MANERAS DE VIVIR

 

HOTEL “PALACE”/ HABITACIÓN 456

 

La noche cae sobre la ciudad. Marta se está peinando frente al espejo. Lleva un impresionante vestido rojo, y su larga y negra cabellera está recogida en un moño perfectamente hecho. Alfonso aparece por detrás de ella, trajeado y con una sonrisa de oreja a oreja.

 

ALFONSO: ¿Estás preparada?

 

MARTA: (Nerviosa) No sé si esto es buena idea, Alfonso.

 

Alfonso da un beso en el cuello a la joven, intentando tranquilizarla.

 

ALFONSO: Claro que lo es, Marta. Sobre todo, lo que tienes que hacer es estar tranquila. En esa fiesta va a haber mucha gente, y ellos podrán ayudarte.

 

MARTA: Ya…

 

La joven se queda en silencio durante unos segundos, pensando.

 

MARTA: Lo que pasa es que no sé si quiero que lo hagan.

 

ALFONSO: (Sorprendido) ¿Qué? ¿Por qué?

 

MARTA: Por mucho que me duela, creo que Jorge tenía razón. Me he prostituido, no tengo estudios, ahora tampoco tengo trabajo, por no hablar de la estabilidad… ¿de verdad crees que estoy capacitada para cuidar de una niña?

 

ALFONSO: ¡Por supuesto que sí! ¿Tú no?

 

MARTA: No. Sinceramente, no.

 

ALFONSO: No pienses así, Marta. Si lo haces, desde luego, no vamos a conseguir nada.

 

MARTA: ¿Y si pienso lo contrario que es lo que vamos a conseguir exactamente?

 

ALFONSO: Ya te he dicho que Gervasio es uno de los mejores abogados que conozco. Con su ayuda, tendrás a Esperanza aquí antes de lo que te imaginas.

 

Marta mira al hombre, dudando.

 

MARTA: ¿Estás seguro?

 

ALFONSO: Completamente.

 

La joven se queda pensando en silencio durante unos segundos, hasta que finalmente esboza una forzada sonrisa.

 

MARTA: Está bien. Vayamos a esa fiesta.

 

ALFONSO: ¡Genial!

 

Alfonso besa a la chica, feliz.

 

ALFONSO: Merecerá la pena, ya lo verás.

 

El hombre se dirige hacia el baño, sin borrar la enorme sonrisa de su cara, bajo la atenta mirada de Marta.

 

MARTA: Eso espero… eso espero.

 

Canción: The hero waits

Kristen Bell, Chace Crawford, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Jared Padelecki, Hayden Pannettiere, Jessica Stroup

 

SPECIAL GUEST STAR

David Gallagher como EDUARDO ABRIL

 

Capítulo 89

Cuidado con los deseos

 

PISO DE JAIME Y CARLOS/ SALÓN

 

Jaime y Claudia están sentados en el sofá a oscuras, viendo una película. Permanecen abrazados, tapados con una manta, y la joven parece bastante asustada. De pronto la luz se enciende, sobresaltándola.

 

CLAUDIA: ¡Joder!

 

CARLOS: Perdona, no quería asustarte.

 

CLAUDIA: (Irónica) Ya se ve…

 

JAIME: ¿Te estamos molestando?

 

CARLOS: No tranquilos, si solo venía a por un vaso de leche. Estoy muy centrado estudiando.

 

Carlos entra a la cocina, y Claudia y Jaime, tras parar la película, empiezan a besarse apasionadamente, pero Carlos no tarda en regresar.

 

CARLOS: Buenas noches.

 

JAIME: Hasta mañana.

 

CLAUDIA: Chao.

 

La pareja se sigue besando bajo la atenta mirada de Carlos que, tras dejar escapar un suspiro, regresa hacia su dormitorio.

 

HOTEL “PALACE”/ SALA AZUL

 

Una gran multitud de gente está reunida en uno de los salones más elegantes del hotel. Charlan entre ellos, mientras Marta y Alfonso se pasean por allí. La joven no se puede creer lo que está viendo.

 

ALFONSO: ¿Te gusta?

 

MARTA: Es impresionante.

 

ALFONSO: (Sonríe) Sabía que no te ibas a arrepentir.

 

MARTA: Sí, pero he venido a algo en concreto.

