MANERAS DE VIVIR

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Una lluviosa mañana ha amanecido en la ciudad. Hugo permanece tras la barra del bar, secando la vajilla mientras se toma un café y se fuma un cigarro, cuando Andrea, tapada por un paraguas, entra al local, cerrándolo, y se acerca a su amigo, con una sonrisa de oreja a oreja.

 

ANDREA: Buenos días.

 

HUGO: (Extrañado) ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Tú hoy no empezabas con los exámenes finales?

 

Andrea se sienta en una de las butacas, suspirando.

 

ANDREA: Sí, pero la verdad es que no me apetecía nada entrar, si es que no me sé nada de los exámenes que tengo hoy…

 

HUGO: Ni te imaginas la gran oportunidad que estás dejando escapar.

 

ANDREA: (Suspira) Por favor, Hugo, no empieces otra vez, que cada vez te pareces más a mi madre.

 

HUGO: Vale, como quieras. Yo solo te lo digo desde mi propia experiencia, nada más.

 

ANDREA: Lo sé, y te agradezco que te preocupes por mí, pero no es necesario que me lo repitas día sí y día también.

 

HUGO: Sí, tienes razón. Lo siento.

 

ANDREA: (Sonríe) No te preocupes, no pasa nada… y bueno, ¿qué tal todo por aquí?

 

HUGO: Pues bien, como siempre. Sin novedades.

 

Andrea mira a su alrededor, extrañada.

 

ANDREA: ¿Y Claudia?

 

HUGO: Pues escaqueándose, como siempre. Parece mentira que no la conozcas ya.

 

ANDREA: ¿Y qué ha sido ésta vez?

 

HUGO: Tenía una revisión en el ginecólogo… la cosa es que pensaba que iba a ir con Carlos, pero hace un rato ha venido también preguntando por ella… me ha dicho que no tenía ni idea de la revisión, así que no sé. Todo esto es muy raro.

 

ANDREA: (Extrañada) ¿A qué te refieres con que es raro?

 

HUGO: No lo sé, tía. No he convivido con nadie que estuviera embarazada, pero yo la veo tan normal, como siempre. Incluso sigue bebiendo y fumando… y tú deberías saberlo mejor que nadie.

 

Andrea piensa durante unos segundos, hasta que termina suspirando.

 

ANDREA: Sí, en eso tienes razón, pero… ¿tú crees que sería capaz alguien de inventarse algo así?

 

HUGO: Pues es que eso es lo que más me tira para atrás de todo, pero… no sé.

 

Andrea mira a su amigo, sin saber que decir.

 

CAFETERÍA “DOS ROSALES”/ INTERIOR

 

Claudia permanece sentada en una de las mesas, tomándose un café mientras se fuma un cigarrillo. En ese momento entra por la puerta Jaime, que al verla, se acerca a ella y se sienta en la silla que hay enfrente.

 

JAIME: Buenos días.

 

CLAUDIA: Hombre, ya era hora.

 

JAIME: Lo siento…

 

La camarera se acerca a ellos.

 

CAMARERA: ¿Qué le pongo?

 

JAIME: Un café con leche, por favor.

 

La joven sonríe, y se aleja de allí.

 

JAIME: Bueno, pues tú dirás, ¿a qué venían tantas prisas?

 

CLAUDIA: Fuiste tú el que le contaste a Laura lo de mi embarazo, ¿verdad?

 

JAIME: (Nervioso) No sé de que estás hablando.

 

Claudia suspira, intentando no perder la paciencia, y la camarera se acerca con el café del joven, el cual deja en la mesa y vuelve a alejarse de allí.

 

JAIME: Gracias.

 

CLAUDIA: No disimules, Jaime. Vi que te lo encontraste en mi bolso… sé que lo sabes todo.

 

Jaime mira a la joven, sin saber que decir.

 

Canción: The hero waits

Kristen Bell, Rupert Grint, Vanessa Hudgens, Jesse McCartney, Jesse Metcalfe, Jared Padelecki, Hayden Pannettiere, Emma Watson

 

Capítulo 57

Derecho de confesión

 

INSTITUTO “SAN JORGE”/ HALL

 

Isra está sentado en uno de los bancos. Intenta dar un repaso a sus apuntes, pero no parece estar demasiado concentrado. Marta entra al centro, y al verle, se acerca a él.

