MANERAS DE VIVIR

 

PLAYA

 

Los primeros rayos de sol empiezan a salir por el horizonte. Óscar duerme plácidamente sobre la arena, cuando un perro empieza a chuparle la cara. El joven, sin abrir los ojos, esboza una leve sonrisa.

 

ÓSCAR: Para, Susi… por favor…

 

De pronto el perro deja escapar un ladrido y el joven abre los ojos, asustado.

 

ÓSCAR: ¿Qué coño…?

 

El dueño del perro, un hombre mayor, se acerca a él, mirándole con cara de asco.

 

DUEÑO: Vamos Oliver, vamos… ven aquí.

 

El perro corre hacia su dueño y se alejan de allí, no sin que el hombre se gire un par de veces, sin borrar la cara de asco.

 

ÓSCAR: Joder…

 

El chico mira a su alrededor, y no tarda en ver a Lidia durmiendo a su lado, en ropa interior y con la ropa arrugada al otro lado.

 

ÓSCAR: ¡Mierda!

 

Óscar se levanta y se marcha corriendo de allí, dejando a la joven durmiendo sola.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Marta está sentada en el sofá de siempre, mientras Esperanza duerme tranquilamente en su regazo. La joven está leyendo el periódico y tomándose un café cuando Andrea aparece por allí, con una sonrisa de oreja a oreja y se sienta a su lado.

 

ANDREA: Buenos días.

 

Marta esboza una falsa sonrisa.

 

MARTA: Hola… ¿qué haces aquí tan temprano? ¿Te has caído de la cama?

 

ANDREA: No, es que no salí anoche.

 

MARTA: (Sorprendida) ¿Y eso?

 

ANDREA: No me encontraba demasiado bien.

 

MARTA: No, desde luego… muy mala tenías que estar para no aprovechar una noche de fiesta.

 

Las dos amigas se ríen, y Claudia se acerca a ellas.

 

CLAUDIA: ¿Ya te encuentras mejor?

 

ANDREA: Sí… y creo que gracias a tus pastillas.

 

CLAUDIA: (Sonríe) Son infalibles. ¿Qué te pongo?

 

ANDREA: Un café con leche.

 

CLAUDIA: Enseguida.

 

La joven regresa hacia la barra, y Andrea mira a au amiga con curiosidad.

 

ANDREA: ¿Y tú que haces?

 

MARTA: Buscar curro. Ahora que no estudio ni nada, quiero ser capaz de mantener a Esperanza por mi misma sin la ayuda de mis padres.

 

ANDREA: Joder, eso es genial, pero tal y como están las cosas ahora con la maldita crisis, lo tienes jodido.

 

MARTA: Sí, esa es la putada…

 

Las dos se quedan unos segundos en silencio hasta que Claudia aparece por allí con el café y, tras ponerlo sobre la mesa, se sienta junto a sus amigas.

 

CLAUDIA: ¿Cómo va esa búsqueda de curro?

 

MARTA: Fatal… no encuentro nada.

 

CLAUDIA: Sabes que la oferta para hablar con Diego y que te contrate sigue en pie, ¿verdad? Además, desde que se fueron Jaime y Hugo anda como loco buscando nuevos camareros que no sean tan desastrosos como lo han sido los que han estado este verano.

 

ANDREA: Sí… pero te aseguro que todo lo mala que era Sonia en la barra, lo compensaba de sobras en la cama.

 

CLAUDIA: Por favor Andrea, no hace falta ser tan explícita.

 

Andrea se ríe, divertida, pero sus dos amigas pasan de ella.

 

MARTA: Te lo agradezco Claudia, pero ya sabes que busco algo de menos horas… también quiero pasar tiempo con Esperanza, aunque así gane menos.

 

CLAUDIA: Ya…

 

ANDREA: Pues entonces, métete a puta. Trabajas menos, y ganas mucho más.

 

CLAUDIA: (Molesta) ¡Andrea!

 

La joven vuelve a echarse a reír, divertida, mientras Marta no puede evitar el pensar en sus palabras.

 

Canción: The hero waits

Kristen Bell, Chace Crawford, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Jared Padelecki, Hayden Pannettiere, Jessica Stroup

 

SPECIAL GUEST STAR

David Gallagher como EDUARDO ABRIL

 

Capítulo 76

Verdades a medias

 

AL DÍA SIGUIENTE…

 

ESCUELA “ARTES ESCÉNICAS HERRERA”/ AULA DE IMAGEN

 

Un nuevo y lluvioso día amanece en la ciudad. Lidia está sentada en su mesa, mirando a través de la ventana. Parece sumergida en sus pensamientos, por lo que no se da cuenta de que Hugo llega hasta ella por sus espaldas.

