MANERAS DE VIVIR

 

 

 

DOS SEMANAS MÁS TARDE…

 

BUFETE DE ABOGADOS “DEXTER”/ DESPACHO DE RODRIGO

 

Hugo permanece sentado en una cómoda silla, muy trajeado. Parece bastante nervioso, cuando la puerta se abre dando paso a un hombre maduro, de unos cincuenta años, que, tras dedicarle una sonrisa, se sienta en la silla que hay al otro lado de la mesa.

 

RODRIGO: Perdona el retraso. Estaba en otra reunión muy importante.

 

HUGO: Ya… pues entonces podría haberme citado a otra hora, porque no estoy para perder aquí toda la mañana.

 

RODRIGO: Bueno, tranquilo. Va a ser breve.

 

HUGO: Eso espero.

 

El abogado abre uno de los cajones de su escritorio y del interior saca un sobre. Mira al joven en silencio durante unos segundos.

 

RODRIGO: Este es el testamento de tu padre.

 

HUGO: (Molesto) Y como no lo abra ya, se va a pudrir ahí dentro. En serio, no quiero ser desagradable, pero es que ahora tendría que estar trabajando, ¿sabe?

 

RODRIGO: Vale, vale, está bien… vamos a ello.

 

Rodrigo abre el sobre, bajo la impaciente mirada de Hugo, y empieza a leer la nota que había en su interior.

 

RODRIGO: Bien, bien, bien…

 

HUGO: ¿Qué pasa?

 

RODRIGO: Te nombra heredero universal. Todo lo que era de tu padre, ahora es tuyo.

 

Hugo se queda con la boca abierta, sin poderse creer lo que acaba de escuchar.

 

HUGO: Eso no puede ser… tiene que haber algún error.

 

RODRIGO: (Extrañado) ¿Por qué?

 

HUGO: Llevaba casi un año sin hablarme con él. Tampoco es muy lógico que me deje su dinero, ¿no?

 

RODRIGO: A lo mejor te sorprende, Hugo. En el sobre también hay esta carta para ti.

 

Rodrigo le tiende un folio perfectamente doblado al joven, que, tras dudar durante unos segundos, lo termina cogiendo.

 

HUGO: Gra… gracias.

 

Los dos se quedan unos segundos en silencio, hasta que Rodrigo termina suspirando.

 

RODRIGO: Mira Hugo, puedes hacer lo que quieras. Puedes rechazar la herencia, y entonces esa misma se la quedaría el banco, o puedes aceptarla, y vivir de ella durante cinco años como mínimo sin tener que trabajar.

 

HUGO: Pero…

 

RODRIGO: (Interrumpiéndole) Además tengo entendido que vas a volver a estudiar, ¿no?

 

HUGO: Aha.

 

RODRIGO: Pues entonces, ¿a qué estás esperando? Ya te digo que es una decisión que tienes que tomar tú, pero… la verdad es que yo no la dejaría escapar.

 

Hugo se queda mirando al abogado, sin saber muy bien que decir.

 

Canción: The hero waits

 

Kristen Bell, Chace Crawford, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Jared Padelecki, Hayden Pannettiere, Jessica Stroup

 

SPECIAL GUEST STAR

David Gallagher como EDUARDO ABRIL

 

Capítulo 72

Nuestra nueva vida

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Edu y Carlos charlan animadamente en el sofá de siempre del Four, mientras se toman unos refrescos. Vicente, tomándose un café con leche, les observa desde una de las butacas de la barra, celoso, mientras Claudia seca la vajilla con muy mala cara.

 

VICENTE: Así que ese es el ex novio de Hugo, ¿no?

 

CLAUDIA: (Indiferente) Aha.

 

VICTENTE: Ya…

 

Se quedan unos segundos en silencio, pero Vicente no deja de mirar a los dos jóvenes.

 

VICENTE: ¿Y estuvieron mucho tiempo juntos?

 

CLAUDIA: Pues no sabría decirte con exactitud… lo que sí sé seguro es que no llegaron a cumplir ni un año.

 

VICENTE: Es el tío que le hizo tanto daño, ¿verdad?

 

CLAUDIA: No. Hugo ha tenido gente que le ha hecho bastante más daño que él.

