MANERAS DE VIVIR

Laura, con su mochila, está frente al quiosco, el cual permanece cerrado. Mira su reloj, el cual marca las nueve pasadas, y suspira. En ese momento, ve por el final de la calle acercarse a Carlos, el cual, en cuanto la ve, la mira con mala cara.

CARLOS: (Seco) ¿Qué estás haciendo aquí?

LAURA: (Tímidamente) Quería hablar contigo…

CARLOS: Pues la verdad es que ahora mismo de eso es de lo que menos ganas tengo yo.

LAURA: Vamos, Carlos, porque no…

CARLOS: (Enfadado) Mira, Laura, vosotros fuisteis los que rompisteis mi relación con Lorena. La acusasteis de todo, le hicisteis la vida imposible, y a mí me hicisteis dudar. Por vuestra culpa, una relación de dos años se ha roto… y lo peor: no os sentís culpables. (Espera respuesta de Laura, pero no la recibe) Por mí podéis pudriros en el infierno.

Carlos comienza a abrir el quiosco, bajo la triste mirada de Laura, la cual, tras varios segundos, se aleja de allí, sin despedirse.

Lorena y Jorge están acostados en la cama del chico, desnudos, pero tapados por una fina sabana. Lorena tiene su cabeza apoyada en el pecho del joven, el cual le acaricia el pelo.

JORGE: Así que dejaste a Carlos definitivamente, ¿eh?

LORENA: Sí… creo que fue lo mejor.

JORGE: (Preocupado) ¿Y tú como estás?

LORENA: Bien… creo.

El joven le da un beso en la frente.

JORGE: Bueno… míralo por el lado positivo… ahora tú y yo no tendremos que escondernos más.

Lorena se reincorpora rápidamente en la cama, extrañada.

LORENA: ¿Qué quieres decir?

JORGE: Que ya no tendremos que esconder nuestra relación… todos podrán saber que estamos juntos, ¿no es fantástico?

Jorge intenta besar a la chica, pero esta se levanta de la cama, y comienza a vestirse.

LORENA: Creo que no has entendido nada de esta relación, Jorge.

JORGE: Bueno, tampoco hay demasiado que entender, tú y yo…

LORENA: (Interrumpe al chico) Tú y yo follamos de vez en cuando, y ya está. Sin sentimientos de por medio. Creía que los dos esperábamos lo mismo de esto.

JORGE: (Enfadado) ¿Qué? ¿Qué esperabas que? Esto lo tendrías que haber hablado conmigo antes de empezar todo, Lorena.

LORENA: (Irónica) ¿El hecho de que tuviese novio no te decía nada?

JORGE: (Decepcionado) Pensaba que simplemente no tenías el valor de dejarle…

LORENA: Mira, Jorge, si algo tengo, es valor. No me conoces, no sé como puedes quererme. (Mira su reloj) Bueno… me tengo que ir a la universidad. Nos vemos allí, hasta luego.

Lorena sale del dormitorio, dejando a Jorge tumbado en la cama, y con los ojos llenos de lágrimas.

CRÉDITOS: "MY PREROGATIVE" BRITNEY SPEARS
David Gallagher, Maggie Grace, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Emma Watson

Capítulo 8
A cada paso


Edu está apoyado en el marco de la puerta de su clase, la cual está abierta, con cara de aburrido, e Isra se encuentra frente a él. Del interior del aula salen bastantes risas y gritos.

ISRA: ¿Sabes? Esta semana mi madre va de noche…

EDU: (Irónico) Vaya, que interesante…

ISRA: Ya sabes por lo que te lo digo.

EDU: (Suspira) Isra, ya habíamos hablado sobre eso. Empiezo a estar cansado, parece que no tenemos otro tema de conversación entre nosotros. Y eso no puede ser bueno.

ISRA: (Extrañado por la contestación de su novio) Pero Edu, yo…

En ese momento aparece Manuel, interrumpiendo al joven.

MANUEL: Venga, chicos, para adentro… ya hablaréis luego.

Edu entra, pasando de su novio, el cual ingresa al interior del aula, con cara de preocupación.

Marta y Hugo se encuentran tirados en el sofá de siempre del Four. Sobre la mesa, hay dos refrescos a medio beber, y las mochilas están por el suelo.

MARTA: En serio, somos lo peor… en el primer trimestre, y ya saltándonos clases.

