MANERAS DE VIVIR

.- Los rayos de sol del mediodía entran con fuerza en el dormitorio de Hugo, el cual se encuentra haciendo su mochila sobre la cama, cuando unos leves golpes se escuchan en la puerta.

HUGO: Adelante.

La puerta se abre, y Andrea entra a la habitación de su amigo sin cerrarla.

ANDREA: ¿Estás ya listo?

HUGO: Me queda poco. ¿Habéis conseguido la furgoneta al final?

ANDREA: (Sonríe) Por supuesto. Carlos tiene muy buenas manos y yo muy buen escote.

HUGO: Argh. Prefiero no preguntar que ha querido decir eso.

ANDREA: Oh, no, no te preocupes, no ha hecho falta sexo. Y es una pena, porque el tío que las alquilaba estaba bastante bueno. Al final se ha fiado de nosotros, la pagaremos a la vuelta.

HUGO: Genial.

ANDREA: Venga va, termina. Ya nos están esperando los seis en la furgoneta, todavía tenemos varias horas de viaje.

Hugo piensa durante unos segundos.

HUGO: Espera un segundo… no soy un as de las matemáticas, pero creo recordar que solo íbamos a ir siete… si hay seis en la furgoneta, y nosotros somos dos… creo que damos un total de ocho.

ANDREA: (Nerviosa) ¿Sabes? Claudia y Carlos se irán turnando para conducir, puede ser muy fatigoso un viaje tan largo.

HUGO: ¿Quién más va?

Andrea se acerca a la mochila de su amigo, mirando al interior, y empieza a cerrarla.

ANDREA: Ya está todo listo, ¿verdad?

HUGO: ¿Por qué no paras de cambiarme de tema?

ANDREA: ¡Vamos!

La chica coge la mochila de su amigo y sale del dormitorio. Suspirando, el chico la sigue.

.- Andrea y Hugo salen de la casa. A pesar de la fuerza con la que cae el sol, parece hacer frío. Andrea abre el maletero para meter la mochila de su amigo, y este abre la última puerta, entrando sin darse cuenta de quien está a su lado.

HUGO: Perdonad el retraso.

EDU: Bueno, eso ya es algo habitual en ti.

Hugo mira al chico, el cual está en el asiendo de la segunda fila, justo delante suyo, de manera fulminante. Andrea abre la puerta del otro lado, y también se sienta. Es entonces cuando Hugo se percata de la presencia de Marta entre ambos.

MARTA: (Tímida) Hola…

HUGO: ¿Qué haces tú aquí?

Marta va a hablar, pero Andrea la coge del brazo.

ANDREA: La he invitado yo.

HUGO: (Molesto) ¿Y por qué has hecho eso?

ANDREA: Porque todo el mundo habla maravillas de ella, y yo ni la conozco. Además, a lo mejor a vosotros también os viene bien para que intentéis arreglar las cosas.

HUGO: Ni de coña. Yo no voy.

Hugo se dispone a abrir el coche, pero entonces Carlos, al volante, lo arranca.

ANDREA: De aquí no se baja ni Dios. Vamos a pasar unos días de puta madre, y los vamos a pasar los ocho juntos, ¿entendido?

El joven suspira recostándose en el asiento, por lo que Andrea sonríe orgullosa.

TÍTULOS DE CRÉDITO: "Have a nice day" Bon Jovi
Kristen Bell, David Gallagher, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Hayden Panettiere, Emma Watson.

Capítulo 38.
En la nada.


.- Suena de fondo la canción “Cualquier día”, de Boikot. Ya ha anochecido. Claudia conduce el coche, mientras Carlos duerme en el asiento del co-piloto. En los tres asientos del medio Edu, Laura e Isra también duermen, y en el de atrás del todo solo permanecen despiertos Marta y Hugo.

MARTA: ¿Sabes si queda mucho?

HUGO: No, no lo sé.

Un tenso silencio se crea entre los dos.

MARTA: ¿Crees que podremos estar el fin de semana sin tirarnos los trastos a la cabeza?

