MANERAS DE VIVIR

.- Suena la canción “Afterstate” de Ben Lee. Mientras Edu va hablando, vemos las imágenes narradas debajo de sus frases.

EDU: (Off) Oportunidades. No todo el mundo las tiene para lograr conseguir su sueño. Solo unos pocos afortunados las consiguen.

Edu ensaya una de sus coreografías en el gimnasio, mientras Teodoro le observa desde un rincón con una sonrisa de oreja a oreja.

EDU: (Off) Hay que saber distinguirlas, saber lo que son verdaderas oportunidades y lo que son simplemente espejismos.

Hugo y Quique hacen el amor apasionadamente sobre la cama de este último, mientras se besan pasándose una pastilla de éxtasis de boca en boca.

EDU: (Off) Y cuando la distingues y sabes que es una de ellas, no debes dejarla escapar.

Andrea y Manuel están sentados en el suelo del salón del piso del hombre, empaquetando varias cosas mientras ríen y escuchan música.

EDU: (Off) Tienes que vivirlas y disfrutarlas.

Marta, feliz, observa el cajón de su dormitorio en el que tiene todas las cosas de su futuro hijo en el interior.

EDU: (Off) Porque si no, puedes darte cuenta…

Laura llega a casa de su novio. Se encuentra con Jaime sentado en el sofá, sonriéndola, y la joven no puede evitar el ruborizarse.

EDU: (Off) Puede ser ya demasiado tarde.

El coche de Elisa continúa tirado en el barranco, mientras empieza a amanecer. La mujer permanece en el interior del auto, inconsciente y sangrando.

.- Laura y Jaime duermen plácidamente sobre el sofá del salón del piso del novio de la primera, mientras los primeros rayos de sol se cuelan por la ventana. En ese momento la puerta se abre dando paso a Carlos, que cuando les ve, les mira sorprendido. Mira su reloj y se acerca sigilosamente a su novia, a la cual empieza a acariciar.

CARLOS: Laura…

La joven se da media vuelta, pero no parece despertarse, por lo que Carlos se ve obligado a subir la voz.

CARLOS: Laura.

Laura por fin se va despertando poco a poco, y cuando ve a Carlos le mira, extrañada.

LAURA: ¿Qué estás haciendo aquí?

CARLOS: Eso mismo me pregunto yo.

La chica mira a su alrededor, y se sorprende al verse donde está y sobre todo, al ver a Jaime durmiendo a su lado. Después parece acordarse de todo, y suspira.

LAURA: ¡Joder, nos quedamos dormidos!

CARLOS: ¿Y qué hacíais aquí los dos solos?

LAURA: Vine a buscarte… me dijo que podía esperarte, pero no llegaste, y…

Laura se queda callada al darse cuenta de que ya ha amanecido.

LAURA: ¿Vienes ahora?

CARLOS: (Suspira) Ese no es el tema.

LAURA: Créeme, me importa bastante poco si ese es el tema o no. ¿Se puede saber donde has estado toda la noche?

CARLOS: Trabajando.

LAURA: (Extrañada) ¿Trabajando? Que yo sepa, esta semana te tocaba de mañana, no de noche.

CARLOS: Sí, pero me pidió el jefe que me quedara esta noche a cambio de darme esta mañana libre, y como en el turno de noche se gana más, pues…

LAURA: (Interrumpiéndole) ¿Ya empezamos otra vez?

Carlos mira a su novia, sin entenderla.

CARLOS: ¿Cómo que si ya empezamos otra vez?

LAURA: Que si ya vas a empezar otra vez a trabajar tanto como antes… porque ahora no tienes motivos. Tienes un compañero de piso, y entre los dos conseguiréis reunir el dinero que os haga falta sin presiones.

CARLOS: No es eso, Laura. Lo que pasa es que desde que se marchó Raquel nos falta un recepcionista, y ahora tenemos que ir ajustando horarios hasta que venga uno nuevo… pero no te preocupes, la lección de trabajar a un ritmo como el que trabajaba ya la he aprendido.

LAURA: Eso espero, Carlos. De verdad que sí.

Carlos sonríe a su novia, y los dos se quedan en silencio unos segundos.

CARLOS: Oye, ¿y tú no deberías de ir a tu último día de instituto? Supongo que hoy os darán las notas y tal, ¿no?

