MANERAS DE VIVIR

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Un nuevo día está a punto de amanecer en la ciudad. El local permanece cerrado y, tras asegurarse de que nadie la ve a través de las cristaleras, Claudia sale de detrás de la barra y se acerca al sofá dónde siempre se sientan sus amigos; allí, Andrea y Óscar se están tomando unos cafés.

 

ÓSCAR: (Nervioso) ¿De verdad que este es un lugar seguro?

 

CLAUDIA: Tranquilo, no nos puede ver nadie. El local está cerrado, nadie nos sorprenderá.

 

ÓSCAR: Bueno, que yo sepa, las cristaleras no son opacas.

 

ANDREA: Tranquilo. Si alguien nos ve por las cristaleras, pensarán que somos tres amigos desayunando, nada más.

 

ÓSCAR: (Sorprendido) ¿A las cinco y media de la mañana?

 

Andrea está a punto de responder, pero Claudia se le adelanta.

 

CLAUDIA: Bueno, ¿y si hablamos de lo que hemos venido a hablar antes de que tenga que abrir el bar, qué os parece?

 

ANDREA: Sería una buena idea, sí.

 

ÓSCAR: Vale. ¿En qué estáis pensando?

 

Las dos amigas se miran, esbozando una cínica sonrisa.

 

CLAUDIA: Estamos de acuerdo en que hay que demostrar que no está embarazada, ¿verdad?

 

ÓSCAR: Es evidente. Por eso estamos aquí, ¿no?

 

ANDREA: Exacto. Yo había pensado en ir a su ginecólogo, que alguno de nosotros le distraiga, y otro busque su historial.

 

ÓSCAR: (Sorprendido) ¿Qué?

 

CLAUDIA: Tranquilo. Ya le hice saber que estamos en la vida real, no en una cutre peli americana.

 

ÓSCAR: Bien…

 

ANDREA: Aunque a mí me sigue pareciendo una idea extraordinaria.

 

Óscar y Claudia se ríen, ante el mosqueo de la chica.

 

ANDREA: Iros a la mierda.

 

ÓSCAR: No te enfades.

 

CLAUDIA: Bueno, a lo que íbamos. He pensado que lo mejor es tenderle una trampa.

 

ÓSCAR: Sí, ¿pero cómo? No es tan fácil.

 

CLAUDIA: Por supuesto, necesitamos tu colaboración. Eres su novio, y el más interesado en saber la verdad.

 

ÓSCAR: Sabéis que la tenéis, ¿pero queréis decirme de una vez que es lo que habéis pensado? Me estáis poniendo histérico.

 

Andrea y Claudia se vuelven a sonreír.

 

ANDREA: Te va a encantar.

 

Óscar mira a sus dos amigas, expectante.

 

Canción: The hero waits

Kristen Bell, Chace Crawford, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Jared Padelecki, Hayden Pannettiere, Jessica Stroup

 

SPECIAL GUEST STAR

David Gallagher como EDUARDO ABRIL

 

Capítulo 88

Nada que ocultar

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

El reloj marca las doce de la mañana. Hugo está sentado en el sofá de siempre, tomándose un refresco, cuando Edu entra al local y, sonriente, se acerca hasta él.

 

EDU: Hola.

 

HUGO: (Sonríe) Buenas.

 

Edu se sienta al lado de su amigo. Hace el amago de darle un beso, pero Hugo no parece dispuesto a corresponderle, por lo que se echa hacia atrás. Jaime se acerca a ellos.

 

JAIME: Buenas Edu, ¿qué te pongo?

 

EDU: Un café con leche, por favor.

 

JAIME: Enseguida.

 

Jaime se aleja de allí de nuevo, y Edu mira a su ex novio con curiosidad.

 

EDU: ¿Qué tal?

 

HUGO: Bien, ¿y tú?

 

EDU: También.

 

HUGO: Me alegro.

 

EDU: Gracias.

 

Los dos jóvenes se quedan en un tenso silencio, hasta que Jaime aparece por allí, con el café de su amigo, que deja sobre la mesa.

 

JAIME: Aquí tienes.

 

EDU: Gracias.