 

HUGO: Tía, ¿dónde cojones has estado todo el fin de semana?

 

La chica se gira hacia su amigo, sorprendida, para luego esbozar una forzada sonrisa.

 

LIDIA: Dando vueltas por ahí.

 

HUGO: ¿En serio? ¿Y eso te parece normal?

 

LIDIA: (Molesta) Oye, ¿qué pasa? ¿Es qué acaso ahora eres mi padre, o qué?

 

HUGO: No, si a ver si me entiendes, a mí me da igual, pero Andrea y sobre todo Claudia, han estado muy preocupadas por ti, y yo solo sabía que en el botellón habías desaparecido con Óscar.

 

LIDIA: Pues que no lo hagan. Ya soy mayorcita, y además, ni siquiera son mis amigas. Solo son mis compañeras de piso, al igual que tú eres tan solo mi compañero de clase, así que dejadme un poquito tranquila.

 

Lidia se dispone a irse a su sitio, cuando ve que Óscar entra en clase. Éste también ve a su compañera, y baja la cabeza mientras camina hacia su sitio. Hugo, que ha visto todo lo que ha pasado, no puede evitar el esbozar una divertida sonrisa.

 

HUGO: (Susurrando) Ya veo… así que eso es lo que ha pasado, ¿eh?

 

FRUTERÍA “FRUTAS SALVAJES”/ INTERIOR

 

Lola está en el almacén, terminando de colocar unas barquillas, cuando Jaime aparece por allí con una sonrisa de oreja a oreja y quitándose la chaqueta.

 

JAIME: Buenos días. Perdona el retraso, pero es que con la lluvia que está cayendo hay un atasco que no te lo puedes ni imaginar.

 

LOLA: (Sorprendida) ¿Qué estás haciendo aquí, Jaime?

 

Jaime esboza una divertida sonrisa.

 

JAIME: ¿Cómo que qué estoy haciendo aquí? Si no recuerdo mal, trabajo aquí.

 

LOLA: Eh… ya no.

 

JAIME: (Sorprendido) ¿Cómo que ya no?

 

Lola busca las palabras adecuadas, y luego coge aire.

 

LOLA: Después de todo lo que pasó el sábado y de que ayer no hablásemos en todo el día, ¿de verdad me vas a decir que no te imaginabas lo que estaba pasando?

 

JAIME: Mira Lola, no sé de qué me estás hablando. De acuerdo que el sábado discutimos, pero como discuten todas las parejas. No sé, no creo que haya que hacer un drama de todo esto, ¿no?

 

LOLA: La diferencia es que tú y yo ya no somos pareja.

 

JAIME: (Sorprendido) ¿Qué?

 

Lola suspira, intentando no perder la paciencia.

 

LOLA: Lo que hiciste el otro día no me gusto nada. Lo siento, pero no me gustan los tíos que van de justicieros y de héroes por la vida.

 

JAIME: Ni soy un justiciero, ni un héroe. Simplemente quise ayudar a la persona a la que quiero, ¿cuál es el problema?

 

LOLA: Que no me consultaste, Jaime… que no contaste conmigo.

 

JAIME: ¿Y qué? Te recuerdo que he salvado tu negocio.

 

LOLA: (Irónica) Oh, pensaba que no ibas de héroe.

 

JAIME: Y no voy de ello… pero las cosas como son, tienes que reconocerlo.

 

La joven se queda durante unos segundos en silencio, hasta que finalmente vuelve a suspirar.

 

LOLA: Márchate, Jaime. No quiero que vuelvas a este local, ni que vuelvas a llamarme.

 

JAIME: Pero…

 

LOLA: (Interrumpiéndole) No te preocupes, te llamaré cuando pueda devolverte el dinero. Pero hasta entonces, las cosas se van a quedar así.

 

Jaime se queda en silencio, hasta que suspira, dándose cuenta de que no tiene nada que hacer.

 

JAIME: Está bien…

 

El joven se dirige hacia la puerta, indignado, pero antes de salir se gira hacia la chica.

 

JAIME: Sé que algún día te arrepentirás de esto y volverás… y quiero que sepas que te estaré esperando.

 

Jaime se marcha de allí y Lola suspira, a la vez que sus ojos se llenan de lágrimas.

