MANERAS DE VIVIR

 

ESTACIÓN DE TREN DE GIJÓN/ INTERIOR

 

Isra, Laura y Marta están sentados en la sala de espera. Los tres parecen bastante nerviosos e impacientes, y no paran de mirar el reloj, hasta que Marta termina suspirando.

 

MARTA: Lo de ésta chica es desesperante… ¿cuándo llegará el día en el que sea puntual?

 

ISRA: Ya sabes que nunca.

 

LAURA: Chicos, no seáis así que todavía falta un cuarto de hora para que salga el tren. La culpa ha sido nuestra, por ser tan previsores…

 

MARTA: (Molesta) ¡Eso encima! Ponte de su parte, encima de que es ella la que llega tarde…

 

LAURA: Pero llegará. Siempre llega, justa pero llega.

 

MARTA: Yo ya aviso que no pienso perder el tren por su culpa.

 

ISRA: Y no lo vamos a perder. Si cuando salga el tren aún no ha llegado, una pena, pero será solo ella la que se quede en tierra.

 

LAURA: Mira que sois…

 

Marta e Isra se miran, cómplices, y no pueden evitar el echarse a reír, divertidos.

 

ESTACIÓN DE TREN DE GIJÓN/ EXTERIOR

 

Andrea corre como una loca por la calle, hacia la puerta. Le cuesta un poco porque tiene que arrastrar una enorme maleta. Mira su reloj y suspira, cansada, hasta que nota una mano cogiéndole el brazo.

 

ANDREA: ¿Qué coño…?

 

La joven, al girarse, se encuentra frente a frente con Carlos, que le sonríe.

 

CARLOS: Hola.

 

ANDREA: (Molesta) ¿Qué estás haciendo? Tengo mucha prisa, voy a perder el tren.

 

CARLOS: Me voy con vosotros.

 

ANDREA: (Sorprendida) ¿Cómo?

 

Andrea se percata de que su ex novio lleva una mochila a sus espaldas, y sostiene un billete de tren en la otra mano.

 

CARLOS: Pues eso, que me voy con vosotros.

 

ANDREA: No creo que sea una buena idea teniendo en cuenta todo lo que ha pasado entre nosotros… a lo mejor el viaje se vuelve un poquito incómodo, ¿no crees?

 

CARLOS: No tiene por qué… si borramos todo lo sucedido.

 

ANDREA: (Extrañada) ¿Qué quieres decir?

 

CARLOS: Que he sido un estúpido, Andrea, eso es lo que quiero decir. He sido un estúpido al dejarte marchar, un estúpido y un imbécil.

 

ANDREA: Carlos…

 

CARLOS: (Interrumpiéndole) Por eso te pido que me dejes ir con vosotros a Barcelona. Tomémoslo como unos días de reposo, y como un nuevo empezar en nuestra relación. Por favor.

 

Andrea se queda pensando durante unos segundos, dudosa, hasta que finalmente termina sonriendo.

 

ANDREA: Está bien, vente.

 

CARLOS: ¿En serio?

 

ANDREA: Aha.

 

CARLOS: Eres la mejor, Andrea. Te quiero.

 

La pareja se besa apasionadamente ante la mirada de los indiscretos que se dirigen también hasta la estación o salen de ella.

 

Canción: The hero waits

Kristen Bell, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Jared Padelecki, Hayden Pannettiere, Emma Watson

 

Capítulo 70

Barcelona

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Hugo, tras la barra, habla animadamente con Vicente, el cual se encuentra sentado en una de las butacas tomándose un café. Los dos parecen muy embobados y se ríen por cualquier cosa, cuando Jaime aparece por allí. El chico, al verles, no puede evitar el esbozar una sonrisa, aunque Hugo intenta disimular y se acerca a su amigo.

 

JAIME: Vaya, vaya, no me lo puedo creer… ¡estás coqueteando con él?

 

HUGO: ¿Con Vicente?

 

Hugo se ríe, nervioso.

 

HUGO: Para nada. Es simplemente un cliente muy fiel, con el que me llevo muy bien, nada más.

 

Jaime mira a su amigo, sin creerle, poniéndole cada vez más nervioso.

 

JAIME: Ya, claro.

 

HUGO: En serio Jaime, te lo digo de verdad. No hay absolutamente nada entre él y yo.