HUGO: Desde luego.

MARTA: Tú también deberías de poner un poquito de tu parte, ¿no?

El chico mira por primera vez a Marta en toda la escena.

HUGO: Mira Marta, que te quede una cosa clara. Si estoy aquí, además de porque no me han dejado bajarme, es porque no voy a renunciar a un fin de semana porque tú estés incluida en el lote. Así que estos dos días pienso pasar de ti, y la verdad es que espero que tú hagas lo mismo, ¿entendido?

MARTA: No dejas demasiadas opciones.

HUGO: Bueno, ya ves. No me gusta juntarme con mala gente.

A Marta se le llenan los ojos de lágrimas, y Hugo vuelve a mirar por la ventanilla.

MARTA: ¿Tú nunca has cometido errores?

HUGO: Sí, pero no he matado a nadie.

Claudia, al escuchar esto último, se gira sorprendida, lo que hace que Hugo se de cuenta de que ha metido la pata.

HUGO: Y tú desde luego estuviste a punto de hacerlo con el susto que me diste.

CLAUDIA: (Divertida) ¿Os enfadasteis por un susto?

HUGO: Tú no te metas, que no es asunto tuyo.

CLAUDIA: Joder, de que mala ostia estamos.

Claudia vuelve a prestar atención a la carretera, y Marta y Hugo se miran.

MARTA: (Susurrando) Gracias…

El chico, ignorándola, gira de nuevo su cabeza hacia la ventanilla.

.- Ya es completamente de noche. Claudia detiene el coche justo enfrente de la enorme casa de Andrea, la cual está rodeada de nieve. No tardan en ir saliendo poco a poco del coche, desperezándose los que habían dormido. Andrea da pequeños saltos de alegría.

ANDREA: ¿Qué os parece?

EDU: (Sorprendido) Es enorme.

ANDREA: Lo sé. Metamos las maletas.

Los ocho se acercan al maletero. Cada uno coge su maleta, y tras cerrar la furgoneta, se dirigen hacia el interior de la casa.

.- Todos excepto Edu y Andrea están tirados en los sofás del salón, tapados por mantas. La decoración de la vivienda es muy rural. El reloj marca las doce y media de la noche. Laura y Carlos en un sofá mientras Claudia y Hugo juegan a las cartas a su lado, y Marta e Isra charlan animadamente en otro sofá. Edu llega de la cocina, mirando a su alrededor todavía sorprendido.

EDU: Joder, en serio, que pedazo de casa. Es todavía más grande de lo que parece cuando solo la ves por fuera.

LAURA: Ya estarás exagerando…

EDU: Para nada.

Edu se sienta junto a Isra y Marta, y coge un trozo de manta también para taparse.

EDU: ¿De que habláis?

ISRA: Nada, de chorradas.

EDU: Ya.

Los tres permanecen en un incómodo silencio, que solo se ve interrumpido por las cariñosas palabras que se dedican Carlos y Laura y por las risas de Claudia y Hugo.

EDU: Marta, lo siento.

MARTA: (Sonríe) No tienes porque disculparte.

EDU: Fui un gilipollas. Lo que pasará entre Hugo y tú… fue entre vosotros, no tendría que haber tomado partido.

MARTA: Él era tu novio, es normal que te pusieras de su lado.

Edu mira a la chica, y luego se ríe.

EDU: Joder, no sé como he podido estar más de medio año sin dirigirte la palabra, con lo buena persona que eres, tía. Yo no habría perdonado tan fácilmente a alguien que me ignora de la noche a la mañana.

MARTA: (Sonríe) Anda, ven aquí…

Los dos jóvenes se abrazan, y Hugo les mira, sin poder evitar el esbozar una leve sonrisa. En ese momento Andrea entra por allí, en camisón.

ANDREA: ¡Chicos!

CARLOS: Joder, ¿cómo vas así? ¿No tienes frío?

