MANERAS DE VIVIR

 

Quinta temporada, capítulo 110

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ SALÓN/ NOCHE

 

Jorge: Esta va a ser la última reunión que tengamos en esta casa.

 

Hugo, Óscar, Isra, Andrea y Carlos, sentados en los sofás, miran extrañados al joven, que permanece de pie frente a ellos.

 

Hugo: ¿Ya has hablado con ella?

 

Jorge: Sí, ayer. Tuve que pasar toda la noche con ella.

 

Óscar: Joder, que asco.

 

Andrea: Hombre, hay que ser sinceros… la tía en la cama es genial.

 

Carlos mira de muy mala manera a su ex novia y esta, al darse cuenta, se encoge de hombros.

 

Andrea: ¿Qué? Es verdad y tú lo sabes tan bien como yo.

 

Jorge: La verdad es que si no hubiera sido por las circunstancias que son, habría sido una noche de puta madre.

 

Hugo: (Asqueado) Tampoco hace falta entrar en detalles, ¿eh?

 

Jorge se ríe, divertido.

 

Jorge: Bueno, como os decía, no podremos seguir reuniéndonos aquí ni en ninguna otra parte. Todos sabemos cómo es Lidia, y no me extrañaría un pelo que ahora mismo estuviera esperando ahí fuera escondida para ver cómo y con quién me voy.

 

Carlos: ¿Entonces qué vamos a hacer?

 

Jorge: Me voy a crear un nuevo correo electrónico, y desde ahí me pondré en contacto con Hugo. Él os irá informando. Pero nosotros no podemos volver a tener contacto hasta que esto acabe. Con la única que hablaré será con Marta por Esperanza, pero eso es todo.

 

Andrea: La verdad, no termina de convencerme este cambio de planes…

 

Isra: Ni a mí.

 

Jorge: Es lo mejor, chicos. Si no puedes con tu enemigo… únete a él.

 

Todos miran a su amigo, preocupados.

 

PISO DE CLAUDIA Y JAIME/ BAÑO/ NOCHE

 

Jaime se está lavando los dientes frente al espejo, vistiendo tan solo unos calzoncillos, cuando Claudia entra en el baño en camisón, esbozando una forzada sonrisa.

 

Claudia: Casi se me olvida la píldora…

 

Claudia abre un armario y coge una pequeña caja. De su interior extrae una pastilla, y se la toma. Luego da un beso en la mejilla a su marido.

 

Claudia: Me voy a la cama.

 

Jaime: Muy bien.

 

Claudia: Buenas noches.

 

La joven sale del cuarto de baño. Jaime, tras dudar unos segundos, vuelve a abrir el armario y mira la caja de las píldoras, pensativo.

 

CANCIÓN: “Bed of roses”, de Bon Jovi

 

KRISTEN BELL

 

CHACE CRAWFORD

 

RUPERT GRINT

 

VANESSA HUDGENS

 

JESSE MCCARTNEY

 

JESSE METCALFE

 

JARED PADALECKI

 

HAYDEN PANETTIERE

 

JESSICA STROUP

 

TOM WELLING

 

CAPÍTULO 110: Cambio de planes

 

FACULTAD DE MEDICINA/ PASILLOS/ MAÑANA

 

Isra camina tranquilamente hacia la biblioteca, mirando algo en su móvil, cuando en la puerta de la misma ve a Iñigo observándole. El joven duda durante unos segundos, pero finalmente va hasta allí y, sin decirle nada, se dispone a abrir la puerta, pero el joven le detiene.

 

Isra: (Irónico) Vaya, ¿ya te atreves a hablar conmigo en público?

 

Iñigo: No nos ve nadie.

 

Isra mira a su alrededor y, al ver que tiene razón, se echa a reír.

 

Isra: Ya me extrañaba a mí…

 

Iñigo: Escucha Isra, yo… quería pedirte disculpas por lo que pasó el otro día.