 

JAIME: Hugo, que no tienes que darme explicaciones de nada. Si estás con él, me parece perfecto, y si no, es que sois tontos porque está claro que os moláis. Lo que no entiendo es esa fijación que tienes por querer estar solo ahora después de lo que te pasó el año pasado… supéralo y lánzate con éste chico.

 

HUGO: Ya, bueno…

 

Hugo esboza una falsa sonrisa.

 

HUGO: ¿Te pongo algo?

 

Jaime no puede evitar el echarse a reír, divertido, aunque pronto vuelve a ponerse serio.

 

JAIME: No. Lo cierto es que si he venido no es para tomar algo, sino porque necesito tu ayuda.

 

HUGO: (Extrañado) ¿Mi ayuda?

 

JAIME: Sí. Necesito que te reconcilies con tu padre y busques unos documentos para mí.

 

HUGO: (Sorprendido) ¡¿Cómo?! Se te va un poco la cabeza a ti, ¿verdad?

 

JAIME: Escucha, Hugo; son unos documentos que para mí son muy importantes, y que no están en su despacho porque ya los he buscado yo allí.

 

Hugo parece muy confundido.

 

HUGO: Pero es que no entiendo nada, Jaime… ¿qué tienes que ver tu con mi padre? ¿Qué tenéis en común?

 

JAIME: El asesinato de mis padres.

 

HUGO: ¿Qué?

 

Jaime empieza a contarle toda la historia a su amigo, el cual no pierde detalle de lo que escucha.

 

HOTEL “5 LUNAS” (BARCELONA)/ HALL

 

El hall del hotel está lleno de turistas recién llegados, u otros que ya se marchan. Andrea, Isra, Marta, Laura y Carlos entran al lugar y miran todo con atención excepto Marta, que va hablando por teléfono.

 

ISRA: Joder, está genial.

 

ANDREA: Hombre, podría haber sido de cinco estrellas, pero bueno…

 

Marta, Laura e Isra miran mal a su amiga, la cual se encoge de hombros.

 

ANDREA: ¿Qué? Es una broma, ¿vale?

 

ISRA: Voy a ir a por las llaves de las habitaciones.

 

ANDREA: Espera, que voy contigo.

 

CARLOS: Y yo.

 

Los tres amigos se alejan de allí, y Marta por fin cuelga el teléfono en ese momento.

 

MARTA: Joder, no llevo ni cinco horas sin la niña y ya la estoy echando de menos.

 

LAURA: Por Dios Marta, olvídate de eso, que por fin tienes unos días de libertad, sin responsabilidades.

 

Marta guarda el móvil en el bolsillo, con una falsa sonrisa dibujada en su rostro.

 

MARTA: Sí, tienes razón. Voy a intentar disfrutar de estos pocos días de descanso.

 

LAURA: Muy bien, como tiene que ser.

 

Las dos amigas se quedan en silencio durante unos segundos, hasta que Laura termina suspirando.

 

LAURA: ¿Por qué ha tenido que venir Carlos?

 

MARTA: Bueno, no pasa nada porque lo haya hecho, ¿no? Quiero decir, también es nuestro amigo.

 

LAURA: Ya, pero no es por eso. Es porque no me apetece tener que estar soportando sus coqueteos con Andrea todo el puto viaje.

 

MARTA: Oh, Laura, vamos. Si fuiste tú misma la que dijiste que no le veías futuro a esa pareja… además, me dijiste que habían roto ya, ¿no?

 

LAURA: Sí, rompieron… pero cuando Carlos vino a contármelo, le dije que intentase volver con ella, porque se nota desde lejos lo mucho que la quiere.

 

Las dos amigas miran hacia ellos, y ven como ambos coquetean ante el mostrador entre risas.

 

MARTA: Eso está muy bien, Laura.

 

LAURA: (Extrañada) ¿Perdona?

 

MARTA: Pues eso tía, que está muy bien. Sabes lo que eso significa, ¿verdad?

 

LAURA: (Irónica) Sorpréndeme.

 

MARTA: Eso quiere decir que por fin lo estás superando. Te ha costado mucho, pero lo estás haciendo, Laura. Estás olvidando a Carlos, y lo estás dejando marchar.