 

VICENTE: Gente de la cual no estaba enamorada.

 

CLAUDIA: Bueno, pero…

 

VICENTE: (Interrumpiéndola) Es que no es lo mismo.

 

Hugo, de repente, aparece por allí y da un pico a su novio, con una forzada sonrisa dibujada en su rostro.

 

HUGO: Buenos días.

 

VICENTE: Hola.

 

La pareja se da un pico.

 

CLAUDIA: Hombre, ya era hora.

 

HUGO: Perdona. El abogado estaba en otra reunión, y le ha costado una eternidad atenderme.

 

El joven entra tras la barra, y ayuda a Claudia con su tarea. Nada más empezar a hacerla, se da cuenta de la presencia de Carlos y Edu, con la que se nota que no se siente demasiado cómodo.

 

HUGO: (Irónico) Perfecto, encima lo que me faltaba, que ese estuviese aquí.

 

Vicente intenta hacerse el tonto.

 

VICENTE: ¿Quién? ¿Qué pasa?

 

Claudia no puede evitar el echarse a reír, divertida.

 

CLAUDIA: No le hagas ni caso, Hugo, que hasta que has llegado no paraba de mirar a Edu pensando en que era tu ex novio, y en lo guapo que es. Los celos le estaban reconcomiendo por dentro.

 

VICENTE: (Molesto) ¡Claudia!

 

HUGO: (Ilusionado) ¿En serio?

 

Vicente sonríe, intentando ocultar su estado nervioso.

 

VICENTE: No… ¡no! No le hagas ni caso. Simplemente tenía curiosidad por tu ex novio y por eso le he estado preguntando a Claudia, pero nada más.

 

CLAUDIA: Ni caso, créeme. Estaba atacadito.

 

Claudia se dirige hacia el interior del almacén, mientras Hugo mira a su novio y no puede evitar el echarse a reír, divertido.

 

PISO DE ISRA/ COCINA

 

Enrique, con el periódico en la mano, se está tomando un café tranquilamente, cuando aparece por allí Isra en calzoncillos, desperezándose. Su padre le mira, molesto.

 

ENRIQUE: ¿Y Rubén?

 

ISRA: Duchándose.

 

ENRIQUE: Ya.

 

Los dos se quedan durante unos segundos en silencio, hasta que Enrique termina suspirando.

 

ENRIQUE: ¿Hasta cuándo va a seguir ésta situación?

 

ISRA: (Extrañado) ¿Qué situación? ¡Si ahora estamos mejor que nunca, el mejor periodo desde que vives aquí!

 

ENRIQUE: Pero si apenas hablamos…

 

ISRA: Sí, y en eso reside que nos llevemos mejor ahora, ¿no? Si no hablamos, no discutimos. Los dos salimos ganando.

 

ENRIQUE: Ya, pero no sé, eres mi hijo. Me gustaría poder hablar contigo de tus cosas, de tus inquietudes…

 

ISRA: Pero a mí no, papá. Eso sería forzar una conversación que acabaría muy mal.

 

ENRIQUE: Ya, pero…

 

ISRA: (Interrumpiéndole) Pero nada. Estamos bien así, y punto.

 

ENRIQUE: Por cierto, ¿cuánto tiempo se va a quedar Rubén en casa?

 

ISRA: Pues no lo sé, ¿por qué? ¿Hay algún problema?

 

ENRIQUE: Hombre, pues la verdad es que no me parece muy normal que se pegue aquí día y noche… ¿sus padres no están preocupados por él, ni nada?

 

Isra mira a su padre, sin poderse creer lo que acaba de escuchar.

 

ISRA: Espera un segundo… ¿quieres que se vaya? ¿Quieres que se vaya de mí casa?

 

ENRIQUE: No es eso, Isra.

 

ISRA: ¿Entonces?

 

Enrique se queda pensando durante unos segundos, hasta que finalmente suspira.

 

ENRIQUE: No lo sé, Isra. No me parece muy normal que un chico de su edad esté todo el día fuera de su casa sin hablar con sus padres ni nada… porque claro, ellos no sabrán donde está, ¿no?

 

ISRA: Eso no es asunto tuyo, papá.

