MANERAS DE VIVIR

La habitación está completamente a oscuras, cuando un despertador empieza a sonar. Una mano sale de entre las sábanas, y lo apaga, pero nadie se levanta de la cama. Unos segundos más tarde, una mujer entra al dormitorio, y sube la persiana. Vemos que es el dormitorio de Laura.

CARMEN: Vamos cariño, ¡que tienes que ir al instituto!

LAURA: (Removiéndose en la cama) No, mamá, por favor… ya voy mañana…

CARMEN: Lo mismo dijiste ayer, y te dejé porque era la presentación… pero hoy no. Si en quince minutos no estás en la cocina, totalmente vestida y arreglada, te irás en pijama.

LAURA: ¡Das mala gana!

La mujer se ríe, y sale de la habitación. Laura sale de entre las sábanas, con cara de sueño, y suspira. Se levanta, y va hacia el armario, de mala gana.

Hugo está sentado en el sofá del salón de su casa, totalmente vestido y aseado, y bebiéndose un tazón de leche. Tiene unas grandes ojeras, y la mirada completamente perdida. Su madre aparece por allí.

NIEVES: Hugo, ¿te encuentras bien? (No obtiene respuesta) ¿Hugo?

HUGO: (Parece volver en si) ¿Eh?... Sí, mama… tranquila.

La mujer se sienta al lado de su hijo, pero el chico intenta no hacerle caso.

NIEVES: Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea, ¿verdad?

HUGO: (Levantándose) Que sí, mama, pero no me seas plasta, por favor. Me voy al instituto.

NIEVES: Hugo…

HUGO: (Cogiendo la mochila, y saliendo del salón) No insistas. Te digo que no me pasa nada.

Se oye la puerta de la calle, y la mujer se queda sentada en el sofá, sin saber muy bien lo que hacer.

Marta y Laura están en la puerta del instituto, hablando.

LAURA: (Riendo) ¿No me jodas que viniste a la presentación?

MARTA: (Molesta) Sí, pues a mí no me hace ni puta gracia… podríais haberme dicho que no teníais pensado venir, me quedé sola.

LAURA: ¿Hugo tampoco vino?

MARTA: No… y es raro, porque es el único día que le gusta venir al instituto… pero sigo sin saber nada de él.

LAURA: Ya, ni tú ni nadie… empieza a ser preocupante. (Marta va a contestar a su amiga, pero se ve interrumpida por la sirena que anuncia a los alumnos de que las clases van a dar comienzo) Bueno… vamos para adentro.

Marta asiente, y las dos amigas entran juntas al instituto.

CRÉDITOS: "MY PREROGATIVE" BRITNEY SPEARS
David Gallagher, Maggie Grace, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Emma Watson

Capítulo 4.
Maldito septiembre


Es el momento del primer recreo. Los pasillos se llenan de adolescentes con cara de asco por haber empezado su primer día de instituto. Hugo sale de su clase, y Marta y Laura, saliendo de la misma, corren detrás de él.

MARTA: ¡Hugo! (El chico parece no oír a su amiga, y continúa andando entre la gente, con la mirada totalmente ausente) ¡Hugo!

Laura llega hasta el joven, y le coge del brazo, obligándole a girarse.

LAURA: ¿Qué coño te pasa a ti?

HUGO: (Aparentemente nervioso, hasta que las ve) ¡Que susto me habéis dado! ¿Qué tal?

MARTA: Llevamos una semana intentando localizarte…

HUGO: (Sonriendo fingidamente) Sí, lo sé… pero he estado muy ocupado.

LAURA: Pues podrías haber avisado… hemos estado muy preocupados.

HUGO: Sí, tienes razón… perdonadme, no era mi intención.

Los tres amigos continúan andando, pero a Hugo se le ve bastante nervioso e inseguro.

MARTA: Ya bueno, pues podrías…

DANIEL: (Apareciendo por detrás, e interrumpiendo a Marta) ¡Hola chicos! ¿Qué tal el primer día de clase en condiciones?

