MANERAS DE VIVIR

 

CALLES DE GIJÓN

 

Un soleado día ha amanecido en la ciudad, aunque hace bastante frío. Andrea y Claudia caminan cargadas de bolsas, mientras charlan animadamente.

 

ANDREA: Pero no lo entiendo, ¿por qué no puedes quedar con él?

 

CLAUDIA: (Suspira) Te lo he dicho cien mil veces, Andrea. Se nos tiene terminantemente prohibido quedar con gente de la terapia fuera de ésta.

 

ANDREA: ¿Y eso por qué?

 

CLAUDIA: Pues es muy evidente, Andrea; si no nos dejan quedar entre nosotros, es porque…

 

Claudia se queda pensando durante unos segundos, en los cuales su amiga la mira, divertida.

 

CLAUDIA: Bueno, no sé por qué. Solo sé que no se puede, y punto.

 

Andrea no puede evitar el echarse a reír.

 

ANDREA: ¿Tan puritana eres? ¿Por qué no te saltas esa estúpida norma?

 

CLAUDIA: (Confundida) Espera un segundo… creía que fuiste tú la que me dijiste que fuera a esas reuniones y que hiciera todo lo que me dijeran.

 

ANDREA: Eso es porque no sabía que había una norma como esa.

 

CLAUDIA: (Sorprendida) ¿Cómo no lo ibas a saber? Si es una norma conocida por todo el mundo, incluso por las personas que no han ido nunca a las reuniones.

 

Andrea se encoge de hombros.

 

ANDREA: Bueno, pensaba que eso era una invención de series y películas para poner otro obstáculo más a las relaciones imposibles.

 

CLAUDIA: Pues ya ves.

 

ANDREA: Pero de todos modos, ¿quién se iba a enterar?

 

CLAUDIA: Andrea, por favor…

 

ANDREA: (Interrumpiéndola) Vamos, Claudia, no seas así. ¿Qué vas a perder? Si el tío te gusta, lánzate a por él. Y si tan mal te vas a sentir, cambia de asociación, o de lugar de reunión, o como coño vayan esas cosas. Algo podrás hacer, ¿no?

 

Claudia se queda unos segundos en silencio, pensando en las palabras de su amiga, y después esboza una ligera sonrisa, provocando las carcajadas de ésta.

 

HOTEL “LUNA NEGRA”/ HABITACIÓN 448

 

Los rayos de sol le dan en la cara a Marta, que duerme sobre la cama completamente desnuda. La joven abre poco a poco los ojos, justo en el momento en el que se empieza a escuchar el agua de la ducha desde el baño. Mira a su alrededor, extrañada, y se levanta poco a poco, viendo toda su ropa desperdigada por el suelo. Se le llenan los ojos de lágrimas.

 

MARTA: No me lo puedo creer… otra vez no.

 

Cuando está a punto de levantarse, ve un fajo de billetes en la mesita de noche. Tras dudar durante unos segundos, lo coge y lo cuenta. Luego, una mueca de contradicción se dibuja en su cara.

 

MARTA: Bueno… al menos he tenido mi recompensa.

 

Canción: The hero waits

Kristen Bell, Chace Crawford, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Jared Padelecki, Hayden Pannettiere, Jessica Stroup

 

SPECIAL GUEST STAR

David Gallagher como EDUARDO ABRIL

 

Capítulo 77

Besos robados

 

CASA DE HUGO E ISRA/ DORMITORIO DE ISRA

 

Isra y Javier están tumbados tranquilamente en la cama, completamente desnudos. El pelirrojo acaricia el pecho de su novio, mientras éste parece sumergido en sus pensamientos, hecho que no le pasa desapercibido.

 

ISRA: ¿En qué piensas?

 

JAVIER: En nada.

 

ISRA: Oh, Javi, vamos… los dos sabemos que éste no es tu estado natural tras haber echado un polvo… así que ya me lo estás contando.

 

Javier se queda pensando durante unos segundos, hasta que finalmente suspira.

 

JAVIER: Estaba pensando en que podríamos irnos a vivir juntos.

 

Su novio se reincorpora en la cama, sin poderse creer lo que acaba de escuchar.

 

ISRA: ¿Qué?

