MANERAS DE VIVIR


Quinta temporada, capítulo 96

 

PISO DE CLAUDIA Y JAIME/ SALÓN/ MAÑANA

 

Jaime, con el periódico en una mano y unos churros en la otra, llega a casa. Cuando entra en el salón, se sorprende al ver que está todo patas arriba, y Claudia busca algo en la estantería, desesperada.

 

Jaime: ¿Qué es todo esto?

 

Claudia se gira hacia su prometido, suspirando.

 

Claudia: Por fin estás aquí.

 

Se dan un beso.

 

Jaime: En serio, ¿qué es todo esto?

 

Claudia: Como Marta ha salido del coma, he pensado en llamar al cura para ver si sigue disponible la fecha que teníamos antes, pero no encuentro el número.

 

Jaime: ¿Y no sabes llamarme para preguntármelo a mí?

 

Claudia: Lo he hecho. Varias veces. Pero al parecer, no está operativo.

 

Jaime: (Extrañado) ¿Qué?

 

El joven se saca el móvil del bolsillo.

 

Jaime: Mierda, la batería.

 

Claudia: ¿Ves?

 

Jaime: (Sonríe) De todas formas, te vas a sentir muy orgullosa de mí cuando te diga lo que hice.

 

Claudia: ¿El qué?

 

Jaime: No cambie la fecha de la boda.

 

Claudia mira al joven, sin poderse creer lo que acaba de escuchar.

 

Claudia: ¿Cómo dices?

 

Jaime: Bueno, ninguno de los dos sabíamos si Marta saldría o no del coma, y pensé en dejarla así para por si acaso lo hacía.

 

Claudia: (Indignada) ¿Y si no llega a salir? ¿Si siguiera en coma, o lo que es peor, hubiera muerto? ¿Entonces qué habría pasado?

 

Jaime: Pero ese no es el caso.

 

Claudia: ¡Eres increíble!

 

Jaime: ¿No te alegras?

 

Claudia: No me hiciste ni puto caso, Jaime. Para una puta cosa que te pedí, fuiste incapaz de hacerla. ¿Y pretendes que me alegre?

 

Jaime: Estás exagerando.

 

Claudia: Vete a la mierda. Y ya estás cambiando la fecha. Ni borracha me caso contigo dentro de un mes.

 

Claudia camina hasta su dormitorio, donde se encierra dando un portazo. Jaime, solo, se sienta en el sofá, suspirando, y mira el desorden que hay a su alrededor.

 

HOSPITAL GENERAL/ HABITACIÓN 567/ MAÑANA

 

Marta está sentada en la cama, mandando un mensaje en el móvil, cuando la puerta se abre dando paso a una sonriente Lidia, que lleva un bonito ramo de rosas en sus manos.

 

Lidia: Buenos días, ¿puedo pasar?

 

Marta: (Sorprendida) ¿Lidia?

 

Lidia: Me alegro de que te acuerdes de mí.

 

Marta: ¿Qué haces aquí?

 

Lidia: Bueno, sé que no nos conocemos demasiado, y probablemente te hayan hablado fatal de mí, pero me enteré de lo que te había pasado este verano,  y como acabo de regresar, pensé en hacerte una visita.

 

Marta: Lo cierto es que no, nunca me han hablado de ti, así que lo poco que te conozco es del par de veces que te he visto.

 

Lidia: Mejor. Así no te haces ideas preconcebidas.

 

Marta se queda pensando durante unos segundos, hasta que finalmente esboza una sonrisa.

 

Marta: Pues tienes razón. Además, has sido muy amable viniendo a verme sin apenas conocerme.

 

Lidia: (Sonríe) Es que yo soy muy amable.

 

La joven se gira para colocar las rosas en un jarrón, esbozando una cínica sonrisa.

 

CANCIÓN: “Bed of roses”, de Bon Jovi

 

KRISTEN BELL

 

CHACE CRAWFORD

 

RUPERT GRINT

 

VANESSA HUDGENS

 

JESSE MCCARTNEY

 

JESSE METCALFE

 

JARED PADALECKI

 

HAYDEN PANETTIERE

 

JESSICA STROUP

 

TOM WELLING

 

CAPÍTULO 96: Una vida contigo

 

ESCUELA “ARTES ESCÉNICAS HERRERA”/ EXTERIOR/ MEDIODÍA

 

Hugo sale del centro, metiéndose unos folios en su bandolera. Al estar con la cabeza agachada, no se da cuenta de que Andrea le está esperando apoyada en la pared, fumándose un cigarro. Al ver pasar a su amigo, silba.

