MANERAS DE VIVIR

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Hugo permanece tras la barra, tomándose un café, y repasando unos apuntes, mientras el local permanece completamente vacío. Está tan absorto en lo que lee, que no se da cuenta cuando Carlos entra al bar y se sienta en una de las butacas, frente al joven.

 

CARLOS: ¿Cómo lo llevas?

 

Hugo levanta la cabeza, sorprendido.

 

HUGO: ¡Carlos!

 

CARLOS: (Sonríe) ¿Me pones un café?

 

HUGO: Claro.

 

El joven empieza a preparárselo. Los dos amigos permanecen en silencio hasta que se lo sirve.

 

HUGO: Aquí tienes.

 

CARLOS: Gracias.

 

Los dos se quedan en silencio, y Hugo vuelve su mirada a los apuntes. Carlos le mira atentamente.

 

CARLOS: ¿Cómo lo llevas?

 

HUGO: ¿Sinceramente?... Fatal, esto es una puta mierda.

 

CARLOS: Ya…

 

Los dos se quedan durante unos segundos en silencio, hasta que Carlos termina suspirando.

 

CARLOS: ¿Por qué no te vuelvo a dar clases?

 

HUGO: (Sorprendido) ¿En serio?

 

CARLOS: Claro. Si puedo ayudarte, sabes que voy a estar encantado de hacerlo.

 

HUGO: ¿De verdad? ¿Después de la que te lié el otro día?

 

CARLOS: Bueno, tampoco fue para tanto… y además, ya está olvidado.

 

Hugo piensa durante unos segundos, y no puede evitar el terminar esbozando una amplia sonrisa.

 

HUGO: Perfecto, ¿cuándo retomamos entonces?

 

Carlos se ríe, divertido.

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y HUGO/ SALÓN

 

Claudia está tumbada en el sofá, tapada con una manta. Parece encontrarse muy mal, y Nieves no tarda en salir de la cocina con una infusión, que se la da mientras se sienta en el borde de sofá.

 

NIEVES: Aquí tienes.

 

Claudia se reincorpora o más rápidamente que puede mientras esboza una sonrisa.

 

CLAUDIA: Gracias…

 

La joven empieza a tomarse la infusión.

 

NIEVES: Anda, que la has pillado buena, ¿eh?

 

CLAUDIA: Ni que lo digas. Además, no sé como, si siempre salgo súper abrigada de casa.

 

NIEVES: Este frío traspasa toda la ropa inimaginable.

 

Claudia vuelve a sonreír, y justo en ese momento se escucha la puerta de la entrada. Andrea no tarda en aparecer por allí, muy elegante y muy seria, dejándose caer sobre el otro sofá mientras suspira.

 

CLAUDIA: (Sorprendida) ¿Ya estás aquí?

 

NIEVES: ¿Cómo ha ido?

 

ANDREA: Mal… francamente mal.

 

NIEVES: ¿Y eso?

 

CLAUDIA: ¿Qué ha pasado?

 

ANDREA: Pues nada, la han declarado culpable de la paliza que me dieron sus amiguitos, y me va a tener que pagar una indemnización.

 

CLAUDIA: ¿Y ya está?

 

Andrea sonríe, irónica.

 

ANDREA: Oh, no, claro que no, también la encierran. Pasará dos meses en la cárcel, ¿no es fantástico?

 

Claudia y Nieves se miran, sin saber que decir, justo cuando empieza a sonar el teléfono. Nieves lo coge.

 

NIEVES: ¿Sí?... sí, soy yo… aha… ¿en serio?... no sé… la verdad es que necesitaría pensarlo… sí, muy bien… vale, gracias… hasta mañana.

 

Nieves cuelga, y las amigas de su hijo la miran, expectantes.

 

CLAUDIA: ¿Qué pasa?

 

NIEVES: (Seca) Me han ofrecido un trabajo.

 

ANDREA: ¡Bueno, por fin una buena noticia!

 

NIEVES: Es en Argentina.

 

Ahora son Andrea y Claudia las que se miran sorprendidas, sin saber que decir.

 

Canción: The hero waits

Kristen Bell, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Jared Padelecki, Hayden Pannettiere, Emma Watson

 

Capítulo 64

El camino ante mí

 

PISO DE ANDREA, CLAUDIA Y HUGO/ SALÓN

 

Claudia, Andrea y Nieves están sentadas en el sofá. Las tres permanecen en silencio, y mientras Andrea y Claudia se miran, la mujer está petrificada, sin saber como reaccionar.