 

Jaime se queda unos segundos junto a sus amigos hasta que, por sus miradas, se da cuenta de que sobra.

 

JAIME: Bueno, yo… voy a seguir currando. Hasta luego.

 

EDU: Chao.

 

HUGO: Adiós.

 

Jaime regresa a la barra y los dos jóvenes se miran, en silencio.

 

EDU: Deberíamos de hablar sobre lo que pasó anoche.

 

HUGO: Sí, supongo que sí.

 

EDU: Yo… sabes lo que siento por ti.

 

HUGO: Y tú sabes perfectamente sobre lo que opino respecto a todo esto.

 

EDU: Pero no creo que me odies tanto como dices. Sino, no entiendo por qué me besaste.

 

HUGO: (Sorprendido) ¿Qué yo te bese? ¡Pero si fuiste tú!

 

EDU: No. Eso no es cierto, y lo sabes.

 

HUGO: Edu, por favor.

 

EDU: ¿Qué? Tú me quieres.

 

HUGO: No te quiero.

 

EDU: ¿Entonces por qué lo hiciste?

 

HUGO: Yo no…

 

El joven se queda callado, pensando en lo que decir, hasta que finalmente suspira.

 

HUGO: No lo sé. No sé por qué lo hice, yo… estoy confundido.

 

EDU: Entonces hay algo.

 

HUGO: ¡Claro que lo hay! Siempre lo ha habido. Fuiste mi primer novio, la primera persona a la que quise… y también la primera que me rompió el corazón.

 

EDU: Y te he perdido mil veces perdón por haber sido tan hijo de puta.

 

HUGO: Pero es que a veces no basta con pedir perdón, Edu. También hay que demostrarlo.

 

EDU: ¿Y qué quieres que haga para que me creas?

 

Hugo permanece en silencio.

 

HUGO: No lo sé. La verdad es que no lo sé, pero yo… llevo mucho tiempo ya sin confiar en ti. Es muy difícil que vuelva a hacerlo.

 

EDU: ¿No imposible?

 

HUGO: (Sonríe) No imposible.

 

Edu esboza una sonrisa llena de felicidad.

 

EDU: Te lo voy a demostrar. Te lo prometo. Te voy a demostrar lo mucho que te quiero, y lo mucho que me arrepiento de haberte hecho tanto daño.

 

Hugo devuelve la sonrisa al joven, aunque en su interior está lleno de contradicciones.

 

PISO DE CARLOS Y JAIME/ BAÑO

 

Carlos, en pijama y con ropa en la mano, se dirige al baño para darse una ducha, tarareando una canción. Una vez dentro, se quita toda la ropa y, al abrir la mampara, se encuentra con Claudia dentro de la bañera, dándose un baño de espuma con los cascos puestos.

 

CARLOS: ¡Aaaahhhhhh!

 

Claudia se quita los cascos, asustada.

 

CLAUDIA: ¡Joder!

 

Carlos se pone una toalla a la cintura y sale corriendo de allí mientras Claudia exhala un suspiro, indignada.

 

HOTEL “PALACE”/ PARKING

 

Marta camina entre los coches, con los ojos vendados y siendo guiada por Alfonso, el cual tiene una amplia sonrisa dibujada en su rostro al contrario que su amante, que parece bastante asustada.

 

MARTA: ¿Falta mucho?

 

ALFONSO: No te preocupes, ya estamos llegando.

 

MARTA: Eso espero, porque me estoy empezando a agobiar.

 

ALFONSO: Merecerá la pena, ya lo verás. Te va a encantar.

 

MARTA: Eso espero.

 

Dan un par de pasos más, hasta que Alfonso la coloca frente a un precioso descapotable negro y, sin borrar la sonrisa de su cara, le suelta de las manos y se coloca a su espalda.

 

ALFONSO: ¿Preparada?

 

MARTA: Por favor…

 

Alfonso destapa los ojos a la joven, la cual se queda impresionada al ver el coche.

 

MARTA: ¡Joder!

 

ALFONSO: (Ilusionado) ¿Te gusta?

 

MARTA: ¡Me encanta, es una pasada! ¿Y con el otro que vas a hacer?

 

ALFONSO: (Extrañado) ¿Qué otro? ¿El mío?