 

MARTA: Buenos días.

 

ISRA: Hola.

 

MARTA: ¿Cómo lo llevas?

 

ISRA: (Suspira) Más mal que bien, la verdad.

 

Marta, comprensiva, se sienta al lado de su amigo.

 

MARTA: ¿Le sigues dando vueltas a lo de tu padre?

 

ISRA: ¿Acaso sería posible no hacerlo?

 

MARTA: No, claro, que no.

 

Los dos se quedan unos segundos en silencio, hasta que a Isra se le llenan los ojos de lágrimas.

 

ISRA: ¿Te das cuenta de lo que pasaría si todo lo que me contó es verdad? Mi vida entera habría sido una absoluta mentira.

 

MARTA: ¿Pero no me dijiste que no le habías creído absolutamente nada?

 

ISRA: Ya, pero no puedo evitar el darle vueltas a la cabeza, ¿sabes? No sé… me da miedo que sea verdad.

 

MARTA: ¿Y por qué no lo averiguas por ti mismo?

 

ISRA: ¿Y cómo se supone que voy a hacer eso?

 

MARTA: Isra, si es verdad que tu madre le hizo creer que estabas muerto, tiene que haber algún documento o algo que lo certifique, ¿no?

 

ISRA: (Extrañado) No entiendo por qué…

 

MARTA: Si él sabía que tu madre era tan manipuladora como dice, ¿cómo pudo creerse que estabas muerto? Y ¿qué pasa? ¿Hizo un teatrillo fingiendo tu funeral?

 

ISRA: No lo sé…

 

MARTA: ¿O es que él ni siquiera se molestó en venir?

 

ISRA: (Enfadado) ¡No lo sé, ¿vale?! ¡No lo sé!

 

MARTA: Isra…

 

El joven, sin hacer caso de su amiga, se levanta y se aleja de allí, aguantando sus lágrimas.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Hugo, tras el mostrador, da los cambios a una mujer que se acaba de tomar un café, sonriente, cuando en ese momento entra Claudia por la puerta, sin poder ocultar su cara de preocupación. La mujer se marcha.

 

CLAUDIA: Buenos días.

 

HUGO: Bueno, ¿ya has acabado con el ginecólogo?

 

CLAUDIA: Por supuesto, sino no estaría aquí.

 

HUGO: (Riendo) Sí, también es verdad.

 

Claudia se mete tras la barra, y dejando su bolso y su abrigo en una de las estanterías, empieza a secar la vajilla.

 

HUGO: ¿Sabes? Ha venido Carlos preguntando por ti.

 

CLAUDIA: ¿En serio?

 

HUGO: Aha.

 

CLAUDIA: ¿Y qué le has dicho?

 

HUGO: (Sonríe) Tranquila, le he dicho que tenías que hacer unos recados… pero no entiendo, ¿por qué no le has dicho nada de lo de la revisión?

 

La joven se queda callada durante unos segundos, y al final termina sonriendo forzadamente.

 

CLAUDIA: Ya sabes lo dramático que se pone Carlos a veces… no quería que se preocupase.

 

HUGO: Pero era una revisión, ¿no? No tenía de que preocuparse… ¿o sí?

 

CLAUDIA: Ya, pero bueno, no quería arriesgarme, no sé si me entiendes.

 

HUGO: La verdad es que no demasiado… pero creo que deberías dejar de intentarlo, porque cada vez lo entiendo menos.

 

Claudia se encoge de hombros, despreocupada.

 

CLAUDIA: Como quieras… no era yo la que estaba tan interesada en éste tema tampoco.

 

La joven coge su abrigo y su bolso y se dirige al almacén, mientras Hugo la observa, todavía sin creerse nada.

 

INSTITUTO “SAN JORGE”/ EXTERIOR

 

Ya es la hora de la salida, y Laura mete sus apuntes en la mochila mientras se aleja de allí esquivando a la multitud. Marta, desde la puerta, la ve, y corre hacia ella.

 

MARTA: ¡Laura! ¡Laura!

 

La chica se gira, y al ver a su amiga, sonríe forzadamente.

 

LAURA: ¡Buenas! No sabía que acababas ya el examen, sino, te hubiera esperado.

 

MARTA: (Sonríe) Nada, no te preocupes.