 

ESCUELA “ARTES ESCÉNICAS HERRERA”/ EXTERIOR

 

Óscar sale de la escuela a toda prisa, como si huyera de alguien. Lidia sale tras él también a paso ligero, como si quisiera darle alcance, pero el joven no se detiene.

 

LIDIA: ¡Óscar, espera!

 

El joven continúa andando, pero su compañera por fin consigue darle alcance y le coge del brazo, obligándole a girarse hacia ella.

 

LIDIA: (Molesta) ¿Qué cojones te pasa? ¿Estás sordo, o qué?

 

Óscar intenta hacerse el tonto.

 

ÓSCAR: ¿Qué pasa?

 

LIDIA: Llevo toda la mañana intentando hablar contigo, y ahora llevaba un buen rato llamándote, y tú ignorándome.

 

ÓSCAR: Oh, ¿sí?

 

LIDIA: No te hagas el tonto, Óscar. Sé que me has oído.

 

El chico se queda pensando durante unos segundos, hasta que finalmente suspira.

 

ÓSCAR: Vale, tienes razón, te he estado oyendo todo éste rato… pero es que tengo mucha prisa, no puedo entretenerme.

 

LIDIA: (Extrañada) ¿Y es eso tan importante que no me puedes dedicar ni un solo minuto?

 

ÓSCAR: Sí, es muy importante.

 

Lidia piensa durante unos segundos, hasta que esboza una emocionada sonrisa.

 

LIDIA: Si quieres, puedo acompañarte.

 

ÓSCAR: No creo que sea buena idea…

 

LIDIA: ¿Por qué?

 

El joven coge aire, intentando reunir el valor suficiente para hablar.

 

ÓSCAR: Porque voy a buscar a mi novia a la estación. Viene de visita.

 

LIDIA: (Sorprendida) ¿Qué?

 

Lidia mira al joven, sin saber que más decir.

 

CASA DE HUGO E ISRA/ COCINA

 

Hugo e Isra están en la cocina, cada uno haciéndose su propia comida mientras escuchan “Pa’aquí, pa’allá” de La Fuga y charlan animadamente, entre risas. Javier no tarda en aparecer por allí, molesto.

 

JAVIER: ¿Qué pasa? ¿Por qué os reís tanto?

 

ISRA: Oh, nada cielo… Hugo solamente me contaba como le ha estado yendo el día.

 

JAVIER: (Molesto) Bueno, entonces ha tenido que ser un día muy divertido, porque se oyen las risas hasta en el jardín.

 

HUGO: Tampoco creas que ha sido para tanto.

 

ISRA: No, lo que pasa es que Lidia ha resultado ser un poco putilla al final.

 

HUGO: Como te pasas…

 

Los dos jóvenes vuelven a reírse.

 

JAVIER: ¿Y eso por qué? A mí me cae bastante bien…

 

ISRA: Sí, si es súper maja.

 

HUGO: Sí, lo que pasa es que se ha liado con un tío que tiene novia.

 

JAVIER: Vaya… ¿y eso te parece de putas?

 

HUGO: Realmente no… porque ella es libre. El cabrón es él.

 

JAVIER: Ya veo…

 

Javier esboza una cínica sonrisa, y se sienta en una de las butacas. Isra le mira, extrañado por su actitud, mientra Hugo continúa haciéndose la comida.

 

JAVIER: O sea, que si en un hipotético caso tú e Isra os enrollarais, la culpa sería suya y no tuya, porque al fin y al cabo es él el que está conmigo, ¿no?

 

ISRA: (Molesto) ¡Javi!

 

HUGO: (Divertido) No te preocupes Isra, si no pasa nada, es un caso hipotético… porque efectivamente no sería mi culpa, pero puedes estar tranquilo porque eso no va a pasar nunca.

 

JAVIER: ¿Y cómo podéis estar tan seguros de que no volverá a pasar? Quiero decir, a los dos os molan los tíos, vivís juntos, y tenéis mucha historia detrás.

 

ISRA: Porque a los dos nos gusten los tíos, no quiere decir que nos tengamos que gustar mutuamente, ¿o es que a ti te gustan todos los gays?

 

JAVIER: No, pero…

 

HUGO: (Interrumpiéndole) Exacto. Además precisamente por eso, por toda la historia que tenemos a nuestras espaldas, es imposible que entre Isra y yo vuelva a pasar algo más.

