MANERAS DE VIVIR

 

DOS MESES MÁS TARDE…

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Hugo, Andrea, Isra, Edu y Carlos están sentados en el sofá de siempre. Cada uno se toma un café mientras, al fondo, se ve a Claudia trabajando en la barra. Los cinco amigos charlan animadamente.

 

ANDREA: Joder, hacía un montón de tiempo que no estábamos así todos. Sin novios, y sin nada.

 

EDU: Sí, y ya era hora… estamos mucho mejor así.

 

ISRA: (Molesto) Lo estarás tú.

 

HUGO: Déjalo. ¿No ves que no puede soportar que seamos felices?

 

Edu está a punto de responder, pero Carlos se le adelanta.

 

CARLOS: Bueno chicos, ya está bien. Hemos quedado para estar todos juntos y ponernos al día, ¿no? No es plan de que ahora os pongáis a discutir.

 

ANDREA: Exacto. Que ya sabéis que a mí me encantan las peleas, pero ahora mismo no me apetece soportar una.

 

Hugo y Carlos se ríen, divertidos, mientras Isra y Edu se miran muy serios.

 

HUGO: Tenéis razón, lo siento. No era mi intención ponerme a malas con nadie.

 

Los cinco se quedan durante unos segundos en silencio.

 

ANDREA: Chicos, ¿sabéis algo de Marta? Si no me equivoco, hoy Esperanza cumple un año, ¿no?

 

CARLOS: Sí, sí que lo cumple, pero yo no sé nada de ella… ¿tú, Isra? ¿Habéis hablado?

 

ISRA: No… ya sabéis que cuando se fue, las cosas estaban un poco frías entre nosotros.

 

EDU: Bueno, pues a ver si vuelve, porque yo tengo muchas ganas de verla, y de conocer a Esperanza.

 

HUGO: Claro… a lo mejor si no te hubieras marchado así, de la noche a la mañana, ahora la conocerías.

 

EDU: Pero tío, ¿qué cojones te pasa? Estás siempre a la defensiva.

 

HUGO: (Irónico) Oh, ¿estoy siempre a la defensiva? ¿En serio? Que lástima… porque desde que nos dejaste tirados a todos, siempre soñé con que volverías y todos seríamos súper amigos de nuevo, olvidando todo lo pasado.

 

Sus cuatro amigos se quedan callados, sin saber que decir, y Hugo se termina levantando, molesto.

 

HUGO: ¿Sabéis? Creo que ésta reunión no ha sido buena idea. Me voy a ver si Vicente todavía no ha hecho planes y puedo quedar con él.

 

Hugo se dirige hacia la salida, después de despedirse de Claudia con la mano. Isra también se levanta.

 

ISRA: Hugo, espera, que me voy contigo. Voy a buscar a… ¿Marta?

 

Todos se giran hacia la puerta y, sorprendidos, ven allí a una morenísima y sonriente Marta y, a su lado, una enorme Esperanza, que ya da sus primeros pasos.

 

MARTA: Hola, chicos.

 

Mientras Hugo se acerca a abrazar a su amiga y el resto se levantan para hacer lo mismo, Isra se queda completamente paralizado, sin saber que hacer.

 

Canción: The hero waits

Kristen Bell, Chace Crawford, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Jared Padelecki, Hayden Pannettiere, Jessica Stroup

 

SPECIAL GUEST STAR

David Gallagher como EDUARDO ABRIL

 

Capítulo 73

Cambiando de lugar

 

PLAYA

 

Ya es completamente de noche. Marta, Hugo, Vicente, Carlos, Andrea y Edu están sentados en la arena alrededor de una hoguera, bebiendo mientras charlan animadamente.

 

HUGO: Pues oye, si que ha cambiado tu madre, ¿no? Ahora de repente, se quiere quedar con Esperanza.

 

MARTA: Este verano se ha encariñado mucho con ella… ya sabía yo que era cuestión de tiempo, al fin y al cabo, es su abuela.

 

Andrea no puede evitar el echarse a reír, divertida.

 

ANDREA: ¡Pero no seas mentirosa! Si despotricabas muchísimo contra ella… fe la justita.

 

CARLOS: Eso es verdad.

 

Todos se ríen, divertidos.

 

MARTA: Y bueno Edu, ¿tú que cojones haces aquí? ¿Te trataban mal en las americas, o qué?

 

EDU: Pues ya ves. No es que me trataran mal, pero… os echaba de menos, y echaba de menos todo esto.