 

Las dos jóvenes empiezan a caminar juntas.

 

LAURA: ¿Cómo ha ido?

 

MARTA: Bien, la verdad es que bastante mejor de lo que me esperaba… ¿y a ti?

 

LAURA: También muy bien.

 

MARTA: ¡Pues a ver si nos van todos así!

 

LAURA: Ojala…

 

Ambas se ríen, y luego se quedan unos segundos en silencio, hasta que Laura mira extrañada a su amiga.

 

LAURA: Y por cierto, ¿Isra? No ha venido al examen, eso es súper raro, ¿no?

 

MARTA: (Suspira) La verdad es que no sé nada de él…

 

LAURA: (Sorprendida) ¿No?

 

MARTA: No… lo he visto ésta mañana, hemos estado hablando un momento de lo de su padre, y de repente ha perdido los nervios y se ha ido.

 

LAURA: Joder, ¿y ya está? ¿No has vuelto a saber nada de él?

 

MARTA: No. He intentado llamarle, pero no me ha cogido el teléfono…

 

Marta se queda durante unos segundos en silencio, pensando, y al final parece caer en algo.

 

MARTA: Joder… creo que ya sé dónde puede estar. Si consigo localizarlo te pego un toque, chao.

 

La joven se aleja rápidamente de allí, sin dejar a su amiga que ni siquiera se despida, extrañada por su actitud.

 

PISO DE CARLOS Y JAIME/ COCINA

 

Carlos está sentado en la mesa, comiendo, cuando se escucha la puerta de entrada, y Jaime no tarda en aparecer por allí, bastante agobiado, ante la sorpresa de su compañero.

 

CARLOS: ¡Hombre! Te iba a esperar para comer, pero como tardabas tanto, pensaba que ya no vendrías y comerías en el bar directamente.

 

JAIME: No. He estado con Claudia y me ha dicho que podía venir a casa a comer sin problemas.

 

CARLOS: (Extrañado) ¿Con Claudia? Creía que tenía que ir a una ecografía…

 

Jaime se da cuenta de que acaba de meter la pata.

 

JAIME: Eh… sí, sí. Y la tenía.

 

CARLOS: ¿Y entonces cómo que has estado ahora con ella?

 

JAIME: Pues porque hemos quedado luego para ir a tomar un café. Ya sabes que siempre nos hemos llevado muy bien.

 

CARLOS: Ya…

 

Los dos jóvenes se quedan durante unos segundos en silencio, mientras Jaime se empieza a servir la comida y se termina sentando frente a su amigo.

 

CARLOS: Y bueno, ¿qué te ha dicho? ¿Cómo ha ido la ecografía? Porque yo la he estado intentando llamar, pero no ha habido manera de que me cogiera el teléfono.

 

JAIME: Ah, sí, me dijo que se le había acabado la batería, pero no te preocupes; ha ido todo muy bien.

 

CARLOS: Genial.

 

JAIME: No pareces demasiado contento…

 

CARLOS: No, sí, sí que lo estoy.

 

JAIME: (Irónico) Pues menos mal…

 

Ambos se quedan en silencio durante unos segundos hasta que Carlos termina suspirando, sin poder soportarlo más.

 

CARLOS: Oye, no sé si tú sabrás algo… pero antes has dicho que tenías mucha confianza con Claudia y tal, ¿verdad?

 

JAIME: Sí, así es, ¿por?

 

CARLOS: Bueno, verás, es que… en fin, me han llegado rumores de que me está engañando.

 

JAIME: (Extrañado) ¿A qué te refieres con que te está engañando? ¿A qué está con otro?

 

CARLOS: No, no es eso.

 

JAIME: ¿Entonces?

 

Carlos se queda pensando durante unos segundos, buscando las palabras adecuadas para hablar, y termina suspirando.

 

CARLOS: Me han llegado rumores de que… bueno, de que realmente no está embarazada.

 

JAIME: ¿Cómo?

 

CARLOS: Quería saber si tú sabes algo al respecto.

 

Jaime se pone nervioso, aunque intenta disimularlo.

 

JAIME: ¿Yo? ¿Por qué iba a saber yo algo?

 

CARLOS: Porque como tú mismo acabas de decir, tienes mucha confianza con ella.

 

JAIME: Ya, pero… yo no sé nada sobre eso.