LAURA: (Extrañada) ¿Qué hora es?

CARLOS: Faltan cinco minutos para las ocho y media.

LAURA: (Asustada) ¿Qué?

La chica se levanta rápidamente, y se mira en el espejo que cuelga de la pared.

CARLOS: No te preocupes, que estás preciosa.

LAURA: Tú, que me miras con otros ojos.

Se dan un pico.

LAURA: Me voy, a ver si con un poco de suerte llegó. Chao.

CARLOS: Hasta luego.

Laura sale rápidamente del piso, y Carlos tiene que aguantarse la risa para no despertar a su compañero, el cual sigue durmiendo plácidamente en el sofá.

TÍTULOS DE CRÉDITO: "Have a nice day" Bon Jovi
Kristen Bell, David Gallagher, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Hayden Panettiere, Emma Watson.

Capítulo 48.
LA ÚLTIMA VEZ II


.- Claudia se encuentra tras la barra del Four, preparando unos cafés mientras se fuma un cigarro de manera nerviosa, cuando su móvil empieza a sonar. Ve que es un número desconocido y, tras dudar durante unos segundos, lo termina cogiendo, no sin antes mirar a sus clientas.

CLAUDIA: Disculpen un momento.

Las mujeres sonríen, dándole el permiso a la joven, que se aleja un poco a través de la barra y lo coge.

CLAUDIA: ¿Sí?... Yo soy Claudia, ¿qué sucede?... Sí, Elisa es mi madre… ¿Cómo?... Joder… ¿Cómo esta?... Ya… Sí, sí, muchísimas gracias, ahora mismo voy para allí… Gracias, chao.

La chica cuelga, y vuelve a acercarse a sus clientes, intentando controlarse para que las lágrimas no salgan por sus mejillas.

CLAUDIA: Disculpen señoras, pero acabo de recibir una malísima noticia y tengo que cerrar el bar. No se preocupen, estos cafés no se los voy a cobrar, al fin y al cabo, no se lo han llegado a tomar.

Las mujeres se miran, sin saber que decir, pero no parecen demasiado contentas.

CLAUDIA: Por favor, no me hagan decirles lo que pasa… solo les pido que me comprendan, es algo muy importante y urgente.

Las mujeres asienten, y se marchan de allí. Claudia saca las tazas de la cafetera y rápidamente, coge su bolso y también sale de allí, cerrando la puerta con llave.

.- Olga se encuentra preparando el desayuno en la cocina de su piso, cuando Isra entra allí con mala cara, y todavía en pijama. Su madre le observa, extrañada, y termina suspirando.

OLGA: ¿Aún estás así? ¿No piensas ir al instituto?

ISRA: (Borde) No, no me encuentro bien.

OLGA: Es tu último día, te darán las notas… tienes que ir.

ISRA: Ya te he dicho que no voy a ir.

Olga suspira, sentándose en una de las sillas.

OLGA: Siéntate, anda.

ISRA: No me apetece hablar. Solo he venido a por un vaso de agua, y me vuelvo a la cama.

OLGA: Isra…

ISRA: (Interrumpiéndola) ¡No mamá, ahora no vayas de buena! Me has separado de él, y lo has hecho a propósito… no podré perdonártelo nunca.

OLGA: Isra hijo, ¿es que acaso no te das cuenta? Se ha estado aprovechando de los dos.

ISRA: No se ha estado aprovechando de ninguno. A ti te quiso y a mí me quiere… yo acepte vuestra relación, ¿por qué no aceptas tu la nuestra?

OLGA: Porque te está engañando al igual que me engañó a mí, Israel.

ISRA: No quiero volver a escuchar eso al no ser que tengas pruebas de lo que estás diciendo.

Los dos se quedan en un tenso silencio durante unos segundos.

ISRA: No sabes como te odio en estos momentos…

Isra sale de allí realmente enfadado, y Olga rompe a llorar, desesperada.

.- Claudia corre a través de los pasillos del hospital. Llora desesperadamente, mientras mira hacia todos los lados. Pronto llega hasta un mostrador, donde se apoya para recuperar la respiración.

ENFERMERA: Disculpe, ¿puedo ayudarla en algo?

