MANERAS DE VIVIR

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ COCINA

 

Un nuevo día amanece en la ciudad. Hugo, todavía en pijama, está apoyado en la encimera, tomándose un café con la mirada perdida en algún punto de las baldosas, cuando Isra aparece por allí, ya listo para salir de casa.

 

ISRA: Buenos días.

 

HUGO: Hola…

 

El rubio mira extrañado a su compañero.

 

HUGO: ¿No te vas a quedar hoy estudiando?

 

ISRA: Tengo un examen dentro de media hora. Pensaba que te lo había dicho.

 

HUGO: Puede. No sé. Estoy un poco ido esta mañana.

 

ISRA: ¿Qué tal anoche con Edu? Intenté esperarte despierto, pero viniste súper tarde.

 

HUGO: Sí, bueno, es que después de hablar con él me fui a dar una vuelta.

 

ISRA: Te afectó mucho, ¿verdad?

 

HUGO: Más que afectarme, me cabreo… joder, ¿cómo se puede ser tan egoísta?

 

ISRA: Sí, eso mismo le dije yo, pero bueno, también hay que intentar entenderlo un poquito, ¿no?

 

HUGO: ¿Entenderlo? ¿En serio? Me ha estado rayando desde que ha vuelto, y ahora me viene con éstas. No es normal.

 

ISRA: No seas tan duro, Hugo.

 

HUGO: (Sorprendido) ¿Duro? ¿De verdad crees que estoy siendo duro?

 

ISRA: Hombre, teniendo en cuenta las circunstancias por las que está pasando, sí, estás siendo bastante duro.

 

HUGO: (Indignado) ¿Circunstancias? ¿Qué circunstancias? ¿Cómo las que estoy pasando yo? Porque lo dudo mucho.

 

ISRA: Perdona Hugo, pero el que está siendo ahora un egoísta eres tú.

 

HUGO: ¿Egoísta yo? Vamos hombre, eso es lo que me faltaba por oír. Me lleva todo el año mareando con que me quiere, cuando me decido me rechaza, luego no confía en mí, lo damos por zanjado, ¿y coge ayer y me vuelve a pedir que vuelva con él? ¿En serio?

 

ISRA: (Sorprendido) ¿Cómo?

 

HUGO: Mira, si nos hubiera dar tiempo a hablar antes de que me llamara, y me hubieras contado lo que iba a pasar, te aseguro que no habría ido. Esta historia me está saturando ya.

 

ISRA: Espera, pero… ¿qué es lo que te dijo exactamente?

 

HUGO: Que volviera con él… otra vez. ¿Por? ¿No era de eso de lo que me ibas a hablar tú ayer?

 

Isra esboza una forzada sonrisa.

 

ISRA: Sí, sí, claro. De eso mismo.

 

HUGO: Pues lo siento, pero por mucho que os joda a todos, no voy a volver con él. La historia Edu-Hugo forma completamente parte del pasado.

 

Hugo mira su móvil y se bebe lo que le queda de café de un solo trago.

 

HUGO: Me voy a arreglar, porque si no, no voy a llegar a clase. Nos vemos luego, suerte para el examen.

 

ISRA: Gracias, chao.

 

Hugo sale rápidamente de la cocina mientras el pelirrojo suspira, pensativo.

 

ISRA: Joder Edu… ¿qué cojones voy a hacer contigo?

 

Canción: The hero waits

Kristen Bell, Chace Crawford, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Jared Padelecki, Hayden Pannettiere, Jessica Stroup

 

SPECIAL GUEST STAR

David Gallagher como EDUARDO ABRIL

 

Capítulo 91

Cambios

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

El local está prácticamente vació, y Claudia y Jaime están sentados fuera de la barra, la cual está desatendida, tomándose un café. La joven tiene la preocupación reflejada en la cara.

 

CLAUDIA: Se lo va a tomar fatal.

 

JAIME: Pues no debería. Si es tan amiga tuya, tendría que alegrarse por ti, ¿no?

 

CLAUDIA: Sí, y se va a alegrar de que nos casemos aunque no lo comparta, eso también te lo digo. Lo que ya no creo que vaya a llevar tan bien es que nos vayamos a ir a vivir juntos, y ella se tenga que ir del piso.

 

JAIME: Lo tiene que entender. Es tu piso, y quieres vivir en él con tu novio. Es lo más normal.

 

CLAUDIA: Sí, pero… no sé.

 

La joven se queda durante unos segundos en silencio, pensando, hasta que finalmente esboza una amplia sonrisa.