 

Alfonso se ríe, divertido.

 

ALFONSO: Has pasado de no querer reunirte con él, a estar ansiosa por ello.

 

MARTA: Sí, es que creo que tenías razón. Quiero tener a mi hija de vuelta conmigo. Es donde tiene que estar. Al lado de su madre.

 

ALFONSO: Bien. Vamos a ver si vemos a Gervasio.

 

La pareja continúa andando, hasta que Alfonso parece ver a alguien conocido.

 

ALFONSO: Ahí está. Vamos.

 

MARTA: Bien.

 

La joven, nerviosa, sigue a su pareja hasta el otro lado del salón, donde se encuentra un hombre de unos cincuenta años.

 

ALFONSO: ¡Gervasio!

 

GERVASIO: ¡Alfonso!

 

Ambos hombres se abrazan.

 

GERVASIO: ¡Cuánto tiempo! ¿Cómo te va todo?

 

ALFONSO: Bien, muy bien. ¿A ti?

 

GERVASIO: No me puedo quejar.

 

Alfonso está a punto de hablar, pero justo en ese momento, Marta carraspea.

 

ALFONSO: Mira, te presento a Marta, es… mi sobrina.

 

MARTA: (Sorprendida) ¿Tu sobrina?

 

GERVASIO: Encantado.

 

Marta, aunque confusa, decide seguir el juego a su amante, esbozando una forzada sonrisa.

 

MARTA: Igualmente.

 

ALFONSO: Está teniendo un pequeño problemilla con el que quizás tú le puedas ayudar.

 

GERVASIO: Por supuesto. La familia de mis buenos amigos, son mi familia. ¿Vamos a hablar a un sitio más tranquilo?

 

MARTA: Claro. Muchas gracias.

 

Los tres salen de allí.

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y LIDIA/ COCINA

 

Un nuevo y soleado día amanece en la ciudad. Lidia está en la cocina tomándose un café. Tiene unas grandes ojeras alrededor de sus ojos, los cuales están rojos e hinchados, denotando que ha estado toda la noche llorando, sin dormir. Andrea, ya totalmente arreglada para ir a clase, no tarda en aparecer por allí.

 

ANDREA: Buenos días.

 

LIDIA: (Seca) Hola.

 

Andrea empieza a prepararse un café, a la vez que se da cuenta del estado de su compañera.

 

ANDREA: Vaya, parece que alguien no ha pasado una buena noche…

 

LIDIA: (Molesta) ¿Te crees que soy estúpida?

 

ANDREA: (Extrañada) ¿De qué estás hablando?

 

LIDIA: Sabes perfectamente lo que ha pasado entre Óscar y yo. Todos estabais deseando que lo dejáramos.

 

ANDREA: Que va, para nada. Es más, voy a echar de menos el verle por aquí sin camiseta. Está buenísimo.

 

LIDIA: (Indignada) ¿Cómo puedes ser tan cínica?

 

ANDREA: ¿Cínica? No he sido yo la que se ha inventado ningún embarazo.

 

LIDIA: (Sorprendida) ¿Cómo sabes eso?

 

ANDREA: Bueno, tampoco hace falta ser demasiado inteligente… que consiguieras engañar a Óscar no quiere decir que también pudieras hacérmelo a mí.

 

Lidia parece caer en algo, y mira a la joven sin podérselo creer.

 

LIDIA: Tú estás detrás de todo esto, ¿verdad?

 

ANDREA: (Extrañada) ¿De qué?

 

LIDIA: Tú sabías lo del embarazo… se lo contaste a Óscar.

 

ANDREA: No digas tonterías.

 

LIDIA: Has hecho una conspiración contra mí… y todo porque te gusta Óscar.

 

ANDREA: (Irónica) Sí, claro. Ni que fueras la presidenta de España. Además, a mí no me gusta Óscar.

 

LIDIA: Lo acabas de decir.

 

ANDREA: No, perdona, yo he dicho que está bueno. Pero te aseguro que nunca me sentiré atraída por el novio de una amiga.

 

LIDIA: Oh, vaya, ¿ahora resulta que somos amigas? Porque eso es una novedad…

 

ANDREA: Pues si no lo somos, no sé qué cojones haces aquí viviendo.