HUGO: (Asustado) Me… me he dejado unas hojas en clase… ya nos veremos…

Hugo va hacia la salida del instituto, corriendo.

LAURA: No sé si no se habrá dado cuenta, pero por allí está la salida…

MARTA: No sé que cojones es, pero algo le está pasando…

Laura mira a su amiga, preocupada, mientras Daniel mira hacia la dirección en la que se ha ido el chico, sonriendo.

Lorena está en el cuarto de baño de su casa. Tiene una jeringuilla en la mano, y se está atando una goma en la parte superior del brazo. Justo cuando se va a clavar la jeringuilla en la vena, alguien golpea la puerta.

SUSANA: (Voz en off) Lorena, hija, ¿te falta mucho?

LORENA: (Suspirando) No, mama… ya salgo.

Lorena, con cara de enfado, se desata la goma, y guarda todo en una pequeña bolsa de tela, la cual se mete en el bolsillo, y sale de allí.

Marta y Laura están sentadas en el sofá de siempre del Four, tomándose unas coca-colas.

LAURA: (Suspirando) Siempre somos nosotras las primeras… me estoy empezando a cansar de esto.

MARTA: (Riendo) Ya sabes como son… tampoco creo que vayan a tardar mucho más en llegar. (En ese momento, ve a Isra y a Edu entrando al bar, cogidos de la mano) ¿Lo ves?

LAURA: (Con cara de asco) Empiezan a resultarme un poco empalagosos. (Cuando los dos chicos llegan hasta ellas, la joven esboza una gran sonrisa) ¡Hola chicos!

EDU: (Sonriente) Hola, ¿Qué tal?

Los chicos se sientan también en el sofá.

LAURA: Bien… ¿vosotros?

ISRA: Bien también, como siempre…

MARTA: (Mirando al chico, celosa) ¿Dónde habéis estado esta mañana, que no habéis venido al instituto?

EDU: Bueno… nos apetecía estar solos y tranquilos.

LAURA: Unos aparecen, y otros desaparecen.

EDU: (Muy ilusionado, ante la sorpresa de su novio) ¿Habéis visto a Hugo?

Las dos jóvenes asienten.

EDU: (Intentando no demostrar su alegría, aunque sin conseguirlo) ¿Y que tal? ¿Está bien?

MARTA: Algo le ha pasado… eso está bastante claro. Estaba muy raro.

Edu mira preocupado a ambas chicas.

Ya está anocheciendo. Carlos está cerrando el quiosco, cuando Lorena aparece por detrás de él, y le tapa los ojos.

LORENA: (Poniendo voz de vieja) ¿Quién soy?

CARLOS: (Bromeando) Mmmm… pues no sé… ¿Débora?

LORENA: (Destapando los ojos a su novio) Ja, ja, es que me parto y me troncho contigo, ¿eh?

El joven se gira, y se dan un apasionado beso.

CARLOS: (Extrañado) ¿Qué te pasa hoy?

LORENA: Nada… ¿me tendría que pasar algo?

CARLOS: No sé… estás demasiado contenta hoy.

LORENA: (Abrazando al joven) Bueno, no voy a ser siempre borde, ¿no? Y menos, con mi novio favorito.

CARLOS: (Riendo) ¿Qué pasa? ¿Hay más, o que?

Lorena se suelta del abrazo de su novio.

LORENA: (Enfadada) ¿Qué estás diciendo?

CARLOS: (Extrañado por la reacción de la joven) Tranquila… solo era una broma…

LORENA: Sabes que ese tipo de bromas no me gustan.

CARLOS: (Intentando darle de nuevo un abrazo) Bueno, pues perdona… no lo hice con mala intención.

LORENA: Es verdad… se me olvidaba. Tú nunca haces nada con mala intención. Aquí solo hay una mala, y esa soy yo. Todos los demás sois unos santos.

