MANERAS DE VIVIR

Las estrellas brillan en el cielo, mientras la luna se impone a todos los edificios de la ciudad. El dormitorio de David y Olivia tan solo está iluminado por la suave luz que desprende la lámpara que hay sobre la mesita de noche. La joven se encuentra tumbada en la cama, desnuda, acariciando suavemente el pecho de Toni.

TONI: No sabes como echaba de menos estos momentos…

OLIVIA: Yo también… pero tienes que irte ya. David tiene que estar a punto de llegar.

TONI: (Molesto) ¿No vas a decirle nada?

OLIVIA: ¿Pero como quieres que se lo diga, después de todo lo que ha hecho por mí, y por nuestro hijo? No puedo pagarle así.

TONI: ¿Entonces ahora que va a pasar?

OLIVIA: No va a pasar nada más, Toni… no puede pasar nada.

TONI: Entonces, ¿qué coño ha sido esto?

OLIVIA: Nada… lo mejor es que tú te vuelvas para Barcelona, y yo me quede aquí…

TONI: Te lo repito, Olivia. No me voy a marchar a Barcelona si tú no vienes conmigo. Y menos ahora, sabiendo que me sigues queriendo.

OLIVIA: Toni, no puedes hacerme esto… por favor, tienes que irte. David va a pillarnos.

TONI: Me da igual que nos pille.

Olivia empieza a perder la paciencia.

OLIVIA: Pero a mí no me da igual, Toni. Yo a David…

DAVID: (Off) Espero que no seas capaz de decir que me quieres.

OLIVIA: (Asustada) ¡David! ¿Qué haces aquí?

DAVID: Bueno, parece ser que se os ha alargado el polvo, porque es a la hora que llego siempre.

Olivia se pone muy nerviosa, mientras Toni comienza a vestirse apresuradamente.

OLIVIA: David, verás, yo…

DAVID: Espero que no me vayas a decir que esto no es lo que parece…

Olivia va a hablar, pero Toni, ya completamente vestido, la interrumpe.

TONI: Bueno, creo que será mejor que me vaya…

DAVID: Sí, será lo mejor… y ya de paso saca a esta furcia de mi casa.

OLIVIA: (Molesta) ¡David!

TONI: Creo que tenéis que hablar… adiós.

Toni sale de la habitación, y Olivia mira a David, intentando transmitirle algo de pena, cosa que no consigue.

DAVID: Me voy a dar una vuelta. Cuando vuelva, espero que ni tú ni tus cosas estéis aquí.

OLIVIA: David, por favor…

DAVID: Adiós Olivia.

David se marcha dejando ahí tirada a Olivia, que no sabe si se siente completamente arrepentida de lo que ha sucedido.

Laura está sentada en el sofá del piso de Carlos, tapada con una manta y tomándose una valeriana para tranquilizarse. Lleva el pelo totalmente húmedo, y continúa con el semblante serio. En ese momento, Carlos aparece por allí.

CARLOS: Acabo de hablar con los padres de Lorena… deberías de haber visto como se han puesto.

LAURA: (Con la mirada perdida) No creo que sea fácil asumir que tu hija anda secuestrando a sus amigos por ahí…

Carlos se sienta al lado de la joven.

CARLOS: No te pases… ellos no tienen la culpa de nada. Además, te están muy agradecidos de que no vayas a denunciarla.

LAURA: Pues que no estén tan agradecidos, Carlos. No lo he hecho ni por ellos, ni por ella, sino por ti. Sé lo mucho que te importa, y lo último que quiero es verte sufrir.

Carlos baja la cabeza, sin saber que responder.

CARLOS: Deberías llamar a tu madre, estará preocupada… pero esta noche te quedas a dormir aquí en mi cama, yo dormiré en el sofá.

LAURA: Te lo agradezco Carlos, pero no es necesario.

El joven se levanta rápidamente.

CARLOS: Sí que lo es. Yo lo prefiero. Y anda, llama a tu madre, que yo voy a coger unas sábanas para preparar esto.

Carlos se dirige a su dormitorio, y Laura, suspirando, coge el teléfono situado en la mesita de al lado del sofá.

