MANERAS DE VIVIR

 

INSTITUTO “SAN JORGE”/ CAFETERÍA

 

Andrea, Isra y Laura están sentados en una de las mesas del lugar, cada uno repasando sus apuntes. Los tres parecen verdaderamente cansados, pero mucho más lo parece Marta, que no tarda en entrar por la puerta y acercarse a ellos. Se sienta en la única silla que quedaba libre, suspirando.

 

MARTA: Buenos días.

 

ISRA: Para ti.

 

MARTA: (Extrañada) ¿Qué pasa?

 

LAURA: Que empiezan los exámenes, ¿te parece poco?

 

MARTA: Oh, bueno, ya. La verdad es que lo había olvidado.

 

ANDREA: (Sorprendida) ¿Habías olvidado que estábamos de exámenes?

 

MARTA: La verdad es que tengo la cabeza en otras cosas que no son los exámenes precisamente.

 

ISRA: ¿Te ha dado muy mala noche Esperanza hoy?

 

MARTA: Sí, pero bueno, tampoco es nada raro… últimamente me las está dando todas.

 

LAURA: ¿Y eso?

 

MARTA: No sé, debe de estar poniéndose mala o algo, porque no para de llorar.

 

ANDREA: Joder, pues que niña tan inoportuna también, ponerse mala en plena época de exámenes.

 

Los tres jóvenes miran a su amiga molestos, intentando que se de cuenta de que ha metido la pata, sin demasiado éxito.

 

ANDREA: ¿Qué pasa?

 

ISRA: Hija, tu sensibilidad brilla por su ausencia.

 

ANDREA: (Molesta) Joder… siempre igual.

 

La joven se levanta.

 

ANDREA: Me voy para que podáis hablar de vuestras cosas sin interrupciones inapropiadas.

 

MARTA: Andrea, que no pasa nada…

 

ANDREA: Chao.

 

Andrea se marcha de allí, y Marta mira molesta a sus dos amigos.

 

MARTA: Como os pasáis…

 

ISRA: No joder, como se pasa ella, que siempre está igual.

 

Marta suspira, intentando no perder la paciencia.

 

MARTA: Bueno, ¿y vosotros como lleváis los exámenes? Supongo que bien, como siempre, ¿no?

 

ISRA: Pues no creas tanto.

 

MARTA: (Sorprendida) ¿No?

 

LAURA: Son un desastre. Y encima la selectividad… estoy que ya no puedo más.

 

MARTA: ¿Tan mal os va?

 

ISRA: Yo llevo toda la noche levantado y litros y litros de café en el cuerpo.

 

LAURA: Sí, yo parecido… voy un segundo al baño, ahora vengo.

 

MARTA: Bien.

 

Laura sale de la cafetería y se mete al baño, que está justo al lado. Se asegura de que no hay nadie dentro y saca una pastilla de su bolsillo. Tras pensar durante unos segundos, se la acaba tomando.

 

Canción: The hero waits

Kristen Bell, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Jared Padelecki, Hayden Pannettiere, Emma Watson

 

Capítulo 67

Psicosis

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Hugo permanece tras la barra del bar, tomándose un café mientras lee una revista. Varios grupos de mujeres, ya todas servidas, ocupan distintas mesas del local. La puerta se abre, dando paso a Vicente, todo trajeado y sonriente, el cual se acerca hacia la barra y se sienta en una de las butacas.

 

VICENTE: Buenos días.

 

Hugo sonríe de manera un tanto estúpida.

 

HUGO: Hola… ¿qué te pongo? ¿Un café con leche?

 

VICENTE: (Sonríe) Efectivamente. Veo que ya te lo sabes.

 

HUGO: Tengo buena memoria.

 

VICENTE: Ya veo.

 

Hugo empieza a prepararlo, mientras Vicente le observa sin borrar la sonrisa de su cara.

 

HUGO: Aquí tienes.

 

VICENTE: Gracias.

 

Vicente le da un trago a su café, y luego mira al camarero.

 

VICENTE: ¿Cuándo tienes el examen ese que me dijiste? Era dentro de poco, ¿no?