CARLOS: (Asombrado) ¿Pero que estás diciendo?

LORENA: Lo que todos pensáis, y nadie me decís a la cara.

CARLOS: Deja de decir chorradas, Lorena.

LORENA: Eso son para ti, ¿verdad? (empieza a llorar) mis problemas para ti siempre han sido chorradas. (Se queda callada, y se seca las lágrimas) Será mejor que nos veamos mañana. No quiero decir cosas de las que luego me vaya a arrepentir.

CARLOS: Pues precisamente tú siempre sueles hacer todo lo contrario.

Lorena lanza una mala mirada a su novio, y se aleja de allí, dejando al joven muy sorprendido por su reacción.

Hugo está tumbado en la cama, tapado con una manta. En la televisión está puesto un capítulo de su serie favorita, “Mujeres Desesperadas”, pero no parece que le este haciendo mucho caso, ya que, como viene siendo habitual en él, está con la mirada perdida. En ese momento, llaman a la puerta, la cual se abre, y entra Edu.

EDU: (Sonriente) Hola (el joven espera respuesta, pero no la obtiene, por lo que cierra la puerta, se apoya en ella, y mira la televisión) Me encanta Bree, es la mejor.

HUGO: (Borde, y sin mirarle) ¿A qué has venido?

EDU: Bueno, me han dicho que por fin habías aparecido, y quería verte.

HUGO: (Gira la cabeza, y le mira) ¿Y quien te ha dicho que yo también quería verte a ti?

Edu se queda unos segundos callado, sin saber muy bien que decir.

EDU: (Preocupado) ¿Qué te pasa, Hugo? Estamos todos muy preocupados por ti.

HUGO: ¿Tú también?

EDU: Yo siempre me preocupo por mis amigos.

HUGO: Ah, ¿pero somos amigos?

EDU: (Extrañado por la pregunta) Claro, ¿por qué no íbamos a serlo?

HUGO: Si somos amigos, existe confianza para pedirte lo que yo quiera, ¿verdad? (Edu asiente, cada vez más extrañado por la actitud del joven) Pues márchate.

EDU: Hugo…

HUGO: Has dicho que éramos amigos, ¿no? Pues quiero estar solo. No creo que sea tan difícil de entender.

EDU: Pero…

HUGO: (Volviendo de nuevo la mirada a la televisión) Márchate.

EDU: Hugo, ya sabes que yo…

HUGO: (Vuelve a mirarle, enfadado) ¿Estás sordo? ¡Que te vayas!

EDU: (Abriendo la puerta, triste) Adiós.

Edu sale del dormitorio, cerrando la puerta, dejando a Hugo ahí solo, a oscuras, y empieza a llorar.

Un nuevo día amanece en la ciudad. Carlos está fuera del quiosco, fumándose un cigarro, cuando ve a Lorena desde lejos, yendo hacia él. Llega a los pocos segundos.

LORENA: (Tímida) Hola…

CARLOS: (Irónico) Vaya… ¿qué es lo que te trae por el quiosco de un santo?

LORENA: (Resignada) Vale, me lo merezco…

CARLOS: ¿No empezabas hoy la universidad?

LORENA: Sí, pero quería hablar contigo.

CARLOS: (Seco) Pues la verdad es que estoy muy ocupado.

Lorena mira el cigarro ya casi consumido que su novio tiene en la mano.

LORENA: Ya veo… mira Carlos, perdóname… no sé que me paso ayer, tuve un mal día…

CARLOS: Lorena, tú no estás bien. Necesitas ayuda.

LORENA: (Extrañada) ¿Qué quieres decir?

CARLOS: Tus cambios de humor no son muy normales.

LORENA: (Sorprendida por lo que le está diciendo su novio) Bueno, estas semanas he estado muy estresada, he tenido problemas con mi madre, y además es mi primer año de universidad, estoy nerviosa.