 

CLAUDIA: ¿Por qué no hablas tú con ella?

 

JAIME: ¿Yo? ¿Por qué iba a hacer yo eso?

 

CLAUDIA: Porque tú no eres tan amigo de ella como yo. Contigo no se enfadará tanto.

 

JAIME: Pero yo no soy nadie para echarla de tu piso.

 

CLAUDIA: Y no quiero que la eches. Solo quiero que le digas que te vas a trasladar, y que se vaya buscando otro sitio, pero sin prisa. Mientras, nos apañaremos viviendo los tres juntos.

 

Jaime se queda pensando durante unos segundos, hasta que finalmente suspira mientras se levanta de la butaca.

 

JAIME: Lo siento Claudia, pero no. Eres tú la que tienes que hablar con ella, no yo.

 

Jaime se dirige hacia el almacén dejando sola a su novia, que no sabe qué hacer.

 

PISO DE EDU/ DORMITORIO DE EDU

 

Recién levantado y con el pijama todavía puesto, Edu está haciendo su cama cuando escucha como alguien llama a la puerta de su cuarto. Tras comprobar que ya pasan de las doce de la mañana, suspira.

 

EDU: Adelante.

 

La puerta se abre dando paso a Isra, lo que sorprende a su ex novio.

 

EDU: ¡Isra! ¿Qué estás haciendo aquí? ¿No tenías hoy un examen?

 

ISRA: (Indignado) ¿Cómo puedes ser tan cabrón?

 

Edu se sienta en la cama suspirando, sabiendo desde un primer momento de lo que está hablando el joven.

 

EDU: Isra, escúchame…

 

ISRA: (Interrumpiéndole) No Edu, escúchame tú. Ya vale, por favor. Deja en paz a Hugo. No se merece todo lo que le estás haciendo. Por mucho que estés enfermo, no puedes hacer lo que te dé la gana, joder.

 

A Edu se le llenan los ojos de lágrimas.

 

EDU: Lo único que quiero es pasar mis últimos días con la persona a la que quiero. ¿Tan difícil es de entender?

 

ISRA: ¿Y has pensado en lo que va a ser de él cuando te mueras? Porque vas a hacerlo Edu, y no vas a tardar. ¿Y qué quieres? La otra vez que estuvisteis juntos, creo tal dependencia de ti que cuando lo dejasteis termino en el hospital con una sobredosis.

 

El joven hace grandes esfuerzos para no romper a llorar.

 

EDU: ¿De verdad tenemos que hablar de esto?

 

ISRA: No te estoy culpando de lo que pasó la otra vez, Edu, pero es que de lo que pueda volver a pasar, si que vas a tener tú la culpa. Así que piénsalo bien… piensa si merece la pena que para que tú seas feliz, tengas que volver a joder la vida a la persona a la que quieres.

 

Isra sale del dormitorio de su amigo y este rompe a llorar, sin saber qué hacer.

 

BUFETE DE ABOGADOS GERVASIO LÓPEZ/ DESPACHO DE GERVASIO

 

Gervasio y Marta están sentados en el sofá que hay en un rincón del despacho, tomándose un café cada uno. Marta parece bastante nerviosa, mientras el hombre, acariciándole la pierna, intenta tranquilizarla.

 

GERVASIO: No estés tan nerviosa. Todo va a salir bien, ya lo verás.

 

MARTA: Sí. Eso mismo pensé la otra vez, y mi hija acabó en Alemania.

 

GERVASIO: Esta vez será diferente. Tienes contratado al mejor abogado del país.

 

MARTA: Ya…

 

El hombre empieza a subir la mano por la pierna de Marta, llegando a su entrepierna. La chica le mira con muy mala cara.

 

MARTA: Ahora no tengo ganas.

 

GERVASIO: Me da igual que no tengas ganas. Es tu forma de pagarme.

 

Marta se levanta, intentando evitar lo inevitable.

 

MARTA: Se supone que le estás haciendo un favor a Alfonso. Quizás debería de hablar con él.

 

El hombre esboza una cínica sonrisa.

 

GERVASIO: Hazlo. Entonces perderás tu grifo, y también al abogado que puede evitar que tu hija vuelve a salir del país.

 

MARTA: ¿Cómo puedes ser tan hijo de puta?

 

Gervasio se levanta y camina hacia la joven, sin borrar la sonrisa de su cara.

 

GERVASIO: No tienes ni idea del mundo en el que te has metido, ¿verdad?

 

MARTA: En un mundo de mierda.