 

LIDIA: (Sorprendida) ¿Me estás echando?

 

ANDREA: Pues no me refería a eso, pero ahora que lo dices, no sería mala idea. No me gusta vivir con manipuladoras.

 

Lidia deja escapar una sonora carcajada.

 

LIDIA: Siento decirte que tú no puedes echarme de aquí. El piso no es tuyo.

 

CLAUDIA: (Off) Pero es mío.

 

Lidia se gira, sorprendida, y ve a la joven apoyada en el marco de la puerta.

 

LIDIA: ¡Claudia!

 

CLAUDIA: Quiero que te marches.

 

LIDIA: Pero…

 

CLAUDIA: (Interrumpiéndola) No hay peros que valgan, Lidia. Estoy de acuerdo con Andrea. A mí tampoco me gusta vivir con personas mentirosas y manipuladoras.

 

Lidia mira a las dos jóvenes, con odio.

 

LIDIA: Esto no va a quedar así, os lo aseguro… la guerra no ha hecho más que empezar.

 

La joven se marcha de allí, indignada. Andrea y Claudia se miran, y se empiezan a reír.

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ COCINA

 

Hugo e Isra desayunan en la isla de la cocina, cada uno tomándose un café en silencio. Mientras el pelirrojo repasa unos apuntes, su amigo se fuma un cigarro a la vez que lee el periódico. Óscar no tarda en aparecer por allí, con una sonrisa de oreja a oreja.

 

ÓSCAR: ¿No os parece que hace un día precioso?

 

Sus dos amigos le miran, extrañados.

 

HUGO: ¿Y a ti que te ha dado?

 

ÓSCAR: Estoy optimista, nada más.

 

ISRA: Di que sí. No hay mejor manera de afrontar un lunes que con alegría.

 

HUGO: En serio, ¿qué cojones os pasa?

 

Óscar se ríe, divertido.

 

ÓSCAR: Lo he dejado con Lidia.

 

Hugo no puede evitar el esbozar una imperceptible sonrisa, mientras Isra no da crédito a lo que acaba de escuchar.

 

ISRA: ¿Cómo? ¿Por eso estás tan feliz? Quiero decir, me alegra que lo estés, pero… no sé, yo creía que cuando las relaciones se rompían, lo normal era estar triste.

 

ÓSCAR: Sí, tienes razón. Lo que pasa es que me he dado cuenta de lo manipuladora que era, y del peso que me he quitado de encima.

 

HUGO: ¿Pero qué ha pasado?

 

ÓSCAR: No estaba embarazada. Se lo inventó todo.

 

ISRA y HUGO: (Sorprendidos) ¡¿Qué?!

 

ÓSCAR: Lo que habéis oído.

 

ISRA: ¿Y tú no te diste cuenta de nada?

 

ÓSCAR: Hombre, la verdad es que siempre lo sospeche… pero necesitaba algo que lo probara.

 

HUGO: Lidia es incapaz de hacer algo así. Quiero decir, es un poco retorcida, ¿pero tanto?

 

ÓSCAR: Y más.

 

ISRA: ¿Pero seguro que tú estás bien?

 

ÓSCAR: Sí. Te mentiría si te dijera que no me sentí como un estúpido, porque lo hice. Pero nunca quise ser padre, y si seguía con Lidia era por eso, porque ya no sentía lo mismo que antes por ella… así que es lo mejor que me ha podido pasar.

 

HUGO: Pues sinceramente, si tú vas a estar mejor así, me alegro.

 

ÓSCAR: (Sonríe) Gracias.

 

Los dos jóvenes se quedan mirando, con una enorme sonrisa dibujada en sus caras, e Isra se da cuenta de esto.

 

ÓSCAR: Si me esperas para ir a clase, me cambio en un segundo.

 

HUGO: Claro, tranquilo.

 

ÓSCAR: Bien.

 

Óscar se termina el café de un trago y sale rápidamente de allí. Isra mira con curiosidad a su amigo.

 

ISRA: ¿Qué ha sido eso?

 

HUGO: (Extrañado) ¿El qué?

 

ISRA: Esas miraditas…

 

HUGO: ¿Entre Óscar y yo?

 

ISRA: ¿Cómo habéis pasado de odiaros a gustaros? De ti no me sorprende porque te pasó lo mismo en su día con Edu, pero…

 

HUGO: (Interrumpiéndole) No digas tonterías.