 

LAURA: Yo había olvidado a Carlos hace días ya.

 

MARTA: Sabes perfectamente que no. Pero esto es bueno, tía. Por fin vas a poder ser feliz.

 

Laura mira a su amiga, dudosa, hasta que finalmente termina suspirando.

 

LAURA: Pero mira que dices tonterías…

 

Marta está a punto de responder, pero justo en ese momento sus amigos llegan hasta ellos. Isra tiene una amplia sonrisa dibujada en su rostro.

 

ISRA: Ya las tenemos, chicas.

 

CARLOS: Sí, aunque ha habido un pequeño cambio de planes.

 

LAURA: (Molesta) ¿Qué pequeño cambio?

 

ANDREA: Carlos y yo compartiremos habitación… y vosotros tres dormiréis en la misma.

 

LAURA: ¡¿Cómo?!

 

Isra, antes de que Laura se enfade más, se coloca entre ella y Marta y coge a las dos por los hombros, sonriente.

 

ISRA: ¿No es fantástico? Vamos a estar los tres en la misma habitación… ¡seguro que lo pasamos en grande!

 

LAURA: (Irónica) Sí, seguro.

 

Laura coge su maleta y comienza a caminar hacia el ascensor, mientras sus cuatro amigos se miran, dándose cuenta de que quizás la nueva distribución de las habitaciones no haya sido tan buena idea.

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y HUGO/ COCINA

 

Ya es mediodía, y Claudia permanece de pie frente a la encimera. Parece bastante cansada y triste. Tras pensar durante unos segundos, abre la puerta de uno de los armarios y saca una botella de vino. Coge una copa, y empieza a llenársela. Se la bebe de un solo trago, y vuelve a llenarla de nuevo. Antes de que pueda empezar a beberla de nuevo, Hugo aparece por allí.

 

HUGO: Buenos días.

 

CLAUDIA: (Sorprendida) ¿Qué estás haciendo aquí?

 

HUGO: No te preocupes, ahora mismo vuelvo al bar… aprovechando que estaba vacío, lo he cerrado un segundo.

 

CLAUDIA: (Molesta) ¿Qué has hecho qué?

 

HUGO: Mira, no te preocupes. Ya te he dicho que estaba vacío, y además a estas horas no suele venir nadie.

 

CLAUDIA: Pero basta con que hoy esté cerrado para que precisamente vaya alguien.

 

Hugo suspira, intentando no perder la paciencia.

 

HUGO: Claudia, si lo he cerrado es porque tenía algo importante que hacer en casa. Tú otras veces también has tenido cosas importantes que hacer y no ha pasado nada, ¿no?

 

CLAUDIA: (Suspira) Vale, está bien. Que no tengo ganas de discutir.

 

HUGO: No, yo tampoco, no te creas.

 

Hugo se dispone a marcharse de allí, pero antes de hacerlo, se gira de nuevo hacia su amiga.

 

HUGO: Por cierto, Claudia… ¿no es demasiado pronto para beberte ya dos copas de vino?

 

El joven se marcha de allí ante la incredulidad de su amiga, que mira la copa de vino sin saber si tomársela o no.

 

CLAUDIA: A la mierda.

 

La chica, sin hacer caso a las palabras de su compañero, se la vuelve a tomar de un solo trago.

 

HOTEL “5 LUNAS” (BARCELONA)/ PATIO

 

Ya es por la tarde. Andrea y Carlos están metidos en el jacuzzi, abrazados. Los dos parecen muy acaramelados y muy felices de estar juntos. Andrea besa el cuello de su novio.

 

ANDREA: No sabes como me alegro de que hayas venido…

 

CARLOS: Y yo de haberlo hecho.

 

La pareja se da un beso, los dos muy felices.

 

ANDREA: Oye, he estado pensando que a lo mejor deberíamos ya contarles a todos que estamos juntos.

 

CARLOS: ¿Tú crees?

 

ANDREA: Hugo ya lo sabe.

 

CARLOS: ¿Ya le has llamado?

 

ANDREA: En cuanto te fuiste al baño de la estación.

 

Carlos no puede evitar el echarse a reír, divertido.

 

CARLOS: Sí, tienes razón, supongo que tendremos que contárselo a lo largo del viaje… pero antes podríamos disfrutar un poco más del hecho de que no lo sepa nadie todavía, ¿no?