 

MARTA: Claro, ¿cuál iba a ser sino?

 

ALFONSO: Me lo voy a quedar, porque el que no es mío es este.

 

Ahora es Marta la que no entiende nada.

 

MARTA: ¿Me estás diciendo qué…?

 

ALFONSO: (Interrumpiéndola) Sí. El coche es tuyo.

 

MARTA: (Feliz) ¡Dios mío!

 

La joven da vueltas al coche, sin poderse creer lo que está escuchando.

 

MARTA: No puede ser… ¿pero por qué?

 

ALFONSO: Porque te lo mereces.

 

MARTA: No puedo aceptarlo.

 

ALFONSO: Claro que puedes. Y lo vas a hacer.

 

MARTA: Alfonso…

 

ALFONSO: (Interrumpiéndole) No Marta, no hay más que hablar. El coche es tuyo, y punto.

 

Marta, emocionada, abraza al hombre, el cual se sorprende.

 

ALFONSO: ¿Qué pasa?

 

MARTA: Creo que tengo que contarte lo que me ha pasado durante todos estos años.

 

ALFONSO: No lo he hecho por eso. Si no quieres hacerlo, no lo hagas.

 

MARTA: Pero quiero hacerlo. De verdad.

 

Alfonso esboza una feliz sonrisa.

 

PISO DE CARLOS Y JAIME/ SALÓN

 

Carlos da vueltas de un lado al otro del salón, nervioso y alterado. Claudia no tarda en aparecer por allí, ya completamente vestida aunque con el pelo mojado, y bastante avergonzada por lo sucedido.

 

CLAUDIA: Carlos…

 

CARLOS: ¡¿Se puede saber que cojones estabas haciendo?!

 

CLAUDIA: Creo que es evidente que me estaba dando un baño… no sabía que estarías en casa.

 

CARLOS: Es mi casa, así que podrías habértelo imaginado. Y encima, no me vaciles.

 

CLAUDIA: Bueno vale, lo siento. Pensaba que no estabas en tu casa, y necesitaba darme un baño. Además, no sé por qué te escandalizas tanto, si no habrás visto nada que no hubieras visto ya antes.

 

CARLOS: Estás de coña, ¿verdad?

 

CLAUDIA: ¿Por qué te tomas las cosas tan en serio? Ha sido un malentendido y ya está. A cualquiera que le hubiera pasado esto, ahora mismo estaría riéndose sin parar.

 

CARLOS: Lo dudo.

 

Claudia se sienta en el sofá, suspirando.

 

CLAUDIA: Eres un exagerado. No ha sido para tanto.

 

CARLOS: Te he visto desnuda, Claudia.

 

CLAUDIA: ¿Y qué? Como te he dicho antes, no era la primera vez.

 

Carlos coge aire, intentando tranquilizarse.

 

CARLOS: Me voy a duchar. No quiero seguir discutiendo.

 

CLAUDIA: No, ni yo.

 

El joven camina hacia el baño y Claudia no puede evitar el esbozar una divertida sonrisa.

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y LIDIA/ SALÓN

 

Ya por la tarde, Lidia y Óscar están sentados en el sofá, besándose apasionadamente. El joven mete las manos bajo la camiseta de la joven, y esta se aparta de él, divertida.

 

LIDIA: ¿Pero qué te pasa hoy? Has venido completamente desfogado…

 

ÓSCAR: ¿No te gusta? Pensaba que era lo que querías…

 

LIDIA: Sí, pero no ahora. Ya sabes que tengo muy poco tiempo, me tengo que ir en breves.

 

ÓSCAR: Es cierto, perdona.

 

LIDIA: (Sonríe) Hombre, no hay nada que perdonar tampoco.

 

ÓSCAR: Ya… oye, había pensado que a lo mejor te apetecería salir de fiesta esta noche.

 

LIDIA: (Sorprendida) ¿En serio?

 

ÓSCAR: ¿Por qué te extraña tanto?

 

LIDIA: Bueno, reconoce que es raro. Con lo tranquilito que eres, y más después de saber lo de mi embarazo…

 

ÓSCAR: Sí, pero también creo que nos merecemos divertirnos un poco, ¿no? Al fin y al cabo, todavía somos jóvenes.