HUGO: (Riendo) Hay que disfrutar antes de que empiecen los exámenes. Y además, tenemos a Laura en clase para que nos coja los apuntes.

MARTA: (Riéndose también) Pobre… tiene que estar súper aburrida.

Los dos amigos continúan riendo durante varios segundos, hasta que los dos se quedan callados, pensando cada uno en sus cosas.

HUGO: Oye Marta… Edu no parece que este muy bien con Isra últimamente, ¿no?

MARTA: Que mala persona eres…

HUGO: (Inocente) ¿Yo? Si solo me preocupo por mis amigos…

Los dos se empiezan a reír.

MARTA: No, pues la verdad es que no parece que estén muy bien ahora, la verdad… no sé que les pasará.

Hugo se encoje de hombros, haciéndose la misma pregunta.

HUGO: Y por cierto, ¿a ti que te pasa? Llevas una semana mogollón de rara.

MARTA: (Fingiendo extrañeza) ¿A mí? ¿A mí que me va a pasar?

HUGO: Pues si lo supiera, no te lo habría preguntado… no sé, estás distinta. No eres la misma Marta de siempre.

MARTA: Pues no sé… será que estoy en esos días del mes en los que haces que una tontería parezca el mayor drama jamás contado.

HUGO: (Sonriendo, comprensivo) Sí, claro, en esos días del mes, ¿no?

Marta le devuelve la sonrisa a su amigo, de mala gana, y se queda con la mirada perdida, pensando.

Empieza a anochecer. Lorena va por el parque, a paso ligero. Parece asustada. Le da la impresión de que alguien le sigue, por lo que empieza a aligerar el paso. Se da media vuelta, y al no ver a nadie, vuelve a mirar al frente, pero justo en ese momento, se choca con alguien.

LORENA: (Asustada) ¡Aaaaahhhhh!

CARLOS: (Extrañado, y agarrando a la joven) Lorena, ¿qué pasa?

Lorena mira al joven, intentándose tranquilizar.

LORENA: Eres tú…

CARLOS: Si, bueno, eso parece.

Entre los dos jóvenes surge un incómodo silencio durante algunos segundos.

LORENA: Bueno, tengo un poco de prisa… ya nos veremos, adiós.

CARLOS: Adiós…

Lorena se aleja de allí, a paso ligero, mientras Carlos la observa, triste.

Un nuevo y nubloso día amanece en la ciudad. Hugo y Marta se encuentran en la biblioteca del instituto, estudiando, cuando entra Laura, y les tira un par de folios a cada uno, para después, sentarse al lado del chico.

LAURA: (Susurrando) Aquí tenéis los apuntes de ayer, que tenéis una cara…

HUGO: Eres un cielo.

El chico da un beso en la mejilla a su amiga, la cual responde con una sonrisa.

LAURA: Bueno, pero me debéis doce céntimos cada uno de las fotocopias.

Los tres amigos empiezan a reír.

MANUEL: (Desde la mesa del bibliotecario) Ssssshhhhhhhh.

Los tres le miran, pidiéndole disculpas con la mirada, y se vuelven a mirar entre ellos.

MARTA: (Mirando a Laura) ¿Conseguiste hablar con Carlos?

LAURA: Que va… me esquiva, y no contesta ni a mis llamadas ni a mis mensajes. La verdad es que empiezo a estar un poco cansada de ser la gran ignorada… podríais intentarlo alguno de vosotros.

MARTA: Si no te hace caso a ti, a nosotros mucho menos.

HUGO: Sí… nosotros no hemos tenido nunca tanta relación con él como tú y Edu.

LAURA: Bueno, pues que lo intente Edu. Yo ya estoy cansada de tragarme todas sus borderías, en serio, es que está insoportable…

MARTA: Pues si a ti no te hace caso, a Edu mucho menos.

LAURA: (Extrañada) ¿Por?

HUGO: Porque él si que le dijo que Lorena le estaba siendo infiel… para él seguro que es de los peores.

MARTA: (Suspira) Bien… pues creo que nos tendremos que hacer a la idea de que nos hemos quedado sin Carlos.

LAURA: (De mala gana) No… Si va a pasar eso, volveré a hablar con él… pero dejad que pasen unos días, para que se le pase un poco el enfado… si es que se le pasa algún día.

Hugo y Marta se miran, sonrientes, orgullosos de haber conseguido su objetivo.