 

Andrea se queda pensando durante unos segundos, hasta que sonríe picaronamente y saca de bajo el agua la parte inferior de su bikini.

 

ANDREA: Sí, supongo que podríamos disfrutarlo un poco más…

 

Carlos no puede evitar el volverse a echar a reír, y la joven pareja se besa apasionadamente. Ninguno de los dos se da cuenta de que Isra, Laura y Marta les están viendo a pocos metros de distancia de ellos.

 

LAURA: Lo sabía…

 

ISRA: Bueno, así dejaran de darnos el coñazo a todos.

 

Laura mira a su amigo, molesta, y se aleja de allí. Marta también mira de igual manera al pelirrojo.

 

MARTA: Que poquito tacto que tienes…

 

ISRA: (Extrañado) ¿Pero qué pasa? ¿Qué he dicho?

 

MARTA: ¡Laura, espera!

 

Marta corre tras su amiga, preocupada, mientras Isra se queda allí solo, sin saber que hacer.

 

PISO DE CARLOS Y JAIME/ SALÓN

 

Ya es completamente de noche. Jaime está sentado en el sofá, tomándose una cerveza mientras ve una película en calzoncillos, cuando el ruido del timbre sonando le sobresalta. Extrañado, enciende la luz y se dirige a la puerta. Cuando la abre, se encuentra frente a Hugo.

 

HUGO: Buenas noches.

 

JAIME: Ey, hola. Pasa, pasa.

 

HUGO: (Sonríe) Gracias.

 

Hugo entra al piso, y Jaime cierra la puerta.

 

JAIME: Perdona que te haya recibido así, pero es que hace mucho calor y no esperaba visitas. Siéntate y ponte cómodo, que voy a cambiarme en un segundo.

 

HUGO: Sí estás más cómodo así, por mí no te preocupes, no me importa.

 

JAIME: ¿En serio?

 

HUGO: Sí, mejores vistas además.

 

JAIME: Bueno, pues entonces todo sea por cubrir un poco tu deseo sexual.

 

Los dos amigos se ríen, divertidos.

 

JAIME: ¿Quieres tomar algo?

 

HUGO: Una cerveza fresquita estaría de puta madre ahora mismo.

 

JAIME: Marchando.

 

Jaime se dirige a la nevera mientras Hugo se sienta en el sofá. El primero no tarda en regresar con una cerveza para su amigo, sentándose a su lado.

 

JAIME: Aquí tienes.

 

HUGO: Gracias.

 

Hugo le da un sorbo a la cerveza y luego mira a su amigo durante unos segundos, en silencio. Éste se extraña de su actitud.

 

JAIME: ¿Qué pasa?

 

HUGO: He estado pensando en lo que me dijiste el otro día.

 

JAIME: ¿Lo de tu padre?

 

HUGO: Aha.

 

Jaime se queda durante unos segundos en silencio, pensando, hasta que finalmente suspira.

 

JAIME: Mira Hugo, siento habértelo dicho así. Yo no quería ofenderte ni nada parecido, pero…

 

HUGO: (Interrumpiéndole) No te disculpes Jaime, que yo llevo sin hablarme con mi padre muchísimos meses. Lo que me gustaría saber es como llegaste a esa conclusión.

 

JAIME: Me lo dijo tu madre.

 

HUGO: (Sorprendido) ¿Mi madre?

 

JAIME: Aha. Antes de marcharse a Argentina.

 

HUGO: Ya…

 

Los dos se quedan durante unos segundos en silencio, hasta que Jaime termina suspirando.

 

JAIME: ¿Me vas a ayudar?

 

HUGO: (Sonríe) Claro que te voy a ayudar, Jaime. Cuenta con ello.

 

El joven no puede evitar el esbozar una amplia sonrisa, contento de contar con el apoyo de su amigo.

 

DISCOTECA “FASHION CENTER” (BARCELONA)/ INTERIOR

 

Suena la canción “Serenade”, de Dover. Mientras Carlos y Andrea bailan a su ritmo en el centro de la pista, Marta e Isra les observan desde la barra, sorprendidos.

 

ISRA: ¿Entonces tú crees que están juntos?