 

Vicente mira molesto al joven, y se gira para besar a Hugo, el cual sonríe. Edu les mira de reojo, celoso, aunque intenta disimularlo.

 

MARTA: Oye chicos, ¿e Isra? Pensaba que vendría…

 

Todos se miran, bastante incómodos, y finalmente es Hugo el que termina esbozando una forzada sonrisa.

 

HUGO: Al parecer, estaba bastante ocupado.

 

A pesar de las palabras de su amigo, Marta se ha dado cuenta de la reacción que han tenido todos sus amigos. A pesar de ello esboza una forzada sonrisa.

 

MARTA: Ya…

 

PISO DE ISRA/ DORMITORIO DE ISRA

 

Isra está tumbado en su cama. Tiene un libro abierto entre sus manos, pero no lee. Permanece perdido en sus propios pensamientos, hasta que escucha unos leves golpes en la puerta.

 

ISRA: ¡Estoy ocupado!

 

A pesar de sus palabras, la puerta se abre, dando paso a Enrique.

 

ENRIQUE: Va a ser solo un segundo.

 

ISRA: No tengo tiempo ni para eso.

 

ENRIQUE: Son buenas noticias…

 

Isra se queda unos segundos en silencio, pensando, hasta que finalmente se reincorpora.

 

ISRA: Está bien… ¿qué pasa?

 

Enrique sonríe forzadamente, mientras se sienta en el borde de la cama de su hijo.

 

ENRIQUE: Bueno, Israel… ya eres mayor de edad, y creo que lo suficientemente maduro como para independizarte.

 

ISRA: ¿De verdad crees que seguiría viviendo contigo si tuviera pasta para marcharme?

 

ENRIQUE: No hace falta que te vayas.

 

ISRA: (Extrañado) ¿Cómo?

 

ENRIQUE: Pues eso, que no hace falta que te vayas de casa, porque me voy yo.

 

Isra no se puede creer lo que está escuchando.

 

ISRA: ¿Hablas en serio?

 

ENRIQUE: Sí… llevamos un año viviendo juntos, y las cosas entre nosotros van cada vez peor, así que… he pensado que lo mejor sería quitarme del medio.

 

ISRA: Ya…

 

ENRIQUE: Te pasaré ochocientos euros al mes, porque al fin y al cabo eres mi hijo, te quiero y no quiero que te pase de nada, pero ya no tendrás que soportarme. ¿Hay algo mejor?

 

Isra esboza una forzada sonrisa.

 

ISRA: No, supongo que no.

 

ENRIQUE: Bien.

 

El hombre se levanta de la cama de su hijo, suspirando.

 

ENRIQUE: Pues me voy mañana por la mañana, a las diez, así que espero que estés levantado cuando me vaya para que al menos nos podamos despedir.

 

ISRA: Claro, no te preocupes. No voy a trasnochar, así que madrugaré.

 

ENRIQUE: Bien, pues… hasta mañana.

 

ISRA: Chao.

 

Enrique sale del dormitorio e Isra se queda con la mirada perdida; por mucho que quiera alegrarse, no puede hacerlo.

 

PLAYA

 

La fiesta en la playa continúa su rumbo. Vicente, Andrea y Carlos se besan apasionadamente tumbados en la arena, mientras Edu no puede dejar de mirarlos bebiéndose una cerveza. Lola y Jaime, que se han unido a sus amigos, se bañan completamente desnudos en el mar, mientras Hugo permanece sentado a la orilla, mirando al horizonte. Marta se acerca a él y se sienta a su lado, sonriente.

 

MARTA: ¿Cómo vas?

 

Hugo sonríe forzadamente.

 

HUGO: Bien, bastante bien. Con Vicente va todo genial, y ya tengo ganas de empezar el curso.

 

MARTA: Seguro que te va muy bien.

 

HUGO: Eso espero. Además Lidia, la nueva compañera de piso de Claudia y Andrea, también va a estudiar lo mismo que yo, así que es una suerte.

 

MARTA: Ah, pues sí. Así ya conoces a alguien.

 

HUGO: Sí…

 

Los dos amigos se quedan en silencio durante unos segundos.

 

MARTA: ¿Y cómo llevas el regreso de Edu? Supongo que te sería totalmente inesperado, ¿no?

 

HUGO: Imagínate…

 

MARTA: ¿Tú sabes por qué ha vuelto?