ANDREA: (Sonríe) Sí lo tuviera me taparía. Bueno, pero a lo que iba, se me olvido comentaros un pequeño detalle. Solo hay cuatro habitaciones: tres de ellas tienen dos camas, pero la otra es cama matrimonial.

LAURA: Bueno, tampoco es un problema. Carlos y yo dormimos en la cama matrimonial, y el resto que se repartan como vean.

Todos asienten con la cabeza, mostrándose de acuerdo, pero Andrea niega con la cabeza.

ANDREA: Ni hablar. He pensado que sería mucho más divertido si lo echáramos por sorteo, parejita incluida.

CLAUDIA: Andrea, no es buena idea.

ANDREA: (Molesta) ¿Por qué no? ¿Por qué se me ha ocurrido a mí?

HUGO: No es eso. Piensa que si las formamos nosotros, las haremos como queramos, pero si es por sorteo… podrían salir algunas que a lo mejor no nos harían sentir tan cómodos…

ANDREA: Lo sé, por eso lo hago. Esto no es solo un viaje de placer, es un viaje para cerrar rencillas. Por eso ya está todo preparado. Cada habitación tiene un número. En mi bolsillo tengo ocho papelitos que van dos veces del uno al cuatro. Números que coincidan van a la misma habitación. Y por cierto… la número uno es la matrimonial.

Todos se miran, asustados, lo que provoca las risas de la chica.

ANDREA: ¡Vamos! ¿Quién empieza?

LAURA: Anda, ven aquí…

Andrea se acerca, y abre el bolsillo con una sonrisa de oreja a oreja. Laura coge un papelito.

LAURA: El número dos.

ANDREA: Bien. Carlos, tu turno.

El proceso vuelve a repetirse, mientras empieza a sonar “Losing my religión”, de REM.

CARLOS: El tres…

La joven pareja se miran, decepcionados, pero Andrea sonríe.

ANDREA: Bueno, la parejita separada. ¡Esto se pone interesante!

Una y otra vez va repitiendo el proceso con el resto. Todos cogen papeles, pero no vemos sus reacciones. Solo vemos que Andrea no deja de sonreír.

.- Marta e Isra entran en uno de los dormitorios con sus maletas. Los dos sonríen, contentos, y las dejan en un rincón. Isra se tira sobre la cama de la ventana, sin darle tiempo a su amiga para reaccionar.

MARTA: Cabrón…

Isra se ríe.

ISRA: Hemos tenido suerte de que nos tocará a los dos juntos.

MARTA: Pues sí, porque los demás… no me extrañaría que terminasen todos a palos.

ISRA: Esperemos que no… no soportaría ver tanta sangre junta.

Esta vez son los dos los que se ríen.

MARTA: De todos modos lo de Laura y Carlos menuda putada. Para un fin de semana que pueden estar sin que los padres de Laura les den la lata…

ISRA: Sí, la verdad es que sí… pero bueno, no nos lamentemos, que nosotros hemos tenido mucha suerte y punto. El resto que se apañen como puedan.

MARTA: Pues sí.

Marta, sin cambiarse, se echa en la otra cama y se tapa con las mantas. Isra también se tapa así tal cual.

MARTA: Estoy agotada.

ISRA: Sí, yo también, el viaje ha sido matador. Descansemos para mañana poder disfrutar de todo esto.

MARTA: Sí. Buenas noches.

ISRA: Buenas noches.

El chico estira el brazo para apagar la luz de la lamparilla que hay en la mesita de noche.

-. Laura y Andrea entran en otro dormitorio, cargadas de maletas. Mientras Laura permanece muy seria, Andrea parece estar disfrutando con la situación.

ANDREA: Chica, alegra esa cara. Tampoco soy tan mala como para que no quieras compartir dormitorio conmigo.

LAURA: No es eso. Solamente… me hacía ilusión compartirlo con Carlos, nada más.

ANDREA: En el fondo os vendrá bien.

LAURA: (Molesta) ¿Qué quieres decir con eso?