 

JAVIER: Pues eso, no sé, creo que sería buena idea, ¿no? Nos va bastante bien, y…

 

ISRA: (Interrumpiéndole) Tienes que estar de coña.

 

JAVIER: (Extrañado) ¿De coña por qué? No veo cual es el problema…

 

ISRA: (Irónico) Oh, pues no sé, a lo mejor el hecho de que solo llevemos saliendo un par de meses…

 

JAVIER: Si nos queremos, es más que suficiente.

 

Isra se levanta de la cama, bastante molesto y sin molestarse en tapar su desnudo cuerpo con una sábana.

 

ISRA: No sé si me has oído bien, Javi… llevamos dos meses juntos, es todo demasiado precipitado.

 

JAVIER: Sí, pero…

 

ISRA: (Interrumpiéndole) Además, ninguno de los dos trabajamos. ¿De qué íbamos a vivir?

 

JAVIER: Bueno, tenemos la herencia de tu madre, ¿no?

 

El pelirrojo empieza a dar vueltas por la habitación, sin poderse creer lo que está escuchando.

 

ISRA: Vamos a ver si lo he entendido… ¿pretendes que te mantenga?

 

JAVIER: No estoy diciendo eso, Isra. Yo…

 

ISRA: (Interrumpiéndole) ¿Entonces que cojones estás diciendo, Javi?

 

Isra respira, intentando tranquilizarse.

 

ISRA: No nos vamos a ir a vivir juntos, Javi. Lo siento, pero es demasiado precipitado.

 

JAVIER: Ya…

 

Los dos jóvenes se quedan en un tenso silencio durante unos segundos, hasta que Javier suspira.

 

JAVIER: ¿Por qué prefieres vivir con Hugo antes que conmigo? Yo soy tu novio, ¿no?

 

ISRA: (Extrañado) ¿De qué coño estáis hablando?

 

Javier también se levanta de la cama, molesto, y empieza a vestirse.

 

JAVIER: Vamos Isra, no me tomes por tonto. Se nota muchísimo que te gusta Hugo, y que si no quieres venir a vivir conmigo es porque no quieres dejar de hacerlo con él, por nada más.

 

ISRA: No digas chorradas…

 

JAVIER: ¿Chorradas? ¿De verdad crees que son chorradas, Isra?

 

El joven está a punto de responder, pero no le salen las palabras. Se quedan los dos callados y Javier, tras mirar durante unos segundos a su novio en silencio, termina de vestirse y suspira.

 

JAVIER: Lo he intentado, Isra, de verdad que sí, he intentado luchar contra los fantasmas de tu pasado, pero es imposible. Primero fue Marta, luego volvió Edu, y ahora Hugo… tres personas en, como tú mismo has dicho, tan solo dos meses. Y yo ya no puedo más.

 

ISRA: Javi…

 

JAVIER: (Interrumpiéndole) No me quieres, y ahora me doy cuenta de que nunca lo vas a hacer, así que creo que es mejor que lo dejemos.

 

ISRA: No hagas cosas de las que después te puedas arrepentir.

 

JAVIER: Lo siento.

 

Javier se marcha de allí bastante indignado, mientras Isra se deja caer sobre la cama suspirando, muy contrariado por lo que acaba de suceder.

 

ESCUELA “ARTES ESCÉNICAS HERRERA”/ EXTERIOR

 

Ya es la hora de salida de la escuela, y el exterior se encuentra lleno de gente que se dirige hacia sus casas. Óscar se encuentra entre ellos con muy mala cara, signo de que no ha dormido demasiado bien. Lidia corre tras él, y no tarda en alcanzarle, sonriente.

 

LIDIA: Ey, tío… no hemos hablado en todo el día.

 

Óscar ni siquiera se digna a mirarla.

 

ÓSCAR: Ya. ¿Y no te puedes imaginar que si no lo hemos hecho, es porque yo no tengo el más mínimo interés en ello?

 

LIDIA: (Sorprendida) ¿Y eso por qué?

 

ÓSCAR: ¿De verdad es necesario que te lo diga?

 

Lidia decide ignorar la pregunta del joven, haciendo que no ha oído nada.

 

LIDIA: ¿Cómo fue la visita de tu novia?

 

Óscar se queda unos segundos en silencio y se baja las gafas de sol que llevaba en la cabeza, cubriendo así sus ojos.