 

HUGO: Ni lo sé ni me importa. Solo espero que en Nueva York no haya dejado también a alguien en coma y haya decidido salir huyendo de todos sus problemas.

 

MARTA: (Suspira) Hugo, no seas así… ya ha pasado más de un año.

 

HUGO: Como si pasan veinte, Marta. Hasta que he conocido a Vicente, fue la persona más importante que había pasado por mi vida… y me falló, no solo en el sentido sentimental, sino también en el amistoso. Así que, sinceramente, yo ya poco tengo que hablar con esa persona, por no decir nada.

 

Marta mira a su amigo, sin saber que decir.

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y LIDIA/ SALÓN

 

Claudia está sentada en el sofá viendo la televisión mientras se bebe una cerveza. De pronto se escucha la puerta de entrada abrirse y cerrarse, y una joven alta, delgada, de media melena morena, no tarda en aparecer por allí, cargada con una bolsa.

 

LIDIA: Hola.

 

Claudia da un sorbo a su cerveza, y ni siquiera se gira para mirar a la joven.

 

CLAUDIA: No tenía ni idea de que venías hoy.

 

LIDIA: Sí, no pensé que tuviera que avisarte…

 

CLAUDIA: Y no tienes por qué hacerlo, es tan solo que me extrañan las horas.

 

Lidia, esbozando una sonrisa, deja la bolsa en el suelo y se sienta en el sofá junto a la joven.

 

LIDIA: Es que perdí el bus de ésta tarde, y hasta ahora ya no había plazas.

 

CLAUDIA: Pues chica, haber venido mañana… si todavía os quedan unos días para empezar las clases, ¿no?

 

LIDIA: Sí, pero ya que tenía todo en la bolsa, pues igual me daba.

 

Las dos se quedan unos segundos en silencio.

 

LIDIA: ¿Y Andrea?

 

CLAUDIA: Tenía una fiesta en la playa con los colegas, imagino que llegará bastante tarde.

 

LIDIA: ¡Anda! ¿Y tú cómo es que no has ido?

 

Claudia sonríe forzadamente.

 

CLAUDIA: No tenía muchas ganas, la verdad.

 

LIDIA: ¿Y ahora te apetece ir? Porque la verdad es que a mí me apetece un montón… y además, así voy conociendo también a más gente.

 

CLAUDIA: Ves tú si quieres… ya te digo que a mí no me apetece nada.

 

LIDIA: ¿Y no te importa?

 

CLAUDIA: Claro que no, tranquila.

 

LIDIA: Vale…

 

Lidia se levanta, y coge la bolsa con sus cosas del suelo.

 

LIDIA: Pues voy a cambiarme y me marcho.

 

CLAUDIA: Muy bien.

 

La joven sale del salón mientras Claudia, suspirando, se levanta y se dirige a la cocina. Abre la nevera, y de su interior coge otro botellín de cerveza del cual, tras abrirlo, se bebe la mitad de un solo trago.

 

PLAYA

 

Andrea está tumbada en la arena, mirando las estrellas. La joven parece haber bebido demasiado, puesto que, a pesar de no estar haciendo otra cosa, no se puede parar de reír. Pronto Carlos se acerca a ella con una forzada sonrisa, y se tumba a su lado.

 

CARLOS: Ya vas bebidilla, ¿eh?

 

ANDREA: Un poquito.

 

La joven vuelve a reírse, mientras su ex novio cierra los ojos momentáneamente.

 

CARLOS: Pues yo creo que me voy a quedar frito en cualquier momento…

 

ANDREA: (Sorprendida) ¿En serio? Vamos, Carlos… no me seas soso.

 

CARLOS: (Suspira) Ojala fuera un caso de sosería… pero es que últimamente no pego ojo por las noches.

 

ANDREA: ¿Y eso?

 

Carlos levanta levemente la cabeza señalando el lugar en el que se encuentran Jaime y Lola, y Andrea no puede evitar el echarse a reír de nuevo.

 

ANDREA: ¿Celoso?

 

CARLOS: Tampoco es eso.

 

ANDREA: ¿Entonces? Chico, no entiendo nada…

 

El joven se queda pensando unos segundos en silencio, hasta que suspira.

 

CARLOS: Bueno, digamos que… son un poco escandalosos, y no me dejan dormir.

 

ANDREA: ¿En serio?

 

Carlos asiente, y Andrea no puede evitar el echarse a reír, divertida, ante la molesta mirada de su amigo.

