MANERAS DE VIVIR


Quinta temporada, capítulo 97

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR/ TARDE

 

Andrea: Por supuesto que estoy preocupada, ¿qué queréis que os diga?

 

Claudia, Isra y Carlos, sentados en el mismo sofá de siempre del Four tomándose unos refrescos, miran a la joven.

 

Claudia: ¿Pero de verdad creéis que después de todo lo que pasó hace un par de años, va a volver a caer en lo mismo?

 

Carlos: Nunca se sabe.

 

Isra: Escuchad, yo no he dicho que haya vuelto a drogarse, ¿vale? Lo único que digo es que desde que murió Edu está muy raro, y que lleva ya tres días llegando a casa súper tarde… justo cuando hace cuatro meses de su muerte. Y no sé si viene drogado, pero en buen estado os aseguro que no.

 

Andrea: (Suspira) Joder…

 

Claudia: ¿Y Óscar qué dice?

 

Isra: Le nota raro, pero poco más.

 

Andrea: Sabe lo que pasó, ¿verdad?

 

Isra se queda unos segundos en silencio, pensando, hasta que finalmente suspira.

 

Isra: Creo que no.

 

Carlos: (Sorprendido) ¿Qué? ¿Me estás diciendo que después de todo lo que han pasado, Hugo no le ha contado nada al respecto?

 

Andrea: Bueno, yo le entiendo. No es una parte de su vida de la que se sienta orgulloso.

 

Claudia: Pero aún así, es verdad que se lo tendría que haber contado. Así, Óscar habría entendido muchas cosas.

 

Los cuatro amigos se quedan unos segundos en silencio, hasta que Andrea suspira.

 

Andrea: Tenemos que hablar con él.

 

Isra: (Extrañado) ¿Con Óscar?

 

Andrea: No, con Hugo. Tiene que saber que estamos aquí para que se apoye en nosotros… y no lo haga en otras cosas.

 

Carlos, Claudia e Isra miran a su amiga, sabiendo que tiene razón.

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ COCINA/ TARDE

 

Óscar se está haciendo la cena, cuando Hugo, muy arreglado, aparece por allí bastante acelerado. Abre la nevera y coge una cerveza.

 

Óscar: ¿Vas a volver a salir hoy?

 

Hugo: Sí, ¿por?

 

Óscar: No, por nada. Simple curiosidad.

 

Hugo: Ya.

 

Los dos jóvenes se quedan en silencio durante unos segundos, mientras Hugo se termina la cerveza.

 

Óscar: Oye, ¿y últimamente no sales mucho?

 

Hugo: (Suspira) Mira, mi madre está en Argentina y mi padre en la cárcel, así que te aseguro que ya no necesito a nadie para que se preocupe por mí.

 

Óscar: Sí, pero…

 

Hugo: (Interrumpiéndole) Chao. No te aburras mucho.

 

Hugo se marcha. Óscar enseguida escucha la puerta de la calle cerrarse. Suspira, resignado.

 

CANCIÓN: “Bed of roses”, de Bon Jovi


KRISTEN BELL


CHACE CRAWFORD


RUPERT GRINT


VANESSA HUDGENS

 

JESSE MCCARTNEY


JESSE METCALFE

 

JARED PADALECKI

 

HAYDEN PANETTIERE

 

JESSICA STROUP

 

TOM WELLING

 

CAPÍTULO 97: Intervención


PISO DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ COCINA/ MAÑANA

 

Óscar e Isra desayunan sentados en las butacas, todavía en pijama. Los dos permanecen en silencio, cuando escuchan como alguien llega a casa y se miran, sorprendidos.

 

Óscar: ¿No ha dormido Hugo en casa?

 

Isra: Quizás haya madrugado mucho.

 

Óscar: (Irónico) Sí, seguro…

 

Hugo no tarda en aparecer por allí, con unas enormes ojeras. Presenta muy mal aspecto.

 

Hugo: Hola…

 

Óscar: (Suspira) No has dormido aquí.

 

Hugo: (Irónico) Muy observador.

 

Isra: ¿Estás bien?

 

Hugo: Sí, tranquilo. Solo un poco cansado… voy a echarme un rato, nos vemos luego.

 

Isra: Chao.

Hugo se dirige hacia su habitación. Óscar vuelve a suspirar.

 

Óscar: No me lo puedo creer.

 

El pelirrojo permanece en silencio durante unos segundos, pensando, hasta que coge aire para armarse de valor.