 

El joven se termina el café, y se levanta.

 

HUGO: Voy a ir sacando el coche. Dile a Óscar que le espero fuera.

 

ISRA: Bien…

 

Hugo se marcha rápidamente de allí, y el pelirrojo esboza una pícara sonrisa.

 

ISRA: Hay que ver como es el amor…

 

BUFETE DE ABOGADOS GERVASIO LÓPEZ/ DESPACHO DE GERVASIO

 

Gervasio está tras su enorme escritorio, mirando concentrado tras unas gafas unos documentos, cuando escucha unos leves golpes en su puerta. El hombre alza la mirada.

 

GERVASIO: Adelante.

 

La puerta se abre, dando paso a Marta.

 

MARTA: ¿Se puede?

 

GERVASIO: Claro, siéntate. Te estaba esperando.

 

MARTA: Gracias.

 

La joven entra al despacho, cerrando la puerta tras ella, y se sienta frente al hombre.

 

GERVASIO: Precisamente ahora estaba revisando tu caso.

 

MARTA: (Impaciente) ¿Y?

 

GERVASIO: La cosa va a ser bastante más difícil de lo que parecía en un principio.

 

Marta parece desilusionarse de repente.

 

MARTA: ¿En serio?

 

GERVASIO: Sí, pero yo creo que podemos encontrar una solución.

 

MARTA: La que sea con tal de tener a mi hija de vuelta.

 

GERVASIO: He estado leyendo que alegaron que te dedicabas, o te dedicas, a la prostitución. ¿Es eso cierto?

 

MARTA: (Nerviosa) ¿Es necesario volver a entrar en ese tema?

 

GERVASIO: Me temo que sí, Marta. Es la principal causa por la que te denegaron la custodia de Esperanza.

 

Marta se queda pensando en silencio durante unos segundos, pensando, hasta que finalmente suspira.

 

MARTA: Vale, es cierto, me dediqué a la prostitución, pero ya no lo hago. Desde hace tiempo.

 

GERVASIO: Ya…

 

El hombre esboza una cínica sonrisa.

 

GERVASIO: Podría traer a Esperanza de vuelta momentáneamente para que se celebre aquí el juicio, pero seguramente conseguiríamos la custodia y se quedaría aquí indefinidamente.

 

MARTA: (Ilusionada) ¿En serio?

 

GERVASIO: Sí. Pero evidentemente, eso no es algo que te vaya a salir gratis.

 

MARTA: (Confundida) No entiendo. Usted dijo en la fiesta que…

 

El abogado la interrumpe con una sonora carcajada.

 

GERVASIO: ¿De verdad crees que me tragué toda esa historia de que eras la sobrina de Alfonso?

 

Marta cada vez entiende menos, pero intenta disimular.

 

MARTA: No sé de qué me está hablando, de verdad.

 

GERVASIO: No te hagas la sueca. Sé que eres su putita.

 

MARTA: Yo no soy la putita de nadie, ya le he dicho que hace tiempo que no me dedico a eso. Alfonso es solo un buen amigo, nada más.

 

GERVASIO: Resultas patética… no eres la primera ni serás la última, eso tenlo claro.

 

La joven se levanta de la silla, indignada.

 

MARTA: No tiene ningún derecho a decir lo que está diciendo.

 

GERVASIO: Puede. Pero a lo que sí que tengo derecho es a pedir algo a cambio de mis servicios. Y creo que sabes perfectamente lo que quiero.

 

MARTA: Ni en sus mejores sueños.

 

GERVASIO: Tan solo piénsalo. Estamos hablando de un polvo a cambio de conseguir que puedas tener de nuevo a tu hija a tu lado.

 

MARTA: No tengo nada que pensar.

 

Marta se marcha del despacho del hombre, indignada, pero él no borra la cínica sonrisa de su cara.

 

GERVASIO: Eso ya lo veremos…

 

ESCUELA “ARTES ESCÉNICAS HERRERA”/ AULA DE IMAGEN

 

Hugo y Óscar están sentados encima de unas mesas, charlando animadamente. Varios compañeros también hablan en distintos grupos esparcidos por el aula. Justo en ese momento Lidia aparece por allí, sin maquillar y apenas peinada. Mira a los dos jóvenes, con rabia, pero sobre todo a su ex novio.