 

ANDREA: ¡No me lo puedo creer!

 

CARLOS: Pues a mí no me hace ni puta gracia.

 

Andrea hace grandes esfuerzos para dejar de reírse, y lo consigue.

 

ANDREA: Lo siento… la verdad es que viéndolo desde tu situación, si que debe de ser un poco incómodo, sí.

 

CARLOS: Lo es, te lo aseguro.

 

ANDREA: ¿Y por qué no lo hablas con ellos? No sé, no son videntes. No pueden saber lo que te pasa.

 

CARLOS: Ya, pero es que tampoco quiero cortarles el royo, ¿sabes? Solo llevan dos meses juntos, y no sé… la verdad es que me da palo.

 

ANDREA: Chico, pues es que si no te aclaras ni tú… no sé que quieres que te diga.

 

Carlos mira a la joven, pensativo, mientras ésta dirige de nuevo su mirada a las estrellas.

 

PLAYA

 

Edu está sentado frente a la hoguera. Mira atentamente a través del fuego, viendo a Hugo y a Vicente besándose apasionadamente tumbados sobre la arena, a escasos metros de él. Marta se aproxima hasta su amigo y se sienta a su lado, con una forzada sonrisa dibujada en su rostro.

 

MARTA: Ey, ¿cómo estás?

 

EDU: (Suspira) Aquí…

 

MARTA: No, que estás aquí ya lo veo.

 

La joven se ríe divertida, pero al ver que su amigo no la acompaña, se calla enseguida. No tarda en darse cuenta de hacia donde está mirando el joven.

 

MARTA: ¿Cómo lo llevas?

 

EDU: (Extrañado) ¿El qué?

 

MARTA: Eso. Que Hugo haya rehecho su vida.

 

Edu sonríe forzadamente.

 

EDU: Perfectamente. Tiene todo el derecho del mundo a hacerlo, como también lo tengo yo, ¿no?

 

MARTA: Sí, claro que sí… pero no parece que te esté haciendo demasiada gracia lo que ves.

 

El joven se queda pensando durante unos segundos, hasta que al final deja escapar un suspiro.

 

EDU: ¿Sabes? Te puedo asegurar que no volví por él, porque no lo hice, pero… cuando volví a verle, todos los viejos sentimientos, todo lo que creía que ya estaba enterrado volvió a surgir de nuevo.

 

MARTA: ¿Qué estás diciendo? ¿Te estás enamorando de Hugo otra vez?

 

Edu vuelve a quedarse callado de nuevo.

 

EDU: No lo sé, Marta… y ese es el problema. Que ahora mismo no tengo ni idea de lo que siento.

 

Marta se queda mirando a su amigo, sin saber que decir.

 

PLAYA

 

Jaime y Lola están sentados en la orilla, besándose con ternura bajo la luz de la luna. Los dos jóvenes se terminan separando, y se miran en silencio durante unos segundos, sonriendo.

 

JAIME: No sabes como me gusta estar así contigo aquí, en la playa…

 

LOLA: Sí, a mí también… pero me parece que tus amigos no están muy de acuerdo en esto.

 

Jaime mira a su alrededor, extrañado, pero no ve nada que llame su atención.

 

JAIME: ¿Por qué dices eso? ¿De qué estás hablando?

 

LOLA: No lo sé… a lo mejor son imaginaciones mías, pero tengo la impresión de que no les caigo demasiado bien.

 

JAIME: ¡Qué va! No digas chorradas.

 

LOLA: Vamos… ¿no te das cuenta de cómo me miran todos? Sobre todo Carlos cuando estamos en vuestra casa… es como si le molestase mi presencia, ¿sabes?

 

JAIME: Carlos es mi mejor amigo. Jamás se comportaría así con la persona a la que quiero.

 

LOLA: (Sorprendida) ¿Qué has dicho?

 

Jaime se pone muy nervioso, aunque intenta disimularlo.

 

JAIME: ¿Eh?… no… nada…

 

LOLA: (Sonríe) Has dicho que me quieres.

 

JAIME: ¿Qué? ¡Qué va! No digas tonterías…

 

LOLA: Lo he oído perfectamente.

 

JAIME: Estás equivocada, Lola, yo…

 

LOLA: (Interrumpiéndole) Yo también te quiero.

 

JAIME: (Sorprendido) ¿Qué?