CLAUDIA: Sí, verá. Soy Claudia Antúnez, mi madre acaba de ingresar aquí víctima de un accidente de tráfico.

ENFERMERA: ¿Cómo se llama su madre?

CLAUDIA: Elisa. Elisa Morales.

ENFERMERA: Espere un momento que lo compruebe…

La enfermera busca algo en el ordenador, hasta que al final acaba asintiendo.

ENFERMERA: Sí, aquí está. La están atendiendo ahora mismo en el box dos, pero…

CLAUDIA: (Interrumpiéndola) Muy bien, gracias.

Claudia vuelve a correr a través del pasillo, ante la incredulidad de la enfermera.

ENFERMERA: ¡Oiga! ¡Que no puede ir allí!

La joven ignora a la enfermera, y continúa corriendo.

.- Elisa permanece tumbada en la camilla en uno de los box del hospital. Un médico y un par de enfermeras se encuentran a su alrededor, cuando el encefalograma queda plano, y empiezan a moverse con rapidez. Las enfermeras acercan el desfibrilador.

MÉDICO: ¡Vamos, desfibrilador! ¡Carga a doscientos, vamos, vamos, vamos!

El médico aplica la descarga a la mujer, pero ésta no reacciona.

MÉDICO: ¡A trescientos, vamos!

Las enfermeras cambian los datos de la descarga y el médico vuelve a aplicársela a Elisa. Esta vez si que consigue reaccionar, y es justo cuando su encefalograma vuelve a la vida cuando se abren las puertas del box dando paso a una llorosa Claudia.

CLAUDIA: ¿Cómo está?

MÉDICO: (Molesto) ¿Qué está haciendo usted aquí?

CLAUDIA: Es mi madre.

MÉDICO: En ese caso lo siento, pero no puede estar aquí.

CLAUDIA: ¿Cómo que no? ¡Joder, ya le he dicho que es mi madre! Creo que tengo derecho.

El médico suspira, y mira a las enfermeras.

MÉDICO: Por favor, sacadla de aquí.

Las enfermeras van hacia Claudia, la cual cada vez llora con más fuerza.

CLAUDIA: No, ni se os ocurra acercaros… me quiero quedar.

ENFERMERA 1: Vamos señorita, es para que podamos atender mejor a su madre, sino nos estará distrayendo y no podremos concentrarnos en salvarla, que es lo más importante.

CLAUDIA: No, quiero quedarme, por favor…

ENFERMERA 2: Mire, le prometemos que el doctor saldrá en cuando haya novedades, ¿de acuerdo? Pero ahora no puede estar aquí…

CLAUDIA: ¡No! Por favor…

Las enfermeras, sin atender las peticiones de la joven, la sacan del box lo buenamente que pueden.

.- Martín permanece en su dormitorio, en el cual ya solo está la cama y una mesita de noche. Se está haciendo la maleta, cuando el sonido del timbre le sorprende y, extrañado, se dirige a abrir. Se trata de Isra, que tiene los ojos llorosos.

ISRA: Joder, menos mal que estás en casa… me estaba desesperando.

El joven se lanza a los brazos de Martín el cual, sorprendido, no sabe como reaccionar.

MARTÍN: ¿Estás… estás bien?

ISRA: Sí, ahora mucho mejor… ¿puedo pasar?

MARTÍN: ¿No tendrías que estar en el instituto?

ISRA: No… bueno, hoy es el último día, simplemente nos dan las notas y ya está, así que puedo ir más tarde.

MARTÍN: Ya…

Los dos se quedan en silencio durante unos segundos.

ISRA: ¿Me vas a dejar pasar o no?

Martín piensa durante unos segundos, hasta que termina suspirando y abriendo la puerta del todo.

MARTÍN: Está bien, pasa.

ISRA: (Sonríe) Gracias.

El chico pasa al interior del piso, y Martín cierra la puerta. Isra se sorprende al comprobar lo vacío que está todo.

ISRA: ¿Estás de remodelación?

MARTÍN: No, más bien estoy de… mudanza.

ISRA: ¿Has encontrado una casa más grande?

MARTÍN: No…

Llegan al salón, donde Isra se deja caer sobre el sofá, suspirando. Martín se sienta a su lado.

ISRA: ¿Entonces que pasa?