 

GERVASIO: Exacto. En un mundo de mierda en el que tú no importas absolutamente nada, y tan solo tienes que hacer todo lo que te digamos los demás.

 

MARTA: (Indignada) ¡Y una mierda!

 

El hombre vuelve a sentarse en el sofá, encendiéndose un cigarro.

 

GERVASIO: Haz lo que quieras, ya sabes dónde está la puerta. Eso sí, si te marchas… atente a las consecuencias.

 

MARTA: Muy bien.

 

La chica camina hacia la puerta, indignada, y coge el pomo, pero antes de girarlo, piensa. Finalmente, lo suelta y se da media vuelta.

 

MARTA: Eres un cerdo.

 

GERVASIO: Lo sé.

 

Marta se quita la camiseta y se sienta sobre las piernas del abogado, besándole apasionadamente.

 

PISO DE CARLOS Y JAIME/ SALÓN

 

Ya al mediodía, Carlos está sentado en el sofá comiéndose un plato de macarrones cuando Jaime, con otro plato entre sus manos, se sienta a su lado.

 

JAIME: ¿Cómo ha ido la mañana?

 

CARLOS: Aburrida. Estudiando sin parar, ya sabes. ¿Tú qué tal? ¿Ya habéis empezado con los preparativos de la boda?

 

JAIME: Bueno, más o menos… todavía no hemos fecha ni nada. Pero hablando de eso, quería comentarte una cosa.

 

CARLOS: Tú dirás.

 

Jaime se queda unos segundos en silencio, buscando las palabras adecuadas.

 

JAIME: Es que… hemos estado pensando en irnos a vivir juntos.

 

CARLOS: ¿En serio? ¡Eso es fantástico!

 

JAIME: (Sorprendido) ¿Lo crees de verdad?

 

CARLOS: Claro que sí, ¿por qué no iba a hacerlo?

 

JAIME: Bueno, tú y Claudia estuvisteis juntos, y además, yo me iré de aquí.

 

CARLOS: Por lo que tuvimos Claudia y yo ya te dije hace tiempo que no tienes de que preocuparte, y que te marches de aquí no me va a causar ningún trauma, te lo aseguro. Me puedo permitir el alquiler con el dinero de las clases particulares, y además por fin tendré el piso para mí solo.

 

JAIME: Serás cabrón.

 

Los dos amigos se ríen, divertidos.

 

JAIME: Bueno, pero de todos modos, quería comentarte algo sobre lo de quedarte en el piso… más bien es pedirte un favor.

 

CARLOS: ¿Qué pasa?

 

JAIME: Bueno, yo… había pensado en que a lo mejor podría venir Andrea a vivir aquí contigo, y así…

 

CARLOS: (Interrumpiéndole) ¿Qué? Estás de coña, ¿verdad?

 

JAIME: No. Verás, es que queremos irnos al piso de Claudia, y… vale, sé que las cosas no es que estén demasiado bien entre vosotros, pero podríais intentar arreglarlo, ¿no?

 

CARLOS: (Irónico) Claro, y lo mejor para eso es que se venga a vivir conmigo.

 

JAIME: Podría ser, sí.

 

Carlos se levanta del sofá, indignado.

 

CARLOS: Ni de coña Jaime, ¿me oyes? Ni de coña. Así que espero que no le hayáis dicho nada a ella, porque si no vais a quedar como el culo.

 

El chico se va a su dormitorio dando un portazo y Jaime suspira, dándose cuenta de que ha metido la pata.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

El reloj marca las cuatro de la tarde. El local está prácticamente vacío, y Claudia permanece tras la barra, leyendo una revista, cuando Andrea aparece por allí, bastante apurada. Se sienta en una butaca frente a su amiga.

 

ANDREA: Ya estoy aquí. ¿Qué ha pasado?

 

CLAUDIA: (Extrañada) ¿Qué ha pasado de qué?

 

ANDREA: Bueno, ¿no tenías tantas prisas en verme? Supongo que sería por algo, ¿no?

 

Claudia esboza una nerviosa sonrisa.

 

CLAUDIA: Sí, tienes razón… aunque no era tan importante, podía esperar a que hubieses terminado de comer tranquilamente y tal.

 

ANDREA: (Molesta) Pues me lo podrías haber dicho antes de que me comiera medio plato de macarrones de un solo bocado. Ahora ya…

 

CLAUDIA: (Riendo) Pero mira que eres burra.

 

ANDREA: A mí no me hace ni puta gracia, así que ponme un café gratis y cuéntame lo que fuera que me ibas a contar.