 

Andrea: ¡Tío bueno!

 

Hugo no le hace caso, por lo que Andrea le sigue.

 

Andrea: Hay que ver cómo es la humildad… ¡Hugo!

 

El chico se gira, sorprendido.

 

Hugo: ¡Andrea! ¿Qué haces aquí?

 

Andrea: Esperándote.

 

Hugo: (Extrañado) ¿Habíamos quedado?

 

Andrea: No. Solo quería darte una sorpresa.

 

Hugo: Pues lo has conseguido. ¿Quieres venirte a comer a casa?

 

Andrea: Estaba esperando que me lo pidieras.

 

Hugo se ríe, divertido, y los dos amigos se encaminan hacia el coche del joven. Una vez dentro, el rubio arranca y conduce hacia su casa. Ambos permanecen en silencio durante unos segundos.

 

Andrea: He estado pensando en lo que hablamos el otro día.

 

Hugo: (Bromeando) Oh, ¿pero tú piensas?

 

Andrea: (Irónica) Muy gracioso.

 

Hugo saca la lengua a su amiga, y ésta se ríe.

 

Hugo: Y después de tanto pensar, ¿a qué conclusión has llegado?

 

Andrea: Voy a hablar con Carlos.

 

El joven frena el coche repentinamente, sorprendido, haciendo que el de atrás le pite y le adelante entre insultos. Ambos pasan de él.

 

Hugo: ¿Le vas a decir lo que sientes?

 

Andrea: (Nerviosa) Eso creo. Sé que las cosas se van a joder y me va a decir que no porque está súper enamorado de Lola, pero…

 

Hugo: (Interrumpiéndola) Eso nunca se sabe, Andrea. Nunca se sabe.

 

El joven retoma la marcha del coche de nuevo mientras Andrea le mira, pensando en que quizás tenga razón.

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ SALÓN/ TARDE

 

Óscar está sentado en la mesa, con el portátil enfrente y un montón de papeles sobre la mesa. Escucha como alguien llega a casa, e Isra no tarda en aparecer por allí, con mala cara.

 

Isra: Buenas tardes.

 

Óscar: Hola. ¿Cómo está Marta?

 

Isra: Bien. Bastante bien.

 

Óscar: Me alegro.

 

Isra mira a su amigo en silencio durante unos segundos, hasta que éste se da cuenta.

 

Óscar: ¿Pasa algo?

 

Isra: No, nada. Quería comentarte algo pero ya veo que estás muy liado, así que si eso, lo hablamos luego.

 

Óscar: No, tranquilo. Solo estoy descargando los apuntes de esta mañana, que no he ido a clase, así que tú dirás. Tengo tiempo.

 

El pelirrojo se queda unos segundos en silencio hasta que, suspirando, se sienta en el sofá.

 

Isra: Lidia estaba en la habitación de Marta.

 

Óscar: (Sorprendido) ¿Qué?

 

Isra: Sí. Yo me quedé igual.

 

Óscar mira al joven, sin poder creer lo que está escuchando.

 

Óscar: ¿Qué estaba haciendo allí?

 

Isra: Por lo que me ha dicho, ha ido a ver cómo se encontraba.

 

Óscar: Pero si apenas se conocen.

 

Isra: Sí, pero al parecer, ahora Lidia quiere que sean amigas.

 

Óscar: Joder…

 

Isra: Tienes que hablar con ellas.

 

Óscar: (Sorprendido) ¿Yo?

 

Isra: Mira, sé que tú tampoco es que conozcas demasiado a Marta, pero… creo que es lo mejor.

 

Óscar: Podría hablar yo con Lidia y Hugo que lo haga con Marta, ¿no?

 

Isra: Sí, ya lo había pensado, pero… si Hugo habla con Marta, puede ser muy brusco y los dos lo sabemos. Y a Marta eso ahora no le conviene.

 

Óscar se queda unos segundos en silencio, pensando. No parece demasiado convencido.