 

NIEVES: ¿Qué voy a hacer?

 

ANDREA: ¿Es una buena oportunidad?

 

NIEVES: Fantástica.

 

CLAUDIA: Pues entonces, por mucho que nos duela decirlo… quizás deberías aceptarla.

 

NIEVES: (Preocupada) ¿Y Hugo?

 

ANDREA: Sí le dices lo importante que es para ti, seguro que lo entiendo.

 

Nieves mira a las dos jóvenes, sin saber que decir.

 

INSTITUTO “SAN JORGE”/ PASILLOS

 

Un grupo de jóvenes esperan ansiosos frente al corcho publicitario. Entre ellos están Marta, Isra y Laura, nerviosos. En ese momento aparece por allí la secretaria, con cara de pocos amigos, y, tras colgar una hoja, se aleja y los adolescentes se agolpan ante la misma. Todos buscan su nombre.

 

LAURA: ¡Sí!

 

ISRA: ¿Aprobada?

 

LAURA: ¡Sí!

 

ISRA: ¡Yo también!

 

LAURA: ¡Ah!

 

Los dos amigos se abrazan, emocionados, mientras Marta, nerviosa, busca su nombre. Cuando lo localiza suspira decepcionada, cosa que no pasa desapercibida para sus dos amigos.

 

LAURA: ¿Qué pasa?

 

ISRA: ¿Has suspendido?

 

MARTA: Sí…

 

LAURA: Bueno chica, no te preocupes. Es normal con todo lo que estás viviendo.

 

MARTA: Ya, pero no sé. A veces…

 

La joven se queda callada de repente, sin saber si debería seguir hablando, y sus amigos la miran, intrigados.

 

ISRA: ¿A veces qué?

 

Marta sonríe forzadamente.

 

MARTA: Nada, déjalo.

 

LAURA: No, Marta, no lo dejamos… ¿qué pasa?

 

MARTA: Nada, de verdad.

 

La chica mira su reloj, y sonríe forzadamente.

 

MARTA: Bueno chicos, perdonadme pero me tengo que ir, que la canguro hoy solo podía estar hasta la una. Nos vemos mañana, chao.

 

ISRA y LAURA: Chao.

 

Marta se aleja de allí a toda prisa, mientras los dos amigos se miran, sin entender nada.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Carlos y Andrea están sentados en el sofá de siempre, tomándose unos refrescos mientras hablan. Carlos parece muy emocionado mientras Andrea sonríe, orgullosa.

 

CARLOS: Así que he estado pensando eso… ¿qué te parece?

 

ANDREA: Perfecto.

 

CARLOS: ¿De verdad?

 

ANDREA: Claro que sí, Carlos. Si es tu sueño lucha por él. Intenta hacerlo realidad.

 

Carlos se queda pensando durante unos segundos, hasta que al final termina esbozando una ilusionada sonrisa.

 

CARLOS: ¿Sabes? Puede que tengas razón.

 

ANDREA: (Sonríe) Por supuesto que la tengo.

 

Carlos se ríe, divertido, mientras se saca unos folletos del bolsillo.

 

CARLOS: Mira, todo esto me lo trajo Hugo el otro día para que me fuese informando y tal.

 

ANDREA: Vaya, no has perdido el tiempo.

 

CARLOS: Ya te he dicho que me lo trajo Hugo.

 

ANDREA: Ya, que no me parece mal. De verdad, me parece perfecto que vayas a intentarlo, Carlos.

 

CARLOS: Entonces cuento con tu apoyo, ¿no?

 

ANDREA: (Sonríe) Por supuesto.

 

CARLOS: Perfecto… ¡voy a ser profesor!

 

Andrea se ríe, contenta por su amigo.

 

PISO DE ANDREA, CLAUDIA Y HUGO/ DORMITORIO DE HUGO

 

Ya es mediodía, y Hugo se está metiendo unos libros en la mochila a toda prisa, cuando se escuchan unos leves golpes en la puerta. El joven se extraña, pero no deja de hacer lo que ya estaba haciendo.

 

HUGO: Adelante.

 

La puerta se abre, dando paso a Nieves.

 

NIEVES: Hijo, ¿tienes un momento?