 

CARLOS: ¿Y crees que te lo hubiese contado si se lo estuviera inventando?

 

Jaime se queda callado durante un momento, para luego terminar suspirando.

 

JAIME: Claro que me lo habría contado, pero, además, ¿cómo va a inventarse algo así? Es de locos…

 

CARLOS: Ya, si yo también lo pienso, pero a la vez… la cosa tendría su lógica.

 

JAIME: (Extrañado) ¿De qué estás hablando?

 

CARLOS: ¿No te has dado cuenta de que no parece tener ningún síntoma de embarazo?

 

JAIME: ¿Cuánto tiempo hace que no dormís juntos?

 

CARLOS: (Extrañado) ¿A qué viene eso ahora?

 

JAIME: Tú contéstame.

 

CARLOS: Mucho, hace mucho tiempo.

 

JAIME: Pues ahí lo tienes.

 

Carlos suspira, intentando no perder la paciencia.

 

CARLOS: Mira, como no te expliques mejor… porque la verdad es que no te estoy entendiendo nada…

 

JAIME: Me refiero a que los síntomas del embarazo siempre suelen ser a la primera hora de la mañana… así que aunque tú no lo hayas visto, no quiere decir que no los tenga.

 

CARLOS: Ya, pero…

 

JAIME: (Interrumpiéndole) Pero nada. Sí tienes dudas, háblalo con ella, porque ya te digo que yo no sé absolutamente nada.

 

Carlos mira a su amigo, sin saber si creerle o no.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Ya es por la tarde, y Marta y Laura están sentadas en el sofá de siempre. Marta sostiene a Esperanza entre sus brazos, la cual duerme. Las dos permanecen unos segundos en silencio, hasta que Laura termina suspirando.

 

LAURA: Oye, ¿tienes alguna idea de por qué nos ha hecho venir Isra tan a toda prisa?

 

MARTA: No, no tengo ni idea, pero la verdad es que parecía demasiado estresado. Al menos ya veo que no está enfadado conmigo…

 

LAURA: Sí, no hay mal que por bien no venga.

 

Marta está a punto de responder, pero en ese momento llega Isra.

 

ISRA: Buenas tardes, chicas.

 

MARTA: Hola.

 

LAURA: ¿Qué tal?

 

ISRA: Bien, ¿y vosotras?

 

MARTA: También, sí.

 

Isra sonríe, y se sienta junto a sus amigas, en silencio, las cuales le miran expectante.

 

LAURA: Bueno, ¿y qué era eso que nos querías decir?

 

ISRA: Oh, eso… no es nada importante. Solo que mi padre se acaba de ir a pasar unos días a Barcelona porque tiene que arreglar unos papeles, y me preguntaba si os apetecería venir a dormir a mi casa ésta noche, ver unas pelís, fumar unos porrillos, beber cerveza...

 

MARTA: A mí lo de fumar porros y beber cerveza no me interesa demasiado, pero lo demás si… lo único, que tendré que llevar a Esperanza, porque no tengo con quien dejarla.

 

ISRA: (Sonríe) No te preocupes, sin problemas. ¿Y tú, Laura? ¿Qué me dices?

 

LAURA: Pues que sí, que es una buena idea. Contad conmigo.

 

ISRA: ¡Perfecto! Pues en ese caso, voy a comprar la cena. ¡Hasta luego!

 

Isra se aleja de allí rápidamente, mientras las dos amigas se miran, extrañadas.

 

LAURA: ¿Para decirnos eso no podría habernos llamado al móvil? Porque hacernos venir hasta aquí para eso, es una completa tontería.

 

MARTA: Ya, pero ya sabes como es Isra a veces…

 

LAURA: Sí, cuando no le da por pensar…

 

MARTA: ¡Pero mira que eres mala!

 

Las dos amigas se ríen, divertidas.

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y HUGO/ SALÓN

 

Andrea está sentada en el sofá, con el portátil entre sus piernas. Parece muy concentrada en lo que está leyendo y escribiendo, cuando aparece por allí Hugo, sonriendo, y se sienta a su lado.

 

ANDREA: Joder, pedazo siesta que te has pegado, ¿eh?

 

HUGO: Sí, la verdad es que estaba agotado… ¿y tú qué? ¿Hablando otra vez con tu próxima víctima?

