MANERAS DE VIVIR

 

CASA DE SANTIAGO/ SÓTANO

 

Jaime permanece inconsciente sentado en una silla, atado con cinta aislante, y con la boca tapada. La cabeza le sangra. Poco a poco va abriendo los ojos, y se asusta al ver como está, por lo que empieza a forcejear intentando desatarse y gritar. Para al percatarse de quien se encuentra frente a él; Santiago con una sonrisa de oreja a oreja.

 

SANTIAGO: Tendrías que haberlo dejarlo.

 

Jaime empieza a gemir, desesperado, y sus ojos se llenan de lágrimas.

 

SANTIAGO: Pensé que lo de Gregorio había sido un buen aviso, pero ya veo que no. Y te atreves a entrar a mi casa, y eso no puede ser.

 

Santiago coge un cuchillo de una mesa y toca el filo, con una cínica sonrisa dibujada en su rostro.

 

SANTIAGO: Además, no te creas que soy estúpido. Sé que alguien ha tenido que ayudarte a que te cueles facilitándote todas las llaves de la casa. Y esa persona también tendrá que pagar por lo que ha hecho.

 

El hombre se acerca al oído del joven, sin borrar la sonrisa de su cara.

 

SANTIAGO: Y te aseguro que ni el hecho de que haya sido mi hijo me detendrá.

 

Santiago deja el cuchillo sobre la mesa y empieza a subir las escaleras, riéndose de manera maquiavélica. Cuando escucha la puerta cerrarse Jaime rompe a llorar, desesperado.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Hugo permanece tras la barra del bar, tomándose un café mientras lee una revista. De pronto entra Vicente con una sonrisa de oreja a oreja, y se sienta en una de las butacas, frente al camarero.

 

VICENTE: Buenos días.

 

HUGO: (Sonríe) Hola.

 

VICENTE: ¿No me vas a dar un beso?

 

Hugo se echa a reír, divertido, y le da un pico al joven.

 

VICENTE: Bueno, el día que seamos novios de verdad supongo que te podré pedir un beso de bienvenida un poco más caluroso.

 

HUGO: Dudo que llegue ese día.

 

VICENTE: Dúdalo lo que quieras. Yo sé que llegará, y con eso me vale.

 

El joven vuelve a echarse a reír.

 

HUGO: Un café con leche, ¿verdad?

 

VICENTE: Correcto.

 

Hugo empieza a prepararlo, y no tarda demasiado en servírselo.

 

HUGO: Aquí tienes.

 

VICENTE: Muchas gracias.

 

El joven sonríe a su cliente, y ambos se quedan durante unos segundos en silencio, hasta que Vicente esboza una enorme sonrisa en su rostro.

 

VICENTE: Tengo una sorpresa para ti.

 

HUGO: (Extrañado) ¿Una sorpresa?

 

VICENTE: Sí. Como el otro día estuvimos hablando de cine y tal…

 

Vicente se saca unos papeles del bolsillo, sin borrar la sonrisa de su cara.

 

VICENTE: Ésta noche hay una muestra de cine independiente en un centro cerca de mi casa. A lo mejor te apetece venir a verla conmigo.

 

HUGO: ¿En serio?

 

VICENTE: Aha.

 

Hugo coge las entradas, sonriendo, y las lee atentamente.

 

HUGO: No tenía ni idea de la existencia de ésta muestra… pero la verdad es que me gustaría mucho ir, sí.

 

VICENTE: Estupendo. ¿Te paso a recoger a las nueve?

 

HUGO: No hace falta. Sé ir yo solo… quedamos a las nueve y media en la puerta del cine, ¿vale?

 

Vicente no puede evitar el echarse a reír, divertido, y se termina lo que le queda de café de un solo trago.

 

VICENTE: Me encanta que seas un chico duro… entonces nos vemos a las nueve y media en el cine. Hasta luego.

 

HUGO: Chao.

 

Vicente sale de allí, ilusionado, y Hugo no puede evitar el esbozar una también ilusionada sonrisa.

 

Canción: The hero waits

Kristen Bell, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Jared Padelecki, Hayden Pannettiere, Emma Watson

 

Capítulo 71

Lo que nunca debí dejar

 

UNA SEMANA MÁS TARDE…

 

PISO DE ANDREA, CLAUDIA Y HUGO/ COCINA

 

Un nuevo día amanece en la ciudad. Hugo está sentado en la encimera, tomándose un café y mirando por la ventana, pensativo. En ese momento, aparece por allí Andrea, que esboza una divertida sonrisa cuando ve a su mejor amigo en ese estado.

 

ANDREA: ¡Ay! Como nos atonta el amor, ¿eh?

 

HUGO: (Extrañado) ¿Eh?

 

ANDREA: ¡Que asumas que te has enamorado, leñe!