 

HUGO: Pues la verdad es que no mucho, mamá. Estando Kass de baja tengo que pegarme el día en el Four. Ahora está Diego, pero como tarde mucho más, me va a matar, o lo que es peor… me va a despedir.

 

NIEVES: (Suspira) Bueno, pues si tienes tanta prisa…

 

La mujer se dispone a salir del dormitorio de su hijo, pero éste, tras pensar unos segundos, termina suspirando.

 

HUGO: Si son cinco minutos…

 

Nieves sonríe forzadamente.

 

NIEVES: No, hijo, no te preocupes. Ya hablaremos ésta noche cuando vuelvas.

 

HUGO: ¿Seguro? ¿No es nada importante?

 

NIEVES: No… vete tranquilo.

 

HUGO: Bueno, vale.

 

Hugo cierra la mochila, y da un beso a su madre.

 

HUGO: Hasta luego.

 

NIEVES: Chao.

 

El joven sale de allí a toda prisa. Nieves, triste, se acerca hasta la cama de su hijo, donde se sienta lentamente. Tras echar un vistazo a su alrededor llora, triste.

 

PISO DE CARLOS Y JAIME/ SALÓN

 

Ya por la tarde, Jaime y Laura están sentados en el sofá. Permanecen abrazados y tapados con una manta mientras ven la televisión. Jaime parece muy atento, pero a Laura parece preocuparle algo.

 

LAURA: ¿Podríamos hablar un segundo?

 

JAIME: ¿No puede ser cuando termine la peli?

 

LAURA: Es que estoy muy preocupada…

 

Jaime para la película, también preocupado.

 

JAIME: ¿Preocupada por qué? ¿Te pasa algo?

 

LAURA: No, a mí no… a Marta.

 

JAIME: ¿Qué ha pasado? ¿Le ha pasado algo a la niña?

 

LAURA: No, a la niña no. Es a ella.

 

JAIME: ¿Qué le pasa?

 

Laura se queda pensando durante unos segundos, hasta que al final termina suspirando.

 

LAURA: No le va bien en el instituto. Tiene mucho curro con Esperanza, y creo que está teniendo problemas para compaginar las dos cosas. Está suspendiendo todo.

 

JAIME: (Extrañado) ¿Y de verdad pensabais que iba a poder compaginarlo?

 

LAURA: ¿Por qué no?

 

JAIME: ¿Sabes lo difícil que es a vuestra edad tener un hijo? ¿Incluso a la mía? ¿Y encima adaptarte a esa nueva situación, y compaginarla con los estudios? Es prácticamente imposible.

 

LAURA: Ya, pero…

 

JAIME: (Interrumpiéndola) Mira, lo que mejor podría hacer sería dejar el instituto. Así podrá centrarse en Esperanza, y cuando ella sea más mayor, retomar los estudios si quiere.

 

Laura está a punto de responder a su novio, pero justo en ese momento suena el timbre y el joven se levanta.

 

JAIME: Disculpa un momento.

 

LAURA: Claro.

 

Jaime se dirige hacia la puerta, y, al abrirla, se encuentra con su vecina, que sonríe tímidamente.

 

PEPA: Buenas tardes, Jaime.

 

JAIME: (Sonríe) Hola Pepa, ¿sucede algo?

 

PEPA: Pues es que iba a ducharme, y me he dado cuenta de que no me baja el agua caliente… quería saber si aquí tenéis, o es cosa mía…

 

JAIME: No, aquí si tenemos, he ido hace cinco minutos a por agua y salía caliente.

 

PEPA: (Suspira) Pues entonces no entiendo que es lo que puede pasar…

 

JAIME: ¿Quieres que me pase un segundo a mirarlo?

 

PEPA: ¿Y no le importará a tu acompañante?

 

JAIME: Laura, ¿te importa?

 

La joven sonríe forzadamente.

 

LAURA: No, claro que no. Yo espero aquí.

 

JAIME: Vale, pues enseguida vuelvo.

 

PEPA: Gracias.

 

Jaime y su vecina salen de allí cerrando la puerta tras ellos. Laura, una vez se asegura de que está sola, se levanta del sofá y coge rápidamente el móvil de su novio, que está sobre la mesa. Empieza a mirar los mensajes, hasta que ve uno de Nieves. Tras dudarlo durante unos segundos, finalmente se decide a abrirlo, y empieza a leerlo.