 

ANDREA: Aha…

 

HUGO: Supongo que te habrás asegurado, y por lo tanto, no hará falta que te lo recuerde, que no sea una nueva Estela como la de la otra vez, ¿verdad?

 

ANDREA: (Irónica) Muy gracioso.

 

HUGO: Lo sé.

 

Los dos amigos se ríen, divertidos.

 

ANDREA: No, la verdad es que parece muy maja.

 

HUGO: Creo recordar que eso mismo es lo que me dijiste de Estela, ¿no?

 

ANDREA: (Molesta) ¿Quieres dejar a Estela en paz de una puta vez?

 

HUGO: Vale, vale… como quieras.

 

Los dos jóvenes se quedan en silencio durante unos segundos, hasta que Hugo termina suspirando.

 

HUGO: ¿Cuándo vas a aceptarlo?

 

ANDREA: (Extrañada) ¿Aceptar el qué?

 

HUGO: Pues que todo esto de tus citas por Internet y todas esas historias, es para intentar olvidar a Carlos…

 

ANDREA: ¿Perdona?

 

HUGO: Vamos, Andrea, no lo sigas negando… no te sigas engañando a ti misma.

 

ANDREA: Me estoy engañando exactamente igual que tú.

 

HUGO: (Extrañado) ¿De qué estás hablando?

 

ANDREA: Que tú también te estas engañando con eso de: “soy feliz con la patética y aburrida vida que llevo ahora”… por favor, no hay quien se crea eso.

 

HUGO: (Molesto) Vete a la mierda.

 

El joven, indignado, se levanta y se dirige hacia su dormitorio mientras su amiga se recuesta en el sofá, suspirando.

 

BAR “FOUR”/ INTERIOR

 

Claudia está en el almacén, terminando de apuntarse los pedidos en un papel, cuando escucha la puerta cerrarse a sus espaldas y asustada se gira, encontrándose frente a Jaime.

 

CLAUDIA: ¡Joder tío, me has asustado!

 

JAIME: Tenemos que hablar.

 

CLAUDIA: ¿Qué pasa?

 

JAIME: Es Carlos… tiene sospechas.

 

CLAUDIA: (Sorprendida) ¿Qué? Joder…

 

La joven, suspirando, se apoya en la pared, pensando en silencio durante unos segundos.

 

CLAUDIA: Ha sido Laura, ¿verdad?

 

JAIME: ¿Y qué más da eso ahora? Lo que importa es que tiene sospechas, Claudia.

 

A la joven se le llenan los ojos de lágrimas, indefensa.

 

CLAUDIA: ¿Y qué voy a hacer yo ahora?

 

JAIME: Ser sincera, Claudia. ¿Acaso te queda otra?

 

La chica mira a su amigo, sin saber que decir.

 

PARQUE “RUISEÑORES”

 

Comienza a anochecer, y Andrea está sentada en uno de los bancos. Se fuma un cigarro, nerviosa y enfadada, cuando Carlos, a lo lejos, la ve y se acerca a ella, sentándose a su lado.

 

CARLOS: Buenas.

 

ANDREA: Hola.

 

Los dos jóvenes se quedan en silencio durante unos segundos, hasta que Carlos termina suspirando.

 

CARLOS: ¿Estás bien?

 

ANDREA: He discutido con Hugo.

 

CARLOS: (Sorprendido) ¿Y eso?

 

ANDREA: Porque los dos somos un par de subnormales… no le veo otra explicación mejor.

 

Carlos no puede evitar el echarse a reír, divertido.

 

ANDREA: ¿Y a ti que te pasa?

 

CARLOS: ¿A mí?

 

ANDREA: Sí, a ti. Ya sé que ahora te acabas de reír, pero eso ha sido porque yo soy muy graciosa, así que no intentes mentirme con que no te pasa nada porque sé que sí.

 

Carlos esboza una sonrisilla, divertido por las expresiones de su amiga.

 

CARLOS: Es que no sé si debería decírtelo…

 

ANDREA: ¿Cómo que no sabes si deberías decírmelo? ¿Voy a tener que enfadarme?

 

CARLOS: Es que es sobre Claudia.

 

ANDREA: Ya, problemas amorosos, ¿no? Pues entonces con más motivos… suelta.