 

Isra: Hay algo que tienes que saber, Óscar.

 

Óscar: (Preocupado) ¿Qué pasa?

 

Isra mira a su amigo, sin saber por dónde empezar.

 

HOSPITAL GENERAL/ HABITACIÓN 567/ MAÑANA

 

Marta y Jorge charlan animadamente sentados en la cama de la joven, mientras Esperanza juega con unas muñecas sentada en el suelo.

 

Jorge: ¿Y el médico que te ha dicho?

 

Marta: Que si todo sigue como hasta ahora, probablemente me dé el alta la semana que viene.

 

Jorge: ¡Eso es fantástico!

 

Marta: (Suspira) Lo sé. Tengo unas ganas ya de salir de aquí…

 

Jorge coge la mano de su ex novia, con una amplia sonrisa dibujada en su rostro.

 

Jorge: Podrás ver a Esperanza siempre que quieras.

 

Marta: (Sonríe) Gracias.

 

Los dos jóvenes se quedan unos segundos en silencio, mirándose fijamente a los ojos y sonriendo, cuando la puerta se abre repentinamente. Ambos se sueltan rápidamente, y ven a Lidia en el marco de la puerta, avergonzada.

 

Lidia: Perdonad, yo no quería…

 

Jorge la interrumpe, levantándose de la cama.

 

Jorge: Tranquila. Yo me iba a ir a tomar un café… os dejo solas para que habléis.

 

Marta: ¿Volverás luego?

 

Jorge: Claro. Voy a dejarte a Esperanza aquí. Hasta ahora.

 

Lidia: Adiós.

 

Jorge sale de la habitación, y Lidia se sienta en la cama de su amiga, dejando el bolso entre ambas y esbozando una pícara sonrisa.

 

Lidia: ¿Qué ha sido eso?

 

Marta: (Extrañada) ¿El qué?

 

Lidia: Vamos Marta, no intentes engañarme. Tendrías que haberlo visto desde fuera, os estabais devorando con los ojos.

 

Marta: (Riendo) ¡Pero mira que eres exagerada!

 

Lidia: De exagerada nada. ¿Te gusta?

 

Marta oculta muy mal sus nervios.

 

Marta: ¿Gustarme? No… ¡claro que no! ¿Cómo va a gustarme después de todo lo que pasó entre nosotros?

 

Lidia: Bueno, podría ser. Él te ha demostrado que se arrepiente de todo lo que te hizo… y todo el mundo nos merecemos una segunda oportunidad, ¿no?

 

Marta: Sí, e intentaré ser su amiga, pero ya está. Entre nosotros es imposible que vaya a haber algo más.

 

Lidia: Bueno, si tú crees que te va a hacer daño volver a estar con él, es lo mejor.

 

Marta: Sí…

 

A pesar de dar por zanjada la conversación, Marta no puede evitar el pensar en las palabras de su amiga.

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ SALÓN/ TARDE

 

Isra está sentado en la mesa, mirando algo en el portátil, cuando llama al timbre. El joven, tras comprobar la hora que es, se levanta y camina hasta la puerta. Al abrirla y ver al otro lado a Iñigo, sonríe.

 

Isra: ¡Hola! Vienes pronto, ¿no?

 

Iñigo: Sí. Bueno, como pensé que teníamos mucho trabajo… espero no molestarte.

 

Isra: ¡No, claro que no! Pasa.

 

Iñigo: (Sonríe) Gracias.

 

El joven entra, y después de que Isra cierre la puerta, ambos caminan hacia el salón.

 

Isra: ¿Quieres tomar algo?

 

Iñigo: No, de momento no, gracias… pero no descartes que luego te lo pida.

 

Isra: Tranquilo. Como si estuvieras en tu casa. Siéntate.

 

Iñigo: (Extrañado) ¿Vamos a hacer aquí el trabajo? ¿No están tus compañeros de piso?

 

Isra: No, tranquilo. Han salido y tardarán en volver, así que no nos molestarán.

 

Iñigo: Bien.

 

Iñigo se sienta en el sofá, e Isra hace lo mismo en el mismo lugar de antes.

 

Isra: He estado buscando información antes de que llegaras. Así ya tenemos algo adelantado.

 

Iñigo: Genial. Si acabamos pronto, podríamos ir a cenar por ahí.

 

Isra: (Sorprendido) ¿Qué?

 

Iñigo: Si no te apetece, no tenemos por qué hacerlo.