 

Isra mira a su compañero de piso, sin entender porque se siente decepcionado con su respuesta, mientras Javier mira a ambos, sin terminar de creerles.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Ya por la tarde, Jaime está sentado en la barra, bebiéndose un botellín de cerveza. Cuando se lo acaba, alza la mano y Claudia no tarda en acercarse a él, suspirando.

 

JAIME: Ponme otra.

 

CLAUDIA: (Sorprendida) ¿Otra?

 

JAIME: Sí, otra. ¿Hay algún problema?

 

CLAUDIA: Aparte de que llevas ya cinco y sería la sexta, no, no hay ningún problema.

 

JAIME: Oh, vamos, Claudia, vives de esto… cuanto más te pida, más dinero para la caja.

 

CLAUDIA: Ya, pero no recibo comisión por lo que sirvo, así que me importa más tu salud que las ventas. No puedes refugiarte en el alcohol por cada problema que tienes.

 

JAIME: Le dijo la sartén al cazo.

 

CLAUDIA: Por eso mismo, Jaime. Porque yo estoy luchando para salir de eso, no le deseo a nadie que entre. Es mejor que te desahogues, que le cuentes a alguien lo que te pasa… antes de empezar a beber y te des cuenta de que lo has acabado necesitando más de lo que pensabas.

 

Jaime se queda en silencio durante unos segundos, pensando.

 

JAIME: Lola me ha despedido.

 

CLAUDIA: (Sorprendida) ¿Qué?

 

JAIME: ¿Ves normal despedir y romper con una persona que lo único que ha hecho ha sido ayudarte?

 

CLAUDIA: Hombre, no creo que te haya dejado solo por eso.

 

A Jaime se le llenan los ojos de lágrimas.

 

JAIME: Te juro que lo ha hecho, Claudia… ¿y qué voy a hacer yo ahora? Que me haya dejado lo superaré, pero… joder, estoy sin trabajo y sin dinero.

 

CLAUDIA: (Extrañada) ¿Sin dinero? Creía que todavía te quedaba pasta de la herencia de tus padres.

 

JAIME: Se la di a Lola… por eso me ha dejado.

 

CLAUDIA: (Confusa) ¿Cómo? No entiendo nada…

 

JAIME: Ni yo… pero lo único que sé es que estoy sin trabajo y sin dinero. Y sin eso, no puedo pagar el alquiler, y si no pago el alquiler, Carlos me mandará a la mierda.

 

CLAUDIA: Bueno, Carlos es tu amigo. Seguro que te deja algo de tiempo para ver si encuentras algo.

 

JAIME: Pero es que no quiero que me deje tiempo. No quiero que me de un trato preferente por ser su amigo, porque los dos le conocemos y sabemos que no haría eso por un desconocido.

 

Claudia se encoge de hombros.

 

CLAUDIA: Pero si no te queda más remedio…

 

JAIME: Sí, hay algo que todavía puedo hacer… pero tienes que ayudarme.

 

CLAUDIA: (Sonríe) Claro, lo que sea. Dime.

 

Jaime se queda en silencio durante unos segundos, buscando las palabras adecuadas.

 

JAIME: ¿Podrías… podrías hablar con Diego para ver si me readmite aquí?

 

CLAUDIA: (Sorprendida) ¿Qué?

 

La joven no puede evitar el dejar escapar una sonora carcajada, y Jaime no entiende nada.

 

CLAUDIA: Estás de broma, ¿no?

 

JAIME: ¿Tengo cara de estar de broma?

 

CLAUDIA: Jaime…

 

JAIME: (Interrumpiéndola) Sé que es casi imposible que me readmita, y si no estuviera desesperado no te lo pediría, pero lo estoy, Claudia.

 

CLAUDIA: No te va a readmitir.

 

JAIME: Por favor… al menos inténtalo…

 

Claudia se queda pensando en silencio durante unos segundos, hasta que finalmente suspira.

 

CLAUDIA: Está bien… pero no te prometo nada, ¿eh?

 

JAIME: (Ilusionado) ¡Genial! ¡Eres la mejor! Muchas gracias, de verdad.

 

Jaime se marcha de allí corriendo ante la atónita mirada de Claudia.

 

CLAUDIA: (Susurrando) No, desde luego que ya puedo serlo… acabo de invitarte a cinco botellines de cerveza.

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y LIDIA/ SALÓN

 

Andrea está sentada en el sofá, comiéndose un plato de pasta mientras ve la televisión, cuando Lidia, con un plato de ensalada entre sus manos, sale de la cocina y se sienta junto a ella suspirando, con muy mala cara. Su compañera la mira durante unos segundos en silencio, hasta que también suspira.