 

Óscar: No sé, Isra…

 

Isra: Por favor, Óscar. Ya sabemos cómo es Lidia… no dejes que le haga daño.

 

El joven mira a su amigo, sin saber qué decir.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR/ NOCHE

 

El local está prácticamente vacío. Tan solo queda Andrea sentada en una de las butacas de la barra, tomándose una cerveza. Claudia sale del almacén y al verla, suspira.

 

Claudia: ¿Todavía sigues aquí?

 

Andrea: No me apetece ir a casa.

 

Claudia: Lo siento, pero es que yo tengo que cerrar ya.

 

Andrea: ¿Y por qué no te tomas un botellín conmigo, charlamos un poco, y luego te ayudo a limpiar?

 

Claudia: Porque…

 

La joven se queda unos segundos en silencio, pensando, hasta que finalmente esboza una sonrisa.

 

Claudia: ¿Sabes qué? A la mierda.

 

Andrea: ¡Claro que sí!

 

Claudia, riendo, se coge otro botellín de cerveza y camina hasta el otro lado de la barra, sentándose al lado de su amiga.

 

Claudia: Entonces cuéntame, ¿qué te pasa?

 

Andrea: (Extrañada) ¿A mí?

 

Claudia: ¿No querías hablar de algo? Pues es una magnífica ocasión para que me digas por qué estás últimamente tan rara.

 

Andrea: No estoy rara.

 

Claudia: (Irónica) No, claro que no.

 

Andrea: Al menos no más que tú.

 

Claudia se ríe, divertida.

 

Claudia: Hemos vivido demasiado tiempo juntas.

 

Andrea también se ríe.

 

Andrea: Sí.

 

Las dos amigas se quedan en silencio durante unos segundos, hasta que Claudia suspira.

 

Claudia: Todos los hombres son unos hijos de puta.

 

Andrea: No se salva ni uno. Creo que finalmente me voy a centrar solo en las mujeres.

 

Claudia: Eso no te lo crees ni tú.

 

Andrea: Lo cierto es que no.

 

Claudia vuelve a reírse.

 

Claudia: ¿Qué te pasa con Carlos?

 

Andrea: Le voy a confesar que le sigo queriendo. Por eso tengo tanto miedo de ir a casa.

 

Claudia: (Sorprendida) ¿En serio?

 

Andrea: Creo que sí… iba a hacerlo esta noche, pero… sinceramente, no creo que esté preparada.

 

Claudia: Hay que ser muy fuerte para admitir que sigues queriendo a tu ex… y más siendo tú.

 

Andrea se ríe, divertida.

 

Andrea: ¿Y tú con Jaime qué?

 

Claudia: (Suspira) No hay boda.

 

Andrea: (Incrédula) ¡¿Qué?!

 

Claudia: ¿Recuerdas cuándo aplazamos la fecha de la boda hasta saber qué es lo que pasaría con Marta?

 

Andrea: Aha.

 

Claudia: Pues resulta que el caballero no la cambió.

 

Andrea: Mejor, ¿no? Así os podríais casar en unas semanas.

 

Claudia: Ese no es el problema, Andrea. El problema es que me mintió. Confié en él, y me mintió descaradamente.

 

Andrea: Pero eso es una chorrada.

 

Claudia: Quizás para ti sí, pero no para mí. Después de todo lo que pasé con mi madre, su novio… me cuesta mucho confiar en la gente, ¿sabes? Lo he hecho con él, y me ha demostrado que no puedo, por mucho que haya sido con una chorrada y que al final saliera bien. Me he abierto ante él… y es así como me ha respondido.

 

Andrea mira a su amiga, sin saber qué decir.

 

ESCUELA “ARTES ESCÉNICAS HERRERA”/ AULA DE REALIZACIÓN/ MAÑANA

 

Lidia está sentada en una de las mesas del aula, leyendo una revista mientras espera la llegada del profesor. Óscar entra en la clase. Al ver a su ex novia duda durante unos segundos, pero finalmente coge aire y se acerca a ella.

 

Óscar: Hola.

 

Lidia mira al joven, sorprendida.

 

Lidia: ¿Ahora me hablas?

 

Óscar: Bueno… no exactamente. Pero hay algo de lo que sí que tenemos que hablar. Es importante.