 

Isra: ¿A qué te refieres exactamente? ¿A lo de acusarme de intentar abusar de ti?

 

Iñigo: Sí…

 

Isra: (Irónico) Oh, no te preocupes… está todo olvidado.

 

Iñigo: (Sorprendido) ¿De verdad?

 

Isra: ¡¿Pero cómo puedes ser tan gilipollas, Iñigo?! ¿Te crees que por venir aquí a pedirme perdón se arregla todo?

 

Iñigo: Hombre, pues tenía la esperanza de que sí, la verdad.

 

Isra: Vete a la mierda.

 

Isra vuelve a hacer el amago de entrar a la biblioteca, pero su compañero se lo impide una vez más.

 

Iñigo: ¿Y qué quieres que haga entonces?

 

Isra: Que me dejes entrar de una puta vez.

 

Iñigo: Te estoy hablando en serio.

 

Isra: Ya sabes lo que tienes qué hacer.

 

Iñigo: Sí lo supiera, te juro que lo habría hecho.

 

El pelirrojo coge aire, intentando mantener la calma.

 

Isra: Diles a todos que mentiste. Que no intente abusar de ti. Que es cierto, nos acostamos, pero porque los dos quisimos. Ni más ni menos.

 

Iñigo: No puedo hacer eso.

 

Isra: ¿Por qué? ¿Sería herir tu orgullo de macho?

 

Iñigo: No lo entiendes, Isra. Yo no soy gay, ¿vale? Simplemente tenía una necesidad, y pude suplirla contigo. Pero no quiero que la gente se piense cosas raras, ni nada de eso.

 

Isra: Muy bien. Entonces tú y yo ya no tenemos nada más de lo que hablar. Buena suerte en los exámenes.

 

Isra por fin consigue entrar en la biblioteca, ante la preocupada mirada de su compañero.

 

PISO DE JORGE/ SALÓN/ MEDIODÍA

 

Jorge está sentado en el sofá, comiéndose un plato de pasta, cuando alguien llama al timbre. El joven, extrañado, se levanta y va a abrir la puerta. Suspira al ver que al otro lado se encuentra Lidia, con su ya habitual sonrisa.

 

Lidia: ¡Hola!

 

Jorge: ¿Qué haces aquí? Estoy comiendo y en menos de media hora tengo que salir de nuevo para el despacho.

 

Lidia: No te preocupes, esto no nos llevará ni cinco minutos.

 

Lidia entra al piso, ante la atónita mirada del joven.

 

Jorge: (Susurrando) Como si estuvieras en tu casa…

 

Jorge cierra la puerta, y Lidia se gira hacia él.

 

Lidia: ¿Qué hacías ayer en casa de Hugo?

 

Jorge: ¿Me estás siguiendo?

 

Lidia: Por supuesto. Tengo que asegurarme de que puedo confiar en ti.

 

Jorge: Ya.

 

El joven se sienta en el sofá, suspirando.

 

Jorge: Fui a decirles que no contaran conmigo.

 

Lidia: ¿Eres gilipollas?

 

Jorge: (Sorprendido) ¿Perdona?

 

Lidia: Deberían de pensar que sigues a su lado. Nada nos conviene más que tener un infiltrado entre ellos.

 

Jorge: ¿Estás de coña?

 

Lidia: (Molesta) ¿Tengo cara de estar bromeando?

 

Jorge estalla en carcajadas, ante la atónita mirada de la chica.

 

Lidia: ¿Qué te hace tanta gracia?

 

Jorge: Créeme Lidia, no nos hace falta tener ningún infiltrado entre ellos. Son bastante cortos para estas cosas… ¿quién crees que propuso hacer todo lo que hicimos?

 

Lidia mira al joven, con desconfianza.

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ SALÓN/ TARDE

 

Hugo y Andrea están sentados en el sofá, tomándose cada uno un refresco y charlando. Andrea parece estar bastante triste.