 

LAURA: De verdad que me encantaría ayudarte, pero no puedo. Lo siento, un beso.

 

La joven, extrañada, sale de ese mensaje y entra a otro, que también lee.

 

LAURA: No insistas más, yo no sé nada.

 

Laura sale del mensaje.

 

LAURA: ¿Qué se traerán entre manos éstos dos?

 

Cuando está a punto de abrir otro mensaje, se escucha como una puerta se cierra en el exterior. Inmediatamente deja el móvil de nuevo sobre la mesa, asustada, y Jaime no tarda en regresar a casa, sonriendo forzadamente.

 

JAIME: Perdona. La pobre mujer se acaba de quedar viuda, y cada vez que tiene algún problema de ese tipo acude a nosotros, porque ella no tiene ni idea, de esas cosas se encargaba su marido.

 

LAURA: No pasa nada.

 

Jaime vuelve a sentarse en el sofá, y hace que la joven se recueste sobre su pecho.

 

JAIME: Bueno, ¿de que estábamos hablando?

 

LAURA: De nada. Pon la pelí otra vez.

 

JAIME: ¿Segura?

 

LAURA: Sí, tranquilo. Está todo bien.

 

JAIME: Vale…

 

Jaime vuelve a poner la película y se sumerge en ella, mientras Laura permanece en silencio, pensando en todos los mensajes que acaba de leer.

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y HUGO/ SALÓN

 

Comienza a anochecer, y Claudia continúa tumbada en el sofá, tapada con una manta, y sin parar de sonarse la nariz, de toser y de estornudar. En ese momento la puerta del piso se abre, dando paso a una ilusionada Andrea.

 

ANDREA: ¡Buenas tardes!

 

CLAUDIA: ¡Hombre, la desaparecida! ¿Dónde has estado? No has parado por casa en todo el día.

 

ANDREA: He estado ayudando a Carlos a hacer unas cosas.

 

CLAUDIA: (Extrañada) ¿Qué cosas?

 

ANDREA: No puedo decírtelo todavía… ¿dónde está Nieves?

 

CLAUDIA: Ha salido a comprarme más infusiones… al final acabaré sacando hierba hasta por las orejas.

 

Andrea se ríe, divertida, mientras se sienta en el otro sofá.

 

CLAUDIA: Bueno, pero cuéntame, ¿qué has estado haciendo con Carlos? Al no ser que… bueno, ya me entiendes. Si habéis estado haciendo eso, no hace falta que me lo cuentes.

 

ANDREA: No, tranquila, no hemos estado follando…

 

Las dos se quedan en silencio durante unos segundos, hasta que Andrea no puede aguantar más.

 

ANDREA: Está bien, si insistes tanto, te lo voy a contar… pero no se lo puedes decir a nadie, ¿eh?

 

CLAUDIA: Andrea, si n o me lo puedes decir, yo…

 

ANDREA: (Interrumpiéndola) Deja de insistir, ¿quieres? Lo que pasa es que Carlos se está planteando el ir a la Universidad.

 

CLAUDIA: (Sorprendida) ¿En serio?

 

ANDREA: Aha. ¿No es fantástico?

 

Claudia se queda durante unos segundos en silencio hasta que al final no puede evitarlo más y se empieza a reír descontroladamente, ante la sorpresa de su amiga.

 

ANDREA: ¿Qué pasa?

 

CLAUDIA: ¡No me lo puedo creer!

 

ANDREA: ¿El qué?

 

CLAUDIA: ¿En serio piensa ir a la Universidad?

 

ANDREA: No entiendo cual es el problema…

 

Claudia consigue tranquilizarse un poco.

 

CLAUDIA: Seamos serios por un momento, por favor… ¿qué hace un chico de veinte años, veintiuno cuando lo haga, entrando a la Universidad?

 

ANDREA: Hay mucha gente más mayor que va, así que sigo sin ver cual es el verdadero problema…

 

CLAUDIA: Pues que va a hacer el ridículo, ese es el autentico problema.

 

ANDREA: Ya…

 

Andrea, suspirando, se levanta del sofá.

 

ANDREA: ¿Sabes? Al menos él, como Hugo, no se conforma con ser un simple camarero o profesor de clases particulares. Aspiran a algo más, y a lo mejor deberías de ser un poquito más humilde y aprender de ellos.