 

Lidia: (Extrañada) ¿Qué pasa?

 

Óscar se sienta junto a la chica, suspirando.

 

Óscar: ¿Qué es lo que te propones?

 

Lidia: ¿A qué te refieres?

 

Óscar: Con Marta. Isra me contó ayer que la estuviste visitando en el hospital. Que pretendías ser su amiga.

 

Lidia: (Sonríe) Oh, eso.

 

La joven se encoge de hombros.

 

Lidia: ¿Qué tiene de malo? Me sentí fatal cuando me enteré de lo que le había pasado, y como Hugo y tú estáis tan ocupados últimamente entre vosotros, pensé que sería buena idea que tuviese a alguien con quien hablar.

 

Óscar: Ya tiene a Isra.

 

Lidia: Nunca hay suficientes amigos.

 

Óscar, suspirando, se levanta.

 

Óscar: Mantente alejada de ella, Lidia. No la metas en esto.

 

El joven se marcha, bajo la cínica sonrisa de Lidia.

 

PISO DE CARLOS Y ANDREA/ COCINA/ MEDIODÍA

 

Carlos, en ropa interior, está preparando un par de ensaladas, cuando escucha como alguien llega a casa y Andrea no tarda en aparecer por allí, con cara de cansancio.

 

Andrea: Hola.

 

Carlos: (Sonríe) Hola, ¿qué tal?

 

Andrea: Agotada…

 

La chica se da cuenta de los dos platos de ensalada que ha preparado su ex novio, y esboza una aliviada sonrisa.

 

Andrea: Aunque no hay nada mejor que llegar a casa y encontrarte con la comida hecha.

 

El joven sonríe forzadamente.

 

Carlos: Bueno Andrea, es que ese plato…

 

Andrea: (Interrumpiéndole) Pero antes de comer, me gustaría hablar un segundo contigo.

 

Carlos: (Extrañado) ¿Sobre qué? ¿Hay algún problema?

 

Andrea: No, no es eso. Es que…

 

Andrea hace una pausa, buscando las palabras adecuadas.

 

Andrea: Esto no es fácil de decir, Carlos. Sé que cuando te lo cuente, puede que todo cambie entre nosotros, pero…

 

Lola: (Interrumpiéndola) ¡Hola!

 

Los dos jóvenes se giran hacia la puerta, donde la chica, con una amplia sonrisa dibujada en su rostro, está apoyada en el marco de la puerta, en ropa interior.

 

Andrea: Oh, estás aquí.

 

Lola: Aha.

 

La chica camina sensualmente hacia su novio, al que da un apasionado beso ante la celosa mirada de Andrea.

 

Lola: ¿Ya has terminado con las ensaladas?

 

Carlos mira avergonzado a Andrea.

 

Carlos: Sí…

 

Lola: Perfecto. ¿Vamos a comer a la habitación?

 

Carlos: Sí. Ve yendo, que ahora iré yo.

 

Lola: Bien.

 

Lola coge el plato de ensalada y sale de allí.

 

Carlos: Perdona Andrea, yo…

 

La joven le interrumpe, con una forzada sonrisa dibujada en su rostro.

 

Andrea: No te preocupes, no importa. Debería de haberme imaginado que la ensañada era para ella.

 

Carlos: ¿Qué querías decirme?

 

Andrea: Nada. Nada importante. Ve a comer con ella.

 

Carlos: (Extrañado) ¿Segura?

 

Andrea: Sí.

 

Los dos se quedan en silencio durante unos segundos, hasta que Carlos coge el otro plato de ensalada.

 

Carlos: Hasta luego.

 

Andrea: Chao.

 

Carlos se va a su dormitorio dejando sola a su ex novia, la cual, con los ojos llenos de lágrimas, se apoya en la encimera.

 

HOSPITAL GENERAL/ HABITACIÓN 567/ TARDE

 

Marta está sentada en la cama, leyendo un libro, cuando escucha como alguien llama a la puerta. La joven, suspirando, lo cierra.

 

Marta: Adelante.

 

Hugo entra en la habitación, cerrando la puerta.

 

Hugo: Hola.

 

Marta: (Sonríe) Buenas, ¿qué tal?

 

Hugo: Bien, ¿y tú? ¿Cómo te encuentras?

