MANERAS DE VIVIR

 

 

ESCENAS MÚLTIPLES

 

Suena la canción “Empiezo a recordarte” de Mónica Naranjo. Mientras Hugo va hablando, vemos las imágenes narradas debajo de sus frases.

 

HUGO: (Off) ¿La vida? ¿Qué es la vida?

 

Isra, de noche y en la playa, tira un poco de agua a Marta, la cual no puede evitar el echarse a reír y el perseguir a su amigo todo lo rápido que su avanzado estado de gestación le permite.

 

HUGO: (Off) ¿Realmente merece la pena vivirla cuando no tienes nada a lo que agarrarte?

 

Claudia es trasladada a comisaría en el coche de policía. Mira a través de la ventanilla, mientras las lágrimas salen de sus ojos y recorren sus mejillas.

 

HUGO: (Off) ¿O eres capaz de encontrar siempre algo a lo que hacerlo?

 

Laura y Carlos continúan viendo la película, incómodos. En ese momento entra Jaime por la puerta. La chica se gira, y ambos se dirigen una sonrisa, pero el recién llegado no se detiene y se dirige hacia su dormitorio.

 

HUGO: (Off) Y si lo encuentras, ¿merece la pena luchar por ello…?

 

Los médicos meten la camilla de Hugo en un box. Andrea intenta entrar, pero las enfermeras se lo impiden. La joven, llorando, se queda mirando por la ventanilla, mientras la llamada que le estaba haciendo a Edu se corta sin respuesta.

 

HUGO: (Off) ¿… o prefieres abandonar?

 

La parte del aeropuerto en la que estaba Edu está vacía. Ya no queda ni rastro de él, ni tampoco de sus maletas.

 

HUGO: (Off) Porque nunca nadie dijo que la vida fuera fácil.

 

Jaime entra su dormitorio cuando el móvil empieza a sonar. Ve de quien se trata, y descuelga.

 

JAIME: Te he dicho que me dejes en paz, ¿vale? Mis padres no pudieron ser asesinados, eso es imposible.

 

Canción: Have a nice day

Kristen Bell, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Jared Padelecki, Hayden Pannettiere, Emma Watson

 

Capítulo 49

Vida y muerte

 

TRES MESES MÁS TARDE

 

HOSPITAL CLÍNICO/ HABITACIÓN 349

 

Hugo permanece tumbado en la camilla de la habitación del hospital. Andrea está sentada al lado suyo, cogiéndole de la mano, mientras sonríe forzadamente. Permanece unos segundos en silencio, hasta que termina suspirando.

 

ANDREA: Buenos días… ya estoy aquí otra vez. ¿Cómo te encuentras?

 

Como es evidente, la joven no obtiene respuesta, y se le llenan los ojos de lágrimas.

 

ANDREA: ¿Sabes? Hoy he estado hablando con Manuel. Cada vez está más impaciente para que me vaya a Salamanca, y me está empezando a presionar. Pero no quiero que te preocupes. No pienso dejarte solo, no hasta que no te despiertes…

 

El silencio inunda la habitación durante unos segundos, hasta que la joven esboza una sonrisa.

 

ANDREA: Siempre supe que eras un poco vago, pero yo creo que te estás sobrepasando ya, ¿eh?

 

En ese momento la joven nota una mano en la espalda y se gira asustada, encontrándose de frente con Carlos, que sonríe nerviosamente.

 

CARLOS: Perdona, no quería asustarte.

 

ANDREA: No te preocupes… ¿te sientas?

 

CARLOS: No, he quedado. Solo quería pasarme para ver como estabais.

 

ANDREA: Pues bien, como todos los días. Parece que hoy el caballero tampoco tiene intención de despertarse.

 

Carlos sonríe, comprensivo.

 

CARLOS: No te preocupes. Ya verás como se despierta.

 

ANDREA: Por supuesto. No tengo dudas de que lo hará.

 

Los dos se quedan en silencio durante unos segundos.

 

ANDREA: ¿Vas a ir al juicio de Claudia?

 

CARLOS: Sí. Realmente esa es la cita a la que tengo que acudir.

 

La chica sonríe levemente, y termina suspirando.

 

ANDREA: Dale muchos besos y muchos ánimos de nuestra parte, ¿vale? Que sepa que la estamos apoyando.

 

CARLOS: Ya lo sabe, pero no te preocupes. Lo haré.

 

El joven mira su reloj.