 

ANDREA: ¿Se puede saber que te pasa? Desde que has vuelto de clase llevas una cara que da bastante pena verte.

 

LIDIA: No me pasa nada.

 

ANDREA: Oh, Lidia, no intentes mentirme… sé que no nos conocemos desde hace mucho, pero yo tengo una especie de sexto sentido para éstas cosas, así que cuéntame.

 

La joven se queda en silencio durante unos segundos, pensando, hasta que finalmente suspira.

 

LIDIA: ¿Te acuerdas de Óscar? ¿El chico éste que te comenté del botellón?

 

ANDREA: Aha, ese que estaba tan bueno y que se lleva tan mal con Hugo, ¿no?

 

LIDIA: El mismo.

 

ANDREA: ¿Qué ha pasado con él?

 

LIDIA: Pues que he intentado acercarme a él, hablarle… y adivina lo que me ha dicho…

 

ANDREA: ¿Qué para él solo fue un polvo de una noche?

 

LIDIA: Peor. Que su novia venía hoy a verle del pueblo.

 

ANDREA: (Extrañada) Ya. ¿Y cuál es el problema?

 

LIDIA: (Molesta) ¿Cómo que cual es el problema? Que su novia ha venido a verle, ¿te parece poco? Maldita puta… seguro que se ha olido algo y viene a marcar su terreno.

 

Andrea no puede evitar el echarse a reír, divertida.

 

ANDREA: Vamos a ver, Lidia… seguro que es una casualidad, pero es que aunque tuvieras razón, no tienes ningún derecho a enfadarte.

 

LIDIA: ¿Cómo que no?

 

ANDREA: Pues que no. Ella es su novia, y cuando te lías con alguien que ya tiene pareja, tienes que resignarte a que puedan pasar estas cosas… créeme, te lo digo desde la experiencia.

 

LIDIA: (Suspira) Pues maldita experiencia.

 

Andrea no puede evitar el volver a echarse a reír.

 

ANDREA: De todos modos, creo que tengo lo que podrías necesitar.

 

LIDIA: ¿Otro maromo?

 

ANDREA: (Sonríe) No. Pero me han invitado ésta noche a una fiesta de universitarios, podrías venirte. Así, a lo mejor te animabas un poco.

 

LIDIA: (Extrañada) ¿Esta noche? Pero si es lunes…

 

ANDREA: ¿Y qué más da? No vas mañana a clase y punto, si total, por un día…

 

LIDIA: Ya, pero es que yo no me puedo permitir ese lujo…

 

Las dos se quedan unos segundos en silencio, hasta que Lidia esboza una forzada sonrisa en su cara y se levanta del sofá, cogiendo su ensalada.

 

LIDIA: De todos modos te lo agradezco, de verdad. Y ahora, si no te importa… me voy a terminar de comer a mi habitación, que me apetece estar un rato sola. Hasta luego.

 

Lidia se marcha de allí, bajo la preocupada mirada de su compañera.

 

PARQUE “RUISEÑORES”

 

Comienza a anochecer, y Óscar y su novia, Carla, pasean por la orilla del río del parque, cogidos de la mano bajo la luz de las farolas. Los dos caminan en silencio durante unos segundos.

 

CARLA: No te puedes ni imaginar lo que te echamos de menos en el pueblo, Óscar.

 

ÓSCAR: Ya… la verdad es que yo también echo de menos todo eso. La tranquilidad, la gente…

 

CARLA: (Interrumpiéndole) ¿De veras?

 

ÓSCAR: (Indignado) ¿Acaso lo dudas?

 

La joven se queda durante unos segundos seria, hasta que finalmente se sienta en un banco que hay cerca. Óscar, extrañado, hace lo mismo que ella.

 

CARLA: Mira Óscar, no quiero que te enfades ni nada, porque sé que es normal, pero… es que apenas nos llamas por teléfono, apenas tenemos noticias tuyas… y eso no es solo a mí a la única que le afecta y le molesta.

 

ÓSCAR: Pero es que deberíais comprenderlo, he estado con todo el jaleo de la mudanza y tal.

 

CARLA: Te recuerdo que te estuve ayudando yo a meter cosas en las cajas. No era tanto…

 

ÓSCAR: Sí, pero…

 

CARLA: (Interrumpiéndole) Bueno, no importa. Sea como sea, ahora estoy aquí, y estamos juntos los dos.

 

La chica abraza a su novio como si tuviese miedo de que se escape, y en la mirada de éste se refleja el miedo y la preocupación que siente.