 

LIDIA: ¡Tú!

 

Óscar se gira hacia su ex novia, y se sorprende al verla en ese estado acercándose a él.

 

ÓSCAR: ¡Lidia! ¿Cómo vienes así? Parece que llevas meses sin ducharte.

 

LIDIA: Eres un hijo de puta… ¿aún tienes el valor de preguntarme que cómo vengo así? ¡Estoy así por tu culpa, cabrón!

 

Todo el mundo les mira, y Óscar se da cuenta de ello.

 

ÓSCAR: Vamos a hablar a un sitio más tranquilo.

 

LIDIA: ¿Por qué? ¡Me da igual que todo el mundo se entere de lo que ha pasado!

 

HUGO: No creo que eso te convenga, Lidia.

 

LIDIA: Tú cállate. Nadie te ha dado vela en este entierro.

 

ÓSCAR: Todo el mundo tiene vela, Lidia. No solo me has estado engañando a mí, sino a todos.

 

LIDIA: Sois unos hijos de puta… ¡todos!

 

ÓSCAR: Lidia por favor, tranquilízate.

 

LIDIA: Os vais a enterar, cada uno de vosotros… voy a joderos la vida. Se va a convertir en un infierno. Nadie se mete con Lidia Peralta, ¿me oís? ¡Nadie!

 

La joven se marcha de allí llena de rabia y Óscar mira a su amigo, con temor.

 

ÓSCAR: ¿Crees que tengo motivos para preocuparme?

 

HUGO: Desgraciadamente sí… y viendo su amenaza, no solo tú. Va contra todos.

 

El chico mira a Hugo, sin saber que responder.

 

PISO DE JAIME Y CARLOS/ DORMITORIO DE CARLOS

 

Al mediodía, Carlos está sentado frente a su escritorio, estudiando mientras se toma un café, cuando de pronto empieza a escuchar unos gemidos en la habitación de Jaime que no dejan lugar a dudas de lo que allí está sucediendo. El chico, molesto, suspira.

 

CARLOS: Joder…

 

El joven está a punto de golpear la pared, pero justo en ese momento parece que se le ocurre algo. Mira su portátil y, tras dudar unos segundos, escribe una dirección de internet. Vemos que ha entrado a una página llamada “Citas inmediatas”.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

La tarde cae sobre la ciudad. Edu, Marta e Isra están sentados en el sofá de siempre, tomándose unos refrescos. Mientras los dos chicos charlan animadamente, Marta parece sumergida en sus pensamientos. Ellos no tardan en darse cuenta.

 

EDU: Marta, ¿estás bien?

 

La joven vuelve en sí.

 

MARTA: ¿Eh?

 

EDU: Desde que has venido no has abierto la boca más que para saludar, y para pedir el refresco.

 

Marta esboza una forzada sonrisa.

 

MARTA: Nada, estoy pensando.

 

ISRA: (Molesto) ¿En tu amante madurito?

 

MARTA: (Irónica) Muy gracioso.

 

Isra está a punto de responder a su amiga, pero Edu decide intervenir.

 

EDU: Bueno chicos, no discutáis. Cuéntanos qué te pasa.

 

MARTA: No es nada.

 

EDU: Marta…

 

La joven se queda pensando durante unos segundos, en silencio, hasta que finalmente suspira.

 

MARTA: ¿Qué haríais si pudieseis conseguir lo que más queréis en el mundo, pero tenéis que pagar un precio muy alto para conseguirlo?

 

ISRA: ¿Qué pasa? ¿Tu novio no te puede comprar un vestido?

 

Marta lanza una mirada asesina al pelirrojo.

 

EDU: Isra por favor, déjalo ya. Marta, ¿de qué estamos hablando?

 

MARTA: De traer de vuelta a Esperanza.

 

ISRA: (Sorprendido) ¿En serio?

 

MARTA: Ya ves, parece que mi amante madurito sirve para algo más que para comprarme caprichos.

 

EDU: ¿Pero de qué precio estamos hablando?

 

MARTA: Eso no importa. El tema es que lo que más deseo en este mundo es tener de nuevo a Esperanza conmigo. Y no sé si tengo que hacer cualquier cosa para conseguirlo.