 

HUGO: (Suspira) Deja de decir chorradas. Además, ahora mismo tampoco estaba pensando en Vicente.

 

La joven empieza también a prepararse un café.

 

ANDREA: ¿Entonces que es lo que te tenía tan absorto?

 

HUGO: Pensaba en Jaime.

 

ANDREA: (Sorprendida) ¿En serio? Joder tío, necesitas echar un polvo pero ya… con él no tienes nada que hacer, es cien por cien heterosexual.

 

HUGO: No, la que necesitas echarlo eres tú para ver si así dejas de pensar que para todos el sexo es una prioridad en la vida.

 

ANDREA: ¿No estabas pensando en Jaime para…?

 

HUGO: (Interrumpiéndole) ¡No! Estaba pensando en él porque hace una semana que está desaparecido, que ni siquiera ha ido a trabajar. No sé, me tiene preocupado.

 

ANDREA: Ya… ¿sabes lo que yo creo? Que se ha pirado como llegó. Sin avisar y de forma inesperada.

 

HUGO: Ojala sea eso…

 

ANDREA: (Extrañada) ¿En serio quieres que se vaya así sin más? No sabía que te cayese mal…

 

Hugo esboza una forzada sonrisa.

 

HUGO: No, no es por eso… pero déjalo. Es una historia demasiado larga.

 

El joven mira su reloj, y, tras dejar la taza en el fregadero, se levanta de la encimera.

 

HUGO: Bueno, me voy a ir a duchar, que a este paso voy a llegar tarde al curro. ¿Te pasarás después de ir a la universidad por el bar?

 

ANDREA: Por supuesto. Tampoco tengo otra cosa mejor que hacer, así que…

 

HUGO: Genial, pues luego nos vemos.

 

Hugo sale de allí mientras Andrea se queda sola tomándose el café, sin poder evitar el pensar en las palabras de su amigo hacia Jaime, preocupada.

 

CASA DE LAURA/ DORMITORIO DE LAURA

 

Laura viste un chándal y lleva el pelo recogido en una destartalada coleta. Está metiendo varias cosas en cajas de cartón mientras tararea una canción, cuando escucha unos leves golpes en la puerta.

 

LAURA: Adelante.

 

La puerta se abre, dando paso a Carlos.

 

CARLOS: ¿Se puede?

 

LAURA: La verdad es que estoy muy liada.

 

El joven se da cuenta de lo que está haciendo su ex novia, sorprendido.

 

CARLOS: ¿Ya estás recogiendo las cosas? Pensaba que ibas a irte en septiembre…

 

LAURA: No, me voy ya mañana. Así podré disfrutar del veranito en la playa, ir conociendo gente e ir buscando trabajo. Prefiero hacerlo así que irme directamente en septiembre.

 

CARLOS: Ya…

 

Los dos jóvenes se quedan durante unos segundos en silencio, hasta que Laura termina suspirando.

 

LAURA: Oye, como te he dicho, estoy muy liada, así que si no tienes nada que decirme…

 

CARLOS: (Interrumpiéndola) ¿Te gustaría quedar ésta noche?

 

LAURA: (Extrañada) ¿Esta noche? ¿Para qué?

 

CARLOS: Bueno… después de toda la historia que hemos tenido, me gustaría que nos despidiéramos de una manera especial, y como supongo que en los próximos días estarás muy liada… pues imagino que hoy será un buen día, ¿no?

 

LAURA: No sé, Carlos…

 

CARLOS: (Sonríe) Venga, va. Anímate.

 

Laura se queda pensando durante unos segundos, para luego mirar incómoda a su ex novio.

 

LAURA: ¿Crees que es buena idea?

 

CARLOS: (Extrañado) ¿Por qué no iba a serlo?

 

LAURA: No sé… a Andrea le sentará bien que salgamos por la noche tú y yo solos.

 

CARLOS: Laura, somos dos buenos amigos que han pasado por muchas cosas los dos juntos, y van a salir una noche para despedirse. Andrea Lo entenderá perfectamente.

 

La joven vuelve a pensar, aunque ésta vez termina sonriendo, ilusionada.

 

LAURA: Vale, está bien. Salgamos.

 

CARLOS: ¡Genial! Paso a recogerte a las nueve, ¿vale? Procura estar preparada.

 

LAURA: Lo estaré, descuida. Hasta luego.

 

CARLOS: Chao.

 

Carlos sale del dormitorio de la chica, y ésta se deja caer sobre la cama suspirando, ilusionada.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

El reloj marca las tres y media del mediodía. Hugo está tras la barra, tomándose un café mientras lee una revista, cuando escucha que la puerta de la entrada se abre, dando paso a Isra que, sonriendo, se acerca al joven y se sienta en una butaca frente a él.

 

ISRA: Buenas tardes.

 

HUGO: ¿Un cortado?

 

ISRA: Efectivamente.

 

HUGO: (Sonríe) Enseguida te lo pongo.