 

Hugo: No te ralles. Si tú crees que eso es lo mejor…

 

Andrea: (Suspira) Es que no sé si es lo mejor, ¿sabes? Porque… le quiero. Me jode, pero le quiero.

 

Hugo: Pero no confió en ti, Andrea. Por mucho que se lo dijiste, no lo hizo.

 

Andrea: Lo sé…

 

Hugo: Tienes que superarlo. Pasar página y seguir adelante. Si no lo haces, te vas a pasar toda la vida amargada por Carlos. A mí estuvo a punto de pasarme eso con Edu.

 

Andrea: Pero no es lo mismo, Edu murió, y siento ser tan brusca. Pero Carlos va a estar rondando siempre por aquí, y no quiero que dentro de un par de años me pregunte qué habría pasado si le hubiese dado una oportunidad.

 

Hugo: Entonces dásela.

 

Andrea: (Suspira) No es tan fácil.

 

Hugo coge aire, intentando mantener la calma.

 

Hugo: ¿Qué quieres realmente, Andrea?

 

Andrea: Ojala lo supiera…

 

Hugo: Lo primero que tienes que hacer es aclararte… y luego tirar para adelante con lo que realmente desees. Hazme caso.

 

Andrea: Ya, y me lo dice el que necesitó un gran empujón para decirle a su novio que se estaba planteando mudarse a Madrid dentro de unos meses. Si no hubiera sido por mí, se lo habrías dicho por WhatsApp la primera noche que pasaras allí.

 

Hugo: No seas exagerada.

 

Andrea: ¿Sigue enfadado?

 

Hugo: Sí. Ya se le pasará.

 

Andrea: O no. Todos sabemos que te vas a ir, Hugo. Hace tiempo que esto se te queda pequeño. Y si no hubiera sido primero por Edu cuando volvió y después por Óscar, hace tiempo que te habrías ido.

 

Hugo: Yo nunca he dicho eso.

 

Andrea: Y no ha hecho falta. Pero cuando saliste del coma después de la sobredosis, y tras la marcha de tu madre y la detención de tu padre… has sido feliz aquí, pero todos sabíamos que necesitabas irte para desconectar y olvidarte de todo. Y ahora ha llegado el momento de que lo hagas. Eso es todo.

 

Hugo mira a su amiga, sin saber qué decir.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR/ NOCHE

 

Jaime está tras la barra charlando con Carlos, sentado en una de las butacas del otro lado, cuando Claudia sale del baño, con muy mala cara. Su marido le mira, preocupado.

 

Jaime: ¿Estás bien?

 

Claudia: No… la verdad es que no.

 

Carlos: ¿Qué te pasa?

 

Claudia: No lo sé, pero me encuentro fatal…

 

La joven, suspirando, se sienta en una de las butacas, junto a su amigo.

 

Claudia: Me duele muchísimo la cabeza, y me mareo constantemente. Además, me siento súper hinchada.

 

Jaime: Yo te veo guapísima, como siempre.

 

Claudia: Porque tú me ves con buenos ojos… pero seguro que Carlos no opina lo mismo.

 

Carlos: Hombre, sí que es verdad que se te ve un poquito más gorda…

 

Jaime: (Molesto) ¡Carlos!

 

Claudia: ¿Lo ves? Tranquilo Carlos, no pasa nada.

 

Jaime: Deberías de irte a casa y descansar.

 

Claudia: ¿Y vas a cerrar tú solo?

 

Jaime: Tranquila, puedo hacerlo.

 

Claudia: Bien…

 

Claudia se levanta y entra en el almacén, mientras Carlos y Jaime se miran, preocupados. La joven no tarda en salir, ya con su bolso.

 

Claudia: Me voy entonces… procura no hacer mucho ruido cuando llegues a casa. Me voy a acostar ya.

 

Jaime: Vale.

 

La pareja se da un pico y Claudia sale de allí.