 

Isra: (Sonríe) No, no. Está bien.

 

Iñigo: Entonces, manos a la obra.

 

Isra se ríe, divertido, y empieza a explicarle a su compañero toda la información que ha encontrado.

 

PISO DE CARLOS Y ANDREA/ SALÓN/ TARDE

 

Andrea está tumbada en el sofá viendo la televisión, cuando Carlos llega a casa. Al ver a la joven, esboza una forzada sonrisa.

 

Carlos: Buenas tardes.

 

Andrea: Hola.

 

Al ver que el joven cierra la puerta, su ex novia le mira, extrañada.

 

Andrea: ¿Hoy tampoco viene Lola?

 

Carlos: No.

 

Andrea: Oye, ¿estáis bien? Porque esto ya no es demasiado normal…

 

Carlos se queda unos segundos en silencio, pensando, hasta que finalmente suspira.

 

Carlos: Seguramente te alegre escuchar que no vas a volver a ver a Lola por aquí.

 

Andrea: (Sorprendida) ¿Qué? ¿Habéis roto?

 

Carlos: (Irónico) ¿Acaso no te alegras?

 

Andrea: ¿Cómo me voy a alegrar?

 

Carlos: Es lo que querías, ¿no? No volver a verla por aquí.

 

Andrea: Sí, pero… eras feliz con ella, ¿no?

 

Carlos: Si lo fuera, no la habría dejado.

 

Andrea: Ya…

 

Carlos se encamina hacia su dormitorio.

 

Andrea: ¿La has dejado por mí?

 

Carlos: (Sorprendido) ¿Qué?

 

Andrea: Pues eso… ¿lo  que te dije el otro día ha tenido que ver con tu decisión?

 

Carlos: No seas egocéntrica, Andrea. Si la he dejado es porque no estábamos bien, y punto. Tú no has tenido nada que ver.

 

Andrea: Vale, pues… me alegro.

 

Carlos: Sí, eso ya lo sé.

 

El joven entra a su dormitorio dando un portazo mientras Andrea suspira, sin saber qué pensar.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR/ TARDE

 

Jaime y Claudia están tras la barra del local, el cual permanece prácticamente vacío. La pareja mira unos papeles, y Claudia suspira.

 

Claudia: Son poquísimos invitados.

 

Jaime: Mejor. Así una boda íntima.

 

Claudia: Pero yo no quiero eso, Jaime.

 

Jaime: ¿Y entonces qué quieres? ¿Una boda en la que apenas conozcamos a la mitad de la gente?

 

Claudia se encoge de hombros.

 

Claudia: Ni una cosa ni la otra, no sé… un punto medio estaría bien.

 

Jaime: ¿Y qué propones?

 

La joven se queda unos segundos en silencio, pero cuando está a punto de responder, Hugo entra por la puerta y se acerca a ellos, sentándose en una de las butacas.

 

Hugo: Buenas tardes.

 

Claudia: Hola.

 

Jaime: ¿Quieres tomar algo?

 

Hugo: Una cerveza, por favor.

 

Jaime: Enseguida.

 

Jaime camina hasta la nevera, mientras Claudia mira a su amigo, preocupada.

 

Claudia: ¿No crees que es demasiado pronto para empezar a beber?

 

Hugo: (Extrañado) ¿En serio? ¿Crees que las siete y media de la tarde es demasiado pronto para tomarse una cerveza?

 

Claudia: Hombre, no es una hora muy normal.

 

Hugo: Lo que tú digas.

 

Jaime se acerca a ellos de nuevo, y le da el botellín de cerveza a su amigo.

 

Jaime: Aquí tienes.

 

Hugo: Gracias.

 

Los tres se quedan unos segundos en silencio, hasta que Claudia, esbozando una forzada sonrisa, mira a su prometido.

 

Claudia: Dime Jaime, ¿crees que es normal tomarse una cerveza a las siete y media de la tarde?

 

Jaime: Claro, ¿por qué no?

 

Hugo: ¿Lo ves?

 

Claudia: (Suspira) Iros a la mierda.

 

Claudia, enfadada, se mete al almacén, y Hugo mira a Jaime, sin entender nada.

 

Hugo: ¿Y a ésta qué le pasa?

 

El camarero se encoge de hombros, sin saber qué responder.

 

CALLES DE GIJÓN/ NOCHE

 

Isra e Iñigo caminan por las calles de la ciudad, rumbo a la casa del pelirrojo. Los dos charlan entre risas, divertidos.