 

MARTA: Laura no tiene ninguna duda… por mucho que diga que no, creo que es por eso por lo que no ha salido ésta noche.

 

ISRA: (Extrañado) ¿Tú crees? No sé, yo creo que a Carlos lo tiene muy superado… y que tampoco dejaría que una tontería como esa le jodiera el viaje, ¿no?

 

Marta se encoge de hombros, confusa.

 

MARTA: No sé, tío, últimamente está tan cambiada.

 

ISRA: Hombre, ha pasado una mala época, pero sigue siendo la misma persona de siempre.

 

MARTA: Eso espero…

 

Los dos jóvenes se quedan unos segundos en silencio, hasta que Isra termina sonriendo.

 

ISRA: ¿Te apetece que bailemos un rato?

 

MARTA: ¿Sabes? Realmente lo que me apetece es ir a dar un paseo por la playa… ¿me acompañas?

 

ISRA: Claro, vamos.

 

Los dos jóvenes, sonriendo, salen de la discoteca mientras Andrea y Carlos siguen bailando en la pista a su ritmo.

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y HUGO/ SALÓN

 

El piso está completamente a oscuras. Se escucha como se abre la puerta y da paso a Hugo, que se extraña al encontrarse todo tan oscuro y enciende la luz del recibidor.

 

HUGO: ¿Claudia?

 

El joven, sin apagar la luz del recibidor para tener algo de visión, cierra la puerta y accede al salón. Allí, alcanza a ver a Claudia dormida sobre el sofá con una copa vacía entre sus manos, y una botella de vino medio vacía en la mesita.

 

HUGO: Joder…

 

El joven quita la copa de la mano de la joven, y, cogiendo también la botella, se dirige hacia la cocina, donde sí que enciende la luz. Allí, ve otra botella de vino en la basura, completamente vacía.

 

HUGO: Esto ya no es ni medio normal.

 

Hugo observa a Claudia desde la cocina, con lástima.

 

PLAYA DE BARCELONA

 

Marta e Isra pasean por la orilla del mar, con una sonrisa de oreja a oreja. Miran hacia la ciudad, contentos. Parecen estar alucinados con todo lo que tienen ante sus ojos.

 

MARTA: Todo esto es tan diferente de Gijón…

 

ISRA: Sí, la verdad es que sí, pero de todos modos, me sigo quedando con la tranquilidad de Gijón. Esto es demasiado… no sé, demasiado industrial.

 

MARTA: Sí, pero te todos modos es precioso para venir a verlo, ¿no?

 

ISRA: Ya… es una pena que no hayan podido venir ni Hugo, ni Claudia ni Jaime.

 

MARTA: Sí, sí que lo es.

 

Los dos amigos continúan andando durante unos segundos en silencio.

 

MARTA: Oye, ¿hay alguien ahora que te haga tilín, o que te guste más de la cuenta?

 

Isra mira a su amiga, divertido.

 

ISRA: No, no hay nadie, pero ¿a qué viene eso ahora?

 

MARTA: No, simple curiosidad…

 

ISRA: Ya…

 

Los dos continúan durante unos segundos en silencio, hasta que es Marta la que vuelve a sonreír.

 

MARTA: Oye, ¿y cuánto tiempo hace que no estás con un tío?

 

ISRA: Bastante, la verdad. Desde que me acosté con Hugo el verano pasado…

 

MARTA: ¿Y no lo echas de menos?

 

ISRA: (Extrañado) ¿A Hugo?

 

MARTA: No. El acostarte con un tío en general.

 

Isra se queda pensando durante unos segundos, hasta que finalmente se encoge de hombros.

 

ISRA: La verdad es que lo que hecho de menos es el acostarme con alguien en general, ya sea hombre o mujer.

 

Los dos jóvenes se ríen, divertidos.

 

MARTA: La última vez que te acostaste con alguien… ¿fue conmigo?

 

ISRA: Aha. ¿Por qué? ¿A qué viene todo éste interrogatorio ahora de repente?

 

MARTA: No, por nada… curiosidad, ya te he dicho antes.