 

CLAUDIA: Ya me extrañaba a mí que no le echaras morro al asunto…

 

Claudia le prepara el café a su amiga, y se lo sirve enseguida.

 

CLAUDIA: Aquí tienes.

 

ANDREA: Bien, pues ahora cuéntame, ¿qué pasa?

 

La joven se queda durante unos segundos en silencio, pensando, hasta que finalmente suspira.

 

CLAUDIA: Yo… mira Andrea, es muy difícil decirte esto, porque eres una de mis mejores amigas, y te quiero un montón.

 

ANDREA: (Mosqueada) ¿Quieres ir al grano de una vez? Me estás poniendo histérica.

 

CLAUDIA: Jaime y yo nos vamos a ir a vivir juntos.

 

ANDREA: (Sorprendida) ¿En serio?

 

CLAUDIA: Sí…

 

ANDREA: ¡Pero eso es genial, Claudia!

 

CLAUDIA: Andrea, creo que no lo estás entendiendo…

 

ANDREA: Sí, claro que lo entiendo, y me alegro un montón por vosotros. Yo me agobiaría mucho y desde luego no lo haría, pero… oye, es fantástico si es lo que queréis. ¿Ya tenéis dónde quedaros?

 

CLAUDIA: Sí. Ese es el tema Andrea, yo…

 

ANDREA: (Interrumpiéndola) Seguro que es un piso fantástico, con el buen gusto que tú tienes… solo hay que ver el nuestro, ¿verdad?

 

CLAUDIA: Nos vamos a ir al nuestro.

 

Andrea mira a su amiga, sin entender nada.

 

ANDREA: ¿Cómo?

 

CLAUDIA: Que Jaime se va a venir a nuestro piso.

 

ANDREA: (Confusa) ¿Vamos a vivir allí los tres? ¿No crees que será un poco incómodo?

 

CLAUDIA: No Andrea, tú… tú te tienes que ir.

 

ANDREA: (Atónica) ¡¿Qué?!

 

En ese momento el móvil de Claudia empieza a sonar, y la chica, al ver que se trata de Jaime, cuelga, mientras Andrea sigue todavía sin entender nada.

 

CLAUDIA: Pero no te preocupes, Jaime y yo hemos encontrado una solución a todo.

 

ANDREA: (Enfadada) La mejor solución habría sido no echarme.

 

CLAUDIA: Vamos Andrea, no seas rencorosa, y escúchame porque es una idea fantástica, aunque al principio no creo que te haga mucha gracia.

 

ANDREA: Mientras no me digas que me vaya a vivir con Carlos…

 

Claudia fuerza una sonrisa, lo que hace que Andrea se dé cuenta de que esa era precisamente la propuesta que le iba a hacer su amiga.

 

ANDREA: No puedes estar hablando en serio…

 

CLAUDIA: Vamos Andrea, sé que no te hace ni puta gracia, ¿pero no crees que a la larga puede ser bueno?

 

ANDREA: ¿Me puedes explicar por qué exactamente?

 

CLAUDIA: Bueno, ya sé que últimamente la relación entre vosotros no ha sido del todo buena, pero seguro que esto es una oportunidad para que mejore.

 

ANDREA: Carlos y yo no vamos a volver a estar juntos.

 

CLAUDIA: No te estoy diciendo que volváis a estar juntos Andrea, para nada. Tan solo te dio que podrías volver a ser amigos. Como antes.

 

Andrea se queda pensando durante unos segundos, hasta que finalmente deja escapar un suspiro.

 

ANDREA: Vale… a lo mejor tienes razón, sí.

 

CLAUDIA: Claro que sí.

 

Jaime vuelve a llamar al móvil de su novia, y esta suspira.

 

CLAUDIA: Es Jaime. Voy un segundo al almacén a ver que quiere, ahora vengo.

 

ANDREA: Bien.

 

Claudia entra al almacén, descolgando el teléfono.

 

CLAUDIA: Dime, ¿a qué viene tanta insistencia? Estaba hablando con Andrea… sí, sí que se lo he dicho ya… ¿cómo?... joder… ¿y qué vamos a hacer ahora?... ¿cómo que asunto mío?... ¿Jaime? ¡¿Jaime?!

 

La joven cuelga el teléfono, indignada, y a través de la puerta entreabierta mira a Andrea, que continúa sentada en la butaca leyendo una revista.

 

CLAUDIA: ¿Y qué cojones voy a hacer yo ahora?

 

PISO DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ SALÓN

 

Óscar está sentado en el sofá, en pijama, tomándose un café mientras ve la televisión. Se pone nervioso cuando escucha que alguien llega a casa, pero respira más tranquilo al ver que es Isra.