 

Sus dos amigos se miran, sin saber muy bien que decir, hasta que finalmente es Edu el que suspira.

 

EDU: Mira, si tanto lo deseas, y no lo dudo puesto que es tu hija, creo que tienes que luchar por conseguir traerla de vuelta. Te cueste lo que te cueste.

 

Marta piensa durante unos segundos en las palabras de su amigo, hasta que esboza una amplia sonrisa y se levanta, cogiendo su bolso.

 

MARTA: ¿Sabes una cosa? Tienes razón. Voy a hacerlo.

 

EDU: (Sonríe) Claro que sí. Así se habla.

 

MARTA: Ya os contaré. Hasta luego.

 

EDU: Chao.

 

ISRA: Adiós.

 

Marta se marcha de allí rápidamente, e Isra mira a su amigo, extrañado.

 

ISRA: Lo que no entiendo es por qué tiene tantas dudas. Se supone que su fantástico novio le puede prestar el dinero, ¿no?

 

EDU: A lo mejor no estaba hablando de dinero.

 

ISRA: ¿Insinúas qué…?

 

Una sonora carcajada sale de la boca del pelirrojo.

 

ISRA: No digas tonterías. Marta nunca haría algo así.

 

Edu esboza una forzada sonrisa.

 

EDU: Tienes razón. No sé en qué estaría pensando.

 

ISRA: No, ni yo. Anda que…

 

El joven se sigue riendo, pero Edu parece bastante preocupado.

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ SALÓN

 

Hugo está sentado en el sofá, viendo la televisión mientras pasa unos apuntes al portátil, cuando escucha como alguien llega a casa. Óscar no tarda en aparecer por allí.

 

ÓSCAR: Hola.

 

HUGO: Pensaba que eras Isra.

 

Óscar se deja caer junto a su compañero.

 

ÓSCAR: Por lo que me ha comentado al mediodía, creo que no tenía planes de venir a dormir hoy. Había quedado con Edu y Marta, y luego se iba a ver a su tía o algo así. Me ha dicho que llevaba idea de pasar la noche en su casa.

 

HUGO: Que raro. Solo tiene una tía en la ciudad, y está bastante mosqueada porque no quiso ir a vivir con ella cuando se marchó su padre.

 

ÓSCAR: Oh, pues no sé.

 

HUGO: Bueno, sea lo que sea… parece que esta noche vamos a estar solos, ¿no?

 

ÓSCAR: Sí, eso parece.

 

Los dos jóvenes se quedan mirando, en un incómodo silencio.

 

ÓSCAR: Y bueno, ¿cómo llevas los apuntes?

 

HUGO: Bastante bien, la verdad. Creo que esta noche conseguiré terminar de pasarlos, y ya podré empezar a estudiar.

 

ÓSCAR: Yo aún tengo que empezar con ellos… creo que aprovecharé esta noche. Me encerraré en mi cuarto, y no me iré a la cama hasta terminar.

 

Hugo sonríe forzadamente.

 

HUGO: Una buena decisión, sí.

 

Un tenso silencio vuelve a surgir entre los dos jóvenes.

 

RESTAURANTE “ROSAS NEGRAS”/ INTERIOR

 

La noche cae sobre la ciudad. Carlos está sentado en una de las mesas del restaurante junto a una atractiva joven, Lisa. El joven tiene una forzada sonrisa en su rostro, y parece alegrarse cuando el camarero les sirve la cena.

 

CARLOS: Muchas gracias.

 

El camarero se marcha, y el chico mira a su acompañante con curiosidad mientras empieza a cenar.

 

CARLOS: Y cuéntame, ¿a qué te dedicas?

 

LISA: Vendo productos y juegos eróticos a domicilio.

 

CARLOS: ¿En serio? Que interesante…

 

LISA: (Sonríe) Lo es. La verdad es que soy un poco guarrilla.

 

CARLOS: (Incómodo) Entiendo…

 

LISA: Sí. Me encanta que una buena polla se incruste en mi…

 

CARLOS: (Interrumpiéndole) Sí, sí, lo he entendido. No hace falta que seas tan gráfica.

 

LISA: ¿Y tú qué haces?

 

CARLOS: Estoy estudiando magisterio.