ANDREA: Bueno, no te ofendas, pero es que sois un poco empalagosos. Creo que os vendrá bien estar una noche separados, relacionándoos con el resto de la gente y esas cosas.

LAURA: Tampoco es que estemos todas las noches juntos precisamente.

ANDREA: Pero el resto de las noches tampoco están tus amigos.

Laura mira molesta a la chica, la cual enseguida se da cuenta de esto.

ANDREA: Pero no sé, tampoco me hagas mucho caso, si sois felices… lo que pasa que ya sabes que yo soy un poco puta.

LAURA: ¿Solo un poco?

Andrea, ignorando este último comentario de la chica, sube sus maletas a la cama y empieza a deshacerlas.

.- El cuarto está vacío, con la puerta cerrada. La cama matrimonial permanece intacta. La puerta se abre de golpe, dando paso a Hugo con su maleta. El chico parece realmente desesperado.

HUGO: No me puedo creer que nos haya tocado en la misma habitación… ¡encima la de la cama matrimonial!

Tras él aparece Edu, también con mala cara pero sin llegar al extremo de su ex novio.

EDU: Tampoco es para tanto…

Hugo lanza una mirada asesina al chico.

EDU: … ¿O sí?

Hugo deja la maleta en el suelo, y se sienta sobre la cama. Edu se sienta a su lado.

HUGO: Esto es un completo suicidio.

EDU: Creo que dijimos que intentaríamos ser amigos.

HUGO: Eso lo dijiste tú. Yo te dije que necesitaba tiempo para poder serlo.

EDU: Hugo, no has dejado de ser una persona muy importante en mi vida en ningún momento.

Hugo mira en silencio al joven por unos segundos, y luego suspira.

HUGO: Lo sé, Edu. El problema es que tú de la mía tampoco.

EDU: (Extrañado) ¿Entonces cual es el problema?

El chico se acerca lentamente a Edu, y le besa por unos segundos.

HUGO: Este es el problema.

Hugo se levanta y se marcha de la habitación, dejando a Edu solo, sin saber que hacer.

.- Claudia y Carlos, en silencio, entran al último dormitorio. Ambos lo miran. Es muy bonito, todo como muy rústico. Dejan las maletas sobre el suelo, y empiezan a mirar cosas sin decirse nada, hasta que Claudia decide romper el silencio.

CLAUDIA: Es una putada que os haya tocado separados a Carlos y a ti, ¿eh?

CARLOS: Bueno, hay que mirarlo por el lado positivo, así podremos hablar un poco más, que hace mucho que no lo hacemos.

CLAUDIA: (Sonríe) Eso es verdad.

Los dos jóvenes empiezan a deshacer sus maletas en silencio. Se puede notar cierta tensión entre ellos.

CLAUDIA: Sí quieres podría convencer a Andrea para irme a su dormitorio y que Laura se venga aquí…

CARLOS: No, no es necesario, de verás.

CLAUDIA: Carlos, ¿no crees que es peligroso que pasemos dos noches en el mismo dormitorio después de lo que pasó este verano?

CARLOS: Creía recordar que habíamos quedado en que esa noche no había pasado nada.

CLAUDIA: Ya, pero…

CARLOS: (Interrumpiéndola) Pues ya está. No sé de qué me estás hablando.

Claudia sonríe forzadamente.

CLAUDIA: Está bien. Bueno, a ver si terminamos pronto con esto para descansar. Miedo me da la excursión que ha podido organizar Andrea para mañana.

Carlos sonríe, y ambos continúan deshaciendo sus maletas, completamente en silencio.

.- Un nuevo día de sol pero de mucho frío amanece en los Pirineos. Los ocho protagonistas, vestidos de montaña y con sus mochilas a cuestas, caminan por los pedregosos caminos. La primera va Andrea. Es la más preparada, y eso se nota en su cara.

ANDREA: Vamos chicos, más ganas, ¡más ganas!

Justo detrás de ella van Carlos y Laura.

LAURA: ¿Qué tal la noche con Claudia?