 

HUGO: Sí, la semana que viene.

 

VICENTE: ¿Ya? ¿Y qué tal vas? ¿Estás nervioso?

 

HUGO: La verdad es que un poco, sí.

 

VICENTE: Bueno, tú tranquilo. Seguro que te lo sacas si llevas tanto tiempo preparándotelo.

 

HUGO: Eso espero.

 

VICENTE: Seguro que sí.

 

Los dos se quedan durante unos segundos en silencio.

 

VICENTE: Oye, ¿te apetecería que saliéramos a tomar algo? A lo mejor eso te ayuda a que te relajes y a que te olvides un poco del tema… te irá bien.

 

HUGO: ¿Hablas en serio?

 

VICENTE: Claro, ¿por qué no iba a hacerlo?

 

HUGO: No sé…

 

Hugo se queda en silencio durante unos segundos, pensando, hasta que finalmente termina suspirando.

 

HUGO: No creo que sea buena idea.

 

VICENTE: ¿Por?

 

Hugo se encoge de hombros.

 

HUGO: No lo creo, y ya está.

 

VICENTE: Ya…

 

Ambos se quedan durante unos segundos en silencio. Hugo parece bastante incómodo, mientras Vicente todo lo contrario.

 

VICENTE: ¿Sabes? A riesgo de que vuelvas a enfadarte conmigo… no puedo imaginarme lo mal que lo habrás pasado en el pasado para tener el corazón tan cerrado. Pero lo que si me imagino es que no conseguirás ser feliz hasta que lo abras, y no lo digo por mí, lo digo por cualquiera que intente entrar en él.

 

HUGO: (Molesto) Recuerdas lo que pasó la última vez que me dijiste algo así, ¿verdad?

 

VICENTE: Sí, si que lo recuerdo… pero quiero ayudarte, y si por eso te tienes que enfadar conmigo, hazlo.

 

Vicente se termina el café de un trago y se levanta de la butaca, no sin antes dejar el dinero en la barra.

 

VICENTE: Piénsalo, ¿vale? Mañana nos vemos, chao.

 

El joven sale del local bajo la atenta mirada de Hugo, que no puede evitar el quedarse pensando en las palabras del chico.

 

PISO DE ANDREA, CLAUDIA Y HUGO/ COCINA

 

Claudia se toma un café rápidamente, ya completamente vestida y aseada. Parece algo estresada cuando suena el timbre, y, de forma apresurada, se dirige a abrir la puerta, encontrándose al otro lado con Carlos.

 

CARLOS: Hola.

 

CLAUDIA: Lo siento Carlos, pero estoy muy liada.

 

CARLOS: Realmente no he venido a verte a ti… he venido a ver a Andrea.

 

CLAUDIA: Pues se ha ido ya a clase.

 

CARLOS: (Decepcionado) Ya… pues entonces me voy. Hasta luego.

 

Carlos, cabizbajo, empieza a alejarse de allí, pero Claudia, al ver el estado de tristeza de su amigo, no puede evitar el dejar escapar un suspiro.

 

CLAUDIA: Carlos, ¿estás bien?

 

El joven sonríe forzadamente.

 

CARLOS: Sí… sí, tranquila.

 

CLAUDIA: Anda, pasa.

 

CARLOS: No, sí estás tan ocupada no quiero molestarte, de verdad. No te preocupes.

 

CLAUDIA: No seas estúpido y pasa. Mientras termino de desayunar, puedo escucharte perfectamente.

 

Carlos se queda pensando durante unos segundos.

 

CARLOS: ¿De verdad?

 

CLAUDIA: Anda, vamos…

 

CARLOS: (Sonríe) Gracias.

 

Carlos entra al piso y Claudia cierra la puerta, suspirando.

 

INSTITUTO “SAN JORGE”/ PATIO

 

Isra está sentado en un banco, repasando unos apuntes mientras se toma un café. Parece algo alterado, y Andrea, que pasa por allí, se da cuenta enseguida, por lo que se sienta al lado de su amigo.

 

ANDREA: ¿Cómo estás?