 

Lola no puede evitar el echarse a reír, divertida.

 

LOLA: Que yo también te quiero, tonto. Anda, ven aquí.

 

Jaime sonríe, y la pareja empieza a besarse de nuevo apasionadamente.

 

PISO DE ISRA/ DORMITORIO DE ISRA

 

Un nuevo y nublado día amanece en la ciudad. Isra, tumbado en su cama, va abriendo poco a poco los ojos, y cuando los abre del todo, se despereza y mira el despertador. Cuando ve que son las diez y media se levanta repentinamente.

 

ISRA: Joder…

 

El joven sale rápidamente de su dormitorio, recorriendo el pasillo.

 

ISRA: ¿Papá?

 

No se escucha respuesta alguna.

 

ISRA: Dime que todavía no te has ido…

 

Isra llega hasta la cocina, mirando de un lado a otro.

 

ISRA: ¿Papá?

 

Ve que el hombre ya no está en casa, y no tarda en darse cuenta de que sobre la mesa hay una nota. El chico se acerca hasta allí y, temblando y con los ojos llenos de lágrimas, la coge.

 

ENRIQUE: (Off) Hola hijo;

 

Imagino que si no te has levantado, es porque no quieres despedirte de mí. He estado esperando diez minutos a que salieras de tu dormitorio, pero no quiero obligarte a que te despidas de mí, no debo. Te mandaré el dinero estipulado mensualmente, y si necesitas algo más podrás ponerte en contacto conmigo a través de correo electrónico. Espero que seas muy feliz Israel, y que alguna vez consigas perdonarme. Sin nada más que decirte.

 

Un beso, te quiere tu padre.

 

Enrique.

 

Isra, con los ojos llenos de lágrimas, arruga el papel y lo tira a la basura, lleno de furia.

 

ISRA: ¡Mierda!

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y LIDIA/ COCINA

 

Claudia permanece sentada en la cocina. Se toma una aspirina con el café, mientras se lleva las manos a la cabeza. Andrea no tarda en aparecer por allí, todavía en pijama, y se sorprende cuando ve allí a su amiga. Empieza a prepararse el desayuno.

 

ANDREA: ¿Todavía estás aquí? ¿No deberías estar ya en el bar?

 

CLAUDIA: Sí… pero no me encontraba muy bien, y he pedido a Hugo a ver si podía cubrirme. De todos modos iré en cuanto me termine el café y me dé una ducha.

 

ANDREA: Ya…

 

La joven termina de hacerse el café, y se sienta frente a su amiga. Las dos permanecen unos segundos en silencio.

 

CLAUDIA: Oye, ¿y qué tal la fiesta de ayer? ¿Os lo pasasteis bien?

 

ANDREA: Genial, tendrías que haberte venido. Total, para estar bebiendo en casa sola, te lo habrías pasado mejor bebiendo con nosotros, ¿no?

 

CLAUDIA: (Molesta) No estuve bebiendo.

 

ANDREA: (Indignada) Claudia, no me mientras, porque te acabo de ver tomándote una aspirina.

 

CLAUDIA: Eso es porque me duele el cuello. He debido de dormir en alguna mala postura ésta noche.

 

ANDREA: (Irónica) Sí, claro…

 

Las amigas vuelven a quedarse en silencio durante unos segundos. Claudia parece incómoda, pero intenta cortar la tensión.

 

CLAUDIA: Bueno, ¿y Lidia qué tal se lo pasó? ¿Se integró bien con todos?

 

ANDREA: (Extrañada) ¿Lidia? ¿De qué estás hablando?

 

CLAUDIA: Lidia llegó anoche, le comenté lo de la fiesta y me dijo que iría… te puedo asegurar que se marchó de aquí.

 

ANDREA: No estuvo en la playa, Claudia. Te lo puedo asegurar.

 

CLAUDIA: ¿Pero cómo no iba a estar en la playa? Lidia no conoce a nadie aquí, ¿dónde iba a estar sino?

 

Andrea se queda pensando durante unos segundos, hasta que finalmente se echa a reír.

 

ANDREA: ¿Qué pasa? ¿Estabas tan borracha que incluso te imaginaste a nuestra compañera de piso?

 

Claudia se levanta, bastante molesta.

 

CLAUDIA: Mira Andrea, vete a la mierda.

 

La joven sale de la cocina, indignada, pero Andrea se levanta y la sigue hasta su dormitorio.