 

ISRA: Hola.

 

ÓSCAR: ¿Qué tal el examen?

 

ISRA: Bien, bastante bien la verdad. ¿Tú no has ido a clase?

 

ÓSCAR: No, no tenía ganas.

 

ISRA: ¿Y eso?

 

ÓSCAR: No me apetecía, y punto.

 

ISRA: Es por lo que me estuvo contado Hugo el otro día, ¿verdad?

 

ÓSCAR: (Nervioso) ¿El qué te contó?

 

ISRA: Que toda vuestra clase se piensa que estáis juntos.

 

ÓSCAR: Oh, eso… no, eso no me preocupa. Ya estuve hablando con Hugo, y me dejó mucho más tranquilo…

 

Isra mira al joven, dándose cuenta al momento de que no está siendo del todo sincero con él.

 

ISRA: ¿Seguro?

 

Óscar se queda en silencio durante unos segundos, pensando, hasta que finalmente suspira.

 

ÓSCAR: No, no estoy seguro. Cuando me dijo todo eso de que no tenía que importarme lo que pensaran los demás, y que pasara de todos, pensé que tenía razón, pero… es tan difícil…

 

ISRA: Lo es. Pero tienes que asumirlo.

 

ÓSCAR: Pero es que no entiendo por qué tengo que asumir que se esté contando una mentira sobre mí.

 

ISRA: Sí, en eso tienes razón…

 

Los dos amigos se quedan de nuevo en silencio.

 

ISRA: ¿Sabes? Si quieres que dejen de murmurar sobre ti, deberías demostrarles que no eres gay.

 

ÓSCAR: (Extrañado) ¿Y cómo hago eso?

 

ISRA: Líate con alguna chica de tu clase… además, lo tienes bastante fácil para decidirte por una, ¿no?

 

Óscar mira a su compañero, sin poderse creer lo que está escuchando.

 

ÓSCAR: ¿Lidia? ¿Lo dices en serio?

 

ISRA: Mira, sé que ha sido súper desagradable contigo, que se ha portado fatal… pero piensa que es lo que prefieres. Dudo que vayas a conseguir liarte con alguna otra con los rumores que corren por ahí.

 

El joven mira al pelirrojo, sin saber qué decir.

 

HOTEL “PALACE”/ HABITACIÓN 479

 

Comienza a anochecer, y Marta pasea nerviosa por la habitación, en ropa interior, mientras Alfonso, completamente desnudo, la observa tumbado en la cama.

 

ALFONSO: ¿Estás bien?

 

MARTA: No. No estoy bien, estoy histérica. Yo… Dios mío, mañana va a ser un autentico desastre.

 

ALFONSO: Tranquila, Marta.

 

El hombre se levanta y abraza a la joven, comprensiva.

 

ALFONSO: Relájate. Todo saldrá bien, ya lo verás. Tendrás a Esperanza de nuevo a tu lado, y esta vez para siempre.

 

MARTA: No lo sé. La verdad es que no estoy del todo convencida con los métodos de Gervasio.

 

ALFONSO: (Sorprendido) ¿Qué? ¿Por qué?

 

Marta se encoge de hombros, sin saber que responder.

 

MARTA: No lo sé. Es solo que… hay algo que no me convence.

 

Alfonso esboza una forzada sonrisa.

 

ALFONSO: Es normal que estés así, Marta. Mañana es el juicio, y estás nerviosa. Pero Gervasio es uno de los mejores abogados del país, y todo va a salir bien. Ten fe.

 

MARTA: (Desconfiada) Sí… fe.

 

La pareja continúa abrazada, aunque se nota que Marta no está nada bien.

 

PARQUE “RUISEÑORES”

 

Ya es completamente de noche, y Claudia y Jaime pasean por el parque bajo las estrellas, cogidos de la mano. Los dos reflejan preocupación en sus rostros.

 

CLAUDIA: ¿Y qué vamos a hacer ahora?

 

JAIME: Tienes que hablar con Andrea.

 

CLAUDIA: ¿Y qué le digo? ¿Tú sabes lo que me costó convencerla para que se fuera a vivir con Carlos? ¿Cómo le digo que ahora es él el que no quiere vivir con ella?

 

JAIME: No le digas eso.

 

CLAUDIA: ¿Entonces el qué?

 

Jaime se queda en silencio durante unos segundos, pensando.