 

ÓSCAR: La dejé.

 

LIDIA: (Ilusionada) ¿En serio?

 

ÓSCAR: No te emociones tanto, Lidia. No ha sido por ti.

 

La joven intenta ocultar su decepción.

 

LIDIA: Ya bueno, me imagino… supongo que tan solo habré sido la gota que ha colmado el vaso.

 

ÓSCAR: Ni siquiera eso.

 

LIDIA: Pero…

 

ÓSCAR: (Interrumpiéndola) Pero nada, Lidia. Olvídalo, de verdad. Entre nosotros no pasó nada.

 

Óscar continúa andando dejando a Lidia sola, sin saber que hacer.

 

PARQUE “RUISEÑORES”

 

Ya por la tarde, Carlos pasea por allí, escuchando música desde su iPod. De pronto, a lo lejos, ve a Andrea que se dirige hacia él. Cuando ésta también le ve, los dos se paran en seco y, tras pensarlo durante unos segundos, empiezan a andar al encuentro del otro. Cuando se alcanzan, el chico se quita los cascos.

 

ANDREA: Hola…

 

CARLOS: ¿Qué tal?

 

ANDREA: Bien, ¿y tú?

 

CARLOS: También.

 

ANDREA: Me alegro.

 

Los dos se quedan unos segundos en silencio.

 

CARLOS y ANDREA: ¿Y a dónde…?

 

Ambos esbozan una leve sonrisa.

 

ANDREA: A comprar. Me quería hacer ahora un tazón de leche, y me he dado cuenta de que no tenía.

 

CARLOS: Y con lo que a ti te gusta la leche…

 

ANDREA: (Molesta) ¿Qué quieres decir?

 

CARLOS: (Nervioso) No, nada raro… solo eso, que a te gustan mucho los tazones de leche, y que es imprescindible para ti… todavía me acuerdo.

 

Andrea mira al joven, no demasiado convencida de su explicación, pero decide dejarlo pasar.

 

ANDREA: Bueno, pues… me voy, que tengo un poco de prisa. Ya nos veremos, chao.

 

CARLOS: Adiós.

 

La joven se aleja de allí ante la atenta mirada de su ex novio, que no sabe que hacer.

 

CASA DE HUGO E ISRA/ SALÓN

 

Ya es completamente de noche, e Isra está sentado en el sofá, con la mirada triste. No tarda en escucharse a alguien entrar en casa, y Hugo no tarda en aparecer por allí, con una sonrisa de oreja a oreja.

 

HUGO: Buenas noches.

 

ISRA: Hola.

 

Hugo se sienta al lado de su compañero.

 

ISRA: ¿Qué tal con Vicente?

 

HUGO: Muy bien. Después de todo lo que pasó con Edu y tal, parece que ya hemos arreglado las cosas.

 

ISRA: Me alegro.

 

HUGO: ¿Y tú con Javi qué tal?

 

ISRA: Le he dejado.

 

HUGO: (Sorprendido) ¿Qué? ¿Por qué? Si pensaba que os iba genial…

 

Isra sonríe forzadamente.

 

ISRA: Bueno, ya ves. Cosas que pasan.

 

HUGO: Pero algo gordo ha tenido que pasar para que le hayas dejado así de repente, ¿no?

 

ISRA: No, no ha pasado nada así… más bien ha sido un cúmulo de cosas.

 

HUGO: Ya…

 

Los dos amigos se quedan unos segundos en silencio, hasta que Hugo se levanta, de nuevo con una sonrisa dibujada en su cara.

 

HUGO: ¿Sabes lo que te digo? Voy a la cocina a por unas cervezas, y me lo cuentas todo mientras nos emborrachamos.

 

ISRA: Te lo agradezco, pero la verdad es que no me apetece mucho…

 

HUGO: ¿Acaso te he preguntado si te apetece? Vamos a hacerlo, y punto.

 

Hugo se dirige hacia la cocina e Isra no puede evitar el esbozar una sonrisa, divertido.

 

PISO DE JAIME Y CARLOS/ SALÓN

 

Jaime y Carlos permanecen sentados en el sofá, bebiéndose también unas cervezas. El primero se ríe, divertido, mientras Carlos le mira bastante indignado.