 

ISRA: ¿Eh? Bien… bien, ¿por qué?

 

ANDREA: No sé, os veo a todos un poco alterados.

 

Isra sonríe forzadamente.

 

ISRA: Ya… bueno, los exámenes, ya sabes. Y precisamente por eso, quería pedirte disculpas por lo de ésta mañana. Nos hemos pasado un poco.

 

ANDREA: No te preocupes. Sé que yo a veces también puedo ser un poco bruta e impertinente.

 

ISRA: Solo un poco.

 

Los dos amigos se ríen, divertidos.

 

ANDREA: Pero realmente, ¿por qué estáis tan nerviosos? Lo que tenga que ser, será, ¿no?

 

ISRA: (Sorprendido) ¿Lo dices en serio?

 

ANDREA: Aha.

 

ISRA: Nos estamos jugando nuestro futuro, Andrea. A lo que nos vamos a dedicar en el futuro, y lo que vamos a vivir el año que viene. ¿Tan poco te parece todo eso?

 

ANDREA: No es que me parezca poco. Es que creo que, viendo el estado en el que estáis, lo vais a hacer mucho peor que si estuvierais tranquilos como lo estoy yo.

 

ISRA: Es verdad, ¿tú cómo consigues estar tranquila?

 

ANDREA: Fácil. Planteándome que tan solo es un curso más, y la selectividad otro examen de tantos de los que he hecho en mi vida. No es tan difícil…

 

Andrea mira su reloj y se levanta, sonriendo.

 

ANDREA: Bueno, me voy a la biblioteca. Tranquilízate, chao.

 

ISRA: Adiós.

 

Andrea se aleja de allí e Isra, tras pensar durante unos segundos en las palabras de su amiga, se termina bebiendo el café que le queda de un solo trago.

 

EDIFICIO “VALERO”/ DESPACHO DE JOAQUÍN

 

Joaquín, el padre de Hugo, está tras el escritorio de la estancia mirando unos documentos cuando se escuchan unos leves golpes en la puerta. El hombre, extrañado, levanta la mirada.

 

JOAQUÍN: Adelante.

 

La puerta se abre, dando paso a Jaime, que entra tímidamente.

 

JAIME: ¿Se puede?

 

JOAQUÍN: (Extrañado) ¿Nos conocemos?

 

Jaime sonríe forzadamente mientras accede al despacho y cierra la puerta tras él.

 

JAIME: No. Soy Abel Serrano, estudiante de periodismo.

 

El joven le estrecha la mano, pero Joaquín se limita a mirarla con cara de asco.

 

JOAQUÍN: ¿Y en que puedo ayudarte?

 

JAIME: Eh… ¿puedo sentarme?

 

JOAQUÍN: Estoy muy liado, así que te agradecería que fueras rápido. Además, los periodistas no me gustáis un pelo.

 

JAIME: Seré rápido, no se preocupe. Estoy preparando mi proyecto final y mi tema es sobre las muertes que parecen naturales pero que están rodeadas de misterio.

 

JOAQUÍN: (Extrañado) Lo siento, pero creo que no te estoy siguiendo.

 

Jaime sonríe forzadamente.

 

JAIME: Le estoy hablando de la muerte de su antiguo socio, el señor Pola, y su esposa en un accidente de tráfico.

 

Joaquín se queda muy sorprendido ante estas palabras, pero intenta disimularlo.

 

JOAQUÍN: Ya le he dicho que estoy muy ocupado.

 

JAIME: Solo quiero saber si usted no cree que haya algo raro en sus muertes.

 

JOAQUÍN: ¿Algo raro? Rodolfo se quedó dormido y el coche se salió de la carretera. Eso es todo.

 

JAIME: No es eso lo que yo tengo entendido.

 

JOAQUÍN: (Extrañado) ¿Cómo?

 

JAIME: Tengo un testimonio en el que aseguran que no es eso. Que los frenos estaban cortados y evidentemente, no respondieron.

 

Joaquín suspira, intentando no perder la paciencia.

 

JOAQUÍN: Yo no sé nada de eso.