 

LIDIA: (Sonríe) Tienes toda la razón.

 

La joven besa a su novio, contenta, y luego se levanta.

 

LIDIA: Me tengo que ir… ¿me acompañas?

 

ÓSCAR: ¿Te importaría que me quedase aquí y me echase a dormir un rato? Es que estoy agotado…

 

LIDIA: Vale, está bien… cuando vuelva hablamos de lo de esta noche, ¿vale?

 

ÓSCAR: (Sonríe) Claro. Luego nos vemos y lo hablamos.

 

Vuelven a darse un beso.

 

LIDIA: Hasta luego.

 

ÓSCAR: Chao.

 

Lidia coge su bolso y sale del piso. Andrea no tarda en aparecer por el salón, sonriente y con un cuaderno entre sus manos.

 

ÓSCAR: ¿Qué tal he estado?

 

ANDREA: Perfecto. Vamos a planear lo de la fiesta ahora mismo.

 

La chica se sienta junto a su amigo abriendo el cuaderno, sin borrar la sonrisa de su cara.

 

CALLES DE GIJÓN

 

Isra camina a toda prisa por las calles de la ciudad. Parece tener prisa por llegar a alguna parte, cuando oye un pitido a sus espaldas. Extrañado, se gira y se sorprende cuando ve acercarse, por la carretera, a Marta con su recién estrenado descapotable. La joven se para a la altura de su amigo.

 

MARTA: ¡Hola!

 

ISRA: ¿Y ese cochazo? ¿De dónde lo has sacado?

 

MARTA: Alfonso.

 

ISRA: (Susurrando) No sé para qué pregunto…

 

MARTA: ¿A dónde vas? ¿Quieres que te acerque y lo pruebas? Te aseguro que es una experiencia única.

 

Isra sonríe forzadamente.

 

ISRA: No, tranquila… si voy aquí al lado.

 

MARTA: ¿Seguro? No me cuesta nada.

 

ISRA: Sí, seguro. Además, no sé si sabes que parar y arrancar gasta combustible, así que mejor para ti.

 

Marta sonríe forzadamente, pasando por alto la mala excusa de su amigo.

 

MARTA: Vale, como quieras. Ya iremos a dar un paseo cuando te vaya bien, ¿vale?

 

ISRA: Claro, te llamo.

 

MARTA: Bien. Hasta luego.

 

ISRA: Chao.

 

Marta arranca el coche y se aleja de allí, ante la triste mirada del pelirrojo.

 

PISO DE CARLOS Y JAIME/ DORMITORIO DE CARLOS

 

Comienza a anochecer, y Carlos está sentado frente a su escritorio, estudiando. Escucha como alguien llama a la puerta y, suspirando, alza la mirada.

 

CARLOS: Adelante.

 

Jaime entra al dormitorio.

 

JAIME: ¿Estás muy liado?

 

CARLOS: Hombre, pues estaba estudiando.

 

JAIME: ¿Y no podrías hacer un parón para que hablásemos un segundo?

 

CARLOS: ¿Es muy importante?

 

JAIME: Un poco, sí.

 

Carlos se queda en silencio durante unos segundos, pensando, hasta que finalmente suspira.

 

CARLOS: Está bien, tú dirás.

 

JAIME: Claudia me ha contado el problema que habéis tenido.

 

CARLOS: Oh, es eso…

 

JAIME: Sí, es eso. ¿Qué te ha pasado? ¿Por qué le has montado semejante pollo?

 

CARLOS: Estaba en nuestra bañera, Jaime. Yo estaba completamente desnudo… y ella también.

 

JAIME: Pero ella no le ha dado la más mínima importancia. No entiendo porque tú sí.

 

CARLOS: (Indignado) Pues porque es mi casa, joder. ¿Ahora resulta que no voy a poder ir desnudo por ella por miedo a encontrarme con alguien?

 

JAIME: Tú nunca has ido desnudo por casa.

 

CARLOS: Pero podría apetecerme hacerlo ahora.

 

Jaime se sienta en la cama de su amigo, suspirando.

 

JAIME: Creo que ya sé cuál es el problema.