TÍTULOS DE CRÉDITO: "MY PREROGATIVE" Britney Spears
David Gallagher, Maggie Grace, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Emma Watson.

Capítulo 25.
No es un adiós


Lorena duerme plácidamente en la cama. Le empieza a sonar el despertador, indicándole que inicia su última semana del primer año universitario. Antes de que le de tiempo a apagarlo, su madre entra a la habitación sin llamar a la puerta.

LORENA: (Enfadada) ¡Mamá, joder, te he dicho mil veces que llames a la puerta antes de entrar a la habitación!

La mujer intenta ocultar el dolor que le produce saber lo que es capaz de hacer su hija.

SUSANA: Lo siento cariño, pero nos vamos a Madrid y tu padre ya está metiendo prisas.

Lorena mira a su madre, sin creerse lo que termina de escuchar.

LORENA: Espera, espera un momento… ¿Quién se va a Madrid y por qué?

Susana intenta fingir una risa que no le sale demasiado natural, mientras abre el armario y empieza a sacar ropa.

SUSANA: Pues tú y nosotros… ¿quién va a ir si no?

LORENA: (Enfadada) ¿Y a mí por que cojones no se me ha dicho nada? Igual no lo sabéis, pero es mi última semana de universidad… no me puedo permitir el lujo de faltar a los últimos exámenes.

SUSANA: Ya lo recuperarás cuando puedas, cariño.

LORENA: ¿Pero que vamos a hacer allí?

Susana se gira hacia su hija, intentando aparentar felicidad.

SUSANA: Eso ya no te lo puedo decir… es un secreto.

LORENA: (Perdiendo la paciencia) ¡Mamá, por favor!

Susana ignora el estado de humor de su hija.

SUSANA: No te impacientes, y haz tu maleta. No querrás que tu padre se enfade, ¿verdad?

Sin dejar que su hija le conteste, Susana sale de la habitación, intentando no echarse a llorar en cualquier momento.

Jorge se encuentra en el quiosco, colocando las revistas. Ha conseguido que su jefe no se enfade por no aparecer, pero en cambio, tiene que recuperar todas las horas perdidas. Sin que se de cuenta, Carlos se acerca hasta él.

CARLOS: Hola Jorge…

JORGE: (Sorprendido) ¡Carlos!

CARLOS: ¿Cómo estás?

JORGE: La verdad es que bastante bien para haber vivido lo que he vivido, gracias por preocuparte… ¿Laura cómo va?

CARLOS: Bueno, no ha pasado muy buena noche… pero no es normal. Ahora acabo de dejarla en su casa.

JORGE: Me alegro… me sorprendió mucho lo fuerte que se mostró. Nunca imagine que fuera así.

Carlos sonríe, sabiendo que el chico tiene razón, y surge un incómodo silencio entre ambos, que Jorge se encarga de romper.

JORGE: ¿Solo venías a eso?

CARLOS: (Tímido) En realidad, no… también quería preguntarte algo…

JORGE: (Impaciente) Bien, pues tú dirás.

A Carlos parece que le cuesta mucho hacer la pregunta que le quiere hacer.

CARLOS: Verás, yo… sé que Lorena os ha hecho mucho daño, pero… quería saber si…

JORGE: (Interrumpiéndole) No, Carlos. No la voy a denunciar si eso es lo que te preocupa.

Carlos suspira, aliviado.

CARLOS: Gracias…

JORGE: No me las des, Carlos. Yo también la quiero.

CARLOS: Lo sé… adiós, Jorge.

Carlos comienza a alejarse de allí. Jorge lo mira durante unos segundos, y luego continúa con su trabajo.

Hugo y Alberto están sentados en el sofá del salón del primero, con las manos entrelazadas, y con la televisión encendida, aunque ninguno de los dos le presta atención. Hugo se encuentra con la mirada ausente, y Alberto le observa, preocupado.

ALBERTO: Estás en plenos exámenes finales… creo que no ha sido buena idea el quedar por la mañana.

HUGO: (Borde) ¿Ahora eres mi padre?