CARLOS: (Tira el cigarro al suelo) Lorena, una cosa es el estrés, y otra muy distinta el disfrutar haciendo daño a la gente.

LORENA: (Mosqueada) Yo solo he venido a pedirte perdón, no a que me digas que estoy loca.

CARLOS: No estás loca, Lorena… simplemente, estás mal.

LORENA: Mira, ¿sabes lo que te digo? Que me llames cuando dejes de decir gilipolleces… he venido a pedirte perdón, no a escuchar frases sin sentido. Hasta luego.

Lorena se aleja de allí, dejando a Carlos solo, sin saber que hacer.

Edu y Laura van por los pasillos del instituto, prácticamente vacíos, andando mientras hablan.

LAURA: Es que no entiendo porque tuviste que ir a su casa, Edu.

EDU: Es mi amigo, y estaba preocupado… y como tal, quise ir a ver como estaba.

LAURA: ¿Solo tu amigo? (la joven no obtiene respuesta) Mira Edu, si sigues sintiendo algo por él, deberías de dejar a Isra… si no, le harás mucho daño, y está muy ilusionado.

EDU: Sí, lo sé… pero el problema es que no sé lo que siento por ninguno de los dos…

MARTA: (Apareciendo por detrás, sin que ellos se den cuenta) ¿Hay otro a parte de Isra, o qué?

EDU: (Nervioso) ¿Eh?... no, no, solo que…

LAURA: Que me estaba comentando el problema que tiene una chica de su clase, ¿verdad, Edu?

EDU: (Pensando) Eh… sí… sí, claro.

MARTA: (No muy convencida) Ya… bueno, ¿habéis visto a Hugo?

LAURA: En clase…

MARTA: Si, en clase lo vi yo también…

LAURA: Pues ya no lo he vuelto a ver…

MARTA: (Mirando a Edu) ¿Y tú?

EDU: Yo no lo he visto en todo el día.

MARTA: Bien… pues voy a ver si lo encuentro. Hasta luego.

Edu y Laura se despiden de la joven, la cual echa a correr.

LAURA: (Sonriendo a su amigo) Por poco…

Edu asiente, sonriendo también, de mala gana.

Hugo sale del baño. Sigue con las ojeras, y está muy demacrado. Llega a la esquina del pasillo, y se choca contra Marta, que va acelerada buscándole.

MARTA: ¡Hugo! Te estaba buscando.

HUGO: (Sonríe falsamente) Pues aquí estoy. Tú dirás.

MARTA: Bueno… siempre hemos estado en el recreo los cinco juntos, ¿no? Era para que te vinieras.

HUGO: Lo siento, Marta, pero me voy a ir a casa…

MARTA: (Extrañada) ¿Qué? Pues si aún nos quedan cuatro horas…

HUGO: Ya, bueno… pero no me encuentro muy bien.

MARTA: (Sin creerle demasiado) Ya, bueno… ¿y esta tarde te pasarás por el Four? Estaremos todos allí.

HUGO: Pues no sé… no creo, tengo que hacer muchas cosas. Bueno, me voy ya, que tengo ganas de pillar la cama. Mañana nos vemos, ¿vale? (la joven asiente) Adiós.

Hugo se aleja.

MARTA: ¡Oye Hugo! (el chico se gira, y su amiga le pregunta, extrañada) ¿Últimamente estás muy ocupado, no?

El joven hace un gesto de resignación, y va hacia la puerta. Cuando llega allí, y se dispone a salir, se choca con Daniel, y se les caen todos los papeles al suelo. Se agachan a cogerlos.

DANIEL: (Susurrando) Hola guapo… hace mucho que no hablamos. (El chico no obtiene respuesta) Estuvo bien lo de la semana pasada, ¿no? (A Hugo se le llenan los ojos de lágrimas, pero procura que el chico no se de cuenta de ello) Podríamos quedar algún día para repetirlo y tal, ¿verdad?

HUGO: Eres un cabrón.