 

ANDREA: Claudia, si me quede aquí fue para ayudarte a superar todo esto, porque sabes que sino ahora mismo estaría viviendo con Hugo.

 

CLAUDIA: Nadie te obligó a hacerlo.

 

ANDREA: Por supuesto que no, si lo hice fue porque quise. Porque eres mi amiga, y te quiero y me preocupo por ti. Pero de verdad Claudia, sino pones algo de tu parte, yo poco más puedo hacer… así que piénsalo. Por favor.

 

Andrea se marcha de allí dejando a su amiga sola, pensando en sus palabras.

 

PISO DE ISRA/ COCINA

 

Isra y su novio Javier están sentados en la mesa, tomándose un café cada uno. El pelirrojo, todavía en pijama, permanece muy serio mientras su novio le mira, preocupado.

 

JAVIER: Así que se ha ido así… sin despedirse ni nada.

 

ISRA: Sí…

 

JAVIER: (Suspira) Que hijo de puta.

 

ISRA: No Javi, ha sido culpa mía. Él me dijo a que hora se iría, y yo… simplemente no me he levantado.

 

JAVIER: Joder, pero eso le puede pasar a cualquiera. Es tu padre, lo normal es que se hubiera esperado a que te levantaras.

 

ISRA: ¿De verdad crees que con la relación que he tenido con él, se iba a esperar que me levantará a despedirme de él? Porque la verdad es que yo lo dudo mucho.

 

Javier mira a su novio, sin saber que decir. Los dos se quedan unos segundos en silencio, hasta que finalmente Javier termina suspirando.

 

JAVIER: Bueno, ¿y ahora que vas a hacer?

 

ISRA: Pues de eso mismo quería hablarte, porque creo que no te va a hacer demasiada gracia.

 

JAVIER: (Extrañado) ¿Por qué? ¿Qué pasa?

 

Isra se queda en silencio durante unos segundos, pensando en las palabras adecuadas, hasta que finalmente termina suspirando.

 

ISRA: He pensado en irme a vivir con Hugo.

 

JAVIER: (Sorprendido) ¡¿Cómo?! No… tienes que estar de coña, ¿no? Dime que es una broma de mal gusto…

 

ISRA: No Javi, no estoy de broma. Sé que no te gusta, pero Hugo y yo ahora somos amigos. Me vendría muy bien el dinero que sacara vendiendo esta casa, y además, así no me sentiría solo. No me apetece vivir solo todavía.

 

JAVIER: Bueno, pero por eso no hay problema. Me vengo yo a vivir contigo y ya está.

 

Isra sonríe forzadamente, y coge la mano de su novio.

 

ISRA: Te agradezco lo que intentas Javi, de verdad, pero eres menor de edad y nos podríamos meter en un problema. No… me voy a ir a vivir con Hugo, y ya está decidido, así que espero que lo aceptes y lo lleves bien… porque no te va a quedar más remedio.

 

Javier mira a su novio, sin saber que responder.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Claudia permanece tras la barra. Tiene muy mala cara, aunque cada vez que atiende a algún cliente intenta esbozar sus mejores sonrisas, pero sin demasiados resultados. Andrea y Hugo la observan, preocupados, desde el sofá en el que se sientan siempre mientras se toman unos refrescos.

 

HUGO: Así que no hay manera, ¿no?

 

ANDREA: No… es que joder, no reconoce que tenga un problema, y mientras no lo reconozca, yo no puedo hacer nada.

 

Los dos se quedan en silencio durante unos segundos, hasta que Hugo suspira.

 

HUGO: La pobre tiene que estar pasándolo muy mal para haber caído en eso…

 

ANDREA: (Preocupada) Toda ésta historia te tiene que estar trayendo muy malos recuerdos, ¿no?

 

Hugo sonríe forzadamente.

 

HUGO: Pero no te preocupes, yo estoy bien.

 

Andrea está a punto de responder a su amigo, cuando Edu llega hasta allí acompañado de Carlos, que cubre sus ojos con unas gafas de sol ante la extrañada mirada de sus amigos. Ambos se sientan junto a ellos.

 

EDU: Buenos días, chicos.

 

ANDREA: Carlos, ¿por qué coño llevas gafas de sol? ¿Te has dado cuenta de que está nublado y que en breves va a echarse a llover?

 

CARLOS: Sí, bueno…

 

Andrea, sin dejar terminar a su ex novio, se las quita y no puede evitar el echarse a reír cuando ve las enormes ojeras que rodean los ojos del joven.