 

CARLOS: Es que vivís juntas, y…

 

ANDREA: (Interrumpiéndole) Y tú eres uno de mis mejores amigos, así que puedes confiar más en mí de lo que puede ella, créeme.

 

CARLOS: ¿De verdad? ¿Serías cien por cien sincera conmigo si te preguntase algo?

 

ANDREA: La duda ofende…

 

CARLOS: Verás, es que… he escuchado rumores de que el embarazo de Claudia no es verdadero, que me está tomando el pelo para que éste con ella. Y por una parte, creo que Claudia no sería capaz de hacer algo así, pero por la otra tengo los antecedentes de Lorena… y no sé ya que pensar.

 

ANDREA: Ya…

 

CARLOS: Tú también has oído o sabes algo, ¿verdad?

 

Andrea piensa durante unos segundos, para luego terminar cogiendo aire.

 

ANDREA: Mira, te he dicho que iba a ser cien por cien sincera, y es lo que voy a hacer, aunque te duela o te enfade escuchar esto. No he oído nada a nadie, pero Hugo y yo si que tenemos ciertas dudas sobre si ese embarazo es verdadero o no.

 

CARLOS: Los dos que vivís con ella.

 

ANDREA: Aha.

 

CARLOS: No sé si quiero saber esto realmente, pero me arriesgaré… ¿qué es lo que os ha hecho dudar?

 

ANDREA: ¿De verdad quieres seguir hurgando en esto, Carlos?

 

CARLOS: Sí. Quiero saber la verdad. Quiero que me dejen de tratar como a un estúpido al que se le puede contar cualquier cosa porque lo cree y lo perdona todo.

 

ANDREA: Eh, que nadie te ve como un tonto. Te vemos como una persona demasiado buena, nada más. Y la prueba de que no eres tonto es lo que me estás preguntando ahora.

 

CARLOS: Y a lo cual, por cierto, todavía no me has respondido.

 

Andrea sonríe forzadamente.

 

ANDREA: Mira, yo he estado embarazada, y sé lo que es eso. Y te puedo asegurar que Claudia no tiene absolutamente ningún síntoma de embarazada… ninguno.

 

CARLOS: ¿Estás segura?

 

ANDREA: Por supuesto que sí. Vivo con ella, ¿recuerdas?

 

CARLOS: ¡Joder!

 

Andrea mira a su amigo, sin saber muy bien que decirle.

 

PISO DE ISRA/ SALÓN

 

Ya es completamente de noche. Marta, Isra y Laura, están sentados a la mesa, cenando tranquilamente unas pizzas. Los tres amigos permanecen en silencio, hasta que Isra mira a Marta.

 

ISRA: ¿Y Esperanza qué? ¿Va a dormir toda la noche en el carrito?

 

MARTA: Sí, me temo que no quedan muchas más opciones además de esa…

 

LAURA: Pero chica, a mañana le va a doler todo a la pobre criatura.

 

MARTA: (Molesta) ¿Y qué propones? ¿Qué traiga la cuna y la montemos aquí entre los tres?

 

ISRA: No, pero a ver, yo medio entiendo a Laura… ¿por qué no contratas a alguna canguro para que te ayude con la niña? Viendo que tus padres no están muy por la labor…

 

MARTA: Mis padres no quieren que contratemos a nadie. Según ellos, es mi obligación, y por mi falta de sensatez… ¿y sabéis una cosa? Lo que más me jode es que tengan razón.

 

LAURA: Hombre, la verdad es que un poquito sí que la tienen.

 

A Marta se le llenan los ojos de lágrimas, sin que pueda hacer nada por evitarlo.

 

MARTA: No, un poquito no… la tienen del todo. Pero joder, es que no puedo más. Yo ya no puedo.

 

ISRA: Marta…

 

Los dos jóvenes cogen a su amiga de la mano, intentando animarla y darle apoyo.

 

MARTA: Yo quiero a Esperanza, ¿vale? Es mi hija, y la adoro… pero es que me jode el hecho de no poder ir a clase, de no poder salir de vez en cuando… yo necesito a alguien que me ayude con la niña, no para eludir responsabilidades… sino para poder tener más.

 

LAURA: Sabes que con nosotros puedes contar para cualquier cosa que necesites, ¿verdad?

 

Marta esboza una forzada sonrisa.