Alberto suspira, intentando tener paciencia con el chico.

ALBERTO: ¿Se puede saber que te pasa? Llevas unos días totalmente insoportable…

HUGO: No estaré tan insoportable cuando estás aquí aguantándome…

Alberto se levanta del sofá, molesto.

ALBERTO: Tienes razón. No tengo porque estar aquí soportándote. Me voy a casa.

Alberto se dirige hacia la puerta, pero Hugo se levanta del sofá rápidamente.

HUGO: Alberto, espera… (El joven se gira) Perdóname, por favor.

ALBERTO: ¿Qué es lo que pasa, Hugo?

El joven se acerca a su novio, y se abrazan.

HUGO: Nada, no te preocupes… estoy nervioso por los exámenes y tal. Como suspenda, no me lo voy a perdonar…

Alberto sonríe tiernamente.

ALBERTO: ¿Pero que dices? Eres muy inteligente, que hayas repetido no quiere decir nada. Tienes una oportunidad para sacarte el graduado, no la desaproveches conmigo. Tú y yo tenemos todo el verano para estar juntos, así que… olvídate de mí durante estas dos semanas, prepárate, y márchate al instituto.

Hugo corresponde a la sonrisa de su novio, agradecido.

HUGO: Sí, tienes razón…

ALBERTO: (Bromeando) Lo sé, yo siempre la tengo.

Los dos jóvenes ríen, y se dan un apasionado beso.

HUGO: Anda, márchate, que me voy a preparar.

ALBERTO: ¿Nos vemos esta tarde? (Hugo asiente) Te quiero.

Alberto se marcha de la casa, y Hugo se queda allí de pie, sintiéndose mal por haber mentido al chico.

Edu y Marta van caminando por el parque que hay al lado del instituto, conversando seriamente sobre el tema de Lorena, aunque la chica tiene cierto aire de despreocupación en la cara.

MARTA: Pero es que es muy fuerte, tío… éramos sus amigos.

EDU: Sí. No sé que es lo que se le puede pasar por la cabeza a una persona para hacer lo que hizo ella.

Entre los dos jóvenes surge un incómodo silencio, puesto que la chica no sabe muy bien que decir.

MARTA: Y… ¿ahora que va a pasar? Irá a la cárcel, ¿no?

EDU: No. Laura y Jorge no le han denunciado. Carlos habló el otro día con Susana, pero no le quiso decir nada de lo que va a pasar. Él está muy preocupado.

MARTA: Es normal… imagínate que Isra hace algo así, sería lo mismo.

Edu se ríe, divertido.

EDU: Isra nunca haría algo así.

MARTA: (Dudosa) ¿Tú crees?

Edu piensa durante unos segundos, y entonces los dos amigos empiezan a reír. En ese momento, Edu ve a Olivia sentada en un banco, observándoles.

EDU: Oye… si no te importa, voy un momento a hablar con mi hermana, ¿vale? Luego nos vemos.

MARTA: Sí, claro. Chao.

Marta se aleja de allí, mientras Edu se acerca lentamente a su hermana.

EDU: (Seco) ¿Qué haces aquí?

OLIVIA: Va, no seas borde… no te pega… ¿podemos hablar un momento?

EDU: Si, tienes razón… perdona. (Se sienta a su lado) Siento si… si te he hecho daño con lo de Toni, pero te prometo que yo no le llamé para que viniese.

OLIVIA: Lo sé, Edu, lo sé. Y soy yo la que tiene que pedirte perdón por no haberte creído. Pero aún así, te agradezco que le dijeras a Toni donde encontrarme.

Edu mira a su hermana, sin entender nada.

EDU: ¿Qué quieres decir?

OLIVIA: (Sonríe) Vengo de hablar con él. Hemos decidido darnos una nueva oportunidad, Edu. Vuelvo a Barcelona.

Edu no sabe si alegrarse o enfadarse con la noticia que le acaba de dar su hermana.

EDU: ¿Cómo que te vas a Barcelona? ¿Otra vez?

OLIVIA: Sí. Por mucho que intente evitarlo, le quiero. Y creo que esta vez dice en serio lo de que ha cambiado.