MARTÍN: Dejo… dejo la ciudad, Isra.

ISRA: (Sorprendido) ¿Cómo?

MARTÍN: Mira, es lo mejor. Así nos evitaremos problemas, y…

ISRA: (Interrumpiéndole) No me lo puedo creer.

MARTÍN: Isra, esto es algo que tarde o temprano tenía que pasar… esta relación no va a ninguna parte, y lo sabes. Lo tenemos todo en contra.

Isra está a punto de echarse a llorar.

ISRA: Y como tenemos todo en contra, lo mejor es que no luchemos, ¿verdad? Por mucho que nos importe.

MARTÍN: Pero es que a lo mejor no nos importa tanto.

ISRA: (Dolido) ¿Qué quieres decir?

Martín suspira, buscando las palabras adecuadas para no hacer daño al joven.

MARTÍN: Somos muy diferentes, por no hablar de nuestra diferencia de edad. Nosotros no buscamos lo mismo, y aunque ahora no nos estemos dando cuenta de ello, llegará el momento en el que si lo hagamos, y nos arrepentiremos de no haberlo dejado antes.

ISRA: Vale, pues cuando acabe ese momento ya veremos lo que hacemos, ¿no? ¿Por qué tenemos que adelantarnos a algo que ni siquiera sabemos si va a pasar?

MARTÍN: Porque cuando llegue ese momento, yo habré ya perdido mi vida, y tú tu juventud. Y cuando nos miremos no veremos amor, veremos odio. Y eso es lo que no quiero que pase. Eres demasiado especial e importante como para querer llegar a odiarte.

El chico, definitivamente, no puede evitar el echarse a llorar.

ISRA: No me dejes, Martín, por favor… no lo soportaría.

MARTÍN: (Suspira) Lo siento, Isra. La decisión ya está tomada, y no hay marcha atrás.

ISRA: (Irónico) Muy bien… pues gracias por contar conmigo, de verdad que sí. Muchas gracias.

Isra se levanta, y se marcha de allí bastante indignado, dejando a Martín solo, el cual lo único que puede hacer es echarse a llorar.

.- Marta y Edu permanecen sentados en el sofá de siempre del Four, tomándose unos refrescos. Los dos permanecen completamente en silencio, pero Marta parece bastante afectada.

MARTA: (Suspira) Joder tío, es que aún no me puedo creer que al final te vayas.

EDU: Bueno Marta, piensa que lo hago por mí y por cumplir mi sueño.

MARTA: Tampoco lo harás tanto por eso, cuando fue Isra el que tomó la decisión por ti, ¿no?

Edu sonríe forzadamente.

EDU: Fue una tontería y la verdad es que él tenía razón. Esto es lo mejor para mí, siempre ha sido mi sueño… y por fin se cumple.

MARTA: Ya…

Los dos se quedan en un tenso silencio durante unos segundos, mientras a Marta, poco a poco, se le van llenando los ojos de lágrimas.

MARTA: No vas a conocer al peque…

EDU: No pienses eso, Marta. Voy a volver, ¿vale? Siempre que pueda vendré a haceros una visita, no os pienso abandonar. Aquí estáis mis amigos y mi familia, no os vais a librar tan pronto de mí.

MARTA: Eso se dice siempre, pero al final…

EDU: (Interrumpiéndole) Yo lo haré, te lo prometo.

MARTA: ¿De verdad?

EDU: (Sonríe) Claro que sí. ¿Acaso no confías en mí?

MARTA: Sí, claro que confío en ti, pero…

EDU: (Interrumpiéndole) Pero nada. Sois mis amigos y eso no cambiará nunca, esté en Nueva York, o esté en China, ¿vale?

Marta rompe a llorar, y los dos amigos se abrazan, emocionados.

.- La hora de dar las notas ya ha terminado, y con ella un nuevo curso en el instituto. El centro está prácticamente vacío, y en la cafetería solo están Laura y Andrea, tomándose unos cafés en silencio, ambas pensando en sus cosas.

LAURA: (Suspira) Bueno, pues un año más.

ANDREA: Sí. Mi primer año aquí, y… ha sido un poco movidito.

Laura se ríe, divertida.

LAURA: Pues acostúmbrate, mona. Aquí todos los años son moviditos.