 

CARLOS: Y bueno, creo que será mejor que me vaya yendo ya. Nos vemos luego, ¿vale? Hasta luego.

 

ANDREA: Chao.

 

Carlos da un beso en la mejilla a su amiga, y tras acariciar brevemente una de las manos de Hugo, se aleja de allí. Andrea agarra con fuerza la mano de su amigo.

 

ANDREA: ¿Has oído? Por fin hoy sabremos lo que pasa con Claudia… ¿no es fantástico? Seguro que la declaran inocente.

 

Andrea no suelta la mano de su amigo, el cual no reacciona.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Marta y Laura permanecen sentadas en el sofá de siempre del Four, mientras toman unos refrescos y miran con nostalgia hacia la barra, donde está Jaime sirviendo.

 

MARTA: Se echa de menos a Claudia, ¿verdad? Después de tanto tiempo…

 

LAURA: Jaime tampoco lo hace mal.

 

MARTA: Ya, si no he dicho que lo haga mal. Lo único pues que da pena, no sé, después de tanto tiempo…

 

LAURA: Por favor, Marta, mira que eres exagerada… si es el primer día que falta en todo el verano, no es para tanto. Además, seguro que la declaran inocente, y esta misma tarde vuelve a estar aquí.

 

MARTA: Ojala…

 

LAURA: Seguro que sí.

 

Las dos se quedan en silencio durante unos segundos, hasta que Laura sonríe.

 

LAURA: Y bueno, futura mamá, ¿nerviosa ya? No te queda nada para ver la carita a esa preciosidad, ¿eh?

 

MARTA: Sí, la verdad es que un poco nerviosa si que estoy. Estoy deseando verla, saber como es y lo maravilloso que debe de ser ejercer de madre.

 

LAURA: Bueno, tanto como maravilloso…

 

MARTA: ¡Vete a la mierda!

 

Las dos jóvenes se echan a reír, divertidas, mientras Jaime continúa tras la barra bastante estresado, cuando le empieza a sonar el móvil, el cual coge.

 

JAIME: ¿Sí?... ¿Otra vez tú?... no… no, lo siento, pero es que no quiero hablar sobre eso. Sé que es imposible, por muchas pruebas que tengas… no, lo siento pero no. Me ha costado mucho superarlo, y no pienso remover la mierda del pasado… claro que me gustaría verlos encerrados, pero no hay ningún culpable. Mis padres no tenían ningún enemigo… no, ya te he dicho que no. Lo siento, chao.

 

Jaime cuelga, y mira su teléfono durante unos segundos en silencio, sin poder evitar el pensar en la conversación que acaba de tener.

 

PISO DE ISRA/ DORMITORIO DE ISRA

 

Isra permanece sentado sobre su cama, todavía en pijama. Tiene el móvil en la oreja, pero al no obtener respuesta se lo quita. Vemos que estaba llamando a Edu. El joven se deja caer sobre la cama, cuando unos leves golpes en la puerta le hacen incorporarse de nuevo.

 

ISRA: Adelante.

 

La puerta se abre, dando paso a Olga.

 

OLGA: Buenos días.

 

El joven suspira, dejándose caer de nuevo sobre la cama.

 

ISRA: Oh, eres tú.

 

OLGA: Sí, soy yo, siento desilusionarte. ¿No piensas salir a desayunar en toda la mañana?

 

ISRA: No tengo hambre.

 

Olga suspira, intentando no perder la paciencia.

 

OLGA: No me puedo creer que te sigas comportando así, Isra, de verdad que no. Tienes que empezar a madurar, ¿sabes?

 

ISRA: Olvídame.

 

Los dos se quedan unos segundos en silencio, hasta que Olga termina suspirando una vez más.

 

OLGA: Hijo, algún día te darás cuenta de que todo lo que he hecho lo he hecho porque te quiero. Porque quiero que seas feliz y que no sufras.

 

La mujer sale del dormitorio, y Isra, tras pensar durante unos segundos, se limpia las lágrimas que le han provocado las palabras de su madre de los ojos, y comprueba el móvil. Al ver que no ha sido llamado, se da media vuelta y se intenta dormir de nuevo.

 

JUZGADOS DE GIJÓN/ INTERIOR

 

Claudia, junto a su abogado, permanece sentada en la tribuna de los acusados. Parece bastante nerviosa, y no puede evitar el mirar hacia todas las partes. Allí solo se encuentra Carlos, que sigue las cosas totalmente inmerso en la situación. El juez no tarda en hacer su entrada, con un sobre entre las manos, y se sube a su tarima.