Lorena, aparentemente nerviosa, se dirige hacia el quiosco de Carlos. Se para frente a un espejo, donde se recoloca el pelo, y retoma su camino. Cuando llega a la plaza del quiosco, ve a Carlos hablando con Jorge, y acelera el paso hacia ellos, asustada.

LORENA: (Con falsa simpatía) Vaya, ¡hola chicos! No sabía que fuerais amigos.

JORGE: No, no, que va… solo vine a por unas revistas, y nos entretuvimos un rato charlando, nada más, ¿verdad, Carlos?

Carlos asiente, incómodo por la presencia de Lorena en el lugar.

LORENA: Ya… Carlos, me gustaría hablar un momento contigo… (Mira a Jorge, mosqueada) a solas.

JORGE: Bueno… pues por mí no os privéis, ¿eh? Que ya me voy. Mañana nos vemos en la universidad, hasta luego.

Jorge se aleja de allí, ante la enfadada mirada de Lorena, que cuando se vuelve para hablar con Carlos, cambia rápidamente.

CARLOS: (Desagradable) Bien, pues tú dirás… porque la verdad es que estoy muy ocupado.

LORENA: Bueno… solamente quería agradecerte lo de anoche.

CARLOS: (Extrañado) ¿Qué hice anoche?

LORENA: Déjalo, no quiero preocuparte… pero muchas gracias.

CARLOS: Lorena…

LORENA: Me voy… ¡hasta luego!

Lorena se marcha, y Carlos se queda allí, preocupado, y sin entender muy bien lo que ha querido decirle su ex novia.

El reloj del dormitorio de Isra marca las diez menos cuarto de la noche. El joven está sentado en el escritorio, estudiando, cuando su madre entra a la habitación.

OLGA: Isra, cariño, me voy ya… no tardes en acostarte, ¿vale?

ISRA: No mama, no te preocupes y márchate tranquila.

OLGA: Venga, suerte mañana en el examen. Adiós.

Isra responde a su madre con una sonrisa, y la mujer sale del dormitorio. El chico espera a oír el ruido de la puerta cerrarse, y cuando lo oye, coge su móvil.

ISRA: Hola, cariño… ¿cómo estás?

EDU: (Al otro lado del teléfono, seco) Pues como esta mañana… ¿qué pasa?

ISRA: Nada… solo que me apetecía escuchar tu voz… y bueno… mi madre no está en casa…

EDU: Isra, por favor, otra vez no…

ISRA: Edu, en serio, estoy preparado… ven a casa, por favor.

EDU: Lo que verdaderamente me duele, Isra, es que parece que lo único que buscas en mí es el tío con el que perder tu virginidad.

ISRA: Eso no es así, y lo sabes… Yo te quiero.

EDU: Pues no lo parece.

Edu cuelga el teléfono, dejando a Isra con una mezcla de enfado y decepción.

A la mañana siguiente, Jorge va mirando unos apuntes por el pasillo de la universidad. Cuando se dispone a entrar en su clase, una mano le agarra del brazo, y le arrastra hasta la clase de enfrente, completamente vacía. Allí el joven se da cuenta de que es Lorena.

JORGE: ¡Lorena! ¿Qué coño haces? ¿Te has vuelto loca?

LORENA: (Nerviosa) No, no me he vuelto loca, pero entre todos lo conseguiréis… ¿Qué estabas haciendo ayer con Carlos?

JORGE: Vaya, era eso…

LORENA: ¿Y te quedas tan tranquilo? Tío, ¿pero de que mierdas vas tú?

JORGE: Mira, solo fui a comprar unas revistas, ¿vale? Él me reconoció, y me preguntó por ti, y por como estabas. Yo le respondí, y ya está, eso es todo. (Irónico) ¿Has visto que grave?

LORENA: Pues sí, si que es grave… con todos los quioscos que hay en la ciudad, no entiendo porque tienes que ir justamente al de mi ex novio.

JORGE: Porque era el que mejor me iba, Lorena. No voy a cambiar el rumbo de mi vida porque en un sitio trabaje tu ex, ¿vale? No le voy a contar nada de lo nuestro aún así. Confía en mí.

LORENA: Un poco tarde para pedirme eso, Jorge…

Jorge se acerca a la chica, y la agarra de la cintura.

JORGE: Vamos… no te enfades… si en el fondo sabes que no lo he hecho con mala intención…

LORENA: (Intentando hacerse la dura) No sé yo…

Jorge deja escapar una leve risa, y empieza a besar a la joven por el cuello, a lo que la chica se deja hacer.