 

Marta: Con ganas de salir ya de aquí, pero también bien.

 

Hugo esboza una forzada sonrisa, y se sienta en el borde de la cama de su amiga.

 

Hugo: Seguro que ya te sacan dentro de poco.

 

Marta: Eso espero.

 

Hugo: Verás cómo sí.

 

Los dos amigos se quedan unos segundos en silencio, hasta que Hugo suspira.

 

Hugo: En realidad he venido porque quería hablarte de algo, Marta.

 

Marta: (Extrañada) ¿Qué pasa?

 

Hugo: Isra le dijo a Óscar que Lidia había venido a verte.

 

Marta: Así es. Y me pareció una chica majísima, la verdad. No sé por qué la odiáis tanto.

 

Hugo: Te contamos todo lo que nos había hecho a Óscar y a mí, ¿verdad?

 

Marta: Bueno, todo no, pero… ¿tanto os extraña que quisiera vengarse? Le quitaste el novio, y él tampoco dudo ni un solo segundo en dejarla e irse contigo.

 

Hugo: (Indignado) ¿La estás justificando?

 

Marta: No. Solo digo que la entiendo.

 

Hugo: No sé lo que te habrá contado, pero Óscar y yo nunca hemos estado juntos como pareja.

 

Marta: Por Edu. Si no, ahora lo estaríais.

 

Hugo: (Extrañado) Tú eres la que has estado todo el verano en coma, ¿verdad? No me he confundido de habitación ni nada.

 

Marta: (Riendo) No, tranquilo. Soy yo.

 

Vuelven a quedarse en silencio.

 

Hugo: Solo ten cuidado con ella. Por favor.

 

Marta: Tranquilo.

 

Marta coge la mano de su amigo, agradeciéndole así su preocupación.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR/ NOCHE

 

El establecimiento ya está cerrado. Mientras Claudia barre el local, Jaime hace la caja. Un tenso silencio se cierne sobre ellos.

 

Jaime: ¿Cuánto tiempo vas a seguir sin hablarme?

 

Claudia: El que considere oportuno.

 

El joven guarda silencio. Suspira.

 

Jaime: ¿No te das cuenta de que te estás comportando como una cría, Claudia? Al final todo ha salido bien.

 

Claudia: El tema no es que saliera o no saliera bien, Jaime. El tema es que no me tuviste en cuenta. Nunca me tienes en cuenta.

 

Jaime: Eso no es cierto, Claudia.

 

Claudia: Claro que lo es. Y lo sabes.

 

Jaime coge aire y, tras dejar el dinero de la caja a un lado, sale de detrás, colocándose frente a su novia.

 

Jaime: Todavía no he hablado con el cura, pero si sigues decidida a cambiar la fecha, le llamaré mañana a primera hora. ¿Quieres que lo haga?

 

Claudia hace una pausa, meditando su respuesta.

 

Claudia: No lo sé, Jaime. Mañana lo hablamos.

 

La joven apoya el cepillo en la barra y entra en el almacén mientras su novio esboza una amplia sonrisa, con un atisbo de esperanza.

 

PISO DE CARLOS Y ANDREA/ SALÓN/ NOCHE

 

Andrea está sentada en el sofá, viendo una película a oscuras y tapada con una manta. Al escuchar que Carlos llega a casa gira la cabeza hacia la puerta, a la vez que el joven enciende la luz.

 

Carlos: Buenas noches.

 

Andrea: (Extrañada) Que raro que vengas tú solo.

 

Carlos: Sí, bueno… si te digo la verdad… tener aquí a Lola todo el día empieza a agobiarme, así que creo que me vendrá bien una noche separado de ella.

 

La joven esboza una forzada sonrisa, mientras su ex novio se sienta a su lado.

 

Carlos: ¿Qué ves?

 

Andrea: Querido John.

 

Carlos: (Divertido) ¿Estás romanticona?

 

Andrea: ¡Claro que no! Me la recomendó Hugo, que ya sabes que cuando quiere se puede poner muy moñas… aunque he de reconocer que me está gustando bastante.

 

Carlos: (Riendo) Anda que…

 

Los dos jóvenes se quedan en silencio durante unos segundos. Se nota que Andrea está incómoda. Piensa durante unos segundos, y termina cogiendo aire.