 

Isra: Esa mujer está loca.

 

Iñigo: Desde luego. Tiene al pobre Alberto amargado… joder, que el chico es ciego, no tonto.

 

Los dos compañeros se ríen, divertidos, para luego quedarse en silencio durante unos segundos, mirándose a los ojos mientras caminan.

 

Isra: Me lo he pasado muy bien esta noche.

 

Iñigo: Sí, yo también. No me imaginaba que fueras tan divertido.

 

Isra: Soy una caja de sorpresas.

 

Iñigo: No lo dudo.

 

Los dos se vuelven a reír, y llegan a casa del pelirrojo. Los dos se detienen en la puerta, mirándose fijamente a los ojos de nuevo.

 

Isra: ¿Quieres pasar a tomarte algo?

 

Iñigo: Te lo agradezco, pero la verdad es que ya se ha hecho un poco tarde. Lo siento.

 

Isra esboza una forzada sonrisa.

 

Isra: Claro, no te preocupes, lo entiendo. Nos vemos el lunes en clase.

 

Iñigo: Sí. Hasta el lunes.

 

Isra: Chao.

 

El pelirrojo entra en casa, con una enorme y feliz sonrisa dibujada en su cara.

 

PUB “PIRÁMIDE”/ INTERIOR/ NOCHE

 

Suena “On the floor”, de Jennifer López.

 

Lidia baila desenfrenadamente en medio de la pista, muy ligera de ropa y con un cubata en la mano. De vez en cuando, se besa apasionadamente con algún desconocido, pero pronto ve a alguien en la barra que le resulta familiar.

 

Lidia: (Divertida) No me lo puedo creer…

 

La joven, sin parar de bailar y de beber mientras se ríe, se acerca hasta la barra: pronto descubrimos que la persona a la que había visto era Jorge, el cual se está tomando un botellín de cerveza.

 

Lidia: Buenas noches.

 

Jorge: (Sorprendido) ¡Hola! ¿Qué haces aquí?

 

Lidia: Pasármelo bien un sábado por la noche como cualquier persona joven… y también supongo que como tú.

 

Jorge: ¿Me estás llamando viejo?

 

Lidia: ¿Viejo? ¡Ojala todos los viejos se conservaran como te conservas tú!

 

Jorge se ríe, divertido.

 

Jorge: Gracias por la parte que me toca, supongo.

 

Lidia: ¿Te apetece bailar?

 

Jorge: La verdad es que no se me da demasiado bien, lo siento.

 

Lidia: Ya…

 

Los dos jóvenes se quedan en silencio durante unos segundos, hasta que Lidia empieza a acariciar el brazo del chico.

 

Lidia: También se me ocurre otra cosilla para poder pasar un buen rato los dos juntos…

 

Jorge: (Extrañado) ¿A qué estás jugando, Lidia?

 

Lidia: ¿A qué te refieres?

 

Jorge: Vamos… puede que a Marta le engañes, pero a mí para nada. Quieres ser su amiga, ahora intentas entrarme…

 

La chica se encoge de hombros.

 

Lidia: Sí, es cierto que Marta es una buena amiga, y precisamente fue ella la que me dijo que no había nada entre vosotros… y como me gustas, pues pensé… que no perdería nada por intentarlo.

 

Jorge: ¿Eso te dijo Marta?

 

Lidia: Sí… ¿acaso me mintió?

 

Jorge esboza una forzada sonrisa.

 

Jorge: No, no. Hace tiempo que ya no hay nada entre nosotros.

 

Lidia: (Sonríe) Bien.

 

Lidia empieza a acariciar el pecho del chico, con mucha sensualidad.

 

Lidia: Yo voy a volver a bailar. Si cambias de opinión… ya sabes dónde encontrarme.

 

La joven regresa a la pista y baila desenfrenadamente besándose de nuevo con un desconocido, bajo la divertida mirada de Jorge.

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ DORMITORIO DE HUGO/ NOCHE

 

El reloj marca las doce y media de la mañana. Hugo duerme plácidamente sobre la cama, en ropa interior, cuando la puerta del dormitorio se abre lentamente. Andrea y Óscar, intentando no hacer ningún ruido, se cuelan en la habitación y cierran la puerta. Se miran, sonriendo, para luego tirarse sobre la cama, gritando y asustando a su amigo.

 

Andrea: ¡Venga! ¡Arriba!