 

JAIME: Ya, pero…

 

JOAQUÍN: (Interrumpiéndole) Mira, te agradezco mucho tu preocupación por mi socio, puesto que era también mi mejor amigo, pero como te he dicho estoy muy liado, y puedo asegurarte que en su muerte no hubo nada raro.

 

Jaime se queda en silencio durante unos segundos, sin saber como reaccionar ante las palabras del hombre, aunque finalmente termina sonriendo forzadamente.

 

JAIME: Vale… pero le dejo mi numero de teléfono por si recuerda algo, o pasa algo, si le parece.

 

JOAQUÍN: No va a ser necesario. Ya te he dicho que su muerte fue una desgracia para todos, pero no deja de ser un trágico accidente.

 

JAIME: Bueno… para por si acaso.

 

El joven saca un papel y un bolígrafo de su bolsillo, y apunta su número de teléfono, dejándolo después sobre el escritorio.

 

JAIME: Por favor, si recuerda algo, no dude en llamarme. Estoy muy interesado en éste tema.

 

JOAQUÍN: Claro…

 

Jaime sonríe forzadamente.

 

JAIME: Gracias, chao.

 

JOAQUÍN: Adiós.

 

El chico sale del despacho y Joaquín, tras pensar durante unos segundos, suspira mientras hace una bola con el papel que le acaba de dar Jaime y lo tira a la basura.

 

SANTIAGO: Te has metido en un camino muy peligroso, Jaime…

 

CASA DE LAURA/ JARDÍN

 

Ya es por la tarde, y el sol cae con fuerza sobre la ciudad. Laura permanece sentada en una tumbona, repasando unos apuntes. Su cara denota muy mal aspecto; parece muy cansada.

 

CARLOS: Hola.

 

La joven, asustada, se gira hacia la puerta; al otro lado de las verjas ve a su ex novio sonriéndole.

 

LAURA: Ey, ¿qué haces aquí?

 

CARLOS: Nada. Estaba aburrido preparándome la selectividad, y… había pensado en pasarme para ver como llevabas tú los exámenes y a ver si necesitas ayuda.

 

Laura, sonriendo forzadamente, se levanta y se dirige hacia la puerta, la cual abre.

 

LAURA: Pues no necesito ayuda, pero pasa si quieres un rato.

 

CARLOS: ¿Estás segura de que no la necesitas? Porque tienes una cara que da un poco de miedo.

 

LAURA: (Extrañada) ¿Por?

 

CARLOS: Por tus ojeras… tienen pinta de todo menos de sanas.

 

LAURA: Bueno, ya sabes, con esto de los exámenes y de la selectividad, estoy bastante liada y descanso poco.

 

CARLOS: Pues tienes que descansar más. Eso es fundamental.

 

La joven vuelve a sonreír de manera forzada.

 

LAURA: Ya… pero pasa, no te quedes ahí.

 

CARLOS: Gracias.

 

Carlos accede al jardín y Laura cierra la puerta. Ambos se sientan en una tumbona cada uno.

 

CARLOS: Ya no os queda mucho de exámenes, ¿no?

 

LAURA: No, uno mañana y otro el viernes… y la semana que viene la selectividad.

 

CARLOS: ¿Y cómo lo llevas todo?

 

LAURA: Bien.

 

CARLOS: Genial, me alegro.

 

LAURA: (Sonríe) Gracias.

 

Los dos jóvenes se quedan en silencio durante unos segundos, hasta que Laura termina suspirando.

 

LAURA: Problemas con Andrea, ¿no?

 

CARLOS: (Sorprendido) ¿Cómo lo sabes?

 

LAURA: No soy la única que tiene mala cara.

 

CARLOS: (Sonríe) Ya… pero si te molesta, me voy.

 

LAURA: ¿Eres tonto? Se supone que somos amigos, ¿no? Así que me puedes contar cualquier cosa, ya lo sabes.

 

CARLOS: Gracias… verás es que estoy preocupado. Últimamente apenas nos vemos, y ésta mañana he ido a verla, pero se había ido a clase… y he estado hablando con Claudia.

 

LAURA: Y ya te ha comido la cabeza, ¿verdad?