 

MARTA: Sí, claro que lo sé, y no sabéis como os lo agradezco… pero hay en cosas que por mucho que queráis, no podéis ayudarme.

 

Laura e Isra se miran, sintiéndose mal por todo lo que está pasando su amiga.

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y HUGO/ DORMITORIO DE HUGO

 

Hugo está tumbado en la cama, leyendo un libro y vistiendo ya el pijama, cuando escucha unos leves golpes en la puerta. El joven, extrañado, se gira hacia allí.

 

HUGO: Adelante.

 

La puerta se abre lentamente, dando paso a Andrea.

 

ANDREA: ¿Se puede?

 

HUGO: (Suspira) ¿Qué quieres?

 

ANDREA: Solo hablar contigo un momento, nada más.

 

Hugo piensa durante unos segundos, hasta que al final termina suspirando.

 

HUGO: Vale, está bien. Pasa.

 

ANDREA: (Sonríe) Gracias.

 

La joven accede al dormitorio, cerrando la puerta tras ella, y se sienta en el borde de la cama, mirando a su amigo.

 

ANDREA: Siento todo lo que te he dicho antes, Hugo. He sido súper brusca, y bueno, ya me conoces, cuando me pongo…

 

HUGO: (Sonríe) No, Andrea, el que te tiene que pedir disculpas soy yo. He sido un completo estúpido… y tenías toda la razón. Me he enfadado sin ningún motivo, porque lo único que has intentando hacer, y por fin has conseguido, ha sido abrirme los ojos.

 

Andrea no puede evitar el echarse a reír, divertida.

 

ANDREA: ¿Eso quiere decir que te vas a poner a partir de ahora a follar como un conejo?

 

HUGO: (Divertido) ¡No! Sigo sin querer tener a ningún tío en mi vida por el momento, pero… eso no quita para que pueda salir por ahí y pasármelo bien, ¿no? Joder, al fin y al cabo tengo dieciocho años, y parezco un abuelo de setenta.

 

ANDREA: Tienes toda la razón,  Hugo. Y no sé si te habrás dado cuenta, pero hoy es viernes por la noche.

 

HUGO: (Sonríe) ¿Estás pensando lo mismo que yo?

 

Andrea se levanta inmediatamente de la cama, también sonriendo.

 

ANDREA: Voy a cambiarme.

 

HUGO: En media hora te quiero preparada.

 

ANDREA: Y en menos.

 

La chica corre hacia la puerta, ilusionada, pero antes de salir, se gira hacia su amigo.

 

ANDREA: ¡La vamos a liar parda ésta noche!

 

Andrea sale del dormitorio cerrando la puerta, sin que Hugo pueda contenerse la risa.

 

PISO DE ISRA/ DORMITORIO DE ISRA

 

Isra y Laura están sentados en la cama del joven, ya en pijama, mirando a Esperanza, que duerme plácidamente en el carrito, con algo de pena y comprensión.

 

ISRA: La verdad es que lo tiene que estar pasando fatal…

 

LAURA: (Suspira) Sí, tiene que ser muy duro…

 

Los dos amigos se quedan unos segundos en silencio, y Marta no tarda en aparecer por allí, también en pijama, sonriendo forzadamente.

 

MARTA: Bueno, yo también estoy preparada ya.

 

ISRA: (Sonríe) Perfecto.

 

Isra y Laura se separan haciendo un sitio a su amiga entre ellos, la cual no duda en aprovecharlo.

 

ISRA: ¿Estás mejor ya?

 

MARTA: Sí, bastante mejor. La verdad es que me ha servido de mucho desahogarme.

 

LAURA: Pues claro que sí, si es que el desahogarse ayuda mucho. Se lo deberían aplicar también otros que yo me sé.

 

ISRA: ¿Lo dices por mí?

 

LAURA: (Irónica) ¡No, que va!

 

Isra no puede evitar el echarse a reír, divertido.

 

ISRA: ¿Y de qué se supone que tengo yo que desahogarme exactamente?

 

LAURA: Venga, no te hagas el idiota, ¿quieres? ¿Estás diciendo que tu padre te dice que tu madre os estuvo mintiendo a todos, que la vida que has vivido ha estado rodeada de mentiras, y que eso no te afecta para nada? No hay quien se lo crea.

 

MARTA: ¡Laura!