 

JUEZ: Bien, ya he tomado una decisión: La acusada Claudia Antúnez Morales queda en libertad sin cargos al ser demostrado mediante la autopsia de la víctima que el asesinato de la misma fue en defensa propia.

 

CLAUDIA: (Emocionada) ¡Dios mío, sí!

 

JUEZ: Y hasta aquí la vista. Se levanta la sesión.

 

El juez deja caer el mazo dando por finalizado el juicio, y Claudia, emocionada, se levanta y corre hacia Carlos. Los dos amigos se abrazan, felices.

 

CARLOS: Lo sabía. Sabía que te declararían inocente… no podía ser de otra manera.

 

CLAUDIA: No me lo puedo creer, joder… ¡No me lo puedo creer!

 

CARLOS: Pues créetelo, de verdad que sí.

 

CLAUDIA: ¡Lo sé!

 

Se abrazan una vez más, sin poder ni querer ocultar su alegría de que todo haya salido bien.

 

CARLOS: Por cierto, Andrea y Hugo te mandaban muchísimos besos y muchísimos ánimos también.

 

Los dos empiezan a caminar haca la salida.

 

CLAUDIA: ¿Te has acercado a verlos?

 

CARLOS: Sí, justo antes de venir hacia aquí.

 

CLAUDIA: ¿Cómo están?

 

CARLOS: (Suspira) Pues la verdad es que los dos como siempre. Andrea intenta hacerse la fuerte, pero se le están juntando muchas cosas entre lo de Hugo, su embarazo…

 

CLAUDIA: No sé está intentando hacer la fuerte, Carlos. Es fuerte.

 

CARLOS: No Claudia, no lo es. Yo… cada día la veo más derrumbada. Solo estará bien cuando Hugo despierte.

 

CLAUDIA: Ya…

 

Los dos se quedan en silencio durante unos segundos, hasta que la joven sonríe forzadamente y da un pico a su amigo.

 

CLAUDIA: ¿Te apetece que nos vayamos a comer por ahí? ¡Para celebrar mi ansiada libertad!

 

CARLOS: (Riendo) Por supuesto.

 

Se cogen de la mano y salen de la sala del juzgado, entre risas.

 

HOSPITAL CLÍNICO/ PASILLOS

 

Andrea camina por los pasillos desiertos del hospital. Da vueltas a un vaso de café, cuando parece sentir un fuerte dolor en el estómago.

 

ANDREA: ¡Joder!

 

La joven se lleva la mano que tiene libre al estómago, y es entonces cuando se da cuenta de que está sangrando.

 

ANDREA: Mierda…

 

PISO DE MARTA/ DORMITORIO DE MARTA

 

Ya es por la tarde. Marta está frente al espejo sentada, cepillándose el pelo con tranquilidad, cuando escucha unos leves golpes en la puerta. Extrañada, se gira hacia la misma.

 

MARTA: Adelante.

 

La puerta se abre, y Isra asoma la cabeza.

 

ISRA: ¿Se puede?

 

MARTA: (Sonríe) Claro, pasa.

 

Isra le devuelve la sonrisa, y accede al dormitorio cerrando la puerta tras él.

 

ISRA: ¿Cómo te encuentras?

 

MARTA: (Suspira) Pues la verdad es que hoy siento algo de molestias… no sé, está más agitado de lo normal.

 

El pelirrojo sonríe, sentándose en el borde de la cama.

 

ISRA: Ya te toca salir de cuentas, ¿no?

 

MARTA: Me queda una semana todavía. Pero bueno, que no quiero preocuparme. Seguramente solo tenga un día agitado, y ya está.

 

ISRA: (Sonríe) Seguro.

 

Los dos se quedan unos segundos en silencio.

 

MARTA: Bueno, ¿y tú qué tal?

 

ISRA: (Suspira) Pues la verdad es que como siempre. Sigo desanimado, sin hablarme con mi madre… echando de menos a Martín cada segundo.

 

MARTA: Tienes que olvidarlo, Isra… y mira que te lo dije, esa relación no podía traer nada bueno.

 

ISRA: Sí, si ya lo sé, pero es difícil… estaba enamorado, Marta.

 

MARTA: Te entiendo más de lo que crees…

 

ISRA: Ya… Jorge, ¿no?

 

Marta sonríe forzadamente.

 

MARTA: No, no hablo de Jorge.

 

ISRA: ¿Entonces?