 

ENRIQUE: Isra…

 

ISRA: (Interrumpiéndole) ¿Lo ves, papá? ¿Ves como era mejor que no hablásemos?

 

Isra sale de allí, indignado, mientras su padre suspira sin saber que hacer.

 

PLAYA DE GIJÓN

 

Andrea permanece ella sola tumbada en la playa. Está tomando el sol con unas enormes gafas para protegerse del mismo, mientras se bebe un botellín de cerveza. De pronto nota una sombra que le tapa todo el sol, y se quita las gafas, molesta; sentimiento que se disipa cuando ve a Hugo frente a ella, sonriéndole.

 

HUGO: ¡Buenos días!

 

ANDREA: (Sonríe) Vaya, parece que a alguien le ha ido bien la lectura del testamento de su padre, ¿eh?

 

HUGO: Bueno… digamos que ha sido sorprendente.

 

ANDREA: (Extrañada) ¿Sorprendente?

 

HUGO: Aha.

 

ANDREA: (Impaciente) ¡Joder Hugo, déjate de adivinanzas y cuéntamelo ya!

 

Hugo se empieza a reír, divertido, mientras se quita la camiseta y se sienta en la arena, junto a su amiga.

 

HUGO: Está bien, está bien… me lo ha dejado todo.

 

ANDREA: (Sorprendida) ¿Todo?

 

HUGO: Ya te he dicho que era sorprendente.

 

ANDREA: ¿Pero cuánto es todo?

 

HUGO: Todo es todo. La casa, el dinero, el coche… todo.

 

Andrea mira a su amigo, sin saber muy bien que decir.

 

ANDREA: ¿Y qué vas a hacer con todo eso? ¿No te ha dejado deudas ni nada?

 

HUGO: Pues de momento me voy a trasladar a la casa, me voy a quedar el coche… y estoy pensando en dejar el Four para poder centrarme en los estudios.

 

ANDREA: Espera un momento… ¿te vas a ir del piso?

 

HUGO: Aún no he tomado una decisión, pero es bastante probable que sí. Alquilaré alguna habitación para tener ciertos ingresos, y ya está.

 

ANDREA: ¿Pero cómo me vas a dejar sola en casa con Claudia? ¡Sí sabes que no nos llevamos bien!

 

HUGO: Ya, ya lo sé. Por eso había pensado en que te vinieras conmigo.

 

ANDREA: (Sorprendida) ¿Qué? ¿Hablas en serio?

 

HUGO: Claro, ¿por qué no? Eres mi mejor amiga, y convivimos bien, ¿no?

 

Andrea se queda en silencio durante unos segundos, pensativa, hasta que finalmente esboza una amplia sonrisa.

 

ANDREA: Hombre… la verdad es que no suena nada mal.

 

HUGO: (Ilusionado) ¡Va a ser genial!

 

ANDREA: ¡Sí!

 

Los dos amigos se abrazan, contentos e ilusionados ante la nueva vida que se abre ante ellos.

 

PISO DE CARLOS Y JAIME/ SALÓN

 

Ya es mediodía. Edu permanece sentado en el sofá, mirando todo con atención, cuando Carlos no tarda en aparecer por allí, con dos platos de pasta entre sus manos. Los deja sobre la mesita del café y se sienta en el sofá junto a su amigo, con una sonrisa de oreja a oreja.

 

EDU: Joder, no me puedo creer que aún te acuerdes de cual era mi comida favorita.

 

CARLOS: Bueno, creo que olvidas que éramos como hermanos… y además, tampoco has estado fuera tanto tiempo.

 

EDU: Un año.

 

CARLOS: Exacto.

 

Edu se queda en silencio durante unos segundos, hasta que finalmente suspira.

 

EDU: Pero un año en el que parece que han pasado muchísimas cosas.

 

CARLOS: Ya sabes como somos en esta pandilla. Si no nos pasan cosas constantemente salimos a buscarlas, porque sino nos aburrimos.

 

Edu se ríe, divertido.

 

EDU: Ya, eso si que es verdad…

 

Los dos amigos empiezan a comer en silencio.

 

CARLOS: Bueno, ¿y tú qué? Llevas aquí dos semanas y todavía no me has contado por qué has vuelto.