 

JAIME: No lo sé, Claudia… la verdad es que no lo sé, pero en menudo lío nos hemos metido. Esperemos que no hablen entre ellos…

 

CLAUDIA: No lo harán, créeme. Se odian. Tenemos tiempo para arreglarlo.

 

JAIME: Eso espero.

 

La pareja continúa andando, en silencio.

 

PISO DE CARLOS Y JAIME/ COCINA

 

Carlos se está preparando un tazón de leche con cereales, ya en pijama preparado para irse a la cama, cuando suena el timbre. El joven, extrañado, comprueba en su móvil que ya pasan de las doce de la madrugada, y se dirige a abrir la puerta. Suspira al ver a Andrea al otro lado.

 

CARLOS: ¿Qué estás haciendo aquí?

 

ANDREA: Uy, yo también me alegro, futuro compi de piso.

 

CARLOS: (Sorprendido) ¿Cómo?

 

ANDREA: Puedo pasar, ¿verdad?

 

Antes de que el joven pueda responder, Andrea deja escapar una sonora carcajada.

 

ANDREA: Pero que tontería, ¡claro que puedo pasar! Al fin y al cabo, este es mi futuro hogar.

 

La chica entra al piso, sonriendo, mientras Carlos no se puede creer lo que está pasando.

 

CARLOS: ¿Qué estás haciendo, Andrea?

 

ANDREA: He pensado que deberíamos hablar e intentar aclarar las cosas. Así será un poco más cómodo vivir juntos, ¿no?

 

CARLOS: No vamos a vivir juntos.

 

ANDREA: (Extrañada) ¿Cómo que no? ¿Aún no has hablado con Claudia o con Jaime?

 

CARLOS: Sí… sí, hablé con Jaime.

 

ANDREA: ¿Entonces?

 

Carlos se queda en silencio, sin saber cómo decirlo, pero su ex novia lo entiende al segundo.

 

ANDREA: No quieres que vivamos juntos, ¿verdad?

 

CARLOS: ¿Y tú sí, Andrea? Porque de verdad, no entiendo que te muestres tan ilusionada con esto con todo lo que ha pasado entre nosotros.

 

ANDREA: Pensaba que sería una buena oportunidad para volver a ser tan buenos amigos como lo éramos antes.

 

CARLOS: Eso es imposible Andrea, y lo sabes.

 

La joven mira a su ex novio, con lástima, hasta que finalmente se sienta en el sofá, suspirando.

 

ANDREA: Tienes razón, ¿verdad? Lo nuestro ya está muerto.

 

CARLOS: Muerto y enterrado.

 

ANDREA: Ya…

 

Ambos se quedan en silencio durante unos segundos, y Andrea se levanta.

 

ANDREA: Bueno, entonces… creo que lo mejor será que me vaya.

 

CARLOS: Sí…

 

Andrea camina hasta la puerta, pero antes de salir, se gira hacia Carlos.

 

ANDREA: Es una pena que hayamos acabado así, ¿no crees?

 

CARLOS: Sí, la verdad es que sí… pero los dos sabemos lo que pasa cuando intentamos ser amigos.

 

ANDREA: Tienes razón. Lo siento. Hasta luego.

 

CARLOS: Chao.

 

La joven se marcha mientras Carlos se sienta en el sofá, sin estar seguro de haber hecho lo correcto.

 

JUZGADOS DE GIJÓN/ INTERIOR

 

Un nuevo y soleado día amanece en la ciudad, y Marta está acompañada de Gervasio y Alfonso, los tres sentados en un banco de madera. La chica está muy nerviosa mientras los dos hombres se miran, preocupados.

 

ALFONSO: ¿Estás bien?

 

MARTA: (Irónica) Uy, sí, perfectamente… soy un remanso de paz, ¿no lo ves?

 

GERVASIO: Tienes que estar tranquila. El juez que nos ha tocado se fija mucho en estas cosas.

 

MARTA: Como si fuera tan fácil…

 

GERVASIO: Sé que no lo es, pero no te preocupes. Vamos a machacar a ese hijo de puta.

 

MARTA: Y hablando de eso, ¿piensa venir en algún momento? Porque el juicio está a punto de empezar.

 

Cuando Alfonso está a punto de hablar, la chica ve en el fondo del pasillo a Jorge acompañado de su abogada, por lo que se levanta.

 

ALFONSO: ¿A dónde vas?

 

Marta camina hasta el joven, ignorando las palabras de su amante.

 

MARTA: Ya era hora. ¿Dónde está Esperanza?

 

A pesar de que su abogada le hace un gesto con la mano para que no hable, Jorge la ignora.