 

LISA: (Sorprendida) ¿Sí? A mí me hubiese encantado ir a la universidad y estudiar sexología, pero a mis padres no parecía hacerles mucha gracia.

 

CARLOS: ¿Y te apoyan con tu trabajo actual?

 

LISA: Uy, no lo saben. Si se enteraran, me matarían.

 

CARLOS: (Susurrando) No entiendo por qué…

 

LISA: ¿Cómo?

 

El joven esboza una forzada sonrisa.

 

CARLOS: No, nada. Que es una pena.

 

LISA: Sí… pero volviendo a lo de la universidad, tiene que ser muy interesante, ¿no? Debes de follar muchísimo.

 

CARLOS: Bueno, no te creas.

 

LISA: ¿En serio? Yo siempre he pensado que la vida de los universitarios era drogas, sexo y alcohol.

 

CARLOS: Pues ya ves que no.

 

LISA: Ya.

 

Los dos se quedan en un tenso silencio, mientras siguen cenando.

 

BUFETE DE ABOGADOS GERVASIO LÓPEZ/ DESPACHO DE GERVASIO

 

Gervasio está metiendo unos documentos en su maletín, cuando escucha unos leves golpes en la puerta abierta. Al alzar la vista, ve a Marta apoyada en el marco con una pícara sonrisa dibujada en su rostro.

 

MARTA: No sabía si seguirías aquí.

 

GERVASIO: ¿Qué quieres? Estaba a punto de irme a casa. Mi mujer me está esperando.

 

MARTA: Ya…

 

Marta deja caer la gabardina que llevaba puesta sobre su cuerpo, dejando ver un sexy conjunto de lencería.

 

MARTA: ¿Y no podrías llamarla y decirle que te vas a retrasar un par de horitas más?

 

GERVASIO: (Sonríe) ¿Te lo has pensado mejor?

 

MARTA: ¿No lo ves?

 

El hombre, sin borrar la sonrisa de su cara, apoya el maletín en la mesa y coge su móvil para buscar el número de su mujer.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Edu e Isra siguen sentados en el sofá. Sobre la mesa podemos ver que ya se han tomado varios refrescos. Edu sigue serio, mientras Isra habla con él, indignado.

 

ISRA: Y resumiendo, que para que me empiece a echar cosas en cara, no me apetece nada ir a verla, así que creo que me iré ahora directamente a casa, y punto.

 

EDU: Aha…

 

Isra se da cuenta de que su ex novio no le está haciendo ningún caso.

 

ISRA: Y mañana mismo me voy de vacaciones a la Luna. Lo tengo contratado desde hace meses.

 

EDU: Que bien…

 

ISRA: (Molesto) ¡Edu!

 

El joven por fin regresa al bar.

 

EDU: ¿Qué?

 

ISRA: No me estabas escuchando.

 

EDU: Sí, claro que sí.

 

ISRA: ¿De qué te estaba hablando?

 

EDU: De… de tu tía, ¿no?

 

ISRA: ¿Pero el qué exactamente?

 

Edu se queda pensando durante unos segundos, nervioso. El pelirrojo suspira.

 

ISRA: Déjalo. No tiene importancia… ¿pero se puede saber lo que te pasa?

 

EDU: Nada, ¿por qué?

 

ISRA: No, porque mucho le decías antes a Marta, pero tú estás exactamente igual.

 

El joven esboza una forzada sonrisa.

 

EDU: Que va…

 

ISRA: Edu…

 

Al chico se le llenan los ojos de lágrimas.

 

EDU: Tengo que contártelo. No puedo seguir ocultándolo por más tiempo.

 

ISRA: (Asustado) Me estás preocupando…

 

EDU: Prométeme que esto no va a salir de aquí.

 

ISRA: ¿Pero qué pasa?

 

EDU: Prométemelo.

 

ISRA: Te lo prometo, pero dímelo ya.

 

Edu coge aire, intentando no desmoronarse.

 

EDU: Me muero.

 

ISRA: ¿Qué?

 

El pelirrojo no se puede creer lo que acaba de escuchar.

 

ISRA: Si es una broma, no tiene ninguna gracia.

 

EDU: No es ninguna broma, Isra. Estoy enfermo. Me queda poco de vida.

