractivo.

 

ÓSCAR: Desde luego.

 

Los dos jóvenes se ríen, divertidos.

 

ÓSCAR: Bueno, tómatelo a guasa, pero es la verdad. Lo eres.

 

HUGO: Tú tampoco estás mal, ya lo sabes.

 

Los dos vuelven a reírse. Poco a poco, se van parando y se van acercando el uno al otro. Cuando sus labios están a punto de juntarse, Hugo se detiene.

 

HUGO: ¿Qué nos está pasando, Óscar?

 

ÓSCAR: No lo sé… de verdad que no lo sé.

 

Se miran fijamente a los ojos y sus labios por fin entran en contacto, aunque es por un breve periodo de tiempo.

 

HUGO: Óscar…

 

ÓSCAR: Ssssshhhh… cállate. Por favor.

 

HUGO: Joder…

 

Ambos empiezan a besarse apasionadamente mientras dejan que sus cuerpos se tumben poco a poco sobre la arena.                                                                                                                                                      

CONTINUARÁ...