 

EDU: Eso es porque no he vuelto por nada realmente importante. Simplemente os echaba de menos a vosotros, echaba de menos la ciudad, a mi familia…

 

CARLOS: (Sorprendido) ¿Pero entonces no vas a volver en septiembre?

 

EDU: No lo creo, no.

 

CARLOS: Joder tío, pero si era tu sueño estudiar en esa academia.

 

EDU: Ya, pero… ¿qué es un sueño si no puedo compartirlo con la gente a la que quiero?

 

Carlos mira al joven, extrañado, y no puede evitar el echarse a reír.

 

CARLOS: ¡Eres un pelota! Y además, me estás intentando cambiar de tema… que aunque llevemos un año sin hablar, nos conocemos perfectamente, ¿eh?

 

EDU: (Sonríe) Sí, tienes razón… nos conocemos demasiado.

 

CARLOS: Pues ya está, no intentes cambiarme de tema y dime por qué has venido realmente.

 

EDU: Por nada, de verdad. Quería estar con vosotros, eso es todo.

 

El joven mira en silencio durante unos segundos a su amigo, hasta que finalmente suspira.

 

CARLOS: Vale, no insistiré más, pero sé que hay algo, y que me lo acabarás contando.

 

Edu sonríe forzadamente y los dos amigos se quedan unos segundos en silencio, hasta que Edu termina suspirando.

 

EDU: Oye, Carlos… ¿te puedo hacer una pregunta?

 

CARLOS: Claro. Ahora, será decisión mía si te contesto o no… porque al fin y al cabo, tú no me has contestado a la que te he hecho yo.

 

EDU: Vale, es justo… pero yo solo quiero saber si Hugo es feliz con el chico éste con el que está ahora.

 

CARLOS: (Amenazante) Son muy felices, Edu. Hugo hacía más de un año que no sonreía, y gracias a él lo ha vuelto a hacer. Así que te pido por favor que no te metas en la relación.

 

El joven sonríe forzadamente.

 

EDU: Claro que no me voy a meter, ¿por quién me tomas? Es solo que… me intereso por la felicidad de un amigo, nada más.

 

Carlos mira a su amigo, sin creerle demasiado.

 

CARLOS: Ya… yo solo te lo advierto, Edu. Si te metes, que sepas que me pondré de parte de Vicente. Él está haciendo sonreír de nuevo a uno de mis mejor amigos.

 

EDU: Tranquilo. No voy a hacer nada.

 

CARLOS: Más te vale.

 

Edu mira a su amigo, incómodo, aunque sonríe forzadamente, intentando disimular.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Ya es por la tarde, y Claudia permanece tras la barra, leyendo una cerveza y leyendo una revista mientras el local está prácticamente vacío. En ese momento Andrea aparece por allí con una sonrisa de oreja a oreja, y se sienta en una de las butacas, frente a su amiga, la cual también sonríe.

 

CLAUDIA: Hola.

 

ANDREA: Buenas. ¿Me pones una caña?

 

CLAUDIA: Claro.

 

Claudia empieza a prepararla, sin borrar la sonrisa de su cara.

 

CLAUDIA: Por cierto, ¿tú no ibas a estar hoy todo el día en la playa con Hugo?

 

ANDREA: Sí, pero… tengo que contarte algo.

 

CLAUDIA: (Extrañada) ¿El qué?

 

Andrea se queda en silencio durante unos segundos, pensando, hasta que finalmente suspira.

 

ANDREA: Verás… te has enterado de que Hugo ha heredado absolutamente todo de su padre, ¿verdad?

 

CLAUDIA: (Sonríe) Sí. Que suerte tienen algunos.

 

ANDREA: Sí, la verdad es que sí.

 

CLAUDIA: (Extrañada) ¿Eso es todo lo que querías contarme?

 

ANDREA: No, no era eso…

 

Andrea busca las palabras adecuadas, hasta que vuelve a dejar escapar un suspiro.

 

ANDREA: Bueno, pues entre todo lo que ha heredado también está la casa. Y es una casa enorme.

 

CLAUDIA: Sí, lo sé. Ya me ha llamado antes para decirme que fuéramos buscando un nuevo compañero de piso, que él se trasladaba allí. Que pagaría los meses que nos costará encontrar a un nuevo compañero… por lo menos ha tenido consideración.