 

La joven sale de allí, indignada, mientras Claudia se queda pensando en sus palabras, sin saber que decir.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Ya es completamente de noche, y el local permanece cerrado. Hugo está barriendo el suelo, cuando escucha unos golpes en la puerta. Extrañado, se gira y, a través del cristal, ve a su madre. Todavía más sorprendido, se dirige a abrir.

 

HUGO: Mamá, ¿qué estás haciendo aquí? Ya está cerrado, y no puede haber nadie más que yo.

 

NIEVES: Por favor, hijo, necesito hablar contigo.

 

HUGO: ¿Y no podías esperar a que volviera a casa?

 

NIEVES: No. Es algo que me está consumiendo por dentro, y necesito contártelo.

 

Hugo se queda pensando durante unos segundos hasta que finalmente abre la puerta del todo permitiendo el paso de su madre, la cual le sonríe.

 

NIEVES: Gracias.

 

HUGO: Pero sé breve, por favor.

 

NIEVES: Sí, no te preocupes. Lo seré.

 

Nieves se sienta en uno de los sofás, y su hijo la observa.

 

HUGO: ¿Quieres que te ponga algo en un momento?

 

NIEVES: No… no, como te he dicho será solo un momento, y es que de verdad, no aguantaba más sin contártelo.

 

Hugo se sienta frente a su madre, impaciente.

 

HUGO: Venga, pues suéltalo ya.

 

NIEVES: No sé si te va a hacer mucha gracia, Hugo.

 

HUGO: (Suspira) Vamos, mamá, ¿quieres soltarlo de una vez?

 

NIEVES: Está bien, está bien. ¿Recuerdas aquella empresa de publicidad en la que estuve hasta hace un par de años?

 

HUGO: Aha,

 

NIEVES: Pues me han llamado ésta mañana ofreciéndome una tentadora oferta de trabajo.

 

HUGO: (Sorprendido) ¿En serio?

 

NIEVES: Sí.

 

HUGO: ¡Pero mamá, eso es fantástico! No entiendo porque me decías que no sabías como me lo iba a tomar, si me alegro un montón por ti, ¡es maravilloso!

 

NIEVES: Pero es que todavía no he terminado de contártelo.

 

HUGO: ¿Qué pasa?

 

Nieves piensa durante unos segundos las palabras adecuadas, para, finalmente, terminar suspirando.

 

NIEVES: El trabajo es en Argentina.

 

HUGO: (Sorprendido) ¿Cómo?

 

La mujer baja la cabeza, sin saber que responder.

 

INSTITUTO “SAN JORGE”/ PATIO

 

Un nuevo día amanece en la ciudad, y, a la hora del recreo, Marta se come su bocadillo sentada en las escaleras de la entrada del instituto, mientras piensa en sus cosas. Permanece tan absorta que no se da cuenta de la llegada de Isra, que se sienta a su lado.

 

ISRA: Espero que al menos eso que estás pensando sea entretenido.

 

Marta se gira hacia su amigo, asustada.

 

MARTA: ¡Joder! ¿Cuánto rato llevas ahí?

 

ISRA: No te preocupes, acabo de llegar… ¿qué es lo que te tenía en ese estado de empanamiento total?

 

MARTA: (Suspira) Nada, tonterías.

 

ISRA: ¿Tonterías? ¿En serio?

 

MARTA: (Molesta) Sí, Isra, tonterías. Y déjalo ya, ¿quieres?

 

ISRA: Vamos, Marta… vale que ya no nos acostemos juntos, pero creo que te he demostrado con creces que puedes confiar en mí, ¿no?

 

La joven se queda en silencio durante unos segundos, pensando, hasta que al final termina suspirando.

 

MARTA: Estoy pensando en dejar el instituto.

 

ISRA: (Sorprendido) ¿Cómo?

 

A Marta se le llenan los ojos de lágrimas, triste.

 

MARTA: No puedo más, Isra, todo esto me supera. En casa no puedo estudiar, porque tengo a Esperanza llorando. Tampoco puedo dormir, porque la sigo teniendo llorando. Muchas veces no puedo venir, porque la canguro no está disponible… ¿y de verdad pensaba que así podría sacarme el curso? ¿Dónde coño tenía la cabeza?