 

CARLOS: No, no es que me la haya comido. Me la estoy comiendo yo mismo, pero por lo que me ha dicho.

 

LAURA: ¿El qué?

 

CARLOS: Que sale todas las noches, y que va al instituto sin dormir… por eso pensé en venir a hablar contigo. Tú la ves en el instituto, y…

 

LAURA: (Interrumpiéndole) Yo no sé si sale por las noches o no, Carlos.

 

CARLOS: Ya, pero te darás cuenta del estado en el que llega a clase, ¿no? No es tan difícil de darse cuenta si una persona ha dormido algo o absolutamente nada…

 

Laura se queda pensando durante unos segundos, hasta que al final termina suspirando.

 

LAURA: ¿Quieres que te diga la verdad?

 

CARLOS: Por supuesto, sino no hubiese venido.

 

LAURA: Yo no sé si es porque sale por las noches o no, pero… lleva ya un tiempo que no viene a clase en plenas facultades.

 

CARLOS: (Decepcionado) Ya…

 

LAURA: Pero Carlos, eso no quiere decir nada. Ya sabes como es Claudia, a lo mejor es porque quiere irse a dar un paseo o incluso ni siquiera sale de casa, se queda hasta las tantas viendo una película…

 

Carlos sonríe forzadamente.

 

CARLOS: Te agradezco el intento Laura, pero los dos sabemos también como es Andrea. Es fiestera y bastante promiscua… así que está claro lo que está pasando.

 

Laura coge a su ex novio de la mano, preocupada.

 

LAURA: Sí, vale, Andrea es fiestera y promiscua, pero últimamente está muy cambiada… y Claudia, ya sabes que precisamente tú y Andrea sois los que menos os tenéis que creer lo que diga. Así que mi consejo es que hables con Andrea, que intentes saber lo que está pasando antes de sacar conclusiones precipitadas.

 

CARLOS: (Suspira) Es que no sé si quiero saber la verdad.

 

LAURA: Carlos… sea la que sea, tienes derecho a saberla.

 

Carlos mira a la joven, pensando en si debería o no hacerle caso.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Hugo permanece tras la barra, tomándose un café mientras en la radio suena “El último vals”, de La Oreja de Van Gogh. Parece bastante aburrido, cuando Marta entra por allí arrastrando la sillita de Esperanza con cara de desesperación, y se acerca a su amigo.

 

HUGO: Ey, hola, ¿estás bien?

 

MARTA: Necesito que me hagas un favor.

 

HUGO: ¿Qué pasa?

 

MARTA: Mañana tengo el penúltimo examen, lo llevo súper mal, y para colmo, aquí la señorita no para de llorar.

 

HUGO: ¿Y qué quieres que haga?

 

MARTA: ¿Podrías quedarte con ella esta tarde?

 

HUGO: (Sorprendido) ¿Hablas en serio?

 

MARTA: Por favor…

 

HUGO: No sé, tía. Hasta dentro de media hora no salgo de aquí, y además ya sabes como se pone Claudia cuando dejas aquí a la niña para que la cuidemos. No le gusta ni un pelo.

 

MARTA: Hugo, si tuviese otra opción, te aseguro que no te lo estaría pidiendo.

 

HUGO: Ya, pero…

 

MARTA: (Interrumpiéndole) Por favor.

 

Hugo se queda pensando durante unos segundos, hasta que finalmente termina suspirando.

 

HUGO: Está bien.

 

MARTA: ¿En serio?

 

HUGO: Sí, pero pásamela a casa en media hora o así, ¿vale? Aquí no la puedes dejar, porque Claudia se mosquea.

 

MARTA: Muy bien, en media hora estaremos en tu casa. Muchísimas gracias Hugo, de verdad.

 

HUGO: De nada. Hasta luego.

 

MARTA: Chao.

 

Marta y Esperanza vuelven a marcharse del local y Hugo, suspirando, se termina el café de un solo trago.