ANDREA: (Asustada) ¿De verdad?

LAURA: Sí. Y mi mini yo puede dar constancia de ello.

Las dos amigas se ríen, divertidas.

LAURA: Por cierto, que fuerte lo de Manuel, ¿verdad?

ANDREA: ¿El qué?

LAURA: Que se vaya, no sé. Siempre pensé que sería uno de esos profesores que estaría toda la vida en este instituto.

ANDREA: Sí, parece que es el año de las despedidas.

LAURA: Bueno, tampoco son tantas. Lo que pasa que la de Edu es demasiado dura. Además, yo este año no me voy al pueblo a ver si podemos solucionar las cosas Carlos y yo, así que… una menos.

ANDREA: Ya…

Las dos se quedan en silencio, y Laura se da cuenta de que su amiga no parece demasiado cómoda, por lo que se preocupa.

LAURA: ¿Estás bien?

ANDREA: La verdad es que tengo que contarte algo.

LAURA: Claro, dime.

Andrea coge aire, para luego expulsarlo lentamente.

ANDREA: Yo también me voy.

LAURA: ¿De vacaciones?

ANDREA: No Laura, no es de vacaciones. Me marcho… me marcho para siempre.

LAURA: (Sorprendida) ¿Cómo que para siempre?

ANDREA: Bueno, supongo que ahora te lo puedo contar. Verás, yo… estoy embarazada.

LAURA: ¿En serio?

ANDREA: Sí. Y me marcho a Salamanca la semana que viene.

LAURA: ¿A Salamanca? Espera un momento… allí es donde se va Manuel… ¿no os habréis…?

ANDREA: Sí. El hijo es suyo.

Laura no puede creerse lo que acaba de escuchar, hasta que termina suspirando.

LAURA: ¿Pero cómo es posible, tía? ¿Cómo pudiste acostarte con un profesor?

ANDREA: (Molesta) No lo sé, ¿vale? Yo que sé, lo único que tengo claro es que… me tengo que ir con él.

Las dos se quedan en un tenso silencio durante unos segundos.

LAURA: Andrea, ¿tú le quieres?

ANDREA: ¿Acaso eso importa? Vamos a tener un hijo juntos, y él sí me quiere a mí. No puedo quitarle esas dos cosas.

LAURA: O sea, que vas a sacrificar tu libertad por su felicidad, ¿no?

Andrea baja la cabeza, sin saber que decir, y Laura se levanta, suspirando y sin poder ocultar la decepción hacia su amiga.

LAURA: Haz lo que creas que tienes que hacer, Andrea… pero tenlo en cuenta, no vas a ser feliz para el resto de tu vida si te vas con una persona a la que realmente no quieres.

La chica se marcha de allí dejando a Andrea sola, la cual no puede evitar el quedarse pensando en sus palabras.

.- Ya es por la tarde, y Claudia espera nerviosa sentada en una de las sillas de plástico de la sala de espera del hospital. La sala está prácticamente vacía, y el médico no tarda en aparecer por allí, y Claudia se levanta rápidamente.

MÉDICO: ¿Familiares de Elisa Morales?

CLAUDIA: Yo soy su hija. ¿Cómo está?

El médico la mira en silencio durante unos segundos, y luego suspira.

MÉDICO: Verá, el accidente que tuvo fue muy grave. Tenía fuertes hemorragias tanto externas como internas, y en quirófano no pudimos controlarlas…

A Claudia se le llenan los ojos de lágrimas, por lo que el médico se queda en silencio.

CLAUDIA: ¿Ha muerto?

MÉDICO: Lo siento…

CLAUDIA: Joder… ¡joder!

La joven rompe a llorar y el médico la abraza, sin saber que más decirle.

.- Comienza a anochecer. Edu se encuentra en su dormitorio, haciendo ya la maleta, cuando unos leves golpes se escuchan en la puerta. El joven se gira hacia allí, extrañado.

EDU: Adelante.

La puerta se abre, dando paso a Carlos, Laura, Marta e Isra.

CARLOS: ¿Podemos pasar?

EDU: (Sonríe) Claro chicos, pasad… ¿qué estáis haciendo aquí?

Los cuatro van entrando al dormitorio, y Isra, que es el último, cierra la puerta.