 

Carlos: ¿Qué crees que le pasa?

 

Jaime: (Nervioso) No tengo ni idea…

 

PARQUE “RUISEÑORES”/ MAÑANA

 

Marta y Jorge pasean por el parque, charlando. Mientras el chico lleva a Esperanza en brazos, su ex novia parece bastante preocupada.

 

Marta: ¿Estás seguro de que esto es una buena idea?

 

Jorge: Es lo mejor que se nos ha ocurrido.

 

Marta: No sé…

 

Jorge: Puedes estar tranquila, entre nosotros no va a cambiar nada. Lidia sabe que voy a seguir hablando contigo por Esperanza, así que no hay problema.

 

Marta: Vale, pero es que no es eso lo que me preocupa.

 

Jorge: (Extrañado) ¿Entonces?

 

La joven se queda unos segundos en silencio, pensando, hasta que finalmente suspira.

 

Marta: Tengo miedo de que vaya a hacerte algo.

 

Jorge mira a su ex novia, esbozando una tierna sonrisa.

 

Jorge: No tienes por qué temer nada. Lidia es totalmente inofensiva.

 

Marta: ¿Te recuerdo que te tuvo secuestrado en un hotel durante varios días y que su prima, la cual fue tu amante, está completamente loca y estuvo a punto de matarnos a todos en la boda de Jaime y Claudia?

 

Jorge: Bueno vale, quizá no sea inofensiva del todo… pero no tiene por qué saber que estoy jugando a dos bandas, así que no tienes de que preocuparte.

 

Los dos se quedan en silencio durante unos segundos, caminando, cuando Marta ve algo que le llama la atención, a escasos metros.

 

Marta: Y hablando de la reina de Roma…

 

Jorge mira al frente, y ve a Lidia acercándose a ellos con una cínica sonrisa dibujada en su cara.

 

Lidia: Vaya, vaya, mira a quienes tenemos aquí… a la familia feliz.

 

Jorge: Lidia…

 

Marta: (Molesta) No somos una familia.

 

Lidia: Bueno, bueno, lo que digáis. Me gustaría hablar un segundo contigo, Jorge. A solas.

 

Jorge: Ahora no es un buen momento, Lidia.

 

Lidia: Te recuerdo que soy yo la que decide cuándo es un buen momento y cuándo no.

 

Marta: Te acaba de decir que ahora no es un buen momento, así que déjanos en paz, ¿quieres?

 

Jorge: No te metas, Marta.

 

Lidia: Hazle caso.

 

Jorge: ¿De qué quieres que hablemos?

 

Lidia: Te he dicho que prefería que fuera a solas.

 

Marta: Pues me temo que eso no va a poder ser.

 

Lidia: (Irónica) ¿Sigues aquí? ¿No tienes que ir a visitar a ningún cliente? Mira que la profesión de puta es muy sacrificada…

 

Marta: (Indignada) ¿Pero cómo puedes ser tan zorra?

 

Sin darle tiempo a reaccionar, ni a ella ni a Jorge, Marta se abalanza sobre la joven, tirándola al suelo y agarrándola del pelo sin compasión.

 

Jorge: (Asustado) ¡Marta!

 

Marta: ¡Estoy hasta los cojones! ¡Hasta los cojones de que nos quieras hacer pagar algo de lo que nosotros no tenemos la culpa!

 

Lidia: ¡Jorge, joder! ¡Quítamela de encima!

 

Jorge, tras bajar a Esperanza al suelo, coge a Marta de la cintura y, haciendo un gran esfuerzo, consigue separar a las dos jóvenes.

 

Marta: ¡Déjame! ¡La voy a matar!

 

Jorge: ¡Marta, ya basta!

 

Lidia, lentamente, se levanta del suelo, esbozando una cínica sonrisa, mientras Marta intenta zafarse de los brazos de Jorge.