 

La joven piensa durante unos segundos, y luego se levanta de la silla. En ese momento se oye un chorro de agua caer al suelo, ante el susto de ambos.

 

ISRA: Marta, dime… dime que te has meado.

 

MARTA: Pues creo que no… lo siento, pero acabo de romper aguas.

 

ISRA: (Sorprendido) ¿Cómo?

 

Marta vuelve a sentarse en la silla, respirando lo más profundamente que sus nervios se lo permiten.

 

MARTA: Por favor, Isra… llama a un taxi. Tenemos que ir al hospital.

 

ISRA: Eh… claro… claro.

 

Isra sale rápidamente del dormitorio mientras Marta intenta relajarse, sin demasiado éxito.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Jaime continúa tras la barra del Four. La limpia con maña, y al escucharse la puerta abrirse, levanta la mirada. Al ver de quien se trata, suspira intentando no perder la paciencia en ese mismo instante, mientras el recién llegado se acerca a él.

 

JAIME: ¿Qué haces aquí?

 

GREGORIO: Quieras que no, tenemos que hablar, Jaime.

 

JAIME: No es que no quiera, Gregorio, es que no hay nada de lo que hablar. Tú simplemente fuiste el abogado de mis padres, y dejaste de serlo cuando ellos murieron, ya está. No hay más vueltas de hoja.

 

GREGORIO: ¿Entonces no quieres saber la verdad de lo que pasó?

 

JAIME: No pasó nada. Tuvieron un accidente y murieron, ya está… no hay que darle más vueltas.

 

GREGORIO: ¿De verdad crees eso?

 

JAIME: ¿Qué otra cosa podría creer?

 

GREGORIO: No fue un accidente, Jaime. Les asesinaron.

 

Jaime esboza una irónica sonrisa.

 

JAIME: ¿Otra vez con eso? ¿Quién querría hacer algo así? Mis padres no tenían enemigos, eran personas normales.

 

GREGORIO: No eran tan normales como crees.

 

JAIME: (Extrañado) ¿Qué quieres decir?

 

Gregorio piensa durante unos segundos hasta que finalmente suspira antes de hablar.

 

GREGORIO: Que tus padres no andaban en negocios que digamos… muy limpios.

 

JAIME: (Molesto) ¿Cómo te atreves a hablar así de mis padres?

 

GREGORIO: No los estoy criticando, Jaime… solo te estoy diciendo la realidad… lo que pasaba.

 

JAIME: ¿Tienes pruebas de lo que estás diciendo?

 

GREGORIO: Desde luego que las tengo, Jaime… fui yo el que les ayudaba con todos los temas legales de sus negocios sucios.

 

Jaime mira al abogado, sin saber que decir.

 

HOSPITAL CLÍNICO/ PASILLOS

 

Andrea permanece sentada en el suelo del vacío pasillo del hospital. Continúa sangrando, mientras no puede parar de llorar. Mira a su alrededor, y ve a una enfermera al final del pasillo, la cual se empieza a acercar a ella.

 

ENFERMERA: ¿Qué está haciendo aquí? Esta planta está cerrada, no debería…

 

ANDREA: (Interrumpiéndola) Por favor… ayúdenme…

 

Al llegar hasta ella, la enfermera se da cuenta del charco de sangre que hay rodeando a la joven.

 

ENFERMERA: Dios mío, ¿qué le ha pasado?

 

ANDREA: No lo sé… pero me duele mucho el estómago, y… estoy embarazada.

 

ENFERMERA: Espera aquí. Voy a buscar ayuda.

 

ANDREA: No tarde… por favor.

 

La enfermera se aleja de allí corriendo, mientras Andrea no para de llorar.

 

HOSPITAL CLÍNICO/ EXTERIOR

 

Un taxi se detiene frente a la puerta de Urgencias. La puerta se abre, e Isra sale a la calle rodeando el coche y abriendo la otra puerta, ayudando a Marta a salir.

 

ISRA: Vamos, ya hemos llegado… aguanta un poco más…

 

MARTA: No puedo, Isra… no puedo.

 

ISRA: Claro que puedes, Marta. Eres una de las personas más fuertes que conozco, sé que puedes hacerlo. Vamos.

 

Marta pasa el brazo por la nuca de su amigo, y ambos se dirigen hacia el interior del hospital.

 

MARTA: Llama a mis padres.

 

ISRA: Por supuesto, en cuanto te atiendan. ¡Por favor, ayúdennos! ¡Está de parto!

 

Un par de médicos se acercan a ellos, corriendo.