 

El rubio rompe a llorar, mientras su ex novio le mira, todavía sin poderse creer lo que acaba de escuchar.

 

RESTAURANTE “ROSAS NEGRAS”/ INTERIOR

 

Carlos y Lisa ya están por el postre. Los dos permanecen en un incómodo silencio. La chica juguetea con su pastel de chocolate, hasta que deja escapar una pícara risilla.

 

LISA: ¿Qué es lo que parece?

 

Al mirarlo Carlos, podemos ver que la joven ha hecho una forma fálica con el pastel.

 

CARLOS: ¿Era necesario?

 

LISA: ¿Sabes? Te veo un poco remilgado. En tu perfil ponías que eras una persona liberal.

 

CARLOS: Y soy liberal, pero eso no quiere decir que esté pensando continuamente en el sexo.

 

LISA: Un poco sosito sí que eres, ¿eh?

 

Carlos suspira, intentando no perder la paciencia, y se levanta.

 

CARLOS: Creo que será mejor que me vaya.

 

LISA: (Sorprendida) ¿Qué? ¿Pero qué mierda de cita es esta? ¿Ni siquiera vamos a follar?

 

CARLOS: No, creo que no… no te preocupes por la cena. La pago yo ahora en la barra directamente.

 

El joven se marcha rápidamente de allí dejando a Lisa sola, la cual, tras dejar escapar un suspiro, mira hacia otra mesa y ve a un chico muy atractivo mirándola. La joven sonríe.

 

LISA: En fin… creo que el polvo me lo voy a llevar, aunque no sea con el que pretendía…

 

CASA DE HUGO, ISRA Y ÓSCAR/ DORMITORIO DE HUGO

 

Hugo está tumbado en la cama, sin camiseta, intentando conciliar el sueño. No para de dar vueltas en la cama, pero se detiene al escuchar unos leves golpes en la puerta.

 

HUGO: Óscar, ¿eres tú?

 

ÓSCAR: (Off) Sí, ¿puedo pasar?

 

HUGO: Claro, pasa.

 

El chico se reincorpora en la cama encendiendo la lámpara de la mesilla, mientras Óscar entra al dormitorio.

 

ÓSCAR: No puedo dormir.

 

HUGO: (Preocupado) ¿Y eso? ¿Te estás comiendo la cabeza con lo de Lidia? Pensaba que lo llevabas bien…

 

ÓSCAR: No, no es eso.

 

HUGO: ¿Entonces?

 

Óscar se queda unos segundos en silencio, pensando, hasta que se sienta en la cama de su amigo.

 

ÓSCAR: No sé lo que me pasa, Hugo.

 

HUGO: Bueno, es normal que te sientas así. Acabas de recibir un duro golpe, y…

 

Hugo se ve interrumpido cuando Óscar le besa de improviso, aunque se separa rápidamente.

 

ÓSCAR: Joder…

 

HUGO: ¿Qué ha sido eso?

 

ÓSCAR: Ya te he dicho que no sé lo que me pasa, Hugo. Yo… nunca había sentido nada de esto por un tío.

 

HUGO: No te preocupes. Ya te he dicho que estás pasando por un momento muy delicado. Es normal que estés confundido.

 

ÓSCAR: Esto no es una simple confusión. Llevo así casi un año. ¿No te acuerdas de lo que pasó en la piscina? ¿Y lo de hace unos días en la playa?

 

HUGO: Óscar…

 

ÓSCAR: (Interrumpiéndole) Joder tío, me estoy volviendo loco…

 

Hugo no puede soportarlo más, y ahora es él el que besa al joven.

 

HUGO: Yo también, Óscar. Yo también me estoy volviendo loco.

 

Los dos jóvenes vuelven a besarse apasionadamente, mientras se van dejando caer sobre la cama. Hugo empieza a quitarle la camiseta al chico, pero es entonces cuando éste parece darse cuenta de lo que está sucediendo, porque se separa rápidamente y se levanta.

 

ÓSCAR: No puedo…

 

HUGO: (Sorprendido) ¿Qué? Pero…

 

ÓSCAR: (Interrumpiéndole) Lo siento, de verdad. Buenas noches.

 

Óscar sale corriendo del dormitorio del chico, el cual suspira, decepcionado y sin saber qué hacer.

 

CONTINUARÁ...