CARLOS: Oh, genial. Es una chica majísima, siempre nos hemos llevado muy bien, así que fantástica. ¿La tuya con Andrea?

LAURA: Muy bien también. No nos conocíamos demasiado, pero nos hemos puesto un poco al día.

Los que van detrás son Edu y Claudia.

CLAUDIA: Estoy helada, esto es inhumano.

EDU: Inhumano no. Son los Pirineos.

CLAUDIA: (Irónica) Muy gracioso.

Edu se ríe. Tras ellos, Isra, Marta y Hugo van a fila de a uno, sin hablar los unos con los otros.

.- Andrea va corriendo. Llega hasta una explanada, donde el sol cae con fuerza. Ya es mediodía. Tras ella aparecen Carlos, Laura, Claudia y Edu. La chica les mira, ilusionada.

ANDREA: Comeremos aquí.

Sus cuatro amigos se miran con asco.

EDU: ¿Aquí?

ANDREA: ¿Cuál es el problema?

CLAUDIA: A parte de que nos pringaremos de nieve, tierra y barro, no hay ninguno.

LAURA: Sí. Además a mini yo tampoco le gusta demasiado sentarse en lugares húmedos.

Todos miran a la joven con caras raras. El único que se ríe es Carlos.

ANDREA: Oíd, chicos… ¿dónde están Hugo, Marta e Isra?

Los cuatro se giran, dándose cuenta de que no hay ni rastro de sus tres amigos.

CARLOS: ¿Se han perdido?

CLAUDIA: No, no puede ser… si se hubieran quedado rezagados nos habríamos enterado, ¿no?

EDU: Como estén los tres juntos, la que se puede liar es buena.

Los cinco amigos se miran, preocupados.

.- Marta, Isra y Hugo caminan entre los árboles, en silencio. No parecen tener ni idea de donde están, y van mirando hacia todos los lados. Los tres se ven bastante nerviosos.

ISRA: Joder Hugo, todo esto es tu culpa. Si no te hubiera dado tu vena bohemia de pararte a mirar el paisaje, ahora estaríamos bien situados, y no perdidos en esta mierda de monte.

HUGO: ¡Oh, perdona! Pero que yo sepa, no os dije que me esperarais. Créeme, incluso antes habría preferido perderme con Edu.

MARTA: Eso seguro.

Hugo lanza una muy mala mirada a la chica.

HUGO: Además, podríais haber avisado a los demás para que nos esperaran y que no siguieran. Joder, parece que lo habéis hecho a idea.

ISRA: (Suspira) Vale, voy a mirar a ver si hay cobertura…

MARTA: Olvídalo. Estamos completamente perdidos e incomunicados. Esto es una mierda.

HUGO: (Irónico) ¡Genial!

El chico se deja caer al suelo, sin hacerse daño puesto que la mochila le sirve de colchón. Isra y Marta le miran, sin entender nada.

ISRA: ¿Qué se supone que estás haciendo?

HUGO: Seamos razonables. En algún momento ellos tienen que darse cuenta de que hemos desaparecido, y cuando lo hagan, volverán. Andrea se conoce esta zona, así que no habrá problemas. Nosotros en cambio no la conocemos, y lo único que vamos a conseguir es perdernos más, e incluso nos alejamos del camino, complicando nuestra propia búsqueda. ¿Quieres que pase eso?

MARTA: Hugo tiene razón.

Hugo mira molesto a la chica, pero no dice nada. Isra se da cuenta.

ISRA: Vale, quedémonos aquí. Puede ser interesante, y además, podríais aprovechar para solucionar la estupidez por la que discutisteis.

HUGO: (Extrañado) ¿Tú lo sabes? ¿Y a pesar de ello, crees que es una estupidez?

ISRA: No, no lo sé. Pero no creo que sea algo tan malo como para que llevéis más de medio año sin hablaros.

Hugo y Marta se miran incómodos.

HUGO: Mira Isra, será mejor que no te metas.

ISRA: (Molesto) Sí, ya empiezo a estar cansado de escuchar el que no me meta. Joder, no entiendo porque no le habéis explicado a nadie lo que ha pasado. ¿Tanto os avergonzáis?