LAURA: Veníamos a despedirnos.

MARTA: Sí. Sabemos que odias las despedidas en el aeropuerto, así que… estamos aquí.

EDU: Muchas gracias, chicos… me pilláis por los pelos. Me han adelantado el vuelo… me voy esta misma noche.

CARLOS: (Sorprendido) ¿Ya?

ISRA: ¿Tantas ganas tienes de librarte de nosotros?

EDU: Desde luego.

Los cinco amigos se ríen, pero pronto vuelven a quedarse serios de nuevo.

EDU: ¿Y Hugo?

LAURA: Bueno, ya sabes que últimamente está un poco… “ocupado”. Ha sido imposible localizarle.

EDU: Ya…

Los cinco se quedan en silencio unos segundos, hasta que Edu se termina acercando a Carlos, al que abraza.

EDU: Te voy a echar mucho de menos, tío.

CARLOS: Y yo a ti, joder. A pesar de que éste último año hemos estado distanciados… sigues siendo mi mejor amigo, y aquí voy a estar para cualquier cosa que necesites, sea la hora que sea.

EDU: (Sonríe) Gracias… y lo mismo digo.

Los dos amigos se dan un último apretón, y Edu pasa entonces a Laura, la cual tiene los ojos llenos de lágrimas.

LAURA: Eres un cabrón… pero me alegro muchísimo por ti.

El joven no puede evitar el reírse.

EDU: Te quiero muchísimo, Lau.

LAURA: Sí. Yo y mi mini yo también te queremos un montón y te vamos a echar muchísimo de menos.

Los cinco se ríen, divertidos.

EDU: Lo mismo que Carlos, ¿vale? Puedes contar conmigo para lo que sea.

LAURA: Tú también…

Ambos se sonríen, y Edu pasa a abrazar a Marta.

EDU: No te preocupes, ¿vale? Te prometo que conoceré a tu peque… ya lo estoy deseando.

MARTA: (Llorando) Más te vale.

EDU: Te lo juro… pero no llores.

Marta sonríe forzadamente, y el chico le da un beso en la mejilla. Luego se gira hacia Isra, y los dos se miran fijamente en silencio durante unos segundos.

EDU: Anda, ven aquí…

Los dos jóvenes se abrazan.

ISRA: Aunque no lo creas, yo también voy a echarte mucho de menos.

EDU: Lo sé… ¿por qué no iba a creerlo?

Isra sonríe, y siguen abrazados un rato más hasta que Edu, carraspeando, se separa de su ex novio.

EDU: Bueno chicos, os agradezco que hayáis venido, pero tengo que preparar aún un montón de cosas y mi avión sale en un par de horas…

CARLOS: Claro, nos vamos. No te preocupes.

EDU: Os voy a echar de menos.

LAURA: Y nosotros a ti.

Los cinco se quedan en silencio unos segundos.

EDU: Hasta siempre, chicos.

MARTA, LAURA, CARLOS e ISRA: Adiós.

Uno a uno van saliendo del dormitorio mientras Edu les mira, con los ojos llenos de lágrimas y dedicándoles una última sonrisa.

.- Ya es completamente de noche. El local permanece vacío porque tampoco es demasiado tarde, y de fondo suena “Absolutamente”, de Fangoria. Hugo atraviesa todo el local a paso ligero, hasta que llega a la barra y hace un gesto al camarero para que se acerque a él, cosa que consigue.

HUGO: Buenas Chino.

CHINO: Ey, ¿qué te pongo?

HUGO: Una cerveza.

El joven empieza a prepararla, mientras Hugo no para de mirar a su alrededor.

HUGO: Oye, ¿has visto a Quique? No tengo ni puta idea de donde está…

CHINO: (Sorprendido) ¿No te has enterado?

HUGO: (Extrañado) ¿De qué tenía que enterarme?

CHINO: Lo han detenido…

Hugo se queda muy sorprendido, sin poder creerse lo que le acaban de decir.

HUGO: ¿Cómo que le han detenido?

CHINO: Sí. Se pasó esta tarde por aquí, y vinieron unos policías. Por tráfico de drogas…

HUGO: ¡Joder!

CHINO: Pensaba que te habrías enterado.

HUGO: ¿Y por qué me iba a enterar? Yo no soy nada suyo.