 

ANDREA: Tendrás que buscar a dos, Claudia.

 

Claudia mira a la joven, sin entender nada.

 

CLAUDIA: ¿Cómo?

 

ANDREA: Me voy a vivir con él.

 

La joven se queda unos segundos en silencio, hasta que finalmente se empieza a reír, divertida.

 

CLAUDIA: Estás de coña, ¿verdad?

 

ANDREA: No… es mi mejor amigo, y su casa es más grande… espero que lo entiendas.

 

Claudia esboza una falsa sonrisa.

 

CLAUDIA: Claro que lo entiendo, no te preocupes… buscaré a dos compañeros y ya está.

 

ANDREA: ¡Genial!

 

Andrea da un beso en la mejilla, contenta, para luego terminarse la caña de un trago.

 

ANDREA: Sabía que lo entenderías, eres la mejor. ¡Hasta luego!

 

CLAUDIA: Chao.

 

La joven sale rápidamente del local, ante la triste mirada de la camarera.

 

PLAYA

 

Hugo está tumbado sobre una toalla tomando el sol en bañador, cubriendo sus ojos con unas gafas para protegerse del mismo, cuando Isra y su novio, Javier, se acercan a él también en bañador y cada uno con una toalla en el hombro.

 

HUGO: Hola chicos. No sabía que ibais a venir.

 

JAVIER: Hola.

 

ISRA: Por supuesto que venimos, que con el calor que está haciendo…

 

HUGO: (Suspira) Sí, eso sí. Es insoportable.

 

Los recién llegados dejan las toallas en la arena, se quitan las camisetas y se tumban sobre ellas.

 

HUGO: ¿Cómo van las cosas con tu padre?

 

ISRA: Como siempre. Estoy hasta los cojones de él. Ahora que soy mayor de edad, debería irme de casa.

 

HUGO: ¿En serio?

 

ISRA: Aha.

 

HUGO: (Sonríe) No sé si te has enterado de que he heredado la casa de mi padre…

 

ISRA: (Sorprendido) ¿En serio? Felicidades tío, no tenía ni idea.

 

HUGO: Gracias. Pero lo que te decía, Andrea y yo nos vamos a instalar allí, y aún queda libre la habitación de invitados, así que si te apetece…

 

Isra mira al joven, sin poderse creer lo que acaba de escuchar, para luego empezarse a reír, divertido. Javier lo observa todo, bastante molesto.

 

ISRA: Estás de coña, ¿verdad?

 

HUGO: En absoluto.

 

ISRA: Pero si tú y yo no…

 

HUGO: (Interrumpiéndole) Isra, deja las rencillas del pasado… creía que estaban superadas.

 

ISRA: Claro que lo están, pero no es lo mismo eso que el irnos a vivir juntos.

 

JAVIER: Yo tampoco creo que sea buena idea.

 

Hugo se encoge de hombros.

 

HUGO: Bueno, lo que queráis. La propuesta está sobre la mesa.

 

Isra mira a su novio, el cual niega levemente con la cabeza.

 

ISRA: Te lo agradezco, pero… no creo que la acepte.

 

HUGO: Bien, pues ya buscaré a otro, no te preocupes.

 

El pelirrojo mira a Javier molesto, pero este esboza una leve sonrisa y se tumba en la toalla, centrándose en tomar el sol.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Comienza a anochecer. Vicente está sentado en una de las butacas de la barra, tomándose una cerveza mientras mira su reloj impaciente, y Claudia lee una revista.

 

VICENTE: Oye… ¿crees que tardará mucho en llegar?

 

CLAUDIA: Pues no tengo ni idea, la verdad.

 

VICENTE: Joder…

 

Vicente mira su reloj.

 

VICENTE: Había quedado con él hace media hora.

 

CLAUDIA: (Molesta) ¿Y qué quieres que te diga? Estará muy liado con todo el tema de su padre y tal.

 

VICENTE: Ya…

 

Los dos se quedan unos segundos en silencio, cuando Edu aparece por el local y, con una sonrisa de oreja a oreja, se sienta al lado del joven.

 

EDU: Buenas tardes.

 

VICENTE: Hola…

 

CLAUDIA: (Sonríe) Buenas, ¿qué te pongo?