EDU: Espero que no te estés equivocando, Olivia…

OLIVIA: No lo hago, créeme.

Los dos se quedan callados unos segundos.

EDU: ¿Y cuando te vas?

OLIVIA: Nos vamos los dos esta misma noche. Pero no quiero ninguna especie de despedida. La despedida es esto. Sabes que odio los numeritos en las estaciones.

Los dos hermanos ríen.

EDU: ¿Les digo algo a los papás?

OLIVIA: (Triste) ¿Para qué? Les importa una mierda lo que yo haga o deje de hacer.

EDU: A mamá no.

OLIVIA: Pero ella si que me montaría el numerito, y me niego.

Los dos vuelven a reír.

EDU: Volverás, ¿verdad?

OLIVIA: (Sonríe) Por supuesto… en cuanto nazca el peque (se acaricia la tripa) Estaré aquí para que mamá y tú lo conozcáis.

Edu le responde con otra sonrisa.

EDU: Espero que seas feliz… te lo mereces mucho más que mucha gente que ya lo es.

OLIVIA: Tú también, Edu. Y si quieres serlo, lucha. Lucha por Hugo, demuéstrale lo mucho que le quieres. Caerá rendido a tus pies.

Los dos jóvenes empiezan a llorar.

EDU: Lo haré… te voy a echar de menos.

OLIVIA: Lo sé, y yo a ti.

Se separan, y se quedan mirando durante unos segundos.

EDU: Ojala te vaya muy bien.

OLIVIA: (Sonriendo, agradecida) A ti seguro que te va así. Me tengo que ir ya, todavía tengo que hacer las maletas y todo.

Vuelven a abrazarse.

EDU: Hasta pronto.

OLIVIA: Adiós.

La joven se separa de su hermano, se levanta y se marcha, bajo la atenta mirada del chico, que no puede contener el llanto.

Laura se encuentra tirada en su cama, estudiando. A pesar de no haber asistido esta mañana a clase, no piensa echar el curso a perder. De pronto, alguien pica a la puerta, y la joven levanta la vista, molesta.

LAURA: ¡Estoy estudiando!

CARLOS: (Off) Solo vengo a ver como estás.

LAURA: (Ilusionada) ¡Ah Carlos, eres tú! Pasa, pasa.

El joven entra, y dedica una sonrisa a su amiga, la cual se incorpora.

CARLOS: ¿Cómo te encuentras?

LAURA: Mejor ya… pero siéntate, anda (el chico le hace caso) ¿Cómo has entrado?

CARLOS: Tu madre se iba a trabajar, me ha abierto ella, y por cierto, me ha dejado las llaves. Toma.

Laura las recibe con una sonrisa, y las deja sobre la mesilla.

LAURA: Bueno, ¿qué tal tu charla con Jorge?

CARLOS: Bien, bien. No va a denunciarla tampoco.

LAURA: Ya te lo dije (Divertida) Sí es que yo siempre tengo razón.

Laura se ríe, pero a Carlos se le llenan los ojos de lágrimas, dejando patente su tristeza.

CARLOS: ¿Cómo puedes ser tan optimista después de todo lo que te ha pasado? Mucha gente estaría ahora en la consulta de un psicólogo, destrozado, e intentando seguir con su vida, pero sin lograrlo. Y tú en cambio estás contenta, gastando bromas, estudiando… y no hace ni veinticuatro horas de que te hemos sacado de allí.

LAURA: ¿Sabes? Ponerte mal, sufrir… ¿eso va a cambiar algo? Lo pasé muy mal ahí encerrada, sí, pero ya pasó. Tengo que dar gracias por haber salido adelante… eso no tiene que poder conmigo.

Carlos no aguanta más, y estalla a llorar, ante la sorpresa de Laura.

CARLOS: No sabes como te admiro…

LAURA: (Preocupada) Carlos, ¿qué pasa?

CARLOS: ¿No te das cuenta, Laura? Yo tengo la culpa… tengo la culpa de todo. Si no fuera por mí, Lorena no habría hecho nada de eso…

Laura abraza al joven, comprensiva.