CHINO: Ya, pero…

HUGO: (Interrumpiéndole) ¿Y sabes donde puedo conseguir mierda?

CHINO: ¿Eso es lo único que te importa?

El joven suspira, intentando no perder la paciencia.

HUGO: ¿Me lo vas a decir o no?

CHINO: (Suspira) A cualquier tío que le preguntes, tendrá seguro.

HUGO: Genial, gracias.

Hugo coge su cerveza y empieza a alejarse de allí, ante la preocupación del camarero.

.- Claudia permanece sentada en una butaca. No puede parar de llorar, mientras no suelta la mano del cadáver de su madre. Está tan destrozada que ni se da cuenta de que Germán ha entrado y se acerca a ella por sus espaldas.

GERMÁN: Me dijeron que estabas aquí…

La joven se gira, sorprendida.

CLAUDIA: ¿Cómo cojones te has atrevido a venir aquí?

GERMÁN: La verdad es que ha sido un poco de suerte. Estuve buscando por todos los hospitales, hasta que la encontré aquí.

CLAUDIA: (Extrañada) ¿Por todos los hospitales?

GERMÁN: Sí. Se escapó y me cogió el coche. Lo vi tirado en la cuneta, así que no me costó sacar conclusiones.

CLAUDIA: Ya…

Los dos se quedan unos segundos en silencio.

GERMÁN: ¿Pasa algo?

CLAUDIA: Desde luego que pasa, Germán. Mi madre está muerta… ¡muerta! Por algo que hice yo. Yo fui la que intentó matarte, no ella. Ella intentó cubrirme, y por eso ingresó en un psiquiátrico… pero fui yo… ¡yo!

Claudia rompe a llorar, mientras Germán le mira sin poderse creer lo que acaba de escuchar.

GERMÁN: No puedes estar hablando en serio…

CLAUDIA: ¿Qué pasa? ¿Acaso me vas a decir que no te lo había dicho ya? ¡Joder, te lo dije desde el principio!

GERMÁN: No creía que hablases en serio. Creía que lo único que pretendías era proteger a tu madre.

CLAUDIA: ¡No te lo decía para protegerla! ¡Era la verdad, joder! ¡Y ahora está muerta! ¡Por tu puta culpa!

GERMÁN: ¡¿Mi culpa?! Si no hubieras intentado hacer lo que hiciste, nada de esto habría pasado.

CLAUDIA: ¿Y qué tenía que hacer? ¿Quedarme de brazos cruzados mientras tú pegabas a mi madre día sí y día también?

GERMÁN: Estaba intentando cambiar.

CLAUDIA: No lo dudo. El problema es que llevabas intentándolo hacer cinco años.

Los dos se quedan unos segundos en silencio.

CLAUDIA: (Suspira) Será mejor que te vayas.

GERMÁN: No.

CLAUDIA: (Sorprendida) Perdona, ¿cómo dices?

GERMÁN: Que no me voy a ir, Claudia. Llegué aquí dispuesto a vengarme de la persona que deseo e intentó llevar a cabo mi muerte… Y me he tenido que llevar una vida inocente por delante para descubrir que no fue ella la que lo hizo…

Claudia empieza a caminar de espaldas hacia la pared, asustada, mientras Germán la va acorralando poco a poco.

CLAUDIA: ¿Qué pretendes?

GERMÁN: (Sonríe) Vamos Claudia… no eres tan estúpida como para no darte cuenta de lo que va a pasar ahora…

CLAUDIA: Olvídalo, ¿vale? Joder… yo he sido feliz aquí hasta que has aparecido tú… déjame en paz, vivamos nuestras vidas por separado… por favor.

GERMÁN: Ni en tus mejores sueños… tu vida acaba aquí.

El hombre, sin borrar la sonrisa de su cara, saca una pistola de su bolsillo y apunta al estómago de la chica, sin darse cuenta de que ésta tantea con las manos en la mesa de detrás hasta que coge un bisturí.

GERMÁN: ¿Unas últimas palabras de despedida?

CLAUDIA: Que te jodan.

Claudia clava el bisturí en el estómago del hombre con un rápido movimiento, haciendo que los ojos de éste se queden en blanco y deje caer la pistola al suelo, retorciéndose de dolor.