 

ISRA: Marta…

 

MARTA: (Suspira) Vale, está bien. También fuiste tú la última persona con la que me acosté. Con Esperanza, y todo lo que ha estado pasando en mi vida últimamente, no he tenido tiempo de nada… y ha sido ahora, cuando me he visto sin responsabilidades, que me he dado cuenta de lo que lo hecho de menos…

 

ISRA: ¿Y qué quieres decir con eso?

 

MARTA: (Molesta) Joder Isra, ¿hay que dártelo todo masticado, o qué? ¡Qué me quiero volver a acostar contigo, coño!

 

El pelirrojo, al principio, se muestra muy sorprendido, aunque luego no puede evitar el echarse a reír, divertido, lo que enfada todavía más a su amiga.

 

MARTA: ¿Se puede saber que es lo que tiene tanta gracia?

 

ISRA: ¿Toda ésta conversación ha sido en todo momento para llegar a éste punto?

 

Marta, al darse cuenta de todo, no puede evitar que se le escape una leve sonrisa.

 

MARTA: Yo… bueno, supongo que he perdido práctica en esto de ligar, y no sabía cómo…

 

ISRA: (Interrumpiéndola) Cállate.

 

MARTA: (Sorprendida) ¿Cómo?

 

ISRA: Que te calles…

 

Isra acaricia la cara de su amiga con ternura, y los dos jóvenes esbozan una amplia sonrisa.

 

MARTA: ¿Estás seguro de esto?

 

ISRA: Segurísimo.

 

Los dos amigos vuelven a mirarse durante unos segundos en silencio, hasta que finalmente se terminan besando apasionadamente.

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y HUGO/ SALÓN

 

Un nuevo día amanece en la ciudad y Claudia continúa durmiendo en el sofá, cubierta por la manta. Pronto empieza a abrir los ojos y a desperezarse; parece dolerle mucho la cabeza.

 

CLAUDIA: Joder…

 

HUGO: (Off) ¿De resaca?

 

Claudia se gira, asustada, y ve a Hugo sentado en el otro sofá tomándose una taza de café mientras sonríe.

 

CLAUDIA: ¿Qué haces ahí?

 

HUGO: Nada, esperar a que te despertases.

 

CLAUDIA: (Extrañada) ¿Para?

 

Hugo, sin borrar la sonrisa de su cara, deja la taza de café sobre la mesa y coge una botella de vino vacía del suelo, que estaba fuera del alcance de la vista de Claudia.

 

HUGO: Porque quería ver si era posible que tú sola te hubieras bebido tres botellas como éstas… pero desde luego, ya veo que sí.

 

La joven suspira, intentando no perder la paciencia.

 

CLAUDIA: No empieces otra vez con lo mismo Hugo, por favor.

 

HUGO: ¿No te das cuenta de que tienes un grave problema con la bebida?

 

CLAUDIA: No digas chorradas. ¿Cuántos jóvenes de mi edad beben de vez en cuando y por eso no son alcohólicos?

 

HUGO: ¿Cuántos jóvenes de tu edad beben vino en casa hasta quedarse dormidos en el sofá cualquier día de la semana?

 

CLAUDIA: Estás exagerando, Hugo.

 

HUGO: No, siento decirte que no estoy exagerando. Yo de adicciones sé mucho, y Claudia… está claro que tú ahora mismo tienes una.

 

CLAUDIA: No. Yo puedo dejar de beber cuando quiera.

 

HUGO: Demuéstramelo.

 

CLAUDIA: (Sorprendida) ¿Qué?

 

HUGO: Pues eso, que me lo demuestres. Si consigues estar una semana sin beber, me lo creeré y te dejaré en paz.

 

Claudia, haciendo grandes esfuerzos, se levanta del sofá, llevándose las manos a la cabeza.

 

CLAUDIA: Lo siento, pero no tengo que demostrarte nada.

 

HUGO: No, tienes razón, a mí no tienes que demostrarme nada. Pero a ti misma sí.

 

La joven se queda mirando a su amigo, sin saber que decir, mientras éste la observa con lástima.

 

HOTEL “5 LUNAS” (BARCELONA)/ HABITACIÓN DE ISRA, LAURA Y MARTA

 

Los potentes rayos de luz que entran por la ventana hacen que Marta abra los ojos lentamente. Se da cuenta de que está completamente desnuda, y se gira asustada; al otro lado ve a Isra desnudo, que todavía duerme, y no puede evitar el dejar escapar un grito de terror, haciendo que el chico también se despierte, asustado.