 

PLAYA

 

Suena “La cabecita loca”, de Rulo y la Contrabanda. En la playa, una hoguera lanza fuego, mientras una gran multitud de gente se encuentra por los alrededores bebiendo, bailando, charlando o besándose unos a otros. Andrea, junto a la hoguera, baila sensualmente mientras tiene un botellín de cerveza entre sus manos. Parece haber bebido ya demasiado, cuando un joven muy atractivo se acerca a ella.

 

CHICO: Buenas noches, preciosa… ¿a que facultad perteneces?

 

ANDREA: (Sonríe) Déjate de tonterías, y haz lo que has venido a hacer.

 

El joven se ríe, divertido, y ambos se besan apasionadamente, sin saber que Carlos, desde el otro lado de la hoguera, les observa muy celoso.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Hugo está sentado en el sofá de siempre, leyendo un libro mientras se toma un refresco. Edu entra al local y, tras pedir a Claudia un refresco y que ésta se lo sirva, ve al joven y decide acercarse a él con la mejor de sus sonrisas.

 

EDU: Buenas noches.

 

Hugo ni tan siquiera se molesta en levantar la mirada.

 

HUGO: Hola…

 

EDU: ¿Puedo sentarme?

 

HUGO: Preferiría que no lo hicieras.

 

EDU: Bueno, pero yo prefiero hacerlo.

 

Edu se sienta junto al joven, ante la mala mirada de éste.

 

HUGO: ¿Entonces para que coño preguntas?

 

EDU: Por educación más que nada.

 

Los dos se quedan durante unos segundos en silencio hasta que Hugo, suspirando, cierra el libro.

 

HUGO: ¿Qué quieres, Edu?

 

EDU: Nada. Es que te he visto aquí solo, y he pensado que a lo mejor querías compañía.

 

HUGO: Según que compañía, no me habría importado.

 

EDU: (Suspira) ¿Cuánto tiempo vamos a seguir así, Hugo? Esta situación es insostenible… al menos deberíamos intentar ser amigos, ¿no crees?

 

HUGO: No lo entiendes, ¿verdad?

 

EDU: Sé que te hice daño, pero…

 

HUGO: (Interrumpiéndole) No es solo que me hicieras daño, Edu… es que me defraudaste. Como pareja, pero también como amigo.

 

EDU: (Extrañado) ¿Cómo amigo?

 

HUGO: Sí, también como amigo. Te piraste en el peor momento, pero no solo el mío, sino también el de Marta, el de Andrea… sé que era una oportunidad única, pero ahí demostraste tus prioridades… y créeme, no saliste ganando precisamente.

 

Hugo se levanta dispuesto a marcharse pero su ex novio, que no sabía como reaccionar en un primer momento, también se termina levantando.

 

EDU: Pues deberías de decirle eso también a tu novio.

 

HUGO: (Extrañado) ¿Qué tiene que ver Vicente con todo esto?

 

EDU: Pues que el otro día vino a mi casa a montarme un numerito que daba vergüenza ajena para que me alejara de ti. Así que díselo, dile que no tiene de que preocuparse, porque lo que haya podido haber entre tú y yo se acaba de terminar aquí y ahora.

 

Edu se marcha de allí, indignado, mientras Hugo se queda de pie, todavía procesando todo lo que acaba de escuchar.

 

PLAYA

 

Andrea se sigue besando con el desconocido, tumbados en la playa. Poco a poco se quitan la ropa, cuando Carlos, bastante bebido, se acerca a ellos tambaleándose.

 

CARLOS: Eres una puta.

 

Dejan de besarse y los dos se giran hacia él, sorprendidos.

 

CHICO: ¿Y éste quien cojones es?

 

ANDREA: Un borracho… déjalo.

 

El chico sonríe, y se siguen besando, lo que desespera todavía más a Carlos.

 

CARLOS: ¡¿Pero cómo cojones puedes ser tan mala persona?! ¡¿Cómo tienes la poca vergüenza de restregarme a tus ligues en mis narices?!

 

ANDREA: ¿Qué es lo que quieres, Carlos?

 

CARLOS: Eso.

 

El joven les señala.

 

CARLOS: Quiero que me hagas disfrutar a mi también como le estás haciendo disfrutar a él. La última noche.

 

CHICO: ¿Pero de que coño estás hablando, tío? Olvídanos, ¿quieres?

 

El desconocido intenta besar de nuevo a Andrea, pero ésta le rechaza, esbozando una pícara sonrisa.