 

ISRA: Marta, por favor, no lo eches ahora todo por tierra. Eres una tía inteligente, y yo no he dudado en ningún momento que podrías con esto. ¿Qué cuesta? Por supuesto, nadie dijo que fuera fácil. Pero solo será imposible si dejas de intentarlo.

 

Marta mira a su amigo durante unos segundos en silencio, hasta que se levanta, suspirando.

 

MARTA: Lo siento Isra, pero la decisión ya está tomada… no hay marcha atrás.

 

La joven se levanta de las escaleras y se aleja de allí, ante la preocupada mirada de su amigo.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Claudia, bastante mejor que el día anterior, permanece tras la barra secando la vajilla, cuando Carlos entra por allí con unos libros en su regazo, y se sienta en una butaca.

 

CARLOS: Me alegra ver que estás mejor.

 

CLAUDIA: ¡Carlos! Gracias. ¿Quieres que te ponga algo?

 

CARLOS: No, gracias. ¿Está Hugo?

 

CLAUDIA: No, vendrá enseguida, me ha dicho que le esperes aquí cinco minutillos.

 

CARLOS: Vale, entonces ponme un café con leche.

 

CLAUDIA: (Sonríe) Claro.

 

Claudia empieza a prepararlo, y no tarda en servírselo sin borrar la sonrisa de su cara.

 

CLAUDIA: Aquí tienes.

 

CARLOS: Gracias.

 

El joven empieza a tomárselo mientras Claudia le observa en silencio, todavía con la sonrisa en la cara. El joven se termina extrañando.

 

CARLOS: ¿Pasa algo?

 

CLAUDIA: Andrea me ha contado que te estás planteando el ir a la universidad.

 

CARLOS: (Suspira) Será bocazas…

 

CLAUDIA: No te preocupes, el secreto está a salvo conmigo.

 

CARLOS: Ya bueno, de todos modos no creo ya que quede mucha gente por saberlo.

 

Los dos se quedan unos segundos en silencio, hasta que Claudia no puede evitar el echarse a reír.

 

CLAUDIA: ¿Y de verdad te lo estás pensando?

 

CARLOS: (Extrañado) ¿Qué pasa?

 

CLAUDIA: No me puedo creer que yo sea la única que vea rara toda esta historia.

 

CARLOS: ¿Rara por qué?

 

CLAUDIA: Porque Carlos, no nos engañemos, tú ya tienes una edad. Lo único que vas a conseguir yendo a la universidad es hacer el ridículo.

 

CARLOS: (Sorprendido) ¿Eso es lo que realmente piensas?

 

CLAUDIA: Sí no lo fuese no te lo estaría contando, ¿no?

 

CARLOS: Ya. Pues perdóname, pero creo que aquí la única que está haciendo el ridículo eres tú.

 

CLAUDIA: ¿Yo el ridículo? ¿Y eso por qué?

 

CARLOS: Por no respetarme. ¿Sabes? Esto es una decisión muy importante para mí, y me gustaría recibir el apoyo de mis amigos. Pero ya veo una que no lo es tanto como creía.

 

Claudia se queda callada al escuchar éstas palabras del chico, mientras éste se toma el resto del café de un trago y se levanta de la butaca.

 

CLAUDIA: Carlos…

 

CARLOS: (Interrumpiéndola) No te preocupes, esperaré a Hugo fuera. Hasta luego.

 

Carlos sale del local bastante decepcionado, ante la mirada de Claudia, que se da cuenta de que ha metido la pata hasta el fondo.

 

CALLES DE GIJÓN

 

Hugo camina rápidamente por las calles de la ciudad, en dirección hacia el Four. Parece llevar bastante prisa e ir muy agobiado, cuando se cruza con Isra.

 

ISRA: ¡Hugo! Por fin te encuentro, llevo un buen rato buscándote.

 

HUGO: ¿Tú no deberías de estar en clase?

 

ISRA: Sí, pero necesito hablar un segundo contigo.

 

HUGO: Pues la verdad es que tengo un montón de prisa y no me puedo entretener, así que si quieres pásate esta tarde un rato por el Four, te invito a algo, y me cuentas.

 

ISRA: Es importante.

 

HUGO: Y no digo que no, pero de verdad Isra, Carlos me está esperando para darme clases y ya llevo un cuarto de hora de retraso. Hablamos esta tarde, ¿vale?

 

Hugo continúa andando, pero Isra le sigue.

 

ISRA: Marta quiere dejar el instituto.