 

ISRA: Gracias.

 

Hugo empieza a prepararlo mientras mira a su amigo de reojo, sin poder evitar el esbozar una leve sonrisa. El cortado no tarda en estar preparado.

 

HUGO: Oye Isra, lo siento pero es que no lo soporto más… ¿Marta y tú estáis juntos?

 

ISRA: (Sorprendido) ¿Cómo?

 

HUGO: Bueno, Andrea me contó lo que pasó en Barcelona, y he estado esperando éstos dos días a ver si vosotros me contabais algo, pero viendo que no ibais a hacerlo…

 

Isra no puede evitar el echarse a reír, divertido.

 

ISRA: Pero mira que eres…

 

HUGO: (Interrumpiéndole) Cotilla, lo sé. Así que deja de perder el tiempo, y empieza a contarme.

 

ISRA: Pero si es que realmente tampoco hay mucho que contar. Los dos íbamos muy borrachos, pasó lo que pasó, y ya está. Fin de la historia.

 

HUGO: ¿Fin de la historia? ¿En serio me estás diciendo que eso es todo?

 

ISRA: (Extrañado) ¿Y qué esperabas?

 

HUGO: No, si no es por lo que yo esperara o dejara de esperar… es porque eso no te lo crees ni tú.

 

Isra cada vez parece entender menos lo que le dice su amigo.

 

ISRA: ¿Por qué no? De verdad, no hagas caso de lo que te haya dicho Andrea. Ya sabes que es una cotilla y un pelín exagerada.

 

HUGO: No, Andrea solo me dijo que os acostasteis… ¿pero de verdad crees que me voy a creer que después de todo lo que pasó entre vosotros, ahora vayas a arriesgar tu amistad con Marta por dos copas de más y un polvo? Lo siento, pero no.

 

ISRA: (Nervioso) No tengo ni idea de lo que me estás diciendo.

 

HUGO: Vamos, Isra… ¿cuándo vas a asumir que sientes por Marta algo más que una simple amistad?

 

Isra cada vez parece más nervioso.

 

ISRA: No tengo porque asumir cosas que no son ciertas. Yo no siento nada por Marta, y si hubiese ido bien, no me habría acostado con ella, pero bebí, y se me fue la cabeza. Como te he dicho, eso es todo.

 

HUGO: Vale, puedes decir lo que quieras. Pero como tardes mucho en asumirlo… Marta es guapa, y cuando Esperanza crezca un poco y vuelva a salir, encontrará a alguien. Así que piénsalo bien.

 

El pelirrojo mira a su amigo, sin saber muy bien que decir.

 

PARQUE “RUISEÑORES”

 

Marta arrastra el carrito de Esperanza, junto a Laura. Las dos jóvenes caminan por el parque, sonriendo y charlando animadamente mientras miran el paisaje.

 

LAURA: Así que te vas a Suiza todo el veranito, ¿eh? Desde luego, las hay con suerte.

 

MARTA: Bueno, tú tampoco te puedes quejar, que te vas a Valencia…

 

LAURA: Hija, no compares.

 

Marta no puede evitar el echarse a reír, divertida.

 

MARTA: Hombre, la verdad es que sí. Mis vacaciones molan bastante más que las tuyas.

 

LAURA: Mira que eres hija de puta…

 

Ahora son las dos amigas las que se ríen juntas.

 

MARTA: Así que ésta noche sales por ahí con Carlos, ¿eh?

 

LAURA: Aha.

 

MARTA: Sorprendente.

 

LAURA: Sí, la verdad es que a mí también me ha sorprendido mucho, pero bueno. Me ha dicho que a Andrea no le va a importar, y luego lo que también es una gran verdad, que somos dos buenos amigos con una gran historia compartida por detrás, y que nos merecemos una despedida especial.

 

MARTA: (Pícara) ¿Recordando viejos tiempos de vuestra gran historia compartida por detrás?

 

LAURA: (Molesta) ¡Marta!

 

MARTA: ¿Qué? Si no la recordarais, seríais estúpidos. Una despedida por todo lo alto… y al fin y al cabo, es solo una noche.

 

LAURA: Creo que olvidas el pequeño e insignificante hecho de que ahora está con Andrea.

 

MARTA: ¿Y crees que a ella le va a importar?

 

LAURA: Hombre, muy bien tampoco creo que le vaya a sentar.

 

MARTA: Laura, Andrea es una de las personas más liberales que he conocido nunca, por no decir la que más. Estoy segura de que lo entendería, y no le importaría lo más mínimo.

 

LAURA: ¿De verdad?

 

MARTA: Aha.

 

Las dos amigas continúan paseando, ahora en silencio; Laura no puede dejar de darle vueltas a las palabras de su amiga.