 

JAIME: Tío, ¿pero cómo puedes estar tan rayado por algo así?

 

CARLOS: Pues porque fue con un tío, joder… ¡con un tío!

 

JAIME: ¿Y qué? Con un tío, con una tía… trío igualmente. Ojala me hubiera pasado a mí.

 

CARLOS: ¿Pero de qué estás hablando? Fue súper incómodo y raro.

 

JAIME: ¿Os tocasteis entre vosotros?

 

CARLOS: (Molesto) ¡Claro que no!

 

JAIME: ¿Entonces cual es el problema?

 

CARLOS: ¿En serio que voy a tener que explicártelo todo otra vez?

 

JAIME: No, pero es que vamos a ver, lo que no entiendo es una cosa… me contaste que hace un tiempo te acostaste con un tío, ¿no?

 

CARLOS: ¿Y eso a que viene ahora?

 

JAIME: ¿Te rallaste tanto la cabeza cuando pasó?

 

CARLOS: No, pero…

 

JAIME: (Interrumpiéndole) ¿Y entonces cual es el problema ahora?

 

Carlos se queda en silencio durante unos segundos, pensando en las palabras de su amigo, y finalmente suspira.

 

CARLOS: Es que no lo estás entendiendo, Jaime. Yo sé que no me gustan los tíos, y no me rallo con ese tema.

 

JAIME: (Extrañado) ¿Entonces?

 

CARLOS: Es por Andrea. He intentado sacarla de mi cabeza, pero… me resulta completamente imposible.

 

JAIME: (Suspira) O sea, que aún estamos así, ¿eh? Es por eso…

 

El joven vuelve a quedarse en silencio, mientras sus ojos se llenan de lágrimas.

 

CARLOS: ¿Sabes? Desde lo de Lorena, no había vuelto a sentir algo así por nadie. La quiero y la necesito, necesito que esté a mi lado.

 

JAIME: ¿Y por qué no se lo dices?

 

CARLOS: Porque sé perfectamente cual es la respuesta. Andrea ha sido así desde que la conozco, solo con la excepción de cuando estuvo embarazada y cuando estuvo conmigo. Sé que le gusta disfrutar de su libertad, y que nuestra relación falló, en parte, porque no la tenía. Ahora sí que la tiene, y dudo mucho que quiera renunciar a ella.

 

JAIME: Pero eso es algo que debería decidir ella, ¿no?

 

CARLOS: No puedo. No quiero ponerla en un compromiso. La quiero, pero también quiero que sea feliz… y sé que así lo es, por mucho que me duela a mí.

 

Jaime mira a su amigo, sin saber muy bien que decir.

 

CASA DE HUGO E ISRA/ SALÓN

 

Hugo deja un botellín de cerveza vacío sobre la mesita del café, la cual ya está repleta de ellos. Isra y él continúan sentados en el sofá, riendo descontroladamente, dando muestras de lo mucho que han bebido.

 

HUGO: No puedes estar hablando en serio.

 

ISRA: Te lo juro. No sé como cojones se le ha metido en la cabeza que me gustas, y me ha terminado dejando.

 

HUGO: Que fuerte… ¿pero por qué se ha empeñado en eso?

 

ISRA: Porque no me he querido ir a vivir con él.

 

HUGO: (Sorprendido) ¿Vivir juntos? ¡Pero si llevabais súper poco tiempo juntos!

 

ISRA: ¡Pues eso es lo que le dije yo! Pero él no lo ve así. Empezó con todo eso que te he dicho de mis sentimientos hacia ti, y no sé que chorradas más.

 

Hugo no puede evitar el dejar escapar una sonora carcajada, divertido.

 

HUGO: Me parece a mí que muchos pajaritos tiene ese chico en la cabeza, ¿eh?

 

ISRA: Sí…

 

Los dos se quedan unos segundos en silencio, hasta que Isra suspira.

 

ISRA: Oye… muchas gracias por éste rato. La verdad es que me ha ayudado a despejarme, y a darme cuenta de que romper esa relación era lo mejor que podía hacer.

 

HUGO: No, si era tan paranoico, desde luego que sí.

 

Vuelven a quedarse en silencio.