El instituto acaba de terminar, por lo que hay mucha gente concentrada en la salida. Edu consigue salir, y se aleja de allí a paso rápido, pero Isra le sigue, corriendo.

ISRA: ¡Edu, espera!

Edu se detiene, y se gira de mala gana.

EDU: ¿Qué coño quieres ahora?

ISRA: (Dándole alcance) Nada… solo pedirte perdón. Sé que he estado muy pesado estos días, y lo siento… solo quería que supieras que estoy preparado, y que cuando quieras…

EDU: (Interrumpiendo a su novio) No, Isra, escucha… el que te tiene que pedir perdón soy yo. Hay algo que me ronda la cabeza, y que te debería de haber dicho antes…

ISRA: (Preocupado) ¿A que te refieres?

Carlos sale de su portal, todo apresurado, ya que llega tarde a abrir el quiosco. Va tan deprisa, que cuando dobla la esquina, se choca con Laura.

CARLOS: (Sin mirarla) Joder, perdona, no… (Levanta la mirada, y ve de quien se trata) Vaya, eres tú…

LAURA: (Tímida) Sí, fui al quiosco porque quería hablar contigo, pero al ver que estaba cerrado, pensé en venir a tu casa…

CARLOS: Mira, lo siento, pero no creo que tengamos nada de lo que hablar.

LAURA: Pues te equivocas, Carlos. Yo si tengo algo de lo que hablar contigo…

Edu e Isra continúan parados en la calle, uno frente al otro. Isra mira a su novio, preocupado.

ISRA: Edu, te he hecho una pregunta.

EDU: (Pensándolo mejor) No, déjalo… es una tontería, no te preocupes.

El joven se dispone a seguir su camino.

ISRA: (Agarrando a su novio del brazo) Edu, soy tu novio, y tus tonterías también me interesan. Por favor, confía en mí… estoy preocupado.

EDU: Confío en ti, créeme… pero es algo sin importancia.

ISRA: (Ríe, sarcástico) Vamos, Edu, si fuera algo sin importancia, no estarías así.

Edu suspira, sin saber que decirle a su novio.

EDU: (Lo primero que se le viene a la cabeza) Es simplemente que estoy preocupado por Lorena… desde finales de verano está muy rara, y no sé, algo le pasa.

ISRA: (Sin creerle demasiado) ¿Solo eso?

EDU: Claro… ¿qué otra cosa podría ser?

ISRA: No lo sé… pero me extraña, la verdad, creía que sería algo más… importante.

EDU: Para mí lo es, Isra. He crecido con ella, y que esté así, sobre todo conmigo, es algo que me duele, y mucho.

ISRA: Mira, estará agobiada con la universidad… es su primer año, y bueno, estará nerviosa y tal, es normal.

EDU: Ha tenido tiempo de que se le pase… pero no quiero hablar de esto ahora. Vamos para casa, anda.

Isra asiente, sin creer del todo que ese sea el verdadero motivo de la actitud de su novio, y retoman su camino a casa.

Laura y Carlos van andando hacia el quiosco, los dos en silencio.

CARLOS: (Borde) Bueno, si esto era lo que tenías que comentarme, te podrías haber ahorrado el viaje…

LAURA: ¿Por qué no te esfuerzas en ser un poco más simpático con la gente que intenta ayudarte? (Carlos está dispuesta a contestar a su amiga, pero esta no se lo permite) Mira, nosotros intentamos ayudarte. Intentamos advertirte de con quien estabas realmente, te avisamos… si tú no lo quisiste ver, no es nuestra culpa.

Carlos se queda callado durante unos segundos.

CARLOS: (Suspirando) Márchate, Laura.

LAURA: Sí. Me voy a ir, pero una sola cosa más… sabes que aquí nos tienes a todos, para lo que necesites. No te guardamos rencor… Adiós.

Laura comienza a alejarse de allí, con paso decidido, ante la indecisa mirada de Carlos.

Marta entra a su portal, recién llegada del instituto. Se dirige hacia los buzones, y abre el de su familia. Allí se encuentra con otra carta dirigida a ella, sin remite. Cierra los ojos, suspira y la abre.