 

PISO DE ANDREA, CLAUDIA Y HUGO/ SALÓN

 

Claudia está tumbada en el sofá. Lleva el pelo recogido en un destartalado moño, y todavía va en pijama. La joven habla por su móvil, aunque parece muy desganada.

 

CLAUDIA: Aha… vale, sí, no te preocupes. A las ocho y media estaré allí… chao.

 

Claudia cuelga, y justo en ese momento llega Andrea a casa, que cuando pasa al salón, mira a su amiga con cara de asco.

 

ANDREA: ¿Estás bien?

 

CLAUDIA: Perfectamente, ¿por?

 

ANDREA: Porque pareces una yonqui que acaba de perder su aguja entre las sábanas de la cama de su chulo.

 

CLAUDIA: (Irónica) Muy graciosa.

 

ANDREA: (Sonríe) Oh, gracias, pero ya lo sabía.

 

La joven se sienta en el sofá, suspirando.

 

ANDREA: ¿No tienes que ir hoy al curro?

 

CLAUDIA: Pues en principio no, pero Hugo me acaba de llamar para joderme la noche.

 

ANDREA: ¿Y eso? ¿Qué ha hecho?

 

CLAUDIA: Pues que al parecer tiene una cita con el que dentro de poco será su novio, así que tengo que ir yo a cubrirle. ¿Lo ves normal?

 

ANDREA: ¿El qué? ¿Qué un amigo te pida un favor, o qué tú no pares de quejarte sin motivo?

 

CLAUDIA: (Sorprendida) ¿Cómo?

 

ANDREA: Pues que últimamente, él no para de hacer turnos para que tú no tengas problemas con vuestro jefe por tus múltiples indisposiciones, así que lo mínimo que puedes hacer por él es éste favor, ¿no?

 

CLAUDIA: ¿De qué estás hablando? ¿Problemas con mi jefe? Si tú ni siquiera le conoces.

 

ANDREA: No, pero Hugo me ha hablado de él y de lo que opina últimamente de ti, así que hazme caso, no estás precisamente para que no te vea por allí.

 

CLAUDIA: ¿Qué es lo que opina de mí?

 

ANDREA: ¿Realmente quieres saberlo?

 

CLAUDIA: Claro. Sino, no te lo habría preguntado.

 

Andrea se queda pensando durante unos segundos, dudosa, hasta que finalmente suspira.

 

ANDREA: Pues por lo que me ha dicho Hugo, está bastante harto de ti, no se cree tus enfermedades, y se está planteando el despedirte.

 

CLAUDIA: (Sorprendida) ¿Qué? ¿Y por qué Hugo no me ha dicho nada a mí?

 

ANDREA: Pues porque tenía miedo a que te lo tomarás mal, que es muy normal por otra parte teniendo en cuenta lo que haces cada vez que te llevas una decepción.

 

Claudia se queda pensando durante unos segundos en silencio, hasta que sus ojos se llenan de lágrimas.

 

CLAUDIA: Pero no pueden despedirme… ¿qué voy a hacer yo ahora sin trabajo, Andrea? ¿Qué?

 

ANDREA: Mira tía, te has enterado antes de ser despedida, así que aprovéchate de la situación. Ésta noche cuando vayas, trabaja como la que más, quédate el tiempo que haga falta, sin quejarte. Demuéstrale a Diego que está equivocado.

 

Claudia mira a su amiga, pensando en que quizás tenga razón.

 

CASA DE SANTIAGO/ SÓTANO

 

Jaime está solo en el sótano. Continúa atado, pero ahora parece estar más tranquilo, y es que está consiguiendo soltarse. No tarda mucho hasta que lo logra, y se quita inmediatamente la cinta que cubre su boca, cogiendo aire nada más hacerlo.

 

JAIME: Por fin…

 

El chico se levanta, y tras hacer unos breves estiramientos, comienza a subir las escaleras intentando hacer el menor ruido posible. Cuando llega hasta arriba, se asegura de que no haya nadie y corre hacia la puerta, pero cuando la intenta abrir se da cuenta de que está cerrada.

 

JAIME: Joder…

 

El chico, tras volver a asegurarse de que sigue sin haber nadie, corre esta vez hasta la cocina, pero allí la puerta también está cerrada.

 

JAIME: ¡Mierda!

 

Jaime se queda pensando durante unos segundos, y finalmente se dirige hacia el salón. Allí, coge el teléfono y marca un número, pero parece que no se lo cogen.

 

JAIME: Vamos, por favor…

 

HUGO: (Off) ¿Sí?

 

JAIME: Ayúdame…

 

HUGO: (Off) ¿Jaime? ¿Qué estás hacienda en casa de mi padre?

 

JAIME: Por favor, necesito que…

 

El joven se ve interrumpido cuando un golpe seco le da en la cabeza, dejándole inconsciente.

 

SANTIAGO: Joder con el niñato…

 

Santiago arrastra el cuerpo de nuevo hacia el sótano, sin darse cuenta de que el teléfono ha quedado descolgado.