 

ISRA: ¿Qué pasa?

 

MARTA: ¿Qué coño estás haciendo en mi cama?

 

ISRA: ¿No te acuerdas?

 

Marta cada vez parece estar más asustada.

 

MARTA: ¿De qué tengo que acordarme?

 

Isra se queda pensando durante unos segundos, sin saber muy bien que decir, hasta que termina suspirando.

 

ISRA: Marta… nosotros, anoche, nos… nos acostamos.

 

Marta, confusa, se levanta de la cama tapando su cuerpo con una sábana y negando con la cabeza, nerviosa.

 

MARTA: No puede ser… ¿cómo?

 

ISRA: Bueno, no es tan raro, ¿no? Tampoco es que sea la primera vez que lo hacemos…

 

MARTA: Por eso mismo es raro, Isra. Porque no es la primera vez.

 

ISRA: (Extrañado) ¿Qué quieres decir?

 

MARTA: ¿Ya no te acuerdas de lo que pasó la otra vez que lo hicimos y porque dejamos de hacerlo?

 

ISRA: Pero ahora no tiene porque pasar lo mismo.

 

La joven se queda pensando durante unos segundos, hasta que finalmente termina suspirando.

 

MARTA: Esto no tendría que haber pasado, Isra.

 

ISRA: Pero…

 

Marta interrumpe a su amigo cuando se da cuenta de que la cama de Laura está vacía y hecha.

 

MARTA: ¿Y Laura?

 

ISRA: ¿Qué pasa con ella?

 

MARTA: No está aquí.

 

Isra se encoge de hombros.

 

ISRA: Pues no sé, igual nos vió anoche cuando entro en la habitación, y por no molestar, se fue al dormitorio de Carlos y Andrea.

 

MARTA: (Molesta) ¿Y lo dices tan tranquilo?

 

ISRA: ¿Y qué quieres que haga? ¿Qué llore?

 

MARTA: Joder, Isra… de verdad, es que no entiendes nada.

 

La joven se mete al baño cerrando de un portazo, mientras Isra suspira, sin entender nada.

 

ISRA: Mujeres… ¡quien me mandaría a mí ser bisexual!

 

PISO DE CARLOS Y JAIME/ SALÓN

 

Jaime, en calzoncillos, se toma un café sentado en el sofá. Parece bastante nervioso, cuando el sonido del timbre le saca de sus pensamientos y se levanta a abrir la puerta rápidamente; es Hugo.

 

HUGO: Buenos días.

 

JAIME: Hola. Pasa, pasa.

 

HUGO: (Sonríe) Gracias.

 

Hugo accede al piso, mientras Jaime, mirando hacia el exterior, cierra la puerta.

 

JAIME: ¿Quieres un café?

 

HUGO: No, gracias. Solo vengo a traerte una cosa, porque en diez minutos tengo que estar en el Four trabajando.

 

JAIME: ¿El qué?

 

El joven sonríe, mientras de su bolsillo saca tres llaves.

 

HUGO: Éstas son las llaves de mi casa y la de la caja fuerte de mi padre.

 

Jaime, sorprendido, coge lo que le tiende su amigo.

 

JAIME: ¿En serio?

 

HUGO: Sí. Tienes la del jardín, la de la entrada de la cocina y, como te he dicho antes, la de la caja fuerte.

 

JAIME: (Ilusionado) Joder, Hugo… muchas gracias, de verdad. No sabes lo que esto significa para mí.

 

HUGO: No me las des, Jaime. Recuerda que tendrás que entrar a la casa cuando él esté dentro, porque sino sonará la alarma. Si esos papeles que necesitas son tan importantes como dices, estarán en la caja fuerte seguro. Si no están ahí, es que los ha destruido, y entonces si que no habrá manera de conseguirlos.

 

JAIME: Pase lo que pase, te debo una.

 

HUGO: (Sonríe) No seas estúpido.

 

Hugo mira su reloj.

 

HUGO: Bueno, yo me tengo que ir ya. Recuerda Jaime, entra cuando él esté en casa… y ten mucho cuidado, por favor.

 

JAIME: Descuida, lo tendré.

 

HUGO: Hasta luego.