 

Andrea: Te quiero.

 

Carlos: Ya, y yo a ti. Eres una de mis mejores amigas, ya lo sabes.

 

Andrea hace una pausa, armándose de valor.

 

Andrea: No lo entiendes, Carlos. Me refiero a que yo todavía te quiero.

 

Carlos: (Sorprendido) ¡¿Qué?!

 

Andrea: Pues eso, que…

 

Carlos: (Interrumpiéndola) No, si te he escuchado.

 

Los dos se quedan en silencio unos segundos, sin saber muy bien qué decir, hasta que Carlos se termina levantando del sofá, nervioso.

 

Carlos: No me puedes hacer esto, Andrea.

 

A la chica se le llenan los ojos de lágrimas.

 

Andrea: Mira, lo siento, ¿vale? Yo sé que estás con Lola, que la quieres, y que evidentemente no la vas a dejar, pero…

 

Carlos: (Interrumpiéndola) Por supuesto que no la voy a dejar. ¿Pero quién te has creído que eres?

 

Andrea: Necesitaba decírtelo.

 

Carlos: Claro, y como necesitabas decírmelo tú, a mí que me jodan, ¿no? ¿Qué más da lo que yo pueda sentir con tu confesión?

 

Andrea: No pensaba que te iba a sentar tan mal. Lo siento.

 

Carlos: No, no lo sientes. ¿Sabes por qué? Porque eres una puta egoísta. Siempre lo has sido.

 

Andrea: Carlos…

 

Carlos: (Interrumpiéndola) Olvídalo, Andrea. Esta conversación no ha tenido lugar.

 

Carlos camina rápidamente hacia su dormitorio, cerrando la puerta con fuerza. Andrea rompe a llorar, desesperada.

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ COCINA/ MAÑANA

 

Hugo se está preparando el desayuno, ya vestido y preparado para irse a clase, cuando Óscar, de igual manera, entra en la cocina.

 

Hugo: Buenos días.

 

Óscar: Hola. ¿Cuánto tiempo tenemos?

 

Hugo: Tranquilo. Todavía queda un cuarto de hora para que nos vayamos.

 

Óscar: Bien.

 

Óscar también se prepara el desayuno. Los dos jóvenes permanecen en silencio unos segundos.

 

Hugo: Ayer fui a ver a Marta.

 

Óscar: ¿Y qué tal? ¿Le contaste lo de Lidia?

 

Hugo: Aha.

 

Óscar: ¿Y?

 

Hugo hace una pausa, como si no supiera muy bien qué decir.

 

Hugo: Creo que no conseguí nada.

 

Óscar: (Sorprendido) ¿Cómo que no?

 

Hugo: Mira Óscar, Marta es muy testaruda, ¿vale? Y si quiere ser amiga de Lidia, lo va a ser, por mucho que nosotros le digamos.

 

Óscar: ¡Pero tenemos que advertirle! Es una hija de puta.

 

Hugo: Y lo hice. Lo que decida ahora, es cosa suya.

 

Óscar mira al joven, sin saber muy bien qué pensar.

 

HOSPITAL GENERAL/ HABITACIÓN 567/ MAÑANA

 

Marta está sentada en la cama, leyendo, cuando la puerta se abre dando paso a una sonriente Lidia, la cual trae dos vasos de café.

 

Lidia: Aquí tienes.

 

Marta esboza una sonrisa mientras deja el libro a un lado, y coge uno de los vasos.

 

Marta: Gracias.

 

Lidia se sienta también en la cama de su amiga, y ambas empiezan a tomarse el café.

 

Marta: ¿Tú hoy no tienes clase?

 

Lidia: Sí, pero me he tomado el día libre. Suelo hacerlo a menudo, ya me irás conociendo.

 

La joven se ríe, pero Marta se limita a esbozar una sonrisa. Lidia enseguida se da cuenta de que la chica no está para bromas.

 

Lidia: ¿Pasa algo?

 

Marta: No, no es nada.

 

Lidia: Venga, somos amigas, ¿no? Las amigas se lo cuentan todo.

 

Marta se queda en silencio durante unos segundos, pensando, hasta que finalmente suspira.

 

Marta: Ayer Hugo estuvo aquí.