 

El joven por fin se detiene a escuchar y, sorprendido, se gira hacia su amigo.

 

HUGO: ¿Cómo?

 

ISRA: Pues eso, que dice que toda la situación con Esperanza y tal la está superando, que no puede con todo, y que está pensando en dejarlo.

 

HUGO: Pero no puede hacer eso, si lo hace se arrepentirá. Vale que yo no lo deje porque quisiera, pero mírame ahora, intentando sacarme un título, porque es lo mínimo que deberíamos tener.

 

ISRA: Lo sé, y por eso recurro a ti, porque creo que eres al único al que puede hacerle caso, siendo que no acabaste el bachiller, y que ahora te estás preparando para hacer otra cosa.

 

HUGO: No sé, Isra.

 

ISRA: Por favor…

 

Hugo se queda pensando en silencio durante unos segundos, hasta que termina suspirando.

 

HUGO: Bueno, está bien. Mándamela esta tarde para el Four y hablaré con ella.

 

ISRA: ¿En serio?

 

HUGO: Pero no prometo nada, ¿eh?

 

ISRA: Como has cambiado…

 

Isra abraza a su amigo, contento, ante la sorpresa de éste, que no sabe como reaccionar.

 

ISRA: Eres el mejor.

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y HUGO/ SALÓN

 

La estancia está completamente vacía, pero, a pesar de ello, se escucha como alguien hace la comida en la cocina. De pronto el timbre empieza a sonar, y, tras parar el fuego, Nieves cruza el salón y se dirige hacia la puerta, encontrándose de frente con Laura.

 

LAURA: Buenos días.

 

NIEVES: Eh… hola… lo siento, pero no están ni Claudia, ni Andrea, ni Hugo, si quieres que les diga algo…

 

LAURA: No, si realmente venía a hablar contigo.

 

NIEVES: (Sorprendida) ¿Conmigo?

 

LAURA: Aha. ¿Puedo pasar?

 

NIEVES: Pues la verdad es que estaba haciendo la comida, y…

 

LAURA: (Interrumpiéndola) Será solo un momento.

 

Nieves piensa durante unos segundos, hasta que al final termina suspirando y abre la puerta del todo.

 

NIEVES: Está bien, pasa.

 

LAURA: Gracias.

 

La joven entra al piso, y Nieves cierra la puerta. Ambas se sientan en uno de los sofás.

 

NIEVES: Bueno, ¿y qué sucede? ¿Ha pasado algo con Hugo?

 

LAURA: No, no vengo ha hablar sobre Hugo, sino sobre Jaime. No sé si lo sabes, pero soy su novia.

 

NIEVES: (Incómoda) Ya…

 

LAURA: Mira, sé que os traéis algo entre manos. Él no me lo quiere contar, dice que hay cosas que es mejor no saber, pero yo quiero saberlas. Así que tú eres mi último recurso para saber qué coño es lo que está pasando.

 

NIEVES: No está pasando nada, Laura.

 

LAURA: ¿No estaréis…?

 

NIEVES: (Interrumpiéndola) No… ¡No, Dios! Pero si podría ser su madre…

 

LAURA: ¿Entonces qué pasa? ¿Por qué tanto secretismo? No entiendo nada…

 

Nieves se queda pensativa durante unos segundos, hasta que al final termina suspirando.

 

NIEVES: Mira Laura, lo que pasa entre Jaime y yo es que él cree que yo tengo información sobre algo que le interesa mucho, y está insistiendo para que se la dé, pero el problema es que yo no sé nada, y no sé como quiere que se lo diga.

 

LAURA: (Extrañada) ¿Información sobre qué?

 

NIEVES: Eso yo ya no te lo puedo decir, Laura. Si no te lo quiere contar él, yo no soy nadie para hacerlo tampoco.

 

Laura mira a la mujer y le sonríe, comprensiva.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Ya es por la tarde, y Hugo permanece tras la barra, tomándose un refresco mientras lee una revista cuando Marta, empujando el carrito de Esperanza, entra al local y llega hasta la barra, sentándose en una de las butacas.

 

MARTA: Buenas tardes.

 

HUGO: (Sonríe) ¡Hola! ¿Qué tal? ¿Qué te pongo?

 

MARTA: Un café solo, por favor. Como no me meta cafeína al cuerpo, corro el riesgo de caerme redonda en cualquier momento y lugar.