 

MÉDICO: ¡Traigan una silla de ruedas! ¿Cuánto tiempo lleva así?

 

ISRA: Unos veinte minutos… ha roto aguas.

 

Un auxiliar se acerca a ellos con la silla de ruedas, en la que Marta se sienta.

 

MÉDICO: ¿Eres el padre?

 

ISRA: No… no, soy un amigo.

 

MÉDICO: Bueno, entonces lo siento, pero tendrás que esperar aquí.

 

ISRA: Pero…

 

MARTA: (Interrumpiéndole) ¡No! Tiene que entrar… por favor, es el único que puede estar a mi lado…

 

MÉDICO: (Suspira) Está bien… pero vamos, ya.

 

El auxiliar cruza las puertas de Urgencias trasladando a Marta en la silla, mientras el médico e Isra les siguen, éste último muy preocupado.

 

PISO DE CARLOS/ DORMITORIO DE CARLOS

 

Carlos y Claudia permanecen tumbados en la cama del joven, completamente desnudos. Ambos se acarician y se besan, entra risas, mientras los potentes rayos de sol se cuelan por la ventana.

 

CLAUDIA: ¿Sabes? Definitivamente puedo decir que ha sido una comida exquisita.

 

CARLOS: Desde luego que lo ha sido.

 

Claudia se ríe, divertida, y ambos vuelven a besarse. Es en ese momento cuando la puerta se abre, dando paso a Laura, que les mira con cara de asco.

 

LAURA: ¡Oh Dios mío! Lo siento.

 

CLAUDIA: ¡Laura!

 

CARLOS: ¡Joder! ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Cómo has entrado?

 

La chica se gira, intentando no verles.

 

LAURA: Yo… llevaba ya un rato llamando al timbre, y como no me contestaba nadie y aún tenía las llaves, pues…

 

CARLOS: (Interrumpiéndola) Te agradecería que me las devolvieras.

 

LAURA: Sí, yo también creo que será lo mejor.

 

Laura saca la llave del piso de su ex novio del llavero, y la deja sobre la cómoda que tiene al lado, mientras Claudia y Carlos se visten apresuradamente.

 

CARLOS: Y bueno, ¿qué ha pasado? Espero que sea lo suficientemente importante como para que hayas irrumpido así en mi casa sin miedo a lo que te pudieras encontrar.

 

LAURA: Lo es, créeme… me ha llamado Isra. Marta se acaba de poner de parto, debe de estar teniendo a su hija ahora mismo.

 

Carlos y Claudia miran a la joven, sorprendidos.

 

CLAUDIA: ¿Hablas en serio?

 

LAURA: Sí.

 

CARLOS: Coño, ¿y qué hacemos todavía aquí? Vámonos pitando hacia el hospital… ¿has avisado a Andrea?

 

LAURA: No, como ella está allí con Hugo, la avisamos en cuanto lleguemos, ¿no?

 

CARLOS: Sí, buena idea… vamos.

 

Los tres salen de allí corriendo.

 

HOSPITAL CLÍNICO/ BOX 1

 

Andrea está tumbada en la camilla, inconsciente. Un par de enfermeras la observan, mientras un médico mira en su entrepierna con instrumentos médicos.

 

ENFERMERA 1: ¿Lo ha perdido?

 

MÉDICO: Sí, me temo que sí…

 

ENFERMERA 2: Pobrecilla.

 

ENFERMERA 1: Depende de cómo lo mires… es demasiado joven como para tener un niño. A saber la vida que le estaría esperando a esa pobre criatura…

 

El médico mira molesto a las dos mujeres.

 

MÉDICO: Por favor, menos chachara y pedid un quirófano ahora mismo. Tenemos que sacar el feto de aquí ahora mismo antes de que se desangre, ¡vamos!

 

El médico cubre a Andrea, mientras las dos enfermeras salen rápidamente y se cruzan en el pasillo con Laura, Claudia y Carlos, que se paran frente a la puerta del box 2. Allí ven a Marta tumbada y gritando, mientras Valen la coge de la mano.

 

CLAUDIA: ¿Cómo la pueden tener ahí?

 

LAURA: Por lo que me dijo Isra cuando me llamó, no les quedaba ningún quirófano libre.

 

CARLOS: Esto es una vergüenza.

 

Los tres observan en silencio durante unos segundos.

 

CLAUDIA: ¿Irá todo bien?

 

En ese momento parecen ver algo muy desagradable, puesto que los tres ponen cara de asco.