MARTA: Sí Isra, me avergüenzo mucho de lo que hice. Pero él no tuvo nada que ver, ¿vale?

ISRA: (Suspira) No lo entiendo…

MARTA: (Molesta) Mira, si lo quieres saber, te lo diré, ya vale de estar escondiéndome. Yo… ¡joder!

Marta se lleva las manos al estómago, parece que le duele demasiado. Los dos jóvenes la miran preocupados, y se acercan a ella.

ISRA: Marta, ¿estás bien?

MARTA: No, joder… me duele mucho la tripa.

ISRA: ¿Crees qué…?

MARTA: (Interrumpiéndole) ¡No lo sé!

HUGO: ¿Qué está pasando?

ISRA: Está embarazada.

Hugo les mira, sin poderse creer lo que acaba de escuchar.

ANDREA: (Off) ¡Hugo!

HUGO: ¡Andrea! ¡Estamos aquí! ¡Corred, Marta no está bien.

.- Ya está anocheciendo. Claudia permanece sentada en el sofá del salón junto a Isra, los dos en silencio, cuando Andrea aparece allí con un par de tazas de café, mientras otra reposa ya sobre la mesita. Se sienta entre ambos tras dejarla al lado de esta.

ANDREA: ¿Aún no se sabe nada?

ISRA: No, nada.

CLAUDIA: No me puedo creer que esté embarazada, y además Jorge la haya dejado plantada. ¿Qué pasará ahora?

ISRA: Estaba dispuesta a tenerlo, pero ahora… joder, es que no sé que es lo que habrá pasado. ¿Y si lo ha perdido?

ANDREA: Desde luego, eso es lo mejor que le podría pasar.

ISRA: ¿Cómo puedes decir algo así y quedarte tan tranquila?

CLAUDIA: Isra, Andrea tiene razón. Marta simplemente tiene dieciséis años, ¿de verdad crees que está preparada para ser madre? Por no hablar de que si sale adelante, va a tener que renunciar a todo que normalmente se hace a su edad.

ISRA: Pero ella ha decidido tenerlo. Lo que más le afectará será perderlo.

CLAUDIA: Ahí tiene razón…

Los tres se quedan en silencio, cada uno sacando sus propias conclusiones.

.- Hugo se encuentra sentado en la enorme cama de matrimonio, con la espalda apoyada en la pared. Permanece con la mirada perdida, cuando unos leves golpes en la puerta le hacen salir de sus pensamientos. La puerta se abre y Edu asoma su cabeza.

EDU: ¿Puedo?

HUGO: Claro. Que yo sepa, también es tu habitación.

Tras cerrar la puerta, el chico se sienta al lado de su ex novio.

EDU: ¿Estás bien?

HUGO: Claro, ¿por qué no iba a estarlo?

EDU: No sé… me da la impresión de que lo de Marta te ha afectado demasiado.

HUGO: No puedo evitar el preocuparme por ella a pesar de todo.

EDU: Yo tampoco sabía que estaba embarazada.

Hugo sonríe forzadamente, pero no puede evitar que se le llenen los ojos de lágrimas.

EDU: No te preocupes, ¿vale? En cuanto se sepa algo, Carlos o Laura llamarán. No se van a separar de ella.

El chico asiente, y los dos se abrazan.

HUGO: Echaba de menos el estar así contigo.

EDU: Yo también.

Los dos continúan abrazados. Luego se separan, y se miran a los ojos unos segundos, hasta que se besan. Hugo quita la camiseta a Edu y se recuestan sobre la cama, pero este último no tarda en reincorporarse.

EDU: No puedo, Hugo. Lo siento.

HUGO: No te disculpes, ha sido culpa mía.

Edu empieza a ponerse la camiseta.

EDU: Yo…

HUGO: (Interrumpiéndole) Quieres a Isra, lo sé.

EDU: Lo siento de verdad.