 

EDU: Una naranjada.

 

CLAUDIA: Enseguida.

 

La joven empieza a prepararla. Edu mira durante unos segundos a Vicente en silencio, sin que éste se de cuenta, y termina esbozando una forzada sonrisa.

 

EDU: ¿Esperas a Hugo?

 

VICENTE: Aha.

 

EDU: Entonces espero que no tengáis mucha prisa, porque siempre le ha gustado hacerse de rogar.

 

Edu se ríe divertido, pero el joven le mira muy molesto.

 

VICENTE: A lo mejor eso era cuando estaba contigo porque no tenía muchas ganas de verte, pero a mí nunca me ha hecho esperar.

 

EDU: (Sorprendido) ¿Cómo?

 

VICENTE: Pues eso, que a mí tiene tantas ganas de verme siempre, que no me hace esperar nunca… hoy es la primera vez.

 

Edu, bastante molesto, está a punto de responder al joven, pero se queda callado cuando ve a Hugo entrar por la puerta del local, sonriente, que se acerca a ellos.

 

HUGO: Hola chicos.

 

EDU: Hola.

 

Hugo da un beso a su novio, ante la celosa mirada de Edu.

 

HUGO: Perdona el retraso, cariño, pero es que me he tenido que pasar un momento por casa para dejar zanjados unos últimos asuntos con el abogado… ¡qué ganas tenía de verte!

 

El joven abraza a Vicente, contento, mientras este mira a Edu con una amplia sonrisa.

 

VICENTE: Y yo a ti.

 

HUGO: ¿Nos vamos?

 

Vicente se termina lo que le queda de cerveza para luego levantarse pasando su brazo por la nuca de su novio, con una sonrisa de oreja a oreja.

 

VICENTE: Sí, vámonos. Hasta luego.

 

HUGO: Adiós chicos.

 

EDU: Chao.

 

CLAUDIA: Pasadlo bien.

 

Vicente y Hugo salen del local y Edu les mira hasta perderles de vista. Luego se gira hacia Claudia.

 

EDU: ¿Crees que tienen futuro?

 

CLAUDIA: ¿Vicente y Hugo?

 

EDU: Aha.

 

La camarera se queda pensando durante unos segundos, hasta que finalmente suspira.

 

CLAUDIA: Tienen futuro Edu, mucho futuro… y si quieres volver a estar con Hugo, deberías de habértelo pensado antes de marcharte sin siquiera molestarte en saber como se encontraba. Mientras tú cogías un avión para cumplir tu sueño, él se debatía en el hospital entre la vida y la muerte, y dudo que eso te lo vaya a perdonar algún día. Yo, desde luego, no lo haría.

 

Claudia se dirige hacia el almacén dejando solo a Edu, que piensa en las palabras de su amiga.

 

FRUTERÍA “FRUTAS SALVAJES”/ INTERIOR

 

Ya es completamente de noche, y la frutería está cerrada. Jaime se encuentra en el vestuario, cambiándose de ropa, cuando escucha un fuerte golpe. El joven, asustado y sin camiseta, sale a mirar que ha pasado; ve a Lola en el suelo, con una barquilla de fresas volcada. Se acerca a ella.

 

JAIME: ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?

 

Lola se levanta mientras sonríe forzadamente y se sacude los pantalones.

 

LOLA: Sí, estoy bien, tranquilo… ha sido un pequeño tropezón, nada más.

 

La joven vuelve a agacharse para volver a meter las fresas en la barquilla. Jaime la sigue.

 

JAIME: Espera, que te ayudo.

 

LOLA: Gracias.

 

Jaime sonríe forzadamente, y la ayuda a recoger. Pronto terminan, y los dos se quedan unos segundos en silencio, hasta que Lola estalla en carcajadas.

 

LOLA: ¡Soy súper torpe!

 

JAIME: Un poco, sí.

 

Los dos jóvenes se ríen, divertidos, mientras se sientan en el suelo y apoyan su espalda en la pared.

 

LOLA: Ha sido un día duro hoy, ¿eh?

 

JAIME: Sí… nunca pensé que trabajar en una frutería fuese tan duro.

 

LOLA: Pues ya ves que sí.

 

JAIME: Ya lo veo, ya.