 

PISO DE ANDREA, CLAUDIA Y HUGO/ SALÓN

 

Andrea está sentada en el sofá, tomándose un café mientras estudia con los cascos del MP4 puestos. Se escuchan unos golpes en la puerta, pero la chica no los oye. Su atención se distrae cuando ve iluminándose su móvil ya que Carlos le ha hecho una perdida. Al quitarse los cascos para devolvérsela, escucha los golpes de la puerta, y la joven, suspirando, se levanta mientras deja el móvil sobre el sofá.

 

ANDREA: ¡Ya va!

 

La chica llega hasta la puerta, y se encuentra con Carlos al otro lado.

 

CARLOS: Joder, ya era hora.

 

ANDREA: Lo siento, estaba estudiando con los cascos puestos, y no me he enterado.

 

CARLOS: Ya… ¿podemos hablar un momento?

 

ANDREA: Pues como te he dicho, estoy estudiando, tengo un examen mañana, y la verdad es que estoy un poco liada.

 

CARLOS: Ya, claro. Te quieres dejar todo terminado esta tarde para poder salir por la noche, ¿no?

 

ANDREA: (Sorprendida) ¿Cómo?

 

CARLOS: Vamos Andrea, no disimules… sé que estás saliendo todas las noches, me lo ha dicho Claudia.

 

ANDREA: Claudia tiene una boca muy grande.

 

CARLOS: Ese no es el tema ahora, Andrea. Quiero saber que es lo que está pasando.

 

ANDREA: No está pasando nada, Carlos.

 

CARLOS: Te estás viendo con otra persona, ¿verdad?

 

Andrea suspira, intentando no perder la paciencia.

 

ANDREA: Mira Carlos, cuando empezamos lo nuestro ya sabías como era, así que si no te gusta… no sé porque estás conmigo realmente.

 

CARLOS: Yo no estoy diciendo eso, pero…

 

ANDREA: (Interrumpiéndole) Lo siento Carlos, pero tengo mucho que estudiar. Ya hablaremos de esto y de todo lo que quieras en otro momento. Chao.

 

Andrea cierra la puerta de golpe sin darle tiempo a su novio a replicar por lo que, suspirando, decide alejarse de allí bastante decepcionado.

 

PISO DE CARLOS Y JAIME/ SALÓN

 

Gregorio permanece sentado en el sofá. Mira a su alrededor con curiosidad, cuando Jaime sale tras la barra de la cocina y le da una botella de cerveza, sentándose a su lado.

 

JAIME: Aquí tienes.

 

GREGORIO: (Sonríe) Gracias. Por cierto, tenéis… una decoración muy femenina, ¿no?

 

JAIME: Sí, la decoró la ex de mi compañero, y así se quedó.

 

GREGORIO: Ya.

 

Los dos beben un trago de su cerveza.

 

GREGORIO: Bueno, ¿y a qué venía tanta prisa para que nos reuniéramos? ¿Has descubierto algo?

 

JAIME: Esta mañana he ido a ver a Joaquín Villar.

 

GREGORIO: (Sorprendido) ¿Qué has hecho qué?

 

JAIME: No te preocupes, no me ha reconocido.

 

GREGORIO: ¿Qué le has dicho?

 

JAIME: (Sonríe) Le he dado un nombre falso y le he dicho que soy estudiante de periodismo. Con esa excusa, le he explicado que estoy preparando mi proyecto final de fin de carrera, que trata sobre muertes que parecen naturales pero realmente no lo son, y con ese pretexto también le he preguntado por la muerte de mis padres.

 

GREGORIO: No me lo puedo creer… ¿estás hablando en serio?

 

JAIME: (Extrañado) ¿Qué pasa?

 

GREGORIO: ¿De verdad crees que se habrá tragado esa patraña? Por favor Jaime, esa mentira cojea por todos lados.

 

JAIME: Pero…

 

GREGORIO: (Interrumpiéndole) ¿Qué más has hecho?

 

JAIME: Nada. Le he dado mi número de teléfono para que me llame si se acuerda de algo, pero vamos, que está claro que no lo va a hacer.

 

Gregorio suspira, intentando no perder la paciencia.

 

GREGORIO: Es que no me lo puedo creer, de verdad que no.