 

CARLOS: Hombre, tampoco es que te lo haya puesto demasiado difícil, la verdad.

 

JAIME: Te gusta, ¿no?

 

CARLOS: (Sorprendido) ¿Qué?

 

JAIME: Vamos Carlos, no disimules. Si no te gustara, no te habría importado tanto.

 

CARLOS: No digas tonterías. Sabes perfectamente a quien quiero, y no es Claudia.

 

JAIME: (Desconfiado) ¿Estás seguro?

 

CARLOS: Completamente. Y por favor, ¿ahora podrías dejarme estudiar? Tengo los exámenes a la vuelta de la esquina.

 

JAIME: Claro.

 

El joven se levanta de la cama de su amigo y se camina hasta la puerta, pero antes de salir, se gira de nuevo hacia él.

 

JAIME: A Claudia le ha dolido mucho lo que ha pasado. Deberías disculparte con ella.

 

Jaime sale, cerrando la puerta tras él, y Carlos suspira.

 

CARLOS: (Suspirando) No, si encima el malo soy yo, no te jode…

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ SALÓN

 

Ya ha anochecido. Hugo está sentado en el sofá, viendo una película a oscuras, cuando repentinamente alguien enciende la luz haciendo que el joven se gira, molesto.

 

HUGO: ¿Qué cojones haces?

 

ÓSCAR: Perdona. Estoy buscando mis llaves.

 

El joven empieza a buscar por las estanterías, ante la extrañada mirada de su compañero.

 

HUGO: ¿Vas a salir?

 

ÓSCAR: Sí. Con Lidia.

 

HUGO: ¿Y eso que te ha dado por ahí? Con lo tranquilo que eres…

 

ÓSCAR: (Indignado) Y dale con que soy tranquilo. Soy tranquilo cuando tengo que serlo, y punto.

 

HUGO: Vale, vale, pero no te enfades…

 

Los dos se quedan en silencio durante unos segundos, mientras Óscar continúa buscando las llaves.

 

ÓSCAR: ¿Y tú no vas a salir hoy?

 

HUGO: No, no tengo muchas ganas.

 

ÓSCAR: ¿Y va a venir Edu?

 

HUGO: No, ¿por qué iba a hacerlo?

 

ÓSCAR: Bueno, no sé. Últimamente se os ve muy unidos.

 

HUGO: No más de lo normal.

 

Óscar deja escapar una sonora carcajada, haciendo que su compañero cada vez entienda menos.

 

HUGO: ¿Qué es tan gracioso?

 

ÓSCAR: Pues que no hace falta que sigas disimulando. Os vi besándoos el otro día.

 

HUGO: (Molesto) ¿Nos estabas espiando?

 

ÓSCAR: No. Simplemente, dio la casualidad de que en ese momento estaba mirando por la ventana.

 

HUGO: (Desconfiado) Ya.

 

ÓSCAR: Créeme Hugo, tengo cosas mejores que hacer que estar espiándote a ti.

 

HUGO: Yo no he dicho lo contrario.

 

ÓSCAR: En serio, si le quieres, me alegro por ti. Yo estoy con Lidia, y tú también tienes derecho a estar con alguien.

 

HUGO: Pues gracias… supongo.

 

Los dos jóvenes se quedan en un tenso silencio, y Óscar mira su reloj.

 

ÓSCAR: Bueno, me tengo que ir, que no quiero llegar tarde. Mañana nos vemos, chao.

 

HUGO: Adiós.

 

Óscar se marcha. Nada más salir de casa, siente como sus ojos se llenan de lágrimas, al igual que los de Hugo, que continúa sentado en el sofá.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Jaime e Isra están sentados en las butacas de la barra, tomándose cada uno un refresco, mientras Claudia, al otro lado, saca varios vasos de la secadora, escuchando la conversación.

 

ISRA: Gracias por haberme llamado. Necesitaba salir un poco de casa y airearme… a este paso, me van a salir los apuntes de las orejas.

 

Jaime se ríe, divertido.

 

JAIME: Para que luego digan que la vida de los estudiantes es fácil.

 

ISRA: Ya ves.

 

Ahora son los dos los que se ríen.