GERMÁN: Joder…

La chica coge rápidamente la pistola, mientras da una patada a Germán, el cual cae al suelo. Claudia le apunta.

CLAUDIA: (Sonríe) ¿Unas últimas palabras?

GERMÁN: Sabes que si haces esto irás a la cárcel, ¿verdad? No serás libre en tu puta vida.

CLAUDIA: Seguro que soy mucho más libre que estando muerta…

Claudia, con los ojos llenos de lágrimas, duda durante unos segundos, lo que provoca que el hombre esboce una cínica sonrisa, y precisamente esto parece que es la última señal que necesitaba Claudia para apretar el gatillo y disparar sin parar hasta asegurarse de que Germán está muerto.

CLAUDIA: Se acabó…

La joven rompe a llorar, mientras deja caer la pistola al suelo.

.- En el local suena a todo volumen “Empiezo a recordarte”, de Mónica Naranjo. Andrea entra bastante estresada, hablando por el móvil mientras se asoma a la barandilla.

ANDREA: Sí, acabo de llegar, voy a ver si lo encuentro… me da igual que no me vaya a hacer caso... por intentarlo no se pierde nada… aunque sea una última vez… necesito que vuelva el verdadero Hugo. El Hugo que fue mi mejor amigo… vale, te contaré mañana… chao.

La chica cuelga el teléfono, y sin marcharse de allí, mira hacia la pista, pero no ve a nadie hasta que mira hacia la puerta de los baños. Allí ve como Hugo sale de ellos. Tiene muy mala cara. Besa a un chico que estaba en la puerta esperando, y se dirige hacia el centro de la pista.

ANDREA: ¡Hugo!

El joven no parece escucharla, por lo que la chica suspira. En ese momento se da cuenta de que su amigo no está nada bien, y necesita apoyarse de otro joven que tiene al lado, pero éste se aparta. Andrea baja corriendo, abriéndose paso entre la gente, y llega hasta él, que está a punto de caer al suelo, pero consigue cogerle.

ANDREA: ¡Hugo! ¿Estás bien?

CHICO: Déjalo… ¿no ves que es un puto yonki de mierda?

ANDREA: (Molesta) Y tú eres un maldito hijo de puta que no se preocupa por la gente que necesita ayuda.

El chico va a responder, pero se ve interrumpido.

HUGO: Andrea…

ANDREA: ¡Hugo! ¿Estás bien?

HUGO: Lo siento…

El joven se desploma en el suelo, y Andrea se agacha junto a él, con los ojos llenos de lágrimas.

ANDREA: ¿Hugo? ¡Hugo! Joder… ¡qué alguien llame a una ambulancia! ¡Vamos!

Andrea rompe a llorar, desesperada.

.- La canción continúa sonando.

Las puertas de Urgencias del hospital se abren. Hugo es trasladado en una camilla, entubado y llevado por los trabajadores del SAMUR, mientras Andrea les sigue, llorando. Los médicos no la dejan entrar al box, y la joven, pegada al cristal, coge su teléfono móvil y marca un número.

Laura y Carlos están sentados en el sofá del apartamento del joven, viendo una película, aunque ambos parecen estar muy incómodos.

Isra y Marta pasean por la playa. La joven se acaricia la tripa, y los dos chicos se ríen, contentos y jugueteando entre ellos.

La policía entra a la sala donde todavía Claudia llora desconsoladamente en el suelo. La detienen, mientras varios médicos atienden a Germán, pero ya es demasiado tarde: ha muerto.

Edu está en el aeropuerto, con todas sus maletas alrededor. Su móvil empieza a sonar, y al sacarlo ve que se trata de Andrea. Mira hacia la puerta de embarque y hacia la puerta de salida, para luego bajar de nuevo la mirada al móvil, que sigue sonando.

FIN TEMPORADA 2

¿Morirá Hugo?
¿Se marcharán Edu y/o Andrea?
¿Qué pasará entre Laura, Jaime y Carlos? ¿Laura y Jaime podrán seguir soportando cualquier tensión en su situación?
¿Qué hará Isra ahora?
¿Conseguirá Marta ser una buena madre?
Todo esto y mucho más lo podrás leer en la tercera temporada, Septiembre del 2009