 

Lidia: Mira tú con la putita… quien iba a decir que tenía tanta fuerza… supongo que de alguna manera te tendrás que defender de los clientes pesados, ¿no?

 

Marta: Eres una puta zorra…

 

Lidia: Jorge, cuando puedas pásate por mi apartamento y hablamos tranquilamente. Chao.

 

La joven se aleja de allí, ante la enfurecida mirada de Marta.

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ SALÓN/ MAÑANA

 

Hugo y Óscar están sentados en el sofá, ambos en pijama tomándose un tazón de leche. Un tenso silencio reina en la sala, hasta que Hugo deja escapar un suspiro.

 

Hugo: Yo no puedo seguir así, Óscar.

 

Óscar: (Extrañado) ¿Así cómo?

 

Hugo: Sin hablarnos.

 

Óscar: Ya, bueno… supongo que es lo que pasa cuando tomas decisiones sin tener en cuenta a tu novio, ¿no?

 

Hugo: Ya vale. ¿Cuánto tiempo vas a seguir echándomelo en cara?

 

Óscar coge aire para no perder los papeles.

 

Óscar: El que haga falta hasta que te des cuenta del daño que me has hecho.

 

Hugo: ¿Y qué es lo que más te ha dolido exactamente? ¿El hecho de que me quiera ir a Madrid, o que no te lo haya contado?

 

Óscar: Pues si te digo la verdad, las dos cosas.

 

Hugo: Ya…

 

Los dos jóvenes vuelven a quedarse en silencio durante unos segundos. A Óscar se le llenan los ojos de lágrimas.

 

Óscar: Te vas a ir, ¿verdad?

 

Hugo: No lo sé, Óscar. Es una opción que estoy valorando, pero todavía no he tomado ninguna decisión.

 

Óscar: Pero quieres hacerlo.

 

Hugo vuelve a guardar silencio, pensativo, hasta que finalmente suspira.

 

Hugo: Sí. Quiero irme. Si te dijera que no, te mentiría, y sé que no quieres que lo haga.

 

Óscar se levanta, haciendo cada vez más esfuerzos para que las lágrimas no se escapen de sus ojos.

 

Óscar: Pues yo no quiero ser el motivo que te retenga aquí, Hugo. Así que si realmente quieres irte, hazlo. Ya veremos lo que pasa con nosotros.

 

El joven sale del salón, bajo la triste mirada de su novio.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR/ MAÑANA

 

Marta está sentada en uno de los sofás, completamente despeinada, mientras Isra, tomándose un refresco, la observa divertido.

 

Isra: ¿Y te has lanzado contra ella así sin más?

 

Marta: Es una zorra.

 

El pelirrojo se ríe, divertido.

 

Isra: No conocía esta faceta tuya de boxeadora, la verdad.

 

Marta: (Irónica) Muy gracioso.

 

Los dos amigos se quedan unos segundos en silencio.

 

Marta: No creo que funcione.

 

Isra: (Extrañado) ¿El qué?

 

Marta: Todo esto que estaos haciendo contra Lidia. No es tan tonta.

 

Isra: Pues de momento se lo está creyendo…

 

Marta: No tardará mucho en descubrir todo el pastel. Vamos Isra, ya la conoces. Se dará cuenta tarde o temprano, y entonces será mucho peor.

 

Isra: ¿Peor de lo que ya está siendo?

 

Marta: Créeme… puede ser mucho peor.

 

El pelirrojo mira a su amiga, asustado.

 

PISO DE CARLOS/ SALÓN/ TARDE

 

Carlos está sentado en el sofá tomándose una taza de café mientras lee unos apuntes, cuando llaman al timbre. El joven, extrañado, se levanta a abrir la puerta y se sorprende todavía más cuando ve a Andrea al otro lado.

 

Carlos: ¡Andrea! ¿Qué estás haciendo aquí?

 

Andrea: Me gustaría hablar un segundo contigo… ¿te pillo en buen momento?

 

Carlos: No, para nada. ¿Quieres pasar?