 

Lidia: Él también es tu amigo, es normal que venga a verte… aunque seguro que te aburriste, porque la alegría de la huerta precisamente no es que sea.

 

Marta esboza una forzada sonrisa.

 

Marta: Vino a hablarme de ti.

 

Lidia: (Sorprendida) ¿De mí?

 

Marta: ¿Qué es lo que pasó realmente?

 

Lidia: ¿A qué te refieres?

 

Marta: A Óscar, a él y a ti. ¿Qué pasó?

 

Ahora es Lidia la que permanece unos segundos en silencio.

 

Lidia: Quería mucho a Óscar. Hubiese dado mi vida por él, ¿sabes? Y lo más triste de todo es que la seguiría dando.

 

Marta: Pero Hugo me ha dicho que en ningún momento han estado juntos.

 

Lidia se encoge de hombros.

 

Lidia: Puede. La verdad es que no lo sé. Lo que sí sé es que Hugo no paró hasta que consiguió que mi novio se enamorara de él. Y si es verdad que no han estado nunca juntos, me parece todavía mucho peor.

 

Marta: No sé, Lidia. Conozco a Hugo desde hace muchos años, y le veo incapaz de hacer algo así.

 

Lidia: Pues lo es, créeme.

 

Marta mira a la joven, sin saber qué decir.

 

PISO DE CLAUDIA Y JAIME/ DORMITORIO DE CLAUDIA Y JAIME/ MAÑANA

 

Jaime termina de abrocharse los últimos botones de la camisa, cuando Claudia entra en el dormitorio, acelerada.

 

Claudia: Venga Jaime, date prisa que ya vamos con retraso.

 

Jaime: Sí, ya voy.

 

La joven se dispone a salir de allí, pero entonces Jaime parece caer en algo.

 

Jaime: Oye Claudia, espera.

 

Claudia: (Suspira) ¿Qué pasa?

 

Jaime: ¿Tengo que llamar esta mañana al cura, o no?

 

Claudia se queda unos segundos en silencio, pensando, hasta que empieza a acercarse a su novio y esboza una amplia sonrisa.

 

Claudia: No.

 

Jaime: (Sorprendido) ¿No? ¿En serio?

 

Claudia: Sí. Nos casamos dentro de un mes.

 

Jaime: ¡Dios mío!

 

Jaime, emocionado, da un apasionado beso a su prometida.

 

PISO DE CARLOS Y ANDREA/ COMEDOR/ MEDIODÍA

 

Carlos y Lola están sentados en la mesa, comiéndose un plato de carne. Permanecen en silencio, hasta que la joven esboza una forzada sonrisa.

 

Lola: Gracias por invitarme a comer.

 

Carlos: De nada.

 

Lola: ¿Has pasado buena noche?

 

Carlos: Sí.

 

Los dos jóvenes se quedan unos segundos en silencio, hasta que Carlos suspira.

 

Carlos: Tenemos que hablar.

 

Lola: ¿Por qué no me gusta ese tono?

 

El chico coge aire.

 

Carlos: Esto no funciona.

 

Lola: ¿A qué te refieres?

 

Carlos: A lo nuestro.

 

Lola mira a su novio, sin poderse creer lo que está escuchando.

 

Lola: ¿Me estás dejando?

 

Carlos baja la cabeza, avergonzado.

 

Carlos: Lo siento.

 

Lola: (Indignada) ¿Lo siento? ¿Solo vas a decirme eso?

 

Carlos: ¿Qué más quieres que te diga?

 

Lola: Al menos dame alguna explicación, ¿no?

 

Carlos: Ya te lo he dicho, Lola. Esto no funciona.

 

A la joven se le llenan los ojos de lágrimas.

 

Lola: ¿Pero por qué?

 

Carlos: Porque no te quiero.

 

Lola: ¿Y ya está?

 

Carlos: Querías una explicación, y ya te la he dado.

 

Lola: Está bien.

 

La joven, indignada, deja el tenedor en el plato y se levanta. Camina hasta el sofá para coger su bolso.

 

Lola: ¿Sabes? Pensaba que tú eras diferente, pero… al final, resulta que todos sois unos cerdos.

 

Lola se marcha del piso dando un fuerte portazo. Carlos suspira, preguntándose si ha hecho lo correcto.

 

CONTINUARÁ…