LAURA: Por favor, no digas tonterías… Lorena no está bien, está enferma… ni tú ni nadie lo sabíamos, no podíamos esperar que hiciera lo que hizo.

Carlos abraza con fuerza a Laura, pero esta le coge de la cara.

CARLOS: Perdóname, Laura, por favor…

LAURA: No hay nada que perdonar, Carlos.

Los dos jóvenes se quedan fijamente mirando a los ojos, y el chico besa tiernamente a la joven, aunque ella se aparta enseguida. Vuelven a mirarse, y esta ves es ella la que le besa a él, pero con pasión, y ambos se dejan caer sobre la cama.

Ya ha anochecido. Edu está en la cocina de su casa cenando junto a sus padres, Mónica y Ernesto. Los tres permanecen en silencio, sin hacer ningún tipo de comentario, situación que pone nervioso al chico.

EDU: He prometido a Olivia que no os lo contaría, pero tengo que hacerlo.

ERNESTO: Te dije que no quería volver a escuchar ese nombre en mi casa.

MÓNICA: (Ignorando a su marido) ¿Ha pasado algo?

EDU: Pues es que…

ERNESTO: (Indignado) ¡Mónica!

MÓNICA: Ernesto, por favor, es nuestra hija. Si no quieres oír hablar sobre ella, ya sabes lo que tienes que hacer.

ERNESTO: (Levantándose) Esto es intolerable.

El hombre se levanta, enfadado, y sale de la cocina. Mónica se gira hacia su hijo.

MÓNICA: Bueno, dime, ¿es grave?

Edu mira a su madre, replanteándose si se lo debe decir o no.

EDU: (Suspira) Prométeme que no te vas a empeñar en que vayamos…

Unos minutos más tarde, Mónica va corriendo por la estación de trenes, mientras Edu la sigue a unos tres metros de distancia.

EDU: (Susurrando) Sabía que pasaría esto…

MÓNICA: ¡Vamos, Edu! No nos va a dar tiempo de despedirnos de ella.

El chico corre hasta alcanzarla.

EDU: Mamá, ella no quería que lo hiciéramos.

MÓNICA: ¿Ves lo que me importa que ella quisiera o no?

La mujer sigue corriendo, y Edu, negando con la cabeza, continúa tras ella. En menos de un minuto, llegan al andén en el que deberían estar Olivia y Toni.

MÓNICA: (Decepcionada) ¡Dios mío, no hay ni rastro de ellos!

EDU: No te preocupes, mamá… el tren aún no ha salido, tienen que estar por aquí.

MÓNICA: ¿Y si al final han decidido coger otro?

EDU: (Suspira) Por favor, no seas paranoica…

OLIVIA: (Off) ¿Qué hacéis aquí?

Madre e hijo se giran, y ven a la chica con un vaso de plástico entre sus manos, acompañada de Toni, el cual carga con todas las maletas. Mónica se abalanza a sus brazos.

MÓNICA: ¡Hija, pensaba que ya no podría despedirme de ti!

OLIVIA: Tranquila, mamá… (A Edu) Te dije que no le dijeras nada.

El chico mira a su hermana, resignado.

MÓNICA: ¿Pero como no iba a decirme nada? ¿Estás tonta o que te pasa?

La chica se ríe, y vuelve a abrazar a su madre.

OLIVIA: Que pesadita eres cuando te lo propones.

MÓNICA: (Sonríe) Ya me conoces.

Los cuatro ríen, con una mezcla de alegría y tristeza.

TONI: Cariño, siento interrumpir, pero el tren está a punto de salir.

OLIVIA: Sí, lo sé… ves entrando tú, que ahora voy yo.

El chico asiente, y comienza a despedirse de Mónica.

MÓNICA: Cuídamela… como le vuelvas a hacer daño, hablaremos en otro idioma tú y yo…

TONI: (Riendo) No te preocupes… Ya la perdí una vez, no estoy dispuesto a volver a hacerlo.

MÓNICA: Más te vale…

Toni vuelve a reír, y le estrecha la mano a Edu.