 

JORGE: La he dejado con mis padres. ¿Algún problema?

 

MARTA: ¿Tan por hecho das que vas a ganar que ni siquiera la traes?

 

JORGE: (Sonríe) No te preocupes, Marta. Aunque estoy seguro de que voy a ganar, hoy tampoco se va a decidir todo, así que no era necesario que tuviera que pasar por esto.

 

Jorge y su abogada continúan caminando dejando allí sola a Marta. Gervasio y Alfonso se acercan a ella.

 

ALFONSO: ¿Qué ha pasado?

 

MARTA: Que es un hijo de puta, eso ha pasado.

 

GERVASIO: No debes hablar con él, Marta. Ya te lo dije.

 

Marta lanza una mala mirada a su abogado y éste, suspirando para no responder, le da un leve golpe en la espalda.

 

GERVASIO: Vamos para adentro. El juicio va a empezar.

 

Los tres caminan hacia la sala.

 

ESCUELA “ARTES ESCÉNICAS HERRERA”/ AULA DE IMAGEN

 

Hugo está sentado tranquilamente en su mesa, dándole un último repaso a sus apuntes, cuando Lidia entra en clase, con una sonrisa de oreja a oreja. Cuando ve al chico, no duda en acercarse a él.

 

LIDIA: Oh, vaya… ¿dónde te has dejado al perrito?

 

Hugo coge aire, intentando contenerse.

 

HUGO: No tengo ganas de discutir.

 

LIDIA: No, yo tampoco. Te estaba hablando de Óscar.

 

HUGO: Sé perfectamente de quién me estabas hablando… y no sé dónde está.

 

LIDIA: Vaya, que raro, si últimamente parecíais siameses… ¿crisis de pareja?

 

HUGO: (Irónico) Muy graciosa. Sabes perfectamente que no somos pareja, y que Óscar no es gay, así que para lo único que ha servido esa gilipollez de rumor que corriste es para retratarte todavía más como persona, por si no lo habías hecho ya lo suficiente.

 

LIDIA: Quizás tú pensaste eso… pero te recuerdo que el resto de la clase, me creyó a mí.

 

HUGO: Sí, bueno, porque estamos rodeados de gilipollas.

 

LIDIA: (Irónica) Que gran aprecio a tus compañeros…

 

HUGO: No te creas. A ellos les tengo mucho más cariño que a ti.

 

Lidia está a punto de responder, pero se ve interrumpida por alguien.

 

ÓSCAR: (Off) ¡Lidia!

 

La joven se gira hacia la puerta, con una cínica sonrisa dibujada en su rostro.

 

LIDIA: Mira, ya está aquí…

 

Óscar avanza rápidamente hacia ella y, sin que la chica pueda reaccionar, la besa apasionadamente, ante la incredulidad de todos sus compañeros, incluido Hugo. Al ver que el beso se alarga, el rubio, decepcionado, coge sus apuntes y se marcha. Lidia se separa de su ex novio, divertida.

 

LIDIA: Vaya… parece que a tu noviete no le ha hecho ninguna gracia lo que acabas de hacer.

 

Óscar mira a la joven, con rabia, pero intenta contenerse.

 

ÓSCAR: Ven esta tarde a casa.

 

El joven se sienta en su sitio, suspirando nervioso por lo que ha hecho, mientras Lidia no borra la sonrisa de su cara.

 

JUZGADOS DE GIJÓN/ INTERIOR

 

Marta, Gervasio y Alfonso salen de la sala. Marta parece bastante preocupada mientras Alfonso la abraza. Gervasio, en cambio, tiene una sonrisa de oreja a oreja dibujada en su rostro.

 

GERVASIO: Has estado fantástica.

 

MARTA: (Desconfiada) ¿En serio?

 

GERVASIO: Completamente.

 

MARTA: No sé…

 

ALFONSO: Confía en nosotros.

 

GERVASIO: Te prometo que lo vamos a conseguir, Marta. Si seguimos así, lo haremos.

 

Marta esboza una agradecida sonrisa al hombre, y justo en ese momento Jorge y su abogada salen de la sala. Aunque la mujer trata de impedirlo, Jorge se acerca a su ex novia lleno de rabia, amenazante.

 

ABOGADA: Jorge, por favor…

 

JORGE: ¿Cómo has podido ser tan hija de puta? ¡Le has dado la vuelta a todo!

 

Marta está a punto de responder, pero Gervasio se le adelanta.

 

GERVASIO: Lo siento, pero mi cliente no va a hablar con usted en ningún sitio que no sea delante del juez.