 

Hugo: ¿Qué cojones estáis haciendo?

 

Óscar: Es hora de levantarse.

 

Hugo: ¿Y eso por qué?

 

Andrea: Porque tenemos que hablar.

 

Hugo, suspirando, cubre su cabeza con la almohada.

 

Hugo: Dejadme en paz.

 

Andrea: De eso nada.

 

Andrea se levanta y sube la persiana, mientras Óscar consigue quitarle la almohada a su compañero de piso. Éste, resignado, se reincorpora.

 

Hugo: Vale, está bien. ¿Qué coño pasa?

 

Óscar: No puedes seguir así.

 

Hugo: (Extrañado) ¿Así cómo?

 

Andrea: Tenemos miedo de que vuelvas a caer en lo que caíste hace un par de años.

 

Hugo mira a Óscar, asustado.

 

Hugo: ¡Andrea!

 

Óscar: Tranquilo, lo sé. Isra me lo contó todo.

 

Hugo: Joder…

 

El rubio vuelve a dejarse caer sobre la cama, suspirando. Andrea se tumba junto a él, abrazándole.

 

Andrea: ¿Por qué estás haciendo esto?

 

Hugo: (Extrañado) ¿El qué?

 

Andrea: Salir por las noches, beber… dormir todo el día… así empezó todo en su día.

 

Óscar: Y no queremos que vuelvas a pasar por lo mismo. Sé que yo no lo viví la primera vez, pero tampoco quiero vivirlo la segunda.

 

Hugo esboza una forzada sonrisa, pero no dice nada.

 

Andrea: Es por Edu, ¿verdad?

 

Hugo: ¿Por qué dices eso?

 

Óscar: Esta semana ha hecho cuatro meses de su muerte. Es normal que te haya afectado, y que hayas vuelto a revivir todo lo que pasaste.

 

Al joven se le llenan los ojos de lágrimas, pero intenta contenerse.

 

Andrea: No vuelvas a caer en eso, Hugo. Si necesitas hablar, desahogarte, apóyate en nosotros. Sabes que puedes hacerlo. Pero deja de volver a lo mismo de siempre, porque todos sabemos que las cosas pueden acabar muy mal.

 

Hugo mira a sus dos amigos, sabiendo en el fondo que tienen razón.

 

FACULTAD DE MEDICINA/ AULA 416/ MAÑANA

 

Una nueva semana da comienzo. Isra, con una sonrisa de oreja a oreja, sube en el ascensor hasta la cuarta planta de la facultad. Cuando llega, camina por el pasillo hasta alcanzar su clase. Duda durante unos segundos, aunque finalmente entra con una gran seguridad. Sin embargo, al hacerlo todo se desploma: enseguida nota, extrañado, como todos sus compañeros de clase le miran y susurran unos con otros, con pequeñas risitas.

 

Iñigo: (Off) ¡Y ahí tenemos al maricón de la clase!

 

El pelirrojo se gira, sorprendido, y ve a su compañero subido en la mesa del profesor, con el micrófono ante su boca y una enorme sonrisa dibujada en su cara.

 

Isra: ¿Qué coño haces?

 

Iñigo: ¿Por qué no les cuentas a todos nuestros compañeros como intentaste que subiera a tu casa con la excusa de tomarnos una última cerveza? ¿Qué es lo que querías que hiciéramos realmente, Isra? ¿De verdad pensabas que yo era maricón?

 

Isra mira como todos sus compañeros se están riendo de él.

 

Isra: Fuiste tú el que me invitaste a cenar.

 

Iñigo: No lo hubiera hecho si llego a saber que eres maricón, eso te lo aseguro. Das asco.

 

El pelirrojo intenta responder, pero no le salen las palabras. Mira a su alrededor, asustado. Todos le señalan  y se ríen. Sin poder soportarlo más, sale de allí corriendo, mientras intenta que las lágrimas no se escapen de sus ojos.

 

HOSPITAL GENERAL/ HABITACIÓN 567/ TARDE

 

Marta está sentada en la camilla, leyendo un libro, cuando escucha como alguien llama a la puerta. La joven cierra el libro, y lo deja sobre la mesita.

 

Marta: Adelante.

 

Lidia entra en la habitación, con una sonrisa de oreja a oreja.

 

Lidia: Buenas tardes.

 

Marta: (Sonríe) Hola. ¿Qué tal?

 

Lidia: Muy bien. ¿Y tú?