Hugo se levanta, y sale corriendo del instituto, mientras Daniel, sonriente, se va hacia su clase, sin darse cuenta de que Marta, desde el principio del pasillo, ha visto todo.

Lorena está en su dormitorio, arreglándose frente al espejo, mientras en la radio suena “Let me out”, de Dover. En ese momento, Susana entra a la habitación, y la joven se gira hacia su madre, enfadada.

LORENA: ¡Mamá, te tengo dicho que llames a la puerta antes de entrar!

SUSANA: (Sumisa) Si, hija, tienes razón, perdona… pero es que ha venido Carlos a verte.

LORENA: (Asustada) ¿Carlos? (su madre asiente con la cabeza) ¡Mierda!... bueno, dile que pase.

La mujer sale del dormitorio, y Lorena intenta quitarse el maquillaje de la cara con la mano, pero Carlos llega a los pocos segundos.

CARLOS: Hola cariño… (Extrañado) Que arreglada estás, ¿no?

LORENA: (Da un pico a su novio, y mintiendo) Si, bueno… es que iba a ir a verte ahora… y quería estar guapa.

CARLOS: ¿No dijiste que no querías verme hasta que estuviese más tranquilo?

LORENA: (Intentando disimular) Si, bueno… pero ya sabes que no puedo estar mucho tiempo enfadada contigo… pero que sepas que me dolió mucho todo lo que me dijiste ayer.

CARLOS: Lo sé… y por eso he venido… quería pedirte perdón. Me pasé.

LORENA: (Sonríe falsamente, mientras se acerca a su novio) Bueno… no te preocupes. Todos tenemos días así… si no, ¡dímelo a mí!

CARLOS: (Se sienta en la cama, con cara de preocupación) Sí, pero no sé… me da la sensación de que todo se está yendo a la mierda, Lorena. No estamos como antes… no paramos de discutir.

Lorena se arrodilla delante de su novio, y le acaricia la mejilla.

LORENA: Cariño… todas las parejas pasan sus crisis… empecemos de cero. (Carlos la mira, ilusionado) Intentémoslo otra vez… nos queremos, y eso es lo que importa. Tenemos que estar juntos. Eso es lo que está escrito…

Carlos sonríe, y besa apasionadamente a su novia, lo cual pilla un poco de sorpresa a la chica, pero luego le corresponde.

LORENA: ¿Vamos a dar una vuelta?

CARLOS: (Sonriente) Claro… como una pareja que acaba de empezar.

Lorena sonríe falsamente a su novio, y ambos, cogidos de la mano, salen del dormitorio.

Ya es de noche. El despertador que está situado en la mesilla que hay junto a la cama de Hugo marca las 23:47. El joven está a oscuras en la habitación, mirando a través de la ventana, mientras se fuma un cigarro. Parece estar pensando en algo, cuando entra Nieves, sin que el joven si quiera se de cuenta.

NIEVES: ¿Hugo? (no obtiene respuesta, por lo que se acerca al joven, y le acaricia el brazo) Hugo, ¿estás bien?

El chico abraza a su madre, y empieza a llorar.

HUGO: Lo siento, mamá.

NIEVES: (Preocupada) ¿El que sientes, cariño? ¿Qué te pasa?

Hugo se separa de su madre, y la mira, asustado.

HUGO: Mamá… me gustan los chicos.

NIEVES: Cariño, hay cosas que las madres ya sabemos, aunque nos cueste asumirlas. No te preocupes.

HUGO: (Gritando) ¡Joder, mamá, no es ese el problema!

NIEVES: Oye, no entiendo nada…

HUGO: Mamá… hace una semana me violaron.

NIEVES: (Sin poderse creer lo que acaba de oír) Dios mío, Hugo…

Madre e hijo se abrazan. Hugo llora desesperado entre los brazos de su madre, la cual intenta hacer todo lo posible para que sus lágrimas no se escapen de los ojos.

CONTINUARÁ...