EDU: (Amenazante) Lo dicho… cuídala.

TONI: (Bromeando) ¡Oh, que familia más pesada! Me voy, te espero dentro cariño.

El joven da un beso en la mejilla a su novia, y se dirige al interior del tren, mientras Mónica y Edu vuelven a abrazar a la chica.

MÓNICA: Cuídate, por favor…

OLIVIA: (Riendo) ¡Qué si, mamá!

EDU: Y acuérdate de venir a presentarnos a mi sobrinito en cuanto nazca, ¿eh?

OLIVIA: Eso dalo por hecho… ¿papá va a venir?

Mónica y Edu se miran, sin atreverse a contestar, pero Olivia lo entiende al instante.

MÓNICA: Hija, es que verás, tu padre…

OLIVIA: (Sonríe falsamente) Ya, mamá, no te preocupes. Realmente no sé porque lo he preguntado.

MÓNICA: Hija, perdónale.

Olivia baja la cabeza, e intenta cambiar de tema.

OLIVIA: Bueno… creo que será mejor que me vaya ya, si no va a arrancar sin mí.

Los tres vuelven a abrazarse.

EDU: Te queremos mucho, Olivia.

OLIVIA: (Con los ojos llenos de lágrimas) Y yo a vosotros, lo sabéis… adiós.

Olivia se separa de su familia, e, intentando que las lágrimas no le ganen la batalla, se monta en el tren. Mónica y Edu se abrazan, tristes.

Ya han pasado un par de días, y el sol luce radiante, haciendo ver que el verano está a la vuelta de la esquina. En clase, Marta está sentada en su sitio, y Hugo a su lado. Los dos permanecen serios, sin hablarse, cuando entra Laura.

LAURA: (Sonriente) ¡Bueno, pero que alegría y que alboroto! ¿Tan mal lleváis el examen?

MARTA: ¿Dónde te habías metido?

LAURA: En casa estudiando… he vivido en un estrés constante.

HUGO: Entonces aprobarás, ¿no?

Laura se ríe.

LAURA: Claro. Y vosotros también.

Hugo se levanta, y Laura se sienta donde estaba el chico, ya que era su sitio.

LAURA: Y bueno, ¿me vais a decir que narices os pasa, o no?

HUGO: (Mintiendo descaradamente) A mí nada, que estoy cansado y agobiado, nada más.

LAURA: (Divertida) ¡No me lo puedo creer! ¿Hugo Villar preocupado por sus exámenes?

Hugo mira mal a la chica, y se va a su sitio.

LAURA: De verdad, que borde es este chico… (Se gira a Marta) Bueno, él se me ha escapado sin decirme que le pasa realmente, pero no creas que tú también lo vas a hacer… ¿qué pasa?

MARTA: ¿Sabes algo nuevo de Lorena?

ANUXKA: Absolutamente nada, ni quiero. Pero no me cambies de tema, Marta.

Marta suspira, y mira a su amiga, triste.

MARTA: ¿Alguna ves has sentido como se te quitaba un peso de encima, pero luego te dabas cuenta de que realmente estabas peor que cuando tenías ese peso?

LAURA: (Sin entender) ¿A que te refieres?

MARTA: Nada, déjalo. Voy un momento al baño.

LAURA: Pero tía, ¡tenemos ahora el examen!

MARTA: Llegaré.

Marta sale de la clase, con bastante indiferencia, y Laura se gira a mirar a Hugo, el cual se encoge de hombros dándole a entender que él tampoco sabe lo que le pasa a su amiga.

Edu e Isra están sentados en la biblioteca del instituto, intentando estudiar. Isra parece conseguirlo, pero Edu no para de darle vueltas al bolígrafo, pensativo.

ISRA: ¿Puedes parar quieto? Me estás poniendo nervioso.

Edu deja el bolígrafo sobre la mesa.

EDU: Sí claro, perdona.

Isra le sonríe, y vuelve a centrarse en su libro, pero por poco tiempo. Edu empieza a mover nerviosamente la pierna, haciendo que la mesa se mueva.