 

Los dos jóvenes se quedan durante unos segundos en silencio, mirándose, hasta que Jaime hace el amago de levantarse, pero Lola se lo impide agarrándole del brazo.

 

JAIME: Lola… suéltame porque tengo que irme, que he quedado. De verdad.

 

LOLA: No me dejes sola…

 

JAIME: (Extrañado) ¿Pero tú no te vas a ir ahora a tu casa?

 

LOLA: Sí, pero allí estoy sola.

 

A la chica se le llenan los ojos de lágrimas, ante la sorpresa del joven.

 

LOLA: Como estoy sola también aquí, y como estoy sola en todas partes.

 

JAIME: ¿De qué estás hablando?

 

LOLA: (Molesta) No te hagas el tonto, Jaime… no actúes como si no lo supieras. No tengo amigos, ¿vale? Ni amigos ni familia… yo misma me encargué de alejarlos a todos de mí con mi actitud.

 

JAIME: Eso no puede ser.

 

LOLA: Oh, ¿no? Porque si no recuerdo mal, tú mismo me dijiste en cierta ocasión que era una borde de mierda.

 

JAIME: Sí, pero a la joven no se le da de lado por ser una borde de mierda si en el fondo es buena persona… y tú lo eres.

 

LOLA: (Irónica) Claro. Lo que pasa es que hay que saber cavar, ¿no?

 

JAIME: (Sonríe) Sí… y tener mucha fuerza y aguante, porque puede que lleve un buen rato.

 

Lola no puede evitar el esbozar una leve sonrisa mientras se seca las lágrimas de sus ojos.

 

JAIME: Así me gusta. Que sonrías.

 

LOLA: ¿De verdad crees que soy una buena persona?

 

JAIME: Desde luego que sí, si no lo pensara, no te lo diría.

 

LOLA: Muchas gracias, Jaime.

 

JAIME: No me las des.

 

Jaime se acerca a su jefa para darle un beso en la mejilla, pero la joven gira la cara y sus labios se terminan encontrando… aunque Jaime solo permanece unos segundos, porque rápidamente se separa.

 

JAIME: ¿Qué estás haciendo?

 

Lola se lleva las manos a la cara, avergonzado.

 

LOLA: Yo… lo siento, no… no sé lo que me ha pasado.

 

JAIME: Bueno, no pasa nada. Tranquila.

 

LOLA: No, no… joder.

 

Lola se levanta, nerviosa, y empieza a dar vueltas por allí.

 

LOLA: He metido la pata hasta el fondo. No sabes como lo siento.

 

Jaime, con una divertida sonrisa, se levanta del suelo y se acerca a la joven.

 

JAIME: No pasa nada. No tienes nada que sentir.

 

LOLA: Pero…

 

El chico no la deja terminar de hablar, porque la besa apasionadamente, aunque pronto se separa.

 

JAIME: No tienes nada que sentir.

 

LOLA: Jaime…

 

Jaime vuelve a besar a la chica, y ésta no duda en corresponderle esta vez, mientras se van quitando rápidamente la ropa el uno al otro.

 

PISO DE CLAUDIA Y ANDREA/ COCINA

 

El piso está completamente a oscuras. De pronto se escucha las puertas de entrada abrirse, y las luces no tardan en encenderse, a la vez que se escuchan unos pasos.

 

ANDREA: (Off) ¿Claudia?

 

La joven no obtiene respuesta.

 

ANDREA: (Off) ¿Claudia? ¿Estás en casa?

 

Sigue sin escucharse nada más en la casa. Andrea empieza a caminar, y no tarda en llegar a la cocina, donde ve, ante su sorpresa, a Claudia tumbada en el suelo inconsciente, con una botella de vodka en su mano.

 

ANDREA: Joder…

 

Andrea se agacha junto a su amiga, dándole unos leves golpes en la cara, intentando despertarla.

 

ANDREA: Claudia… vamos, despierta…

 

Se termina levantando. Coge un vaso y lo llena de agua. Después vuelve a agacharse, y Claudia finalmente se termina despertando poco a poco.

 

CLAUDIA: ¿Qué coño…?

 

ANDREA: (Suspira) Joder, tía… que susto me has dado.

 

CLAUDIA: ¿Qué pasa?