 

ANDREA: Únete a nosotros.

 

CARLOS y CHICO: (Sorprendidos) ¡¿Qué?!

 

ANDREA: ¿No dices que quieres una noche de despedida? Las noches de despedida siempre son especiales…

 

Carlos y el joven se miran, desconcertados, pero tras pensar durante unos segundos, el ex novio de la chica se termina sentado a su lado, y empieza a besarle el cuello, ante la sorpresa del otro.

 

ANDREA: No os vais a arrepentir…

 

Andrea empieza a besarse con el desconocido, para luego pasar sus labios a los de Carlos. Tras unos segundos, se separa también de él y, cogiendo la cabeza de los dos chicos, les acerca. Ellos parecen dudar bastante, no están seguros de si quieren hacerlo.

 

ANDREA: Vamos… no hay nada que me ponga más que dos tíos dándose el lote.

 

Carlos y el desconocido siguen dudando, pero solo basta un leve masaje de Andrea en la parte de ambos para que terminen besándose con pasión.

 

ESCUELA “ARTES ESCÉNICAS HERRERA”/ EXTERIOR

 

Ya es mediodía del día siguiente. Mucha gente sale del edificio, y entre ellos se encuentra Óscar, acompañado por un par de chicos. Cuando ve a Carla esperándole, se despide de ellos y se acerca a su novia.

 

ÓSCAR: Buenas.

 

CARLA: (Sonríe) Hola.

 

Se dan un pico, y empiezan a andar.

 

CARLA: ¿Cómo ha ido el día?

 

ÓSCAR: Bien… como siempre.

 

CARLA: (Sonríe) Me gusta tanto lo que estás haciendo… ojala algún día te vea por la tele. Me encantaría.

 

ÓSCAR: Sabes perfectamente que a mí eso no me interesa, Carla. Lo que yo quiero es estar detrás de las cámaras.

 

CARLA: Ya, pero puedes optar a las dos cosas, ¿no?

 

ÓSCAR: Sí, pero…

 

CARLA: (Interrumpiéndole) ¿Sabes? He estado pensando en venir el año que viene para hacer lo mismo.

 

ÓSCAR: (Sorprendido) ¿Qué?

 

CARLA: ¿No crees que sería fantástico? Podríamos vivir los dos juntos, asentarnos como una pareja… no me puedo imaginar nada mejor.

 

Óscar mira durante unos segundos a su novia en silencio, sin saber que decir.

 

ÓSCAR: Tenemos que dejarlo.

 

CARLA: (Sorprendida) ¿Cómo dices? ¿De qué estás hablando?

 

El joven vuelve a quedarse en silencio, buscando las palabras adecuadas tras darse cuenta de que ha sido un poco brusco.

 

ÓSCAR: Yo… llevo muy mal lo de la distancia, Carla. Creo que ni siquiera fue buena idea que lo intentásemos.

 

CARLA: Si es por eso, me vendré a vivir ya mismo aquí contigo, Óscar, pero no puedes dejarme. Por favor, no lo hagas…

 

ÓSCAR: (Suspira) No me estás entendiendo, Carla. Lo que quiero decir es que estos días alejados el uno del otro, me han servido para darme cuenta de que realmente no te quiero. Por eso creo que será mejor que regreses al pueblo, y no volvamos a vernos. Nunca.

 

CARLA: Pero…

 

ÓSCAR: (Interrumpiéndola) Lo siento, Carla. De verdad.

 

Óscar se aleja de allí, bastante afectado y dejando sola a la joven, con los ojos llenos de lágrimas y sin poderse creer lo que acaba de suceder.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Ya por la tarde, Claudia permanece tras la barra del bar tomándose un refresco mientras lee una revista, cuando Jaime entra allí bastante nervioso, y se acerca a la joven.

 

JAIME: Por favor, dime que si me has llamado con tanta prisa es porque ya has hablado con Diego.

 

Claudia, sin inmutarse demasiado, cierra la revista.

 

CLAUDIA: ¿Por qué iba a ser sino?

 

JAIME: ¿Qué te ha dicho?

 

La joven se queda durante unos segundos en silencio, haciéndose la misteriosa, hasta que finalmente esboza una divertida sonrisa.

 

CLAUDIA: Que estás dentro otra vez.

 

JAIME: (Sorprendido) ¡¿En serio?!

 

Claudia asiente y el chico, emocionado, la abraza.

 

JAIME: ¡Joder tía, eres la mejor! Sabía que lo conseguirías.