 

JAIME: (Extrañado) ¿El qué?

 

GREGORIO: Habiéndole dado tu número de teléfono, es cuestión de tiempo que averigüe quien eres. Recuerda que estamos hablando de una persona con mucho poder. Con un par de llamadas lo averiguara… has metido la pata hasta el fondo.

 

Jaime mira al abogado, sin saber que decir.

 

PARQUE “RUISEÑORES”

 

Hugo va paseando por allí con Esperanza, disfrutando del buen día. La niña va sentada en la sillita, jugando con una muñeca. A lo lejos, Hugo se percata de la presencia de Vicente, que va acompañado de otro hombre. Tras dudar durante unos segundos, decide darse media vuelta y marcharse, pero Vicente ya le ha visto y va hacia él junto a su acompañante, con una sonrisa de oreja a oreja.

 

VICENTE: Hola.

 

Hugo sonríe forzadamente.

 

HUGO: Buenas tardes.

 

VICENTE: ¿Qué tal? ¿Qué haces por aquí?

 

HUGO: Nada, dar un paseo.

 

VICENTE: ¿Con tu hermana?

 

HUGO: No, no. Es la hija de una amiga.

 

VICENTE: Oh, ya.

 

Los tres se quedan unos segundos en silencio. Hugo y Vicente parecen algo incómodos.

 

VICENTE: Bueno, os presento. Éste es Álvaro, mi novio.

 

HUGO: Eh… encantado.

 

ÁLVARO: (Sonríe) Igualmente.

 

Los dos jóvenes se estrechan la mano aunque Hugo, nervioso, la aparta enseguida.

 

HUGO: Yo… me tengo que ir ya, la madre de la niña pronto vendrá a recogerla a casa, y si no estamos allí se preocupará.

 

VICENTE: Vale, pues mañana nos vemos.

 

HUGO: Sí, hasta mañana.

 

VICENTE: Adiós.

 

ÁLVARO: Chao.

 

Hugo se aleja de allí rápidamente, mientras Álvaro mira a su novio, extrañado.

 

ÁLVARO: Es un poco raro el muchacho, ¿no?

 

VICENTE: No, es muy majo… le pasaría algo, no sé.

 

ÁLVARO: Ya…

 

VICENTE: (Sonríe) Anda, vamos.

 

Vicente coge a su novio de la mano, y los dos jóvenes se alejan de allí, charlando.

 

CASA DE LAURA/ DORMITORIO DE LAURA

 

Laura permanece sentada frente a su escritorio, estudiando. Su cara cada vez está más demacrada. De pronto, unos leves golpes en la puerta la sacan de su concentración.

 

LAURA: Adelante.

 

La puerta se abre dando paso a un sonriente Isra cargado con su mochila y una abultada bolsa de plástico. Cierra la puerta tras él.

 

ISRA: Ya estoy aquí. Traigo todos los apuntes, y una buena carga de café.

 

LAURA: (Extrañada) ¿Cómo?

 

ISRA: ¿No te acuerdas?

 

LAURA: ¿De qué?

 

ISRA: Habíamos quedado para estudiar juntos durante toda la noche.

 

LAURA: (Sorprendida) ¿En serio?

 

ISRA: Aha.

 

LAURA: Ya…

 

La joven se queda durante unos segundos en silencio, hasta que suspira.

 

LAURA: Pues lo siento Isra, pero no creo que sea buena idea.

 

ISRA: ¡No me jodas, ahora que he venido hasta aquí!

 

LAURA: Lo siento de verdad, pero es que necesito estudiar sola. Sino, no me voy a concentrar.

 

ISRA: ¿Y no podrías haber pensado eso antes de quedar?

 

Laura baja la cabeza, avergonzada.

 

LAURA: No sé que decir.

 

ISRA: (Suspira) Vale… bueno, no pasa nada. Me voy a mi casa y listo, no quiero seguir perdiendo el tiempo. Hasta mañana.

 

LAURA: Chao.

 

Isra sale del dormitorio de su amiga, enfadado. Laura abre el cajón y mira unas pastillas que tiene ahí metidas.