 

LAURA: Sí… parece que todo va bien.

 

Los tres se tapan los ojos de repente, asustados.

 

HOSPITAL CLÍNICO/ HABITACIÓN 349

 

Hugo continúa en la cama de la habitación del hospital, exactamente igual que como lo hemos visto en las escenas anteriores. A su lado se encuentra su madre, cogiéndole de la mano con los ojos llenos de lágrimas. En ese momento aparece Quique por allí, y se apoya en la puerta, suspirando. También tiene los ojos llenos de lágrimas, y permanece así hasta que Nieves se da cuenta de su presencia.

 

NIEVES: ¿Puedo ayudarte en algo?

 

QUIQUE: No… no, solo he venido a verle.

 

NIEVES: (Sorprendida) ¿Le conoces?

 

QUIQUE: Sí, sí que le conozco… y le aseguro que no hay nada de lo que me arrepienta más.

 

La mujer le mira, sin entender nada.

 

NIEVES: ¿Perdona?

 

Quique permanece unos segundos en silencio, hasta que termina esbozando una forzada sonrisa.

 

QUIQUE: Será mejor que no lo sepa. Cuando despierte, porque sé que lo hará, dígale que Quique estuvo aquí… y que lo siente. Que lo siente muchísimo.

 

NIEVES: Pero…

 

QUIQUE: (Interrumpiéndola) Dígaselo, por favor. Tan solo le pido eso…

 

NIEVES: (Suspira) Está bien. Se lo diré.

 

Quique sonríe agradecido a la mujer.

 

QUIQUE: Gracias… muchas gracias. De verdad que sí.

 

El joven sale de la habitación, mientras Nieves vuelve a mirar a su hijo, preocupada y sin entender nada de lo que ha sucedido.

 

CEMENTERIO

 

Jaime permanece de rodillas frente a la tumba de sus padres. Tiene los ojos llenos de lágrimas, y entre sus manos sostiene un ramo de rosas rojas que no tarda en dejar en uno de los jarrones de la lápida. Después, coge aire.

 

JAIME: Mamá… papá… siento no haber venido a veros en todo este tiempo, pero… no me sentía con fuerzas. Ya sabéis que siempre he sido muy débil para estas cosas…

 

El joven se seca con la mano las lágrimas que luchan por salir de sus ojos.

 

JAIME: Os echo muchísimo de menos… no os podéis imaginar cuanto… pero empiezo a pensar que quizás Gregorio tenga razón. Vuestra muerte fue muy rara, y… necesito una señal. Dadme una señal para saber que no tengo que indagar en vuestro pasado, porque no me gustaría tener que hacerlo… no quiero tener que hacerlo.

 

Jaime rompe a llorar, desconsolado.

 

HOSPITAL CLÍNICO/ HABITACIÓN 427

 

Marta permanece tumbada en la camilla de la habitación 427 del hospital. Suda, y parece bastante cansada, cuando Isra y Laura entran, con una sonrisa de oreja a oreja. Se acercan a ella.

 

ISRA: ¿Cómo te encuentras?

 

MARTA: Agotada.

 

LAURA: Ya bueno, es normal. Acabas de traer a un ser humano al mundo, lo raro es que te encontraras perfectamente.

 

Marta sonríe forzadamente.

 

MARTA: ¿Cómo está mi niña?

 

ISRA: (Sonríe) Es preciosa. La hemos dejado en el pasillo con una enfermera, me ha dicho que podrías no querer verla todavía… ¿quieres?

 

MARTA: Por supuesto que quiero, Isra. Es mi hija.

 

LAURA: Bien, voy a buscarla.

 

MARTA: Gracias.

 

Laura sale del dormitorio, e Isra mira a su amiga, orgulloso.

 

ISRA: Tomaste la decisión correcta, Marta, y sabes que te ayudaré siempre que lo necesites, ¿verdad?

 

MARTA: Claro que lo sé… muchísimas gracias.

 

Isra sonríe, y en ese momento entra Laura por la puerta, con la recién nacida en brazos.

 

LAURA: Aquí está la peque…

 

MARTA: Dámela, por favor.

 

Laura, sin borrar la sonrisa de su cara, le da la niña a su madre, a la cual se le llenan los ojos de lágrimas de emoción.

 

MARTA: Es preciosa…

 

ISRA: Sí, sí que lo es.

 

La joven, nerviosa, no puede evitar el empezarse a reír.

 

LAURA: Y bueno, dinos… ¿ya tienes algún nombre pensado?