 

CLAUDIA: Espera un segundo antes de que te emociones. Vas a estar un mes a prueba, y si vuelve a faltar dinero en la caja, el propio Diego se encargará de que no vuelvas a encontrar trabajo en toda la ciudad… y ya sabes que otra cosa no, pero si algo tiene Diego, son contactos.

 

JAIME: No te preocupes, porque no va a necesitarlos. Voy a ser un empleado ejemplar, te lo aseguro.

 

CLAUDIA: Eso espero, Jaime. Por tu bien y por el mío.

 

JAIME: Te lo prometo… voy a contárselo a Carlos, ya verás como se alegra un montón… hasta luego.

 

CLAUDIA: Chao… y por cierto, recuerda que te reincorporas mañana.

 

JAIME: Aquí estaré.

 

Jaime se marcha de allí corriendo, mientras Claudia no puede evitar sonreír, orgullosa de lo que ha conseguido.

 

CASA DE HUGO E ISRA/ DORMITORIO DE HUGO

 

Hugo permanece sentado en la cama, pasando unos apuntes, cuando escucha unos leves golpes en la puerta. El joven, extrañado, mira su reloj y dirige hacia allí su mirada.

 

HUGO: Adelante.

 

La puerta se abre, dando paso a un sonriente Vicente.

 

VICENTE: Buenas tardes.

 

HUGO: (Sorprendido) ¿Qué estás haciendo aquí? Habíamos quedado dentro de media hora…

 

VICENTE: Ya, es que me aburría en casa… pero si estás muy liado, me voy a tomar algo y vuelvo a la hora.

 

HUGO: No, tranquilo. No importa.

 

VICENTE: Bien.

 

El joven se acerca a su novio y le da un pico, dándose cuenta así de la seriedad del muchacho.

 

VICENTE: ¿Estás bien?

 

HUGO: (Suspira) Pues no, la verdad es que no.

 

VICENTE: Cuéntame, ¿qué te pasa?

 

HUGO: Intentó quitármelo una y otra vez de la cabeza, pensando en que probablemente me haya mentido… pero lo cierto es que no puedo evitar que me preocupe.

 

VICENTE: (Extrañado) ¿De qué estás hablando?

 

HUGO: Edu me dijo que le amenazaste para que no se acercara a mí.

 

Vicente, suspirando, se sienta sobre la cama de su novio, ante la sorpresa de éste.

 

VICENTE: Ya…

 

HUGO: ¿Es verdad?

 

VICENTE: Por supuesto que es verdad, y no me arrepiento para nada de haberlo hecho.

 

Hugo se levanta, indignado.

 

HUGO: ¿Pero que cojones te pasa, Vicente? ¿Por qué te tienes que meter en lo que pase entre él y yo?

 

VICENTE: ¿Qué por qué me tengo que meter? Pues no lo sé, pero a lo mejor lo hago porque eres mi novio, y porque desde que ha vuelto no hay quien te reconozca. A lo mejor por eso.

 

HUGO: Eso no es cierto.

 

VICENTE: Lo es, Hugo, y lo sabes perfectamente.

 

El joven se queda durante unos segundos en silencio, pensando, hasta que finalmente suspira.

 

HUGO: Vete, Vicente… quiero estar un rato solo.

 

El chico está a punto de responder pero, consciente de que solo empeoraría las cosas, decide quedarse callado y, tras levantarse, se dirige hacia la puerta. Antes de salir, se gira hacia su novio.

 

VICENTE: A lo mejor no te das cuenta Hugo, pero esto es lo que él quiere, que discutamos… ¿y sabes por qué? Porque sigue enamorado de ti…

 

Vicente se marcha de allí dejando a su novio solo, que no puede evitar el pensar en sus palabras.

 

PISO DE MARTA/ DORMITORIO DE MARTA

 

Ya es completamente de noche. Marta está sentada en la cama, leyendo el periódico, mientras Esperanza duerme plácidamente en la cuna. La joven deja el periódico y se levanta. Tras mirar durante unos segundos a su hija, coge el móvil y marca un número de teléfono.

 

MARTA: Sí, hola, buenas noches… le llamaba por el trabajo del periódico…

 

La joven continúa hablando mientras en el periódico vemos un anuncio rodeado, que reza: “Se busca chica joven y bonita para pasar un buen rato, no más de quinientos euros”. Marta termina colgando el teléfono y, con los ojos llenos de lágrimas, vuelve a mirar a Esperanza, que sigue durmiendo ajena a todo.

 

CONTINUARÁ…