 

JAIME: Por cierto, tenía que comentarte algo… ¿sabes si Marta está saliendo con alguien ahora mismo?

 

ISRA: Sí, creo que sí, ¿por?

 

CLAUDIA: (Molesta) Sí, ¿por qué?

 

JAIME: No, por nada. El otro día, cuando salimos Carlos y yo, la vimos con un hombre bastante mayor.

 

ISRA: Alfonso.

 

JAIME: No sé cómo se llama… ¿ese es su novio?

 

ISRA: Aha.

 

JAIME: (Sorprendido) ¡Joder, pero es súper mayor!

 

ISRA: Hombre, no te creas, tendrá cuarenta y pocos… y además, tiene mucha pasta.

 

Claudia deja escapar un silbido.

 

CLAUDIA: Joder, como se lo montan algunas…

 

JAIME: (Irónico) Muy graciosa.

 

CLAUDIA: No era ninguna broma, así que mira a ver si aprendes.

 

El pelirrojo se ríe, divertido.

 

CLAUDIA: Oye, que es en serio, de verdad.

 

JAIME: (Suspira) En fin… ¿y tú cómo lo llevas?

 

ISRA: ¿Yo? Bien… ¿por qué iba a llevarlo mal?

 

CLAUDIA: No disimules, Isra. Se nota tantísimo que te gusta…

 

ISRA: Bueno, pero ella es feliz. Le acaba de regalar un cochazo… tendríais que haberlo visto.

 

JAIME: (Sorprendido) ¿En serio?

 

ISRA: Aha.

 

CLAUDIA: No, si ya te digo… te vas a tener que poner las pilas, ¿eh?

 

JAIME: (Suspira) Por favor te lo pido, Isra… dejemos de hablar de esa pareja.

 

La pareja se ríe, divertida, mientras Isra esboza una forzada sonrisa.

 

PUB “TRES CANTOS”/ INTERIOR

 

Suena “On the floor”, de Jennifer Lopez.

 

Óscar está apoyado en la barra, bebiéndose un botellín, mientras ve a Lidia bailando desenfrenadamente con un joven en el medio de la pista. A pesar de que ya se lo esperaba, el chico no puede evitar el sorprenderse. Lidia no tarda en acercarse a su novio.

 

LIDIA: ¡Lo estoy pasando genial!

 

Óscar sonríe forzadamente.

 

ÓSCAR: No, ya lo veo.

 

LIDIA: ¿Me puedo tomar otra copa?

 

ÓSCAR: Todas las que quieras.

 

LIDIA: (Sorprendida) En serio tío, no sé qué es lo que te pasa hoy, pero me encanta esta nueva versión de ti.

 

Lidia intenta llamar la atención del camarero bajo la atenta mirada de su novio.

 

ÓSCAR: (Susurrando) Sí tú supieras por qué lo estoy haciendo…

 

PISO DE JAIME Y CARLOS/ RELLANO

 

Carlos llega hasta la puerta de su piso, con una carpeta entre sus manos. Está buscando las llaves en sus bolsillos cuando la puerta se abre de repente, saliendo Claudia del interior. Al verse, los dos se quedan en un tenso silencio durante unos segundos.

 

CARLOS: ¿Te vas?

 

CLAUDIA: Sí. No quiero seguir invadiendo tu piso.

 

CARLOS: (Suspira) Escucha Claudia, sobre eso…

 

CLAUDIA: (Interrumpiéndole) Carlos, no te preocupes por eso, ¿vale? Lo entiendo.

 

CARLOS: (Sorprendido) ¿En serio?

 

CLAUDIA: Sí. Sé que lo que te ha mosqueado ha sido el hecho de que esté invadiendo vuestro piso más que el de verme desnuda, y tienes razón. Así que lo siento. De verdad.

 

CARLOS: (Sonríe) Gracias por entenderlo.

 

Claudia le devuelve la sonrisa.

 

CLAUDIA: Aunque podrías habérmelo dicho directamente, ¿no? Nos podríamos haber ahorrado toda esta tensa situación de los últimos días.

 

CARLOS: Visto así…

 

Los dos se ríen, y Claudia da un beso en la mejilla a su ex amante.