 

HUGO: (Off) ¿Jaime? ¡Jaime!

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Comienza a anochecer, y Hugo, tras la barra, cuelga el teléfono. Claudia, junto a él, y Vicente, al otro lado de la barra, le miran preocupados, y el joven se queda durante unos segundos en silencio, pensando.

 

VICENTE: ¿Qué pasa?

 

HUGO: Era Jaime… me llamaba desde la casa de mi padre pidiéndome ayuda.

 

CLAUDIA: Sí, eso ya lo hemos oído, ¿pero está bien?

 

HUGO: No lo sé… pero creo que será mejor que vaya a la comisaría.

 

CLAUDIA: (Extrañada) ¿A la comisaría?

 

HUGO: Es una historia muy larga que ya te contaré luego. Lo siento, Vicente, pero tendremos que aplazar nuestra cita para otro momento.

 

VICENTE: No te preocupes, de todos modos voy a acompañarte a comisaría.

 

Hugo sonríe forzadamente.

 

HUGO: Te lo agradezco Vicente, pero no hace falta.

 

VICENTE: Me da igual que no haga falta. Quiero hacerlo y lo hago. Y punto.

 

Hugo sonríe, enternecido, y sale de la barra.

 

HUGO: Vale, ¿pues vamos?

 

VICENTE: Vamos.

 

HUGO: Claudia, en cuanto sepa algo te llamo, ¿vale?

 

CLAUDIA: Lo doy por hecho.

 

VICENTE: Hasta luego.

 

Vicente y Hugo salen rápidamente de allí dejando a Claudia sola y muy preocupada. La joven mira hacia atrás, y al ver una botella de martini, se queda pensativa.

 

PARQUE “RUISEÑORES”

 

Ya es completamente de noche, y Laura y Carlos pasean por allí, bajo la luz de la luna. Los dos jóvenes caminan en silencio, tristes, hasta que el chico esboza una forzada sonrisa.

 

CARLOS: Aquí fue donde nos dimos nuestro primer beso…

 

LAURA: Sí, lo recuerdo.

 

Carlos se detiene en seco, ante la extrañada mirada de la joven.

 

LAURA: ¿Qué pasa?

 

CARLOS: Te voy a echar mucho de menos, Laura.

 

LAURA: (Sonríe) Y yo a ti.

 

Los dos jóvenes se abrazan, emocionados, aunque Laura no tarda en separarse.

 

LAURA: De todos modos, tú piensa que la que me voy soy yo, sin conocer a nadie en Valencia. Tú aquí te quedas con nuestros amigos, con tu nueva etapa universitaria… con Andrea.

 

CARLOS: Sí, pero nada de eso será lo mismo sin ti. Tú ya no formaras parte de mis amigos frecuentes, ni podré desahogarme contigo si me van mal en los estudios.

 

LAURA: Pero podrás hacerlo con Andrea.

 

CARLOS: (Suspira) No lo sé.

 

LAURA: (Sorprendida) ¿Cómo que no lo sabes?

 

Carlos se queda pensando durante unos segundos, hasta que termina suspirando de nuevo.

 

CARLOS: Mira, yo a Andrea la quiero mucho, y sé que tengo mucha suerte de que esté a mi lado. Pero no es lo mismo que era contigo, Laura. Contigo… todo parecía más fácil.

 

LAURA: Pero eso fue porque nosotros ya nos conocíamos desde hace mucho más tiempo. Seguro que con el tiempo, conseguirás llegar a ese mismo punto también con Andrea.

 

CARLOS: Ojala. Pero la verdad es que muchas veces pienso que nunca volveré a estar con nadie como estaba contigo.

 

ANDREA: Carlos…

 

Los dos jóvenes se quedan en silencio durante unos segundos, hasta que empiezan a acercarse poco a poco. Finalmente se terminan besando apasionadamente, aunque Laura no tarda mucho en apartarse.

 

LAURA: No creo que esto sea buena idea, Carlos.

 

CARLOS: ¿Por qué no? Será como nuestra particular despedida… y nunca nadie tendrá que saber que ha pasado.

 

Laura se queda pensando durante unos segundos, en silencio, mientras el chico la mira, impaciente.

 

CARLOS: Laura…

 

La chica le interrumpe lanzándose a sus labios para besarle de nuevo ahora ya no solo con pasión, sino también con mucha lujuria.

 

CARLOS: ¿Quieres que vayamos a mi casa? Hace una semana que Jaime no se presenta por allí…

 

LAURA: Vamos.

 

Los dos jóvenes se alejan rápidamente de allí, entre risas.

 

CASA DE SANTIAGO/ SÓTANO

 

Jaime vuelve a estar maniatado en la misma silla de antes, inconsciente. Poco a poco empieza a abrir los ojos, y ve a Santiago sentado frente a él; el hombre parece bastante enfadado.