ISRA: (Molesto) Vale, se acabó. ¿Qué pasa?

EDU: ¿Eh? ¡Nada! ¿Qué va a pasar?

ISRA: Edu, nos conocemos. Sé que estás deseando contármelo.

Edu sonríe, contento.

EDU: Vale, tienes razón… Hoy voy a hablar con Hugo.

ISRA: ¿De que?

EDU: Pues de que va a ser Isra, de lo que siento por él. Ahora no estoy contigo, y no hay nada que nos impida estar juntos.

ISRA: (Sonríe de mala gana) Vaya, gracias por la parte que me toca… (Edu intenta disculparse, pero este no le deja hablar) No te preocupes, tienes razón en lo que a mí respecta, pero… ¿te has olvidado de un chico llamado Alberto, que es el que se lo folla ahora?

Edu deja escapar una carcajada, pero intenta controlarse, ante la mala mirada del resto de la gente que se encuentra allí.

EDU: ¿Crees de verdad que esa relación va en serio?

ISRA: Pues hombre, no lo sé. Pero ya llevan bastante tiempo, y la verdad es que no se les ve nada mal.

EDU: Hugo está con él por estar con alguien… estoy prácticamente seguro de que todavía siente algo por mí. No me preguntes porque, pero lo sé.

ISRA: No sé Edu, tú verás. Yo no me metería en una relación que parece tan estable.

EDU: (Molesto) Bueno… sé lo que me hago.

ISRA: Eso espero, Edu. Yo te he avisado.

Isra vuelve a centrar su atención al libro de nuevo, mientras Edu le observa, molesto por no haberle mostrado su apoyo.

Ya es de noche. Alberto y Hugo pasean por la calle cogidos de la mano, dirección a la casa de este último, el cual permanece muy serio, algo que extraña mucho a su novio.

ALBERTO: Oye Hugo, ¿estás bien?

HUGO: (Seco) Claro que estoy bien, ¿por?

ALBERTO: No sé, llevas unos días muy raro, muy distante… ¿te han salido bien los exámenes?

Hugo no puede evitar el sentirse culpable por lo que le acaba de decir el chico.

HUGO: (Sonríe) Sí, bastante bien. No creo que tenga demasiados problemas para aprobarlos.

ALBERTO: ¡Fantástico! Entonces, lo que estuvimos hablando el otro día de las vacaciones y tal, ¿cómo lo ves?

Llegan al portal de Hugo, y este suspira, sin estar demasiado seguro de nada.

HUGO: Alberto, tenemos que hablar.

ALBERTO: (Extrañado) ¿Qué pasa?

HUGO: Mira, lo siento. Yo te quiero, te quiero muchísimo, pero no como me quieres tú a mí.

ALBERTO: ¿Qué quieres decir?

HUGO: Esto no da más de sí, Alberto. Creo que lo mejor es que lo dejemos.

Al chico se le llenan los ojos de lágrimas, sin poder creer lo que acaba de escuchar.

ALBERTO: Pero no puedes hacer esto, Hugo. Tú sabes lo que eres para mí, me has hecho asentar la cabeza… eres al único tío al que he querido realmente.

HUGO: (Intentando contener también sus lágrimas) Alberto, no me lo hagas más difícil, por favor.

Alberto no puede más, y empieza a llorar, haciendo que Hugo se compadezca de él, y lo abrace.

ALBERTO: Eres el primer tío que me deja, ¿sabes?

HUGO: Alguna vez tenía que ser la primera, ¿no?

A pesar de la tristeza del momento, ninguno de los dos chicos pueden evitar el sonreír, mirándose fijamente a los ojos.

ALBERTO: ¿Un último beso de despedida?

Hugo vuelve a sonreírle de nuevo, y poco a poco se acerca al chico, hasta que sus labios se rozan, y se funden en un tierno y bonito beso, sin darse cuenta de que Edu, desde el otro lado de la acera, les observa con lágrimas en los ojos. El chico comienza a alejarse de allí, y en la primera papelera que encuentra tira una pequeña cajita envuelta en papel de regalo que llevaba en la mano.

CONTINUARÁ...