MARTA: (Leyendo) Hola. Por fin vuelves a tener noticias mías, supongo que lo estarías deseando… bien, pues has de saber que tu secreto continúa siendo eso, un secreto. Pero tengo un problema. Hay unos proyectos en mi mente, para los cuáles necesito mil euros. Me vendrían genial. Los necesito para dentro de tres semanas. Quiero que estés el sábado 22 de diciembre a las doce en el parque Don Jorge, con todo el dinero. Tranquila. Si nos llevamos bien, no tienes nada que temer. Adiós.

Marta, con los ojos llorosos, arruga la carta.

MARTA: (Susurrando) ¿De dónde cojones voy a sacar yo tanto dinero?

Ya es de noche. Edu se encuentra sentado en una butaca, en la barra del Four. Frente a él tiene una jarra de cerveza, pero se nota que no es la primera que se toma esta noche. David, el camarero, se sitúa frente a él.

DAVID: Edu, lo siento, pero vamos a cerrar ya…

EDU: (Dejando ver en su voz todo lo que ha bebido) Pues ves recogiendo mientras yo me termino esta jarra…

DAVID: (Intentando apartar la jarra) Bueno, verás, es que… creo que no deberías beber más.

Edu agarra la jarra, impidiendo que el joven siga apartándola, y le mira, ofendido.

EDU: ¿Qué pasa? ¿Qué ahora vas a resultar ser mi padre, o que?

DAVID: (Con pena) No, claro que no. Solo… solo te daba un consejo.

EDU: Pues yo no te lo he pedido. Así que vuelve a tu trabajo, y déjame en paz.

David, resignado y sin decir nada, va al almacén. Edu se queda allí, pensando durante unos segundos. Se bebe lo que le queda de jarra en un trago, coge su abrigo, y sale de allí a toda prisa.

Laura vuelve a casa, tras una larga tarde en la biblioteca. Lleva varios libros en su regazo, lo que le dificulta la búsqueda de las llaves.

CARLOS: (Voz en off) ¿Necesitas ayuda?

Laura se gira, sorprendida, y ve al joven frente a ella, sonriéndole.

LAURA: Pues si no te importa…

CARLOS: (Cogiéndole los libros) Pues claro que no. (Laura le sonríe, agradecida, y continúa buscando las llaves) Quería pedirte perdón por como te he tratado esta tarde… tienes razón, vosotros simplemente me habéis intentando ayudar, y yo os respondo así…

LAURA: Bueno, no te preocupes… es normal, y nosotros lo entendemos. Quieres a Lorena, y bueno… es normal que no nos creyeras…

CARLOS: No, no es normal… no es normal que trate así a las únicas personas que me han demostrado estar siempre hay, dándome ánimos cuando he estado mal, y ayudándome siempre que he tenido un problema.

LAURA: (Encontrando las llaves) Por fin… en serio, Carlos, no te preocupes… por mi parte está todo olvidado. (Abre la puerta de su jardín) Ya te dije que aquí me ibas a tener para lo que necesitarás.

CARLOS: (Devolviendo los libros a la joven) ¿Sabes? Eres una de las mejores personas que he conocido nunca.

LAURA: (Riendo) Eso es que no me conoces entonces.

CARLOS: (Acercando su rostro al de la joven) Pues si… yo creo que te conozco bien, y mejor de lo que tú piensas.

Laura se queda mirando al joven a los ojos, mientras sus labios se acercan, y se acaban besando apasionadamente.

Isra está en su dormitorio, ya con el pijama, y frente al ordenador, mientras escucha la canción “Dreams”, de The Corrs. En ese momento, suena el timbre. Tras escribir algo con el teclado, el joven se levanta, y se dirige hacia la puerta. Justo cuando suena otro timbrazo, el joven abre, encontrándose de frente con su novio, el cual parece tener algo de dificultades para mantenerse en pie.

ISRA: (Sorprendido) ¡Edu! ¿Sucede algo?

EDU: (Ya totalmente borracho) ¿Está tu madre?

ISRA: ¿Has bebido? Joder tío, que estamos a jueves…

EDU: (Intentando que no se le trabe la lengua) ¿Está o no está?

ISRA: No, pero…

El joven se ve interrumpido por su novio, el cual le besa apasionadamente, entrando al piso y cerrando la puerta tras él. Continúa besándole, mientras le desabrocha los botones de la parte superior del pijama salvajemente. Isra, que hasta el momento, no había salido de su asombro, le quita también la camiseta a su novio, y besándose, van hacia el dormitorio del chico, cerrando la puerta tras ellos.

CONTINUARÁ...