 

Marta mira en silencio a su hija durante unos segundos, hasta que termina sonriendo.

 

MARTA: Esperanza… se va a llamar Esperanza.

 

Isra y Laura se miran, sonriendo.

 

HOSPITAL CLÍNICO/ HABITACIÓN 479

 

Andrea permanece tumbada en la cama de la habitación 479. Llora desconsoladamente, cuando la puerta se abre de repente dando paso a Carlos y a Claudia, que se acercan a la joven, preocupados.

 

CARLOS: ¡Andrea! ¿Cómo estás?

 

La chica les mira, sorprendida, mientras se limpia las lágrimas de su rostro.

 

ANDREA: ¿Qué estáis haciendo aquí? ¿Cómo sabíais lo que había pasado? Le dije al médico que no avisara a nadie.

 

CLAUDIA: Y no nos avisaron.

 

ANDREA: ¿Entonces?

 

Carlos y Claudia se miran, sin saber si deben decírselo, pero la joven parece estar desesperándose.

 

CARLOS: Verás, Andrea, es que… Marta…

 

CLAUDIA: (Interrumpiéndole) Se ha puesto de parto.

 

Carlos mira a la chica sorprendido, recriminándole con la mirada la falta de tacto, y esta se encoge de hombros, sin saber en que ha metido la pata. En cambio, Andrea sonríe.

 

ANDREA: ¿En serio?

 

CARLOS: Sí…

 

ANDREA: ¿Y ha ido todo bien?

 

CARLOS: Perfecto.

 

ANDREA: (Sonríe) Bien. Me alegro muchísimo… ojala pueda conocerla pronto.

 

CLAUDIA: Sí quieres podemos ir y decirle que se pase por aquí un rato con la niña. Total, está en esta misma planta…

 

ANDREA: Os lo agradezco, pero… la verdad es que no me apetece demasiado.

 

Carlos sonríe forzadamente.

 

CARLOS: No te preocupes. Seguro que lo entiende, es comprensible.

 

ANDREA: Ya…

 

Los dos jóvenes se cogen de la mano, y Claudia les mira, sin poder evitar el ponerse celosa.

 

CLAUDIA: Bueno… deberíamos volver un rato con Marta, ¿no?

 

CARLOS: No. Yo me quedo aquí.

 

CLAUDIA: Pero…

 

ANDREA: (Interrumpiéndola) No te preocupes, Carlos, márchate si quieres… yo estaré bien.

 

CARLOS: Me da igual si estás bien o no… me quiero quedar contigo, y ya está.

 

CLAUDIA: Pues yo me voy a ir.

 

CARLOS: Sí… y por favor, coméntales lo que ha pasado.

 

Claudia sonríe forzadamente.

 

CLAUDIA: Claro. Andrea, mejórate… me pasaré a verte. Chao.

 

ANDREA: Adiós… y gracias…

 

La joven sale de la habitación. Andrea y Carlos se miran, y la joven rompe a llorar desconsoladamente, mientras su amigo la abraza, comprensivo.

 

HOSPITAL CLÍNICO/ EXTERIOR

 

Laura e Isra permanecen sentados en uno de los bancos del parque que hay frente al hospital. Cada uno de ellos se toma un café, mientras entre sus piernas hay envoltorios de lo que parecen unos bocadillos.

 

LAURA: Estoy agotada ya… llevamos aquí todo el día.

 

ISRA: Sí, pero Marta nos necesita. Por mucho que dice que está feliz, lo estaría muchísimo más si Jorge estuviese a su lado.

 

LAURA: (Irónica) Buena observación, Sherlock.

 

Los dos jóvenes se ríen, divertidos.

 

ISRA: Ahora nos pasaremos a ver a Andrea, ¿no?

 

LAURA: Sí… joder, que lástima lo que le ha pasado. Como si no tuviese suficiente con lo de Hugo, ahora esto… la verdad es que ya es mala suerte.

 

ISRA: Pero tiene a Carlos.

 

LAURA: Ya…

 

Se quedan unos segundos en silencio.

 

ISRA: ¿Cómo lo llevas?

 

LAURA: ¿El qué?

 

ISRA: Lo de Carlos, que va a ser. Solo hace un mes que cortasteis, no tiene que ser fácil verle tan unido a Andrea…

 

LAURA: No. No es Andrea la que me preocupa.

 

ISRA: ¿Entonces?

 

Laura piensa durante unos segundos antes de hablar, y luego termina suspirando.