 

Andrea esboza una forzada sonrisa.

 

Andrea: Tranquilo, va a ser solo un momento.

 

Carlos: Vale… pues tú dirás.

 

La joven coge aire antes de seguir hablando.

 

Andrea: Te quiero, Carlos.

 

Carlos: (Sorprendido) ¿En serio?

 

Andrea: Sí. Y sé que tú a mí también. Los dos lo sabemos. Como también sabemos que ahora mismo no podemos confiar el uno en el otro.

 

Carlos: Pero si nos demostramos que sí podemos, eso puede cambiar.

 

Andrea: Lo sé, pero no va a ser tan fácil.

 

Carlos: Ya…

 

Los dos permanecen unos segundos en silencio, hasta que Carlos termina suspirando.

 

Carlos: ¿Y qué propones entonces?

 

Andrea: Vayamos poco a poco, ¿vale? Y a ver lo que va pasando…

 

Carlos esboza una ilusionada sonrisa.

 

Carlos: Bien.

 

Andrea: Buenas noches, Carlos.

 

Carlos: Buenas noches.

 

Andrea se da media vuelta y comienza a bajar las escaleras mientras Carlos, ilusionado, cierra la puerta.

 

PISO DE CLAUDIA Y JAIME/ BAÑO/ NOCHE

 

Jaime entra rápidamente al baño y cierra la puerta tras él. Abre el armario y coge las pastillas anticonceptivas de su mujer. Se saca entonces del bolsillo un cartón de pastillas aparentemente igual y, justo en ese momento, la puerta se abre dando paso a Claudia, la cual se sorprende al verlo.

 

Jaime: Pensaba que estabas durmiendo.

 

Claudia: ¿Qué haces?

 

El joven esboza una nerviosa sonrisa.

 

Jaime: Nada… solo estaba comprobando que no hubiese ningún error en los días.

 

Claudia: ¿Y por qué tienes dos cartones?

 

Jaime: Yo… te he comprado una caja esta tarde. Para que no te quedes sin ellas.

 

Claudia: Jaime…

 

La chica por fin parece caer en algo.

 

Claudia: Espera un segundo… tú no estarás manipulando las pastillas para que me quede embarazada, ¿verdad?

 

Jaime: ¿Yo? No… no digas chorradas.

 

Claudia se lleva las manos a la cara.

 

Claudia: Dios mío, no me lo puedo creer.

 

La joven sale del baño mientras su marido la sigue.

 

Jaime: Espera Claudia, puedo explicártelo.

 

Claudia: No quiero que me expliques nada. Lo que quiero es que te marches de esta casa.

 

Jaime: Pero…

 

Claudia: (Interrumpiéndole) ¡He dicho que te vayas, coño!

 

Claudia camina hacia la cocina, furiosa, ante la triste mirada de su marido.

 

PARQUE “RUISEÑORES”/ NOCHE

 

Andrea y Óscar están sentados en uno de los bancos, sumergidos en sus pensamientos, mientras la joven se fuma un cigarro. De pronto, ella esboza una forzada sonrisa.

 

Andrea: Gracias por venir. He llamado un montón de veces a Hugo, pero tenía el móvil apagado.

 

Óscar: Se le habrá acabado la batería. Cuando lo pone a cargar no lo enciende nunca, dice que así se vicia.

 

Andrea: Mira que es raro…

 

Los dos se ríen, divertidos.

 

Andrea: Le he dicho a Carlos que volvamos a intentarlo, pero que vayamos poco a poco. Que nos demostremos mutuamente que podemos confiar el uno en el otro.

 

Óscar: ¡Eso es genial!

 

Andrea: Sí…

 

Óscar: No te veo demasiado entusiasmada.

 

Andrea: No, lo estoy. Es solo que… tengo miedo, ¿sabes?

 

Óscar: (Suspira) Te entiendo perfectamente, créeme.