 

ANDREA: ¡Joder! Jaime y Lola le han vuelto a dar a la mandanga esta noche, ¿eh?

 

Edu y Hugo también se ríen, divertidos, mientras Carlos mira molesto a la joven y le arrebata las gafas de las manos, volviéndoselas a poner.

 

CARLOS: Oye, ya vale, que no tiene ni puta gracia. Me gustaría veros a vosotros en mi caso, haber que hacíais.

 

HUGO: Hablar con ellos, por ejemplo.

 

CARLOS: (Suspira) Como si fuera tan fácil…

 

En ese momento el teléfono de Hugo empieza a sonar. El joven mira de quien se trata, y se levanta.

 

HUGO: Es Isra. Ahora vengo.

 

Hugo se aleja de allí, mientras los tres amigos continúan charlando.

 

EDU: Yo estoy con Hugo, Carlos. Deberías de hablar con ellos… al fin y al cabo no son videntes, y no saben que te están molestando tanto.

 

CARLOS: Mira Edu, Jaime ha sido mi mejor amigo desde que te fuíste, uno de los pocos que me ha apoyado junto a Andrea y a Hugo. No es tan fácil, ¿sabes?

 

EDU: (Molesto) ¿Vais a echarme en cara durante mucho más tiempo que me fuera como me fui? Porque si llego a saber que va a pasar esto, la verdad es que dudo mucho que hubiese vuelto.

 

CARLOS: (Suspira) Tienes razón, lo siento. Es que apenas he dormido, y… perdona.

 

Edu sonríe forzadamente.

 

EDU: Bueno, no pasa nada… te perdono por ser tú.

 

Carlos sonríe, divertido, y en ese momento Lidia, la nueva compañera de piso de Andrea y Claudia, aparece por allí con una sonrisa de oreja a oreja.

 

LIDIA: Hi Andrea, ¿qué tal?

 

ANDREA: (Sorprendida) ¡Lidia! ¿Cuándo has llegado?

 

LIDIA: Esta mañana. Me he pasado por el piso a dejar las cosas y he venido, me imaginaba que estaríais aquí.

 

ANDREA: Pues estamos aquí, sí. Íbamos a ir a la playa, pero no ha salido muy buen día.

 

LIDIA: Sí, vaya mierda de día.

 

ANDREA: (Sonríe) Bueno, te presento. Estos son Edu y Carlos, dos buenos amigos, y ella es Lidia, nuestra nueva compañera de piso.

 

LIDIA: (Sonríe) Encantada.

 

CARLOS y EDU: Igualmente.

 

LIDIA: He visto a Hugo ahí fuera hablando por teléfono, parecía súper contento.

 

ANDREA: Es verdad, lleva un buen rato hablando.

 

EDU: (Celoso) Con Isra.

 

Carlos da un codazo a su amigo en las costillas para que se limite en sus comentarios. Aunque éste pone cara de dolor lo pilla enseguida, así que no dice nada.

 

LIDIA: Bueno, como sea. Andrea, yo he venido a buscarte para ver si te apetece que nos vayamos de compras. He visto unas cosas monísimas mientras iba para casa en los escaparates.

 

ANDREA: (Suspira) ¿Hoy? Joder, no me apetece nada… está a punto de echarse a llover.

 

LIDIA: ¿Llover? ¡Que va, no digas tonterías! Seguro que es una de estas amenazas tontas que luego se quedan en nada.

 

Justo cuando la joven termina la frase se ve a través de la cristalera un rayo, y empieza a llover con fuerza. Lidia se lleva las manos a la cabeza, alarmada.

 

LIDIA: ¡Dios mío! ¡Se me va a encrespar el pelo!

 

Edu, Carlos y Andrea se miran y se empiezan a reír, divertidos. En ese momento regresa Hugo, algo mojado pero con una sonrisa de oreja a oreja. El joven y Lidia se sientan junto a sus amigos.

 

HUGO: Chicos… ¡ya tengo nuevo compañero de piso!

 

ANDREA: (Sorprendida) ¿Isra?

 

HUGO: Aha.

 

CARLOS: ¿Crees que es buena idea?

 

HUGO: (Extrañado) ¿Por qué no iba a serlo?

 

ANDREA: Hombre, conociendo vuestros antecedentes…

 

HUGO: Todo irá bien.