 

SANTIAGO: ¿Sabes? Tengo que confesarte una cosa… no me ha gustado absolutamente nada lo que has hecho antes.

 

El chico intenta responder, pero vuelve a tener la boca tapada con cinta aislante.

 

SANTIAGO: No te esfuerces, no pienso quitarte la cinta. Total, te preguntaría por tu deseo antes de morir, pero apuesto a que sé cual es.

 

A Jaime se le llenan los ojos de lágrimas, dándose cuenta de que ya ha llegado su momento.

 

SANTIAGO: Quieres saber lo que les pasó realmente a tus padres, ¿verdad?

 

El joven permanece inmóvil.

 

SANTIAGO: ¡¿Verdad?!

 

Jaime asiente, asustado, lo que provoca que Santiago esboce una cínica sonrisa.

 

SANTIAGO: Pues no te preocupes. Voy a hacer que tu último deseo se haga realidad justo antes de tu muerte, ¿no es emocionante?

 

Jaime mira al padre de su amigo, con odio, y éste no puede evitar el echarse a reír.

 

SANTIAGO: Es verdad, había olvidado que no puedes hablar… está bien, te lo contaré sin más; tenías razón, yo maté a tus padres, aunque has de saber que tu madre nunca debió de haber ido en ese coche. Jamás. El único que tendría que haber muerto era tu padre.

 

Santiago hace una breve pausa que aprovecha para coger aire antes de continuar.

 

SANTIAGO: Como supongo que recordarás y que por eso sospechaste de mí, tu padre y yo parecíamos muy amigos, pero realmente no lo éramos. Éramos socios. Socios de una de las mayores redes de narcotráfico que hubo en éste país en los últimos años. Por supuesto, de esto tu madre y la de Hugo no tenían ni idea. De pronto, una mañana, tu padre se rajó. Decidió que ya no quería seguir más con esto, y no lo podía consentir. Estaba seguro de que me terminaría entregando a la policía, por lo que no me quedó más remedio que matarle, con la pena de que tu madre también fuese en el coche.

 

Jaime no puede evitar que varias lágrimas empiecen a recorrer su rostro.

 

SANTIAGO: Evidentemente, tras la muerte de tus padres tuve que dejar el negocio porque hubo una pequeña investigación policial. Ya sabes, para no levantar sospechas y tal, y lo conseguí. Podría haber vuelto una vez terminada la misma, pero ya no me vi capaz. No quería que alguien me terminase haciendo lo mismo que yo le había hecho a tu padre, así que con la excusa de la investigación, conseguí salir de ese mundo sin grandes consecuencias. Y hasta aquí llegaban mis actos delictivos hasta que aparecisteis de la nada tú y Gregorio, y no me quedó más remedio que volver a tomar medidas bastante drásticas para cubrirme las espaldas… como puedes estar comprobando ahora mismo.

 

El joven no puede parar de llorar, desconsolado, mientras Santiago se levanta y empieza a dar vueltas alrededor de él, divertido.

 

SANTIAGO: Así que eres una nenaza, ¿eh? Como el maricón de mi hijo, y como también lo era tu padre.

 

Santiago saca una pistola de su bolsillo y apunta a la cabeza del chico, sin borrar la sonrisa de su cara.

 

SANTIAGO: ¿Sabes que es lo mejor de todo esto? Que jamás me relacionarán con éstos crímenes… al fin y al cabo, ¿qué tenemos tú y yo en común?

 

De pronto se oye un disparo. Tras unos segundos de incertidumbre, Santiago cae de rodillas al suelo, con la cara rota por el dolor.

 

SANTIAGO: Salvado por la bala…

 

El hombre se derrumba en el suelo, inconsciente, mientras Jaime alza la mirada y ve a dos agentes de la policía bajando las escaleras rápidamente y corriendo hacia él. Jaime no puede evitar que las lágrimas salgan con más fuerza de sus ojos, pero ésta vez son ya lágrimas de orgullo y satisfacción.

 

PISO DE CARLOS Y JAIME/ DORMITORIO DE CARLOS

 

Carlos y Laura se besan apasionadamente tumbados sobre la cama del joven, semidesnudos. El móvil del chico empieza a sonar, y los dos se separan y se miran, con lujuria.

 

LAURA: No le hagas caso.

 

CARLOS: No…

 

Carlos cuelga el teléfono y vuelven a besarse, mientras siguen desnudándose. Pero el móvil no tarda en volver a sonar, y Carlos se reincorpora, suspirando.

 

CARLOS: Joder…

 

LAURA: (Indignada) ¿Vas a cogerlo?

 

CARLOS: Sí están insistiendo tanto, es porque es algo importante.

 

El chico coge el teléfono.

 

CARLOS: ¿Sí?... Hugo, la verdad es que estoy un poco liado… ¿Cómo dices?... vale, vale… enseguida voy para allá. Hasta luego.