HUGO: ¿Por qué no has hablado con él?

EDU: ¿De verdad quieres que hablemos de esto?

Hugo sonríe de mala gana.

HUGO: No, la verdad es que no. Pero hazme caso Edu, habla con él. No tienes nada que perder, y… a lo mejor si mucho que ganar.

EDU: No quiero perder su amistad… ni la tuya.

HUGO: La suya no la vas a perder. Y la mía… con el tiempo seguro que la volverás a recuperar.

Edu se queda pensando durante unos segundos.

EDU: ¿Entonces crees…?

HUGO: (Interrumpiéndole) Anda, márchate.

EDU: Gracias.

El chico da un beso en la mejilla a Hugo, y sale corriendo del dormitorio, mientras él continúa sentado en la cama, triste.

.- Isra está sentado en las escaleras en el porche. Mira el despejado cielo, pensativo. Parece algo deprimido cuando Edu sale muy abrigado, y con otro abrigo entre sus manos, y se coloca al lado del joven.

EDU: Has de estar helado.

ISRA: (Sonríe) Gracias.

El chico se pone el abrigo.

EDU: ¿Te apetece que vayamos a dar una vuelta?

ISRA: Bien, vamos.

Los dos empiezan a caminar en silencio.

EDU: Veras Isra, yo llevo tiempo queriéndote decir algo.

ISRA: Claro, dime.

Edu se queda pensando unos segundos, e Isra le mira preocupado.

ISRA: ¿Edu?

EDU: Sí, verás, es que…

El chico se queda callado, y su amigo le mira impaciente.

EDU: Te quiero.

ISRA: (Sonríe) Lo sé Edu, yo a ti también. A pesar de todo lo que pasó el año pasado, y todo lo que estuvo a punto de pasar este, sigues siendo como un hermano para mí. Casi tanto como Óscar. Tú me has enseñado muchas cosas que jamás olvidaré.

EDU: Me alegro Isra, pero yo no me refería a eso.

ISRA: (Extrañado) ¿Cómo que no?

EDU: Isra, no te quiero solo como un amigo o como un hermano. Yo… estoy enamorado de ti.

Isra mira en silencio durante unos segundos a su amigo, sorprendido.

ISRA: Si es una broma no tiene ninguna gracia.

EDU: No es ninguna broma. Te lo digo completamente en serio.

Edu acaricia la cara del joven, y aproxima la suya lentamente. Cuando sus labios están a punto de rozarse, Isra se aparta.

ISRA: Joder tío, ¿de qué se supone que vas?

EDU: (Extrañado) ¿Perdona?

ISRA: El año pasado me hiciste mucho daño, a mí y a Hugo… ¿ahora pretender repetir la jugada?

EDU: No Isra, de verdad que no. Ahora por fin tengo todo claro. Te quiero a ti.

Isra cada vez se cree menos lo que está escuchando.

ISRA: Esto es una absoluta locura.

EDU: ¿Por qué no lo intentamos, Isra? Tan solo una vez más…

ISRA: Lo siento, pero… si algo hay claro en mi cabeza en este mismo momento, es que enamorado de ti no lo estoy. Nuestro tiempo se acabó, y fue un completo desastre. Lo mejor es seguir con nuestras vidas, como habíamos hecho hasta ahora.

EDU: Pero…

ISRA: (Interrumpiéndole) Lo siento, Edu.

Isra se dirige hacia el interior de la casa, dejando solo allí a Edu con los ojos llenos de lágrimas.

.- Hugo, completamente a oscuras, mira a través de la ventana. Sus ojos ya están secos, y tampoco parece haber llorado. Mantiene la mirada perdida hasta que oye la puerta abrirse.

ANDREA: ¿Estás bien?

Hugo se gira, y la mira sonriendo de mala gana.

HUGO: Sí, no te preocupes. ¿Se sabe algo?

ANDREA: A eso venía. Marta y el bebé están bien, solo necesita reposo. Se van a quedar allí toda la noche en observación, y mañana por la mañana vendrán a recogernos para volver a Gijón.