 

JAIME: Chao.

 

Hugo se marcha de allí mientras Jaime se deja caer sobre el sofá mirando las llaves, sonriente.

 

PUERTO DE BARCELONA/ TERRAZA

 

Carlos, Laura y Andrea permanecen sentados en una de las mesas, en trajes de baño y tomándose un granizado cada uno. No tardan en llegar hasta allí Marta e Isra, bastante agobiados.

 

CARLOS: Hombre, ya era hora.

 

ISRA: Perdonad, es que… nos hemos quedado dormidos.

 

CARLOS: Claro, durmiendo los dos en la misma cama…

 

MARTA: (Molesta) ¡Laura!

 

La joven se encoge de hombros, pero sonriendo divertida.

 

LAURA: ¿Qué? Era un cotilleo demasiado jugoso como para no compartirlo con nadie…

 

Laura, Andrea y Carlos se echan a reír ante el incomodidad de sus dos amigos; a pesar de ello, se sientan en la mesa, y el camarero no tarda en acercarse a ellos.

 

CAMARERO: ¿Qué os pongo?

 

ISRA: Otro granizado de limón.

 

MARTA: Que sean dos.

 

CAMARERO: Muy bien.

 

El camarero se aleja de allí, y Andrea, Carlos y Laura miran con curiosidad a sus amigos.

 

LAURA: ¿Nos vais a contar lo que ha pasado entre vosotros?

 

MARTA: Nada importante. Una cosa puntual de una noche gracias al alcohol… ¿verdad, Isra?

 

ISRA: Aha. ¿Y vosotros vais a contarnos por qué nos hemos reunido aquí?

 

Andrea y Carlos se miran, sonrientes, y se cogen de la mano.

 

ANDREA: Carlos y yo queremos contaros algo.

 

CARLOS: Sí, y pensamos que éste sería el lugar adecuado… es bonito y tiene buenas vistas, como lo que os vamos a contar.

 

LAURA: (Irónica) ¿Qué estáis juntos? ¿Qué buenas vistas tiene eso?

 

CARLOS: (Molesto) ¡Laura!

 

MARTA: Bueno… no era ninguna sorpresa.

 

ANDREA: Pero queríamos contároslo nosotros.

 

ISRA: Nos alegramos mucho. De verdad.

 

CARLOS: (Sonríe) Gracias.

 

Los cinco amigos se quedan en silencio durante unos segundos, incómodos, hasta que Laura se levanta.

 

LAURA: Pues yo también tengo algo que contaros, y antes de que os lo destripe alguien como yo acabo de hacer ahora mismo con vosotros, os lo cuento ya; el año que viene me voy a estudiar a Valencia.

 

CARLOS: (Sorprendido) ¿A Valencia?

 

LAURA: Sí. ¿No es fantástico? Y ahora, si me perdonáis, voy a volver a la habitación. No me encuentro demasiado bien.

 

MARTA: Pero…

 

LAURA: (Interrumpiéndola) Hasta luego.

 

Laura se aleja de allí y los cuatro amigos se miran, sin saber que decir.

 

CASA DE SANTIAGO/ EXTERIOR

 

Santiago llega a su casa. Abre la puerta del jardín, sin sospechar que Jaime le está observando desde el otro lado de la acera, tras un coche. El joven espera pacientemente a que el hombre entre a la casa y cierre la puerta, cosa que no tarda en suceder.

 

JAIME: Ahí vamos…

 

El chico corre hacia la puerta del jardín. Busca las llaves que le dio Hugo en su bolsillo, y abre la puerta. Se asegura de que no le ve nadie y entra al jardín, cerrando de nuevo la puerta lentamente, intentando no hacer ruido, y echando la llave.

 

JAIME: Perfecto.

 

Jaime corre a través del jardín y no tarda en llegar hasta la puerta de la cocina. El joven piensa durante unos segundos, hasta que finalmente termina suspirando.

 

JAIME: Vamos, Jaime… un último esfuerzo.

 

El chico abre también esa puerta con las llaves, y sin pensárselo dos veces, entra al interior de la casa, cerrando la puerta tras de él y dejando el jardín completamente vacío, sin sospechar que Santiago le ha estado observando desde una de las ventanas de la planta superior.

 

CONTINUARÁ…