 

Carlos cuelga el teléfono, y Laura mira al joven, preocupada.

 

LAURA: ¿Qué pasa?

 

CARLOS: Es Jaime. El padre de Hugo lo tenía secuestrado en su casa.

 

LAURA: (Sorprendida) ¿Cómo?

 

El joven se levanta, y se empieza a poner la ropa que se acaba de quitar.

 

CARLOS: Me ha dicho que ya me contará en el hospital… voy para allí.

 

LAURA: (Preocupada) ¿Pero está bien?

 

CARLOS: No lo sé, Laura. No sé nada.

 

LAURA: Espérame.

 

Laura se levanta de la cama, y se pone también su camiseta.

 

LAURA: Voy contigo.

 

CARLOS: No creo que sea buena idea que aparezcamos juntos en el hospital, Laura.

 

LAURA: ¿De verdad crees que es momento de pensar en eso ahora, Carlos?

 

Carlos se queda pensando durante unos segundos en silencio, mientras termina de vestirse, hasta que suspira.

 

CARLOS: Está bien, vamos. Rápido.

 

LAURA: Sí.

 

Laura coge su bolso y los dos jóvenes salen corriendo de la habitación.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Comienza a amanecer. El local está completamente vacío y destartalado. La puerta se abre, dando paso a Hugo acompañado de Vicente. Los dos parecen bastante cansados.

 

HUGO: No me puedo creer que se olvidara de echar la verja.

 

VICENTE: Bueno, no adelantes acontecimientos. Seguro que tiene alguna explicación.

 

Hugo mira a su alrededor, dándose cuenta de que nadie ha limpiado el local.

 

HUGO: Sí, pues esa explicación tendrá que dársela a Diego, porque yo ya desde luego paso de cargar con culpas que no tengo. Es que además, a saber donde se ha metido. Llevo toda la noche intentando localizarla para contarle lo de Jaime, y ni se ha dignado a coger el teléfono.

 

Hugo se dirige tras la barra, y se sorprende cuando ve a Claudia allí tumbada, dormida.

 

HUGO: Joder…

 

VICENTE: ¿Qué pasa?

 

Vicente se acerca por las espaldas del joven, y ve lo mismo que él.

 

VICENTE: Mierda. ¿Quieres que llame a una ambulancia?

 

HUGO: No te preocupes. Si esta lo que lleva es una borrachera del quince… ayúdame a llevarla al baño, le mojamos un poco, y ya verás que pronto se despeja.

 

VICENTE: Claro.

 

Entre los dos la cogen, con esfuerzo, y se dirigen hacia el baño. Hugo mira al joven, sonriente.

 

HUGO: Gracias.

 

Vicente le devuelve la sonrisa, y los dos jóvenes, arrastrando a Claudia, entran al baño.

 

HOSPITAL CLÍNICO/ HABITACIÓN 235

 

Jaime está tumbado en la cama, mirando por la ventana pensativo. En ese momento la puerta se abre, dando paso a una preocupada Laura, que se acerca a él.

 

LAURA: ¿Cómo estás?

 

JAIME: (Sonríe) ¡Laura! Bien… bien. Ahora que sé que ese hijo de puta está en la cárcel, estoy perfectamente.

 

Laura coge de la mano a su ex novio.

 

LAURA: ¿Por qué no me lo contaste? Te habría ayudado, y a lo mejor ahora seguiríamos juntos.

 

JAIME: No quería involucrarte, pero podemos volver a intentarlo, ¿no? Ahora que ya ha pasado todo…

 

LAURA: (Interrumpiéndole) Lo siento Jaime, pero me voy a Valencia ésta misma tarde. Ya no es el momento para nosotros. A mí ya no me queda ningún momento aquí.

 

JAIME: (Extrañado) ¿De qué estás hablando?

 

Laura mira al joven y coge aire justo antes de empezar a explicarle todo lo que ha sucedido últimamente en su vida.

 

HOSPITAL CLÍNICO/ SALA DE ESPERA

 

Isra y Andrea están sentados en las sillas. Los dos jóvenes permanecen en silencio. Andrea mira atentamente a su amigo, mientras éste intenta hacer lo mismo.

 

ANDREA: ¿Y por qué no lo hablas con ella?

 

ISRA: ¿Y qué voy a conseguir con eso?

 

ANDREA: ¿Y qué vas a conseguir si te lo callas?

 

Los dos amigos vuelven a quedarse en silencio durante unos segundos, hasta que Andrea termina suspirando.

 

ANDREA: Mira Isra, lo que está claro es que sientes algo por ella, y ella siente algo por ti, y si no estáis juntos es porque los dos sois o bastante cortos, o bastante idiotas. Así que ves, y dile lo que sientes.

 

ISRA: ¿Y si me dice que no?