 

ISRA: Quién nos iba a decir a nosotros hace cuatro años que íbamos a estar ahora así, ¿eh?

 

HUGO: Desde luego, porque yo hace cuatro años no te soportaba.

 

ISRA: Yo en cambio estaba pilladísimo por ti…

 

HUGO: Lo sé.

 

Los dos vuelven a reírse, divertidos, pero poco a poco dejan de hacerlo para quedarse mirando fijamente a los ojos. Hugo esboza una pequeña sonrisa, mientras Isra baja la mirada hacia el suelo a la vez que se levanta del sofá.

 

ISRA: Yo… creo que me voy a ir ya para la cama. Estoy cansado, y además mañana tengo que madrugar… buenas noches.

 

HUGO: Hasta mañana.

 

Isra sale del salón bajo la atenta mirada de su amigo. Cuando se escucha la puerta de su dormitorio cerrarse, el rubio echa la cabeza hacia atrás, suspirando.

 

HUGO: (Susurrando) ¿Qué cojones estás haciendo, Hugo?

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Un nuevo y lluvioso día amanece en la ciudad. Claudia está sentada tras la barra, leyendo una revista a la vez que se toma un refresco, cuando escucha que un cliente entra por la puerta y se acerca a ella. Al levantar la mirada, se sorprende al comprobar que se trata de Suso, su compañero en las reuniones de Alcohólicos Anónimos.

 

CLAUDIA: Ey, ¿qué haces aquí?

 

SUSO: No tenía ni idea de que fueras camarera.

 

Claudia sonríe, intentando ocultar sus nervios.

 

CLAUDIA: Pues ya ves.

 

SUSO: Ya…

 

CLAUDIA: ¿Quieres que te ponga algo?

 

SUSO: Un café con leche, por favor.

 

CLAUDIA: Enseguida.

 

La joven empieza a prepararlo, y no tarda mucho en terminarlo y servírselo.

 

CLAUDIA: Aquí tienes.

 

SUSO: Gracias.

 

Suso comienza a tomárselo, mientras Claudia no puede dejar de mirarle, boquiabierta.

 

SUSO: Oye… ¿no crees que es un poco peligroso trabajar en un bar con el problema que tenemos?

 

CLAUDIA: Bueno, supongo que sí… pero así también es una manera de demostrarme que soy fuerte, y que puedo con ello, ¿no?

 

SUSO: Hombre… visto así, quizás tampoco sea una idea tan descabellada.

 

CLAUDIA: No. La verdad es que, por muy contradictorio que parezca, me está ayudando mucho el trabajar aquí en todo este proceso.

 

SUSO: En ese caso, debería de empezar a planteármelo yo también.

 

CLAUDIA: No lo dudes.

 

Los dos jóvenes se ríen, divertidos, para luego quedarse en silencio durante unos segundos. Suso no deja de mirar a la joven, sonriente.

 

SUSO: Sé que no debería de pedirte esto porque supuestamente lo tenemos prohibido, pero… ¿por qué no te tomas un café conmigo y así nos conocemos un poco más?

 

CLAUDIA: (Confusa) No sé…

 

SUSO: Vamos, anímate.

 

Claudia piensa durante unos segundos, dudando, hasta que finalmente esboza una amplia sonrisa.

 

CLAUDIA: Que coño… ¡claro que sí!

 

Suso no puede evitar el echarse a reír, divertido, mientras la camarera empieza a prepararse otro café con leche.

 

ESCUELA “ARTES ESCÉNICAS HERRERA”/ CAFETERÍA

 

Lidia está sentada en una de las mesas, tomándose un café mientras lee una revista, cuando Óscar aparece por allí. Cuando la ve se detiene, pero finalmente, tras pensarlo durante unos segundos, se termina acercando a ella.

 

ÓSCAR: ¿Puedo sentarme?

 

Lidia ni siquiera se digna en alzar la mirada.

 

LIDIA: ¿Para qué? ¿Para que te vuelvas a poner como una furia conmigo? Mejor déjalo…

 

El joven, sin hacer caso a su compañera, se sienta junto a ella y ésta le mira, molesta.

 

LIDIA: Si has terminado haciendo lo que te ha dado la gana, ¿para que me has preguntado?

 

ÓSCAR: Por quedar bien, más que nada.