 

LAURA: Está con Claudia.

 

ISRA: (Sorprendido) ¿Cómo?

 

LAURA: Sí. Al poco de terminar nosotros, empezaron… creo que simplemente se acuestan, pero bueno.

 

ISRA: ¿Y tú cómo te has enterado?

 

LAURA: Me lo contó la misma Claudia. Me preguntó si me molestaba que estuvieran juntos…

 

ISRA: (Interrumpiéndole) Y le dijiste que no, ¿verdad?

 

LAURA: Carlos y yo ya lo habíamos dejado, y fue por mi culpa, así que no tenía ningún derecho a decirles que no estuvieran juntos si es lo que querían.

 

ISRA: Así que fue por tu culpa… es de lo primero que me entero del motivo de vuestra ruptura.

 

LAURA: El motivo del porque cortamos solo lo sabemos él y yo, y así se va a quedar…

 

ISRA: Pero acabasteis bien, ¿no? Ahora sois amigos…

 

Laura piensa durante unos segundos, para luego terminar sonriendo forzadamente.

 

LAURA: Bueno, amigos… digamos que simplemente no nos llevamos mal.

 

ISRA: Ya…

 

Los dos se quedan unos segundos en silencio, hasta que Isra suspira, y se levanta del banco.

 

ISRA: ¿Vamos yendo y entramos a ver a Andrea?

 

LAURA: Sí… vamos.

 

Ambos se dirigen hacia el interior. Isra pasa el brazo por la nuca de su amiga, mostrándole su apoyo.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Jaime permanece tras la barra, secando la vajilla, cuando Claudia entra por allí, dejando el bolso sobre la barra, y se sienta en una de las butacas, suspirando.

 

CLAUDIA: Ponme una cerveza, por favor.

 

JAIME: (Sonríe) Claro.

 

Jaime empieza a prepararla, mientras Claudia coge una revista y empieza a leerla.

 

JAIME: Oye, ahora que lo del juicio y tal ya ha terminado, ¿tienes pensado volver?

 

CLAUDIA: Sí, ¿no lo sabes?

 

JAIME: ¿El qué?

 

CLAUDIA: Que volvía. Creía que te lo habrían dicho…

 

JAIME: No sé a que te estás refiriendo, Claudia.

 

CLAUDIA: Pues que si yo vuelvo… se supone que tú te vas, ¿no? Al fin y al cabo, estás cubriendo mi turno.

 

El joven se queda sorprendido, sin saber que decir.

 

JAIME: ¿Lo dices en serio?

 

CLAUDIA: Bueno, yo no he hablado con Diego todavía sobre eso, pero sería lo más normal, ¿no?

 

JAIME: Pero tía, joder, ¿yo ahora que voy a hacer? Carlos no tiene trabajo, ¿cómo vamos a pagar el alquiler?

CLAUDIA: Ese no es mi problema.

 

Jaime suspira, intentando no perder la paciencia.

 

JAIME: (Irónico) Perfecto, Claudia… perfecto.

 

Indignado, el chico se mete al almacén, ante la impasible mirada de Claudia.

 

ESC. MÚLTIPLES

 

Suena de fondo la canción “Inmortal” de La Oreja de Van Gogh. Mientras Hugo habla, vamos viendo las imágenes abajo relatados.

 

HUGO: (Off) Y no. Desde luego que la vida no es fácil.

 

Jaime recoge el Four, el cual ya está cerrado. La preocupación está dibujada en su cara.

 

HUGO: (Off) Siempre existen situaciones inesperadas…

 

Andrea llora desconsoladamente en la camilla del hospital, mientras Carlos, preocupado, la observa desde la puerta.

 

HUGO: (Off) Situaciones que no esperabas vivir nunca con tu edad.

 

Marta permanece sentada en la camilla, con Esperanza entre sus brazos. Juega con ella, mientras Isra y Laura permanecen sentados cada uno a un lado de la joven, mirándolas sonrientes.

 

HUGO: (Off) Situaciones para las que no estás preparado…

 

Claudia, sentada en uno de los bancos del parque, mira una foto en la que aparece junto a Carlos en el móvil, mientras varias lágrimas recorren sus mejillas.

 

HUGO: (Off) Y hay que disfrutarlo, porque… nunca sabes cuando puede llegar la muerte.

 

Hugo parece descansar en paz en la camilla del hospital. De repente el encefalograa se queda plano y una enfermera entra rápidamente a la habitación.

 

 

CONTINUARÁ...