 

Andrea: ¿Hugo?

 

Óscar: Aha.

 

El joven guarda silencio durante unos segundos.

 

Óscar: Me da miedo no poder llevar una relación a distancia. Ya la tuve con Carla cuando yo me vine para aquí y ella se quedó en el pueblo, y fue un autentico desastre.

 

Andrea: Hombre, teniendo en cuenta que saliste del armario unos meses más tarde, yo tampoco le echaría toda la culpa a la distancia, ¿eh?

 

Óscar se ríe, divertido.

 

Óscar: Sí, pero no sé… creo que tampoco saldrá bien esta vez.

 

Andrea: ¿Y entonces por qué no te vas con él?

 

Óscar: (Sorprendido) ¿A Madrid?

 

Andrea: Piénsalo. Tú también acabas este año, y cualquier trabajo del mundo audiovisual va a tener más salidas allí que en cualquier otra parte.

 

El joven mira a su amiga, dándose cuenta de que tiene razón.

 

PISO DE CARLOS/ SALÓN/ NOCHE

 

Carlos: ¿Pero cómo has podido ser tan gilipollas?

 

Jaime, sentado en el sofá junto a su amigo, se encoge de hombros, sin saber qué decir.

 

Carlos: ¿A quién se le ocurre?

 

Jaime: (Molesto) Bueno tío, ya vale, ¿no? Ya bastante me ha dado el coñazo ella, como para que ahora me lo des tú.

 

Carlos: Pues suerte has tenido… me extraña que no te haya matado.

 

Un tenso silencio surge entre los dos amigos.

 

Carlos: ¿Por qué lo has hecho?

 

Jaime se queda unos segundos en silencio, como buscando las palabras adecuadas, hasta que finalmente suspira.

 

Jaime: Supongo que me pudo la fijación por tener un hijo, por encima de que ella fuera feliz.

 

Carlos: Deberías de haberlo pensado muchísimo mejor, Jaime.

 

Jaime: Lo sé…

 

Los dos amigos vuelven a permanecer unos segundos en silencio. Jaime mira con miedo a su mejor amigo.

 

Jaime: ¿Crees que esto tiene solución?

 

Carlos: La verdad es que lo dudo mucho.

 

Jaime tiene que hacer grandes esfuerzos para no echarse a llorar ahí mismo.

 

APARTAMENTO DE LIDIA/ SALÓN/ NOCHE

 

Lidia y Jorge están sentados en el sofá, tomándose cada uno un botellín de cerveza y fumándose un par de cigarros. Jorge mira muy serio a su acompañante.

 

Jorge: Pensaba que habíamos dejado claro que Marta se quedarían al margen de todo esto.

 

Lidia: Y así va a ser, pero no puedes pretender que deje de meterme con ella. Es divertido.

 

Jorge: Pues tienes que hacerlo Lidia, tienes que parar.

 

Lidia: (Extrañada) ¿Por qué?

 

Jorge: Porque es la madre de mi hija, ¿te parece un motivo suficiente?

 

Lidia: La verdad es que no…

 

Sin dejar de mirar al joven, Lidia va esbozando poco a poco una cínica sonrisa.

 

Lidia: Sigues enamorado de ella, ¿verdad?

 

Jorge: (Nervioso) ¿Enamorado? No digas chorradas, por favor.

 

Lidia: Vamos Jorge, no intentes engañarme, yo…

 

Jorge le interrumpe dándole un apasionado beso lleno de furia y pasión, que la joven no duda en corresponder.

 

Jorge: ¿Ya te queda claro que no sigo enamorado de ella?

 

Lidia: (Pensativa) Uhmmm… no sé… quizás tienes que hacer algo más para convencerme.

 

El chico vuelve a besarla, mientras la coge en brazos y la lleva hasta el dormitorio. Allí la tira sobre la cama, y cierra la puerta con fuerza, ante las risas de Lidia.

 

CONTINUARÁ…