 

El joven ignora las palabras del abogado.

 

JORGE: Eres una puta… ¿cuántas veces te lo has tenido que tirar para que te defienda?

 

MARTA: (Indignada) ¿Perdona?

 

JORGE: ¿O te lo ha conseguido tu chulo?

 

MARTA: ¡Vete a la mierda!

 

ALFONSO: Marta por favor, tranquilízate.

 

GERVASIO: No tengo que darle explicaciones, pero quiero que sepa que no la defiendo a cambio de favores sexuales. La defiendo porque escoria como usted no merece tener un hijo a su cargo.

 

Marta mira sorprendida al abogado mientras es abrazada por Alfonso, que intenta tranquilizarla. Jorge deja escapar una sonora carcajada.

 

JORGE: ¡Y el abuelo nos da una nueva lección! Sabéis tan bien como yo que Esperanza volverá conmigo fuera de España… y os aseguro que esta vez no será tan fácil encontrarnos.

 

Jorge regresa con su abogada, la cual le recrimina su actitud mientras caminan hacia el ascensor. Marta mira asustada a Gervasio.

 

MARTA: ¿Podría llevarse a Esperanza?

 

GERVASIO: De momento no. Su abogada es muy buena, y no se lo permitirá. Pero es importante ganar este juicio, porque si lo perdemos… quien sabe lo que puede pasar.

 

La joven mira al abogado, preocupada.

 

PARQUE “RUISEÑORES”

 

Comienza a anochecer. Carlos y Lola pasean tranquilamente por el parque, charlando animadamente bajo la luz de las farolas y de las primeras estrellas que iluminan el cielo.

 

LOLA: La verdad es que no sabía que fueras tan divertido.

 

CARLOS: Vaya, supongo que… gracias.

 

LOLA: Por supuesto.

 

Los dos se ríen, divertidos, pero Lola no tarda en ponerse seria de nuevo.

 

LOLA: ¿Le has dicho a Jaime que nos estamos viendo?

 

CARLOS: (Suspira) No, todavía no.

 

LOLA: ¿Y a qué estás esperando? Cuanto más tarde se lo digas, peor se lo tomará.

 

CARLOS: Ya, ya lo sé, pero es que…

 

El joven hace una pausa, en la que Lola le mira impaciente.

 

LOLA: ¿Qué?

 

CARLOS: Pues que quiero esperar a saber qué es lo que hay entre nosotros para decírselo.

 

Lola esboza una sonrisa llena de ternura.

 

LOLA: ¿Qué crees que hay?

 

CARLOS: Sí lo supiera, no te habría dicho lo que te acabo de decir, ¿no?

 

LOLA: Ya…

 

Los dos se quedan en silencio durante unos segundos, mirándose.

 

LOLA: Yo… lo único que te puedo decir es que me gustas mucho.

 

CARLOS: Pues ya somos dos.

 

Vuelven a quedarse callados, mirándose fijamente a los ojos, hasta que empiezan a acercarse lentamente y terminan dándose un tímido beso, que pronto da paso a la pasión.

 

ESCENAS MÚLTIPLES

 

Suena la canción “Cada dos minutos” de Despistaos.

 

Lidia y Óscar se encuentran en la cama del joven, completamente desnudos, haciendo el amor apasionadamente. Isra los escucha desde el pasillo, preocupado.

 

Marta observa, con lágrimas en los ojos, una fotografía en la que aparece junto a Esperanza en el hospital, cuando la niña acababa de nacer.

 

Edu pasea por la playa, solo y con los ojos llenos de lágrimas.

 

Claudia y Jaime, sentados en uno de los sofás del Four, que ya está cerrado, charlan ilusionados sobre los primeros preparativos para su boda.

 

Carlos y Lola, ahora sentados en uno de los bancos del parque, siguen besándose apasionadamente.

 

Andrea está sentada en el sofá de su casa mirando una fotografía en la que aparece junto a Carlos, cuando suena el timbre. Extrañada, y tras comprobar que ya pasan de las doce de la noche, se levanta y se dirige a abrir, sorprendiéndose todavía más cuando se encuentra con Hugo, que lleva consigo una bolsa de viaje y los ojos llorosos.

 

ANDREA: ¡Hugo! ¿Estás bien?

 

HUGO: ¿Puedo quedarme unos días en mi antigua habitación?

 

ANDREA: Claro… claro, pasa.

 

Hugo esboza una agradecida sonrisa y entra al piso. Andrea, todavía preocupada, cierra la puerta.

 

CONTINUARÁ...