 

La joven intenta levantarse, pero se lleva las manos a la cabeza mientras cierra los ojos.

 

ANDREA: ¿Te duele?

 

CLAUDIA: Muchísimo…

 

ANDREA: No me extraña, te la has debido de pillar buena…

 

Andrea vuelve a llenar el vaso de agua y coge una pastilla de uno de los armarios.

 

ANDREA: Toma, te sentará bien. Te dejará de doler la cabeza y podrás dormir.

 

CLAUDIA: Gracias…

 

La joven se toma la pastilla, para luego beberse todo el vaso de agua. Después intenta levantarse, pero Andrea tiene que ayudarla.

 

ANDREA: Anda, ven… vamos al sofá.

 

CLAUDIA: Sí…

 

Las dos amigas se dirigen hacia el salón, y una vez allí, Andrea la tumba en el sofá.

 

ANDREA: Descansa un poco, ¿vale? Cuando estés un poco mejor, vas para la cama.

 

CLAUDIA: Muchas gracias, Andrea, de verdad… no sé que voy a hacer sin ti cuando te vayas.

 

La última palabra suena muy arrastrada, puesto que Claudia se queda dormida, y Andrea la mira, sintiendo una gran lástima.

 

PLAYA

 

Un nuevo día amanece en la ciudad. Isra y su novio Javier están tumbados cada uno en una toalla, tomando el sol y cubriendo sus ojos con unas gafas. Ambos se beben unos refrescos.

 

JAVIER: No me puedo creer que te hayas planteado el irte a vivir con él.

 

ISRA: Y yo no me puedo creer que te estés tomando así todo éste tema. Estoy mal en mi casa, me llevo a matar con mi padre, y un amigo me ha ofrecido el irme a vivir con él… no entiendo cual es el problema de que lo hiciera.

 

JAVIER: Pues que te gustaba, os acostasteis. Yo no estaría cómodo ni tranquilo sabiendo que vivís juntos.

 

ISRA: Eso fue hace dos años, Javi, es pasado. De todos modos, si llego a saber que iba a pasar todo esto, no te lo hubiese contado.

 

JAVIER: (Irónico) Ah, muy bonito… así que guardando secretos, ¿no?

Isra suspira, intentando no perder la paciencia, y mira indignado a su novio.

 

ISRA: Pero tío, ¿se puede saber que cojones te pasa? ¿Por qué coño estás así?

 

JAVIER: ¿Te parece poco lo que te acabo de decir?

 

El pelirrojo se levanta de la toalla, quitándose las gafas de sol.

 

ISRA: ¿Sabes lo que te digo? Que no me apetece discutir, así que me voy a dar un baño. Tú haz lo que te dé la gana.

 

Isra corre hacia el mar dejando a su novio solo, dudando de si su reacción ha sido la adecuada.

 

ESCENAS MÚLTIPLES

 

Suena la canción “Gracias”, de Los Despistaos.

 

Claudia duerme plácidamente sobre su cama. Andrea la mira apoyada en el marco de la puerta, sin poder ocultar la gran preocupación que se dibuja en su rostro.

 

Isra se baña en el mar. Se echa el pelo hacia atrás y mira a su novio Javi, que le observa desde la orilla bastante enfadado.

 

Jaime y Lola están trabajando en la frutería. El joven termina de atender a una señora y luego mira a su jefa. Los dos se sonríen.

 

Carlos está sentado en el sofá de su casa. Parece bastante aburrido. Entre sus manos, tiene una fotografía del año pasado en la que aparece junto a Andrea.

 

Hugo está tras la barra del Four. Andrea, desde el otro lado, charla con él bastante preocupada.

 

ANDREA: Lo entiendes, ¿verdad?

 

HUGO: Claro, no te preocupes. Claudia está pasando un mal momento, y no es conveniente dejarla sola ahora.

 

Los dos amigos se abrazan, ambos visiblemente preocupados.

 

Edu sale de su casa. Su teléfono móvil empieza a sonar, y lo mira. Ve en la pantalla “Doctor Walker llamando”. El joven se queda pensando durante unos segundos, durante los cuales sus ojos se llenan de lágrimas, y termina colgando el teléfono.

 

CONTINUARÁ…