HUGO: Genial.

Andrea mira en silencio a su amigo durante unos segundos.

ANDREA: ¿Seguro qué estás bien?

HUGO: Sí, de verdad que sí. Incluso me atrevería a decir que estoy algo feliz, ¿sabes? Creo que he conseguido cerrar el capítulo de Edu de mi vida definitivamente. A partir de ahora empieza uno nuevo.

ANDREA: (Sonríe) Ey tío, eso es genial. Me alegro un montón.

Los dos amigos se abrazan.

ANDREA: ¿Qué le has dicho?

HUGO: Nada. Bueno… simplemente le he dejado ir. Le he dicho que vaya con Isra y que intente ser feliz a su lado… yo buscaré mi nuevo rumbo.

ANDREA: Me siento muy orgullosa de ti.

Hugo sonríe, y vuelven a abrazarse.

.- Marta duerme tranquilamente sobre una de las camas del ambulatorio de la Cruz Roja. Las que hay a su alrededor están vacías, y Laura y Carlos la miran apoyados en el marco de la puerta y abrazados, con cara de preocupación.

CARLOS: Así que era eso lo que le pasaba, ¿no?

LAURA: ¿El qué?

CARLOS: Que estaba embarazada. Por eso estabas tanto con ella.

Laura baja la cabeza.

LAURA: Lo siento Carlos, pero no podía decirte nada.

CARLOS: No te preocupes, Laura. Lo entiendo, de verdad.

LAURA: (Sonríe) ¿Por qué eres así?

CARLOS: ¿Así cómo?

LAURA: Así de bueno.

CARLOS: Porque estoy con una chica que merece estar con alguien realmente bueno… y espero llegar a estar alguna vez a la altura.

LAURA: Ya lo estás.

La pareja se sonríe y se besan, bajo la mirada de Marta que acaba de despertar, y también sonríe.

.- El domingo ya ha amanecido. Pequeños copos de nieve caen del cielo, y Andrea los mira pensativa a través de la ventana de la cocina, sentada en la encimera. El reloj marca las ocho de la mañana, y Claudia también aparece por allí.

CLAUDIA: Parece que nuestra anfitriona es madrugadora… quien lo diría.

Andrea se gira hacia la joven, sonriendo.

ANDREA: Me he despertado y ya no podía volver a dormirme, así que he decidido levantarme. Además, no sé a que hora se pasarán estos a buscarnos.

CLAUDIA: Dudo que sea tan pronto.

Claudia empieza a echarse café de la cafetera que hay allí prácticamente llena todavía.

CLAUDIA: Andrea, esta todo bien entre nosotras, ¿verdad?

ANDREA: Claro, ¿por qué no iba a estarlo?

CLAUDIA: No sé, desde que pasó lo de David… bueno, no es que antes hablásemos mucho, pero es que ahora menos.

ANDREA: (Sonríe) ¿Sabes? Yo no discuto con nadie por un cabrón.

Claudia le devuelve la sonrisa.

CLAUDIA: Bueno, pues me alegro.

Las dos se quedan en silencio unos segundos.

ANDREA: Claudia, David es un cabrón. Y tiene que pagar por ello.

CLAUDIA: Vale, ahora me estás dando miedo.

Andrea se ríe, y en ese momento Claudia ve como la furgoneta en la que vinieron aparca frente a la casa.

CLAUDIA: Ya están aquí.

ANDREA: (Sorprendida) ¿Tan pronto? Ves despertando a estos, a ver si quieren desayunar algo…

Ven como Marta, Carlos y Laura bajan del coche.

.- Ya van todos en la furgoneta. Delante del todo van Claudia conduciendo y Carlos a su lado, mirándole de manera incómoda.

Tras ellos van Laura e Isra, y Marta entre ellos. La joven duerme tranquilamente, y sus dos amigos la miran preocupados.

En los últimos asientos, Hugo y Andrea charlan animadamente mientras Edu mira a través de la ventanilla.

CONTINUARÁ...