 

LIDIA: (Suspira) Ya…

 

Los dos se quedan durante unos segundos en silencio, y Lidia baja de nuevo su mirada a la revista. Óscar termina suspirando.

 

ÓSCAR: Lo siento.

 

LIDIA: (Sorprendida) ¿Lo dices en serio?

 

ÓSCAR: Ayer me comporté como un estúpido, y lo siento. Estaba enfadado y lo pagué contigo, pero no debería haberlo hecho.

 

LIDIA: (Sonríe) Bueno, no pasa nada, no te preocupes… a todo el mundo puede pasarnos eso en un momento determinado.

 

ÓSCAR: Ya… pero me pasó a mí. Y por eso mismo, me gustaría invitarte a cenar esta noche.

 

LIDIA: (Sorprendida) ¿Cómo?

 

ÓSCAR: Si tú quieres, claro.

 

LIDIA: ¡Claro que quiero!

 

ÓSCAR: Genial.

 

El joven se levanta de la mesa, sin dejar de sonreír en ningún momento.

 

ÓSCAR: Te paso a buscar sobre las nueve a casa. Estate preparada, ¿vale? Hasta luego.

 

LIDIA: Chao.

 

Óscar sale rápidamente de allí dejando a Lidia sola, que sonríe contenta.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Ya es por la tarde, y Jaime permanece tras la barra, sirviendo a un par de mujeres, cuando ve a Lola entrar por la puerta del local. Termina de atender a las clientas, y, nervioso, se dirige hacia la parte de la barra en la que se ha colocado la joven.

 

LOLA: Buenas tardes.

 

JAIME: ¿Qué haces aquí?

 

LOLA: Creo que tenemos que hablar.

 

JAIME: (Irónico) ¿En serio? ¿Tú crees?

 

LOLA: Jaime…

 

JAIME: (Interrumpiéndola) ¿Quieres tomar algo?

 

LOLA: (Sonríe) Una caña estaría bien, gracias.

 

Jaime empieza a prepararla, mientras no le quita la mirada de encima a su ex novia. No tarda en servírsela.

 

LOLA: Me alegro de que te hayan vuelto a contratar aquí. La verdad es que me sorprendí mucho cuando me lo dijo Carlos.

 

El chico suspira, intentando no perder la paciencia.

 

JAIME: Bueno, ¿qué es lo que quieres?

 

Lola se queda pensando durante unos segundos, los cuales aprovecha para empezar a beber su cerveza.

 

LOLA: Principalmente, pedirte disculpas por todo lo que te dije la semana pasada. Sé que fui una borde.

 

JAIME: Desde luego que lo fuiste.

 

LOLA: Sí, y por eso precisamente vengo a pedirte perdón. Pero también quiero que entiendas que estaba pasando un mal momento, y…

 

JAIME: (Interrumpiéndola) Hay cosas que no se justifican ni aunque estés pasando un mal momento, Lola.

 

LOLA: (Indignada) Bueno, tampoco te pongas tú ahora en plan digno, que tampoco eres un santo.

 

JAIME: Y nunca he dicho que lo fuera, pero el numerito que me montaste por el simple hecho de intentar ayudarte, fue acojonante.

 

LOLA: Y ya te he pedido perdón, ¿qué más quieres que haga?

 

Jaime se queda durante unos segundos en silencio, pensando.

 

JAIME: Que te vayas.

 

LOLA: (Sorprendida) ¿Cómo?

 

JAIME: Me has oído perfectamente, Lola. No quiero saber nada más de ti.

 

LOLA: O sea, la semana pasada me dijiste que ibas a estar esperándome porque sabías que volvería como una arrastrada. Yo, personalmente, jamás pensé que lo haría, pero finalmente así ha sido… ¿para esto?

 

El chico está a punto de responder, pero Lola no se lo permite.

 

LOLA: ¿Qué es lo que querías, Jaime? ¿Dejarme en ridículo?

 

JAIME: Para nada. Lo que te dije fue real, era lo que pensaba en ese momento. Lo que pasa es que esta semana sin saber nada de ti, me ha servido para darme cuenta de que no quiero estar con una persona tan desagradecida como tú.

 

LOLA: No me insultes, Jaime. No tienes ningún derecho a hacerlo.