 

ANDREA: ¿Y si te dice que sí? Has tardado mucho en reconocer que estás enamorado de ella. Ahora intenta no tardar lo mismo en decírselo. Por favor.

 

Isra se queda en silencio durante unos segundos, pensando, hasta que se levanta.

 

ISRA: ¿Sabes lo que te digo? Que tienes razón. Voy a ir ahora mismo a hablar con ella.

 

ANDREA: Pues tienes que darte prisa, porque en nada sale hacia Suiza.

 

ISRA: ¿Qué?

 

El pelirrojo mira su reloj.

 

ISRA: ¡Mierda!

 

ANDREA: ¡Suerte!

 

Isra sale de allí corriendo. En la puerta se cruza con Carlos, que, con un café, se acerca a su novia.

 

CARLOS: ¿Y éste a dónde va tan deprisa?

 

ANDREA: A hablar con Marta.

 

CARLOS: ¿Por fin se ha decidido?

 

ANDREA: Aha.

 

CARLOS: Bien, me alegro.

 

La pareja se queda en silencio durante unos segundos, hasta que Andrea suspira.

 

ANDREA: Mira, no sé si quier saberlo, pero… ¿dónde estuviste anoche, Carlos?

 

CARLOS: En casa, ¿por qué?

 

ANDREA: ¿Y estuviste tú solo?

 

CARLOS: (Nervioso) ¿A qué viene éste interrogatorio?

 

ANDREA: A qué me estás mintiendo.

 

CARLOS: ¿Qué?

 

ANDREA: Que se que anoche no estabas en casa. Es más, sé que estabas con Laura. Me lo contó Marta, así que no te esfuerces en negarlo.

 

Carlos se queda durante unos segundos, pensando.

 

CARLOS: Solo queríamos despedirnos. ¿Es eso tan malo?

 

ANDREA: (Suspira) No, no lo es. Es solo… que con todo lo que nos está pasando estas semanas, me estoy dando cuenta de que no sirvo para tener una relación de pareja. Todavía no estoy preparada.

 

CARLOS: Andrea…

 

La joven interrumpe al chico, levantándose.

 

ANDREA: Lo siento, Carlos. De verdad. Y ahora me voy a casa a descansar un rato. Hasta luego.

 

Andrea se aleja de allí bajo la atenta mirada de Carlos, que no puede evitar que se le llenen los ojos de lágrimas.

 

ESC. MÚLTIPLES

Se escucha la canción “Mundo raro”, de La Fuga.

 

Isra corre hacia la casa de Marta. Cuando está llegando, ve que la joven, con Esperanza en brazos, se monta en el coche de sus padres y éste empieza a alejarse de allí a toda prisa, ante la impotencia del pelirrojo.

 

ISRA: ¡Mierda!

 

Andrea camina lentamente por las calles de la ciudad. Sus ojos están llenos de lágrimas, y se apoya en una pared, suspirando y sin poderlas contener más. Carlos también llora desconsoladamente, todavía en la sala de espera del hospital.

 

Ya por la tarde, Laura espera impaciente en la estación de trenes. Mira el panel en el que indica que el tren que la lleva a Valencia saldrá dentro de doce minutos. En el hospital, Jaime mira a través de la ventana con los ojos llenos de lágrimas, pensando en ella.

 

Del techo del calabozo cuelgan unas sábanas. Tras pensarlo durante unos segundos, Santiago se sube a una silla y se cuelga de las mismas. Tras unos segundos de reflexión, se tira de la silla, y, tras un breve forcejeo, se acaba ahorcando y muriendo.

 

Por la noche, Hugo arropa a Claudia, que duerme plácidamente, en la cama. Se acerca a Vicente, que ha observado todo desde el marco de la puerta, y le besa.

 

HUGO: Muchas gracias. Por todo.

 

VICENTE: No me las des.

 

Vuelven a besarse, y en ese momento suena el timbre.

 

HUGO: Ahora vengo.

 

Hugo se dirige hacia la puerta, y cuando la abre, la música deja de sonar. El joven no se puede creer el estar viendo a quien está viendo.

 

HUGO: ¿Qué estás haciendo aquí?

 

EDU: (Sonríe) Hola, Hugo.

 

-          ¿Por qué ha vuelto Edu? ¿Cómo reaccionará Hugo? ¿Afectará este regreso a su relación con Vicente?

 

-          ¿Conseguirá Jaime olvidar a Laura? ¿Rehará su vida?

 

-          ¿Superará Claudia sus problemas con el alcoholismo, o tocará fondo definitivamente?

 

-          ¿Será capaz de declarar Isra sus sentimientos a Marta? ¿Iniciarán por fin una relación, o seguirán como siempre?

 

-          ¿Volverán Andrea y Carlos a estar juntos? ¿O cada uno rehará su vida por distintos lados?

 

CONTINUARÁ…