 

Marta: Genial. Creo que me darán el alta dentro de poco.

 

Lidia: Eso espero.

 

La joven se sienta en el borde de la cama de su amiga.

 

Lidia: Tengo ganas de que nos vayamos por ahí de fiesta las dos juntas.

 

Marta: Tú te fuiste el sábado, ¿no?

 

Lidia: (Sorprendida) ¿Qué?

 

Marta: Jorge me ha dicho que te vio.

 

Lidia se pone nerviosa, aunque intenta disimularlo con una enorme sonrisa.

 

Lidia: Oh, sí, le vi… ¿y qué más te ha dicho?

 

Marta: Nada. Solo que te vio, nada más.

 

Lidia: Ya, bueno… nos saludamos, pero apenas hablamos. Él estaba con sus amigos, yo con los míos…

 

Marta: (Extrañada) ¿Con sus amigos? Me dijo que estaba solo…

 

Lidia, dándose cuenta de que ha metido la pata, solo atina a encoger los hombros.

 

Lidia: Pues no lo sé… yo le vi con un par de chicos.

 

Marta mira a su amiga, preocupada.

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ SALÓN/ TARDE

 

Óscar, sin poderse creer lo que acaba de escuchar, mira a Isra. Ambos están sentados en el sofá.

 

Óscar: ¿Pero en serio que en pleno siglo XXI sigue habiendo gente que no acepta la orientación sexual de las personas?

 

Isra sonríe forzadamente.

 

Isra: Tú tampoco eras mucho más liberal que ellos cuando viniste a vivir a Gijón.

 

Óscar: Pero lo mío era diferente. Venía de un pueblo muy pequeño, y yo era gay… lo que pasaba es que tenía miedo de admitirlo.

 

Isra: Creo que le pasa lo mismo.

 

Óscar: (Extrañado) ¿Qué quieres decir?

 

El joven se queda unos segundos en silencio, pensando, hasta que finalmente suspira.

 

Isra: El sábado estuvimos coqueteando. Fue él el que me invitó a cenar, el que me propuso acompañarme a casa… supongo que ayer lo estaría pensando, y ahora se ha dado cuenta de que… no sé. Quizás no esté preparado todavía.

 

Óscar: ¿A ti te gusta de verdad?

 

Isra: Bueno, no lo sé… la verdad es que siempre me ha parecido muy atractivo, pero tanto como gustarme… aunque podría llegar a hacerlo.

 

Óscar: Sí realmente eso es lo que piensas, ten paciencia y espera, porque se acabará dando cuenta de lo que es realmente, como hice yo. Pero si realmente no te gusta… pasa del tema. Que se las apañe él como vea.

 

Isra mira a su amigo, sin saber qué responder.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR/ TARDE

 

Andrea está sentada en una de las butacas de la barra, tomándose un refresco con mala cara, cuando Claudia sale del almacén y se queda frente a ella. Se apoya en la barra, suspirando.

 

Claudia: En serio, es que no puedo más. Estoy deseando que se pase la boda y olvidarme ya de todo.

 

Andrea: Bueno, ya os queda poco.

 

Claudia: Cada vez menos, gracias a Dios.

 

Andrea esboza una forzada sonrisa, y se queda callada. Claudia la mira, preocupada.

 

Claudia: ¿Y tú cómo estás?

 

Andrea: Bien. Como siempre.

 

Claudia: ¿Qué tal con Carlos?

 

Andrea: Si obviamos el pequeño detalle de que no me habla, bien. Por lo menos así no discutimos.

 

Claudia: (Sorprendida) ¿No te habla? ¿Por qué?

 

Andrea: Desde que le conté lo que sentía… no sé. Ha roto con Lola y dice que no ha sido por mi culpa, pero entonces no entiendo por qué tanto odio hacia mí.

 

Claudia: Está claro que él también te quiere, pero no quiere dar el caso.

 

Andrea: ¿Y eso por qué?

 

Claudia: Hombre, después de todo lo que habéis pasado…

 

Andrea: Sí, sé que no fui la mejor novia del mundo, pero joder, creo que he demostrado de sobra que he cambiado, ¿no?

 

Claudia: Sí, tienes razón, pero… a lo mejor tienes que demostrarlo un poco más.

 

Andrea: Pues no sé cómo. Te juro que no lo sé.

 

Claudia coge la mano de su amiga, intentando darle consuelo.

 

CONTINUARÁ…