 

JAIME: (Enfadado) Ah, ¿y tú si que tienes derecho a venir aquí a pedirme perdón y a intentar fingir que no ha pasado nada?

 

LOLA: El que tú me diste.

 

JAIME: Craso error.

 

LOLA: Está bien.

 

La joven se levanta de la butaca, intentando que las lágrimas que han inundado sus ojos no salgan.

 

LOLA: Si eso es lo que quieres, me voy. Al fin y al cabo, esta relación estaba abogada al fracaso, ¿no?

 

JAIME: Eso parece, sí.

 

LOLA: Bien. ¿Cuánto te debo?

 

JAIME: Invita la casa.

 

Los dos jóvenes se quedan durante unos segundos en silencio. A Lola le tiembla la voz cuando vuelve a hablar.

 

LOLA: Espero que te vaya muy bien, Jaime.

 

JAIME: Igualmente. Adiós.

 

LOLA: Chao.

 

La joven se marcha rápidamente de allí para que su ex novio no la vea llorar y éste suspira, preguntándose si ha tomado la decisión adecuada.

 

CASA DE HUGO E ISRA/ COCINA

 

Hugo, en pijama, se está preparando un café con leche, aunque no parece prestar mucha atención a esto, puesto que está sumergido en sus pensamientos. Tanto, que no escucha a Isra llegar a casa, y mucho menos entrar a la cocina. Cuando le ve, el pelirrojo se queda unos segundos en silencio, incómodo, pero finalmente termina esbozando una forzada sonrisa.

 

ISRA: Hola.

 

Hugo se gira, también con una forzada sonrisa dibujada en su rostro.

 

HUGO: Ey, ¿qué tal?

 

ISRA: Bien, ¿y tú? ¿No has ido a clase?

 

HUGO: No. He intentado levantarme, pero tenía una resaca impresionante… me ha sido imposible.

 

ISRA: Yo igual, pero al final he sido fuerte y he ido.

 

Hugo no borra la sonrisa de su cara, y los dos se quedan en un tenso silencio durante unos segundos.

 

ISRA: Quería agradecerte lo de anoche. La verdad es que me ayudaste un montón.

 

HUGO: No me las des, para eso estamos los amigos… porque tú y yo somos amigos, ¿verdad?

 

ISRA: Claro.

 

HUGO: Bien.

 

Ambos se quedan de nuevo en silencio, e Isra empieza a acercarse lentamente a su amigo.

 

ISRA: Yo… sé que no debería decirte esto, pero le he estado dando vueltas todo el día, y necesito hacerlo.

 

HUGO: (Incómodo) Isra…

 

El joven no le deja terminar la frase, porque empieza a besarle apasionadamente. Hugo al principio le corresponde, pero no tarda en separarse.

 

HUGO: Esto no puede ser…

 

ISRA: Yo…

 

Isra se pone muy rojo, avergonzado por lo que acaba de hacer.

 

ISRA: Perdón, tienes razón. No debería haberlo hecho… lo siento.

 

El joven sale rápidamente de allí dejando a Hugo solo y sin tiempo de reacción.

 

HUGO: ¡Mierda!

 

HOSPITAL GENERAL/ PASILLOS

 

Comienza a anochecer. Claudia sale de la sala de Alcohólicos Anónimos con prisa, sin percatarse de que Suso la sigue, aunque no tarda nada en darle alcance.

 

SUSO: Joder, que prisa tienes…

 

Claudia mira al joven con una forzada sonrisa.

 

CLAUDIA: Sí, es que tengo que ir al curro.

 

SUSO: ¿Y eso? ¿Mañana y tarde?

 

CLAUDIA: No exactamente… tengo que ir a cerrar la caja. Una historia muy larga.

 

SUSO: Ya… ¿y por qué no me la cuentas cuando acabes, tomándonos un refresco en algún sitio?

 

La joven se queda pensando durante unos segundos, dudosa.

 

CLAUDIA: No creo que sea buena idea, Suso. Ya no lo fue el vernos el otro día, y mucho menos el quedar para esta noche de una manera tan predeterminada.

 

SUSO: Oh, vamos… el charlar no nos afecta para nada. La prueba está en que lo hicimos el otro día, y la reunión de hoy ha sido completamente normal.