 

EDU: Ya lo veremos…

 

Todos se quedan en silencio, incómodos, sin saber muy bien de que seguir hablando.

 

PISO DE ISRA/ DORMITORIO DE ISRA

 

Ya es por la tarde, y el joven ya tiene las maletas echas, y ahora está empaquetando todos los libros de las estanterías en cajas de cartón. De pronto se escuchan unos leves golpes en la puerta, y el joven se gira, extrañado.

 

ISRA: Adelante.

 

La puerta se abre, dando paso a Marta.

 

ISRA: (Sorprendido) ¡Marta! ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Cómo has entrado?

 

MARTA: Me ha abierto un chico… que por cierto, me ha dicho que ya estaba terminando de empaquetar las cosas de la cocina… ¿es tu novio?

 

Isra sonríe forzadamente.

 

ISRA: Sí, se llama Javi.

 

MARTA: Es mono.

 

ISRA: Sí, sí que lo es.

 

Los dos se quedan en silencio durante unos segundos, hasta que finalmente el pelirrojo termina suspirando.

 

ISRA: Marta, estoy muy liado. Supongo que te has enterado de que me instalo en casa de Hugo, y quiero ver si consigo llevar ya todas mis cosas para mañana.

 

MARTA: Sí, algo he oído… pero solo quería hablar un segundo contigo.

 

El joven se queda pensando durante unos segundos, hasta que finalmente suspira.

 

ISRA: ¿Qué pasa?

 

MARTA: Eso precisamente es lo que quería preguntarte… ¿qué te pasa? Estás súper raro, y no sé si llevarás así todo el verano con todo el mundo, o es desde que he vuelto y solo conmigo.

 

Isra se pone nervioso, pero termina esbozando una forzada sonrisa.

 

ISRA: No, no… es que estoy un poco estresado con todo lo de la mudanza, nada más.

 

MARTA: Ya…

 

Los dos se quedan unos segundos en silencio, hasta que Marta suspira.

 

MARTA: ¿Y no tiene nada que ver lo que pasó entre nosotros el año pasado?

 

El pelirrojo sonríe forzadamente.

 

ISRA: Por supuesto que no, Marta. Yo ahora estoy muy feliz con Javi, y no lo cambiaría por nada del mundo.

 

MARTA: Me alegro, Isra. Porque yo también lo he superado, y… creo que ahora si que podríamos intentar ser verdaderos amigos, ¿tú no?

 

Isra intenta ocultar su decepción ampliando todavía más su sonrisa.

 

ISRA: Sí… claro que sí.

 

MARTA: ¡Genial! Anda, ven aquí.

 

Marta abraza a su amigo, contenta, mientras a éste se le llenan los ojos de lágrimas. Ninguno de los dos se da cuenta de que Javier ha escuchado toda la conversación desde el pasillo.

 

ESC. MÚLTIPLES

 

Suena la canción “Mundo raro”, de La Fuga.

 

Comienza a anochecer en la ciudad. Andrea, Hugo y Vicente permanecen sentados en el borde de la piscina del jardín de la casa del joven, tomándose unos refrescos mientras charlan animadamente.

 

Edu mira una fotografía en la que aparece junto a Isra y a Hugo hace tres años, sonriendo. De pronto su móvil empieza a sonar, y comprueba que es de nuevo el doctor Walker. Suspirando, lo mete en un cajón y lo ignora.

 

Marta, Isra y Javi cenan tranquilamente en la cocina del pelirrojo. Los dos amigos charlan animadamente mientras Javi les mira, celoso.

 

Ya es completamente de noche. Carlos llega a casa, y escucha los gemidos de Lola y Jaime. Se acerca al dormitorio de su amigo realmente enfadado, y cuando se dispone a dar unos golpes en la puerta, se termina arrepintiendo y, volviendo sobre sus pasos, se vuelve a marchar a la calle.

 

Claudia, de pie frente al fregadero de la cocina de su piso, mira una botella de ron, pensativa. Finalmente suspira y, tras abrirla, empieza a tirar el líquido por el desagüe mientras los ojos se le llenan de lágrimas.

 

Lidia, con una cínica sonrisa, camina por su nuevo dormitorio hablando por teléfono. Se para frente al escritorio y abre el cajón, mirando una fotografía en la que aparecen todos los protagonistas, sonrientes y muy felices.

 

LIDIA: No te preocupes… Todos y cada uno de ellos tendrán su merecido.

 

CONTINUARÁ…