 

CLAUDIA: Nos vemos. Chao.

 

CARLOS: Adiós.

 

La rubia coge el ascensor bajo la atenta mirada del joven, que luego entra al piso encontrándose allí a Jaime, que viste tan solo unos calzoncillos. El chico le dirige una orgullosa a la par que agradecida sonrisa, y camina hasta su dormitorio.

 

PARQUE “RUISEÑORES”

 

Un nuevo y soleado día amanece en la ciudad. Hugo, fumándose un cigarro, está sentado en uno de los bancos del parque, y Edu no tarda en llegar hasta allí, sonriente.

 

EDU: Buenos días.

 

HUGO: (Sonríe) ¡Hola!

 

Edu se dispone a dar dos besos al chico, pero ante su sorpresa, éste solo le estrecha la mano. El joven se termina sentando al lado de su ex novio.

 

EDU: Tú dirás a que venían tantas prisas para que nos viéramos.

 

HUGO: Sí. Mira, esta noche no he pegado ojo pensando todo el rato en lo que pasó el otro día entre nosotros.

 

EDU: (Sorprendido) ¿En serio?

 

HUGO: Sí. Y… me he dado cuenta de que si te he guardado tanto rencor durante todo este tiempo, tiene que ser por algo.

 

EDU: ¿Por…?

 

HUGO: Porque todavía te quiero.

 

Edu no se puede creer lo que acaba de escuchar.

 

EDU: ¿Qué?

 

El rubio esboza una forzada sonrisa.

 

HUGO: Pues eso. Que te quiero.

 

EDU: Pero pensaba que querías que te demostrase que yo también te quería y que iba a luchar por ti.

 

HUGO: Y lo quería. Pero luego, pensándolo esta noche… me he dado cuenta de que tu persistencia lo ha demostrado de sobras.

 

EDU: Joder…

 

Edu acaricia la cara del chico, para luego pasar a besarle apasionadamente.

 

EDU: Dios, no me lo puedo creer.

 

HUGO: Pues créetelo.

 

Los dos se ríen, divertidos, y vuelven a besarse.

 

HUGO: Pero espera un segundo. Antes de seguir, quiero que me digas una cosa.

 

EDU: Lo que quieras.

 

Hugo se queda en silencio durante unos segundos, dudando en si decirlo, hasta que finalmente suspira.

 

HUGO: ¿Qué es lo que te pasa?

 

EDU: ¿A mí? ¡Nada! Si no podría estar más feliz ahora mismo.

 

HUGO: Es que no me refiero a ahora mismo… sino a normalmente.

 

EDU: (Extrañado) Lo siento, pero… no te sigo.

 

HUGO: Vamos Edu, ¿te crees que soy gilipollas? Tantos mareos, tantos dolores de cabeza… no hace falta ser un lince para darse cuenta de que algo te está pasando.

 

EDU: Vamos Hugo, no digas tonterías. Es cierto que últimamente estoy un poco más débil de lo normal, pero nada más.

 

HUGO: (Molesto) Ya te he dicho que no soy gilipollas, Edu.

 

EDU: Y yo ya te he dicho que es una tontería lo que estás insinuando.

 

HUGO: Ya.

 

Un incómodo silencio surge entre ellos.

 

HUGO: ¿Sabes? Olvídate de todo lo que te he dicho antes.

 

EDU: (Sorprendido) ¿Qué?

 

HUGO: Pues eso, que está claro que tú y yo no podemos estar juntos.

 

EDU: (Indignado) ¿Me estás haciendo chantaje?

 

HUGO: No es chantaje, pero si es lo que quieres pensar para sentirte mejor, adelante. Lo único que te digo es que se trata de la confianza, Edu. Ya no solo es que yo no confíe en ti, que no lo hago después de todo lo que pasó… es que tú tampoco confías en mí.

 

EDU: Pero…

 

HUGO: (Interrumpiéndole) Lo siento, pero creo que nada de lo que ha pasado estos últimos días entre nosotros, tendría que haberlo hecho. Adiós, Edu.

 

Hugo se levanta y se marcha de allí, triste y dejando a su ex novio solo y confundido.

 

EDU: ¡Mierda!