 

CLAUDIA: Sí, pero no quiero tentar a la suerte.

 

SUSO: ¿Crees que eso es tentar a la suerte?

 

CLAUDIA: (Suspira) Mira, lo siento pero ya te he dicho que no, ¿vale? Respétalo.

 

SUSO: Ya…

 

Claudia continúa andando y el joven, tras pensar durante unos segundos quieto, vuelve a correr hasta que le da alcance.

 

SUSO: Y si fuera al bar por casualidad cinco minutos antes de que cerraras… ¿qué pasaría?

 

La chica se queda pensando durante unos segundos, hasta que finalmente esboza una leve sonrisa.

 

CLAUDIA: Cerramos a la una.

 

SUSO: (Sonríe) Muy bien. Pues hasta la siguiente reunión.

 

CLAUDIA: Chao.

 

Suso se aleja rápidamente de allí ante la divertida mirada de Claudia, que se echa a reír.

 

CASA DE HUGO E ISRA/ SALÓN

 

Ya es completamente de noche y Hugo está sentado en el sofá viendo la televisión, aunque no parece hacerle demasiado caso. De pronto se escucha como alguien entra a casa, e Isra no tarda en aparecer por allí, sorprendido por la presencia de su compañero.

 

ISRA: ¿Qué estás haciendo aquí?

 

HUGO: Bueno, te recuerdo que es mi casa.

 

ISRA: Sí, ya… pero pensaba que habías quedado con Vicente para cenar.

 

HUGO: Y lo había hecho… pero la verdad es que después de lo que ha pasado antes entre nosotros, no tenía muchas ganas.

 

Isra se acerca al joven, avergonzado.

 

ISRA: Hugo, yo…

 

HUGO: (Interrumpiéndole) Mira Isra, no intentes echarte a ti todas las culpas, ¿vale? Los dos hemos estado confundidos, y es normal. Tenemos un pasado un poco raro, y ahora estamos viviendo juntos. Lo raro sería que no hubiera pasado esto.

 

ISRA: (Extrañado) ¿Tú crees?

 

HUGO: Sí. Pero yo estoy con Vicente, y le quiero. Nosotros solo somos amigos, buenos amigos, y eso es lo que vamos a ser siempre… espero que los dos estemos de acuerdo.

 

El pelirrojo se queda pensando durante unos segundos, hasta que finalmente esboza una forzada sonrisa.

 

ISRA: Por supuesto. Claro que lo estamos.

 

HUGO: Perfecto.

 

El joven se levanta del sofá.

 

HUGO: Me voy a la cama, que mañana tengo que madrugar. Buenas noches.

 

ISRA: Hasta mañana.

 

Hugo sale de allí camino a su dormitorio y dejando solo a su compañero, al que no tardan en llenársele los ojos de lágrimas.

 

PARQUE “RUISEÑORES”

 

Lidia y Óscar ya han cenado, y ahora pasean por el parque, bajo la luz de las farolas, mientras charlan animadamente. No parece que hayan bebido demasiado.

 

LIDIA: O sea, que es la primera vez que pisas Gijón, ¿eh?

 

ÓSCAR: Sí, pero tú también eres de fuera, ¿no?

 

LIDIA: Aha. Pero yo ya había venido por aquí muchas veces. Es una ciudad que me encanta.

 

ÓSCAR: Sí, es preciosa… como tú.

 

Lidia sonríe, y los dos jóvenes se quedan unos segundos en silencio, andando.

 

LIDIA: Me lo he pasado genial esta noche, Óscar.

 

ÓSCAR: Y yo. Quien nos lo iba a decir, ¿no?

 

LIDIA: Sí, la verdad es que sí.

 

Los dos se ríen, divertidos, hasta que la joven se termina callando, poniéndose muy seria.

 

LIDIA: Mira Óscar, quiero que sepas que tú a mí me gustas mucho, y que nunca he querido provocarte ningún daño, pero…

 

Óscar la interrumpe dándole un apasionado beso a la joven, la cual se queda muy sorprendida pero no duda en corresponderle.

 

LIDIA: Vamos a mi casa.

 

ÓSCAR: Vamos.

 

Los dos jóvenes comienzan a caminar hacia allí, abrazados.

 

CONTINUARÁ…