 

ISRA: (Suspira) No, Marta, déjala. Si en el fondo, tiene razón.

 

LAURA: Por supuesto que la tengo.

 

Isra esboza una falsa sonrisa.

 

ISRA: Pero es que no es fácil el decir que al parecer tu madre ha sido una mentirosa, que siempre ha puesto trabas para que no vieras a tu padre… y sobre todo ahora que ella está muerta.

 

MARTA: Pensaba que habías dicho que no le creías.

 

ISRA: Y quería no hacerlo, de verdad… pero no he podido. Yo ya no sé ni que pensar, pero es que las cosas que él me dijo tienen su lógica.

 

LAURA: ¿De qué lógica estás hablando? Tío, que no es tan difícil averiguar si tu hijo está vivo o muerto, sobre todo cuando sigue viviendo en la misma ciudad en la que lo dejaste.

 

ISRA: Sí, pero mi madre aprovecho el funeral de Óscar para decir que habíamos muerto los dos juntos… ¿y él como iba a imaginarse que le iba a mentir con algo así?

 

LAURA: Porque él sabía que era una manipuladora, ¿o no te dijo eso?

 

ISRA: Sí, pero…

 

LAURA: En vez de marcharse a Argentina a superar la muerte de sus dos hijos, podría haber comprobado que realmente estuvieran muertos, ¿no?

 

ISRA: (Suspira) Déjalo. No podríais entenderlo.

 

MARTA: No, a lo mejor no podemos entenderlo, pero… ¿quieres saber que es lo que yo haría?

 

ISRA: La verdad es que no estoy muy seguro…

 

MARTA: (Sonríe) Está claro que la verdad ya no la vas a poder saber. Deja tranquila la memoria de tu madre, y dale una oportunidad a tu padre. Empieza de cero.

 

Isra mira a su amiga, pensando en que quizás tenga razón.

 

PISO DE CLAUDIA, ANDREA Y HUGO/ DORMITORIO DE CLAUDIA

 

Carlos está sentado en la cama. Está en silencio, con la mirada perdida en algún punto de la habitación, y con los ojos llenos de lágrimas. La puerta no tarda en abrirse, dando paso a Claudia, que al verle, se sorprende.

 

CLAUDIA: ¡Carlos! ¿Qué estás haciendo aquí?

 

CARLOS: ¿Por qué me has mentido?

 

Claudia se pone nerviosa, aunque intenta disimularlo lo mejor que puede, que tampoco es mucho.

 

CLAUDIA: No sé de que me estás hablando.

 

CARLOS: No sigas mintiendo, Claudia, por favor… ya no. Ya basta. Lo sé todo, he estado hablando hoy con tu ginecólogo… no me quería decir nada por lo de la confidencialidad y todo eso, pero cuando le dije que quería saber que todo estaba bien con nuestro hijo, no hizo falta mucho más.

 

Claudia se acerca al joven, con los ojos llenos de lágrimas, pero éste se levanta de la cama, indignado.

 

CLAUDIA: Carlos, yo…

 

CARLOS: No, Claudia, no te acerques… no vuelvas a acercarte a mí nunca más, te lo pido por favor.

 

El joven sale del dormitorio, mientras Claudia se deja caer sobre la cama llorando desconsoladamente.

 

ESC. MÚLTIPES

 

Suena la canción “Faro de guía”, de Vega.

 

Laura está en el balcón del piso de Isra, mirando las estrellas con los ojos llenos de lágrimas.

 

ISRA: Habla con él.

 

La chica se gira, sorprendida, y ve a su amigo a sus espaldas.

 

ISRA: Habla con Carlos. Sino, nunca sabrás lo que pudo haber sido…

 

Laura mira al joven, sin saber que decir.

 

Hugo y Andrea bailan animadamente en un bar, mientras se beben un botellín de cerveza cada uno. Un joven se acerca a Hugo intentando entrarle, pero Andrea enseguida coge a su amigo del brazo y, entre risas, se alejan de él.

 

Marta, sentada en la cama de Isra, mira sonriendo a Esperanza, la cual sigue durmiendo plácidamente.

 

Claudia continúa llorando desconsoladamente tumbada boca abajo en su cama.

 

Carlos llega a su piso, completamente destrozado. Jaime, sentado en el sofá, le mira, preocupado.

 

CONTINUARÁ…