 

El joven se ríe, divertido, y no tarda en preparárselo y servírselo.

 

HUGO: Aquí tienes.

 

MARTA: (Sonríe) Gracias.

 

Marta empieza a tomárselo y los dos permanecen en silencio durante unos segundos, hasta que Hugo termina suspirando.

 

HUGO: Isra me ha contado lo que estás pensando hacer con el instituto.

 

MARTA: (Suspira) Joder…

 

HUGO: Mira Marta, yo no quiero meterte ninguna charla, ni nada parecido. Solo te digo que si tomas la decisión de dejarlo, luego no te arrepientas. Tú puedes hacerlo, eres una tía con un par de cojones. Demuéstraselo al mundo.

 

MARTA: No es tan fácil, Hugo. Tú no tienes una hija a la que cuidar. No sabes por lo que estoy pasando.

 

HUGO: No, no lo sé. Solo sé que a estas edades nada es fácil, y que no eres la primera madre adolescente que estudia, ni serás la última. Y que muchas de ellas se han sacado el título gracias a la perseverancia y al no hundirse en el primer suspenso que tengan.

 

MARTA: Pero ellas seguro que tenían una familia que les apoyaba.

 

Hugo coge a su amiga de la mano, esbozando una cómplice sonrisa.

 

HUGO: Y tú nos tienes a todos nosotros.

 

Marta mira al joven emocionada, sin saber que decir.

 

PISO DE CARLOS Y JAIME/ SALÓN

 

Comienza a anochecer, y Carlos está sentado en el sofá comiéndose una ensalada mientras ve la televisión. En ese momento suena el timbre, y el joven, extrañado, se dirige a abrir; es Claudia.

 

CLAUDIA: Buenas noches.

 

CARLOS: (Seco) ¿Qué estás haciendo aquí?

 

CLAUDIA: Me gustaría hablar un segundo contigo… ¿puedo pasar?

 

CARLOS: No creo que sea buena idea, Claudia. Lo que tengas que decirme, dímelo aquí.

 

Claudia suspira, y baja su cabeza, avergonzada.

 

CLAUDIA: Yo… solo quería pedirte disculpas por mi actuación de ésta mañana. He sido una estúpida diciéndote todo lo que te he dicho.

 

CARLOS: (Molesto) Sí, sí que lo has sido.

 

CLAUDIA: Pero Carlos, te haya dicho lo que te haya dicho esta mañana, quiero que sepas que si eso es lo que te hace feliz, yo te apoyo y estoy a tu lado. Porque soy tu amiga, y lo que más me importa es la felicidad de mis amigos.

 

Carlos se queda durante unos segundos en silencio, mirando a la joven, hasta que al final esboza una sonrisa.

 

CARLOS: No sabes lo que significan esas palabras para mí, Claudia.

 

La chica sonríe, y los dos amigos se abrazan. Ninguno de los dos se da cuenta de que Andrea, al final del pasillo, observa todo, celosa.

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y HUGO/ DORMITORIO DE HUGO

 

Ya es completamente de noche, y Hugo, ya en pijama, permanece tumbado en su cama, leyendo un libro, cuando unos leves golpes en la puerta hacen que lo deje de lado.

 

HUGO: Adelante.

 

La puerta se abre, dando paso a Nieves.

 

NIEVES: ¿Puedo?

 

HUGO: (Sonríe) Claro, pasa.

 

La mujer cierra la puerta, y se sienta en el borde de la cama de su hijo.

 

NIEVES: Hijo, yo solo venía a decirte que si tú crees que no debo de ir a Argentina, que si me vas a necesitar aquí, yo…

 

HUGO: (Interrumpiéndola) Mamá, vete.

 

NIEVES: (Sorprendida) ¿Cómo?

 

HUGO: Es una gran oportunidad, ¿cómo vas a rechazarla? Además yo voy a estar bien; tengo amigos, que son la mejor familia que se puede tener, porque es la que tú eliges. Tengo un piso, un trabajo, y ahora voy a volver a estudiar. Así que no te preocupes por mí, mamá, porque voy a estar muy bien.

 

A la mujer se le llenan los ojos de lágrimas.

 

NIEVES: ¿De verdad?

 

HUGO: De verdad.

 

Madre e hijo se abrazan, emocionados.

 

CONTINUARÁ…