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y LIDIA/ DORMITORIO DE LIDIA

 

Lidia duerme plácidamente sobre su cama abrazada a Óscar, el cual permanece con los ojos completamente abiertos, pensando. Ambos cubren su desnudez con una fina sábana negra. Lidia va abriendo poco a poco los ojos y, al ver a su novio, esboza una amplia sonrisa.

 

LIDIA: Buenos días.

 

Óscar esboza una forzada sonrisa, y da un beso a la chica.

 

ÓSCAR: Hola.

 

Lidia acaricia el torso de su novio, besándole el cuello.

 

LIDIA: Anoche lo pasé genial.

 

ÓSCAR: Y yo. Me encantaría poder repetirlo…

 

LIDIA: Lo haremos.

 

ÓSCAR: No, Lidia. Ayer fue un caso aislado… en tu estad, no deberíamos hacer lo que hicimos anoche.

 

LIDIA: Ya…

 

La joven se reincorpora en la cama, pensando. Está muy nerviosa, no para de juguetear con el borde de las sábanas entre sus dedos y su novio se da cuenta.

 

ÓSCAR: ¿Estás bien?

 

LIDIA: Tengo que contarte algo.

 

ÓSCAR: ¿Qué pasa?

 

LIDIA: Prométeme que no te vas a enfadar.

 

ÓSCAR: ¿Cómo voy a enfadarme contigo? Dispara.

 

La joven se queda en silencio durante unos segundos, pensando, buscando las palabras adecuadas, pero no parece decidirse, por lo que es Óscar es que acaba suspirando.

 

ÓSCAR: No estás embarazada, ¿verdad?

 

LIDIA: (Sorprendida) ¿Qué? ¿Cómo lo sabes?

 

Óscar deja escapar una sonora carcajada.

 

ÓSCAR: Joder, eres increíble.

 

LIDIA: Óscar…

 

El chico se levanta, indignado, y empieza a vestirse, ante la sorpresa de su novia.

 

LIDIA: ¿A dónde vas?

 

ÓSCAR: ¿Tú qué crees? A perderte de vista. No quiero volver a saber nada de ti, Lidia.

 

Lidia siente como sus ojos se llenan de lágrimas.

 

LIDIA: ¡Pero me dijiste que no te enfadarías!

 

ÓSCAR: ¿De verdad no te das cuenta? Sé que no estás embarazada desde hace días, Lidia. Lo de anoche, lo de estos últimos días, ha sido una treta para conseguir que confesaras. Nada más.

 

LIDIA: (Sorprendida) ¿Qué?

 

Óscar ya ha terminado de vestirse, y ahora es su novia la que también se levanta de la cama, con los ojos inyectados de ira.

 

LIDIA: ¿Pero cómo has podido ser tan hijo de puto?

 

ÓSCAR: (Irónico) Vaya, ¿ahora soy yo el malo? Es curioso…

 

LIDIA: Eres un cabronazo… ¡vete!

 

ÓSCAR: Es lo que iba a hacer, Lidia… tranquila.

 

Óscar se marcha de allí, indignado, mientras Lidia, desesperada, rompe a llorar.

 

ESC. MÚLTIPLES

 

Suena “Mil lágrimas”, de La Fuga.

 

Marta conduce a toda prisa por las calles de la ciudad, haciendo que todo el mundo se gire hacia ella, admirando su coche.

 

Claudia y Jaime, en el Four, se besan bajo la mirada de Carlos, que no puede evitar el sentir algo de envidia.

 

Lidia abre el cajón de su escritorio. Saca las fotografías que tiene de todos sus amigos y, llorando y completamente fuera de sí, empieza a romperlas todas. Andrea lo escucha todo desde su dormitorio, con una sonrisa de oreja a oreja.

 

Isra y Óscar están charlando animadamente en el salón, cuando Hugo llega a casa, con los ojos llenos de lágrimas. Tras mirar a sus dos compañeros, se marcha corriendo a su cuarto dejándoles sorprendidos, mirándose y sin entender nada.

 

Edu, en su dormitorio, observa una fotografía de hace un par de años en la que aparece junto a Hugo, los dos muy sonrientes y felices.

 

CONTINUARÁ...