 

CALLES DE GIJÓN

 

Andrea camina rápidamente por las calles, bajo la luz de las farolas. Parece nerviosa. Va muy maquillada y mira hacia todos los lados. No tarda en llegar a las puertas de una discoteca. Se detiene frente a la puerta y, tras coger aire, accede al interior. No se da cuenta de que Carlos ha estado siguiéndola todo el camino.

 

PISO DE ANDREA, CLAUDIA Y HUGO/ SALÓN

 

Ya es completamente de noche, y Hugo permanece sentado en el sofá. A su lado está tumbada Esperanza, que duerme plácidamente. El joven la observa, sonriendo, cuando suena el timbre. Se levanta a abrir, y al otro lado se encuentra con Marta.

 

MARTA: Hola, siento venir tan tarde, pero se me ha ido el santo al suelo.

 

HUGO: (Sonríe) No te preocupes.

 

Marta entra al piso, y Hugo cierra la puerta. La joven intenta poner a su hija en la sillita, sin despertarla.

 

MARTA: ¿Cómo se ha portado?

 

HUGO: Muy bien, no te preocupes.

 

MARTA: ¿En serio?

 

HUGO: Aha.

 

MARTA: La verdad es que no sé como agradecerte esto, Hugo. Sé que tú también tienes mucho que estudiar, y…

 

HUGO: (Interrumpiéndole) De verdad Marta, no te preocupes, porque sino había podido hacerlo no lo habría hecho, pero llevo la prueba bastante bien. Imagínate que incluso ésta noche no voy a estudiar nada, voy a ver una película.

 

MARTA: Que suerte… ¿cuál?

 

HUGO: Pues no lo sé, alguna romanticona… que parece que hoy lo estoy un poco.

 

MARTA: (Sorprendida) ¿Sí? ¿Y eso?

 

Hugo se encoge de hombros.

 

HUGO: No sé.

 

MARTA: (Sonríe) No habrá ningún muchacho por ahí que te esté rondando la cabeza, ¿no?

 

HUGO: (Nervioso) No… ¡no!

 

MARTA: Ya.

 

Marta se ríe, divertida, sin creer a su amigo.

 

MARTA: Mira, me voy a ir ya porque tengo que estudiar, pero… si hay alguien por ahí, Hugo, aprovéchalo, porque te lo mereces. Es un buen momento para abrir de nuevo tu corazón. Piénsalo.

 

La joven ata a Esperanza en la sillita y se marcha del piso de su amigo dejando a éste solo, pensando en sus palabras.

 

ESC. MÚLTIPLES

 

Suena “Mágico” de Vega.

 

Laura está sentada frente a su escritorio, intentando estudiar. Al no conseguir concentrarse, abre el cajón del escritorio y saca una de las pastillas. Tras pensarlo durante unos segundos, se la traga.

 

Carlos se encuentra en el exterior de la discoteca en la que ha visto entrar a Andrea. Tras pensar durante unos segundos entra, y nada más hacerlo se sorprende al ver a su novia bailando sobre una tarima de forma muy provocativa y con muy poca ropa.

 

El Four está ya completamente vacío y cerrado. Claudia lo termina de barrer, triste por su soledad.

 

Marta permanece sentada en su cama intentando estudiar, mientras sostiene a Esperanza en su regazo, dormida.

 

Isra, en la cocina de su casa, se termina de preparar un termo de café mientras sostiene unos apuntes entre sus manos.

 

Hugo ve una película sentado en el sofá de su casa. En ella, los protagonistas se besan y el joven no puede evitar el esbozar una sonrisa.

 

Jaime, tumbado en su cama, mira unas fotografías en las que aparece de pequeño junto a sus padres. Sus ojos están llenos de lágrimas.

 

Gregorio sale de su despacho con el maletín. Cuando empieza a cruzar la calle, una furgoneta negra le corta el paso, ante su extrañeza. Dos individuos encapuchados se bajan y lo cogen por la fuerza, metiéndole en el interior. A pesar de sus gritos, no parece escucharle nadie.

 

CONTINUARÁ…